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DIDÁCTICA DE LA CATEQUESIS

Profesor: P. Juan Pablo ALCAS M. sdb


Estudiante: Anthony R. SOTO C. sdb
Ciclo: VIII 01-09-10

APARECIDA

Documento Final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del


Caribe.

Aparecida – Brasil
13 – 31 de Mayo de 2007

¿POR QUÉ SE ESCRIBE?

Aparecida responde a ciertas preguntas: ¿Cómo hacer comprensible la Buena Nueva del Reino
en un mundo globalizado? ¿Cómo hablar de Dios en medio de una modernidad en crisis?
¿Cuál es el lenguaje adecuado, capaz de comunicar el acontecimiento salvador de Jesucristo,
hoy y en nuestra Región?

Por eso los obispos reunidos en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y
El Caribe quisieron dar el primer impulso, con el acontecimiento celebrado en Nuestra Señora
de Aparecida y con el documento final que resume las conclusiones de su diálogo, una
renovación de la acción de la Iglesia en esta parte del continente y del mundo.

Quieren iniciar una nueva etapa o proyecto pastoral, en las actuales circunstancias históricas,
marcada por un fuerte ardor apostólico y un mayor compromiso misionero para proponer el
Evangelio de Cristo como camino a la verdadera vida que Dios brinda a los hombres.

En la presentación y mensaje papal se describe lo hasta ahora entonces constatado, y hecho


llegar a dicha reunión por medio de las consultas y propuestas, la vida concreta de la iglesia
latinoamericana, es decir, cómo es y qué problemas le aquejan: santidad de vida, comunión
eclesial, compromiso solidario, misión evangelizadora, incoherencias identidad católica débil
(ministros y laicos), católicos inconsecuentes, bautizados “agnósticos” éxodo a otras opciones
religiosas; presencia de maría como modelo, madre y educadora, iglesias locales y
particulares que promueven y purifican la religiosidad popular, etc.

RESUMEN DEL CONTENIDO

PRIMERA PARTE: LA VIDA DE NUESTROS PUEBLOS HOY (19 - 100)

En forma sucinta: se analiza la realidad de los pueblos y de la Iglesia de América Latina y del
Caribe.

En continuidad con las anteriores conferencias generales del episcopado latinoamericano,


este documento hace uso del método ver, juzgar y actuar. En esta mirada de la realidad
podemos descubrir que tres grandes realidades yo tendencias imperan en nuestros pueblos y
por ende, en nuestra Iglesia: la globalización con sus grandes aportes y por otro lado sus
grandes consecuencias negativas entre las que se destaca la pobreza creciente en la los
países de LA. El secularismo que crea un estilo de vida donde Dios no cuenta y del que se
puede prescindir. Por otro lado se evidencia una gran religiosidad popular y las ansias de
renovación eclesial.
La ploriferación de un pluralismo religioso que abre muchas posibilidades de expresiones
religiosas diferentes a la iglesia católica manifestado en el crecimiento de los grupos
cristianos no católicos y grupos tradicionales y esotéricos que corroboran el debilitamiento de
la identidad católica.

Capítulo 1: LOS DISCÍPULOS MISIONEROS

En el primer capítulo (20-32) los sinodales se introducen en LA con una mirada de la realidad
como discípulos misioneros de Jesucristo reconociendo que los grandes cambios de este
momento, con sus altibajos “nos afligen, pero no nos desconciertan” ya que “hemos recibido
dones inapreciables” (no.20). Después de dar gracias a Dios por esos regalos de su amor, se
proclama la alegría de ser discípulos misioneros de Jesucristo y se reafirma la misión de
evangelizar propia de la Iglesia (23-32).

Cabe resaltar lo siguiente: La misión de la Iglesia es evangelizar: “Los cristianos somos


portadores de buenas noticias para la humanidad y no profetas de desventuras (nº 29)”.

La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes (cf.
Mt 9, 35-36; 2-Cor 8, 9). En el rostro maltratado de Jesucristo podemos ver, con la mirada de
la fe, el rostro humillado de tantos hombres y mujeres de nuestros pueblos. La Iglesia está a
su servicio con la esperanza de su realización de su dignidad personal (nº 31)

Capítulo 2: MIRADA DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SOBRE LA REALIDAD

Se entra de lleno al análisis de la realidad latinoamericana y caribeña marcada por grandes


cambios, que la hacen una época de cambios que llevan a un cambio de época. Y que como
respuesta ha de darse: “Necesitamos hacernos discípulos dóciles, para aprender de Él, en su
seguimiento, la dignidad y plenitud de la vida. Y necesitamos, al mismo tiempo, que nos
consuma el celo misionero para llevar al corazón de la cultura de nuestro tiempo, aquel
sentido unitario y completo de la vida humana que ni la ciencia, ni la política, ni la economía
ni los medios de comunicación podrán proporcionarle (nº 41)”

Esta realidad se le ha llamado el fenómeno de la globalización, que impacta con fuerza antes
que a cualquier dimensión a la cultura1 (43-59); tiene su aspecto más llamativo en su
dimensión económica2 (60-73) y marca las relaciones sociales y el actuar político3 (74-82).
Luego, se hace un examen de la situación de nuestra Iglesia en esta hora histórica de
desafíos, en la que se enumeran “los esfuerzos pastorales orientados hacia el encuentro con
Jesucristo vivo que han dado y siguen dando frutos”4 (nos. 98-99). Con gran sinceridad se
mencionan las sombras que entorpecen su labor pastoral5 (100).

1
“Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios; aquí está precisamente el
gran error de las tendencias dominantes en el último siglo… Quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto
de la realidad y sólo puede terminar en caminos equivocados y con recetas destructivas (nº 44)”
2
“Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con
ella queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la
periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y
“desechables” (nº 65)”
3
“Cabe señalar, como un gran factor negativo en buena parte de la región, el recrudecimiento de la corrupción en la
sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes legislativos y ejecutivos en todos sus niveles, y alcanza también al
sistema judicial que, a menudo, inclina su juicio a favor de los poderosos y genera impunidad, lo que pone en serio
riesgo la credibilidad de las instituciones públicas y aumenta la desconfianza del pueblo, fenómeno que se une a un
profundo desprecio de la legalidad. En amplios sectores de la población, y especialmente entre los jóvenes, crece el
desencanto por la política y particularmente por la democracia, pues las promesas de una vida mejor y más justa no se
cumplieron o se cumplieron sólo a medias (nº 77)”
4
Los esfuerzos pastorales orientados hacia el encuentro con Jesucristo vivo han dado y siguen dando frutos: La
animación bíblica de la pastoral. La renovación litúrgica, la piedad Eucarística y la devoción mariana. Nuestro pueblo
tiene gran aprecio a los sacerdotes. Entrega de tantos misioneros y misioneras. Crecen los esfuerzos de renovación
pastoral en las parroquias. La Doctrina Social de la Iglesia constituye una invaluable riqueza, que ha animado el
testimonio. La diversificación de la organización eclesial.
5
SOMBRAS que opacan los esfuerzos:
En la Iglesia católica de América Latina y El Caribe, el crecimiento porcentual de la Iglesia no ha ido a la par con el
crecimiento poblacional.
Percibimos una evangelización con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones.
SEGUNDA PARTE: LA VIDA DE JESUCRISTO EN LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
(101 - 346)

Capítulo 3: LA ALEGRÍA DE SER DISCÍPULOS MISIONEROS PARA ANUNCIAR EL


EVANGELIO DE JESUCRISTO
Capítulo 4: LA VOCACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS A LA SANTIDAD
Capítulo 5: LA COMUNIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS EN LA IGLESIA
Capítulo 6: EL ITINERARIO FORMATIVO DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
Esta segunda parte pretende redescubrir la identidad del discípulo misionero. Después de
manifestar la alegría de ser sus discípulos misioneros y de proclamar la buena nueva de la
dignidad humana, de la vida, de la familia, de la actividad humana (del trabajo, de la ciencia y
la tecnología), de la ecología y el destino universal de los bienes se presentan los elementos
característicos que han de tener los discípulos misioneros:

• La vocación de los discípulos a la santidad: llamados a seguir a Jesucristo, configurados


con El, enviados para anunciar el Reino de la vida y animados por el Espíritu Santo.
• La comunión con la Trinidad y en la Iglesia, que se concreta en la Diócesis, parroquias,
comunidades eclesiales de base y pequeñas comunidades, conferencias episcopales;
• desde vocaciones específicas: que tiene en cuenta a los que se nos han ido a otros
grupos religiosos
• que nos conduce al diálogo ecuménico e interreligioso.
• El itinerario formativo de los discípulos misioneros que implica: una espiritualidad
trinitaria de encuentro con Jesucristo, en un proceso de iniciación cristiana y de catequesis
permanente.

Muestro a continuación a grandes rasgos cada uno de estos elementos:

1. Manifestación de la alegría de ser discípulos misioneros de Jesucristo, reafirmando la fe en


Jesucristo (nos. 101-103), bendiciendo y alabando a Dios por la dignidad humana, por el don
de la vida, por el don de su Hijo Jesucristo, por el don de la familia, por la belleza de la
creación y de la actividad humana sobre ella con el trabajo, la ciencia y la tecnología, por la
ecología y el destino universal de los bienes de nuestra casa común, por ser un continente de
bautizados pertenecientes a su Iglesia, por la religiosidad de nuestros pueblos y la vitalidad
de la Iglesia. (capítulo 3, nos. 101-128).

2. Fortalecer nuestra vocación de discípulos misioneros a la santidad, llamados a seguirle,


configurados con El, enviados para anunciar el Reino de la vida, animados por el Espíritu
Santo (capítulo 4, nos. 129-153). Vivida en la comunión de los discípulos misioneros en la
Iglesia (capítulo 5) es parte esencial de su vocación y el signo por el cual está llamada a ser
reconocida como seguidora de Cristo y servidora de la humanidad (nos. 154-163), que se
concreta en los lugares de comunión (diócesis, parroquias, comunidades eclesiales de base y
pequeñas comunidades, conferencias episcopales) (nos. 164-183); desde vocaciones
específicas (nos. 184-224): Obispos, Presbíteros, Los párrocos, animadores de una
comunidad de discípulos misioneros, Diáconos permanentes, Fieles laicos/as, Consagrados/as,
etc.

3. El itinerario formativo de los discípulos misioneros que implica dos elementos claves:

A) Una espiritualidad trinitaria del encuentro con Jesucristo, (nos. 240-275) que se deja
encontrar: En la Palabra (la Lectio Divina), En la Sagrada Liturgia (Eucaristía, Reconciliación,
oración personal y comunitaria), En la comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. a los
pobres, afligidos y enfermos y en la piedad popular , especialmente mariana.

B) El proceso formativo de los discípulos misioneros (nos. 276-346)

Se percibe un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la


Iglesia Católica.
La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos y misioneros de Jesucristo en América
Latina y El Caribe, requieren una clara y decidida opción por la formación de los miembros de
nuestras comunidades.

Esta formación tiene cinco aspectos fundamentales: encuentro con Jesucristo, la


conversión, el discipulado, la comunión y la misión. Ha de ser integral, kerygmática y
permanente; atenta a dimensiones diversas: dimensión humana- comunitaria, espiritual,
intelectual y pastoral-misionera; que respeta los procesos personales y grupales que
contempla el acompañamiento de los discípulos y en la espiritualidad de la acción misionera.

A su vez, este proceso de formación tiene dos momentos: la iniciación cristiana y la


catequesis permanente.

La iniciación cristiana: tiene como finalidad poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el
discipulado, fortalecer la unidad de los tres sacramentos de la iniciación y profundizar en su
rico sentido. Se realizará en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, y en
la forma de catecumenado post bautismal para los bautizados no suficientemente
catequizados (nos. 286-294).

La catequesis realizada como “un itinerario catequético permanente” ha de ser una


verdadera escuela de formación integral y que acompañe la fe ya presente en la religiosidad
popular (295-300).

Los lugares de formación de los discípulos(nos. 301-346) son: La Familia, primera escuela de
la fe, Las Parroquias, Pequeñas comunidades eclesiales, Los movimientos eclesiales y nuevas
comunidades, Los Seminarios y casas de formación religiosa, la educación católica: los
centros educativos católicos, universidades y centros superiores católicos.

CRITICA AL TEXTO

• Por lo que manifiesta y en parte constato hay continuidad con las anteriores
Conferencias Episcopales (la última celebrada en Santo Domingo el año 1992) por la
precisión y descripción de la realidad y respuesta que se le dan a los problemas de
la iglesia en Latinoamérica y el caribe.
• El objetivo es claro y laudable ya que no solo propone o anuncia sino que formula
cómo ha de ser una re-evangelización de los cristianos en LA.
• El tema de la diversidad cultural la asume como un escaño o garantía para la
restructuración de los servicios pastorales y primarios o de primer frente.
• Desafíos para el presbítero LA: identidad teológica presbiteral del ministerio;
inserción en la realidad cultural en la que se desenvuelve; y, fidelidad de su
consagración.
• Ha generado “lanzamientos misioneros” en diversas diócesis de forma casi
inmediata. Especialmente en lo referido a los 4 ejes de refuerzo de la Iglesia LA: 1.
experiencia religiosa; 2. vivencia comunitaria; 3. formación bíblica; 4. compromiso
misionero de toda la comunidad.
• Refresca la imagen y papel de la Iglesia como estructura y significado: es “casa y
escuela de comunión”, además de ser espacio espiritual que prepara para la misión.
Mencionaba: las parroquias no pueden exigir que esta sea misionera si no se le da
una preparación adecuadamente misionera.
• Hace hincapié en la recuperación en cada una de nuestra comunidades el
sentido del compromiso bautismal o en otras palabras el por qué nos llamamos
cristianos y que significancia ha de tener en nuestra vida terrena.

FUENTE:
CELAM (2007), Aparecida, Documento Final de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe, Lima: Edit. Paulinas

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