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Voces: DELITO ~ DELITOS CONTRA LA ADMINISTRACION PUBLICA ~ ELEMENTO SUBJETIVO

DEL DELITO ~ FUNCIONARIO PUBLICO ~ NEGOCIACION INCOMPATIBLE CON EL EJERCICIO DE


LA FUNCION PUBLICA ~ PECULADO ~ PROCESAMIENTO ~ TIPICIDAD
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, sala II(CNFedCrimyCorrec)
(SalaII)
Fecha: 15/06/2006
Partes: López del Carril, Nelson y otros
Publicado en: LA LEY 23/02/2007, 23/02/2007, 7 - LA LEY2007-B, 803
Cita Online: AR/JUR/3081/2006

Hechos:
El presidente del directorio de la Casa de la Moneda habría celebrado un convenio de pago con una empresa
encargada de la reparación de las máquinas calcográficas, a pesar de que se encontraba cuestionada la efectiva
prestación de los servicios cuyo pago se reclamaba. A efectos de la aprobación de ese convenio, el citado
funcionario habría utilizado el sistema del "doble voto" el cual no se encontraba previsto en el estatuto de la
entidad. El juez de primera instancia procesó al imputado como autor del delito de negociaciones incompatibles
con la función pública. La Cámara confirmó el auto apelado.

Sumarios:
1. Cabe procesar como autor del delito de negociaciones incompatibles con la función pública previsto en el art.
265 del Cód. Penal a quien en su calidad de presidente del directorio de una sociedad del Estado aprobó en
forma irregular un convenio de pago celebrado con un proveedor cuyo crédito resultaba dudoso pues, la
maniobra descripta pone en evidencia que el proceder del imputado tenía como finalidad lograr un beneficio
ajeno al interés de la Administración pública.

Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrimyCorrecFed, sala I, "Bastos, Carlos M. y otros", 01/03/2006, LA LEY 30/06/2006, 7; "A., A. y otros", 18/08/2005,
LA LEY 2006-A, 295.
(*) Información a la época del fallo

2. Cuando en una operación a plazo efectuada entre una empresa y una sociedad del Estado no se piden
garantías, no se cumplen con los trámites administrativos formales internos de la entidad estatal y se continúa
con la provisión de materiales a pesar de la convocatoria en concurso preventivo de aquélla, la gestión
comercial realizada en tales condiciones permite concluir que, existe un interés particular de los funcionarios
ejecutores a favor de la contraparte en los términos del art. 265 del Cód. Penal.
3. No incurre en el delito de peculado aquel funcionario público que utilizó fondos estatales para adquirir
materiales que según el contrato celebrado estaban a cargo del contratista por cuanto, la configuración del
referido tipo penal requiere que los bienes hayan sido sustraídos de la esfera de la Administración pública, no
siendo suficiente a tales efectos el cambio de destino dentro de dicho ámbito.

Texto Completo: 2ª Instancia. — Buenos Aires, junio 15 de 2006.


Y Vistos: Y Considerando: I. Llegan estas actuaciones a conocimiento y decisión del Tribunal en virtud del
recurso de apelación interpuesto por las defensas de Nelson J. López del Carril (fs. 1017), Fernando C. Moroni
(fs. 1024), Alberto M. Simonián (fs. 1029), Marcelo L. Gómez (fs. 1031), la querella (fs. 1028) y el Fiscal (fs.
1035), contra la resolución de fs. 920/1008, por la que se decretó el procesamiento del primero como autor del
delito de negociaciones incompatibles con la función pública en concurso real con el delito de peculado y el
resto de los nombrados por el delito mencionado en último término, en calidad de partícipes necesarios.
Asimismo se sobreseyó a todos los imputados por los hechos tratados en los apartados A, C y D del
Considerando III del auto en crisis.
También se ordenó el embargo por un monto de un millón de pesos ($1.000.000) respecto de López del
Carril y por quinientos mil pesos ($500.000), con relación al resto de los procesados.
II. En aras de lograr una mayor claridad en la exposición del tratamiento de los hechos traídos a
consideración, se abordarán por separado el convenio de pago celebrado por la Sociedad del Estado Casa de la
Moneda — en adelante SECM— y la empresa "De la Rue Giori", — en adelante DLRG— y el contrato
celebrado por SECM y la empresa "Dodici S.A.".
A. - Convenio de pago entre SECM y DLRG:
Asiste razón al Juez de grado cuando considera que este hecho debe encuadrarse legalmente en los términos
del art. 265 del Código Penal.

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La conducta que resulta punible conforme a dicho tipo penal es la de interesarse en un contrato u operación,
haciendo intervenir en estos — contrato u operación— un interés propio y a su vez particular. El término
interesarse, puede entenderse como "volcar sobre el negocio de que se trate una pretensión de parte no
administrativa, querer que aquel asuma una determinada configuración en interés particular del sujeto, o hacer
mediar en él, propugnándolos, intereses particulares de terceros" (Buompadre, Jorge, "Delitos contra la
Administración Pública, Ed. "Mave", Bs. As., 2001, págs. 292/3).
El accionar atribuido a López del Carril puede describirse como la irregular aprobación del convenio de
pago con la empresa DLRG — con sede en Suiza— , relativo a la reparación de tres máquinas — Simultan 2,
Simultan 3 y Giori 14 Intaglio Color 8— mediante la ilegal utilización del derecho al voto doble, en su calidad
de presidente del Directorio de SECM, a pesar de la oposición existente debido a que los trabajos no estaban
terminados, conforme surge del informe del Area de Ingeniería de Planta (ver fs. 314 del expediente principal).
En base al análisis de las constancias de la causa corresponde concluir que el "interés" — en los términos del
art. 265 C.P.— , por parte del imputado, se ve claramente representado en la maniobra descripta. En este sentido
adquieren relevancia los elementos probatorios mencionados y valorados por el a quo en el auto en crisis,
particularmente las manifestaciones volcadas por López del Carril en las diferentes reuniones del Directorio de
la Casa de la Moneda donde se trató la cuestión referida al convenio, plasmados en las actas correspondientes
(nros.: 622, 625, 626, 628).
Dichos instrumentos ponen de manifiesto la enfática defensa que de este convenio de pago con DLRG hizo
López del Carril, a pesar de la existencia de elementos probatorios que demostraban el incumplimiento de la
citada empresa de lo oportunamente pactado.
Del expediente SECM n° 6301/93, surge que la deuda de dicho organismo con DLRG tiene su origen en la
orden de compra n° 14.142, del 28/1/1994, donde la Casa de la Moneda contrata con la firma citada el "plan
reparación máquina calcográfica Intaglio Color n° 8" y el "plan reparación máquina Simultan n° 77-0615 y n°
77-0618", que incluían, en ambos casos, repuestos y mano de obra, discriminándose los gastos relativos a cada
uno de esos conceptos (ver fs. 150 del expediente citado).
Posteriormente, con fecha 23/9/97 De la Rue Giori reclama a la Casa de la Moneda el pago de cinco
facturas, concernientes a la delegación de los técnicos enviados al país por dicha firma para la revisión y
reparación de las máquinas incluidas en los planes de reparación que incluyen gastos de viaje y de estancia
durante el período trabajado por los dos técnicos enviados por DLRG (ver expediente SECM n° 6301/93).
Ante dicha pretensión, el Area de Administración y Abastecimiento consulta al Area de Ingeniería de Planta
— ambas de la Casa de la Moneda— qué máquinas de las comprometidas en la orden de compra fueron
reparadas en su totalidad durante el período de estancia de los técnicos referidos. La respuesta obra a fs. 466 del
expediente en cuestión, donde el 29/10/97 se informa que la única máquina reparada fue la Simultan 2, con
personal propio y de la adjudicataria.
El 3 de noviembre del mismo año, la Casa de la Moneda informa a DLRG que en virtud de no haber
reparado dicha empresa el resto de las máquinas, — que finalmente fueron acondicionadas por personal de la
entidad estatal— y "ateniéndose a lo especificado en la orden de compra de referencia", procedería sólo a la
cancelación del pago correspondiente a la máquina efectivamente reparada, lo que así se hizo (ver expediente
citado).
A raíz de esta respuesta negativa al cobro del monto total reclamado, se origina la Actuación Administrativa
— n° 9137/98, correspondiente al expediente n° 6301/93— , en la que De la Rue Giori interpone recurso de
reconsideración, con Alzada en subsidio, por ante el presidente del Directorio de la Casa de la Moneda contra la
resolución que deniega el pago pretendido.
El 24 de octubre de 2000, DLRG amplía los fundamentos por los cuales reclama el pago de las facturas,
luego de tomar vista del expediente en virtud de lo ordenado en "De la Rue SA c. Sociedad del Estado Casa de
Moneda s/amparo ley 16.986" del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo
Federal n° 4, Secretaría n° 7 de esta ciudad. En el mismo escrito señala que se han producido dos
pronunciamientos judiciales, uno sobre el amparo por mora de la administración y otro sobre el derecho a
obtener las vistas de las actuaciones administrativas. Además propone un acuerdo de pago con una quita sobre
el monto total de las facturas de un 30 % (resultando de ello un importe de U$S 233.052) y con financiación. No
hay constancias de actuaciones pendientes por el fondo del reclamo impetrado (ver fs. 124/27 vta. actuación
administrativa n° 9137/98).
A fs. 137/9 del expediente en cuestión, se encuentra el convenio de pago firmado entre De la Rue Giori y la
Casa de la Moneda donde se establece el pago de las facturas por un monto total de U$S 233.052, "con renuncia
al cobro de los intereses corridos y con un financiamiento de doce cuotas iguales, mensuales y consecutivas de
dólares diecinueve mil cuatrocientos veintiuno, importe que se imputará al pago total y definitivo de las
facturas".
También prevé que la contratista "desiste de los recursos oportunamente impuestos, que toma a su cargo los
honorarios correspondientes a la actuación de sus abogados representantes en todas las instancias y que una vez
obtenido el cobro de lo pactado nada mas tendrá que reclamar a la Casa de la Moneda en relación a las facturas
por ningún concepto". A su vez la sociedad estatal manifiesta que "no existe prestación alguna pendiente de
cumplimiento por parte de la contratista y que está conforme con la totalidad de los trabajos efectuados por ésta
en virtud de la orden de compra correspondiente".
El convenio establece en su cláusula séptima que "la existencia, validez, y ejecutabilidad de éste, así como
todas las renuncias en él expresadas, quedan sujetas a su ratificación por el Directorio de la SECM".
El interés de López del Carril — en los términos del art. 265— se pone plenamente de manifiesto en la
reunión del Directorio de la Casa de la Moneda del 20 de diciembre de 2000 registrada en el acta n° 626, donde
se somete a la ratificación por dicho órgano — que en ese momento solo contaba con dos miembros en vez de
tres: presidente y vicepresidente— el convenio de pago firmado por el nombrado ad referéndum de dicha
aprobación.
En efecto, ante la negativa de ratificación del otro miembro del Directorio — Adolfo Busto— invocando el
mentado informe de Ingeniería de Planta del 29/10/97 sobre la falta de cumplimiento de DLRG, el imputado
recurre al "doble voto" — no previsto en el Estatuto de la entidad— para tenerlo por aprobado.
Ahora bien, a través del cristal de los hechos descriptos debe concluirse que está demostrado, con el grado
de certeza requerido para esta etapa procesal, que López del Carril mediante su proceder dirigido
vehementemente hacia la concreción del convenio de pago con De la Rue Giori, actuó en forma parcial en favor
de los intereses de un tercero — DLRG— conforme a los requerimientos típicos del art. 265 del C.P. Ello por
cuanto, insistió en pactar un convenio de pago cuando, más allá de que el nombrado pueda presentarlo como
"ventajoso", no puede reputarse como tal si se atiende a que ni siquiera estaba claro si correspondía o no la
cancelación de esa deuda.
Nótese que las "supuestas ventajas" que ofrecía el convenio de pago — a las que hace referencia el
imputado en el acta n° 622— surgen de la comparación de las cláusulas de éste con lo pretendido por la
empresa contratista y no con lo que la Sociedad Estatal tuviere real obligación de pagar conforme a las
prestaciones que debía cumplir la contratista.
En esta inteligencia se advierte que no existía un reclamo judicial de pago pendiente o inminente, ni
tampoco circunstancias objetivas que justifiquen el cambio de postura — que implicó la aprobación del
convenio de pago— , respecto de la que la Casa de la Moneda venía adoptando desde 1997, durante gestiones
anteriores a la del imputado, frente a este discutible reclamo de deuda.
Por otra parte, debe destacarse que a pesar del incumplimiento de DLRG y de que el objeto de las facturas
cuyo pago se reclamaba eran los gastos de viaje y estadía generados en el período trabajado por los técnicos
enviados por la firma, en el que según el mentado informe de Ingeniería de Planta sólo se reparó una de las tres
máquinas involucradas en el contrato, en el mencionado convenio la Casa de la Moneda acepta que "no existe
prestación alguna pendiente de cumplimiento por parte de la contratista y que está conforme con la totalidad de
los trabajos efectuados por ésta en virtud de la orden de compra correspondiente".
Esta actitud de López del Carril resulta difícil de conciliar con los deberes emergentes de su cargo: velar por
los intereses de la Sociedad del Estado a la que representaba, máxime si se atiende a que para la concreción del
acuerdo de pago echó mano de un recurso — doble voto— que, justamente, violaba la normativa básica de
dicho organismo.
A.1 - Sentado lo expuesto, corresponde ahora dar respuesta a los agravios expresados por la defensa de
López del Carril en su memorial (fs. 242/63 de la presente incidencia).
a. - En primer lugar procede tratar el agravio relativo a que "se introduce una calificación sin haber sido
expresamente imputado de ello en la indagatoria".
Lo relevante en el acto procesal previsto por el art. 294 del Código Procesal Penal de la Nación consiste en
la correcta y completa descripción del hecho, con todas sus circunstancias, requisito que se ha visto satisfecho
en oportunidad de brindar el imputado su declaración indagatoria (ver fs. 750/56 del ppal.), más allá de la
subsunción legal que se practique del suceso imputado. En este sentido se sostiene que "Si la descripción es
completa, no hace falta informar el tipo objetivo y menos aun señalar el tipo subjetivo o culpabilidad del autor"
(D'Albora, Francisco, Código Procesal Penal de la Nación, ed. Lexis-Nexis, Bs. As., 2003, tomo II, Pág. 624).
b. - Se alega que "la razón y conveniencia del acuerdo consultó la necesidad de poner fin a un litigio donde
SECM se hallaba en riesgo judicial y concreto y que se trataría de un proceso cuasi perdido por parte de dicha
Sociedad Estatal".
Adentrándonos en tal cuestión de fondo, cabe consignar que si bien ante la negativa de pago por parte de la
Casa de la Moneda, se originó la actuación administrativa, en la que DLRG interpone recurso de
reconsideración con Alzada en subsidio por ante el presidente del Directorio de la entidad estatal contra dicha
decisión, no hay constancia de actuaciones judiciales pendientes por el cobro, como parece desprenderse de la
argumentación defensista.
Abona también esta postura el contenido del Informe del 3/4/01 de la Unidad de Auditoría Interna de

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SECM, donde se expresa que "El convenio de pago tiene su origen en dar por finalizada la controversia que
sostenía la SECM con DLRG por reclamos de trabajos de montaje que habrían sido cumplidos parcialmente por
la firma...Si se tiene en cuenta el informe de Ingeniería de Planta obrante a fs. 467 del expediente n° 6301/93 en
el que se informa que sólo trabajó personal de la contratista en la máquina Simultan 2...no habiéndose realizado
ninguna reparación en la Simultan 3, esta UAI concluye que no existió ni existe constancia que lleve a suponer
que la Casa de la Moneda debería haber alterado la posición asumida desde el planteo de la controversia hasta la
firma del convenio que nos ocupa" (Ver fs. 1.132/33 del ppal).
En este contexto fáctico resulta harto conjetural hablar de un "proceso cuasi perdido" por parte de la
Sociedad del Estado de la Casa de la Moneda.
c. - También expone la defensa que "las facturas además de aclarar el concepto expreso por el que se emitían
— que no era la reparación total de las tres máquinas que falsamente se invoca— estaban acompañadas por
informes de trabajos semanales que aparecían chequeados y rubricados por las autoridades de la SECM".
En primer término corresponde destacar que no hay constancia en el expediente en cuestión de los trabajos
realizados, tan solo a fs. 424 del expediente n° 6031/93 existe un informe del jefe del Area de Ingeniería de
Planta donde señala que los períodos de trabajo señalados en las facturas son los prestados por los montadores
enviados por la empresa contratada (ver fs. 330/35 del ppal.).
En segundo lugar, lo controvertido de la cuestión no consiste en que las facturas se hayan emitido por la
reparación de las máquinas, sino justamente que la empresa pretenda cobrar los conceptos en ellas referidos ante
el incumplimiento de dicha obligación que surge de los términos de la orden de compra correspondiente.
d. - Por otra parte aduce que "las máquinas fueron efectivamente reparadas y aun en la hipótesis de que dos
de ellas fueron reparadas por personal propio de la Casa de la Moneda, ello fue logrado merced a los trabajos y
aportes de los especialistas de De la Rue Giori que se denomina técnicamente "transferencia de tecnología",
donde dichos especialistas asesoraron y perfeccionaron a dicho personal y justamente ello ha sido lo facturado".
Esa forzada interpretación — alejada de la realidad— de la prestación comprometida por la contratista se ve
claramente refutada por los conceptos descriptos en la orden de compra y que integran los planes de reparación
que en base a ésta pretendía la mentada Sociedad del Estado.
A ello procede agregar que en la nota de Area de Ingeniería de Planta, dirigida al Area de Administración y
Abastecimiento (ver fs. 117 expediente SECM n° 6301/93) dice en referencia al plan de reparación contratado
que "En cuanto a la mano de obra solicitada, se debe considerar que los trabajos de reparación incluyen
modificaciones en estas máquinas, lo que hace mas necesaria la intervención de personal técnico especializado
en estas unidades... De esta forma De la Rue Giori debe y puede garantizar el correcto funcionamiento de las
máquinas reparadas y modificadas luego de finalizados los trabajos (operación tipo llave en mano)". Por otra
parte en la resolución SECM n° 439/81 se agrega que "...siendo la contratada directa responsable por los
trabajos efectuados como resultado de su gestión" (fs. 120/21 del expediente citado).
De lo relatado se desprende que la prestación comprometida por DLRG estaría asociada más a una
obligación de resultado, y no de medios o de "transferencia de tecnología" como pretende la defensa del
procesado.
Por otra parte la expresión de este argumento no hace más que demostrar el interés de López del Carril de
justificar el convenio de pago a toda costa, cuando de la simple lectura de las facturas surge que su objeto es
claramente diverso a la "transferencia de tecnología" invocada — gastos de viaje y de estancia durante el
período trabajado por los dos técnicos enviados por la firma contratista— (ver expediente SECM n° 6301/93).
e. - Continúa alegando que "la necesidad del acuerdo fue previamente aprobada por el Directorio mediante
un acta previa a la firma del convenio — ante la inminencia de un reclamo judicial— por lo tanto la reunión de
Directorio donde hubo de ejercer el derecho al doble voto, solo aprobaba la gestión realizada, de conformidad
con las pautas autorizadas y señaladas previamente por la recordada reunión antecesora".
De tales dichos se desprende que la defensa pretende darle al "doble voto", como recurso para ratificar el
convenio, el carácter de una mera formalidad luego de que el tema se "aprobara" en la reunión mencionada —
acta n° 622— .
Sin embargo, del contenido de dicha acta, surge que la mentada reunión carece evidentemente de la
"dimensión" que en la secuencia del trámite de aprobación del pacto se le quiere asignar y que la discusión
sobre el fondo de la cuestión no se produjo en ella, sino que debió haberse producido en la reunión donde se
trató la ratificación del convenio — acta n° 626— , en forma precedente y como necesario presupuesto de ésta.
En efecto, del acta n° 622 emerge que solo se aprobó una propuesta para un convenio no el convenio mismo,
de hecho el imputado allí refiere que "Simplemente quería comunicarles que estamos en la etapa previa a la
firma de un convenio. Una vez que esté firmado, vendrá a este Directorio", a lo que el Dr. M. — síndico— le
responde: "Es decir que hoy no se resuelve sobre el fondo de la cuestión", a lo que López del Carril contestó:
"Nunca se va a resolver. El fondo de la cuestión lo resuelve el Directorio...No estamos resolviendo nada, sino
simplemente ponemos en conocimiento".
Asimismo corresponde destacar que López del Carril, en la reunión analizada alega que "pedimos
aprobación de una propuesta para hacer un convenio de pago, no la aprobación de un convenio...hemos llegado
a un acuerdo con De la Rue Giori por la reparación de una máquina. Dicha reparación se hizo, así está
acreditada en el expediente...". Frente a dichas manifestaciones, se impone reflexionar que el nombrado omitió
aclarar que la orden de compra era por la reparación de tres máquinas y sobre todo que el pago reclamado por la
firma citada consistía en gastos de estadía, salario, etc., relativo al tiempo de trabajo de los técnicos enviados y
no por la reparación en sí de la máquina, que ya había sido cancelado por la Casa de la Moneda.
Por otra parte sería contradictorio que si en la reunión del Directorio alegada — acta n° 622— se hubiera
aprobado la cuestión de antemano, con la magnitud de los efectos que la defensa pretende darle, López del
Carril hubiera tenido que recurrir al doble voto para la ratificación del convenio.
f. - Por último se invoca que "el derecho al doble voto por parte del presidente del Directorio resulta
inherente a todo cuerpo colegiado que necesita desempatar, so pena de resultar bloqueada la actividad de dicho
órgano en tales supuestos".
Para refutar tal aserto basta traer a colación el informe de la Unidad de Auditoría Interna de la SECM del
28/3/01, donde se destaca que la resolución de ratificación del convenio en cuestión, que fue aprobada por
medio de la aplicación del doble voto del presidente y con el rechazo del otro director asistente a dicha reunión,
es nula dado que el doble voto esgrimido y aplicado por López del Carril carece de validez. La atribución de
doble voto para desempatar votaciones no ha sido prevista por el Estatuto de la mencionada Sociedad del
Estado, por lo que su aplicación hace nula la ratificación exigida por el convenio de pago en su cláusula
séptima. En virtud de ello, en el informe tratado se recomienda solicitar dictamen a Gerencia de Asuntos
Jurídicos sobre la validez de la resolución y respecto de la vigencia del convenio (ver fs. 151 de la Actuación
Administrativa n° 9137/98).
En idéntico sentido — y con los mismos argumentos— se expide la Unidad de Auditoría Interna en su
informe del 9/3/01 (ver fs. 1131 del ppal.).
Asimismo debe destacarse la declaración testimonial de Horacio A. Rodríguez, quien ingresó como auditor
interno de la SECM a comienzos del año 2000, siendo su labor la de llevar adelante el control interno de
distintas actividades empresariales de dicha entidad estatal. Con relación al hecho denunciado, relata que en
reiteradas oportunidades se comunicó, en forma verbal, con López del Carril para transmitirle su inquietud por
la información — no oficial— , que se filtraba respecto del convenio de pago con De la Rue Giori, acerca de las
futuras complicaciones que podía traerle el uso del doble voto. Sin embargo, no pudo acceder a la información
documental hasta marzo de 2001 — con el ingreso del nuevo presidente del Directorio, Luis Bekes— cuando
todo ya había sido firmado.
Señala también el testigo, que dentro del mecanismo interno de la Casa de la Moneda, el imputado se
manejaba de manera muy autoritaria llegando al punto de aprobar contrataciones por el uso del voto doble,
situación no prevista en el estatuto de la entidad. La mayoría de las decisiones importantes eran adoptadas ad
referéndum del Directorio, proceder que dejaba poco margen de decisión al otro director. Un claro ejemplo de
todo esto fue la firma del convenio de pago con DLRG, mediante la incorrecta utilización del doble voto, como
ya se describió (ver fs. 1134/35 vta. del ppal.).
A.2 - El representante del Ministerio Público Fiscal propugna cambiar la calificación de la conducta
imputada a López del Carril, que según su criterio debe encuadrarse en el art. 174, inc. 5° en función del art. 173
inc. 7° del C.P. El fundamento de su propuesta radica en que con la aprobación del convenio en cuestión se
obligó a una Sociedad del Estado Nacional a hacer frente a distintas erogaciones fundadas en antiguos servicios
que aquella firma extranjera no cumplió. Concluye que, en esa inteligencia, la subsunción legal de la conducta
por él propuesta absorbe a aquella por la cual se procesó al nombrado (ver fs. 145/45 vta. de esta incidencia).
Asiste razón al Fiscal cuando sostiene que existe concurso aparente — por especialidad— entre los tipos
penales mencionados. La referida relación normativa tiene lugar cuando un tipo penal (en este caso el art. 174
inc. 5°, en función del 173 inc. 7° del C.P.) contiene todos los elementos del otro (art. 265 C.P.) pero, además,
algún otro elemento que demuestra un fundamento especial de punibilidad (ver Bacigalupo, Enrique "Derecho
Penal, Parte General", Ed. "Hammurabi", Bs. As., 1999, pág. 572).
Sin embargo el cambio de subsunción pretendido no hallará en esta instancia favorable acogida. Ello por
cuanto, a criterio del Tribunal, hasta el momento no están comprobados los extremos requeridos por el tipo
penal propuesto por el Fiscal, sin perjuicio de lo que resulte del avance de la investigación.
Sí se encuentra acreditado en la causa el especial elemento subjetivo distinto del dolo de similares
características en ambos tipos penales, definido como "interesarse en miras de un beneficio propio o de un
tercero" y como "el fin de procurar para sí o para un tercero un lucro indebido". Se advierte que ambas
descripciones de tal elemento detentan, en definitiva, el mismo contenido, ya que lo que describe es la exigencia
de que la conducta tenga la finalidad de lograr un beneficio ajeno al interés de la Administración Pública.
Precisamente, es esta última circunstancia la que constituye todo el marco de ilicitud que caracteriza al
delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, previsto en el art. 265 C.P. y en

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cuyo tipo penal debe permanecer, por el momento, encuadrada la acción imputada. En virtud de lo expresado en
el presente considerando, corresponde confirmar el procesamiento de López del Carril por el delito previsto y
reprimido por el art. 265 del C.P.
B. - Contrato con la firma Dodici S.A.:
Este hecho ha sido definido por el a quo como "el incumplimiento de las cláusulas del contrato firmado el
10/11/00, entre SECM y Dodici SA, pagando la primera indebidamente como consecuencia de éste, diferentes
sumas de dinero para la adquisición de materiales necesarios para la acuñación, confección y packaging de
medallas conmemorativas con la imagen de Diego Maradona. Lo cual, conforme fuera acordado en las cláusulas
del contrato, eran gastos que debían ser afrontados por la empresa citada, la que entró en convocatoria de
acreedores el 28/12/00, sin perjuicio de lo cual continuó retirando las medallas realizadas por la SECM,
participando en este hecho todos los imputados".
No comparte el Tribunal la calificación legal asignada al hecho por el juez de grado, esto es el delito de
peculado — art. 261 del C.P.— . En su opinión, "al disponer (se) la compra de los distintos materiales
necesarios para la confección de las medallas — todos los cuales debía abonar Dodici— por una cifra de
$473.974,40, se produce la sustracción que se encuentra prevista y reprimida en el 1° párrafo del art. 261 del
C.P.".
Sin embargo, el tipo penal mencionado reprime al funcionario público que sustrajere caudales o efectos cuya
administración, percepción o custodia le haya sido confiada por razón de su cargo".
Ahora bien, una exégesis adecuada del verbo sustraer, descripto en tal tipo penal, remite a la idea de que el
objeto debe ser "separado" o "apartado" de la esfera de la administración pública en la que legalmente se
encuentra. Ello implica poner el bien fuera del alcance de la custodia en la que fue colocado. En este sentido,
debe destacarse que la sustracción no implica meramente un cambio de destino dentro de la administración, sino
que se exige que el bien sea extraído de ese ámbito (D'Alessio, Andrés, "Código Penal Comentado y Anotado",
Ed. LA LEY, Bs. As., 2004, Tomo II, pág. 840).
En igual sentido se dijo que la dinámica impuesta por la acción típica exige que el bien sea separado de la
esfera de custodia en la que se encontraba. No es suficiente el simple uso del mismo sin que, al mismo tiempo,
implique su separación de dicha esfera, salvo que el propio uso de la cosa constituya una verdadera apropiación.
Por ello se sostiene que el uso que no implique consumición, destrucción o transformación de los bienes,
realizado sin animus domini, no constituye sustracción (ver Buompadre, Jorge, obra citada, pág. 252).
Que el tipo penal requiera para su configuración, que los bienes hayan sido sacados del ámbito público,
implica que dicha calificación no es compatible con la descripción que del hecho que practicó el a quo en su
resolución, toda vez que la acción imputada consiste en que los fondos se aplicaron a pagos contractualmente
indebidos.
A esta altura del análisis se impone destacar que la inadecuada calificación no solo proviene de la errónea
interpretación del verbo típico sustraer, sino también a consecuencia de una visión parcializada del accionar
estudiado, que resulta ser más amplio que los pagos efectuados por SECM en contra de las cláusulas del
contrato.
En efecto, dichas erogaciones — que conforme al convenio correspondían a Dodici— configuran tan sólo
una de las tantas irregularidades detectadas en la trama investigada y que debe analizarse inmersa en el contexto
de ésta y no de manera aislada como pretende el a quo.
Esta postura expuesta en la resolución en crisis se compadece con el erróneo sobreseimiento que se dispuso
en ella respecto de los hechos descriptos en los apartados C y D del acápite III, del Considerando E) — punto
dispositivo V— del auto apelado, en tanto éstos forman parte inescindible de la maniobra. El temperamento
liberatorio previsto en art. 336 del C.P.P.N. adoptado respecto de ellos divide de manera incorrecta el
tratamiento de un único suceso, por ello corresponde que, conforme a la pretensión de la querella y del Sr.
Fiscal, el punto mencionado sea revocado.
La circunstancia mencionada como "hecho C" está asociada a la forma de pago establecida en la cláusula n°
8 del contrato, según la cual Dodici debía abonar el 50 % a los noventa días y el resto a los 120 días contados
desde la fecha de cada entrega, estableciéndose una multa del 0,5% diario por cualquier incumplimiento de
ambas partes, sobre el monto resultante del incumplimiento.
Por su parte el aspecto de la maniobra, tratado como "hecho D", se relaciona con la falta de garantías
suficientes solicitadas a la empresa Dodici para la realización de la operación. Siendo este requisito de suma
importancia ya que la firma pagaría sus compromisos a plazos de 90 y 120 días desde la fecha de entrega, según
lo afirmado en el párrafo anterior.
El Juez de grado sobresee a los imputados por dichos sucesos porque considera que ellos no configuran
delito alguno (art. 336, inc. 3 del C.P.P.N.).
Tal aserto proviene del abordaje aislado de esas circunstancias o sea desconectadas de la maniobra en la que
se insertan, formando parte de un engranaje, que es donde adquieren su verdadera relevancia penal.
Conforme a tal razonamiento deviene procedente una exégesis global del conjunto de anomalías presentes
en la negociación entre SECM y Dodici, en el que deben integrarse estos sucesos, so pena de perder la
perspectiva general de la realidad fáctica estudiada.
En esta inteligencia cabe mencionar las siguientes irregularidades:
1. - Asunción de gastos por parte de la Casa de la Moneda que correspondían a Dodici:
En el contrato la empresa citada encomienda a la sociedad estatal "la confección y/o acuñación de medallas
con la imagen de Diego Armando Maradona, así como el packaging que servirá de presentación y recuerdo de
las mismas" — cláusula n° 2— (ver fs. 72/75 del ppal.).
"La Casa de la Moneda adquirirá por cuenta y orden de la empresa los materiales y materias primas
necesarias para el trabajo encomendado... procurando lograr las mejores condiciones de plaza en cuanto a precio
y plazo de pago. La Casa de la Moneda pondrá a disposición de la empresa los presupuestos obtenidos para su
conocimiento y conformidad. La empresa quedará obligada a abonar al proveedor respectivo los importes
resultantes de las facturas emitidas como consecuencia de la adquisición de los materiales arriba referidos" —
cláusula 3.1— (ver fs. citadas).
A pesar de lo pactado, la Sociedad del Estado dispuso la compra de diversos materiales necesarios para la
confección de las medallas, produciendo una erogación de $473.974,40 (ver pericia contable fs. 700/04 vta. del
ppal.).
Gran parte de dichos gastos consistieron en el pago efectuado a la empresa Adhepel por la compra del
material para el packaging — ver pericia citada— obrando a fs. 10 del expediente SECM n° 19.295, la orden de
compra correspondiente.
Ahora bien, los imputados alegan como descargo que lo realmente encargado y abonado por la Casa de la
Moneda a Adhepel no consiste en materias primas — impedido por el contrato— sino en la mano de obra que
implica "la confección del packaging".
Sin embargo existen elementos de convicción que ponen en tela de juicio dicha justificación:
En primer lugar deviene oportuno traer a colación lo expresado en el informe de la UAI donde se destaca
que "...la redacción del contrato es engorrosa sobre el punto referido al packaging, no definiendo en que consiste
éste (materiales, impresión, envasado, etc.). Concluye la UAI que no se desprende del convenio que "SECM
debía afrontar costos de materiales de packaging, entendiendo como tal al blister terminado, sin la caprichosa
separación de material por un lado y confección del mismo por otro" (ver fs. 1121 del ppal.).
En esta inteligencia se expresa José Villarreal, encargado de control de inventarios de la Casa de la Moneda,
en su declaración testimonial, destacando que de la citada solicitud de compra obrante en expediente n° 19.295,
se desprende que lo adquirido son las cartulinas, blisters y stikers holográficos con los cuales se armaban los
estuches. El trabajo de armado era necesariamente realizado por personal de la citada entidad estatal, dentro de
la Institución, puesto que debía armarse con la moneda ya acuñada. (ver fs. 1050/52 del ppal.).
A pesar de lo declarado por el testigo Daniel Varsky, representante de Adhepel (ver fs. 1.102 del ppal.) en el
sentido de que a SECM se le presupuestó la confección — mano de obra— para la realización de los estuches y
a Dodici la materia prima — testimonio invocado por los imputados en su descargo— , esta distinción no se ve
reflejada en los mentados presupuestos, ello por cuanto los conceptos que integran su contenido son
exactamente los mismos en ambos casos (estuche, blister y stiker), más allá de que en un caso se titula
"confección del packaging" y en el otro "materia prima e insumos para la confección del packaging" (ver fs. 7
del expediente n° 19.295 y Anexo VI de la documentación reservada).
En igual sentido, el síndico del concurso preventivo de Dodici, en su informe sobre la verificación de
créditos de los acreedores de la concursada, concluye que la contratación con Adhepel fue formalizada por la
Casa de la Moneda y a su cargo. Ello se tradujo en la emisión de la respectiva solicitud de compra por la
gerencia de Compras y Contrataciones y su ratificación por la resolución 154 del presidente de su Directorio,
López del Carril, por lo que no tiene explicación razonada que dicha empresa contratada haya emitido remitos y
facturas en forma sucesiva y simultánea dirigidas tanto a la Casa de la Moneda como a Dodici. Por último
señala que la citada Sociedad del Estado adjuntó documentación que da cuenta de la cancelación total de la
deuda por la contratación de los servicios de Adhepel (ver copias del concurso preventivo de Dodici, presentado
por el presidente del Directorio de dicha firma, Alberto Simonián, ante el Juzgado Nacional de Primera.
Instancia en lo Comercial n° 3, a fs. 126/307 del ppal).
De este modo, puede concluirse que el descargo ensayado por los imputados para justificar la erogación de
$468.996 — según pericia contable— basado en la distinción entre la confección de los estuches y los
materiales, se desvanece frente a las constancias reseñadas que presentan a la distinción entre confección y
materiales del packaging, cuanto menos como "artificiosa".
2. - Proceso de compra: irregularidad en la contratación de la firma Adhepel:
Como quedó dicho, la Casa de la Moneda no debió llevar adelante contratación alguna para la adquisición
de las materias primas, conforme, hiciera con Adhepel. Pero es de destacar que al hacerlo, lo hizo de un modo

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irregular.
En efecto, en el expediente SECM n° 19.295/00 (fs. 15) obra la resolución SECM n° 154 por la que López
del Carril aprueba ad referéndum del Directorio la adjudicación a Adhepel de la "confección" de los estuches,
luego de la presentación de tres presupuestos por parte de la empresa mencionada y otras dos, — Gráfica
Einstein y Megaformas Argentina— , por un monto de $551.760.
En dicha resolución se invoca el encuadramiento de la aludida adjudicación en el art. 14 del Reglamento de
Contrataciones de la SECM, o sea el "concurso de precios", cuando en realidad esa modalidad se aplica cuando
la contratación no supera los $75.000. Tampoco se respetó el procedimiento establecido para la modalidad
invocada.
Por otra parte, la única cotización que resulta ser lo suficientemente explícita en cuanto a la especificación
del producto requerido es la que a la postre resultó adjudicataria. Tampoco se encuentra suficientemente
justificada la urgencia pretendida como para no recurrir a la licitación pública — de haber sido procedente la
contratación— como hubiera correspondido conforme a su monto — mas de $500.000— (ver informe UAI de
fs. 1121/23 del ppal.).
3. - Entrega de mercaderías a Dodici luego de su presentación a convocatoria de acreedores:
La referida circunstancia también debe ser valorada en el contexto de la maniobra signada por el ánimo de
favorecer a los intereses de la firma mencionada, a la que la Casa de la Moneda le entregó mercadería hasta
fines de enero de 2001, cuando su presentación al concurso de acreedores se produjo el 28/12/2000 (ver detalle
de entregas y facturaciones de SECM a Dodici, Anexo VII de la documentación reservada).
En este sentido, Moroni expresa que "se mantuvieron reuniones con Dodici durante enero pero fueron para
informarnos sobre los pagos que ésta debía hacer a la Aduana y a la empresa de fletes que transportó los
cospeles y no los relacionados con las facturas de la SECM que en ese momento aun no habían vencido",
aclarando que "cuando se realizaron esas gestiones no teníamos conocimiento de la convocatoria de acreedores"
(ver fs. 21/62 del ppal.).
Siguiendo un criterio riguroso de análisis, resulta poco verosímil que tratándose Dodici de una empresa tan
"reconocida por su trayectoria de cumplimientos no sólo en Argentina sino también en el extranjero", según los
propios dichos del nombrado (ver acta n° 624), no hubiera trascendido — ni siquiera en el círculo de sus
acreedores— el hecho de su convocatoria, casi un mes después de dicha presentación concursal (28/12/2000).
4. - Falta de análisis crediticio y capacidad de pago de Dodici. Falta de constitución de garantías suficientes
a la firma mencionada.
En este sentido resulta clave la nota n° 287/2001, del 11/4/2001, enviada por el presidente de Directorio de
la Casa de la Moneda — posterior a López del Carril, Luis Bekes— , a la Comisión Fiscalizadora, donde señala
que del contrato en cuestión se desprende que el crédito por ventas a Dodici fue efectuado sin garantías.
Asimismo, la nota alude a las respuestas que sobre este tema dieron tanto el licenciado Moroni como López
del Carril en la reunión de Directorio plasmada en el acta n° 624, donde, ante el requerimiento del síndico — C.
— sobre las garantías ofrecidas por la firma Dodici, el primero hace referencia a "Una serie de documentación
que tienen que ver con el respaldo de la empresa a nivel societario" y el segundo agrega "Estatutos debidamente
legalizados, el acta de Asamblea por la cual se designa al Directorio, Acta de Directorio, información nacional e
internacional..." concluyendo Bekes que lo mencionado por ambos funcionarios no constituyen de manera
alguna garantías de cumplimiento de pagos (ver Anexo VI de la documentación reservada).
Además en la referida reunión de Directorio López del Carril dice que "...no nos pareció razonable ante una
firma que está demostrando esa entidad, pedirles garantías... en realidad si yo estuviera en la firma le pediría
garantías a la SECM". Con ello, el imputado admite claramente la omisión cuestionada (ver acta de Directorio
n° 624).
Esta irregularidad se robustece no solo frente a la magnitud del contrato, sino también teniendo en cuenta la
deficiente situación financiera por la que atravesaba la empresa Dodici. Ello surge del escrito de presentación
del concurso preventivo incoado por Simonián — el 28 de diciembre de 2000— en su carácter de presidente
del Directorio de la firma Dodici, donde destaca que "la empresa sufría un fuerte desequilibrio financiero, que
pese a importantes esfuerzos no pudieron ser corregidos, lo que importó desembocar en su actual estado de
insolvencia... En efecto, los intentos por refinanciar los pasivos, acompañados por nuevos proyectos como el
contrato celebrado con la Casa de la Moneda, vinculado con la explotación de la imagen de Diego Maradona, no
lograron reencauzar el apuntado desequilibrio... Así se llega al actual estado de cesación de pagos...lo que se
produjo el 19 de diciembre de 2000" o sea cuarenta días después de la firma del contrato con SECM.
Por otra parte, en el informe de los síndicos del concurso, se sostuvo que "Si la deudora hubiera solicitado
en forma inmediata su propio concurso preventivo — como lo hizo posteriormente— hubiera podido
programar una propuesta de pago en armonía con la de su propio deudor...Pero, por el contrario intentó generar
un negocio alternativo que le permitiera palear la difícil situación financiera...así aprovechando su ligazón al
mundo del deporte...suscribió el 10/11/2000 un contrato con SECM por el que ésta se comprometió a la
acuñación de un millón de medallas...las entregas comenzaron a efectivizarse el 20/12/00, careciendo de
aceptación en el mercado...de esta forma devengó significativas erogaciones, no contando con los recursos
necesarios para cancelarlas en los plazos comprometidos" (ver fs. 283/93 del ppal.).
Por último, cabe concluir que la cláusula penal de incumplimiento prevista en el contrato estudiado, más allá
de la importante función que dicho remedio legal cumple en los convenios, no puede de ningún modo subsanar
esta falta de pedido de garantías a una empresa que, a escasos días de firmar el contrato, entra en cesación de
pagos por su insolvencia.
5. - Contrato perfeccionado sin intervención regular de las Areas internas de SECM correspondientes. Falta
de expediente interno:
A pesar de que en el acta de Directorio n° 624, López del Carril ordena que cuanto antes se le haga llegar a
los síndicos de la Casa de la Moneda — a requerimiento de uno de ellos— el expediente que según dichos de
Moroni acredita "que Dodici tiene una historia de cumplimientos y gran valor comercial y que es reconocida a
nivel nacional e internacional", el presidente del Directorio Bekes en la ya citada nota 287/2001 informa a la
Comisión Fiscalizadora que "...no se encontró expediente alguno que englobe todos los aspectos de la operación
pactada con Dodici y que ante la magnitud de la operación debió haberse creado un expediente con opiniones
fundadas de las Gerencias de Comercialización, Planificación y Control de Producción, Compras y
Contrataciones, y de Administración y Finanzas, particularmente en este último caso con relación al tema
garantías crediticias. También debió haber constado la opinión de la Gerencia General".
Finalmente destaca la misma nota que no se registra opinión de la Unidad de Auditoría Interna al momento
de celebrase el contrato, ni de la compra a Adhepel, ni al producirse las entregas de medallas a Dodici (ver fs.
1/3 del Anexo VI de la documentación reservada).
A riesgo de ser reiterativos, se impone decir que basta seguir la secuencia de los hechos entramados en una
negociación donde no se piden garantías a la empresa con la que se contrata mediante un pago de su prestación
a plazos, no se cumplen con los pasos administrativos formales internos de la entidad estatal, que poco tiempo
después dicha firma se presenta en convocatoria, a pesar de lo cual se le sigue entregando mercadería, solo
puede haber un hilo conductor en una gestión comercial ventilada en esos términos: un interés particular de los
funcionarios ejecutores en favor de la contraparte.
En esta inteligencia, el Tribunal entiende que debe encuadrarse el hecho en el tipo penal del art. 265 y no en
el 261 del C.P.
En efecto, es en el aspecto subjetivo de ambas figuras donde más claramente se manifiesta la incongruencia
la descripción típica del art. 261 con la maniobra, ya que dicho tipo penal no envuelve connotaciones subjetivas
particulares, por lo que no cabe lugar a considerar la existencia de elementos distintos del dolo, consistiendo
este sólo en el conocimiento del carácter de los bienes y de la situación funcional que los vincula con el sujeto y
la voluntad de separar el objeto del ámbito administrativo (D'Alessio, Andrés, obra citada, pág. 841).
Por su parte el art. 265 describe el hecho como "el funcionario público que, directamente, por persona
interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un beneficio propio o de un tercero, en cualquier
contrato u operación en que intervenga en razón de su cargo".
Frente a este panorama resulta más ajustado a los hechos la subsunción legal de la conducta en este último
tipo penal, donde además del dolo — compuesto por el conocimiento de las circunstancias que a nivel objetivo
constituyen la inserción del interés particular en el contrato y la voluntad de realizar tal actividad— , contiene
esta figura un especial elemento subjetivo definido como "la voluntad de obtener un beneficio propio o de un
tercero" (D'Alessio, Andrés, obra citada, pág. 850).
Es así que, el cuadro fáctico reseñado pone de manifiesto que el tenor, contenido y modalidades de las
irregularidades que integran la trama analizada se compadecen con el ánimo, por parte de los funcionarios
públicos involucrados, de beneficiar los intereses de la empresa Dodici, a costa de los de la Casa de la Moneda.
En cuanto al grado de participación que le cupo a cada uno de los imputados es necesario distinguir la
situación de López del Carril, Gómez y Moroni por un lado, y la de Simonián por el otro.
Procede considerar a los tres primeros como coautores del hecho, ello así por cuanto entre López del Carril
en su función de presidente del Directorio, Gómez y Moroni en sus cargos de Gerente General y Gerente de
Comercialización de la Casa de la Moneda, respectivamente, hubo "reparto de tareas" en base a la intervención
de cada una de dichas dependencias en el trámite dado a la negociación con Dodici, que implicó un dominio
funcional del hecho. Esto sucede cuando cada uno de los imputados sólo realiza una parte de la conducta que el
tipo describe.
La base legal de la afirmación precedente se halla en la expresión "los que tomasen parte en la ejecución del
hecho" (art. 45 C.P.), o sea que los nombrados se interesaron en beneficio de un tercero — Simonián— en un
contrato en el cada uno intervino "en razón de su cargo", usando los términos del art. 265 C.P., poniéndose de
manifiesto una división de funciones en la ejecución de la maniobra, de acuerdo al rol que cumplía cada uno de
ellos en la entidad estatal que representaban y cuyos intereses debían cuidar (ver Zaffaroni, Eugenio R.,
"Tratado de Derecho Penal", Ed. "Ediar", Bs. As., 1982, Tomo IV, págs. 306/10).

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Siguiendo esta línea se ha dicho que la coautoría funcional supone un aspecto subjetivo: la decisión común
al hecho y otro objetivo la ejecución de esta decisión mediante la división del trabajo, extremos que conforme a
la prueba valorada se ven satisfechos en el caso de autos (ver Zaffaroni, obra citada págs. 329/40).
En el marco de esta división de funciones, debe distinguirse la intervención de López del Carril en su
carácter de presidente del Directorio, tanto en las reuniones donde se trató esta cuestión contractual —
especialmente las referidas al tema garantías— , como en la aprobación ad referéndum del Directorio de la
citada resolución n° 154, relacionada con la contratación irregular de Adhepel, implicando además un gasto
contractualmente indebido para la Casa de la Moneda. En cuanto a Moroni como Gerente de Comercialización,
le correspondió toda la gestión previa a la firma del contrato, intervino en las reuniones del Directorio tratando
lo relativo a las garantías que "supuestamente" presentaba Dodici, además fue quien autorizó las solicitudes de
compras (ver fs. 1050/52 y expedientes SECM n° 19.295 — fs. 10— y n° 19.280 — fs. 44— ).
Con relación a Gómez, como Gerente General, "es quien autoriza el trámite de compra para posteriormente
remitirlo a la Sección Contrataciones, ... luego Contrataciones requiere que el trámite esté autorizado por la
Gerencia General" (ver declaración testimonial de Villarreal a fs. 1050/52 del ppal.) y le corresponde, según sus
propios dichos, coordinar el funcionamiento de las demás gerencias (ver fs. 916/19 del ppal). El nombrado es
quien firma el requerimiento de compra obrante a fs. 26 del expediente SECM n° 19.295.
Respecto de Simonián, cabe señalar que en la medida en que las irregularidades tratadas se hallaban
dirigidas a beneficiar sus intereses, una exégesis acorde a los principios de la lógica de la maniobra investigada
conduce a considerarlo parte de ella. En esta inteligencia, el nombrado no puede reputarse como ajeno a toda la
maquinación descripta en virtud de la cual se descuidaron los recursos del Estado para favorecer los suyos.
Sin embargo, si bien, como se dijo hubo una división de la tarea en la ejecución del ilícito y una decisión
común al hecho, debe distinguirse el caso de Simonián del resto de los imputados. Ello por cuanto al no tener el
nombrado la calidad requerida por el tipo penal aplicado, de ser funcionario público, no puede ser considerado
coautor del delito analizado, en virtud de lo cual corresponde atribuirle el hecho en calidad de partícipe
necesario (ver Zaffaroni, obra citada, pág. 347/8).
En base a lo expuesto en el presente Considerando corresponde confirmar el procesamiento de López del
Carril, Gómez y Moroni — en calidad de coautores— y Simonián — en calidad de partícipe necesario— ,
modificando la calificación por la prevista en el art. 265 del C.P, y revocar el sobreseimiento de los nombrados
por los aspectos de la maniobra que — erróneamente— se tratan como hechos independientes, descriptos en los
apartados C y D del acápite III, del Considerando E) del auto en crisis.
III. Con relación a los embargos ordenados en la resolución apelada, más allá de la dudosa validez de la
fundamentación practicada por el Juez de grado en el Considerando F) respecto del monto impuesto, no se
declarará su nulidad. Ello por cuanto, ante las modificaciones realizadas en la presente, corresponde que el juez
de grado valore nuevamente la cuestión y, en esa oportunidad, atendiendo realmente a los parámetros indicados
en el art. 518 del C.P.P.N., adecue la suma correspondiente a cada uno de los imputados en base a su nueva
situación a fin de no privar de instancia.
IV. Por último se impone señalar que resulta pertinente a los fines de la dilucidación total de la maniobra
investigada que el Juez de grado indague sobre el desempeño de la Comisión Fiscalizadora en el sentido
indicado en el informe de la UAI del 22/6/01, donde señala que "El doble voto no encuentra sustento legal en el
estatuto orgánico de la Casa de la Moneda ni en la ley 19.550 — art. 260, según modificación por la ley 22.903
— de aplicación supletoria en virtud de las disposiciones del art. 2 de la ley 20.705. Ahora bien y más allá de la
modalidad adoptada por quien se desempeñaba como presidente, actualmente lo cierto y concreto es que en esa
reunión de Directorio (acta n° 626) no medió observación por parte de la Comisión Fiscalizadora" (ver fs. 155
de la Actuación Administrativa n° 9137/98).
También corresponde determinar el grado de responsabilidad que podría caberle a la Comisión Fiscalizadora
por no cumplir con el nombramiento del tercer Director en caso de vacancia, según corresponde en base al
Estatuto Orgánico de SECM. La Oficina Anticorrupción expresa en su escrito de fs. 336/41 del expediente
principal que esa omisión podría implicar el objetivo de permitirle a López del Carril tomar el control de las
decisiones de la Sociedad del Estado Casa de la Moneda.
En virtud de todo lo expuesto el Tribunal Resuelve:
I. - Confirmar parcialmente el punto dispositivo I de la resolución de fs. 920/1008 del expediente principal,
en cuanto decreta el procesamiento sin prisión preventiva de Nelson Julio López del Carril como autor del delito
de negociaciones incompatibles con la función pública en relación al convenio de pago con DLRG, el que
concurre en forma real con el delito descripto en el apartado B del Considerando II de la presente, — contrato
con Dodici— modificando la calificación de este último por la de negociaciones incompatibles con la función
pública en calidad de coautor (arts. 265, 45 y 55 del C.P. y arts. 306 y 310 del C.P.P.N.). III. - Confirmar
parcialmente el punto dispositivo II de la resolución citada en cuanto decreta el procesamiento sin prisión
preventiva de Fernando Carlos Moroni y Marcelo Leonardo Gómez, por el hecho descripto en el apartado B del
Considerando II de la presente — contrato con Dodici— modificando la calificación y el grado de participación
que les cupo a los nombrados en el hecho por la de negociaciones incompatibles con la función pública en
calidad de coautores (arts. 265 y 45 del C.P. y arts. 306 y 310 del C.P.P.N.).
III. - Confirmar parcialmente el punto dispositivo II de la resolución citada en cuanto decreta el
procesamiento sin prisión preventiva de Alberto Marcelo Simonián, por el hecho descripto en el apartado B del
Considerando II de la presente — contrato con Dodici— modificando la calificación legal por la de
negociaciones incompatibles con la función pública en calidad de partícipe necesario (arts. 265 y 45 del C.P. y
arts. 306 y 310 del C.P.P.N.).
IV. - Dejar sin efecto los puntos dispositivos III y IV del auto citado en virtud de lo dispuesto en el
Considerando III de la presente, debiendo el a quo proceder del modo allí indicado.
V. - Revocar parcialmente el punto dispositivo V de la resolución apelada en cuanto sobresee parcialmente a
Nelson Julio López del Carril; Fernando Carlos Moroni, Marcelo Leonardo Gómez y Alberto Marcelo Simonián
respecto de lo que menciona como "hechos" detallados en los apartados C y D del acápite III del Considerando
E), por conllevar ello el indebido desdoblamiento de la conducta que aquí se abordara en el Considerando II,
apartado B.
VI. - Disponer que el Juez de grado proceda de la manera indicada en el Considerando IV de la presente.
Regístrese, hágase saber al Sr. Fiscal General, y remítase a la anterior instancia junto con la documentación
recibida, donde deberán practicarse las restantes notificaciones a que hubiere lugar. — Horacio R. Cattani. —
Martín Irurzún. — Eduardo Luraschi.

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