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Sumarios:
1. Corresponde procesar en orden al delito de peculado a quien, en su calidad de jefe de un área del Banco de la
Nación Argentina, habría debitado de varias cuentas bancarias pertenecientes a dicha entidad sumas de dinero
que fueron acreditadas en una cuenta abierta a nombre de un conocido suyo, desde que el imputado reviste el
carácter de funcionario público en tanto participaba de la "función pública" propia de la voluntad del ente estatal
dentro del cual trabajaba, con capacidad de autorización, delegación y firma.
2. Conforme a lo establecido en el art. 77 del Código Penal y en la Ley de Ética Pública, debe reputarse
"funcionario público" a la persona que, aunque no posea dicho status, participa del ejercicio de las funciones
públicas.
© Thomson La Ley 1
defensa en punto a que Oporto no habría sido funcionario público en los términos del artículo 77 del Código
Penal al momento de los hechos que se investigan.
Esta alzada ha tenido ocasión de señalar -ver c. 40.063 "Munain...", rta. 30/08/07, reg. 959-, que los criterios
para determinar tal condición se pueden dividir en tres: a) por la naturaleza del órgano empleador, b) por el
régimen jurídico aplicable al caso o c) por la función pública que cumplen los nombrados dentro de dicha
entidad bancaria.
Al respecto, la jurisprudencia y la doctrina en materia penal han sido uniformes al adoptar el punto c)
anteriormente citado -la función pública llevada a cabo por los nombrados-, como el criterio utilizado para
determinar el concepto de "funcionario público". Considerándolo, también, como aquel al que hace referencia el
artículo 77 del Código Penal, difiriendo del concepto utilizado en el derecho administrativo.
Desde este punto de vista, se ha reputado "funcionario público" a la persona que, aunque no posea dicho
status, participe del ejercicio de las "funciones públicas", considerando a éstas como "toda actividad temporal o
permanente, remunerada u honoraria, realizada por una persona natural en nombre del Estado o al servicio del
Estado, o de sus entidades en cualquiera de sus niveles jerárquicos".
Dicha definición ha sido recogida tanto por la Ley de Ética Pública (ley 25.188) en cuanto define las
"funciones públicas", como por la Convención Interamericana contra la Corrupción (Anexo I, art. 1 /), con
jerarquía supralegal, que amplía pero sin modificar, la definición de "funcionario público" que otorga el artículo
77 del C.P. En este sentido se ha referido, también, la Excma. Cámara Nacional de Casación Penal (ver citas del
fallo ut supra señalado).
Dentro de este marco conceptual y teniendo en cuenta la labor que desarrollaba Oporto, Jefe de Area, a
cargo del sector de Cajas de Ahorro de la Sucursal Carlos Pellegrini del Banco de la Nación Argentina, se puede
sostener que era funcionario público de conformidad con el criterio citado, toda vez que participaba, en mayor o
menor medida, de la "función pública" propia de la voluntad del ente estatal dentro del cual trabajaba, con
capacidad de autorización, delegación y firma, resultando dichas tareas parte de los actos de la actividad
bancaria que el Estado desea llevar a cabo, aún dentro de un área específica.
Así, acreditado dicho carácter corresponde analizar si se habría configurado el delito que se le enrostra:
substracción de caudales públicos (art. 261 del C.P.).
La causa se inició por denuncia de la apoderada del Banco de la Nación Argentina dando cuenta de distintas
irregularidades detectadas en la Sucursal de Carlos Pellegrini de dicha institución, consistentes en débitos de
seis cuentas de Caja de Ahorro por la suma de $ 29.142,97 y del Rubro Otros Depósitos por la suma de $ 390,
con crédito en la Caja de Ahorro n 11.066.902/3 perteneciente a Hugo Jorge Pardo, maniobras que habrían sido
realizadas por el Jefe de Area, Rubén Oporto.
De las constancias aportadas por el Banco de la Nación Argentina surgen los distintos débitos de los
importes enrostrados, como así también, la acreditación en la cuenta de caja de ahorro -nro. 11.066.902/3-
correspondiente a su consorte de causa, Hugo Jorge Pardo (ver fs. 49/79).
De la declaración testimonial de Carlos Mazzei, instructor sumariante de esa entidad bancaria y a cargo de la
instrucción del expte. nro. 3297/06 llevada a cabo para determinar las presuntas irregularidades que fueran
denunciadas en esta sede, surge que para la realización de tales operaciones se habría utilizado la clave personal
de Rubén Oporto correspondiente al usuario nro. 18.608. Corroborarían tal testimonio las constancias obrantes
en el expediente administrativo que corren por cuerda.
Al momento de declarar, Hugo Pardo, manifestó que conoce a Oporto desde hace veinticinco años,
aproximadamente, que le había solicitado -a fin de comprar un departamento para su hija- el favor de abrir una
cuenta a su nombre de donde haría una extracción de pesos quince mil, haciéndose cargo de los gastos
correspondientes. Afirmó que, una vez retirado el dinero por ventanilla de la cuenta abierta a su nombre, lo
entregó a Oporto junto con el plástico y el número de clave (ver fs. 19/vta. y 86/vta.).
La versión del incidentista, respecto a que desconocía a su consorte de causa, no sólo se vería controvertida
con los dichos de éste sino que de los listados aportados por la empresa telefónica -en soporte de diskettesurgen
llamadas telefónicas recibidas en el domicilio particular de Pardo desde la vivienda de Oporto. A modo de
ejemplo: las realizadas los días 20/04/06 a las 07:59:00, 22/04/06 a las 17:17:50 y 26/04/06 a las 19:20:53 (ver
fs. 94/vta y material aportado). Asimismo, el número de celular correspondiente a Oporto y que fuera aportado
por Pardo, se encontraría corroborado con el informe presentado por la empresa CTI Móvil (ver fs. 100/2).
Consecuentemente, los suscriptos no comparten la argumentación vertida por la defensa ya que entienden
que el Señor Juez de grado ha analizado correctamente el hecho investigado como así también los elementos de
juicio colectados, conformando las pruebas reunidas hasta el momento un cuadro probatorio que, valorado en su
conjunto, genera un grado de probabilidad en cuanto a la responsabilidad del procesado por el delito que se le
atribuye suficiente para el dictado del juicio de mérito que prevé el artículo 306 del código ritual.
Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE: I) RECHAZAR el planteo de nulidad introducido por los doctores
M. Z. y J. C. C..
II) CONFIRMAR el punto I de la resolución obrante a fs. 8/14 vta. en cuanto ordena el procesamiento de
Rubén Reinaldo Oporto, por considerarlo, prima facie, autor penalmente responsable del delito previsto en el
artículo 261 del Código Penal (arts. 306 y 319 a contrario sensu del C.P.P.N.).
Regístrese, hágase saber y devuélvase la causa principal junto con copia de lo resuelto y, oportunamente, el
presente incidente.
Sirva la presente de muy atenta nota de envío. — Jorge L. Ballestero. — Eduardo Fara.
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