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La narración histórica.

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El mundo después de la Segunda Guerra Mundial

Cambios fundamentales. La mayor y más terrible guerra de todos los tiempos


produjo cuatro cambios fundamentales en la situación internacional:

1. El antiguo sistema de Estados europeos, que había recibido ya un serio golpe


en la primera guerra mundial, quedó ahora totalmente destruido. Francia
desapareció como potencia continental e Inglaterra ya no pudo seguir
aplicando su política de equilibrio, consistente en ponerse enfrente del país
más fuerte del continente.
2. El centro del poder mundial pasó de Europa a los Estados Unidos y a la Unión
Soviética, países ambos que se convirtieron en posibles núcleos de la
hegemonía mundial.
3. El descubrimiento de nuevas armas alteró drásticamente los viejos conceptos
de geografía militar. Los países industriales de Occidente, especialmente Gran
Bretaña, se volvieron sumamente vulnerables en la época de las armas
atómicas.
4. La fuerza vital del nacionalismo se propagó por Asia y África, donde los
pueblos coloniales pidieron la autodeterminación y el fin del imperialismo
trastocando el statu quo político y económico.

Negociaciones de paz. Antes de que terminase, en agosto de 1945, la segunda


guerra mundial, los Tres Grandes –Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia—
habían ya establecido las bases provisionales de la paz. Roosevelt, Churchill y
Stalin se habían reunido en Teherán del 28 de noviembre al 1º de diciembre de
1943, para elaborar unos planes encaminados a concluir la guerra, reunión en la
que se convino que se crearía una organización internacional de carácter general
lo más pronto posible.
En la conferencia de Yalta, celebrada del 4 al 11 de febrero de 1945, los Tres
Grandes decidieron que los países liberados de Europa elegirían sus propias
instituciones democráticas y volverían a adquirir los derechos soberanos y el

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autogobierno de los que habían sido desposeídos por los países agresores,
mediante la violencia. Esta declaración fue infringida deliberadamente por la Unión
Soviética más adelante al crear Estados satélites en Europa oriental. Se convino,
asimismo, en Yalta que la Alemania derrotada sería dividida en zonas de
ocupación y que pagaría reparaciones; Rusia entraría además en guerra contra el
Japón.

En la última conferencia de la guerra celebrada en Potsdam, del 17 de julio al 2 de


agosto de 1945, los aliados fijaron las condiciones a Alemania: desarme y
desmilitarización totales, disolución del Partido Nacionalsocialista, eliminación del
militarismo, democratización del país, enjuiciamiento de los criminales de guerra y
pago de grandes reparaciones.

Los Tres Grandes convinieron en que se estableciese un Consejo de Ministros de


Relaciones Exteriores que tendría por misión redactar los tratados de paz. Las
reuniones de este Consejo celebradas en Londres en septiembre de 1945 y en
Moscú del 16 al 27 de diciembre del mismo año acabaron en un completo
desacuerdo.

En la Conferencia de la Paz de Paris, reunida de julio a octubre de 1946, los


ministros de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña
y la Unión Soviética procedieron, en cambio, con rapidez y aprobaron cinco
tratados que decidían la suerte de Italia, Hungría, Rumania, Bulgaria y Finlandia.
No obstante, se trataba sólo de arreglos estrictamente limitados y provisionales.

La guerra fría. La unidad de los tiempos de guerra desapareció rápidamente


cuando Rusia intentó aumentar su zona de influencia y cuando Estados Unidos y
Gran Bretaña, que se habían plegado a los deseos de Stalin en Yalta y Potsdam,
rehusaron aceptar toda nueva expansión. Durante el primer año de la posguerra,
el Kremlin consolidó rápidamente su poder en Europa oriental y seguidamente se
retiró detrás de un telón de acero que se extendía de Stettin a Trieste y de Corfú al

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mar Negro. Los arreglos sobre Alemania, Austria y Japón tuvieron que aplazarse.
La fisura que separaba a los aliados occidentales de la Unión Soviética aumentó
rápidamente hasta convertirse en lo que se llamó la guerra fría y que, en realidad,
era una continuación del conflicto mundial. En un lado se encontraba el mundo
libre y en otro el imperio soviético, sus Estados vasallos y la China Roja.

La «guerra fría» se combatió en varios frentes: político, económico, militar y


propagandístico.

En el frente político, al desaparecer las perspectivas de una seguridad colectiva


mundial, volvió a renacer el viejo sistema de buscar la fuerza o el equilibrio
mediante alianzas. Tanto el Este como el occidente buscaron el apoyo alemán y
para ello prometieron ayudar a los alemanes en sus deseos de unificación. La
Yugoslavia comunista y Japón se inclinaron del lado de Occidente mientras la
China Roja se puso de parte de Moscú. Cuando el Kremlin intentó establecer una
esfera permanente de influencia en Irán, el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas obligó a Rusia a retirar sus tropas. Los Estados Unidos volvieron a
participar plenamente en los asuntos europeos con la promulgación, el 12 de
marzo e 1947, de la Doctrina Truman e impidieron la penetración soviética en
Grecia y Turquía.

Desde el punto de vista militar, el arsenal norteamericano de bombas atómicas y


los avances en armamento nuclear dieron a Occidente su mayor ventaja táctica de
la guerra fría. Cuando en junio de 1946 los Estados Unidos propusieron que se
crease un organismo internacional de desarrollo atómico para supervisar el uso
científico y comercial de la energía atómica mediante un sistema de autorizaciones
y de control, La Unión Soviética hizo fracasar el intento utilizando su veto en las
Naciones Unidas. En 1949, se creo la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN), como alianza política y militar frente a la amenaza soviética, que en
respuesta, creo el Pacto de Varsovia. Los recursos occidentales en el frente
económico eran mucho mayores que los del bloque soviético. Con el Plan

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Marshall, anunciado el 5 de junio de 1947, los Estados Unidos proponían a los


países europeos su plena cooperación en un programa continental de
reconstrucción. Unos 12 000 millones de dólares ayudaron a Europa occidental,
en el marco del Plan Marshall, a reconstruir su quebrantada economía.

En el frente propagandístico, ambos lados utilizaron todos los instrumentos de


comunicación para conquistar los cerebros de los hombres.

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