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DIOS PROMETE Y CUMPLE

Hace tiempo encontré un tratado simple, poco atractivo, como si hubiera sido escrito en una
maquinilla vieja y fotocopiado en papel de poca calidad… Me llamó la atención el título:

DIOS PROMETE Y CUMPLE

Decidí leerlo y mi vida cambió por completo; mi fe en Dios creció aún más y me dió una razón
adicional para confiar en El… Un fragmento del tratado dice así:

Siendo empleado de la Autoridad de las Fuentes Fluviales,me preparaba para


disfrutar mis vacaciones anuales, las cuales comenzaban el día 27 de diciembre de
1977. Ese día, a las 9:00 am, recibí la noticia de que nuestra unión obrera había
decretado una huelga en demanda por aumentos de salario.
Tenía una pequeña reserva económica, pero se agotó rapidamente, al punto que
se me acabó cuando mi segundo hijo la utilizó para matricularse en el segundo
semestre de su primer año de universidad… Ahí comenzaron las dificultades; las
relaciones entre la unión y el patrono se rompieron y no había indicios de posibles
negociaciones. Las deudas y necesidades en el hogar se hacían notar y se me
negó la paga por desempleo ocasionando que la situación se tornara
desesperante.
El Sábado 21 de enero de 1978, en la noche, se celebraba un Culto Evangelístico
en la Concha Acústica de mi ciudad natal, Ponce, con el Evangelista David Terrell.
Mientras me encontraba sentado en aquel lugar, sentí urgencia por orar y mientras
lo hacía, sentí que El Señor hablaba a mi mente y me decía que aquello era una
prueba, pero que confiara porque El estaba conmigo y me supliría en todo…
El próximo día, Domingo en la tarde, llegó un hermano en Cristo a mi casa, que me
ayudaba económicamente para sostener un programa de radio que junto al
hermano Miguel López, teníamos los domingos en la mañana. Este hermano abrió
la puerta de las buenas dádivas con una ayuda económica, y así esa fuente
continuó fluyendo, cuando esa misma noche recibí otra cantidad como ofrenda de
amor de parte de nuestra congregación. Así, sin contarle mis problemas e
inquietudes a persona alguna, solamente al Señor en oración, seguía fluyendo la
fuente de las bendiciones de Dios.
El lunes siguiente, una amiga de mi esposa llegó con un sobre conteniendo ayuda
económica. El Señor siguió bendiciendonos hasta varios días antes de terminar la
huelga el día 24 de abril de 1978; pude cumplir con mis obligaciones económicas,
y el plan de cupones para alimentos me suplía lo necesario para la buena
alimentación de los de mi casa.
Al comenzar a trabajar de nuevo, apareció un préstamo del sistema de retiro que
había solicitado antes de salir de vacaciones, los cuales no pude disfrutar como
esperaba, por los efectos de la huelga. Hubo también otras entradas por tiempo
extra trabajado antes de la huelga y otras por tiempo retroactivo.
Amados hermanos y amigos en Cristo, ciertamente vale la pena servir a un DIOS
Eterno y Misericordioso que promete y cumple. Por esta causa puedo decir con
certeza, inspirado por una experiencia propia, que mi Dios prometió y me cumplió
en forma más abundante de lo que le pedí…

Si a ustedes que me escuchan les impactó este testimonio, imagínense cuánto más me
impactó a mí al descubrir que ese segundo hijo por quien se le agotaron sus reservas
económicas para enfrentar su situación ERA YO y el que escribía ERA MI PAPA…

24 años más tarde, viví la misma situación: Me quedé sin empleo en abril de 2001 y estuve
más de un año sin conseguir otro. Las ayudas de desempleo sólo me cubrieron por seis
meses, y el resto del tiempo, fue mi familia, sobre todo mi mamá (porque mi papá ya había
fallecido) quien me aportaba económicamente para sobrevivir esta debacle. Igual que a mi
papá, hermanos de la congregación me daban ofrendas de amor, y amados hermanos
Caminantes de Emaús me sostenían, no tan sólo económicamente, sino emocional y
espiritualmente. Aprendí a abandonarme por completo en las manos del Señor y las
lecciones aprendidas mientras pasaba por este valle de aflicción y angustias, sirvieron para
redefinir mi relación con Dios y el ministerio al cual me había llamado… Volvió a hacerse
realidad el Salmo 66 que Dios usó en 1983 para ministrarme cuando me operaron dos veces
de la espalda. Después de ser probado, el Señor me sacó a abundancia, no material sino
espiritual.

DIOS PROMETE Y CUMPLE…

Deja tus preocupaciones al Señor y EL te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre
y la mujer que le obedecen. (Salmo 55:22)

Sé lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a


hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre; a tener de
sobra que a no tener nada. A TODO PUEDO HACERLE FRENTE, GRACIAS A CRISTO
QUE ME FORTALECE… (Filipenses 4: 12 – 13)

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