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ILUSTRACIÓN, COMUNICACIÓN, APRENDIZAJE

TERESA DURÁN ARMENGOL*

RESUMEN. Dentro de la cultura de la imagen, la ilustración merece especial aten-


ción. Podríamos definir la ilustración como una imagen narrativa particularmente
persuasiva. Su lenguaje, con sus elementos, códigos, sintaxis y propiedades
secuenciales, está plenamente capacitado para transmitir mensajes narrativos
completos y eficaces, especialmente en el caso del libro-álbum, cuyas ilustracio-
nes conforman un conjunto de imágenes secuenciadas a tenor de un coherente
hilo narrativo, susceptible de ser leído como un relato dotado de cierta autono-
mía con respecto al texto, en el caso de que lo haya. La narratividad de la ilustra-
ción difiere de la del texto en su grado de concreción y de interiorización recep-
tora. Su función es comunicativa, y existen diversas maneras de comunicarse
mediante la ilustración que forman órbitas cognitivas en la esfera de nuestra
mente. La recepción del mensaje ilustrado precisa de un proceso de aprendizaje,
mediante el cual se adquieren competencias básicas para la lectura y sociabiliza-
ción del niño.

ABSTRACT. Within an image-based society, illustration deserves special attention.


Illustration could be defined as a particularly persuasive narrative image. Its lan-
guage, with its components, codes, syntax and sequential properties, is perfectly
capable of transmitting complete and effective narrative messages, especially in
the case of the story album, whose illustrations form a set of images held together
by a coherent narrative thread, which can be read separately form the text, in the
case where text exists. The narrative capacity of the illustration differs from the
text through its level of concretion and receptive internalization. Its function is
communicative and there are various ways of communicating through illustration
which form cognitive orbits in the sphere of our mind. The reception of the illus-
trated message requires a process of learning, through which a child acquires
basic competencies for reading and socialization.

QUÉ ENTENDEMOS POR ILUSTRACIÓN ción, qué es lo que se le puede exigir especí-
ficamente como vehículo educativo y en qué
Inmersos dentro de la denominada cultura se diferencia del resto de las artes plásticas.
de la imagen, quizá haya llegado el momen- La ilustración no tiene por qué di-
to de debatir cuál es el papel de la ilustra- ferenciarse de las demás imágenes
(*) Universidad de Barcelona.

Revista de Educación, núm. extraordinario 2005, pp 239-253


Fecha de entrada: 07-07-2005 239
existentes en el mercado ni por su realiza- destinada a la infancia, la síntesis simbóli-
ción técnica ni en sus elementos composi- ca predomina por encima de la fidelidad
tivos. Pero en el momento de definirla se en la reproducción. En general, el figura-
observan dos grandes tendencias. Mien- tivismo de la ilustración (que en muchos
tras que para algunos profesionales ilus- casos deriva también de la práctica de la
tradores –Pacheco (1997), Lobato (1998)– caricatura, práctica no aceptada en Euro-
«la ilustración es una rama de la pintura y pa hasta bien entrado el siglo XVIII) se
del dibujo que produce obras de arte des- correspondería con el animismo que dota
tinadas al gran público», para la mayoría de vida una máscara ritual africana, cuyos
de los investigadores del tema –Durand y trazos formales no son, propiamente, los
Bertrand (1975), Lapointe (1995), o de un rostro, sino que «forman» un rostro
Escarpit (1988)– la ilustración es un len- y, más especialmente, «el» rostro. Nuestro
guaje y, lo que es más, un lenguaje narra- concepto interior de lo narrado es lo que
tivo. Sin lugar a dudas, preferimos esta se hace evidente –y no al revés– en un tra-
segunda vía de exploración analítica, yecto comunicativo que surge del interior
tanto más cuanto que enfocamos nuestro (la mente) hacia el exterior (la realidad)
análisis de cara a los educadores. y no del exterior hacia el interior.
No dudamos en afirmar que la comu- Mediante esta deuda con la figura-
nicación que se establece entre emisor y ción, la ilustración se convierte en memo-
receptor a través de la ilustración es una ria, memoria colectiva. Y en esa vertiente
comunicación narrativa, argumental, de «vehículo de la memoria» es especial-
secuenciable y además, dotada de una mente adecuada para la sociabilización de
singular elocuencia. Abogaríamos por la infancia, es decir, para su educación.
defender que ilustrar es narrar, y que, por John Vernon-Lord, ilustrador y cate-
tanto, a su manera, un ilustrador es un drático británico, detalla con estas pala-
narrador. Entender de qué tipo de narra- bras las propiedades educativas de la ilus-
ción estamos hablando y cómo el recep- tración:
tor interpreta y se apropia de esta narra-
ción persuasiva es el objeto del presente La ilustración es un arte instructivo:
artículo. ensancha y enriquece nuestro conoci-
Para la mayoría de los educadores, las miento visual y la percepción de las
cualidades más apreciadas en un trabajo cosas. A menudo interpreta y comple-
de ilustración dentro del libro infantil son menta un texto o clarifica visualmente
su capacidad de significación inmediata y las cosas que no se dejan expresar
evidente, su poder de persuasión y su efi- con palabras. Las ilustraciones pue-
cacia en vistas a la comprensión e inter- den explicar el significado mediante
pretación del relato. Por esa vía, puede esquemas o diagramas o exponer
observarse hasta qué punto la ilustración conceptos imposibles de comprender
es deudora de una herencia figurativa mediante una manera convencional.
muy larga dentro de las artes plásticas. La Pueden reconstruir el pasado, reflejar
historia del arte podría estudiarse, a el presente, imaginar el futuro o mos-
menudo, como la historia evolutiva de la trar situaciones imposibles en un
capacidad humana para la representa- mundo real o irreal. Las ilustraciones
ción. Afirmaríamos con Gombrich (1950) pueden ayudar, persuadir y avisar de
que, ya sea en las artes plásticas de los ini- un peligro; pueden desperezar cons-
cios (desde el Neolítico hasta el Gótico ciencias, pueden recrear la belleza o
en Occidente), ya sea en la ilustración enfatizar la fealdad de las cosas;

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pueden divertir, deleitar y conmover El espectador de una imagen capta e
a la gente. La ilustración es, en gene- interpreta prácticamente con una sola
ral, una forma de arte visual represen- ojeada todo el contenido de la imagen,
tativo o figurativo, pero su carácter o pues en ella no hay tiempo de lectura o,
especial naturaleza –esas engañosas al menos, el tiempo de lectura es casi
cualidades mágicas que le han sido imperceptible, sin que, como en la lectura
concedidas en el proceso de dibujarla textual o musical, se mantenga el suspen-
o pintarla– pueden hacer que vaya se hasta saber cómo acaba. La imagen fija
más allá del sujeto o contenido des- pertenece al ámbito de la simultaneidad.
crito1.
La relación entre los diferentes aconteci-
mientos, acciones y protagonistas pinta-
El potencial de la ilustración descrito dos, fotografiados o esculpidos ya no
por Vernon-Lord puede aplicarse a cual- sigue una subordinación de orden tempo-
quier tipo de libro al alcance de los niños ral, sino espacial.
que contenga ilustraciones, incluso a los Claro está que el artista puede jugar
libros de texto. Pero si nos centramos en con los elementos de tamaño, distancia,
los libros de lectura «literaria», a los que sobreposición, direccionalidad, tonali-
comúnmente –y quizás erróneamente, dad, etc., incluso puede romper los lími-
porque puede tratarse de novelas o poe- tes del formato proponiendo una compo-
mas– se designa con la locución «libros de sición de extrema complejidad o de vastas
cuentos», nos topamos con un trabajo de proporciones que dificulte en el especta-
ilustración primordialmente narrativo, y, dor la simplicidad de su mirada. Pero,
para narrar, es esencial que nos adentre- incluso en este caso, la imagen es una y
mos en la faceta temporal de la ilustra- encierra en sí misma toda su significación.
ción. Si el artista –y el espectador también–
desea complacerse en los factores pasa-
dos y futuros de un relato, de un mensaje
EL FACTOR TEMPORAL que quiere dar a conocer con pelos y
EN LA ILUSTRACIÓN señales, parece condenado a romper el
marco de un único plano introduciendo
Para lograr convertirse en un lenguaje el desarrollo sucesivo del contenido que
narrativo, a la ilustración le hace falta una desea narrar. Es decir, se ve obligado a
articulación discursiva. Dicha articulación reintroducir el tiempo dentro de la lectu-
se desarrolla dentro de una coordenada ra, ya sea obligando a desplazar la vista
temporal y, a nuestro entender, éste es el del espectador encima de una banda con-
núcleo específico, definitorio, de un tra- tinua –que podría ser tanto el tapiz de
bajo de ilustración. Bayeux como una película hollywoodien-
El espacio es la dimensión donde se se, pasando por los retablos góticos o la
desarrollan las artes plásticas en general y columna de Trajano– ya sea obligando al
la imagen en particular. Hablemos, pues, espectador a desplazar no los ojos, sino
en primer lugar de la imagen fija y des- las piernas, como en los claustros románi-
pués, de la ilustración. cos de San Juan de la Peña, siguiendo una

(1) J. VERNON-LORD: «Algunos aspectos que el ilustrador debe tener en cuenta en el proceso
de creación de libros ilustrados para niños», en Ponencias del IV Sinposi Internacional
Catalònia d’Il·lustració. Barcelona, Generalitat de Catalunya. Departament de Cultura (1997),
p. 168.

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dirección coincidente con la cronología texto e imagen en un libro es vital, tanto
de los hechos. Rompiendo el relato en porque se tiende cada vez más a apreciar
secuencias encadenadas o dando una el libro en cuanto artefacto global como
dimensión monumental a su trabajo, el porque dicha combinación proporciona
artista ha conseguido romper la contin- una experiencia completa al lector.
gencia espacial de su obra. Las imágenes Por todo ello, ha llegado el momento
producidas, cada una bien compuesta de afirmar, dentro de nuestro artículo,
dentro de su formato, sobrepasan éste una distinción clara entre imagen e ilus-
para enlazarse con las demás, para inte- tración. La imagen pertenece al ámbito
grarse dentro de un conjunto que se con- del espacio, mientras que la ilustración de
vierte en un juego de asociaciones, tanto libros infantiles debería ubicarse en la
en lo referente a la forma como al signifi- encrucijada del tiempo y del espacio.
cado. Se ha pasado de una mera yuxtapo- Desde el punto de vista de la técnica
sición a una subordinación encadenada. empleada por el ilustrador (el emisor), se
Se crea entonces un itinerario visual que trata de un arte espacial. Pero desde el
precisa de un cierto tiempo para comple- punto de vista del lector (el receptor) es
tarse y, en la mente del espectador, ese un arte temporal.
factor tiempo es el que desencadena Y como también debe tenerse en
aquella serie tan estimulante de articula- cuenta que, en la mayoría de los casos, el
ciones causa-efecto que motiva la auténti- ilustrador no es el creador del mensaje
ca lectura. sino que éste ha sido inventado por el
La actual y moderna especialidad de escritor, entonces, dentro del esquema
la ilustración, sobre todo en el libro- clásico de la comunicación, el ilustrador
álbum, deriva de dicha faceta temporal no es, en sentido estricto, el emisor, sino
de la imagen, porque ya no se entiende la el «repetidor» o «amplificador» del emisor
ilustración como ornamento de un libro, (cosa que también ha provocado y provo-
tal como viene definida en los dicciona- ca muchos conflictos interprofesionales).
rios o tal como la predicó y practicó Com- Cuando visitamos una galería de arte
menius, sino como una modalidad autó- o un museo, las imágenes que éste contie-
noma de las artes, ubicada exactamente ne nos obligan a reiniciar la lectura a cada
en el cruce de las artes temporales (la paso, porque cada una de las obras que
música, la poesía, la narrativa, etc.) y de hay en la sala constituye una isla autóno-
las artes espaciales (la fotografía, la pintu- ma de lectura. Cierto que después de visi-
ra, el grabado…), para transformar al tar toda la galería de Rubens en el Museo
libro, especialmente en el caso del libro del Prado se tiene una idea de «cómo»
infantil, en un relato completo y compac- pintaba Rubens, pero no del «discurso»
to, con unos lectores objetivos claros y de Rubens. A menudo, los libros llamados
detallados. de «regalo», los libros de imágenes foto-
En un álbum, las ilustraciones y las gráficas, los libros de bolsillo tipo «Barco
palabras trabajan conjuntamente, siguien- de Vapor», los libros de texto, los calenda-
do la senda de las páginas que vienen rios y los prospectos de Alcampo, por ir
consecutivamente una después de otra. de lo más excelso a lo más profano, con-
En él, los dibujos deberían reflejar lo que tienen eso: unas imágenes más o menos
ha pasado antes y anticipar lo que pasará espléndidas en calidad pero que entre sí
inmediatamente después. Son pequeñas no establecen ningún discurso temporal,
representaciones temporales preñadas de no hay nexos entre una y otra. En cambio,
significado narrativo. La combinación de cuando en nuestras manos cae un libro

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tan sencillo como La reina de los colores abstracción hasta el más bajo, la música
de Jutta Bauer (Lóguez, 2003), aprecia- conseguiría el punto álgido de inconcre-
mos que sus imágenes están engarzadas ción, seguida por la poesía, mientras que
entre sí de tal manera, aparecen secuen- la escultura, la pintura y la ilustración,
ciadas a intervalos tan precisos, y sus figu- por su muy concreta materialidad, ocupa-
ras están ubicadas de tal modo dentro de rían escaños muy inferiores.
la página, que no sólo podemos interpre- La grafía del texto crea una imagen
tar perfectamente el relato visual, sino alfabética que no tiene nada que ver con
que incluso podemos entonarlo, modu- el referente –la palabra «cima», por ejem-
larlo usando voces imperativas, interroga- plo, poca cosa tiene de altitud– y le toca al
tivas, exclamativas, etc. Es decir: podemos lector proyectar dentro de su mente la
«narrarlo». elevada imagen de una cima. En cambio,
Aún así, hay que precisar que ni el el dibujo de una cima sí puede hacer evi-
hecho de considerar la ilustración como dentes algunas de las características de
un modo de discurso narrativo –hallazgo esa cosa, aunque esté dentro de un libro
relativamente reciente dentro de la histo- en formato octavo. Sobre todo, en el caso
ria– ni el hecho de que dicho discurso de personajes fantásticos, como el ogro,
introduzca en el ámbito de la imagen un el dibujo sí puede hacer evidentes algu-
determinante factor temporal sean, toda- nas de sus características más notorias, y
vía hoy, conceptos suficientemente cono- el espectador –que puede no haberse
cidos y divulgados, ya no entre el público topado jamás con un ogro en la realidad–
en general, sino dentro del mismo sector acabará identificando que es aquel tipo
profesional. Prueba de ello es que en las de narizota y no otra, aquel tipo de fauces
exposiciones dedicadas a la ilustración de y no otro, aquel tipo de panza y no otra,
libros infantiles, en concursos y en catálo- lo que «hace» ogro. Si el dibujo es en
gos, lo que se muestra, premia o antologa color, aún más, porque es preciso afirmar
es sólo el fragmento de un todo, error que el bermellón de una ilustración no
usual que equivaldría a divulgar el Quijo- permite en absoluto confundirlo con el
te mostrando sólo la página 315, tan exce- magenta, el sanguina, el granate, el rojo
lente como se quiera, pero a todas luces cadmio… Se trata de aquel grado de satu-
insuficiente para revelar el contenido y ración cromática y no de otra. Es en estos
alcance de la obra. aspectos, en los que la ilustración es muy
concreta, mucho más que el habla o el
texto, poseedores de una concreción
RELACIÓN ENTRE TEXTO laxa, como puede aproximarse a la abs-
E ILUSTRACIÓN tracción. La relación entre significado y
significante es mucho más evidente en la
Aunque, ¿acaso la temporalidad narrativa ilustración y, por ende, mucho más im-
del discurso de la ilustración es totalmen- pactante y persuasiva.
te similar a la temporalidad narrativa del Desde el punto de vista del receptor,
texto? ¿En qué se parecen y en qué se dife- la narratividad de la ilustración diferiría
rencian los lenguajes narrativos del texto de la del texto no sólo por el grado de
y la ilustración, dejando de lado su obvia concreción sino también por el grado de
disimilitud de apariencia? interiorización del mensaje. El ilustrador
Si se tuviese que hacer una gradación italiano Roberto Innocenti observaba en
entre las artes, siguiendo una pauta 1995 a raíz de un simposio:
que fuese desde el grado más alto de

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La limitación de una ilustración, si la niños no deberían manejar libros ilustra-
comparamos con la palabra, radica en dos porque ello les priva de imaginar.
que no es capaz de narrar desde un yo Axioma que debe refutarse, no sólo por-
interior, en que siempre es vista desde que etimológicamente imaginar viene de
el exterior, nunca desde dentro2. imagen y, en consecuencia, se precisan
imágenes para poder imaginar, sino tam-
La incapacidad de la ilustración para bién porque creemos que la ilustración
poder narrar de modo intradiegético es –algo más que una imagen suelta– posee
también una de sus singularidades con un discurso propio totalmente apto para
respecto al texto. Si mirásemos un texto desarrollar los mejores potenciales lecto-
con el mismo tipo de mirada con el que res de la mente infantil.
habitualmente vemos la ilustración, tal
como percibimos un texto en chino o en
árabe sin reconocer sus signos, nada inci- EMISIÓN Y RECEPCIÓN
taría nuestro discurso interior. Sólo si los DE LAS ILUSTRACIONES
signos gráficos de un texto tienen un sig-
nificado fonético para nosotros, se efec- Creemos que enseñar a valorar el libro
túa aquel placentero milagro de la lectu- ilustrado es uno de los grandes retos que
ra. La lectura de un relato está mucho más la lectura infantil tiene hoy. Para este fin,
llena de procesos de asociación cognitiva resulta más interesante observar cómo la
interna que la de lectura de una ilustra- ilustración se convierte en herramienta
ción. En la descodificación de un texto es de comunicación e interpretación del
mi «yo» (todo mi «yo») quien lee, mientras texto –analizando las opciones que se
que ante la imagen es el concepto de abren ante un ilustrador en el momento
alteridad (lo otro, lo externo) quien sale a de emprender la tarea de ilustrarlo–, que
mi encuentro. Nos hallaríamos pues con el debate acerca de si la ilustración consti-
que, en la lectura visual, soy yo quien se tuye una de las bellas artes o no, enjui-
asoma al exterior –hecho que me provoca ciando sus valores formales y estéticos. Y
un conocimiento de la realidad aparente debemos precisar que los conceptos de
y engañosamente objetivo– mientras que estética y capacidad comunicativa no son
en la lectura textual es mi «yo» interior excluyentes en absoluto.
quien se proyecta en el reflejo especular Para ese análisis comunicativo, nos
de lo externo, sobreponiéndose a un serviremos, una vez más, de los estudios
exterior tipográfico, en una adjunción de de John Vernon-Lord, que él dirige a sus
mi yo y la alteridad que conferiría a la lec- alumnos, futuros profesionales de la ilus-
tura textual un grado muy elevado de sub- tración, enumerando las prácticas profe-
jetividad. sionales que cree interesantes para resol-
De dicha constatación derivan las crí- ver el reto comunicativo de ilustrar un
ticas, emitidas por Bettelheim y otros psi- libro. Las resumiremos no tanto para que
copedagogos, con respecto a la necesidad quien lea estas líneas aprenda a ilustrar,
o no de ilustrar libros para niños, y deriva como para que aprenda a valorar las ilus-
también aquel axioma que reza que los traciones de los libros que están a su

(2) R. INNOCENTI: «La infancia como experiencia y como pretexto», en Ponencias del tercer
Simposi Internacional Catalonia d’Il·lustració. Barcelona, Generalitat de Catalunya.
Departament de Cultura (1995), p. 137.

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alcance. Ante cada premisa podemos pre- • Decidir qué otros objetos, compo-
guntarnos, como lectores o educadores, nentes o propiedades hacen falta
¿qué opción escogió el ilustrador y con incluir y cuáles no.
qué finalidad? John Vernon-Lord propone • Seleccionar el punto de vista para
(a los ilustradores, sí, pero también a los cada imagen, porque pueden apor-
lectores): tar contraste y dinamismo al relato.
• Optar por la estación del año, el
• Observar siempre atentamente momento del día o de la noche, o
todo cuanto acontece a su alrede- el tiempo meteorológico en que
dor. transcurre la imagen, porque, a
• Leer cuidadosamente qué es lo que menudo, el escritor no indica nada
dice el texto y lo que no dice. al respecto, y porque así se pueden
• Considerar qué pasajes del texto se obtener matizaciones lumínicas de
pueden ilustrar y cuáles no. gran expresividad. Optar también
• Estudiar una secuenciación posible entre incluir o no sombras cortas o
en la medida en que se pueda man- largas.
tener un ritmo secuencial constan- • Escoger la composición adecuada
te. para que cada imagen refleje bien
• Diagramar dicha secuenciación en la idea o contenido de lo que se
imágenes cerradas o abiertas, gran- quiere expresar.
des o pequeñas, centradas o des- • Decidir el ritmo que imprimiremos
centradas, etc. a las acciones representadas y el
• Valorar en qué punto de la acción procedimiento técnico más adecua-
se puede congelar una imagen, do para ellas.
cómo y por qué con respecto a las • Apostar por un determinado tipo
anteriores y posteriores. de valores que se quieren transmi-
• Probar y aprobar las diferentes gra- tir. Por ejemplo: la presencia o no
fías que pueden emplearse (a tra- de violencia, de sexismo, de inte-
zos e incididores suaves correspon- gración multicultural, de simbolis-
den sensaciones más suaves que a mo…
trazos fuertes). • Reflexionar seriamente sobre lo
• Buscar el tono del relato en la que aquella obra concreta pueda
medida en que se pueda mantener aportar de nuevo, considerando si
constante (tono equivale no tanto a aquel texto merece una aportación
cromatismo cuanto a registro: líri- vanguardista o, al contrario, una
co, satírico, épico…). continuidad tradicional.
• Efectuar el cásting de los persona- • Etc.
jes, con las expresiones y actitudes
adecuadas para cada momento, Y Vernon-Lord acaba diciendo:
seleccionando éstas con sumo cui-
dado con el fin que el pequeño lec- No creo que exista una única manera
tor pueda penetrar en la personali- correcta de ilustrar para niños, pero
dad de cada cual. pienso que algunas opciones son
• Escoger los escenarios, tanto exte- mejores que otras y, sobre todo, que
riores como interiores, decidiendo hay muchas maneras de hacerlo. Los
si se van a presentar de manera niños necesitan que se les estimule
simple o detallada. con la mayor diversidad posible de

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ilustraciones e historias. Me molesta establecen puentes o ejes de comunica-
profundamente oír a la gente decir de ción entre el emisor (ilustrador) y el
manera uniforme que a los niños receptor (lector), cuyos efectos tienen
pequeños les gustan las imágenes repercusiones claras para la interpreta-
cuanto más simples mejor, o que pre- ción y comprensión lectora.
fieren los colores claros3. Aunque resulta más fácil detallar estas
vías separadamente, una tras otra, convie-
En efecto, no se ha demostrado toda- ne aclarar que, en la realidad, la distin-
vía que exista «científicamente» un mejor ción entre ellas no es tan clara y que apa-
modo de ilustrar que otro, a pesar de que recen a menudo imbricadas entre sí,
corren muchos tópicos al respeto, sobre página a página y libro a libro.
todo entre el colectivo de educadores
(padres incluidos). • La vía objetiva: Es aquélla en la
Ante cada una de las opciones que que el ilustrador actúa como cro-
presenta un libro ilustrado, es mejor inte- nista documental y persigue la
rrogarse sobre la idoneidad o no de aque- máxima objetividad. Las tareas de
lla opción para aquel relato, que recurrir inconmensurable rigor científico
al estereotipo como norma. Así, los som- de Humboldt, Linneo o Darwin no
bríos colores que Asch emplea para El hubieran sido posibles sin la prácti-
ratón del señor Maxwell (Juventud, ca documental de la ilustración, en
2004) resultan tan adecuados para subra- una época donde la fotografía era
yar el dramatismo del relato como el claro inexistente. Es cierto que la foto-
y delicado trazo de Elena Odriazola para grafía ha ido escorando la ilustra-
La princesa y el guisante (Anaya, 2003). ción hacia otros ámbitos, pero tam-
Y, si intercambiáramos ambas opciones, bién es cierto que la vía
probablemente el resultado sería negati- documental continúa siendo muy
vo para las dos. Lo que de veras importa, atractiva y una de las que mayor
para la calidad de una obra, es la comple- curiosidad despierta entre los
mentariedad tonal entre las narrativas niños. No debe olvidarse que «ver»
visuales y textuales de un libro, sobre equivale a «saber» y que la frase «lo
todo en un álbum. Es decir, que la suma sé porqué lo he visto» es algo más
de sus elementos –texto y tipografía, ilus- serio que un simple enunciado.
tración y maquetación, etc.– no constitu- Ninguna ilustración parte de la
ya una simple adición, sino, a poder ser, nada y cada vez que un ilustrador
una recíproca multiplicación de efectos (y dibuja un ogro, un dragón o un
afectos). marciano, lo hace gracias al cúmulo
de ilustraciones que le ha legado el
pasado. Aclaramos esto para que
VÍAS DE COMUNICACIÓN no se dé por sobreentendido que la
DENTRO DE LA ILUSTRACIÓN vía documental sólo está al servicio
de la narrativa realista o del libro
Desde el punto de vista de la recepción de conocimientos. Sea cual sea el
lectora podemos efectuar una tipolo- tipo de relato, el ilustrador ha vis-
gía de opciones o vías ilustrativas que to y permite ver. En términos de

(3) J. VERNON-LORD: op.cit, p. 163.

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teoría del conocimiento esto se tra- puedan ser comprendidas por
duciría como: «Ha visto y hace todos los niños del mundo, con la
saber». Es obvio que, cuando un condición de que el editor y el lec-
ilustrador hace de cronista, persi- tor manifiesten hacia ellas una
gue la objetividad dentro de su dis- recíproca sensibilidad. Evidente-
curso visual y anula a menudo sus mente, el riesgo de incomunica-
ansias de originalidad en pos de ción es altísimo. Pero, si ésta se
otorgar al relato la mayor veraci- establece, porque las sensibilidades
dad posible. Por esta razón hay tan- de uno y otros concuerdan en algu-
tos cuentos fantásticos ilustrados nos aspectos, se establecerá una
de modo casi hiperrealista, pues importantísima empatía. Las obras
esa técnica confiere verosimilitud a de este tipo son obras únicas que,
lo narrado. Aunque no sólo de hipe- por encima de la historia que
rrealismo se nutre esta vía docu- narran, nos hablan del artista que
mental. Pongamos como ejemplos hay detrás. En estas obras, la ilus-
una obra muy realista narrada con tración no se produce tanto para
trazos de extrema simplicidad, transmitir un argumento como
como Un día, un perro, de Gabrielle para transmitir un modo de argu-
Vincent (Parramon, 1990), y un fan- mentar. El ilustrador, al realizar el
tástico cuento navideño con todo esfuerzo de explorar las formas
lujo de detalles hiperrealistas como visuales que le permitirán expresar
El expreso Polar, de Chris Van Alls- con eficacia su yo interior, se aleja
burg (Ekaré, 1988). de los parámetros recibidos en su
• La vía subjetiva: En el otro extre- aprendizaje y, una vez acabada su
mo de este eje comunicativo, nos obra, a menudo cuesta interpretar-
encontraríamos con la ilustración la objetivamente, porque pueda
introspectiva, en la que el ilustra- estar llena de callejones sin salida,
dor no nos informa de lo que ha de interrogantes sin respuesta. Son
visto sino de cómo lo ha visto. Nos los nombres de Francisco Meléndez
informa, ante todo, de cómo ve y en El peculiar Rally París-Pekín
vive, personalmente, la ilustración. (Aura, 1988) o de Anthony Browne
Estamos hablando de aquellos ilus- en Voces en el parque (Fondo de
tradores que se comunican con su Cultura Económica, 1999) los que
público a partir de su propia y par- acuden a nuestra mente en el
ticular «poética» visual, mostrando momento de citar ejemplos.
no tanto el universo externo como
su propio e intrínseco universo Alejadas de los polos de máxima obje-
interior, narradores que no quieren tividad y máxima subjetividad encontrarí-
narrar sino narrarse. Sea cual sea la amos otras dos vías ilustrativas de gran
obra que ilustran, su poética pecu- poder comunicativo. No hay nada como
liar la trasciende. Una «poética» la empatía para comunicarse y, para con-
que no debe confundirse con la líri- seguirla, el ilustrador puede emplear dos
ca, porque es posible encontrar caminos: apelar al corazón o apelar a la
ilustraciones introspectivas de tipo inteligencia.
épico, lírico o satírico. Sus imáge-
nes están a menudo fuera del tiem- • La vía de la empatía afectiva: Tra-
po y de nuestro contexto, aunque temos primero de explorar la

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empatía afectiva que es, de largo, la (que puede mover grandes merca-
manera más abundante de ilustrar dos, como las marcas Tous y sus osi-
aquí y fuera de nuestro país. Porque tos, Agatha Ruiz de la Prada y sus
es muy usual y quizás muy natural tulipanes o Jordi Labanda y sus fas-
utilizar una manera cariñosa de hion girls). Retornando al mundo
«hablar» (entiéndase de «ilustrar») de la literatura infantil citaremos las
para dirigirse a un niño. Son ilustra- innegables cualidades emotivas de
ciones donde los colores, trazos, Sue Heap en Pequeño cowboy
entornos, angulaciones, puntos de (Kókinos, 1997) o de Noemí Villa-
vista, etc. suavizan al máximo su muza en Óscar y el león de correos,
potencial para conseguir la mayor de Vicente Muñoz Puelles (Anaya,
complicidad afectiva con el niño, 2000).
intercambiando ternura por afecto.
Ni falta hace decir que ésta es la más • La vía de la empatía ingeniosa: Así
común de la vías comunicativas de como podemos llegar a simpatizar
la ilustración y también la que ha con un niño mediante mimos, tam-
hecho más extenso su radio de bién podemos hacerlo mediante
acción, pues no sólo libros, sino bromas y risas. A los niños les
juguetes, golosinas, mobiliario, encanta el reto de tomar el pelo.
moda y papelería andan llenos de Los ilustradores que buscan comu-
ositos, patitos, conejitos y florecitas nicarse así con sus lectores utilizan
en suaves tonos pastel. Es, sobre su arte preparando trampas inge-
todo, por la forma de los motivos y niosas, que desafían la inteligencia
personajes como uno nota que se del lector convirtiéndose en retos
trata de artefactos para niños, ya intelectuales al sentido común y a
sean impresos, bordados o modela- la experiencia. Se trata de jugar,
dos. Dicha forma es casi siempre entrando en aquel quid pro quo
redondeada y abundan los persona- que tanto gusta en la infancia y que
jes de cabeza y cara ostentosamente se resume en aquella frase lúdica
redonda, ojos grandes, boca peren- de reto que empieza por un «A que
nemente sonriente, manos y pies no sabes…» o «A que no puedes…»
diminutos y sin ninguna relación o «A que no ves…». Desde esta acti-
anatómica con la magnitud de la tud de reto el ilustrador puede pro-
cabeza y en cuanto al color se opta poner juegos de perspectivas o
o bien por una gama brillante de anacronismos; puede proponer la
colores puros y saturados, tipo par- lectura laberíntica de un conjunto
chís, o bien por tonos pastel suave- de acciones imbricadas entre sí;
mente enharinados, con lo que esta puede esconder en el trasfondo
vía ilustrativa llega directamente al escenas muy secundarias para el
corazón del lector prioritariamente desarrollo del relato y que constitu-
por su forma y sólo secundariamen- yen un contrarrelato a lo largo de
te por su contenido. Esta tierna todo el libro; puede distorsionar la
manera de comunicarse es la causan- anatomía, el movimiento, las pro-
te de que a la ilustración infantil se le porciones para hacerlos risibles en
reproche a menudo de ser manieris- su ridiculez, etc.. El ilustrador que
ta, lo que en sí no es bueno ni ma- actúa así reclama del espectador
lo, sino una simple constatación la capacidad de contrastar su

248
experiencia personal con la expe- en los laberintos gráficos para indi-
riencia propuesta por la imagen. car dónde está el ratón y dónde el
Esta relación irónica es siempre queso. En definitiva: es una ilustra-
transgresora y es la transgresión lo ción o modo de ilustrar que se
que nos hace reír. El ilustrador uti- mueve siempre en unidades suel-
liza la capacidad persuasiva de la tas, sin fondos ni demás zarandajas,
imagen para fingir que lo imposible inconexas entre sí, prescindiendo
es posible. Captar ese engaño, esa de la secuenciación y composición
broma, esa alteración a la norma propias de un buen álbum ilustra-
que sólo el dibujo hace posible, do. Por esta vía, el ilustrador se
nos da risa (y en eso, los dibujos comunica con el lector práctica-
animados con ejemplos tan ilustres mente por «fonemas», por onoma-
como los streptease del Pato Lucas topeyas, por indicios, sin propo-
o los ojos de Dólar del Tio Gilito nerle unidades semánticas, frases
resultan excelentes). Normalmente significativas, visiones globales.
se califica a las obras que emplazan Entre un libro ilustrado de esta
así al ingenio del lector como manera y un álbum habría la misma
“divertidas», aunque sus personajes diferencia que entre un toque de
sean de lo más serio y estén en campana y la Obertura 1812 de
situaciones muy comprometidas. Tchaikovsky. Ambas piezas musica-
Citemos a modo de ejemplo las les tienen significación, pero la
ilustraciones de Anne-Marie Léve- intensidad y duración del relato
que y Lynda Corazza en ¡Mira que difieren enormemente. Aquel fac-
paso! (Kalandraka, 1999) o de Cris- tor de temporalidad del que hablá-
tina Losantos en El circo (La Gale- bamos antes queda aquí reducido
ra, 2005), donde la ironía aflora al mínimo, es casi imperceptible, o
por doquier. forma saltos elípticos tan enormes
que el lector no puede interpretar
Adentrémonos ahora en otro eje qué relación narrativa se establece
comunicativo donde los polos de acción entre una imagen y otra. Eso ocu-
son de otra índole, pues en ellos no se rre a menudo en las colecciones de
persigue empatía ni complicidad. Vamos a libros juveniles y preadolescentes,
ocuparnos del eje cognitivo que va de la en los que a cada veintitantas pági-
señal a la semiología. nas «cae» una imagen que parece
desprenderse de un hilo narrativo
• La vía señalética: Es ésa una vía incógnito. Dicha ilustración, en
que quizá no merece el nombre de general, tiene forma y pretensión
vía comunicativa, tanto más si de instantánea, como un flash que
entendemos la ilustración como ilumina alguna secuencia del rela-
narrativa, pues en ella se ofrece to, pero es muy probable que, a lo
poca o ninguna narratividad. Es largo del libro, no nos volvamos a
meramente icónica y abunda en los encontrar ni con los mismos perso-
libros de texto utilizados para el najes ni con el mismo entorno. En
aprendizaje de las lenguas extranje- ese tipo de libros, la prioridad la
ras, cuando un dibujito nos indica tiene el texto y, visualmente, viene
qué es un shirt o cuán rico es my a ser como si el lector se embarcara
tylor. Es el dibujito que se propone en un largo viaje dentro de un

249
túnel textual donde de vez en cuan- geométricas, la existencia de un
do, y por motivos orográficos que color inexistente y viajero; o de las
poco tienen que ver con el trayec- prodigiosas metamorfosis de una
to, deja entrever, como un relám- mancha creada por Iela Mari en El
pago, perspectivas fugaces del pai- globito rojo (Lumen, 1967). Se afir-
saje que se está atravesando. La ma, entre los doctores universita-
comunicación visual por iconos rios, que esta vía narrativa constitu-
obliga a una lectura compulsiva, ye la mayor aportación de la
dando bruscas sacudidas de una a denominada literatura «infantil» a
otra imagen pudiendo ser éstas la Literatura «a secas». Y quizá la
muy completas en sí mismas pero, más reciente contribución españo-
por lo general, con poca capacidad la en este ámbito sea la de Arnal
para correlacionarse entre ellas for- Ballester en No tinc paraules
mando un discurso coherente. Y, (Media Vaca, 1998).
sin embargo, alguna joya hay en
este camino comunicativo, como Ésas serían las seis vías comunicativas
por ejemplo La gran pregunta de que un ilustrador podría emprender para
Wolf Erlbruch (Kókinos, 2004) o A establecer contacto con sus lectores.
moverse de Taro Gomi (Fondo de Hemos detallado tres ejes que marcan la
Cultura Económica, 1997). pauta de la recepción:

• La via semiológica: La más yerma y • Aquél que iría desde la máxima


escasa en producción de la vías objetividad en la representación
comunicativas que ofrece la ilustra- (vía documental) a la máxima sub-
ción sería aquélla que persigue y jetividad poética (vía instrospecti-
logra abrir caminos a la investiga- va).
ción visual y gráfica en su vertiente
semiológica. Se trata de experimen- • Aquél que nos conduciría desde la
tar con los recursos y virtudes pro- máxima emotividad (vía empatía
pios del lenguaje visual hasta con- afectiva) hasta la máxima racionali-
seguir componer un relato dad (vía empatía ingeniosa).
singular, un cuento, con ellos. La
rareza de este juego semiológico • Aquél que nos llevaría desde el
produce obras únicas, álbumes polo de la recepción de la señal
excepcionales, tratamientos visua- (vía señalética) hasta el polo de
les que no pueden ser aplicados a la significación e interpretación
otro relato que no sea ése. Habla- semiológica (vía investigación
mos de Little Blue & Little Yellow semiológica).
de Leo Lionni (McDowell, Obo-
lensky, 1959) y de su elaborada sen- Naturalmente, cualquier imagen den-
cillez para narrar la teoría del color tro de un libro puede informar o sensibili-
donde formas abstractas interpre- zar, despertar una relación afectiva o
tan una emotiva historia de amis- transgresora, indicar o experimentar,
tad; o de Flicts del brasileño Ziral- pero es el desarrollo continuado de una
do (Expressäo e Cultura, 1968) de estas aptitudes el que otorga a la
donde se nos hace verosímil, por comunicación que establece la obra la
medio de formas y composiciones cualidad de relato narrativo, propia de

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aquello que hemos precisado que enten- actividad congénita. Es el resultado de un
díamos por trabajo de ilustración. Enton- largo proceso donde el habla y el adulto
ces es cuando podemos calificar una obra resultan esenciales.
ilustrada de relato documental, o de Hace tanto tiempo que aprendimos a
expresión de una poética personal, o de «ver», queda tan lejos de nosotros el pri-
narración afectiva, o de discurso ingenio- mer contacto con aquellas formas sin
so, etc. Porque es entonces cuando el peso ni grosor que hay en los libros y pan-
receptor se sentirá vinculado, involucra- tallas, que hemos llegado a la conclusión
do, en lo que aquellas imágenes le han de que todo el mundo sabe mirar una
contado en aquel libro. Es el proceso de imagen sin haberlo aprendido, y que nada
lectura –el largo y múltiple proceso es más evidente que un dibujo figurativo
de concatenación de elementos signifi- o una fotografía. Y, sin embargo, no es así.
cantes– lo que otorga a la ilustración su Lo aprendimos. Y lo aprendimos gracias
cualidad de lenguaje, con todo lo que ello al potencial humano para entender la
comporta. representación. Un potencial singular
Entonces, y como conclusión y apor- que no se da en ningún otro ser vivo que
tación importante en esta investigación, no sea el género humano.
nos percataríamos de que los tres ejes ¿Qué es la representación? Hablamos
que marcan los polos de esas vías comu- de representación teatral cuando fingi-
nicativas podrían encontrarse en un mos cualquier acontecimiento, cuando la
punto de intersección, en una encrucija- ficción dialéctica nos ayuda a comprender
da proyectiva, desde la cual iniciar aquella una realidad «otra». Hablamos de repre-
órbita cognitiva, aquella dimensión pers- sentantes del pueblo cuando designamos
picua de nuestra mente, en la que se basa a aquellas personas que nos representan
la competencia y el placer de la lectura. en los escenarios del poder, a los «otros»
que son –o deberían convertirse en– mi
«yo». Y hablamos de representación en el
LA RECEPCIÓN INFANTIL caso de la imagen, cuando una imagen,
DE LA ILUSTRACIÓN una postal, pongamos por caso, represen-
ta la torre Eiffel de París (no lo es, sólo la
Hemos afirmado que la ilustración, como representa, es decir, la presenta de una
imagen narrativa, constituye un lenguaje, manera «otra» que en la realidad). El nexo
y que lo es, precisamente, en la medida común de todas esas representaciones
en que la percepción de sus elementos es radica en el concepto de alteridad, un
capaz de estimular nuestra mente según concepto importantísimo porque a través
esquemas significativos. del otro, de lo otro, se alcanza a ser más
Aunque hemos hablado del predomi- nosotros mismos que nunca.
nio del dibujo de representación dentro Una de las funciones esenciales de las
de la ilustración, y de hasta qué punto el ilustraciones dirigidas a la más tierna
ilustrador se encuentra ante una elección infancia consiste en familiarizar progresi-
permanente de opciones formales y de vamente al niño con la representación de
caminos comunicativos, hay que señalar la realidad porque, cognitivamente, perci-
que los adultos somos especialmente bir la realidad o percibir su representa-
inconscientes de hasta qué punto nuestra ción son dos cosas bien distintas, en las
comprensión de la lectura visual es fruto que el niño desarrolla habilidades y expe-
de un aprendizaje. Efectivamente, com- riencias sumamente básicas para su des-
prender la representación no es una arrollo y sociabilización. Y esta iniciación

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a la experiencia plástica pasa por el habla de un sustantivo se utiliza una onomato-
del adulto. El intercambio oral adulto/ peya: un guau-guau o un miau-miau). La
signo/niño es imprescindible para la lec- repetición constante de esta designación,
tura en general y para la lectura visual en en un ambiente o circunstancia colectora
particular. Espontáneamente, un bebé no tan relajada como sea posible, será repe-
vería en las imágenes de un libro ninguna tida y apreciada por el niño como si de un
señal inteligible y es probable que, en su juego se tratara y no tardará en aventurar-
mente, el lenguaje de un librito en carto- se él solito a dar las respuestas que sabe
né, el diseño tipográfico de una caja de certeras con gran entusiasmo.
zapatos o la marca de una lata de sardi- Progresivamente, la ilustración le irá
nas, fuesen similares. Dice la psicopeda- ofreciendo una mayor complejidad que la
goga francesa Jeanine Despinette: meramente designativa, descodificadora.
La ilustración irá ganando autonomía
La actitud de los padres respecto a la narrativa, en ella se insinuará la vida, con
relación niño/libro durante la etapa sus actores, sus decorados, sus aconteci-
preescolar es fundamental, porque mientos. Ya no se limitará a mostrar, sino
determina el interés o la indiferencia a explicar, adquirirá un argumento. Las
del niño hacia el objeto libro y el cosas que representa ya no sólo son eso o
clima afectivo de esta relación (…)
aquello, también hacen y les pasan cosas:
Para el bebé que se encuentra con un
suben, bajan, comen, saltan, ríen, llo-
libro ante sí, la intervención de la per-
ran… Y aquí, el intercambio de experien-
sona según él competente en el habla
es absolutamente necesaria, no sólo
cias con el adulto pasa por interrogar e
para establecer la relación esencial interrogarse no sólo sobre qué cosa es
entre el dibujo y la palabra, sino tam- aquello, sino también y, ante todo, sobre
bién para llegar a una auténtica qué hace y cómo lo hace y por qué. La
ampliación de la experiencia de la segunda fase del proceso de lectura visual
adquisición, vital para él.4 consiste en identificarse a sí mismo a tra-
vés de lo que la imagen representa, en llo-
La experiencia de la adquisición de la rar si el otro llora o en reír si el otro ríe,
representación, y, más concretamente, de en definitiva, en aplicar el propio mundo
la representación gráfica, constituye la de experiencias emocionales a la repre-
primera fase del proceso de la lectura sentación de las experiencias del otro.
visual, consistente en reconocer qué es Y la tercera fase de este proceso de
aquello, aquella mancha, aquel dibujo. aprendizaje de la lectura visual5 consiste
Esta primera fase de aprendizaje del lec- en imaginar, es decir, en ser capaz de pro-
tor procede mediante un discurso inte- yectar una realidad «otra» a la realidad grá-
rrogativo en la que a la pregunta «¿qué fica de la ilustración que, a su vez, repre-
es?» formulada, a menudo, mediante una senta otra realidad que la propia del lector.
gesto del dedo índice sobre el papel, el Imaginar es sumar, el resultado de sumar
adulto responde designando aquella dos experiencias reales –la del lector y la
forma gráfica con un nombre «Mira, un de la imagen– para conseguir otra. Cuando
perro» o «Mira, un gato» (a veces, en vez un niño, observando la ilustración de una

(4) J. Despinette: “Lectura de les imatges», en La literatura en colors. Barcelona, Fundació


Caixa de Pensions, (1989), p. 32.
(5) Véase el libro de T. DURAN: Leer antes de leer. Madrid. Anaya, 2002, cap. III, pp. 39-52.

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página es capaz de proyectar lo que los libros de nuestra infancia, con sus
habría más allá o más acá del marco del páginas resplandecientes de luces y
encuadre, o de «oír» el murmullo de las sombras, decidieron quizás, por enci-
olas en la representación de una acuarela ma de cualquier otra cosa, la naturale-
sobre el mar y zambullirse en él, o de za de nuestros sueños.
«volar» junto a Los Tres Cerditos del
álbum de David Wiesner (Juventud, 2003)
aunque esté en el regazo de su cama, ha BIBLIOGRAFÍA
alcanzado su madurez en las competen-
cias de la lectura visual. Y eso ocurre en ARNHEIM, A.: Arte y percepción visual.
edades muy tempranas e impregna pro- Madrid, Alianza, 1985.
fundamente nuestra mente, a veces de un BARTHES, R.: L’aventure semiologique.
modo indeleble. Paris, Seuil 1985.
La gran virtud de la lectura visual que BERGER, J.: Modos de ver. Barcelona, Gus-
nos ofrecen los libros ilustrados es la de tavo Gili, 2000.
que nos permiten adquirir unas compe- DURÁN, T.: La literatura en colors. Barce-
tencias, experiencias y emociones que lona, Fundació Caixa de Pensions,
resultan básicas para nuestro desarrollo 1989.
cultural y social. Porque, ¿acaso la lectura — ¡Hay que ver! Una aproximación al
textual no consiste también en reconocer álbum ilustrado. Salamanca, Funda-
los signos alfabéticos, identificarse emoti- ción Germán Sánchez Ruipérez, 2000.
vamente e imaginar otros mundos posi- — Leer antes de leer. Madrid, Anaya,
bles? Es más, la vida, la vida misma, aqué- 2002.
lla que nos hace ser quien somos,
DURANS, M.; BERTRAND, G.: L’image dans
personas entre personas, ¿no consiste
le livre pour enfants. Paris, L’École
acaso en demostrar que somos capaces de
des Loisirs, 1975.
reconocer en los demás a nosotros mis-
MOEBIUS, W.: «Introducción a los códigos
mos, en identificarnos en los aspectos
humanos de nuestra variada existencia y del libro-álbum», en El libro-álbum:
en imaginar que otro mundo es posible Invención y evolución de un género
aunque esto sea un sueño utópico? En para niños. Parapara Clave. Caracas,
frase de André Bretón (Point du Jour, Banco del Libro (1999), pp. 99-114.
1942), acabaremos nuestro artículo afir- PARRINI, P.: Los recorridos de la mirada.
mando que Barcelona, Paidós, 2002.

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