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Alfonso
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El MUN KA
PRE-IN
LOS
ABISMOS DOR
DEL CON
EL MUNDO PRE-INKA:
Los abismos del cóndor
Tomo I
3ª edic., corregida y aumentada / Agosto, 2000 / Lima • Perú
Alfonso Klauer
www.nuevahistoria.com
klauer@nuevahistoria.com
TOMO I
• Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Factores distorsionantes y vacíos de la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Crítica general a la Historia tradicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Sobre el “estado de la cuestión” en Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
Nuestras hipótesis de trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
• El territorio andino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
La más compleja geografía del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
La cordillera no está en la Geografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
La cordillera tampoco está en la Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
El Fenómeno océano-atmosférico del Pacífico Sur: un reto gigantesco . . . . . . . . . 31
El fenómeno en la historia antigua del Perú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
El fenómeno en la historia moderna del Perú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Las principales manifestaciones del fenómeno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
“La Niña”: la otra cara del fenómeno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
No un extra, sino protagonista de la historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
2) Ha sustituido completa y absolutamente Del brazo del célebre cliché “lo único
lo relevante con lo accesorio, lo esencial permanente es el cambio”, la Historia no
con lo aparente, lo fundamental con lo ha podido demostrar nunca, para la histo-
anecdótico. Lo vanal ocupa el espacio ria antigua, cómo y por qué se produjo
que debió dedicarse a lo importante. Lo cada cambio. Por ejemplo, por qué se
efímero, al de lo permenente. Lo circun- produjo el tránsito entre “horizontes” e
stancial, al de lo trascendente. Lo epidér- “intermedios”. Simplemente los ha re-
mico, al de lo profundo. Y lo particular se gistrado y certificado.
ofrece como sustituto válido de lo gene-
ral. 6) La inmensa mayoría de sus conclusiones
implícitas –porque penosamente tiene po-
3) Sin dejar de ser superflua y frívola, no cas explícitas–, son absolutamente infun-
pasa de ser sólo descriptiva. Está comple- dadas, no resisten el más mínimo análisis
Las siguientes aclaraciones son válidas para el primer y segundo tomos de esta obra.
1) Sistemáticamente haremos la distinción entre historia (con “h” minúscula) e Historia (con
“H” mayúscula). Cuando usamos “historia” nos estamos refiriendo al “pasado”; y con
“Historia” nos estaremos refiriendo a la o las “versiones escritas de ese pasado”. Y cada vez
que hacemos referencia a una ciencia, en general procedemos con igual criterio.
2) Aprovechando los recursos gráficos disponibles, en cada párrafo nos hemos permitido
destacar en color azul la idea central del mismo. Se puede tener una primera y panorámica
idea del texto leyendo sólo esos destacados.
3) El cuerpo del texto está compuesto en tipografía de 12 puntos. Y digresiones, que hemos
considerado muy importante hacer –dirigidas fundamentalmente al lector más interesado
en temas de Historia–, en tipografía de 10 puntos.
Los títulos y subtítulos de cuerpo han sido destacados en verde. Y los de las digresiones en
rojo.
4) Para enfatizar cuán étnico–culturalmente rica ha sido la historia andina, siempre ponemos
en cursiva los gentilicios de los distintos pueblos y naciones –incluso los de otros conti-
nentes–.
5) Con bastante frecuencia hacemos uso de las “ “ (comillas). No sólo para reproducir citas
textuales. Sino también para destacar algunos conceptos. Y como se verá en más de una
ocasión, también para poner en tela de juicio el valor de algún concepto.
6) Salvo algunas excepciones, en las que aparecen comentarios o críticas del autor, todas las
Notas–que en su inmensa mayoría son bibliográficas–, aparecen el final de los correspon-
dientes tomos.
7) Cada tomo tiene su propio Índice de Mapas, Gráficos, Cuadros, Ilustraciones y Anexos.
8) La bibliografía citada en todo el texto aparece sólo al final del segundo tomo.
Mar Caribe
podría haber tenido las mismas característi- Todo ello es, sin embargo, el resultado de
cas del plano e intensamente verde bosque la fortuita convergencia de dos grandes y
húmedo de la Amazonía. muy impactantes factores naturales:
• la presencia de la Cordillera de los Andes,
En otros términos: virtualmente sólo un • y la presencia en sus costas de un com-
gran clima, aunque con temperaturas cada plejo fenómeno océano–atmosférico del
vez menores a medida que se alargan las dis- que uno de sus componentes es la Co-
tancias desde la línea ecuatorial; y virtual- rriente de Humboldt.
Elaboración propia.
Fuente:
– Atlas Mundial Microsoft Encarta 99.
diferentes, a las que ha denominado en idio- cial a que da lugar el empuje de los vientos
mas nativos (quechua y aymara). Sin duda es alisios, dan lugar al permanente afloramiento
la Cordillera de los Andes el factor prepon- de profundas aguas frías que, a la postre, son
derante en la definición de las diferencias las causantes de las característicamente frías
climáticas y ecológicas del flanco oriental aguas superficiales del mar peruano. Así,
del territorio peruano. éstas, con temperaturas de 14 °C en invierno
y 21 °C en verano, están significativamente
En él las temperaturas ambientales osci- (12–13 °C) por debajo de las que correspon-
lan entre –10 °C, en las cumbres de la cordi- derían a su ubicación latitudinal en el orbe 5.
llera, y 41 °C, en la selva. Y los pluviómetros
registran grandes lluvias con precipitaciones Pues bien, hablando siempre del flanco
anuales de 700 – 1 000 mm, en la zona cor- occidental del territorio peruano, las final-
dillerana, 3 000 – 4 000 mm, en la franja de mente frías temperaturas superficiales de las
montaña, y hasta 8 000 mm en la Selva. aguas costeras peruanas, no sólo limitan se-
veramente la evaporación, sino que dan a su
En el flanco occidental, en cambio, el vez origen a otro fenómeno por igual extraño
estrecho y cálido rango de temperaturas am- en el globo terráqueo. En efecto, son la causa
bientales (de 15 a 30 °C), y la virtual ausen- de un inusual caso de “inversión térmica” en
cia de lluvias (generalmente no más de 50 la atmósfera. Ello impide la formación de las
mm al año) con la consiguiente existencia de grandes nubes (cúmulu–nimbus) que son
cuarenta desiertos entre uno y otro de otros normalmente las que dan origen a las lluvias
tantos cortos y delgados valles, son la conse- (precipitaciones de 60–150 mm en un día),
cuencia de un complejo y extraño fenómeno formándose tan sólo entonces escasas y del-
hidro–atmosférico que se da en la franja del gadas nubes que a lo sumo dan lugar a pe-
Pacífico adyacente a la costa, y al que bien queñas, breves y esporádicas lloviznas (ga-
corresponde denominar el “Fenómeno Hum- rúa).
boldt”.
De allí que en la baja franja costera pe-
Según expresa el científico peruano ruana las precipitaciones de todo el año sean
Ronald Woodman 4, la concurrencia de: a) la menores que las que se registran en un día en
dirección de los vientos alisios del Pacífico la cordillera, la montaña y la selva. Pero tam-
Sur, que en parte de su recorrido circulan so- bién menores que las que se registran en las
bre la costa peruana, b) el sentido de rotación partes altas del flanco occidental del territo-
de la Tierra, y, c) la corriente marina superfi- rio, ubicadas por encima del límite de inver-
I. Galápagos
lluvia
6° Sur Piura
Co
rri
26 °C Límite de inversión térmica
en
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18 °C (aprox. 1 000 m) Escasa nubosidad
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Espacio de Vientos
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Inversión alisios
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térmica (a)
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18 °C
14 °C
Corriente Afloramiento
Elaboración propia
(c) de aguas
Elaboración propia
de Humboldt profundas
Pto.
40° Sur Mont
10 °C (d)
Vientos alisios
sión térmica, donde entonces sí se forman calienta más tanto a la superficie del océano,
grandes nubes que dan lugar a las lluvias. como al aire y el suelo. Esos mismos tres fac-
tores son más fríos al promediar la faja cos-
Las precipitaciones –cortas y esporádicas tera (Lima, Ica, etc.) y todavía más fríos en el
durante la mayor parte del año, e intensas y extremo sur del Perú (Moquegua y Tacna).
prolongadas durante la estación lluviosa (oc- Pero otro tanto ocurre también en la Cordi-
tubre a marzo)– de las partes altas del flanco llera, en la Montaña y en la Selva.
occidental, así como los deshielos de la cor-
dillera, son la fuente de formación de los 40 Dominado pues por los Andes y alta-
cortos ríos que discurren atravesando la costa mente influenciado por complejos fenó-
peruana. menos océano–atmosféricos, el territorio an-
dino central exhibe entonces cuatro grandes
Éstos alcanzan sus máximas descargas al zonas geográficas marcadamente distintas
océano precisamente durante la temporada entre sí: la asoleada, predominantemente
lluviosa de las partes altas. Pero es también desierta, plana y baja zona costera, adyacente
durante ese período que se registran los huai- al océano Pacífico; la fría, abrupta, rugosa y
cos (avenidas de lodo y piedra) que destru- alta área cordillerana propiamente dicha y de
yen todo a su paso y enturbian las aguas que la que forma parte el Altiplano; una calurosa
los ríos llevan al mar. zona de montaña, que en gran parte incluye a
la verde y baja Cordillera Oriental, y, por
En la costa –para seguir hablando todavía último; la tórrica y boscosa zona occidental
de ella–, el ya complejo espectro se complica de la Selva o llano amazónico.
en función de la latitud. En efecto, en las
áreas en torno a la línea ecuatorial (Tumbes, Hasta aquí, pues, cuatro deberían ser las
Piura y en general el norte peruano), la ma- grandes zonas geográficas y –siguiendo a
yor perpendicularidad de los rayos solares Pulgar Vidal– ocho las grandes zonas natu-
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Tacna
350 Kms
Elaboración propia
hemisferio norte (que alcanzan 30, 40 y hasta da el 88 % de los climas y el 82 % de los eco-
50 °C), en el territorio central andino el má- sistemas conocidos.
ximo rango alcanza a 20 °C en la porción
surcordillerana, esto es, en un área de apro- Es un caso único. No existe otro igual. No
ximadamente 300 000 Km2. Por excepción, obstante, lo que habrá de asombrar más al
sólo en las virtualmente deshabitadas punas hombre será la asombrosa proximidad en la
(4 800 msnm o más) los rangos de tempera- que en este espacio se dan suelos, climas y
tura llegan a 30 y hasta 40 °C. ecosistemas tan distintos entre sí.
Corresponde sin embargo insistir aquí Por insólito que parezca, en no más de
sobre el rol que juega la latitud en la clima- treinta kilómetros se puede pasar del más
tología del territorio central andino. En todas inhóspito y yermo desierto, al más acogedor
las zonas naturales, en efecto, aun cuando y verde valle; o del frío más intenso a un
conservan sus propias especificidades, más calor agobiante; o cambiar de altitud en dos
cálidas son las temperaturas conforme nos mil y hasta tres mil metros; o pasar de una
acerquemos a la línea ecuatorial, o cada vez fría y desértica abra de cordillera a un cálido
más bajas conforme nos alejemos de ella. valle interandino o a uno de montaña.
Por todo ello, bien puede pues entenderse ...y para decirlo más claro –dijo en 1548
ahora que el territorio central andino posea el cronista Cieza de León–, parten por la
28 de los 32 climas y 84 de los 103 ecosis- mañana de tierra donde llueve, y antes de
temas que se dan en la Tierra. Esto es, en sólo vísperas se hallan en otra donde jamás se
el 1 % de la superficie de los continentes se cree que llovió. 9
Quizá para compensar esa inaudita y Así como se presenta en dos años conti-
recurrente omisión, es que aquí, en este texto nuos, puede volver a manifestarse tras varios
–pero también en el del Imperio Inka y en el años de ausencia. Los hay de baja, mediana,
que analizamos el imperialismo español, e- alta y muy severa intensidad. Pueden iniciar-
El fenómeno en la
historia antigua del Perú ( 400)
Con una datación de entre 10 000 a 7 500 “El Niño” y/o grandes inundaciones
años, la presencia de un molusco de aguas “La Niña” y/o grandes sequías
calientes (Donax obesulus), entre los restos
arqueológicos de Anillo, en las proximidades ciones. En el mismo valle del río Casma, la
de Ilo, cerca a Moquegua, casi en el extremo investigadora L.E. Wells ha logrado rastrear
sur del Peru, “ha sido citada como una evi- indicios de fenómenos de hasta 3 200 años de
dencia probable de ocurrencias del fenómeno antigüedad 20.
El Niño” 18. Y también para este período pre-
cerámico, pero esta vez en Asia, ligeramente Para un pasaje menos remoto, el colapso
al sur de Lima, “la espectacular abundancia de la Civilización Chavín a la que sin embar-
[de restos del molusco] Argopecten purpura- go en el texto identificaremos como Imperio
tus parece estar estrechamente relacionada Chavín, de hace 2 500 años, la arqueóloga
con (...) episodios El Niño fuertes” 19. peruana Rebeca Carrión Cachot propuso la
que Peter Kaulicke estima una “visión apo-
Una vez más en las playas de Ancón hay calíptica” 21.
indicios de otro evento de hace tanto como 4
500 años de antigüedad (pre Chavín), que Carrión postula que Chavín colapsó vícti-
eventualmente pudo ser el mismo que ma de, entre otros fenómenos naturales, “...
destruyó y sepultó con una avalancha de lodo aluviones, cuyas huellas quedan en muchos
el Templo de Punkurí, en Casma, 300 sitios arqueológicos... [En la costa] se produ-
kilómetros al norte Lima, y el primer gran jeron lluvias torrenciales e inundaciones que
edificio de Cerro Sechín en las inmedia- asolaron zonas íntegras; valles antes flore-
ºC
Línea ecuatorial
Lobitos
26 Callao
San Juan Lobitos Tumbes
24 4° Sur
18–21°C
Piura
22 Paita
Chicama
Trujillo
20
18 Callao
12° Sur Lima
16–18°C
16
Nazca
San Juan
15° Sur
14 14–16°C
E 89 J E 90 J E 91 J E 92 J
°C / temperaturas normales
Elaboración propia.
Fuente:
Quispe. Variaciones de la temperatura superficial del mar en Puerto Chicama y del Índice de Oscilación del Sur: 1925-1992. En Re-
gistro del fenómeno..., Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 1993, Tomo 22, Nº 1, p. 123. Observación: las porciones en
línea punteada blanca no aparecen en el original; han sido arbitrariamente asumidas aquí (en función del desarrollo precedente de las
curvas.
tuvieron que ser abandonadas conjuntamente yor parte del año no pasa de 30 y un metro,
con el bello balneario que allí había sido eri- respectivamente); Trujillo y la zona del río
gido desde las primeras décadas de la Co- Santa fueron una vez más afectados; y el 20
lonia. En 1728 Sechura, en la costa de Piura, de marzo se registró también el desborde del
se vio sucesivamente siniestrada por un ma- río Rímac, en Lima.
remoto y copiosísimas lluvias. Pero éstas
afectaron también otra vez a Zaña, El fenómeno de 1925 debe ser recordado
por ser el primero sobre el que se tiene infor-
En 1791 el río Piura volvió a destruir mación meteorológica precisa: en Piura se
parte de la ciudad, y nuevamente en Lamba- registró 1 200 mm de lluvias, con un récord
yeque los desbordes del río arrasaron sem- de 375 mm el 16 de febrero en el pueblo cos-
bríos. El fenómeno de 1828, además de afec- teño de Zorritos (30 kilómetros al suroeste de
tar Piura, produjo inundaciones en Motupe Tumbes).
(70 kilómetros al noreste de Lambayeque) e
incluso el valle del río Santa 56 (185 kilóme- Aquel día, pues, se precipitó en Zorritos
tros al sur de Trujillo). Tuvo pues un singu- el equivalente de 3 a 5 grandes lluvias, o, si
larmente grande radio de impacto. se prefiere, el equivalente a todas las lluvias
de 8 años “normales” en la zona, o, por últi-
Y tanto o mayor fue el de 1891: se des- mo, casi el equivalente a las lluvias de un
bordaron los ríos Tumbes y Chira; las lluvias siglo en Lima.
en Piura se prolongaron por 60 días, alcan-
zando a tener el río Piura 150 metros de an- A fin de que tengamos un mejor co-
cho y hasta 7 de profundidad (cuando la ma- nocimiento del fenómeno océano–atmosféri-
del fenómeno
Línea
ecuatorial
200
Millones
de m3
16 000
Chira
12 000
Tumbes
8 000
4 000
55 60 65 70 75 80 85 90 95
Elaboración propia.
Períodos de ocurrencia del fenómeno océano-atmosférico del Pacífico Sur.
Fuente:
Ministerio de Agricultura del Perú, Información agrometeorológica, Internet.
meno océano atmosférico observado entre Aunque dependiendo mucho de los años
finales de 1991 e inicios de 1992. que se tome en consideración, en general se
acepta que el promedio de precipitaciones en
Estrechamente vinculada con el incre- la ciudad de Piura (incluyento los años en
mento anómalo de la temperatura superficial que se presenta el fenómeno) es de 50 mm
del mar, está pues la segunda de las más anuales (medidos en la estación meteoroló-
obvias manifestaciones de la presencia del gica de San Miguel, Bajo Piura, en las inme-
fenómeno océano–atmosférico del Pacífico diaciones de la capital del departamento) 60.
Sur: el incremento de las precipitaciones.
Pues bien, la presencia del fenómeno
El primero en realizar un escrupuloso y océano–atmosférico del Pacífico Sur, en su
meritorio recuento de las precipitaciones en versión más leve, virtualmente triplica el vo-
Piura Piura fue Víctor Eguiguren, quien en lumen de las precipitaciones en el área del de-
una publicación de 1894 58 reunió una vasta partamento de Piura, elevándolas por encima
información sobre las lluvias ocurridas entre de 135 mm anuales 61.
1791 y 1890.
Ello ocurrió, por ejemplo, en 1941, cuando
No menos valiosas son las recopilaciones la temperatura superficial del mar que se regis-
realizadas por Santiago Távara, de 1791 a tró en Chicama fue apenas de 23 °C 62, y sólo
1845, y Juan de Helguero, desde 1839 hasta en el mes de marzo, habiendo probablemente
1864 59. llegado en las costas de Piura a 25–26 °C.
cm
72-73 76 82-83 87 89 91-92 97
160
150
140
130
120
110
100
90
80
1970 1975 1980 1985 1990 1995
Elaboración propia.
Nota: La curva que se presenta aquí coincide esencialmente con la que presenta la fuente. Sin embargo, ha sido difícil captar y registrar
muchas pequeñísimas oscilaciones que aparecen en el original.
Fuente:
Universidad de Piura (Perú), Internet, www.udep.edu.pe
Sin embargo –sostiene Woodman–, cuan- Relacionada a su vez con las dos anteri-
do la TSM se eleva hasta 29 °C, “esperamos ores, la tercera manifestación de la presencia
precipitaciones cercanas a los 800 mm por del fenómeno océano–atmosférico del Pací-
mes” 63, como en efecto ocurrió en 1983. Así, fico Sur es elconsecuente significativo au-
fueron registradas extraordinarias precipita- mento de la descarga de los ríos.
ciones anuales de 1 761 mm, en la estación
de San Miguel; 2 340, en la del aeropuerto de Diversas investigaciones “han encontrado
Piura; 2 957.7 mm en la población costera de que existen una relación significativa entre la
El Alto; y un récord de 4 167 mm en el dis- ocurrencia de El Niño – Oscilación del Sur
trito de Chulucanas, a 60 kilómetros al este (ENOS) y la hidrología de los países de la
de la ciudad de Piura. En ésta, pues, llovió en cuenca del océano Pacífico” 65.
1983 tanto como en casi 50 años “normales”.
Avalan esa relación causa efecto las muy
“Dudo exista un lugar en el mundo en el diversas referencias que se ha hecho en pági-
que se haya presentado una precipitación que nas anteriores sobre las inundaciones cau-
difiera tanto del comportamiento normal” sadas por los ríos La Leche (a Lambayeque y
–ha expresado Woodman 64–. Batangrande), Reque (a Sipán), Zaña (a Za-
ña), Moche (al Templo de la Luna y Trujillo),
En todo caso, y avalando esas expresio- etc.
nes, el Gráfico N° 9 ha mostrado también có-
mo el fenómeno de ese año “apenas” duplicó El caso de los ríos peruanos Tumbes (o
las precipitaciones en Guayaquil (Ecuador). Puyango Tumbes) y Chira, pero sin duda
Sin duda, pues, los pobladores del departa- también el Piura, es muy especial y significa-
mento de Piura asistieron a un verdadero di- tivo. No sólo se cuentan entre los de más
luvio en 1983. Y en 1998, aun cuando no se largo curso y más amplia cuenca de toda la
alcanzaron los récords anotados, las precipi- costa peruana sino que se encuentran ubica-
taciones fueron también extraordinarias. dos en el área geográfica de mayor impacto
a Piura
precisamente durante la ocurrencia de los fe- Valle
Bajo Piura
nómenos más severos cuando más se eleva el
Piura
Morropón
nivel medio del mar. En el caso del Callao Ñapique
o
llega pues a estar hasta 35 cm por encima del
Rí
Sechura Ramón
nivel “normal” y hasta 50 cm por sobre el Salinas de
Sechura
nivel más bajo registrado (en 1975). Chocol
Bayóbar Estuario
de Virrila
Y como ya puede suponerse, la elevación Sapayal Cascajal
ca
del nivel medio del mar es aún más pronun- Gran
rre
ter
a os
ciada en la zona norte del Perú, allí donde el Depresión Olm
Pa
na
fenómeno se presenta en su máxima intensi- Reventazón Namuc m
er
ica
dad. Así, entre setiembre de 1982 y enero de na tupe
Salinas Mo
de aC
1983 y de marzo a junio de 1983 el nivel me- Mórrope hic
lay
o
dio frente a Paita se elevó hasta llegar a estar
50 cm. por encima de su nivel “normal” 73.
La elevación del nivel del mar representa Al iniciarse el proceso de lluvias durante
además un grave riesgo contra las instala- el fenómeno puede percibirse hasta 9 lagunas
ciones portuarias, que quedan expuestas a distintas: Ñapique y Ramón, en el extremo
empujes significativamente más grandes. Y sur del valle del Bajo Piura; Salinas de Se-
muchos muelles artesanales y de recreo co- chura, Chocol, Sapayal y Namuc, en pleno
rren incluso el riesgo de quedar bajo las desierto; Reventazón y Salinas de Mórrope
aguas. en la misma costa; y la que se forma en la
°C
25,0
TSM en febrero
del año siguiente
20,0
19,1
15,9
15,0
TSM en setiembre
10,0
mada concha Spondylus giraría precisamente observando el trabajo de los antiguos y tradi-
la cuestión. No obstante, casi toda la histo- cionales pescadores submarinos del golfo de
riografía tradicional ha atribuido la sistemáti- Guayaquil, que se sumergen sin otro auxilio
ca presencia del Spondylus en el territorio an- que el de sus pulmones.
dino, incluso durante la vigencia del Imperio
Chavín, a razones que supuestamente ten- Marcos “descubrió” como también mos-
drían un carácter exclusivamente religioso. tramos en la primera edición de Los abismos
Así, hoy, científicos como Díaz & Ortlieb del cóndor que sólo alcanzan a extraer piezas
textualmente expresan “la presencia de ejem- de Spondylus cuando la temperatura superfi-
plares de esta especie en sitios arqueológicos cial del mar se manifiesta anormalmente alta.
refleja el valor cultural de estas conchas...” 79.
Ésa, pues, la constatación objetiva y sus-
El historiador ecuatoriano Jorge Marcos, tancial. Y dedujo que, en razón de las ma-
sin embargo, postuló ya en 1979 80 una tesis yores temperaturas a que da origen el fenó-
sumamente distinta y por demás sugerente, meno “El Niño”, el Spondylus migra desde
55 60 65 70 75 80 85 90 95
Elaboración propia.
Períodos de IOS positivos, escasas precipitaciones y bajas descargas del río Chira.
Curva de descargas del río Chira.
Precipitaciones en Piura.
Fuente:
– IOS: NOAA, Internet (soi.data at www.cdc.noaa.gov).
– Descargas del Chira: Ministerio de Agricultura del Perú, Información agrometeorológica, Internet.
– Precipitaciones en Piura: Mabres y otros, Algunos apuntes..., en Registro del Fenómeno..., IFEA, p. 403.
también “ENOS–fase fría”. Según la Natio- las anormalmente bajas temperaturas superfi-
nal Oceanografic and Atmospheric Agency ciales del mar, las escasas precipitaciones en
de los Estados Unidos –NOAA–, “La Niña Piura y las bajas descargas de río Chira en la
está caracterizada por inusuales temperaturas misma área del norte del Perú.
bajas en el océano Pacífico Ecuatorial” 87. Y
debemos agregar, por la concentración de las Así como en el caso de “El Niño” con los
masas calientes del océano en el extremo valores negativos del IOS, aquí también la
occidental del Pacífico, como se vio en el correspondencia, sin ser absoluta, es muy
Gráfico N° 13. alta. En efecto, puede apreciarse que, desde
1958 a la fecha, 12 episodios con valores
El “ENOS fase fría” (“La Niña”) por lo positivos del IOS están relacionados con
general se presenta inmediatamente después hasta 18 años de escasas precipitaciones en
del “ENOS fase caliente” (“El Niño”). Piura y menores descargas del río Chira que
corre a pocos kilómetros de esa ciudad.
Todo parece indicar –como lo muestra el
Gráfico N° 14– que también hay una estrecha Habida cuenta de la larga recopilación
relación, pero esta vez entre valores positivos que hemos realizado de siniestros ocasiona-
del Índice de Oscilación Sur (“La Niña”), y dos por el fenómeno “El Niño” en el territo-
Complementariamente, y dentro de la
misma vertiente inmigracionista, Paul Rivet
sostiene que, hace 5 000 o 3 000 años, arras-
trados por las grandes corrientes oceánicas,
portando elementos culturales significativa-
mente más avanzados que los que habían
traído los migrantes asiáticos miles de años
antes, también pudieron haber llegado a tie-
rras sudamericanas algunos grupos desde
Mendes Correia y otros autores sostienen 22 000 años atrás –o más–, en la última
que, además, pequeños contingentes huma- etapa del Pleistoceno, los hombres que lle-
1 Ancón Lima
2 Arcata Arequipa
3 Arenal Lima
4 Ayacucho Ayacucho
5 Chivateros Lima
6 Guitarrero Ancash
7 Huanta Ayacucho
8 Ichuña Moquegua
9 Jaywa Ayacucho
10 Lauricocha Huánuco
11 Ocoña Arequipa
12 Oquendo Lima
13 Pacaicasa Ayacucho
14 Paiján La Libertad
15 P. Colorada (Camaná) Arequipa
16 Pikimachay Ayacucho
17 P. Chira (Camaná) Arequipa
18 Puente Ayacucho
14
6 10
3
1 12
5
4 716
13 18
9
R. Pampas
20
R. Yauca 2
25
Nº Sitio arquolégico Departamento 19 21
11
1715
19 Puyenca (Atico) Arequipa
8
20 San Nicolás Ica 24
21 Sumbay (Yanahuara) Arequipa
22 Tarata Tacna 23
23 Toquepala Tacna
24 Viscachani La Paz (Bolivia) 22
25 Yauca Arequipa
La aparición del Sol estaba asociada con Si los intereses que defendía el recolec-
calor, o aumento de temperatura, y la de la tor–cazador eran: (1) su vida y la del grupo,
Luna con frío, o menor temperatura, y había y (2) las condiciones materiales que había
que prever un tipo distinto de abrigo para conquistado, a partir del usufructo de cierta
cada caso. área territorial, y de bosques y canteras, por
Ejemplo hipotético
patrimonio
riqueza
I = Intereses O = Objetivos
Tierra disponible ap = 10 000 Km2 aq = 30 000 Km2
Q Área de bosques bp = 1 000 Km2 bq = 5 000 Km2
O (aq, bq, ...nq) Área de canteras np = 100 Km2 nq = 1 000 Km2
ejemplo y entre otros elementos; sus pri- beneficio, he ahí los siete elementos del
meros objetivos fueron: (1) asegurar la per- modelo teórico de Proyecto Nacional que
vivencia de su propia vida y la del grupo, y proponemos en este libro. Y él es –bien vale
(2) asegurar e incrementar el abastecimiento la pena advertirlo aquí–, precisamente el sus-
futuro de agua, abrigo, así como incrementar trato de fondo de este libro.
las tierras de usufructo, bosques y canteras.
La definición que postulamos es entonces
Con la existencia de intereses por defen- la siguiente:
der y de objetivos por alcanzar en un tiempo
determinado, los grupos andinos de recolec- Proyecto Nacional es el proceso median-
tores–cazadores habían logrado configurar, te el cual, un pueblo, a partir del conjunto de
cada uno, su propio “proyecto vital”, anticipo sus intereses, con el concurso de sus fuerzas
de lo que, para las naciones, habría de ser su y superando obstáculos y oposiciones, movi-
“proyecto nacional”. liza sus recursos en su legítimo beneficio con
el propósito de alcanzar sus objetivos.
A tal efecto, de hecho, e independiente-
mente de que sus miembros fueran o no con- Este modelo teórico de Proyecto Nacio-
cientes de ello, cada grupo de recolectores- nal que acabamos de formular, ha sido defi-
cazadores quedó convertido en la fuerza so- nido por el historiador peruano Manuel Bur-
cial que, superando todo tipo de obstáculos y ga como “misterioso razonamiento ... que ...
movilizando en su legítimo beneficio todos y proviene de una exageración de la teoría de
cuantos recursos disponía, impulsaba la con- las técnicas prospectivas...” 106.
secusión de sus también propios y legítimos
objetivos. ¿Qué resulta misterioso? ¿El hombre an-
dino de la antigüedad sea como individuo,
ayllu, etnia, pueblo o nación no tenía acaso
un conjunto de intereses que defender, y que
Proyecto Nacional constantemente defendió hasta con su vida?
Grupo humano, intereses, objetivos, fuer- ¿Y no tuvo acaso también objetivos con-
zas sociales, obstáculos, recursos y legítimo cientes o inconcientes pero reales que lo im-
Si así hubiese sido, el decurso histórico ¿Acaso porque con una extraña y asom-
habría sido, necesariamente, errático: el azar brosa buena suerte siempre les tocó los bole-
es consustancialmente errático. Pero la tran- tos premiados? Y qué casualidad que el “des-
sición “recolección –> agricultura incipiente concierto” sólo afectó siempre a las grandes
–> agricultura desarrollada –> civilización” mayorías. Lamentablemente, la propuesta de
no fue errática. Fue consistentemente cre- Basadre, aceptada tanto tiempo con tanta
ciente. ¿Y qué, entonces, si no fueron obje- unanimidad, es insostenible. No resiste análi-
tivos –implícitos–, fue lo que le dio consis- sis.
tencia a esa incuestionable progresión ascen-
dente? ¿Cuál es o cuáles son las hipótesis De otro lado, ¿no desborda acaso la his-
alternativas más verosímiles? toriografía tradicional en testimonios que
prueban la infinidad de tipos de recursos que
¿Quizá la misma o una equivalente a la en gigantesca magnitud movilizaron los pue-
que formuló Jorge Basadre, el más acucioso blos andinos durante su milenaria historia.
historiador de la República? Harto se ha di-
fundido y calado su idea de que el Perú es un Por otra parte, ¿no es acaso razonable
“país de desconcertadas gentes” –como nos considerar a cada uno de los grupos andinos
lo recuerda Alfredo Bryce Echenique– 107? como fuerza social? ¿No se comportaron
¿Diremos también que los antiguos peruanos como tales al movilizar gigantescos recursos,
que en miles de años transitaron desde la o al enfrentar en guerra a otro u otros pue-
recolección–caza hasta sus magníficas civi- blos? ¿Y no fueron la naturaleza hostil (habi-
lizaciones lo hicieron también en medio del da cuenta además de las catástrofes que epi-
desconcierto general. sódicamente generaba), y las ambiciones de
otros pueblos, serios obstáculos en el camino
¿Y cuando hablemos de las conquistas y de los pueblos hacia sus objetivos?
sojuzgamiento que sufrieron muchos pueblos
en la historia andina, tendremos de aceptar Y para concluir, si instintivamente los
que ocurrió ello por “desconcierto” de las animales defienden sus intereses, a fin de
víctimas y con el “desconcertado asombro” cuentas en su propio beneficio, cuán más le-
de los conquistadores? gítimo es que los seres humanos lo hagan.
También de los más antiguos, conocidos y
No, el desconcierto ha sido en todo caso célebres mitos de Occidente se desprende lo
del maestro. Aunque fuera inadvertidamente, mismo: “descansó al sétimo día” (en su pro-
no es ni científico ni justo encubrir con el pio y legítimo beneficio); y “cogió la man-
vocablo “desconcierto” realidades absoluta- zana” (en su propio y legítimo beneficio).
mente distintas: colonización, sojuzgamien- ¿Quién, mentalmente saludable, no ha actua-
Parece razonable, pues, asumir como nor- Yerra estentóreamente el historiador Del
ma humana actuar en legítimo beneficio pro- Solar. Debería saber que la del CAEN, en ri-
pio. Mas muchas –como veremos–, son en- gor, no es ni puede presuponerse como una
tonces las causas de por qué, actuando recu- teoría científica. Una suma interminable de
rrentemente en función de sus intereses y buenos pero idealistas deseos no es una teo-
beneficio propio, muchos pueblos han tenido ría. Es sólo una legítima y sincera lista de no-
sin embargo, más allá de su voluntad, un bles propósitos. Nada más, aunque por cierto
infeliz destino final. nada menos tampoco.
El historiador peruano Pablo Macera sos- Veamos entonces un aspecto más rele-
tiene que “el 97 % de las acciones humanas vante de las acotaciones del historiador Del
(...) son sucias porque son intencionales y Solar. Afirma que el autor de este libro “parte
para el beneficio de cada uno” 108. Resulta de la equivocada concepción de proyecto
poco importante discutir la cifra. Entende- nacional que engendró el historiador Pablo
mos que es sólo una figura: por decir “la in- Macera”.
mensa mayoría”.
Pues bien, no hay una sola línea en Los
Pero yerra sin embargo Macera cuando proyectos nacionales de Macera 110, que per-
afirma que las acciones humanas “son sucias mita deducir que el modelo teórico que pro-
porque son intencionales”. Ninguna especie ponemos haya partido de las concepciones
animal ha podido escapar nunca de sus con- que sobre este asunto tiene nuestro reputado
dicionamientos genéticos. Están “condena- historiador. Ninguna. A mayor abundamiento
dos” a circunscribirse a ellos. De allí que, y como prueba concluyente de sustanciales
intrínsecamente, carecen de objetivos. discrepancias, en la revisión que haremos de
la historia andina, mostraremos, en cada caso
El hombre en cambio los tiene. De allí el –Mochica, Chavín, Wari, etc.– nuestras pro-
progreso, el cambio, la evolución cultural y fundas discrepancias con las aseveraciones
material. Así, la intencionalidad es intrínseca que hace Macera sobre los proyectos históri-
al hombre. Y, en tanto ser social, ni las inten- cos de dichos pueblos.
ciones ni las acciones humanas son en sí mis-
mas sucias. Sino en referencia a otros seres No obstante, mal podríamos desconocer
humanos. Así, sólo son “sucias” cuando a- que con Macera se comparte el uso de sus-
R/P
progresivo (deterioro relativo) (con distintas tasas de crecimiento)
B: “Boom” B : Período de “decadencia”
B C : “Catástrofe” (natural, guerra, epidemia, etc.)
q p C : Período de “hegemonía externa” (p. ej)
E : Período de “recuperación en dependencia” (p. ej.)
p
A
t1 siglos t2 t1 t2 siglos x aB y
C
A: Deterioro ¿?
R/P
R/P
R/P
tantivos instrumentos teóricos aportados, en Más aún, se dijo que de manera absurda e
particular a las ciencias sociales, por el mate- inapropiada había sido aplicada precisamente
rialismo histórico. al mundo andino, que se caracterizó por tener
una “visión cíclica y hasta circular de la his-
Por cierto, sólo en el contexto de la más toria”.
transnochada ortodoxia, ello resulta descali-
ficador. Pero, ¿qué aporta hoy a la ciencia esa Sin duda nuestros gráficos y sus explica-
estrecha y miope ortodoxia? Nada. Menos ciones correspondientes no fueron suficiente-
mal que los portaestandartes de la ortodoxia mente claros. Lo cierto, sin embargo, es que
científica están en proceso de extinción. No el autor de este texto no tiene ni sombra de
sólo no enriquecen el debate, sino que son una “visión lineal de la historia” y, menos
una rémora inútil para la ciencia. todavía, una “visión cíclica y circular” de la
misma.
Debe quedar claro que lo que aquí hemos Huarcaya, cargado de idealismo –y casi
representado en gráficos de dos dimensiones, en la ruta de Nostradamus–, afirma que el
es también susceptible de expresarse en tres: Quinto Sol es precisamente la “fecha en la
en un lado la riqueza material, en el otro la que estamos” 113. ¿Hoy? ¿Algún día del año
inmaterial, y en el tercero el tiempo. En tal 2000? ¿Alguna de las décadas del siglo XXI?
caso, la línea quebrada del gráfico de la ¿O acaso alguno de los siglos del Tercer
derecha podría transformarse, en su versión Milenio?
más compleja, en una línea helicoidal. No
obstante, no podría expresar tampoco ningún A nuestro juicio, lo más probable es que
“retroceso en el tiempo”. En este esquema el “y” –el conjunto de nuestros legítimos e in-
tiempo es el único parámetro que no puede abdicables objetivos de justicia social, autén-
disminuir. tica democracia, desarrollo económico y es-
piritual pleno, descentralización, genuina in-
Volvamos entonces al mundo concreto dependencia, etc.–, aún mediando un contex-
con esos elementos de juicio. Así, en referen- to internacional favorable, sólo podremos
cia a la ideología andina –y en particular a la concretarlo al cabo de siglos.
visión del decurso de la vida que forma parte
de ella–, los especialistas reconocen la exis- Objetivamente, es muy difícil lograrlo an-
tencia, irreprochable y legítima, de una vi- tes: ningún pueblo, en ninguna época y con
sión cíclica de la historia. sus propios recursos, ha alcanzado el desar-
rollo en menos de un siglo. ¿Por qué ha-
El mito de Inkarri es una magnífica de- bríamos de lograrlo nosotros?
mostración de ésta. Dice sintéticamente por
ejemplo Luis Huarcaya (Apu Warkay): cuan- Quede pues, absolutamente claro, que no
do el cuerpo del descuartizado Inka Pacha- tenemos ni postulamos una “visión lineal de
cútec esté nuevamente curado y completo, la historia”. Pero, aún más importante, espe-
con su cabeza sobre sus hombros, volverá en ramos haber esclarecido que la visión cíclica
el (...) Quinto Sol (...), justo, honesto y hu- del mundo andino no es ni absurda ni circu-
manista, amante de la Pacha y unificador de lar. Quizá parezca esto último a primera vis-
una nueva nación 112. ta, pero no lo es. Malhadada la suerte que los
que han creído que “ciclo” es necesariamente
Es decir, el modelo teórico que estamos igual a “circulo”. Mas retornemos pues ahora
planteando permite representar adecuada- a lo nuestro.
mente lo sustantivo del mito de Inkarri: aque-
llo que presuntamente se habría alcanzado En ese contexto fueron mejorando la efi-
con el Inka Pachacútec, esto es, justicia, ho- cacia de sus instrumentos de caza y pesca.
nestidad, humanismo, etc., que el gráfico Así, los primeros toscos mazos y gruesos
muestra como “a” (patrimonio “x” en el año proyectiles fueron dando paso a cada vez más
1450)–; se anhela desde entonces “volver a finas y elaboradas puntas que, lanzadas desde
alcanzar”. ¿Cuándo? ¿Acaso retornando a lejos –minimizando los riesgos del cazador–,
1450, que aunque quisiéramos no se puede? herían y mataban a más y mejores animales
No, no por ser mito es necesariamente absur- que con las armas primitivas.
En ese sentido, quizá el primer gran cam- Pues bien, ¿puede considerarse un error,
bio fue restringir la trashumancia a sólo una y, más aún, un error grave, recurrir en un
determinada área dentro del vasto territorio texto como éste al vocablo “auquénidos” co-
andino. Siempre que, por cierto, dicha área mo sustituto y hasta sinónimo de “camélidos
fuera lo suficientemente extensa y ecológica- sudamericanos”? Más todavía, ¿puede con-
mente variada para que, en una porción, per- siderársele un “error monumental”?
mitiera satisfacer las necesidades de una tem-
porada y, en otra, solventara los requerimien- Sí, para el historiador peruano Manuel
tos de la siguiente 118. Burga, sí. En su crítica a nuestro texto puede
leerse: “...no quisiera eludir –para dar una
Ése debió ser el caso de los grupos que, idea cabal de este libro–, dos cosas monu-
en la zona costera de los Andes, de junio a mentales y a la vez representativas. La pri-
octubre, habitaban las lomas aprovechando mera es el uso frecuentísimo de ‘auquénido’
los frutos del verdor de las mismas y cazan- (que no existe en ningún diccionario) por
do a la población animal que ese mismo ver- ‘camélido’ (la expresión correcta)...” 119.
dor atraía. Y que, entre noviembre y mayo,
cuando se secaban las lomas, se desplazaban Dejaremos la revisión de su segunda
a ocupar las caletas en busca de peces y “monumental crítica” para más adelante.
El hombre acumuló sus primeros 15 000 temporada de lluvias se sucedía con el tiem-
años de historia en los Andes recolectando po de secano y, en situaciones extremas, las
los frutos silvestres, pescando en ríos, lagos y inundaciones cedían el paso a sequías que
mares, y cazando en la superficie de la tierra. anticipaban nuevas inundaciones.
Para el hombre andino esas primitivas formas
de trabajo fueron su primera fuente de Así, el hombre andino poco a poco llegó
conocimiento. a desentrañar algunos de los secretos de cada
uno de esos misteriosos ciclos: su duración y
No obstante, la observación de la natu- el tiempo que separaba un ciclo del siguiente.
raleza había ido adquiriendo cada vez mayor
importancia como fuente de información. Pero el poblador de los Andes descubrió
Los milenios que transcurridos habían posi- algo todavía más trascendente que la existen-
bilitado al hombre andino descubrir que en la cia misma de tales ciclos reiterativos. Con
naturaleza se repetían –casi invariablemente– agudeza e ingenio, adquirió conciencia de
una serie de rutinas: en la vida de los ani- que entre algunos de esos ciclos había re-
males y de las plantas, en el clima, en el com- lación: la variedad de la fauna estaba en fun-
portamiento de las aguas y, por cierto, en los ción de la variedad de la flora; la magnitud de
variados y asombrosos objetos que tachona- las poblaciones animales dependía del volu-
ban el firmamento de día y de noche. men disponible de alimentos vegetales; la
existencia, calidad y cantidad de la flora y de
El hombre andino había estado observan- la fauna dependían de la presencia de se-
do que en cada valle las plantas se desarro- quías, inundaciones o de volúmenes regula-
llaban en una determinada época y no en res de agua; los flujos del agua marina y flu-
otra; que las que crecían en un valle no siem- vial y del agua de las nubes estaban relacio-
pre crecían en otro. Pero también que los ani- nados entre sí y, además, con el ritmo que
males se apareaban sólo durante el celo de seguían los astros del firmamento.
las hembras, poniendo en evidencia, además,
que el nacimiento de las crías tenía relación Así fue aproximándose el hombre andino
con la cópula. al conocimiento de las leyes de la naturaleza.
Y, con ello, a la realización de dos de sus más
Y se había estado percatando también de caros objetivos: agricultura y ganadería.
que las aguas –del cielo y de la tierra– au-
mentaban, y hasta se encrespaban, en una La más antigua agricultura se dio en los
temporada, y se calmaban en la siguiente: la Andes, con carácter precursor, y por entonces
Arcata
Guitarrero S. Nicolás
Arenal
( 8 000)
Oquendo Jaywa
Puente Toquepala
(10 000) Paiján Chivateros
(12 000)
(16 000)
(18 000)
Pacaicasa
(20 000)
Territorio (dirección NO - SE)
33
22
37
41
35 27
42
25 34
30
212331
24
32
26 40
29
20 38
28
19
39
36
1 3 2 1 1 2
5
Paiján 4 3
2
Lauricocha
Río
Expansión vertical
(conquista de nuevos pisos ecológicos desde el Altiplano)
Pacaicasa
1
3 2
Lago
Toquepala Océano
Obras de irrigación
Desierto Bocatomas Pueblo
Canales principales “R”
Canales secundarios
Pueblo Canales de drenaje / Andenería Montañas
“A” Defensas y encausamiento
Cause poco sinuoso / Cause muy sinuoso
Valle natural amplio / Muy estrecho
Ampliación de la frontera agrícola
Grande / Pequeña
Desbordes destructivos / Aluviones Pueblo
“S”
Gran
Caídas pendiente
Escasa pendiente
(erosión - suelos lavados)
siembras, aunque hiciera falta una cueva Los espacios inhabitados eran todavía, al fin
aparente, ya estaba el grupo en condiciones y al cabo, abundantes.
de construir artificialmente, en las inmedia-
ciones del terreno por trabajar, sus primeras La ganadería, la pesca con anzuelo y la
viviendas: chozas cónicas de troncos y jun- agricultura, aunque incipientes, proporcio-
cos, o de piedra allí donde ésta se encontró en naron más y mejor alimento.
abundancia.
Pero también mejor vestido, que, con las
Se trataba, pues, de construcciones muy nuevas viviendas que se fue construyendo,
simples, fáciles de reproducir en cualquier brindaron mayor protección contra las in-
otro lugar a donde el grupo se desplazara. clemencias del clima. Es decir, las condicio-
(20 000) 40 a/ -
(19 000) 44 1,00
(18 000) 49 1,00
(17 000) 54 1,00
(16 000) 60 1,00
(15 000) 66 1,00
(14 000) 73 1,00
(13 000) 80 1,00
Recolección y caza (12 000) 80 1,00
(11 000) 98 1,00
(10 000) 108 1,00
( 9 000) 122 1,18
( 8 000) 135 1,06
( 7 000) 149 0,96
( 6 000) 162 0.87
( 5 000) 180 1,06
Agricultura incipiente ( 4 000) 198 0,96
( 3 000) 216 0.87
( 2 000) 433 7,18
Población
Mund. And.
400’ 10’
200’ 5’
a/ Para efectos de cálculo, se ha supuesto esta cifra como el acumulado de las migraciones asiáticas
iniciales que arribaron al territorio andino.
b/ Se asume la tasa de crecimiento que, para la población mundial, presenta el “Gran Atlas Salvat” (Tomo
7, p. 316). Sin embargo, los períodos con tasas negativas en aquélla han sido corregidos extrapolando
las cifras de los períodos adyacentes.
Pedreros
Sechín
C. Prieto
Agricultura
Chavín
Las Aldas
Otumaincipiente
C. Ancón
Chihua
( 4 000) H. Prieta Kotosh Chilca Cab. Larga
Los Chinos Encanto
Canario y Cucaracha
Oquendo Jaywa
Puente Toquepala
(10 000) Paiján Chivateros
(12 000)
Recolección - Caza
(16 000)
(18 000)
Pacaicasa
(20 000)
Norte Centro Sur
jerárquicos, en tanto se fueron también espe- No obstante, durante esta fase de agricul-
cializando, adquirieron la condición de esta- tura incipiente, la desigualdad social entre
bles. Y, muy probablemente también, y desde subalternos y jefes –kurakas– no era todavía
el principio, la máxima jerarquía recayó so- muy acusada 143. Puede así sostenerse que
bre los prestigiados astro–hidro–meteorólo- entre unos y otros había una perfecta comu-
gos. nidad de intereses y objetivos.
bienes
O3K
OBJETIVOS 2
– Kuraka Incremento
de la brecha
Primera
brecha
I 3K Proyección
OBJETIVOS 2 O2K de la brecha
INTERESES 2 – Campesino inicial
– Kuraka
– Campesino
OBJETIVOS 1
– Kuraka
– Campesino O3C
O2C
INTERESES 1
– Kuraka I2K I 3C
– Campesino
I2C
t1 t2 t3 tiempo t2 t3 t4 tiempo
Así fueron creciendo los territorios traba- Y no solamente hubo violencia y de-
jados hasta que los confines de un pueblo se mostraciones de fuerza. En muchas ocasio-
toparon con los del vecino. De allí en ade- nes, el enemigo derrotado no sólo perdió una
lante, una misma porción de tierra formaba parte o la totalidad de sus tierras. Sino que,
parte de los conjuntos de intereses o, even- durante un largo período, los prisioneros de
tualmente, de los conjuntos de objetivos de los pueblos derrotados fueron canibalizados
dos –o incluso más– grupos o pueblos. Así, y exterminados 147, tal y como parece haber
Dos gigantescos pasos había dado pues el grandes pueblos, después, y finalmente na-
hombre andino en los primeros 18 000 años ciones poblacionalmente grandes.
de su historia: había ocupado prácticamente
íntegro el territorio, y sentado las bases de un Debe sin embargo además destacarse
explosivo desarrollo técnico en muy variadas que, más claramente que en el período prece-
facetas de actividad. Pero, por encima de to- dente de agricultura incipiente, ahora los pue-
do, había logrado poner en producción un blos, conciente y deliberadamente, decidían
territorio muy poco dotado e incluso inope- más y mejor la ubicación de sus centros po-
rante para la agricultura 150. blados, que cada vez serían más grandes.
Chongoyape ? Mochicas
Paiján
Huaca Prieta Cupisnique
Cerro Prieto C. Muerto, Moches Chimús 5
Los Chinos Salinar. etc.
d
3
c
2
1 b
a
se señala como “a”, “b”, etc., lo que es sen- cada vez más crecida población forma luego
cillamente inverosímil. ¿Qué de extraordina- la cultura Moche, que fue conquistada por el
rio tenía la población andina para asumir que Imperio Wari, y así se llega a la cultura Chi-
hubiera tenido sucesivos exterminios segui- mú y luego a la Inka.
dos por tasas de crecimiento tan insospecha-
damente pronunciadas, y distintas a las de la De la misma manera que, siglos más tar-
población mundial? de, la cultura de la Colonia se construyó a
partir de la población del precedente Imperio
A todas luces es pues más razonable a- Inka, y la de la República a partir de la que
ceptar que hubo continuidad en el crecimien- quedó a fines de la Colonia.
to poblacional, en lugar de drásticas e inex-
plicables hecatombes demográficas. Ello im- En síntesis, la sucesión y cambio cultural,
plica entonces que, por ejemplo en el depar- con violencia y hasta genocidios de por me-
tamento de La Libertad, las poblaciones que dio, no habría representado casi nunca el ex-
llevaron a cabo la ocupación inicial en Pai- terminio de la población de la cultura prece-
ján, y las experiencias posteriores de Huaca dente. Si alguna vez ocurrió –en tiempos más
Prieta, Cerro Prieto y Los Chinos, dieron lue- bien muy remotos–, debe considerársele la
go origen a las culturas Cupisnique y Salinar excepción, y no la regla –como errónea e im-
y demás del área, que fueron más tarde obje- plícitamente se sugiere en la historiografía
to de la dominación Chavín, tras la cual la tradicional andina–.
Así, una primera constante de innumera- Por obvio que parezca, debe pues expli-
bles cambios de posta “culturales”, ha sido citarse también entonces la que debe consi-
entonces la violencia. Conquistadora o inde- derarse una tercera constante, porque no ne-
pendentista, pero igual violencia, guerrera y cesariamente es parte de la segunda. Cada
1- Vicús
2- Sta. Cruz
A Valle alto 3- Salinar 1- Río Piura a
(cabecera de valle) 4- Huarochirí 2- Río Reque o Chancay
5- Colca 3- Río Chicama
Quebrada 4- Río Lurín
1- Tallanes 5- Río Camaná-Majes-Colca
2- Chongoyape
M Valle medio 3- Ascope m
4- Cieneguilla
Desierto 5- Majes
1- Sechura
2- Sipán
B 3- Moche b
Río Valle bajo 4- Pachacámac
5- Camaná
Pendiente: a>m>b
Área agrícola: B > M > A Productividad: b > m > a
nueva cultura nace con el triunfo y consoli- presumirse que ocupaba por entonces al 95%
dación de una nueva élite. o más de las poblaciones de cada uno de los
pueblos y naciones de los Andes.
No obstante, las tres primeras convergen
en advertirnos –para el caso de todos los pue- Quizá la única excepción fue la de los
blos y de todas las naciones andinas–, de la kollas altiplánicos, donde un alto porcentaje
existencia de por lo menos una cuarta cons- de la población estuvo exclusivamente dedi-
tante, la que resumiremos en una palabra: cado a la ganadería, esto es, a la explotación
descentralización. de su enorme riqueza de auquénidos. Éstos,
por alimentarse de un pasto nutricionalmente
En efecto –si eventualmente para toda la muy pobre, necesaria e inadvertidamente,
historia andina no fue la única explicación–, obligaban a la dispersión de la población en
resulta bastante razonable asumir que el di- el altiplano. Así, también la ganadería fo-
námico surgimiento de sucesivas élites fue mentó la descentralización productiva y po-
una consecuencia de la existencia de muchos blacional.
centros de poder alternativos y no sólo uno,
que es lo característico del centralismo. Para la mayoría de los pueblos, la agri-
cultura era pues, virtualmente, la única gran
Y esa presunta descentralización tendría actividad productiva. Casi todas las restantes,
a su vez una explicación coherente: la agri- cerámica, textilería, construcción, etc., eran
cultura. No sólo porque era –y es– intrínse- realizadas no tanto por especialistas, cuyo
camente descentralista (porque de otra ma- número seguramente era aún muy reducido,
nera no puede desarrollarse). Sino porque esa sino por los mismos campesinos –o pastores,
actividad –aunque no hay información empí- en el caso de los kollas–, como complemen-
rica que lo sustente–, razonablemente puede to de sus tareas agrícolas –o ganaderas–.
Exterminado
Pueblo
Permanente Mestiza por asimilación
Dominado
Transitorio Mestiza por dominación
No exterminado
Abierto Mestiza por influencia
Libre
Cerrado Pura
Culturas
Siglo (o formaciones culturales)
(C) Paiján ?
(XXV) Huaca Prieta ?
(X) Cupisnique (som. a Chavín) Chongoyape (som. a Chavín)
(VIII) Chavín (por dominación) Chavín (por dominación)
(V) Salinar ?
VII Moche Mochica
X Wari (por dominación) Wari (por dominación)
XIII Chimú Chimú (por dominación)
XIV Inka (por dominación) Inka (por dominación)
XVI Colonial (por dominación) Colonial (por dominación)
XIX Republicana (por asimilación) Republicana (por asimilación)
Es posible pues registrar la historia de las numerosas, y con también milenarios ante-
“culturas”: las creaciones humanas. Pero es cedentes, eran las evidencias de formación,
fundamental registrar la historia de los “pue- en la costa central, de las que serían las na-
blos”: los protagonistas, creadores y/o asimi- ciones lima e ica. Y la cordillera fue alber-
ladores de las culturas. En este trabajo que- gando en su seno a innumerables pueblos que
remos privilegiar el registro de la historia de habrían de formar las naciones chavín, chan-
los pueblos, sin descuidar, no obstante, el re- ka, inka y kolla –como se aprecia en el Mapa
conocimiento y explicitación de sus sucesi- N° 9, en la página siguiente–.
vas y distintas formaciones culturales.
Muchos grupos humanos en esta fase ini-
Por todos esos motivos, pero por sobre cial de desarrollo intenso de la agricultura
todo por el de continuidad demográfico–geo- convergían a la formación de los que serían
gráfico–histórica, haremos sistemática y rei- los grandes pueblos y las grandes naciones
teradamente mención a las siete grandes “na- andinas.
ciones” del mundo andino peruano: chimú,
chavín, lima, ica, chanka, inka y kolla, y a Los identificaremos por los nombres de
muchos otros medianos y pequeños pueblos las culturas que ha bautizado la historiografía
que compartieron con ellas el vasto territorio tradicional, y (entre paréntesis) por los de los
andino. pueblos o naciones a que daban origen.
excedente agrícola
Límite de recursos OA y B Límite de recursos RA
disponibles de “A” ” disponibles de “A” ”
“A “A DF
eblo ” eblo
pu “B pu RB
Límite de recursos l lo Límite de recursos l
de eb de B ”
PN u n
disponibles de “B” lp disponibles de “B”
a ció blo“
de aliz pue
PN Re el
IA IA nd
a ció DI
IB IB aliz
Re
t1 t2 tiempo t1 t2 tiempo
Pues bien, quizá también es fácil conve- porte de líquidos, almacenamiento de exce-
nir en que, tanto las obras hidráulicas, como dentes agrícolas; pero también de uso artísti-
los caminos, almacenes y parapetos de defen- co–decorativo, de consumo más bien elitista.
sa contra la naturaleza, eran formas ostensi-
bles de inversión, eficiente y reproductiva. Puede entonces definirse que, tanto la mi-
nería y metalurgia, como la cerámica, tuvie-
En el nuevo contexto aparecieron tam- ron un doble propósito: consumo e inversión.
bién y se generalizaron otras dos nuevas y
estrechamente relacionadas actividades pro- En un rico y dinámico proceso de retroa-
ductivas: la minería y la metalurgia del es- limentación, el mejoramiento de las técnicas
taño y del cobre, pero también del oro, como agronómicas, así como el de las técnicas de
lo demostraría Chavín. irrigación y de control calendario del tiempo,
contribuyeron a elevar aún más la cantidad y
La del cobre permitió la confección de la calidad de las cosechas, incrementándose
herramientas diversas, adornos y utensilios, así los niveles de vida y aumentando aún más
así como puntas altamente eficientes para la el volumen de la producción excedentaria,
caza y armas de guerra. Es decir, nuevos ins- que empezaba así a crecer en progresión geo-
trumentos y nuevas tecnologías, imposibles métrica.
de imaginar en el contexto de la vida nóma-
de. Y la del oro dio paso a la confección de Los cada vez mayores excedentes em-
adornos y otras formas equivalentes de con- pezaron entonces a tener hasta tres destinos
sumo de élite. diferentes, aunque nunca más de los únicos
dos usos posibles: inversión o consumo.
Y a diferencia de sus antecesores, que no
la conocieron, estos pueblos de agricultura Por lo general, sin embargo, inmediata-
avanzada contaban también ahora con la mente después de la cosecha eran almacena-
cerámica, de tan versátiles usos prácticos y dos, para luego progresivamente llegar a su
cotidianos en la cocción de alimentos, trans- destino final al cabo de meses.
Trabados en guerra dos pueblos, sabían Para unos y otros, entonces, ya no era
que el éxito y los beneficios con que se ha- más la naturaleza el único elemento que
bría de alzar el vencedor se obtendrían a había que superar. En adelante, en el contex-
costa del fracaso y de las pérdidas del venci- to de su proyecto implícito, para que un
do. Los habitantes del pueblo vencido podían pueblo alcanzara los objetivos que se había
tener diferentes destinos, pero siempre un propuesto, era necesario superar los obstácu-
común denominador: veían gravemente afec- los y oposiciones que planteaban otros pue-
tados sus intereses. blos.
Así, los pueblos derrotados veían re- La restricción del matrimonio entre her-
ducirse a la mínima expresión el conjunto de manos adquirió más tarde gran difusión, dan-
sus intereses. Los triunfadores, en cambio, do lugar a nuevas consecuencias. En efecto,
observaban un nada despreciable incremento al renunciar los hombres a sus derechos so-
de los suyos: tierras, cosechas, bosques, mi- bre ciertas mujeres madres, hermanas e hijas
nas, ganado, pieles, tejidos, redes, instrumen- las hicieron disponibles para otros, pero, si-
tos, cerámica, tecnologías diversas, etc. multáneamente, adquirieron el derecho sobre
las mujeres de otras familias. Estas nuevas
En general, es posible afirmar que la relaciones, de carácter exogámico, suponían
guerra suponía la eliminación, transforma- consanguinidad y alianza 157 con los miem-
ción o aplazamiento indefinido del proyecto bros del ayllu y del pueblo de donde provenía
del pueblo derrotado, según fuera extermina- el cónyuge.
Pues bien, todo parece indicar que entre ¿Acusaría la violencia que registran los
los pueblos asentados en los Andes en este monolitos de Sechín el drama de desabaste-
período, el de características guerreras más cimiento general y hambruna que se habría
pronunciadas fue sechín. Su principal asen- producido como consecuencia del fenó-
tamiento, en la costa norte Casma, reúne, en meno?
efecto, las evidencias y los testimonios de
violencia más acusados. Los insólitos monolitos de los sechín, tra-
bajados con contenidos temáticos, diseño
Sechín, como se ha dicho cuando ha- (facciones y expresiones corporales de los
blábamos del fenómeno océano–atmosférico personajes) y técnica de grabado de notable
del Pacífico Sur, habría sido el primero de los similitud con restos de raíz y profunda in-
grandes pueblos del período de agricultura fluencia cultural olmeca en Monte Albán, in-
avanzada que experimentó de cerca los terri- sinúan el posible origen centroamericano de
bles estragos del fenómeno. Una gran avalan- los sechín 158.
Ilustración Nº 5
Monolitos Olmeca y Sechín / Guerrero sechín
Sechín
Olmeca
Fuentes: Fuente:
– Salvat, Historia Universal, Vol. XV, p. 1825. – Kauffmann, Manual..., p. 180.
– Kauffmann, Manual..., p. 176.
Norte Sur
Lambayeque / La Libertad Casma Paracas Nazca
Presunta imagen
de Naylamp
en vaso ceremonial
Personaje en
adorno de oro
Mochica
Fuente:
– En Del Busto, Perú Preincaico, p. 113, 143, 174, 306 y 307.
ceremoniales de los mochicas (represen- caba de difundir la televisión por cable 178,
tando presuntamente, según Del Busto, el Altiplano también albergue monolitos
nada menos que a Naylamp 177), y por últi- con imágenes de rostros negroides e in-
mo en la orfebrería chimú del siglo XV cluso insólitos personajes barbados. ¿A-
dC. Y, aunque una vez más en la costa, caso unos y otros también de origen
reiterativamente está también presente en sechín?
los mantos paracas y, siglos más tarde, en
la cerámica nazca. Una vez más en el área cordillerana, una
cabeza lítica con esas mismas caracterís-
La Cultura Nazca, durante su esplendor, ticas faciales negroides, encontrada en el
nos muestra en su arte rostros negroides. sitio de Querullpa Chico II, en el valle
Es decir, cuando a su vez Nazca era el alto del río Majes, en la provincia de Cas-
punto de la costa más próximo y con me- tilla en Arequipa, ha sido reconocida por
jores y estrechos vínculos con Tiahuana- Linares Málaga como de origen Tiahua-
co, también en su apogeo. No sería por naco 179, pero bien podría ser de origen
ello una simple casualidad que –como a- Nazca.
G. de I. Canarias
México Océano Atlántico
Olmecas
Oaxaca
Vientos alisios África
Océano Pacífico
Elaboración propia. / Escultura olmeca de pronunciados rasgos negroides (1200 - 900 aC).
Fuente: Barraclough, Atlas de la Historia Universal, pp. 84-85.
Primera fase:
hegemonía tecnológica
Para mayúsculo asombro de sus coetá- La asombrosa “bondad del ritual”, pri-
neos, del propio pueblo chavín y de los pue- mero y durante un largo período, y las ver-
blos aledaños, ello permitía a los Sumos Sa- dades del secreto, después, se transmitieron
cerdotes del templo–castillo de Chavín de durante siglos por muchísimas generaciones,
Huántar conocer, hasta con cuatro meses de pueblos y territorios. Ello explica, por ejem-
anticipación, y con gran certeza, la presencia plo, que en Wari, la capital del Imperio Wari,
o no de lluvias, y decidir el inicio, poster- en la zona cordillerana de Ayacucho –1 000
gación o cancelación de la temporada de años después de la caída del Imperio Cha-
siembra. vín–, también se hayan encontrado restos del
spondylus 186. Y que llegara luego a oídos de
Los secretos que encerraba el mullu eran los “sacerdotes” del Imperio Inka. Éstos, pa-
pues valiosísimos e inestimables. Y, sin gé- ra programar adecuadamente las faenas agrí-
nero de duda, quienes habían logrado desen- colas, demandaron insistentemente el mullu.
trañarlo adquirieron un poder igualmente
inestimable, por lo menos durante el largo La importancia fue tal que efectivamente
período en que el secreto se mantuvo sin ser se dispuso la formación de brigadas espe-
compartido con otros que no fueran los Su- ciales de chasquis “mollo chasqui camayoc”
mos Sacerdotes de Chavín de Huántar. cuya función era llevar el mullu desde Ecua-
dor al Cusco 187. En uno y otro notable caso,
Para los neófitos, del propio pueblo cha- llegando el mullu, llegaba la información hi-
vín y de los pueblos aledaños, primero, y del dro–meteorológica requerida, o, en su defec-
resto de los pueblos de los Andes más tarde, to, el elemento central e insustituible del im-
sólo una cosa estaba en claro: había que ado- portantísimo ritual propiciatorio de lluvias.
rar y rendir culto al mullu. Así, según se
creía, a más y más devotas plegarias, a más y Hoy se conoce a ciencia cierta cuán gra-
más complejos y ricos sacrificios, mejores ves y geográficamente extensas son las re-
resultados se obtendría en la agricultura. No percusiones de algunos grandes episodios del
es difícil imaginar que los rituales en torno al fenómeno océano–atmosférico del Pacífico
R. Puchca
Son concluyentes las evidencias del ex-
traordinario avance técnico que en su tiempo Sechín
alcanzó el pueblo chavín. Y a diferencia de
sechín, pudo preciarse, aparentemente al me-
nos, de haber logrado un alto desarrollo cul-
tural y material en un clima apacible.
Por las abras, cada vez que uno de ellos Durante un largo período inicial la con-
intentaba cruzar la cordillera, se topaba con frontación habría favorecido a los sechín. Las
el otro. Sea que se tomara la ruta Re- monolitos de Casma retratan nítidamente a
cuay–Aija–Huarmey. O que se pasara por la los habitantes de dos pueblos distintos, ata-
Fuentes:
– Kauffmann, Manual..., p. 176.
– Kauffmann, Manual..., p. 257.
viados con ropas que los diferencian con cla- Esas dos notables coincidencias no pue-
ridad: unos, con una suerte de breve panta- den considerarse una simple casualidad. Pa-
lón, son los guerreros triunfantes, los sechín; rece, más bien, la evidencia de que las nota-
los otros, sus víctimas. bles víctimas que los sechín registraron en
sus piedras eran pues sus más connotados ri-
Todo parece indicar que las víctimas –tal vales: los chavín.
y como fueron vistas por los artesanos se-
chín–, con los brazos en una peculiar postura El sistemático enfrentamiento y el adver-
y ataviados con un también característico so resultado que durante largo tiempo expe-
faldón, eran los habitantes del pueblo chavín. rimentaron, podría explicar que los chavín
Porque esa peculiar postura de los brazos y el mantuvieran reservado, a buen recaudo, tras
característico faldón (que hemos destacado la cordillera Blanca, su centro administrati-
en los gráficos) están también presentes en el vo–ceremonial más importante: Chavín de
célebre lanzón que –autorretratando esas dos Huántar.
importantes costumbres–, grabaron a su vez
los artistas chavín. Hechos fortuitos, motivos desconocidos,
I. Chao
Chimbote
Moxeque JecangaConchucos
Sechín Chavín
Cajamarquilla
Huanchay Aija
Chiquián
Oxapampa
Cajatambo
Andajes
Supe Churín Prov.
Chanchamayo
Huacho
Lachay Junín
Chancay R. Chillón
Chuquitanta Jauja
Chaclacayo Chosica
Chucuito Pachacamac
Chupaca
Chilca
Tupe Prov. Tayacaja Echarate
Churcampa Machu Picchu
Xaxa Chocos
Viñaque
Huaycahuacho Ayacucho Cachimayo Chinchero
Sunampe Chincha Vinchos
Chankas Chinchaypujio
Chalhuanca Quiquijana
Chincheros
Año
que no le corresponde.
Imperio Chavín
Allende las fronteras que alcanzó este
primer imperio de los Andes, y aun cuando (1 200)
Administrando esos envíos, los kurakas 3) Mas no sólo eso. Es una constante en la
locales y los representantes imperiales historia que la altísima proclividad al gas-
lograron conocer de cerca cuán grandes to ha ido siempre de la mano con el abuso
eran los beneficios que recibía el pueblo por el fasto y la ostentación; la lujuria y el
hegemónico y, en particular, el grupo do- desorden anímico y espiritual y, en gene-
minante en Chavín de Huántar. No es di- ral todo tipo de privilegios excluyentes. Y
fícil imaginar cuántas desmedidas ambi- en el caso de Chavín innumerables escul-
ciones se fueron gestando en el proceso. turas líticas (que los textos muestran
hasta la saciedad), reflejan ese clima de
El excedente que generaban los pueblos superficialidad, ese ambiente suntuoso y
fue además usufructuado de manera dis- de frívola ostentación que, sin duda, fue
Pueblos independizados
tallanes
Mapas Nº 13 - 14 cajamarcas
Inicio y fin de la mochicas
moches
destrucción del chavines - recuay
chavines - conchucos
Imperio Chavín casmas
chancay
limas
tarmas
huancas
chankas
paracas
Chavín icas
Chavín de Huántar
de Huántar Pueblos independientes
huancavilcas
cañaris
nazcas
inkas
kollas
Agric. del sur
Por su proximidad, ellos habrían sido, sin con él, y que exterminaron a la propia élite
duda, los primeros en caer bajo la hegemonía chavín.
chavín, antes incluso del triunfo de éstos so-
bre los sechín. Por lo demás, no existe la más “Los datos de que se dispone sugieren
mínima duda sobre el control absoluto que que un dominio creciente sobre los contornos
los chavín ejercieron sobre todo el Callejón es un concomitante de la desintegración más
de Huaylas y los distintos pequeños pueblos que del crecimiento. El militarismo [es] un
allí asentados. ¿Cómo imaginar entonces a rasgo común del colapso y la desintegra-
súbditos del imperio invadiéndolo? Absurdo, ción...” 246. El comentario de Toynbee, dentro
por decir lo menos. del contexto de la historia mundial, se ajusta
a cabalidad a este crucial pasaje de la historia
Entre los cajamarcas, fortificaciones e andina.
iconografía con escenas de violencia 244 son
también indicio de la presencia de conflictos Ése fue el contexto en el que cayó el
armados. Y entre los lima, en los valles de la primer imperio de los Andes. Y luego del que
costa central, aparecen construcciones que cada uno de esos pueblos reemprendió, con
sugieren esfuerzos de fortificación 245. autonomía, la tarea de concretar su propio
proyecto nacional. Esto es y usando nueva-
Es decir, tallanes, chimú (moches y mente la analogía empleada por Toynbee,
mochicas), cajamarcas, huaraz, limas e icas tras la marejada chavín, los pueblos domina-
(paracas), pero también los chankas, eviden- dos “emergieron” otra vez a la superficie.
ciaron, repentina y simultáneamente, las hue-
llas de un violento proceso de independen-
tista.
¿Fuerza objetiva
o desconcierto subjetivo?
Mil años del primer imperio de los Andes
concluyeron tan dramática y ferozmente co-
mo había comenzado su segunda fase. La Durante la vigencia del proyecto imperial chavín
los proyectos de los pueblos sometidos habían queda-
violencia que había caracterizado el surgi-
do pues transitoriamente frustrados. A título de hipóte-
miento y consolidación de la misma adquirió sis, ello pudo ocurrir por distintas razones: a) porque
quizá tanta o mayor gravedad durante las esos pueblos, sin excepción, cayeron en desconcierto
largas y sangrientas guerras que acabaron y se equivocaron, y en vez de actuar en la dirección
No existe información suficiente para aceptar ni Si hasta antes sólo habían enfrentado y paulatina-
para descartar la primera hipótesis. Pero, en todo caso, mente ido venciendo a la naturaleza, con la hegemonía
sería harto sospechoso que, salvo chavín, todo el resto del pueblo chavín se había presentado la circunstancia
de los pueblos errara en tomar la dirección que les per- de que el hombre andino debía, en adelante, enfrentar
mitiera alcanzar sus ojetivos. Los hechos, en cambio, también, e intentar vencer, a otros grupos andinos. Si
parecen dar cuenta de que, en su segunda etapa, de antes se había enfrentado la fuerza dinámina y con-
modo cruento el pueblo chavín invariable e inexora- ciente de los grupos contra la naturaleza, había llega-
blemente impuso su fuerza militar y hegemonizó so- do la hora de contrastar también a otras fuerzas di-
bre el resto impidiéndoles materializar sus proyectos. námicas, a otros grupos humanos.
En otros términos, muy difícilmente ocurrió que Cada grupo, para alcanzar sus objetivos, se com-
todos los diferentes pueblos dominados desconocieran portaba como una fuerza. La dirección (I —> O) en
cuáles eran sus objetivos. Ni que no supieran cómo que actuaba esa fuerza era aquella que apuntaba hacia
alcanzarlos. Ni que perdieran la brújula que los o- los objetivos. Y la magnitud o intensidad de esa fuerza
rientaba en la dirección de sus objetivos. Ni que fue- estaba directamente relacionada con los intereses que
ran incapaces de alcanzarlos. Y, tampoco que, aliena- tenía y defendía cada grupo. Mayores intereses –más
dos, suicidándose inadvertidamente, actuaran todos población, más tierras, mejores técnicas y mejor tec-
ellos en contra de sus propios intereses. nología, etc.– implicaban mayor fuerza. Y, a mayor
fuerza, la obtención de los objetivos se concretaba con
Ocurrió, simplemente, que a pesar su natural aspi- más facilidad y rapidez.
ración de autonomía, el pueblo chavín los dominó por
la fuerza y les impuso su proyecto imperial. En definitiva, al iniciarse el proceso del imperia-
lismo militar chavín, fue la suma de recursos y fuerzas
Durante los dos primeros grandes períodos de la disponibles de cada uno de los protagonistas la que
historia andina –recolección–caza y agricultura inci- definió la viabilidad o inviabilidad de sus respectivos
piente–, los grupos humanos habían tenido a la natu- proyectos nacionales. Así, mientras los objetivos de
raleza como el más significativo límite para la conse- expansión y conquistas resultaban viables para
cusión de sus objetivos. Pero cuando los ayllus y los Chavín, los de desarrollo autónomo –por lo menos
Gráfico Nº 34
Proyecto Nacional: objetivos viables e inviables
fuerzas + recursos
Obj. inviables
Límite de
recursos y fuerzas
disponibles Expansión Desarrollo
y conquistas autónomo
Obj. viables Límite de Obj. inviable
recursos y fuerzas
disponibles
I
Obj. viables
I
t1 t2 tiempo t1 t2 tiempo
¿Pero cómo ha resuelto la historiografía tradi- La caída, colapso y desaparición final de los im-
cional el importantísimo y trascendental enigma de la perios es probablemente, entre los temas sustantivos,
caída y colapso final de los imperios Chavín, Tiahua- el menos estudiado de la historia andina. Aunque,
naco y Wari? dicho sea de paso, no es más desarrollada, estructura-
da, coherente y verosímil la versión que se nos da
Pues recurriendo, invariablemente –y sin rubor–, a sobre su gestación y consolidación. Pues bien, reve-
un expediente de también inocultable tinte romano: la lando la insignificante importancia que la historio-
hipótesis de las “invasiones bárbaras” 261. Veámoslo grafía tradicional concede a la caída, colapso y desa-
pues, recurriendo a Del Busto y su emblemático texto parición final de los imperios, este tema ocupa en ella
Perú Preincaico: menos de la centésima parte del espacio que le dedica
al estudio de la cerámica precolombina, quizá su tema
1) Chavín: “se ignora como murió, aunque se de más absoluta predilección.
sospecha que se debió a invasiones de pue-
blos poco conocidos...” 262. Del Busto, por ejemplo, tras treinta páginas mos-
trando con fruición la “Cultura Chavín”, vertiginosa-
2) Tiahuanaco: “...cayeron sobre [sus protago-
mente concluye su relato dedicando siete líneas a la
nistas] unos bárbaros...” 263.
muerte del Viejo Horizonte. Más adelante le resulta
3) Wari: “Los (...) habrían sido el pueblo bárba- suficiente un párrafo, entre dieciséis páginas, para el
ro que (en opinión de muchos) dio el golpe de caso de Tiahuanaco. Y medio párrafo entre nueve pá-
gracia al presunto Imperio Huari” 264. ginas para dar cuenta del fin del que asume como
“presunto” Imperio Wari.
La hipótesis de las a su vez presuntas “invasiones
bárbaras” contra Chavín, Tiahuanaco y Wari es, en Así, virtualmente se nos presenta esas centenarias
todos los casos, absurda e insostenible. Ninguno de experiencias históricas muriendo de improviso, como
los supuestos “pueblos bárbaros” a los que se atribuye producto de un inesperado, lamentable e inexplicable
la acción eran ajenos o extraños a dichos imperios. infarto masivo e indefectiblemente letal.
Los huaraz y recuay, en el primer caso; unos pa- No deberíamos sin embargo hablar de “muerte
rientes de los kollas o aymaras actuales, en el segun- por infarto” allí donde el historiador recurrentemente
do, y; nada menos que una parte de los chankas, en el nos presenta a quienes debemos imaginar como los
tercero; eran, sin asomo de duda, parte de cada uno de “victimarios” de sus respectivos imperios: los “bár-
esos respectivos imperios. Pero ni siquiera formaban baros” pueblos invasores. Siendo así, insinuándonos
parte de los alejados extremos de los territorios domi- sendos “asesinatos”, la historiografía tradicional de-
nados. Sino que más bien estaban ubicados en las bería sentir la imperiosa obligación y necesidad de
propias inmediaciones del centro hegemónico. ¿Cómo una seria y profunda “autopsia” que defina con meri-
podían pues invadir un imperio quienes formaban par- diana claridad las causas del deceso.
te de él 265?
No obstante, en ostensible inconsecuencia con sus
Podían sí, llegado el momento, y dadas una serie insoslayables y subjetivas simpatías (que nada tienen
de circunstancias favorables, invadir el centro hege- de científicas y sí mucho de ideológicas), e incurrien-
mónico de la nación y/o la élite que los había sojuz- do en incongruencia con la hipótesis implícita, no
gado, y saquearlo hasta terminar destruyéndolo. Mas emprende sino que rehuye acometer la “autopsia”.
ello sólo alcanza a explicarse como colofón de un pro-
ceso de insurrección generalizada en todo el territorio Así, pues, en el contexto de los brevísimos y do-
imperial. cumentalmente pobres desarrollos sobre la caída, co-
lapso y desaparición de los imperios andinos, la filoro-
Es decir, luego de que el poder hegemónico, de- mana hipótesis de las presuntas “invasiones bárbaras”,
rrotado en mil frentes de batalla, había perdido todas tiene serios e insuperables vacíos y debilidades.
sus fuerzas, hasta ser incapaz de dominar una incur-
sión física que, en otras circunstancias, habría sido En efecto, no se nos explica: a) cómo repentina-
fácilmente doblegada, como en efecto muy probable- mente perdieron su extraordinaria fuerza (económica,
mente había ocurrido en más de una ocasión anterior. política, social y militar) los pueblos que fueron ca-
La pérdida de fuerza de las grandes civilizaciones, 8) Haber impuesto métodos de sojuzgamiento y re-
que erróneamente la historiografía tradicional insinúa presión violentísimos, cometiendo innumerables
como un fenómeno de repentina aparición y vertigi- crímenes y excesos y muy probablemente geno-
noso, debió ser, más bien, un proceso muy prolongado cidio;
–una larga “agonía”–.
9) Haber realizado masivos y compulsivos traslados
Debió ser un proceso lento y progresivo. Debió de las poblaciones dominadas dentro del territorio
resultar imperceptible durante mucho tiempo incluso a imperial;
los ojos de la élite protagonista. E irreversible para
cuando eventualmente se dieron cuenta del inexorable 10) Haber impuesto una gigantesca maquinaria de
fin que se cernía sobre su protagonismo, la sede amedrentamiento, chantajes, delación y espiona-
hegemómica, y sobre sus propias testas. je;
Pero, por sobre todo, nuestra hipótesis general es 11) Haber impuesto, como compensación a los privi-
que el colapso final de los imperios andinos debió ser legios de la élite, un sistema generalizado de co-
el resultado de la conjunción de algunos o muchos de rrupción a cargo de todos los estamentos del apa-
los siguientes factores objetivos: rato de administración imperial;
1) Expansión geográfica desmedida, con la conse- 12) Haber sometido a los pueblos dominados a un
cuente dispersión y fraccionamiento de las fuer- exagerado sistema impositivo confiscatorio, con-
zas sociales y militares de la nación hegemónica. denándolos a la más extrema pobreza, con sus
secuelas de miseria material, hambruna, enfer-
2) Haber generado su propia vulnerabilidad al dejar medades y muerte.
en manos de los pueblos sojuzgados el íntegro del
abastecimiento (alimenticio, maderero, minero, 13) No haber tomado previsiones adecuadas para ca-
etc.) del poder hegemónico. sos de masivo desabastecimiento alimenticio;
3) Haber poblado mayoritariamente la sede hege- 14) Haber sido objeto de graves agresiones externas;
mónica con esclavos y servidores de los pueblos y
naciones dominados; 15) Haber sido objeto de graves inclemencias climáti-
cas y/o de otras formas lesivas de fenómenos na-
4) Haber desatado desmedidas ambiciones (econó- turales;
micas y de poder), e incluso autonomistas, entre
cientos y miles de funcionarios de la propia na- 16) Haber la élite dominante ideologizado y mitifica-
ción hegemónica y de los propios pueblos someti- do las razones objetivas de la generación inicial de
dos; su fuerza, habiendo además creído que tales
Mapa Nº 15 Gráfico Nº 35
Pueblos y naciones andinas (siglo V dC) Detalle Cronológico (1 500) - 500
1
Pueblo / nación Cultura 400
2 1 Huancavilcas ?
2 Cañaris ?
3 Tallanes Vicús 200
4 Mochicas Lambayeque
5 Moches Moche
3 6 Cajamarcas Cajamarca
7 Chavín-recuay Recuay 0 Nación Nación Nación Nación Nación Nación Nación
8 Chavín-conchucos ? Chimú Chavín Lima Ica Ckanka Inka Kolla
9 Casmas ?
10 Limas Lima
6 11 Tarmas ? ( 200)
4 12 Cañetes / Lunahuanás ?
13 Yauyos ?
14 Huancas ?
5 15 Icas Nazca ( 400)
16 Chankas Huarpa --> Wari
17 Inkas Chanapata
7 8
18 Kollas Tiahuanaco
19 Agric. del sur ? ( 600)
9
Hegemonía militar
10 ( 800)
11
Pachacámac 14
Imperio Chavín
13 (1 000)
12 Hegemonía tecnológica
17
16 (1 200)
15
(1 400)
19 18
¿No son concientes de que su obsesiva y Es decir, virtualmente todas las naciones
nada científica tendencia a divinizar cuanto y grandes pueblos conquistaron sus objetivos
observan, contribuye decididamente a miti- de consolidación territorial y de desarrollo
ficar el pasado, esto es, al fortalecimiento de autónomo de su propio proyecto. Algunos de
la Mitología, a despecho y con sacrificio del ellos, sin embargo, y por lo menos en parte, a
desarrollo de un área del conocimiento tan costa de pequeños pueblos que fueron sojuz-
trascendental como la Historia? gados.
¿No son concientes, por último, de que, a Estando poblados todos los valles del te-
fin de cuentas, su persistente mitologización rritorio de los Andes –tanto en la costa como
contribuye al encubrimiento y escamoteo de en la cordillera–, la demanda alimencicia que
la verdad histórica? ¿No se cometería ma- planteó el crecimiento poblacional significó
ñana un error monstruoso si, escribiéndose la escasez relativa de tierras. Al fin y al cabo, la
zada violencia bélica fue desencadecada por Entre los moche (chimú), en la cerámica
la destrucción material y hambruna a que ha- quedaron ilustradas violentas escenas y la
bría dado lugar esa dantesca sucesión de 4–5 existencia de prisioneros de guerra 284. Por lo
fenómenos “El Niño”? demás como se aprecia en la Ilustración N°
15, la que la historiografía tradicional pre-
¿Y cuán proporcionalmente débiles ha- sume como la más importante divinidad de
brían quedado todas aquellas sociedades? ese pueblo 285, no era sino un fiero personaje
¿Habrían tenido virtualmente que comenzar armado 286.
casi desde cero nuevamente, como podría su-
ponerse en función de la precariedad de las La representación de un “degollador” en
viviendas, y de la enorme destrucción de sus Pukara, y la macrocéfala y también presunta
sistemas de regadío? Cabe no obstante tam- divinidad Tiahuanaco, representada en la
bién preguntarse, ¿habiendo perdido gran Puerta del Sol, provista de instrumentos con-
parte de las fuentes de sus privilegios, no am- tundentes 287, sugieren también un clima de
bicionarían obsesivamente las élites volver a violencia más en esta última, como se ve en
alcanzarlos? la Ilustración N° 16, resulta elocuente cuán
¿Por qué, por lo menos en las últimas décadas, al Esa parálisis, a nuestro juicio, connota una depen-
no haberse convocado el concurso de la ingeniería, la dencia ideológica. Inconciente y quizá inadvertida,
arquitectura, la economía y la informática, los ar- pero no es un problema científico. Es un problema re-
queólogos peruanos vienen negándonos los importan- sultante de prejuicios y escala de valores. Y, a la
tísimos datos de cuánto –siquiera en órdenes de mag- postre, un asunto inconciente de compromiso y hasta
nitud y en sus equivalentes de valor actual– habría de arraigada e incontrolada sumisión al poder, que de
costado levantar esos imponentes edificios (gastos) y hecho explica muchas formas conocidas de “pereza
obras hidráulicas (inversiones)? intelectual?
O, si se prefiere, y además con el concurso de la ¿Por qué? Porque como en el también inabordado
agrimensura y la agronomía, ¿cuánto –en términos ab- estudio político–social profundo de la caída de los
solutos y en porcentaje– del excedente agrícola gene- imperios, ahondar en lo económico–social puede
rado por los pueblos correspondientes se habría desti- “des–cubrir” y traer a la luz incomodísimas y hasta
nado a esos usos? ¿No permitirían acaso esas estima- “subversivas” respuestas. Mas en esto no hay tampoco
ciones tener una idea más cercana de cuánta proclivi- ninguna originalidad en la historiografía tradicional
dad al gasto y a la inversión fueron nuestros antepasa- andina. También en esto ella soporta con asombroso
dos? estoicismo el viejo corsé diseñado por la historiografía
filogreco–romana.
¿No se estima acaso que esos cálculos son inclu-
so más relevantes y trascendentes que, por ejemplo, el Un magnífico ejemplo nos lo acaban de propor-
meticuloso estudio de las formas y colores que se usó cionar los arqueólogos italianos que, con el auxilio de
en la cerámica precolombina? ¿E incluso mucho más las más modernas técnicas de diseño gráfico, pero tras
representativos y reveladores del mundo concreto y costosa tarea, han recreado en imágenes virtuales de
tangible, de sus prioridades, de su organización eco- tercera dimensión la esplendorosa Roma de la cúspide
nómico–productiva y de su organización y jerarqui- del imperio. La acaba de difundir en Lima la tele-
zación político–social, que sus conocimientos astro- visión por cable. Mas se plantaron allí: en la versión
nómicos y sus creencias mágico–religiosas? arquitectónica. Que se sepa –no lo anunciaron, cuan-
do bien pudieron hacerlo–, no han dado el único paso
Tenemos todo el derecho a preguntarnos todavía, que faltaba: empezar a calcular cuánto costó ese por-
¿por qué la historiografía tradicional sigue empeci- tento. Ese valiosísimo dato actualizado –que para
nadamente desdeñando el valor enorme de la informa- cuando se estime no dudamos que alcanzará cifras
ción económica del mundo prehispánico? ¿Por qué, astronómicas–, habrá de contribuir a mostrarnos cuán-
siendo que incuestionablemente hace décadas que está to aportó al debilitamiento del imperio la absoluta
a un paso de poder emprender su estudio, no ha incur- pero intrínseca proclividad al gasto (en detrimento de
sionado hasta ahora en ese capítulo de la historia? la inversión) de las élites hegemónicas.
¿Qué la inmoviliza, qué la ata, qué la ancla, cuál es la
rémora que le viene impidiendo dar ese trascendental Nuestra hipótesis es pues que la historiografía
paso que aportaría valiosísima información para cono- tradicional andina, siguiendo meticulosamente la sen-
cer mejor la historia? da de aquélla, tampoco acomete el estudio económi-
co–social de nuestra historia por el muy fundado
Esa sorprendente “parálisis” no es, a nuestro jui- –aunque quizá sólo inconciente temor– de con ello
cio, el resultado de carencias de órden técnico, cientí- empezar a derruir el enorme castillo de naipes que ha
La cultura Nazca
y la nación ica
Fuente:
– Stingl, Templos..., p. 100.
En la costa sur, por su parte, tras apro-
vechar y potenciar las influencias que les
llegó de la Cultura Paracas Necrópolis (entre son los únicos. También los hay en Arequipa:
el 370 aC y el 100 dC), de entre los grupos de una enigmática espiral, en la Pampa de Ma-
la nación ica largamente habían empezado a jes; un bellísimo manto, en la pampa de San-
destacar los nazcas, desde su sede central en ta Isabel de Sihuas; y varios en Toro Muerto,
Cahuachi (a pocos kilómetros al sureste de la en el valle medio del río Majes cerca de A-
actual ciudad de Nazca), en el área sur del plao. Y en el norte del Perú, dentro del terri-
territorio de dicha nación. torio mochica en Lambayeque, en Oyotún,
en la cabecera del río Zaña. Pero también hay
Presumiblemente entre el 100–200 dC otros en el desierto de Antofagasta, en el
habrían realizado los primeros de sus gigan- norte de Chile 303.
tescos y asombrosos geoglifos hendidos en el
suelo de cascajo en la Pampa de El Ingenio A diferencia de otras grandes realiza-
(ligeramente al norte de la actual ciudad de ciones materiales en los Andes, las ya céle-
Nazca). Éstos, a la postre, llegaron a ocupar bres Líneas de Nazca representaron exclusi-
un área de más de quinientos kilómetros vamente un gran despliegue de esfuerzo
cuadrados. Hay allí aún hoy hasta 32 grandes humano: infinidad de horas de trabajo. No
figuras bien definidas, entre ellas un ave de fue necesario explotar canteras de piedra y
127 metros de largo y una araña que mide 42 por tanto tampoco el concurso de pacientes
metros 302. picapedreros.
A)
Situación normal Situación anormal Resultante
pobreza agrícola (“sequía de Kolata”) Pobreza agravada
(“sequía permanente”)
B)
Tiahuanaco Situación anormal Resultante
apogeo agrícola-ganadero (“sequía de Kolata”) Colapso de Tiahuanaco
(“lluvias sostenidas”)
Muchos destos indios cuentan que oyeron Los kollas del área circunlacustre, casi
a sus antiguos que hubo en los tiempos permanentemente en sequía, estaban pues
pasados un diluvio grande... acostumbrados a los rigores de una vida
de subsistencia, casi sin capacidad de in-
Y efectivamente, los “diluvios” son, por versión o acumulación. Y, derrepente,
naturaleza, intrínsecamente repentinos, y sorpresivamente, se vieron obteniendo
de consecuencias explosivas y fugaces. cosechas 10, 25 o quizá hasta 50 veces
Ese “diluvio grande” del Altiplano –secu- mayores.
larmente seco–, no debió ser sino uno o
varios conjuntos anuales de grandes llu- Así, dadas las magnitudes del Altiplano,
vias que, por comparación con aquellas puesto repentinamente en producción ese
precipitaciones anuales promedio a las vasto territorio, el imprevisto e impre-
que estaban acostumbrados los kollas, decible –pero fugaz– excedente generado
debieron parecerles gigantescas. debió resultar absolutamente gigantesco.
Puede incluso hasta sospecharse que no
Pero, dados los resultados objetivos que se dieron abasto para secar toda la pro-
ha ofrecido Tiahuanaco, habrían sido de ducción de tubérculos, como estaban
magnitud tal que, no siendo destructivas, acostumbrados. Así, no habrían alcanza-
fueron por el contrario inmensamente do a convertir buena parte de su primera
productivas. Sobre todo por el hecho –po- gran cosecha en no perecedera y aprove-
cas veces bien tenido en cuenta– de que el chable. Quizá, pues, la mayor parte de
Altiplano es enorme. Bien puede sumar ella se les pudrió, volatilizándoseles así
tanto como 100 000 Km2 314. gran parte de sus primeros grandes exce-
dentes.
Sólo un inusitado evento climático de esa
naturaleza explicaría el carácter repentino Todo sugiere que al año siguiente –y du-
y fugaz de Tiahuanaco. Pero explicaría rante muchos más– volvieron a darse
también además su carácter explosivo. O, nuevas grandes lluvias. Mas éstas ya no
si se prefiere, el hecho de que alcanzó el habrían tomado a los kollas de sorpresa.
esplendor “de la noche a la mañana”. Y La experiencia anterior resultaba inva-
una vez más corresponde recurrir a Cieza lorable. Probablemente lo primero que se
Cusco
Inkas
(quechua) 800 Grandes lluvias
100
Tiahuanaco Nación Nación
Inka Kolla
Esta hipótesis específica se sustenta tam- llones de años antes que la ideología, que no
bién en la misma experiencia histórica de la es sino parte de la cultura, creación humana
conquista española de los Andes. En ésta, en ésta muchísimo más tardía que aquél.
efecto, tras siglos de intensa relación, aún
cuando mantuvieron sus idiomas nativos, Pero –como resulta obvio–, los inmigran-
muchos de los pueblos andinos adoptaron, tes que retornaron a la tierra de sus padres, no
aunque con diferentes variantes de mestizaje, sólo habrían llegado entonces con un nuevo
el mito fundacional de la cristiandad que ha- mito. Sino, entre otras, con una enorme expe-
bía impuesto el poder hegemónico. riencia como finos constructores y alarifes.
Una y otra hipótesis parecen harto vero- Parece pues una verdad de perogrullo,
símiles, de momento que, cuando siglos más mas hay que decirla explícitamente y con to-
tarde, la hegemonía sobre la nación ica vol- das sus letras –sobre todo porque en los tex-
vió a la costa, pero esta vez a manos de los tos clásicos de la historia del Perú es todavía
chincha, éstos efectivamente alcanzaron un una monumental omisión–: la descentraliza-
sensacional despliegue naval y marítimo–co- ción económico–productiva (y la conse-
mercial, como habrían de constatar asombra- cuente descentralización poblacional), es in-
dos los inkas, primero, y los conquistadores variablemente ventajosa, y el centralismo es
españoles, después. en cambio inexorablemente pernicioso.
Gráfico Nº 37
Pirámide de estratificación social en
el territorio dominado por los moches
tarde, Atahualpa llegó a su cita con Pizarro
Kuraka moche y grupo dominante
Especialistas
cargado precisamente en andas, y en una
Dirigentes de las similar lo hizo el gran kuraka de Chincha).
etnias dominadas
Campesinos de la El boato de algunos entierros en la nación
etnia dominante
moche (chimú), así como entre los ica (naz-
cas), en comparación con la sencillez de o-
Campesinos de las tros, evidenció también la marcada estratifi-
etnias dominadas
cación social 323.
Mitimaes
prisioneros de guerra Es hargo elocuente el testimonio de algu-
nas tumbas moche (chimú) en el área de La
Libertad: los personajes importantes eran
En la nación moche (chimú), los vestidos enterrados en ataúdes que contenían varios
y ornamentos con los que se ataviaba la po- símbolos de poder. E inmediatamente a su
blación se encargaban de poner de manifiesto lado, haciéndoles compañía, habían sido
las grandes diferencias sociales. enterradas varias mujeres estranguladas poco
antes de cerrarse la tumba. Todos quedaban
El grupo dirigente se vestía y ataviaba “protegidos” por un guardián colocado sobre
ricamente, con mantos de plumas de aves el ataúd, que había muerto de asfixia con la
exóticas, grandes aretes de concha o piedras arena que sellaba la tumba 324.
semipreciosas, adornos nasales, pintura fa-
cial, argollas, brazaletes y riquísimos tocados 250 Kms. más al norte, en el área de
en forma de turbantes o coronas con plumas Lambayeque, y correspondiendo al 200 dC, el
multicolores. Los campesinos, en cambio, entierro del que ha sido denominado “Señor
vestían en forma sencilla –confirma Lum- de Sipán”, encumbrado personaje del pueblo
breras– 321. mochica, revistió idénticas características.
Los grandes personajes eran cargados en Es decir, incluso durante los períodos de
literas por sus servidores 322 que muy proba- paz, y no solamente en tiempo de guerra, el
blemente eran prisioneros de guerra. Tam- proyecto de los sectores dominantes incluía
bién esta práctica cundiría luego por los An- la muerte de individuos del sector dominado
des (recuérdese, por ejemplo que, siglos más de la población.
Los grupos o subgrupos descontentos siem- Si no había una explicación clara y con-
pre han pugnado por cambiar el proyecto en tundente de por qué el todo –esto es, la
vigencia por uno en el que, legítimamente, nación o el pueblo– debía permanecer unido,
también ellos alcanzaran beneficio. En unos el grupo dirigente corría riesgos muy graves:
1 Gloria Winffel Ríos, La renovación de la historia, en Gladys Calderón, Jorge Dajes y otros, Sociedad y
cambio en Occidente, siglos XI XX, Univ. de Lima, Lima, 1998, 2ª edic., p. 18. Las palabras en cursiva
están entre comillas en el original.
2 María del Rosario Vesga. Los abismos del cóndor, Rev. Oiga, V etapa, N° 435, 12 de junio de 1989.
3 Sólo 15 países abarcan 18 o más grados latitudinales del globo terráqueo.
4 Exposición en el Congreso de la República, 1997, INTERNET.
5 Durante mucho tiempo se creyó que la corriente marina descubierta por Humboldt era de aguas frías. Hoy
se sabe que la verdadera razón de las bajas temperaturas del mar costero peruano es el afloramiento cons-
tante de frías aguas profundas. No obstante, la antigua y errónea versión sigue estando generalizadamente
presente en la mente de la inmensa mayoría de peruanos. En particular, porque la mayoría de los textos,
incluso los más recientes, siguen difundiéndola (véase por ejemplo Mi Tierra, Perú, El Comercio, Lima,
1999, p. 58).
6 Los riquísimos yacimientos polimetálicos de Cerro de Pasco están en producción continua desde hace 400
años.
7 Ramón Ferreyra, Registros de la vegetación en la costa peruana en relación con el fenómeno El Niño,
en Registro del Fenómeno El Niño y de eventos ENSO en América del Sur, Bulletin de l’Institut
Français d’Études Andines, IFEA, Lima, 1993, Tomo 22, N° 1, p. 260.
8 Pedro Cieza de León, La crónica del Perú (1548 1550), PEISA, Lima, 1973, p. 157.
9 Cieza de León, La crónica..., p. 158.
10 La tradición atribuye a pescadores de Sechura (Piura, Perú) tal denominación, en razón de la recurrente
aparición del fenómeno en las proximidades de Navidad.
Como bien está haciendo ver la Cruz Roja Colombiana (véase INTERNET), la significación de “Niño” difiere
sustantiva y diametralmente con las amenazantes y altamente destructivas manifestaciones del fenónemo.
Igualmente fallidos resultan entonces los nombres que de aquél se han derivado: “La Niña”, “No–Niño”,
“Anti–Niño”, ENOS, y, de muy reciente aparición, “La Mamá”.
11 Atlas universal y del Perú. Edic. Bruño, Lima, 1995.
12 Atlas básico universal y del Perú, Edic. Bruño, Lima, s/f.
13 Juan Augusto Benavides Estrada, Atlas del Perú, Edit. Escuela Nueva, Lima, s/f.
14 Neville Nicholls, Impactos ecologicos de El Niño–Oscilacion Sur en Australia, Bureau of Meteorology
Research Centre, Melbourne, Australia, INTERNET.
15 En José Macharé y Luc Ortlieb, Registros del Fenómeno El Niño en el Perú, en Registro del Fenó-
meno..., Ifea, p. 43.
16 Macharé & Ortlieb, Registros del Fenómeno..., en Registro del Fenómeno..., p. 43.
17 En Peter Kaulicke, Evidencias paleoclimáticas en asentamientos del Alto Piura durante el período
Intermedio Temprano, en Registro del Fenómeno..., p. 285. El dato de tiempo consignado es nuestro.
18 Amanda Díaz y Luc Ortlieb, El Fenómeno “El Niño” y los moluscos de la costa peruana, en Registro
del Fenómeno..., p. 170.
19 En Díaz & Ortlieb, El Fenómeno “El Niño”..., en Registro del Fenómeno..., p. 171.
20 En Macharé & Ortlieb, Registros del Fenómeno..., en Registro del Fenómeno..., p. 43. El dato de tiem-
po consignado es nuestro.
21 Kaulicke, Evidencias paleoclimáticas..., en Registro del Fenómeno..., p. 286.
22 Rebeca Carrión Cachot (1948) en Kaulicke, Evidencias paleoclimáticas..., en Registro del Fenómeno...,
p. 286.
Cuadros Pág
1 Evolución probable de la población andina (20 000) – (2 000) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
2 Población andina ( 2 000) – (1 000) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
3 Población andina 0– 500 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150
Gráficos
Cronología general andina
18 Panorama cronológico andino (20 000) – (5 000) / Sitios . . . . . . . . . . . . 71
22 Panorama cronológico andino (20 000) – (1 500) / Períodos y Sitios . . . . 81
Detalle cronológico
30 Detalle cronológico ( 1 500) – (1 000) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
33 Detalle cronológico ( 1 500) – ( 500) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
35 Detalle cronológico ( 1 500) – 500 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Perfiles altimétricos
1 Perfil altimétrico: Perú – España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Diagramas
15 Pasado = presente (ausencia de proyecto) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
16 Diagrama básico (I) de proyecto nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
17 Diagrama básico (II) de proyecto nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
20 Agricultura y ganadería como proyectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
21 Proyectos nacionales simultáneos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
23 Primera diferenciación social: proyectos resultantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
24 Segunda diferenciación social: proyectos resultantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
26 Proyectos Nacionales conflictivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
27 Riqueza disponible y Proyecto Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
32 Proyectos Nacional e Imperial y transferencia de riquezas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
34 Proyecto Nacional: objetivos viables e inviables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Ilustraciones geográficas
2 Grandes regiones naturales del Perú . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
19 Procesos típicos de expansión territorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
25 Expansión territorial conflictiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
28 Expansión Sechín – Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
29 Área de influencia inmediata de Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
31 Excedentes a Chavín de Huántar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
36 El fenómeno centralista en Moche, Nazca y Tiahuanaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Pirámides sociales
37 Pirámide de estratificación social en el territorio dominado por los moches . . . . . . . . . . . . . . 167
38 Pirámide de estratificación social, fragmentada e inestable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
Ilustraciones
1 Vivienda primitiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
2–3–4 El Aspero, Kotosh, El Paraíso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
5 Monolitos Olmeca y Sechín / Guerrero sechín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
6 ¿Presencia y/o influencia sechín en toda la costa? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
7 Lanzón de Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
8–9 Víctima de sechín / Detalle del Lanzón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
10 Recreación y Estela Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
11 Cabezas clavas de Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
12 El castillo de Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
13 Manto paracas con cabezas–trofeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
14 Recreación de pintura mural moche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
15–16 ¿Divinidad Moche? ¿Divinidad Tiahuanaco? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
17 Versión presunta de la Akapana de Tiahuanaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
18 El cóndor de las Líneas de Nazca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
19 Chasqui moche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
20 Nave y faena de pesca moche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
21 Litera moche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Mapas
1 El territorio andino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2 Los grandes ecosistemas del planeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
3 El complejo territorio andino central . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
4 Lagos y lagunas en el desierto de Sechura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
5 El estrecho de Bering . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
6 Australia, Polinesia, América . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
7 Sitios de recolección y caza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
8 Sitios de Recolección–Caza y de Agricultura Incipiente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
9 Agricultura desarrollada (1 500 sC) – Naciones en formación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
10 África – Vientos alisios – G. de México – Olmecas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
11 Yungay – Chavín de Huántar – Lauricocha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
12 El Imperio Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
13–14 Inicio y fin de la destrucción del Imperio Chavín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134
15 Pueblos y naciones andinas (siglo V dC) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Anexos
1 Diagramas teóricos de Proyecto Nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
2 Hipótesis de crecimiento poblacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
3 Agricultura: fuente de poder y sustento de culturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
4 Hipótesis de mestizaje étnico y cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
5 Hipótesis: toponimia de origen centroamericano en los Andes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
6 Tiahuanaco y la hipótesis de Konata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
7 Hipótesis: Tiahuanaco y Manco Cápac . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162