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APRENDER A ORAR SEGUN LA BIBLIA

La oración es una parte vital de la experiencia cristiana: Descubra


verdades Bíblicas sobre la manera de comunicar con Dios.

Cuando usted ora, tiene usted confianza que Dios va a responder, o se siente
usted indigna de llamar la atención de Dios? Sus oraciones son especificas o
generales? Su vida de oración es una simple espera de respuestas dadas al
azar visando a satisfacer solamente sus necesidades y
deseos o un alimento por la vida del Señor Jesucristo dentro de usted?
Uno de los pasajes bíblicos de los más simples y de los más profundos sobre la
oración esta en el Sermón del Monte .

“Pedid y se os dará; buscad y hallareis; tocad y se os abrirá. Porque todo


aquel que pide recibe; y el que busca halla; y al que llama se le abrirá. Que
hombre hay de vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? O si le
pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros siendo malos sabéis
dar buenas dadivas a vuestros hijos, cuanto más vuestro Padre que está en los
cielos dará buenas cosas a los que le piden?” Mateo 7:7-11

Orar no consiste solamente en pedir y a recibir, sino también en dar gracias,


adorar y albar al Señor Nuestro Dios. Existen dos responsabilidades en la
oración: la responsabilidad de dios y la nuestra. La una no va sin la otra; la
oración es a la vez humana y divina.

Observe la progresión en la enseñanza de este pasaje; Pida, busque, toque.


De toda evidencia Jesús tenía en Su Espíritu que seamos participantes activos
en el proceso de la oración. Orar no es un espectáculo delante de
espectadores.

Cada petición, cada deseo de nuestro corazón y cada necesidad deberían


comenzar por la oración, preguntando al Dios Su permiso y buscando a
conocer Su voluntad.

Siendo que Cristo ha entrado en nuestra ida y que el es nuestra Vida,


podemos venir delante de el y someterle nuestras peticiones. Efesios 3:11,
Hebreos 4:16

Dios está siempre deseoso de responder a nuestras oraciones: es la meta


principal de Su enseñanza en Mate 7:7-11.

Alguien podrá preguntar: Esto significa que no importa quién y todo el mundo
puede pedir, buscar y hallar? No, porque el sermón se dirige a los discípulos
de Cristo. Les concierne a los hijos que Dios le ha dado.
Un elemento muy esencial en la oración descuidado es a veces por la mayoría
de cristianos: la fidelidad. Tal vez no constatamos ningún resultad, pero un
periodo de tiempo entre nuestra petición y la respuesta de Dios no significa que
El no responde nuestra oraciones.
Porque Jesús recalca tanto la importancia de la perseverancia en la oración?
Porque El deja para más tarde la respuesta a nuestra petición, aun si ella
corresponde en efecto a Su voluntad. ¿Pero porque Dios la retarda? Si El
discierne en nosotros una actitud de desobediencia, de rebeldía, de amargura,
o de rencor o si El observa ciertas habitudes malsanas dentro de nuestra
manera de vivir; Dios deja a mas tarde la respuesta a las plegarias de sus hijos.
El puede muy bien haberla ya preparado y lista para enviárnosla, pero El no lo
puede hacer y o hará en tanto que nuestra
situación espiritual no sea favorable a para recibirla.

Segunda causa para la espera. Es que dios prueba nuestra buena voluntad
de manera de construir en nosotros un corazón sincero . si no somos
realmente serios en el pedir, lo haremos una sola vez y luego abandonaremos
si nuestra partición no es contestada durante un cierto
tiempo. Es por ese que Dionisos dice de orar sin cesar , de pedir , de buscar, y
de llamar. Persevere y no abandone. Nos e desaliente aun si usted no mira
ninguna evidencia que Dios responderá su petición.

Tercera causa Dios tarda seguido para responder a nuestra petición para
probar nuestra fe. ¿Como Dios puede fortalecer nuestra fe?: por la prueba.
¿y cómo nos prueba El? En no mostrándose. Es entonces que nosotros
buscamos, pedimos, llamamos, al pasa en nuestro trato con Dios. Cuando
nosotros le hablamos, os afirmamos y alimentamos nuestra relación con el.
Aprendemos a conocerle a El y sus vías. ¿Usted se da cuenta que Dios
desea darle más allá de todo, a partir del momento que usted a venido a ser
uno de sus hijos, es El mismo? El desea que usted le conozca.

Una cuarta razón por la que Dios tarda una respuesta a nuestra petición es
para hacer crecer nuestra paciencia; cuando esperamos la respuesta de Dios.
Su calendario no concuerda siempre al nuestro. Dios está más interesado a
que le conozcamos que a darnos todo lo que nuestro
corazón desea. Cree usted que la oración constituye una parte integra de su
tiempo cotidiano? De ninguna manera Jesucristo puede ser mi vida si yo no
soy un hijo/a de oración. Yo debería hablar, compartir y conversar con el todo
el día. El es mi vida! ¿Por qué está usted tan ocupado en tantas otras cosas al
punto que su vida de oración comienza a sufrir, y que continúa a servir al Señor
con su propia fuerza y su propia sabiduría? Una de las razones principales por
la que no oramos es porque no aceptamos que Dios tome el escalpelo, nos
abra, penetre a lo más profundo de nuestro ser, y trate las cosas que no
hemos jamás vencido.

Sabe usted que uno de los más grandes filones de oro descubierto en América
se encontró a solamente un metro del lugar donde otros mineros habían dejado
de excavar? Los cristianos viven a veces la misma situación; justo al momento
donde abandonamos, justo un poco más lejos donde aceptamos dejar, se
encuentra la mejor bendición del Dios.

Sin embargo cuando Dios nos dice “Esa no es Mi voluntad” entonces ¡claro!
Debemos dejar de presentar nuestra petición. Pero si por el contrario usted
cree que Dios obra de cierta manera en su vida, o que usted siente una
necesidad seria y profunda de perseverar, no cese de orar, Dios
quiere responder a esa petición.

Recuerdo de momentos donde todo en mi deseaba parar, y o yo continuaba de


todos modos con la misma plegaria a dios. De pronto el velo se levanto y la
respuesta estaba allí, delante de mis ojos. Si yo me hubiera detenido de orar
un día antes, yo hubiera tomado una mala decisión y me hubiera privado de lo
que Dios quería darme.

En ninguna parte de la Biblia está escrito que la oración es fácil. Es una lucha
y en ciertos momentos, Satanás ataca cuando está usted de rodillas, le acosa
con dudas y le envía pensamientos par distraerle. Una de las armas más
eficaces de Satanás es de hacerle sentirse indigno delante de Dios. Esta
impresión no tiene nada que ver con la verdadera humildad, pero es
el sentimiento malsano que Dios ni siquiera lo quiere ver a usted ni escucharle.

Las Escrituras demuelen este temor cuando proclaman astuciosamente que


usted y yo tenemos la libertad en Cristo de acercarnos al Trono de Dios en la
oración. Cuando se acerque al Señor no tenga temor, no se sienta mal, mas
bien arrodíllese delante de El y regocíjese en El. Dígale:“!Señor Jesús, yo
alabo Tu nombre porque Tu eres en i vida. Te doy gracias por poder venir
delante de Ti en toda confianza, porque Tu me has pedido de buscar, y llamar.
Y Señor, vengo , vengo a Ti como un niño, confiando en que Tu escuchas lo
que tengo que decirte, que Tu dirigirás mi vida, y que responderás a mi
plegaria. Te alabo y acepto de antemano la respuesta
a mi plegaria. Alabado sea Dios. Amén.”

No nos gustan siempre las respuestas que Dios nos da. Pero El no nos dice
que El nos dará todo lo que ^pidamos, más bien promete en Mateo 7:11 de
darnos buenas cosas. Claro, usted no querrá que Dios le de cualquier cosa
que venga a dañarle o destruya su vida. Es por esta razón que Jesús
establece francamente unas restricciones en darnos solamente lo que es
bueno para nosotros.

Teme usted pedirle a Dios algo muy grande? De hecho, nada de eso que usted
le pida es demasiado grande para El, si el estima que es bien para usted. Dios
se agrada de las peticiones grandes, difíciles, imposibles cuando pedimos,
buscamos y llamamos y confiamos en Nuestro
Padre amante Quien responde siempre por nuestro bien.

Si aplicamos activamente esta simple verdad en tres etapas, Dios transformara


su vida de oración, que a su vez transformara sus relaciones, su eficacidad,
su familia, su trabajo, y todos los otros aspectos de su vida.

El privilegio de la oración es una herencia que pertenece a cada hijo de Dios,


un potencial que sobrepasa la comprensión humana y una obra de la Gracia
de Dios que da a cada uno de nosotros. Le pido a Dios que no deje perder
esta herencia. Permita a Dios de hacer de usted un hombre o una mujer, un
joven que Dios quiere que usted sea.
Aprenda a comunicarse con El. Alimente el Espíritu de Cristo que vive en
usted. Haga de su vida de oración cotidiana una relación de conversación
continua con el Señor Jesucristo.

La Intercesión: Arma Poderosa

A. Introducción

Hoy más que nunca en la historia de la humanidad, Dios está buscando


hombres y mujeres que estén dispuestos a ponerse en la brecha entre Dios y
este mundo para interceder ante Él por un mundo más justo para todos, por
una nación con gobernantes de acuerdo al corazón de Dios, por una Iglesia
que esté siempre a la ofensiva, por un liderazgo fuerte y unido.

B. La oración intercesora

Con mucha frecuencia confundimos el orar con el interceder y la mayoría de las


veces nuestra oración es una larga lista de súplicas y peticiones, repetidas una
y otra vez. Los Discípulos, quienes tampoco sabían orar, le pidieron a Jesús
que les enseñara a orar; hoy en día, nosotros contamos con la ayuda del
Espíritu Santo, quien quiere enseñarnos cómo orar. (Jn. 14:26; Ro. 8:26).

1. ¿Qué es interceder?

Interceder es tomar el lugar del otro; es ponerse en su lugar para suplicar o


defender su caso motivado solamente por el amor y la misericordia (Ro. 8:34).
Podemos ver, entonces, que interceder no es pedir a favor nuestro, sino más
bien, a favor de otros.

2. ¿Quién es un intercesor?

Es la persona que dispone su vida para orar por otros, tomando su lugar. Es
aquella persona que siente carga en su corazón por una situación ajena. Es
alguien que lleva una vida de profunda comunión con Dios y negación propia,
dispuesto a sentir el sufrimiento de aquel por quien intercede.

-Un intercesor es la persona que se interpone entre Dios y los que se merecen
su justa ira o castigo, poniéndose en la brecha por ellos y clamando a Dios
misericordia y perdón. (Ez. 22:30).

-Un intercesor es la persona que siempre en guerra porque pelea contra


Satanás y esa guerra no la puede pelear con armas carnales, necesita vestirse
de toda la armadura de Dios. (Ef. 6:12-18).
3. ¿Por qué razón hay que interceder?

En la Biblia se habla de tres cielos. El primero es lo que llamamos atmósfera. El


segundo es el espacio en donde están los astros, y arriba de ese espacio está
el tercer cielo, en donde está el Reino de Dios. El Apóstol Pablo habla de cómo
él fue arrebatado hasta el tercer cielo. (2 Co. 12:2-5).

Cuando el hombre desobedeció en el huerto del Edén, no sólo traicionó la


confianza que había sido depositada en él, sino que voluntariamente le entregó
el dominio a Satanás. Desde entonces, él les el dios de este mundo (2 Co. 4:4).

Él y sus huestes de espíritus malignos viven en lo que corresponde al mundo:


la atmósfera, el primer cielo o regiones celestes (Ef. 6:12). Él es el príncipe de
la potestad del aire (Ef. 2:2), el gobernador de las tinieblas de este siglo (Ef.
6:12).

Mientras Dios tuvo potestad absoluta sobre el hombre, le concedió todo, sin
que éste tuviera necesidad de pedirle nada. Pero, desde que el hombre cedió
ante Satanás, Dios no puede darle nada libremente, a menos que el hombre se
lo pida, porque Dios es respetuoso de la decisión del hombre, de su libre
albedrío.

Dios no puede hacer nada por la humanidad, si no es a través de la petición de


un intercesor. La voluntad de Dios es que el hombre tenga lo que le pertenece:
salud, prosperidad, paz. Sin embargo, la batalla de Satanás y sus huestes por
retener lo que aún les pertenece es continua y, en su afán por evitar que el
hombre reciba las bendiciones de Dios y en vista de que ellos dominan y
operan en las regiones celestes o primer cielo, atrapan la respuesta de Dios y
la retienen allí, haciéndonos creer que Dios no contesta y no nos oye.

En el libro de Daniel está escrito muy claramente (Dn. 10:10-13, lea


cuidadosamente los vv. 12 y 13). Este pasaje nos muestra que desde el primer
día en que él oró, su petición fue oída. Pero, Satanás con sus huestes,
luchando en las regiones celestes que le pertenecen y que nos rodean, se
opuso e impidió durante veintiún días que esa respuesta llegara.

Cuando al orar conforme a la Palabra de Dios, la respuesta no nos llega


inmediatamente, no quiere decir que Dios no nos oye o no quiere contestarnos.
Él ha enviado su respuesta, pero no nos dirá nada porque Satanás la tiene
obstaculizada, interceptada en las regiones celestes, en su reino.

C. El Poder de la Oración Intercesora

¿Cuál es el poder que tiene la oración de intercesión? Mover, con nuestra


súplica la mano de Dios y libertar la obra restauradora del Espíritu Santo.

Dios puede hacerlo todo. Pero en su amor tan grande hacia nosotros, Él
derrama su gracia y escoge a hombres y mujeres para que colaboren con Él en
su obra de salvación, ¡estos son los intercesores! ¡Qué inmenso privilegio!
La oración del intercesor es igual a la de Jesús al Padre. Por eso es poderosa
como ninguna otra, porque el intercesor, al igual que Jesús, pone su vida en la
causa por la que está suplicando.

La Biblia nos da muchos ejemplos de la oración intercesora:

1. En el Antiguo Testamento
• La intercesión insistente de Abraham a favor de Sodoma pensando en Lot
(Gn. 18:23-33)
• La intercesión de Moisés a favor de Israel (Éx. 32:11-14; Nm. 16:20-22)
• La súplica intercesora de Samuel a favor del pueblo (1 S. 7:5, 8-9)
• Daniel, durante el destierro (Dn. 9:1-19)
• Esdras, intercede por restauración (Esd. 9:6-15)
• Nehemías, intercede por la restauración de su pueblo (Neh. 1:5-11).
2. En el Nuevo Testamento
• A los milagros de Jesús precede la acción intercesora de alguien (Mr. 2:1-12;
Lc. 7:1-10; 11:5-8).
• La oración de Jesús en vísperas de ser sacrificado se llama “de intercesión”,
pues señala su actitud constante ante su Padre en relación con los suyos (Jn.
17; Lc. 22:32).
• Esteba, al igual que Jesús, intercede por sus enemigos (Hch. 7:60; Lc. 23:34).
• Pablo pide que intercedan por él (Ro. 15:30-32; Ef. 6:18-20).
• Pablo recomienda pedir por (interceder) todos los hombres (1 Ti. 2:1-2).

D. ¿Cómo interceder?

La intercesión es el arma más eficaz que posee todo cristiano. Por esto es
importante tener presente los siguientes pasos:

1. Diferencias entre oración e intercesión

La oración: Es la elevación del alma hacia Dios para adorarle, alabarle,


dale gracias, pedirle perdón, favores o presentarle nuestras necesidades.
Es el ofrecimiento de las emociones y los deseos del alma hechos a Dios,
en el nombre de Jesús. Es la comunicación de nuestro corazón con Dios—
es el alimento del alma.

La intercesión: Es todo lo anterior, pero en batalla y no pidiendo por nosotros,


sino a favor de alguien más (persona, familia, iglesia o nación), sintiendo amor,
dolor, compasión y misericordia.
2. La forma de interceder es personal

No hay una técnica en especial en la oración, lo que importa es la fe, la


obediencia, la entrega y el desinterés personal de cualquier índole. La
intercesión debe ser una actitud voluntaria motivada por el amor de Dios.
La intercesión no debe hacerse por compromiso, imposición o
compensación económica.

3. ¿De qué maneras podemos interceder?

Con nuestro entendimiento: Orando con nuestras propias palabras (basados


en la Palabra de Dios) y en nuestro idioma. Usando nuestra mente, pensando,
entendiendo y sabiendo la razón por la que intercedemos.

Orando en el Espíritu: Orando en lenguas con la ayuda del Espíritu Santo, no


sabiendo nosotros por lo que intercedemos, pero Él sí.
(1 Co. 14:2).

En muchas ocasiones sentimos la urgencia, la necesidad de orar, de


interceder, sin saber lo que sucede o sin conocer la necesidad. No podemos
orar con entendimiento porque no sabríamos qué pedir, pero el Espíritu Santo
sí lo sabe y entonces, lo único que debemos hacer es dejar fluir esa necesidad
de intercesión al orar en el Espíritu, en lenguas extrañas para que el Espíritu
Santo interceda por nosotros (Ro. 8:26).

3. Se puede interceder en voz alta, en voz baja, como en un murmullo o


con el pensamiento

De cualquier forma que se haga, la oración debe dirigirse hacia Dios; sin
embargo, cuando se intercede en batalla contra Satanás y sus espíritus
malignos, debe hacerse en voz alta y con la autoridad que tenemos en el
Nombre de Jesús (Mr. 16:17). Satanás no puede entrar en nuestros
pensamientos, pero él y todas sus huestes ¡sí pueden oírnos!

4. La intercesión es una oración en batalla

Para salir a batalla hay que vestirse adecuadamente. Antes de empezar,


cúbrase con la Sangre de Cristo y tome todos los instrumentos de la
armadura de Dios. (Ef. 6:10-18).
E. Tipos de intercesión

1. Por las naciones

La palabra “naciones” significa “ethnos” o grupos étnicos; esto implica que


nación es la gente de un país.

En el Antiguo Testamento encontramos muchos ejemplos de cómo el destino


de una nación puede cambiar por medio de la intercesión. En el Salmo 2:8, el
Señor dice “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya
los confines de la tierra”. Cuando intercedemos por las naciones, estamos
rogando a Dios por la conversión de toda la gente del mundo. (Jn. 10:16).

En toda sociedad existen siete áreas básicas que moldean el pensamiento de


las personas y que se reflejan en la vida de una nación. Además, ejercen una
gran influencia en el comportamiento de los líderes de las naciones y de las
personas que están en eminencia. Al interceder por las naciones, hay que orar
por estas áreas. Éstas son:

1. El hogar y la familia
2. La Iglesia
3. Los educadores
4. Los medios de comunicación
5. El gobierno
6. Los espectáculos públicos
7. El comercio
En 2 Crónicas 7:14 y Jeremías 29:7 hay promesas para las naciones.

2. Por las personas que gobiernan

Satanás ataca a todos los hombres, pero más a los que están en el poder, en
eminencia, en autoridad. El poder da al hombre que lo ejerce: potestad,
riquezas, posición e impunidad; situación que lo hace más vulnerable para caer
en las garras del mal.

La Biblia nos exhorta en 1 Timoteo 2:1-2 a interceder “por reyes y por todos los
que están en eminencia”. Esto significa: nuestro gobierno, desde el nivel
nacional hasta el nivel local, por el Presidente y sus Ministros, por los diputados
del Congreso, por los gobernadores departamentales, alcaldes, jueces,
autoridades militares y policiales, etc. Es un llamado a la intercesión por todos,
sin importar su posición o condición espiritual.

3. Por la Iglesia

Al igual que los gobiernos, la Iglesia y sus líderes espirituales están expuestos
al ataque constante, inclemente y artero de Satanás.

Al interceder por la Iglesia, debemos tener presente los siguientes aspectos:


• La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, en el cual todos los miembros son
importantes (1 Co. 12:12-27). Intercedamos por la unidad.
• Jesús no fundó ninguna denominación. Él estableció una doctrina para que
fuese una forma de vida diaria, a través de una relación personal con Él, que se
basa a su vez en la obediencia a la Palabra de Dios, el temor a Jehova, la vida
de oración e intercesión y el amor a nuestros prójimos.

• Intercedamos porque todos los cristianos seamos un solo cuerpo, sin


distingos denominacionales.

• Intercedamos porque en las iglesias se predique la Palabra de Dios, sin


quitarle ni añadirle nada (2 Ti. 4:1-3; Tit. 2:1).
• Intercedamos recordando que el pueblo de Israel continúa siendo el pueblo de
Dios y la Iglesia de Jesucristo forma parte de ese pueblo. Oremos por la Paz de
Israel y Jerusalem, y por nuestros hermanos judios.

4. Por los líderes espirituales

Al igual que el gobierno y demás personas en eminencia, los líderes


espirituales, apóstoles, profetas, evangelistas, maestros, pastores, misioneros,
etc. están expuestos a los ataques del enemigo, quien tratará por todos los
medios de hacerlos caer, de forma que no puedan cumplir con su ministerio.
Intercedamos para que Dios les de la fortaleza, sabiduría y el entendimiento
que necesitan para resistir y vencer al enemigo.

5. Por la familia, vecinos, amigos, etc.

Satanás buscará destruir a la familia (divorcios, pleitos, contiendas, violencia,


mala comunicación, rebelión, etc.).

6. Contra los poderes de las tinieblas

Todo lo bueno en el mundo procede de Dios, pues Dios todo lo hizo bueno.
Pero todo lo malo procede de Satanás y los demonios. La enfermedad,
pobreza, violencia, hambre, vicios, guerras, pleitos, etc. es consecuencia de lo
que Satanás y sus huestes de espíritus malignos hacen en el hombre.

El ataque por parte del enemigo es a diario y constante, por lo que nuestra
batalla en su contra también debe ser diaria y constante, intercediendo en todo
lugar, en la iglesia, en la casa, en el trabajo, en donde quiera que estemos.

El Señor nos ha dado la autoridad, potestad y poder sobre toda fuerza del
enemigo (Lc. 9:1; 10:19).

La armadura de Dios
Cuando un solado sale a la batalla, se viste con un equipo especial. Igualmente
nosotros, cuando vamos a esta batalla de intercesión tenemos que vestirnos de
toda la armadura espiritual que nos ha sido dada por Dios (descrita en Efesios
6:10-17).

Además de esta armadura, tenemos otra igualmente poderosa: la Sangre de


Cristo. Antes de interceder, cubrámonos con la Sangre de Cristo y vistámonos
con toda la armadura de Dios.

F. Algunas Escrituras para interceder

1. Por las naciones:

• Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1 Timoteo 2:1-2

2. Por las personas que nos gobiernan:

• Por personas que sean justas, sabias, con temor de Dios (2 S. 23:3; Pr. 1:6;
Sal. 2:10-11)
• Por personas no sujetas a la avaricia e inmoralidad (Pr. 4:27; 1 Ti. 6:9)
• Por personas misericordiosas y veraces (Pr. 3:3-6; 20:28)
• Por personas que sean enemigas del soborno, la corrupción y la lisonja (Éx.
23:8; Dt. 16:19; Pr. 29:4)
• Por jueces justos (Dt. 16:18; Col. 3:12-17)

3. Por la Iglesia:

• Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1 Timoteo 2:1-2


Contra las fuerzas de las tinieblas:
• Isaías 54:17; Romanos 6:14; 8:28-39; 2 Corintios 10:4; Colosenses 2:12-15;
Santiago 4:7

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