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de Voltaire -estrenada en París en 1736- tiene un
argumento algo similar a la anterior tragedia A estrenada en 1732, con la
variante de la época y la localización geográfica.
Pero la crítica ha señalado sus debilidades como pieza teatral, un tanto inferior a
otros buenos éxitos escénicos de Voltaire, y a veces también exagerando la nota
denigratoria. No obstante, el público de su época la acogió calurosamente. El
exotismo, el asunto peruano, constituyó un salvo-conducto convincente.
(1) es considerada por la crítica, como la única tragedia de
Voltaire que recoge con relativa amplitud la concepción de lo americano dentro del
conjunto de su obra. Tuvo ella inmensa fortuna dentro y fuera de Francia.
representaba la novedad tanto por la singularidad de los personajes y su
exotismo como por la forma brillante en que eran éstos introducidos en la escena.
Significaba una innovación el escoger, entre los habitantes americanos, los más
civilizados de ellos, peruanos o mexicanos, en el momento de la conquista. Zamora
su más distinguido personaje peruano, combate para asegurar la independencia
política del aborigen y reivindicar los derechos de la naturaleza.
"no admira ni evoca con nostalgia el hombre primitivo. No quiere el regreso a una
vida amortajada para siempre por la niebla de la Historia. Voltaire, considerado
generalmente como escéptico y cínico, escribe en un mensaje de tolerancia
entre los errores humanos que no se extiende sin embargo hasta la indiferencia
cultural y moral. Conviene -parece decir- que la cultura de Occidente llegue al Perú.
Lo que combate, y por eso ostenta valor moderno, es la soberbia de quienes
creen pertenecer a una raza privilegiada. busca un puente para el abismo que
separa a ambas razas y cree hallarlo en la armoniosa convivencia basada en la
mutua comprensión"(2).
El tema de
es muy semejante al de A . Sólo que en aquella el ambiente es
americano con personajes peruanos y mejicanos y en ésta, el escenario es oriental,
entre Turquía y Palestina en la época de las cruzadas.
La simpatía por los temas orientales, como el de A , había conducido también a
Voltaire, a las lejanas comarcas americanas de los Incas. Así se aprecia en
de
la misma inspiración que A . "Ella pertenece -dice César Miró, en un hermoso
ensayo- a la raza de Zulema y de Zayda y se parece a ellas, por su espíritu y el
contraste con el alma occidental. Por el camino de Arabia, por las rutas del Islam,
Voltaire arribará al Perú".(3)
×
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"Todo irá bien -piensa Cándido- siguiendo el hilo del discurso de su preceptor - ya
que el mar de ese nuevo mundo vale más que nuestros mares de Europa; que es
más bonancible y los vientos son más constantes; no cabe duda de que el Nuevo
Mundo es el mejor de los Mundos posibles".(5)
"la patria de los antiguos Incas, que cometieron el disparate de abandonarla por ir
a sojuzgar parte del mundo y que al fin destruyeron los españoles", o sea "el país
donde todo está bien". (6)
Los vestidos de las gentes son de tisú con hilo de oro. Los muchachos juegan a los
tejos con piezas de oro, adornadas con esmeraldas y rubíes que dejan a disposición
de los visitantes sin el menor aprecio. Los habitantes hablan una lengua materna
"que es el peruano". Puede entenderla Cacambo por ser oriundo de Tucumán.
*
A todo este caudal se podría agregar el aporte de los viajeros, más recientes,
aparecidos en el XVIII, como Frezier (con dos ediciones de su
, la de 1717 y la de 1734); como La Condamine (cuya
apareció en 1745); como Jorge Juan y Antonio Ulloa (traducidos al
francés en 1752, apenas cuatro años después de la aparición en castellano de
su
(Madrid, 1748), como el inglés George Anson (de
1746), cuyo relato se publicó vertido al francés poco tiempo después, citado por
Voltaire en
, cap. XXVII, ed. París, 1956.
Cuando Voltaire compone
(1736), su cultura americanística es todavía muy
general. Han impactado su imaginación con efluvios de leyendas, los nombres de
"los Reyes", "Potosí" y "México". Sus lecturas no han excedido de las citadas
versiones francesas de los
de Garcilaso de la Vega, el Inca, de los
cronistas Gómara, Las Casas y Zárate y Antonio de Solís (sobre
, trad. al francés en 1631), la ! de
A. de Herrera y la de Oviedo.
Había leído también la obra muy difundida de John Dryden × (de
1670) durante su estada juvenil en Inglaterra y sobre todo la literatura en torno a
las misiones de los jesuitas.
De otro lado, Voltaire recogió también en su × , (1752) el relato
(de 1746) del viaje alrededor del mundo del Comodoro inglés Anson y de su
regreso triunfal a Londres con el producto de los botines tomados a naves
españolas. En esa coyuntura, celebrada la acción de los "héroes del bandidaje"
como Raveneau de Lussan (1687) y otros filibusteros, "de los cuales -según dice-
no queda hoy sino el recuerdo de su valor y de su crueldad".
Entre las obras del exotismo francés inspiradas en América, se habría divertido con
las
de Madame de Graffigny (1747) quién había escrito una obra
titulada " "
, donde le hizo poco
honor, y en algunas piezas de teatro con tópico americano que fue ron frecuentes
en su época.
Además del libro de Anson (cuya versión francesa apareció en 1749), otra obra
inglesa que indudablemente impresionó a Voltaire habría sido el relato de Sir Walter
Raleigh (
"! , London, 1596) quien con gran derroche
imaginativo contribuyó poderosamente a difundir entre los europeos la imagen de
El Dorado, al narrar su aventura en Manoa o Tierra firme, la cual aprovecha Voltaire
con especial delectación en algunas páginas de
. Expresamente citada
(p.55), es ésta una de las fuentes más probables.
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De otro lado, hay una razón estética que justifica la omisión o sea el superior valor
artístico de A sobre
y la similitud de la temática, con simple cambio de
ambiente. A mayor abundamiento, habría que considerar el buen dominio artístico
de la escena y del lenguaje que luceA , como obra del mejor momento de
Voltaire, en tanto que
es, con imperfecciones explicables, obra de menos
vuelo.
De otro lado, el contacto personal fue notorio. En uno de sus viaje s a Francia, en
1759, Olavide disfrutó de la hospitalidad de Voltaire en su finca "Les Délices",
situada en las inmediaciones de Ginebra. Vivió en diálogo con el maestro de
inquietudes y eximio creador, una semana intensa e histórica. El diálogo fue
fecundo en esa casa donde Voltaire disfrutaba de un teatro para representar sus
propias obras y hacía derroche de ingenio entre sus invitados, las más notables
figuras de la ilustración francesa y europea.
"Es por esto -dice- que muchos artículos hacen hincapié en la verdad de la religión
cristiana y en el carácter positivo de la monarquía, sobre todo en su forma actual"
Contra esa nueva actitud frente a Voltaire, reaccionaba el clérigo José Ignacio
Moreno, teólogo conservador y monarquista que se enfrentó a Sánchez Carrión en
la Sociedad Patriótica y fue combativo autor de unas
editadas en
Lima entre 1826 y 1833, en las cuales señala "el veneno de los libros impíos y
seductores que corren en el país". Entre los de Volney, Rainal, Hume, Rousseau y
Montesquieu, está naturalmente en lugar destacado el nombre de Voltaire y sus
más representativas obras.
×
Las
(13) de Vidaurre contienen pensamientos asimilados de
Voltaire, leído exhaustivamente. "¡Quién tuviera aquí -exclama- la pluma de un
Voltaire!". En otros momentos dice: "Voltaire me dará su fuego". Vidaurre estaba
penetrado de sus ideas y había leído sus obras en francés y conocía hasta su última
tragedia: "Voltaire manifestó las arrugas de su cara en la tragedia de ",
aludiendo a que ésta fue escrita en la senectud cuando ya declinaba la vida del
autor. Pero su admiración queda lejos de ser incondicional. Cuando Voltaire se
refiere a América con frase desdeñosa, Vidaurre se torna polémico frente a su
maestro:
"Decía Voltaire que a los americanos les da Dios menos industria que al resto de los
hombres. Este es un insulto mayor que cuantos contra nosotros imaginó el imbécil
Pau. El filósofo para hablar con propiedad debía haber viajado y no escribir con
ligereza por relaciones de personas poco fieles o nada observadoras o muy
ignorantes".(14)
Palacios había formado parte del grupo de 15 jóvenes peruanos enviados por
Bolívar a Europa, a fines de 1825, para estudiar la ciencia de la administración
pública en Gran Bretaña y Francia. Casi tres años permaneció Palacios entregado
intensivamente a los estudios de filosofía, literatura y derecho en el Viejo Mundo. A
su regreso y establecido en el Cuzco, inició una campaña cultural memorable desde
varios frentes: el de la cátedra de literatura y filosofía, el del periodismo y el del
derecho.(15)
En la citada revista que apareció entre los años 1837 y 1839,
Palacios publicó el primer ensayo sobre Voltaire, escrito por un peruano, titulado
"Noticia sobre la vida y los escritos de Voltaire".(16) La intención meramente
expositiva y periodística de este trabajo revela información apreciable y cierta
intención crítica. Se afirma en ella que Voltaire "es el genio más grande que la
Francia ha producido jamás" y que "tal vez no ha habido un hombre cuyas obras
han contribuido más a la gloria literaria de su patria como Voltaire; y tal vez no ha
habido tampoco uno a quien le hayan hecho tanto mal sus mismas obras". Palacios
escribe descuidadamente y el uso de constantes galicismos como el artículo delante
de los nombres de naciones y de título de obras, la traducción defectuosa de
"mademoiselle" por "madamisela", y de "pucelle" por "pucela", y otros giros
idiomáticos impropios, revelan a un autor muy familiarizado con el idioma francés,
aunque imperfectamente asimilado. La intención de Palacios era preparar la
publicación en su revista de la versión castellana de la tragedia , calificada por
él como "la obra más perfecta que ha salido de la pluma de Voltaire en el género
dramático" y la de , que no ha sido parece traducida hasta ahora al
castellano. Seguramente ignoraba Palacios la existencia de más de una versión
española de esa obra. Advertido de esta circunstancia, su traducción de
no se
publicó nunca y sí la de .
Palacios ofreció testimonio irrecusable de una admiración conciente del sector más
representativo del genio de Ferney: su obra de creación literaria y su esfuerzo
permitió que el conocimiento y difusión de ella no se limitase sólo a Lima, sino
también a la capital del antiguo Imperio de los Incas, de cuyas grandezas se había
hecho eco Voltaire en sus escritos, y de donde Palacios era oriundo.
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En Palma no era sólo volteriana la cita o la referencia misma, sino en mayor escala
el tono irónico, el desenfado expresivo, la manera de ver el mundo, la mueca de
incredulidad y el sarcasmo incisivo.
Aunque lo asimiló, no fue Palma quien escribió largamente sobre Voltaire, pero
recibió su impacto, ciertamente, como liberal, como libre pensador, como agudo
crítico de costumbres. Quién escribió algo más meditado sobre Voltaire, fue José
Santos Chocano, en un corto y aislado ensayo, que sin embargo da nombre a todo
un libro que, en lo demás, no es nada pertinente: ×
. (21) El ensayo podría haberse titulado "Voltaire en los Infiernos", pues
Chocano se imagina al anciano escritor en diálogo y malquerencia con Satanás.
A finales del siglo XIX, hubo otra expresión del culto volteriano, Manuel A. San Juan
tradujo profusamente prosas críticas de Voltaire reunidos en una antología con el
título de #%
" , provenientes de las
de 1734,
del
de 1763, del ×
, del
El paso del siglo XIX al XX está marcado además, por una nota regresiva:
el
(dedicado a Voltaire) que en la inauguración de cursos de la
Universidad de Arequipa, pronunció un joven doctor, Pedro J osé Rada y Gamio(24)
escritor de línea cerradamente ultramontana. Pero en el siglo XX, se advierte la
tendencia a la difusión popular de la obra de Voltaire mediante publicaciones locales
de sus textos. En el segundo decenio, dentro de las ediciones popula res del
diario , apareció en tres tomos el
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''
Según él, en
, rechaza Voltaire la idea de la existencia de una raza
privilegiada representada por el conquistador y de otra inferior de hombres
conquistados, susceptible de regresar a su estado de naturaleza como medio de
protección y de amparo. Voltaire propugna -con sentido moderno y adelantado a su
época- la integración de las dos razas, en una síntesis histórica, de armoniosa
convivencia y comprensión entre europeos y americanos.
7
Ibidem, p. 52.
8
A. Grenier,
, París, Garnier Hnos., s.f., p. 528.
9
Sobre la biblioteca de Olavide y su relación con Voltaire, véas e: M. Defourneaux, # "
&
, París, Presses Universitaires de la France, 1962. Sobre la difusión del teatro francés moderno en
España, veáse también: Estuardo Núñez, × "# " , Lima, Ed. P. Villanueva, 1972.
9-A
L. Goldmann,
l, Caracas, Monte Avila Editores, 1968, p. 57.
10
Sobre el impacto de Voltaire y los autores de La Ilustración sobre los precursores y próceres de la
Independencia peruana, véase: Raúl Porras B.,
' , Lima, 1958, 48 p.
11
Véase: Carlos Daniel Valcárcel, "Un rol de libros de 1813" en: $, Lima, Nº 7, 1950; y Raúl Porras B., "La
biblioteca de un revolucionario: Sánchez Carrión", en
, Nº. 193, Lima, 1950.
12
Voltaire, "La Elmira Americana o los Peruanos", versión castellana y arreglo de , en:
,
Nº 289, Lima, 29 de agosto de 1828.
13
Manuel Lorenzo de Vidaurre,
, Ed. de la Com. Nac. del Sesq. de la Indep., vol. 6º., tomo
I.
14
Ibidem, Vidaurre,
... p. 362.
15
Veáse: Estuardo Núñez, (
, Lima, Edit.
Jurídica, 1973.
16
× , Cuzco, Nºs 10, 11 y 12, julio-setiembre de 1837 y Nº 21, 1839.
17
J. Palacios,
×
, Cuzco,
Imp. de la Beneficiencia por Evaristo González, 1839.
18
$ , "tragedia en 5 actos escrita en francés por Mr. Voltaire y traducida al castellano por
J.P.", Cuzco, Imprenta de la Libertad por J.B. Santa Cruz, 1840.
19
Ricardo Palma,
, Madrid, M. Aguilar, Ed. , 1964, p. 923.
20
M.González Prada, , París, Tip. P. Dupont, 1894, p. 165 -175.
21
J. S. Chocano, × , Santiago, Ed. Nascimento, 1940.
22
Constantino Carrasco,
, Lima, Imp. del Estado, 1878.
23
Manuel A. San Juan, "Opúsculos volterianos", traducidos y publicados en varios números de la revista ×
, Lima, 1900.
24
P.J. Rada y Gamio,
, Lima, Imp. del Estado, 1899, 35p.
25
A. Gerbi, )" , México, F.C.E., 1960, p. 40.
26
César Miró, obra cit. p.59., La obra de Miró acaba de ser editada en su original castellano, con algunas
ampliaciones preliminares. Véase: C. Miró, % , Lima, INC, 1995.