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El mobbing o acoso laboral ha sido definido por Heinz Leyman como “aquella
situación en la que una persona o grupo de personas ejercen una violencia psicológica
de forma sistemática y recurrente sobre otra persona o personas en el lugar de
trabajo”1. Se deben tener en cuenta dos premisas: que las conductas de acoso sean
sistemáticas y recurrentes y que persigan el objetivo de destruir psicológicamente al
acosado con el fin de que abandone su lugar de trabajo2.
Podría decirse que no estamos ante un problema médico, de hecho, no existe ningún
diagnóstico médico ni psiquiátrico en el que encajar el mobbing. Se trata más bien de un
problema del ámbito laboral y legal…
Más adelante pueden comenzar síntomas depresivos, con dificultad para concentrarse,
anhedonia, aislamiento, autoinculpación, pérdida de autoestima… Pudiendo llegar a
desarrollarse cambios en la personalidad a nivel de la conducta, con predominio de
rasgos obsesivos y depresivos Error: Reference source not found. En lo casos extremos
puede llegarse al suicidio, se ha estimado que un 10% de los suicidios puede tener como
etiología el acoso laboral5.
¿Por qué acude a nuestra consulta la persona que está sufriendo acoso laboral?
La mayoría de las veces acude por la baja laboral. Es un hecho que se ha convertido en
una forma de presión, en el consejo que dan familiares y abogados, incluso en un
refugio ante el desvalimiento si el acoso está logrando su fin.
Quizá esta afirmación (que puede ser cierta, pero lo interesante es la reacción que nos
provoca) nos puede servir para autoobservar nuestra postura ante los casos de mobbing.
¿Cuántas veces no nos hemos sentido hastiados, o manipulados, o violentados con un
paciente que acude por este motivo? Sin embargo, ¿Siempre piden la baja? ¿Cuántos
piden “algo para dormir”? ¿O acuden por agravamiento de una cefalea y buscan
explicación y alivio sintomático?
Puede ser interesante tratar de no juzgar lo que nos cuenta el paciente. Puede ser
totalmente cierto o una exageración para justificarse o para conseguir algo de nosotros.
Puede ser un invento completo de un paciente complejo (querulante, o con un trastorno
de personalidad). Puede ser hasta un delirio (tendríamos que estar alertas para detectar
estos casos). Pero si dejamos de lado decidir si es cierto lo que nos cuenta y en su lugar
nos centramos en los síntomas que refiere, es posible que le demos una oportunidad a
empatizar con el sufrimiento y desconcierto del paciente y, quizás, podamos ayudarle
mejor.
Hasta ahora los juicios por mobbing se amparaban en diferentes leyes sin que hubiera
una específica: la Constitución Española. Art. 15 “derecho a la integridad física y
moral, a no ser sometido a tortura, pena o trato inhumano o degradante”, el Estatuto de
los trabajadores. Art 8.11 “actos del empresario contrarios al respeto de la intimidad y
consideración debida a la dignidad de los trabajadores”. O la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales. Art 14,15 y 16 “derecho a la protección frente a los riesgos laborales
en adecuadas condiciones de trabajo”, o el Código civil. Art. 1902 “deber de no dañar al
otro”.
En cuanto al Código penal existían los artículos: Art. 173 “delito de trato degradante,
daño a su integridad moral” Art. 177 “lesión o daño a la vida, la integridad física, salud,
libertad sexual o bienes de la víctima” Art. 311”imponer condiciones laborales que
restrinjan derechos a los trabajadores” Art. 147 “lesión que menoscabe su integridad
corporal o su salud física o mental…”
La mayor novedad en el código penal respecto al mobbing es que recoge por primera
vez la figura del acoso laboral. Añadiendo un párrafo al apartado 1 del Art. 173: “El
que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando gravemente su
integridad moral, será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años. Con la
misma pena serán castigados los que, en el ámbito de cualquier relación laboral o
funcionarial y prevaliéndose de su relación de superioridad, realicen contra otro de
forma reiterada actos hostiles o humillantes que, sin llegar a constituir trato
degradante, supongan grave acoso contra la víctima”
Esto supone sin duda un avance en la protección de los trabajadores frente al mobbing,
pero es posible que no comporte una disminución inmediata de los casos de
hostigamiento en el lugar de trabajo, ni de su intensidad o las repercusiones en la salud
del hostigado. Por ello este problema se nos plantea como un reto más para los médicos
de atención primaria y debemos buscar herramientas útiles si consideramos que no
tenemos las necesarias para hacer un adecuado abordaje del mobbing en nuestras
consultas.
Bibliografía