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CAPÍTULO 1

QUÉ ES LA LOGÍSTICA INVERSA

Existen múltiples definiciones del concepto de logística inversa, retrologística o,


como hemos llamado en este estudio, la logística de la recuperación y el reciclaje.
Desde el punto de vista ambiental, podría definirse como:

«El conjunto de actividades logísticas de recogida, desmontaje y procesado de


productos usados, partes de productos o materiales con vistas a maximizar el
aprovechamiento de su valor y, en general, su uso sostenible».

Otra definición más técnica nos la proporciona el Consejo Ejecutivo de Logística


Inversa:

«El proceso de planificación, implantación y control eficiente del flujo


efectivo de costes y almacenaje de materiales, inventarios en curso y
productos terminados, así como de la información relacionada, desde el
punto de consumo al punto de origen, con el fin de recuperar valor o
asegurar su correcta eliminación».

Como podemos ver por las definiciones anteriores, la logística inversa es un


importante sector de actividad dentro de la logística que engloba multitud de
actividades. Algunas de estas actividades tienen connotaciones puramente ecológicas,
como la recuperación y el reciclaje de los productos, evitando así un deterioro del
medio ambiente. Otras buscan, de alguna manera, mejoras y mayores beneficios en
los procesos productivos y de abastecimiento de los mercados. Así, procesos de
retorno de excesos de inventario, devoluciones de clientes, productos obsoletos,
inventarios estacionales, etc., y actividades de retirada, clasificación, reacon-
dicionamiento y reenvío al punto de venta o a otros mercados secundarios, son
algunas de las operaciones que pueden enmarcarse dentro de la logística inversa.
Se distinguen, por tanto, dos grandes motivos que han influido en el desarrollo de
la logística inversa:
– Las devoluciones.
– Los nuevos requisitos medioambientales.
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LAS DEVOLUCIONES Y LA LOGÍSTICA INVERSA

El interés por la logística inversa ha crecido en los últimos años, sobre todo debido a
los altos porcentajes de devoluciones a los que las empresas tienen que hacer frente.
Esto ha permitido que se desarrollasen nuevas actividades que hasta hace pocos años
eran prácticamente desconocidas en el mundo empresarial. En la actualidad, mientras
que los minoristas están experimentando soluciones para reducir las devoluciones y
mejorar la gestión de éstas, las cadenas más grandes también están explorando el
campo de la logística inversa para reinsertar las devoluciones en la cadena comercial
de manera eficaz y eficiente en cuanto a los costes, y, si es posible, recuperar parte del
valor. Así, una buena política de devoluciones puede suponer ganar competitividad y
fidelizar clientes. Vemos, pues, que se están abriendo nuevos ámbitos de actuación
que pueden, si se aprovechan correctamente, conducir a nuevas estrategias de negocio
para las empresas.

EL MEDIO AMBIENTE Y LA LOGÍSTICA INVERSA

La logística inversa también gestiona aquellos productos que el usuario ha desechado,


no porque se trate de productos defectuosos, sino porque han llegado al final de su
vida útil. Son los llamados “productos fin de vida”. Estos productos pueden representar
una oportunidad de negocio para muchos agentes económicos. Además, van a
requerir una especial atención, ya que pueden suponer una nueva fuente de materias
primas, siendo susceptibles, por tanto, de incorporarse de alguna manera en la cadena
productiva.

La realización de todo este conjunto de operaciones propias de la logística inversa


nos plantea cuestiones como las siguientes:

– ¿Qué alternativas hay disponibles para la recogida de productos, partes de


productos y materiales?
– ¿Quién debe llevar a cabo dichas actividades?
– ¿Cómo deben llevarse a cabo dichas actividades?
– ¿Es posible integrar las actividades de la retrologística en los sistemas tradi-
cionales de producción y distribución?
– ¿Cuáles son los costes y beneficios de la retrologística, tanto desde el punto de
vista económico como medioambiental?

La logística inversa tiene que dar respuesta a todas estas cuestiones, y las
empresas y agentes involucrados tienen que ser capaces de decidir qué hacer con los
productos que reciben, cuál ha de ser su fin último, en qué punto de la cadena han de
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ser reintroducidos y si esto es conveniente, etc. Para tomar estas decisiones, los
agentes involucrados deben conocer cuáles son las alternativas disponibles y cuáles
son los resultados que se pueden obtener con su aplicación.

ALTERNATIVAS POSIBLES EN LA RECUPERACIÓN DE PRODUCTOS

Cuando un producto se ha devuelto a una empresa, ya se trate de una devolución


dentro del período de garantía o de un producto al final de su vida útil, la empresa
dispone de diversas formas de gestionarlo con vistas a recuperar parte de su valor.
Estas opciones están sujetas a múltiples consideraciones: viabilidad técnica, calidad
del producto, existencia de infraestructuras, costes implicados, consecuencias para el
medio ambiente, etc.
En la Fig. 1.1 se presentan las diferentes posibilidades que se pueden dar a la hora
de recuperar de alguna manera este tipo de productos (Thierry, 95):
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Servicio

Materia Fabricación Ensamblaje Ensamblaje


Distribución Consumidores
prima de partes módulos producto

6 5 4 3 1

7,8 De ida
De vuelta
Gestión de Gestión de Reutilización
residuos recuperación directa
7: Incineración 5: Canibalización 2: Reparación 1: Reutilización directa/ reventa
8: Vertedero 6: Reciclaje 3: Restauración
4: Remanufactura
Figura 1.1. Posibilidades de recuperación de los productos.

A continuación se comentan brevemente las opciones más estudiadas:

a) Reutilización
Consiste en recuperar el producto en sí para darle un nuevo uso. Por ejemplo, la
reutilización de material informático de oficina, obsoleto en cuanto a prestaciones,
para trabajos de docencia.
En general, la reutilización es la forma que menor impacto produce en el entorno
(excepto cuando se utilizan tecnologías consumidoras de mucha energía o que sean
muy contaminantes). Por otro lado, la reutilización está limitada a determinados tipos
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de productos. Es difícil su aplicación de forma generalizada, en gran parte a causa de


la rápida obsolescencia de los productos en una época de fuerte cambio tecnológico.

b) Reparación, restauración, remanufactura y canibalización


Las tres primeras opciones implican un reacondicionamiento y mejora de la ca-
lidad del producto. Estas opciones se diferencian por la complejidad del tratamiento,
de manera que la reparación supone un menor esfuerzo que la restauración, y ésta, a
la vez, menor que la remanufactura. La canibalización se basa en la recuperación de
determinados componentes o partes para ser incorporados a otros productos. Por
ejemplo, la recuperación en el desguace de un automóvil, de una lavadora, etc., de
determinados componentes que se venden como piezas de recambio.

c) Reciclaje
Comúnmente se entiende por reciclaje el reaprovechamiento de materiales, es
decir, la recuperación de materiales para ser de nuevo utilizados como materia prima
en un nuevo proceso de fabricación.
El reciclaje de materiales, en general, produce una cierta pérdida a causa de la
mezcla de materiales o a la degradación de las propiedades de éstos. Esto dificulta la
creación de un mercado del reciclaje, sobre todo porque todavía existe la idea de que
los materiales reciclados son de menor calidad que los no reciclados. Sin embargo,
hay un cierto consenso en que el reciclaje es una de las opciones más prometedoras
en un futuro de cara a resolver el problema de los productos al final de su vida útil.

d) Recuperación de energía
Esta alternativa consiste en extraer, por combustión, el contenido energético de
determinadas partes de los productos.
Esta opción no es muy recomendable ya que, en realidad, no se está apro-
vechando óptimamente la fuente de materias primas que suponen los residuos. Ade-
más, la combustión de éstos provoca una nueva fuente de emisiones contaminantes
que ha de ser estrictamente controlada.

e) Vertido
Aunque realmente no sería una alternativa válida de recuperación, éste sería el
último recurso en la eliminación de los productos al final de su vida útil. Y no sólo
porque se ha de intentar no desestimar materiales que pueden ser susceptibles de
reutilización o reciclaje, sino también por los crecientes requerimientos, dificultades y
costes que suponen los vertederos.
En resumen, si el producto que se ha devuelto a una empresa no se ha utilizado,
se puede revender a otro consumidor o introducir en nuevos mercados. Si el produc-
to no se puede vender tal y como está, o si la empresa puede aumentar su precio de
venta mediante actividades de reparación, restauración, remanufactura o canibaliza-
ción, la compañía realizará dichas actividades antes de volver a ponerlo a la venta
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(normalmente a un coste inferior). En general, a medida que aumenta la complejidad


del tratamiento del producto, también aumentan los costes. Así, es en la gestión de la
recuperación donde se han de realizar los mayores esfuerzos, ya que es posible que
los ingresos que se puedan obtener por la venta de materiales no superen los costes
asociados al tratamiento requerido. En cualquier caso, aunque resulte económicamen-
te gravoso realizar dicho tratamiento, éste se ha convertido en una necesidad social y
legislativa.
Como se ha indicado, cuando el producto (o sus partes y componentes) no puede
ser reacondicionado de ningún modo por su baja calidad, implicaciones legales,
restricciones medioambientales o inviabilidad técnico-económica, las opciones serían
el reciclaje de los materiales y, finalmente, la disposición en vertedero controlado.

CAMBIOS EN LAS ACTIVIDADES LOGÍSTICAS Y POSIBLES BARRERAS


A LA LOGÍSTICA INVERSA

Para que la logística inversa suponga nuevas oportunidades de negocio para las
empresas, éstas han de tener en cuenta diversos aspectos y realizar diversos cambios
en sus actividades logísticas. En primer lugar, la implantación de nuevas estrategias
dirigidas hacia la recuperación de los productos es un proceso continuo que ha de
involucrar e influir a toda la organización. Además, estas nuevas tareas van a requerir
estudios previos y el examen de los productos implicados, con la subsiguiente
necesidad de herramientas técnicas y ambientales, como el análisis del ciclo de vida o
la asignación de costes basada en las actividades. De esta manera, serán necesarios
cambios en los procesos de investigación y desarrollo para incorporar nuevas
especificaciones en los productos y hacerlos más ecoeficientes.
Asimismo, la identificación de nuevas posibilidades de compra de materiales, el
rediseño de los almacenes desde un enfoque tanto de distribución de productos como
de recepción de “residuos” y, finalmente, la puesta en marcha de métodos y procesos
bidireccionales de transporte, son otros factores que los agentes de la cadena logística
habrán de tener en cuenta.

Barreras a la logística inversa

Podría considerarse que un primer obstáculo para el desarrollo de la logística inversa


es la economía (Byrne, 93). A fin de cuentas, van a ser los contribuyentes quienes van
a financiar la gestión de los residuos, ya sea mediante tasas impuestas por el Gobierno
o mediante incrementos de precio en los nuevos productos. Si a esto añadimos que,
en algunos casos, resulta más barato fabricar productos no retornables, y la todavía
predominante percepción de que los materiales reciclados son de menor calidad, el
resultado es que en la actualidad la mayoría de las empresas no se ha planteado
todavía desarrollar estrategias en el ámbito de la logística inversa.
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Además de las barreras externas mencionadas, también existen otros factores in-
ternos que dificultan en gran medida el desarrollo de estas nuevas actividades. Sin du-
da, entre los principales se encuentran dos temas genéricos y profundamente relacio-
nados entre sí: la falta de involucración de la alta dirección y la idea de que el medio
ambiente es un tema fundamentalmente técnico y nada estratégico, del que, por tanto,
ha de ocuparse un departamento, por supuesto técnico, creado ad hoc. Esta situación,
común en la mayoría de las empresas, lleva a que todo lo relacionado con el medio
ambiente se viva como una amenaza y una carga, en lugar de como una fuente de
oportunidades. En consecuencia, las empresas no pueden conseguir el compromiso y
la involucración de todas aquellas áreas funcionales sin cuyo concurso es imposible
proponerse y, mucho menos, cumplir objetivos relacionados con las oportunidades
que se derivan de los temas medioambientales. Como vemos, estamos ante un círculo
vicioso.
En el tema concreto de la logística de la recuperación y el reciclaje, como
tendremos oportunidad de ver más adelante en los ejemplos que comentaremos en el
Capítulo 5, es imprescindible la participación en mayor o menor medida de toda la
organización si queremos darle el cariz estratégico y de negocio que puede tener.
Concretamente, suele ser fundamental que se involucren, además de –como es obvio–
la alta dirección, áreas y actividades como diseño, compras, producción, finanzas,
logística, marketing, recursos humanos, etc. Sólo de esta forma se puede cambiar el
círculo vicioso en el que el medio ambiente no es más que una carga de la que se
ocupa el departamento técnico correspondiente, por otro virtuoso en el que formará
parte de la estrategia de negocio de la empresa y contribuirá al desarrollo de ventajas
competitivas persistentes.

DISEÑO PARA EL RECICLAJE

Como se ha comentado antes, una actividad que suele considerarse necesaria para el
desarrollo de la logística inversa es el diseño para el medio ambiente (en inglés, Design
for Environment, DfE). En los últimos años se han modificado los criterios de diseño y
de fabricación a fin de asegurar la calidad y la productividad de los procesos indus-
triales. Últimamente, las consideraciones sobre el impacto ambiental de la eliminación
y el reciclaje de los productos al final de su vida útil dan lugar a un cambio en los cri-
terios del diseño y en los procesos industriales. Así pues, estamos en las puertas de
una nueva cultura del diseño, resultante de un compromiso entre la productividad y la ca-
lidad, de un lado, y del respeto por el medio ambiente y la reciclabilidad, por el otro.
Esta nueva cultura del diseño en relación con el reciclaje y el medio ambiente, implica
la obligación de revisar no sólo el diseño del producto, sino la misma necesidad y
conveniencia de éste. Así, se establecen los tres niveles siguientes, que deben
abordarse simultáneamente (Riba, 94):
Qué es la Logística Inversa 21

– Rediseño ecológico de lo existente. Elementos no contaminantes, materiales


reciclables, etc.
– Nuevos productos ecológicos. Cambio de concepto: por ejemplo, el automóvil
eléctrico.
– Nueva concepción del producto. Reflexionar sobre la necesidad y la
conveniencia de un determinado producto. Asimismo, considerar si las
necesidades reales de nuestros clientes puedan verse satisfechas mediante los
servicios de los productos que ponemos en el mercado y, por tanto,
comercializar servicios en lugar de productos.

Dentro de esta nueva "ecocultura" del diseño medioambiental, el diseño para el


reciclaje tiene un papel fundamental. Sin embargo, aún está en gran medida en vías de
consolidación. En cualquier caso, se están presentando ya algunos puntos de interés
que se resumen a continuación:

a) Simplificación y estandarización de materiales


El camino recorrido en el diseño de productos cada vez más baratos y con
mayores prestaciones va en la dirección de utilizar piezas y materiales de compo-
siciones más específicas, o componentes con complejas aplicaciones de materiales.
Sin embargo, la reciclabilidad de los productos impone criterios prácticamente con-
trarios: simplificación y estandarización de materiales. Una mayor concreción de estos
criterios serían:

– Reducción del volumen de materiales utilizados. Comportaría una disminución


de los costes globales de reciclaje. Este criterio coincidiría con los criterios de
productividad.
– Reducción de la variedad de materiales. Condición necesaria para facilitar la
creación de mercados de reciclaje con volúmenes suficientes. Este criterio pue-
de colisionar con los de productividad y calidad.
– Reducción de materiales con aleaciones (metales y plásticos) y, en todo caso,
simplificar el número de composiciones. Las aleaciones provocan dificultades
en el momento del reciclaje, ya que se produce una progresiva degradación de
los materiales por la mezcla de los componentes de la aleación. Los materiales
no aleados ofrecen, en general, una mejor reciclabilidad y un mejor mante-
nimiento de las cualidades del material reciclado.

b) Reconocimiento de los materiales


Algunos materiales son fácilmente reconocibles y clasificados en el proceso de
desguace después de su vida útil, pero otros no son tan fáciles de identificar y
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clasificar. Este es el caso de la mayoría de los plásticos, que pueden crear confusión si
sólo se mira su aspecto.
Así, el único camino para un reconocimiento fácil de los tipos de plástico es el
marcaje de las piezas con códigos identificativos del tipo de material y composición.
En este sentido, ya existen actualmente normativas que regulan el marcaje de los
plásticos que, en el caso del automóvil, es obligatorio para piezas de más de 100 g.
Obviamente, estas medidas no serán efectivas hasta que el producto que hoy en día se
fabrica llegue al final de su vida.

c) Facilidad de desmontaje
Para facilitar la tría y la clasificación de materiales, los conjuntos han de ser
fácilmente desmontables. Sorprendentemente, cuando muchas de las tecnologías
orientadas a la fabricación han ido utilizando cada vez más tipos de uniones no
desmontables y de fácil aplicación (adhesivos, inserciones, etc.), las recientes consi-
deraciones sobre el reciclaje al final de la vida útil se orientan en sentido contrario:
facilitar el desmontaje. En cualquier caso, existen numerosos ejemplos en que el
hecho de tener en cuenta la facilidad de desmontaje ha llevado a una mayor facilidad
y eficiencia en el montaje.

d) Diseño para la reutilización


Ésta sería una de las políticas más ahorradoras, ya que permitiría el reciclaje sin
tener que pasar por una nueva conformación del material. Esta política conllevaría
importantes impactos y condicionantes:

– Fuerte incidencia en el mercado de recambios


– Necesidad de una fuerte estandarización de componentes
– Creación de un mercado de componentes reutilizados

Vemos, pues, que aunque en muchas ocasiones criterios de diseño y produc-


tividad colisionan con criterios medioambientales, estas diferentes posturas no tienen
que constituir un "juego de suma cero". Por el contrario, las empresas tienen que sa-
ber aprovechar estas diferencias y ser capaces de dirigir su estrategia hacia la creación
de valor.
En este capítulo hemos expuesto algunas ideas y conceptos sobre las actividades
que se desarrollan en la logística inversa y sobre los retos y oportunidades que ésta
puede implicar. En el siguiente capítulo hablaremos de qué causas han influido en el
origen de la logística inversa y de cómo la Administración y el resto de agentes impli-
cados están reaccionando.

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