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LISA SOWLE CAHILL

TEOLOGÍA Y ÉTICA
La tesis de este artículo es que no hay teología sin ética. Más aún,
que la ética es previa a la teología, se mantiene durante la reflexión
teológica y perdura después de ella. Es decir, las tesis teológicas re-
flejan la ética que uno tiene. No estamos pues ante la pregunta de si
la teología presupone la ética, sino ante la pregunta de cómo y por
qué la presupone.

Concilium 329 (2009) 91-101.

Siempre ha habido un íntimo experiencias y las voces de los po-


vínculo entre la teología y la ética. bres y de los que no lo son, de los
Teólogos de todos los continentes del norte y de los del sur, pode-
hablan elocuente y trágicamente mos esperar poner fin a esta “des-
de los sufrimientos, luchas y espe- conexión” entre las situaciones de
ranzas de los miembros de sus co- los pobres y las responsabilidades
munidades. Jon Sobrino, por ejem- de los que no lo son. Nuestras re-
plo, nos recuerda que “el problema flexiones teológicas y éticas refle-
fundamental de nuestro mundo es jan nuestras culturas y nuestras
la terca ignorancia, disimulo y so- visiones del mundo. Puedes plan-
por de los privilegiados ante la in- tearte la teología y la ética como
humanidad actual. Estas realida- un indio, un peruano o un alemán;
des interpelan nuestra ética y como un hombre o una mujer, co-
representan un desafío teológico mo un dalit o un descendiente de
radical”. la aristocracia europea. Y nuestra
experiencia nos ilustra tanto sobre
Soy una teóloga norteamerica- el racismo en los Estados Unidos,
na que imparto docencia en un como sobre los derechos civiles en
centro superior privilegiado. He si- el Congo o el tráfico sexual en Tai-
do capaz de combatir la herencia landia.
del sexismo y criar a mis hijos con
perspectivas de futuro. De ahí que Sin embargo, son muchas las
no llegue a tomar conciencia de la cosas que tenemos en común.
situación de los pobres y no me Compartimos, en primer lugar, las
sienta con derecho alguno a decir mismas necesidades básicas y ca-
obviedades sobre la empatía con pacidades. A pesar del pluralis-
su condición. mo, no es difícil identificar bienes
humanos valorados como bienes
Pero los teólogos aprendemos “universales”: comida, salud, sa-
unos de otros. Sólo uniendo las nidad, refugio, libertad, educa-
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ción, empleo… Como dijo Tomás en poner nombre a los sufrimien-
de Aquino, todos reconocemos la tos y las esperanzas de los que
bondad de conservar la vida, ali- “nada tienen”, llamando a todos a
mentarnos, educar a la siguiente identificarse empáticamente unos
generación, vivir responsable- con otros y, especialmente, a rea-
mente en una sociedad estable y lizar una “opción preferencial por
justa. los pobres”. Estas exigencias no
son “exclusivas” o “únicas” pero
En segundo lugar, todos desea-
caracterizan la vida cristiana co-
mos proteger nuestros intereses,
mo cristiana. Los que están uni-
incluso a expensas de otros. Sabe-
dos en Cristo hacen obligatoria-
mos cuáles son los bienes básicos,
mente una opción por los pobres.
pero a pesar de lo dicho por Kant
y la Doctrina Social de la Iglesia, Estudiaré las relaciones entre
son muchas las personas que no la teología y la ética, poniendo a
ven la obviedad de que todos tie- ésta en diálogo con cuatro puntos
nen el mismo derecho a disfrutar- teológicos de referencia: con la
los. Con frecuencia, la violencia teología bíblica, la cristología, la
directa y el asesinato son medios eclesiología y la teología de las re-
con los que excluimos a nuestros ligiones o el diálogo interreligio-
semejantes del bien de la vida. La so. Y desarrollaré la conexión nor-
teología cristiana posee una cate- mativa entre el compromiso ético
goría muy apropiada para inter- con los pobres y las teologías del
pretar esta realidad: el pecado. El reino de Dios, Cristo, la iglesia y
pecado original da nombre a la las religiones.
distorsión que se encuentra en lo
profundo del corazón humano. El
pecado como egoísmo y domina- Teología bíblica: El reino de
ción es la principal cuestión mo- Dios
ral que tenemos que afrontar co-
mo personas humanas y como
cristianos.
La mayoría de los teólogos re-
¿Que es la teología cristiana? conocen la importancia del sím-
La convicción fundamental del bolo del “reino o reinado” de Dios
cristianismo es que somos salva- para la teología y la ética. Funda-
dos del egoísmo y la alienación mental en la predicación y el mi-
cuando llegamos a ser uno en Je- nisterio de Jesús, el reino de Dios
sús mediante el Espíritu y miem- es una imagen colectiva de la sal-
bros de la “nueva familia” en Cris- vación que tiene implicaciones
to (terminología de Pablo) y prácticas. El reino de Dios es pri-
ciudadanos del “Reino de Dios” mero y antes que nada el gobier-
(terminología de los evangelios). no de Dios que quebranta las con-
¿Qué es la ética cristiana? La con- diciones históricas del pecado y
vicción de la ética cristiana reside reordena las relaciones humanas
164 Lisa Sowle Cahill
para que sean el reflejo de una nue- gresiva de la fe cristiana en Euro-
va experiencia de la propia vida y pa. Una situación muy diferente
del amor de Dios. de la experiencia de los cristianos
que viven en América del Norte o
El símbolo del Reino de Dios
del Sur, de la de los teólogos que
deja claro que la ética y la políti-
viven en zonas en donde el cris-
ca no son unos homólogos secun-
tianismo no ha sido nunca una
darios u opcionales de la teología,
fuerza cultural dominante. Ra-
una especie de “aplicación” prác-
tzinger, al interpretar el Reino de
tica posterior, ni superfluas “adi-
Dios exclusivamente en términos
ciones” a la identidad cristiana. El
de la relación personal y trascen-
compromiso político es constitu-
dente con Dios, abierta a todos en
tivo de la identidad cristiana, for-
Jesucristo, minimiza una parte
ma parte integral del sentido de
importante de la identidad bíbli-
la salvación en Cristo y es la con-
ca cristiana: el compromiso por
dición práctica sin la que no pue-
cambiar el mundo en el que vivi-
de entenderse mínimamente el
mos. La ausencia de compromiso
significado de la fe. Comparemos
con los que nada tienen socava las
la teología del reino de Jon Sobri-
verdaderas condiciones bajo las
no con la de Joseph Ratzinger (Je-
que la verdad de la fe puede co-
sús de Nazaret, 2007). Las situa-
nocerse e interpretarse teológica-
ciones sociales de Sobrino y
mente.
Ratzinger son diferentes, por lo
que también lo son sus lentes her- Al centrarse en la naturaleza
menéuticas. Como teólogo alemán trascendente del reino y en la di-
y Obispo de Roma, Ratzinger exa- vinidad de Cristo, Ratzinger no
mina la biblia, la fe y la identidad consigue dar un contenido prácti-
como un europeo. Su marco de re- co a la vida del reino en la actua-
ferencia no lo constituye la lucha lidad. Perder de vista las implica-
y la fe “humanizadora” de los po- ciones prácticas y éticas de la
bres (Sobrino) sino el secularismo humanidad de Cristo es un verda-
y el escepticismo de la clase cul- dero desastre teológico, pues so-
ta de Europa. Cierto que Europa cava Calcedonia. Y también es un
tiene sus propias luchas (econo- desastre ético porque vacía la vi-
mía, inmigración, proliferación de da cristiana de un sentido concre-
la energía nuclear). También es to y desconecta la ética del núcleo
verdad que Ratzinger ha viajado de la fe.
mucho como papa y ha hecho mu-
La fe de quienes no son pobres,
chas declaraciones sobre la pobre-
si es auténtica fe cristiana, les ele-
za y el medio ambiente.
vará al Dios cristiano si al mismo
Sin embargo, en su libro sobre tiempo alarga la mano hasta “los
Jesús, el ojo de Ratzinger parece miserables de la tierra” (Franz Fa-
centrarse en la disminución pro- non).

Teología y ética 165


Cristología: Teología de la sús de Nazaret fue un personaje
encarnación (Cristo, ser histórico verdaderamente humano
humano y ser divino) y que trabajó como ser humano pa-
ra derribar las estructuras opreso-
ras de su época. No obstante, afir-
mar que Cristo es humano no es
Ratzinger y Sobrino acentúan
suficiente para hacer justicia a las
la identidad de Cristo y su relevan-
transformaciones sociales por las
cia para la ética de formas diferen-
que trabajamos y esperamos y por
tes. Mientras que uno (Ratzinger)
las que realmente podemos distin-
subraya la divinidad, el otro (So-
guirnos. La praxis ética cristiana
brino) destaca la humanidad. Na-
hace posible y necesario que se ha-
da nuevo ni sorprendente. De he-
ble también de una teología “as-
cho la tradición cristiana no llega
cendente” de la divinidad de Cris-
a formular la identidad dual de
to. La conciencia de que Cristo es
Cristo hasta Nicea (325) y Calce-
“divino” se fundamentó y sigue
donia (450). Pero las paradójicas
fundamentándose en experiencias
formulaciones de estos concilios
concretas de salvación y transfor-
significaron una tregua más que
mación, es decir, en la praxis del
una resolución.
reinado de Dios.
La persistente búsqueda cris-
La experiencia cristiana solida-
tiana por comprender la auténtica
ria exige que Cristo sea reconoci-
identidad de Cristo y su sentido no
do tanto en su humanidad como en
es otra cosa que la misma historia
su divinidad. El reconocimiento
de la iglesia. La irrupción del “po-
teológico de Cristo como alguien
bre” en el escenario de la historia
que no solamente es “como noso-
y en la conciencia de los teólogos,
tros”, sino radicalmente diferente
al igual que la irrupción de la teo-
de nosotros, se enraíza en el cam-
logía feminista y de un cristianis-
bio de nuestro ser, por el que pa-
mo global han producido nuevas
samos del egoísmo a la solidaridad
perspectivas cristológicas. Entre
con Dios y con los otros. La con-
ellas se incluye la importancia de
fesión original de la divinidad de
la humanidad de Cristo, la natura-
Cristo dependió y sigue depen-
leza de la salvación como realidad
diendo de haber experimentado un
también política y el sentido de la
cambio tan radical que sólo puede
cruz, más como expresión de la so-
proceder del poder de Dios en no-
lidaridad de Dios con el dolor hu-
sotros. Y desde las prácticas del
mano que como un castigo por el
reinado de Dios confesamos la ple-
pecado.
na y verdadera humanidad de Cris-
La mayoría de los teólogos ac- to como aquella que nos une con
tuales, o al menos los que se toman él de modo transformador y nos
en serio la opción preferencial por muestra lo específico de la vida en
los pobres, dan por sentado que Je- el reino.

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Con otras palabras: la teología ética. Para Louis-Marie Chauvet,
de la encarnación exige una ética la liturgia y los sacramentos son el
cristiana. Sin una práctica del rei- lenguaje de la iglesia, mediante los
no, la plena realidad de Cristo no que forma la identidad y la acción
es visible ni comprensible. La éti- personal y social. Al intercambiar-
ca práctica centrada en los pobres se símbolos, lo sujetos “se inter-
es la precondición necesaria de cambian a ellos mismos”. Y este
una teología correcta de la identi- intercambio incluye a Dios.
dad de Cristo.
La vida de la iglesia no sólo
consta de prácticas litúrgicas sino
también morales, como compartir
Eclesiología: la iglesia como
los bienes materiales incluso con
lugar de salvación, culto y
los más necesitados (Hch 2, 42-47;
formación moral
4, 32-35). La explotación de los ne-
cesitados, al igual que otras injus-
Nuestra teología sobre la igle- ticias, hace imposible discernir
sia debe dilucidar cómo ella es me- teológicamente el cuerpo del Se-
diadora de la salvación en y a tra- ñor ni actualizarlo litúrgicamente.
vés de las relaciones humanas y la En cambio, una ética de servicio
identidad colectiva, con el cambio es en sí misma sacramental, reve-
que Sobrino ha exigido. De modo la a Dios en cuanto comunica el
misterioso y paradójico, Cristo es don que Jesús hizo de sí mismo. El
uno con nosotros y uno con Dios; testimonio ético del evangelio es
así como está unido a nosotros en una marca de la iglesia como sa-
nuestra humanidad, de igual mo- cramento del reino de Dios, y es
do estamos unidos a él en su divi- necesario tanto para el culto autén-
nidad. Pero, ¿qué significa que par- tico como para la teología. De ahí
ticipamos realmente en la vida de que la ética sea un aspecto esen-
Cristo y en la unidad de Cristo con cial de la teología.
Dios? ¿Dónde acontece esto? En
La ética teológica formativa
la iglesia, donde, a pesar de sus fa-
puede adoptar varias formas: na-
llos, aprendemos a aceptar la polí-
rrativa, profética y descriptiva. En
tica de la vida de Dios, del amor
su forma narrativa narra la iden-
de Dios y del reino de Dios. En
tidad cristiana como parte del re-
efecto, al gustar esta renovación en
lato evangélico, por ejemplo, có-
la comunidad eclesial, en nuestras
mo vivir en el reino de Dios y
acciones y en comunión con los
hacer una opción por los pobres.
pobres, podemos ver quién es Cris-
En su modo profético, la ética cris-
to: Dios con nosotros, para noso-
tiana levanta su voz contra las in-
tros y en nosotros, el que hace nue-
justicias, tanto en la iglesia como
va la creación.
en la sociedad. Por ejemplo, las
Entre las muchas actividades teólogas feministas exigen a la
eclesiales destacan la liturgia y la iglesia un trato igualitario, un “dis-
Teología y ética 167
cipulado de iguales”, mientras que cumple con una importante fun-
los teólogos de la liberación le ur- ción formativa, porque comprome-
gen a que tome una posición firme te a los miembros de la comunidad
en las estructuras de opresión. en acciones, incluso antes de que
lleguen a analizar la razón que sub-
La ética prescriptiva, más con-
yace en ellas. Esta modalidad éti-
trovertida, es un género conocido
ca es un camino para llevar la sa-
desde antes del Vaticano II, cuan-
biduría moral de la comunidad de
do se llamaba “teología moral”. No
salvación a la base de los compor-
se dirige solamente a colectivos,
tamientos humanos individuales y
como “los ricos”, “las familias” o
de las disposiciones humanas bá-
“los dirigentes”. Llega también a
sicas.
situaciones muy concretas de la vi-
da moral. Por su obsesión por las
cuestiones sexuales se ha ganado
Teología de las religiones:
una pésima reputación, y se ha vis-
la relevancia de las relaciones
to suplantada por modelos de dis-
interreligiosas para la
cernimiento ético mas personali-
identidad, la teología y la ética
zadas y de situación. No obstante,
sugiero que tal vez sea el momen-
to de reavivar este modo de ética
contra el consumismo, la codicia El diálogo interreligioso forma
y el militarismo, contra el sexismo parte de “lo que tiene que ocurrir”
y la explotación de la mujer, a fa- si verdaderamente ha de producir-
vor de la exigencia de un sueldo se un cambio. Este diálogo no es
justo, contra la malicia intrínseca el resultado de unas teologías abs-
de la violencia doméstica, la pro- tractas sobre Cristo ni de unas de-
tección de los derechos del niño, ducciones teóricas a partir de las
la denuncia de la inmoralidad en fórmulas del credo. Más bien se
compañías dedicadas a la fabrica- trata de reaccionar con horror an-
ción de armas o la lesión del me- te la violencia y la injusticia, de
dio ambiente. Sería una forma de sentir remordimiento por la violen-
ética prescriptiva que desafiaría de cia cometida en nombre del cris-
manera realista aquello que se es- tianismo, del judaísmo y del islam;
pera de nuestra sociedad. de reconocer que gentes de muchas
religiones ejercen una opción por
Como Tomás de Aquino co-
los pobres y celebran liturgias de
mentaba, cuanto más bajamos a las
una belleza trascendente, experien-
cuestiones de detalle de la moral
cias todas que, potenciadas por la
práctica, mayor es la contingencia
comunicación y los viajes, han
y la ambigüedad. Pero el argumen-
puesto el diálogo interreligioso en
to de la matización y la revisión,
la agenda del cristianismo.
no constituye por sí mismo un ar-
gumento contra la ética prescripti- Allí donde la comunicación es
va. La ética cristiana prescriptiva posible, se puede reflexionar sobre
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los contrastes y las convergencias ante la protesta de los cristianos
que existen entre las religiones, comprometidos con las relaciones
puesto que comparten algún tipo interreligiosas. Y en 2007 hemos
de lenguaje y siempre hay alguna presenciado la expansión de la mi-
historia que las une. Nuestras sa tridentina, basada en el misal
identidades son permeables e hí- romano de 1962. La revalidación
bridas. Las religiones se mezclan del Rito del Viernes Santo según
y se emparejan dentro de las cul- el misal de 1962, con su caracteri-
turas y entre las culturas, ayuda- zación peyorativa de la fe de los ju-
das por la red real y virtual de la díos, provocó la protesta, sobre to-
globalización. La liturgia y la éti- do por el peligro de reactivar unos
ca nos conectan con el mundo que sentimientos antijudíos. La protes-
nos rodea, con los demás, con ta a su vez provocó una revisión de
otras tradiciones, costumbres y la liturgia, aunque no la más ade-
sistemas de símbolos. Los encuen- cuada desde la perspectiva interre-
tros con “otras” religiones arroja- ligiosa. La teología de las religio-
rían luz sobre la identidad y la au- nes aún se está desarrollando. Sin
tocomprensión del cristianismo. embargo, resulta evidente que el
Algunos teólogos hablan hoy de diálogo interreligioso, inspirado
la “múltiple pertenencia religiosa” por los problemas sociales y los in-
para describir las identidades que tercambios de buena fe, puede des-
habitan en más de un único uni- embocar en una iluminación recí-
verso religioso. proca e incluso en una conversión.
He aquí otro de los caminos en los
Un ejemplo de aprendizaje in-
que se pone de manifiesto la inter-
terreligioso en el siglo XX ha sido
dependencia entre la teología y la
el encuentro entre el cristianismo
ética.
y el judaísmo. Tras el holocausto,
los cristianos se confrontaron con En conclusión: la ética es la
su propio antisemitismo dando co- práctica del reino de Dios, y de ahí
mo resultado el documento Nostra su importancia para la teología bí-
Aetate del Vaticano II, que revisó blica, las teologías de la salvación
completamente la ininterrumpida en Cristo, y para la Eclesiología.
comprensión tradicional de la La ética y el compromiso social
alianza de Dios con Israel. Más re- nos llevan a dialogar con otras re-
cientemente se publicó la Domi- ligiones. Este proceso forma y
nus Iesus (2001) que, por lo que cambia nuestra identidad de cris-
parece, reniega de esta teología, tianos.

Condensó: FRANCESC ROMA S.J.

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