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Ciencias de Gobierno, Año 9, No.

17, Enero-Junio, 2005, 60 - 80


Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales
ISSN 1316-371X ~ Depósito Legal pp 199702ZU1123

Medios de comunicación y conflicto social


en Venezuela

García Samaniego, Francisco Roberto*

Resumen
Cuando nos planteamos lo social, y en especial sus conflictos políticos
y económicos, tratamos de procurar lograr explicaciones de cambio aunque
sólo sea de manera teórica. Porque lograr hacer realidad las propuestas de
mejoras sociales y económicas no sólo parte de la razón, parten de una vo-
luntad política y de verdaderos líderes dispuestos a cumplir con sus pro-
yectos. Y es precisamente en éste punto en donde los Medios de Comunica-
ción e Información nos pueden aportar sus beneficios (más no sus aspectos
negativos) para superar el conflicto social en Venezuela para tratar de mejo-
rar la desesperanza en determinados momentos de tensión social luego de
la toma del poder político del Estado por parte de Hugo Rafael Chávez
Frías y su Movimiento político Quinta República (MVR) en diciembre de
1998 que de manera clara está en busca del control del poder simbólico para
su proyecto político.
Palabras clave: Medios de comunicación, información, Mass-media, Demo-
cracia, Neopopulismo, Globalización, sociedad del riesgo.

The Mass Media and Social Conflict in Venezuela

Abstract
When we make statements about society, especially about its political
and economic conflicts, we try to develop explanations about change even

Finalizado: Febrero, 2005 Recibido: 23-03-2005 Aceptado: 02-04-2005

* Politólogo. Miembro del Centro de Investigaciones de Política Comparada (CIP-


COM) de la Universidad de Los Andes. Magíster del Postgrado en Ciencia Política,
CEPSAL-ULA 2004. E-mail. franciscogarcia_samaniego@hotmail.com
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if they are only theoretical, because making proposals for social and eco-
nomic improvements real does not depend only on reason, it also depends
on political will and true leaders who are ready to accomplish their proj-
ects. It is precisely on this point that mass communication and information
media can contribute their benefits (not their negative aspects) to over-
coming social conflict in Venezuela and trying to improve the hopelessness
that has occurred in certain moments of social tension since Hugo Rafael
Chávez Frías and his party, Movimiento V República (MVR Fifth Republic
Movement) took power in December, 1998, clearly seeking symbolic control
of power for his political project.
Key words: communications media, information, mass media, democracy,
neopopulism, globalization, society of risk.

I. Responsabilidad de los Medios de Comunicación


en Venezuela
En Venezuela se ha vivido una de inestabilidad e incertidumbre política
en una etapa de transición que se ha prolongado. Y ha sido un caso en Améri-
ca Latina que se presenta distinto a las formas tradicionales por sus matices
1
neopopulistas y autoritarios de nuevo cuño . Asimismo, de allí la importancia
del rol que los medios de comunicación (Mass-Media) en especial la TV, radio
y prensa, han tenido dentro del debate y confrontación política actual que se
presenta de suma importancia para la discusión política de la opinión pública.
Vale decir, los Mass-Media están influyendo de manera preponderante en el
debate político, y su respectiva toma de decisiones dentro de las democracias
en construcción. Pero se advierte que la discusión política generada dentro de
los parlamentos, Asambleas (caso venezolano), o Congresos sigue siendo la
máxima para establecer consenso dentro de las democracias representativas
para la solución de sus conflictos2. Ello como punto de partida.
Asimismo la discusión público-política que se genera, en y hacia los
medios, parte de una representación colectiva que éstos ejercen sobre gran-

1 Véase, Ramos Jiménez, Alfredo (Editor) Los limites del liderazgo plebiscitario, en La transición
venezolana. Aproximación al fenómeno Chávez. CIPCOM-ULA, 2002.
2 Para Bernard Manin: “Los medios de masas, no obstante, favorecen determinadas cualidades per-
sonales: Los candidatos exitosos no son los notables locales, sino lo que calificaríamos de personajes
mediáticos, personas que tienen un mejor dominio de las técnicas de la comunicación mediática que
otras. Lo que estamos percibiendo hoy no es una desviación de los principios del gobierno representa-
tivo, sino un cambio en los tipos de élites seleccionadas. Las elecciones siguen otorgando cargos a in-
dividuos con características distintivas; conservan el carácter elitista que siempre tuvieron. No obs-
tante, una nueva elite de expertos en comunicación ha reemplazado al activista político y al burócra-
ta del partido. La democracia de audiencias es el gobierno de los expertos en medios. Manin, Ber-
nard. Los principios del gobierno representativo, Alianza Editorial, 1997, pág. 269.
García Samaniego, Francisco Roberto
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des masas de ciudadanos receptores de sus mensajes. En muchos sentidos


discursivos, los medios han adquirido una preeminencia importante frente
a las instituciones tradicionales creadas en la primera modernidad. Y ello
está cambiando las bases de representación política de la democracia. Es de-
cir, los medios de comunicación masiva electrónicos han logrado desde la
puesta de los satélites en orbita (finales de los sesenta) para acá, una mayor
cobertura en los ámbitos internacionales, nacionales y locales. Posición que
les permite (gracias a sus grandes inversiones) ampliar su radio de acción
dentro de la función discursiva y deliberativa en las democracias, tanto con-
solidadas como por consolidarse. Ello se observa con mucha más profusión
por la discusión social que se genera en los ciudadanos, y ello tiene impacto
en el cumplimiento de la gestión pública que se presenta deficiente tanto en
los partidos como en las instituciones, por el déficit de la democracia.
De allí que los políticos profesionales y los líderes busquen escenifi-
carse en la palestra pública que los medios de comunicación masiva le pro-
porcionan, y de ése modo poder hacer llegar a los ciudadanos sus proyectos
y planteamientos políticos a un colectivo en especial, tanto local, nacional
como internacional.
Dadas las tendencias políticas en la actualidad, “la exposición periódi-
ca mediática como periodista o integrante del espectáculo prácticamente
garantiza un ingreso exitoso a la política nacional y local”…”Sólo los políti-
cos que saben moverse en los medios son capaces de conservar sus cargos
políticos, y eso mientras no se perfile otra personalidad mediática capaz de
superar sus niveles de popularidad” (García Jr, 2004:121).
Sin embargo, Francisco Laporta ha puesto el dedo en la llaga denun-
ciando la perversa desnaturalización que sufre la prensa libre tanto cuando
se somete al poder ejecutivo como cuando trata de competir con él, ejercien-
do un poder paralelo e incontrolado sobre los ciudadanos. Y si esta corrup-
ción periodística se generaliza, también se pervierte la democracia, que no
puede funcionar sin una prensa libre e independiente3.
Asimismo para el tema que nos ocupa podemos destacar nuevas for-
mas interpretativas como el término metapolítica, término que se presenta de
suma importancia a la hora de establecer las nuevas formas de pensar la de-
mocracia. Es decir, la metapolítica se presenta desde tres dimensiones: me-
4
dios, política y democracia , y por ello, en los actuales momentos de pro-

3 Véase, Gil Calvo, Enrique. Exorcistas de escándalos. En Enrique Gil Calvo, Javier Ortiz y Ma-
nuel Revuelta. Repensar la Prensa, DEBATE, 2002.
4 Para más detalles sobre el término metapolítica, véase, Medios, Política y democracia, de
Mauro Cerbino. En Íconos, Nº 16, Revista de FLACSO-Sede, Ecuador. Mayo de 2003.
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fundos cambios globales y locales entorno a las estructuras del Estado, no


podemos pensar ninguna de ellas sin el concurso de las otras.
En nuestras democracias en la región (siempre en continuo conflicto
de transición y establecimiento) el papel y rol de los Mass-Media pone el
barómetro para la discusión de las agendas dentro de las democracias.
Incluso, sin los medios, el político en nuestra época se haya a la deriva
5
para publicitar sus reivindicaciones políticas y sociales . Es decir, las demo-
cracias y en especial en nuestra región, se presentan conflictivas e insegu-
ras, por neopopulistas autoritarios de nuevo cuño, políticos anti-institucio-
nes fuera de la forma partido de conducir la democracia que no permiten la
producción y reproducción de estructuras institucionales estables coopera-
tivas para el desenvolvimiento de la política y lo político en la praxis social.
Estos liderazgos personalistas se valen de la crisis social y del agota-
miento de la democracia, para proyectarse como “los salvadores y rescatadores
de los valores perdidos” en un mesianismo, proyectado en la pantalla chica de
los medios y publicitado en muchos de los diarios de gran tiraje nacional.
Casos que se han vislumbrado en países como Ecuador, Argentina, Perú,
Bolivia y Venezuela en la última década.
De hecho las sociedades que viven en sistemas políticos con altos ni-
veles de desconfianza, y en donde, los actores políticos no garantizan los
acuerdos, pactos, reglamentos y los derechos humanos, es muy difícil lo-
grar construir, y generar confianza en los ciudadanos para crear Capital So-
cial6, tanto político, como económico. Por la falta manifiesta de los agentes
y actores políticos, para crear un ambiente idóneo para la cooperación de
capacidad asociativa en sus gobiernos. Lo que termina generando la crisis
de la gobernabilidad.
Así las cosas, y como bien lo señala Sandro Macassi Lavander en re-
ciente escrito: “crecientemente los medios de comunicación sustituyen a la

5 De hecho, “La situación actual parece obedecer a dos causas. Primera, los canales de la comunica-
ción política afectan a la naturaleza de la relación representativa: mediante la radio y la televisión,
los candidatos pueden, de nuevo, volverse a comunicar directamente con sus circunscripciones sin la
mediación de la red del partido. Ha pasado la época del activista y del hombre de partido”. Véase,
Manin, Los principios del gobierno representativo, Alianza Editorial, 1997, pág. 269.
6 Para profundizar más sobre el término Capital Social, véase, Putnam y Coleman, sus estu-
dios hacen referencia a la necesidad de construir Capital Social; bajo la confianza que los
ciudadanos depositan en las instituciones, para de allí lograr acuerdos y propósitos para el
buen desempeño de la democracia de calidad. De hecho, otros autores como, Pierre Bour-
dieu (+), Margaret Levi, Michael Taylor, Dietlind Stolle, Francisco Herreros, Henar Criado,
Andrés de Francisco entre otros. Que en la actualidad están dando aportes sobre el desa-
rrollo académico sobre el Capital Social como modelo de desarrollo autogestionario a con-
traposición de modelos económicos ya en desuso.
García Samaniego, Francisco Roberto
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comunicación política, constituyéndose ellos mismos en escenarios, en acto-


res y en catalizadores de la comunicación política” (Macassi, 2002:106).
Asimismo, los medios de comunicación e información se reconfiguran
como los actores en competencia de la comunicación política en el juego de las
negociaciones (arena política) políticas dentro de los sistemas de gobierno.
Bien sean éstos democráticos o autoritarios, porque en los regímenes autorita-
rios o dictatoriales por lo general los medios se legan (de manera forzada) al
régimen para aprovechar las prebendas que éste les facilita, o por leyes creadas
para su control. Aunque para el caso venezolano y bajo el desgobierno de Chá-
vez, han sido los medios los que le están dando la batalla frontal. Incluso, estos
son los que han logrado dinamizar el descontento de los ciudadanos, provo-
cando en la población exigir más responsabilidad hacia los políticos por la
enorme corrupción e inoperancia del desgobierno de Hugo Chávez.
En tal sentido, para Alfredo Ramos Jiménez; “el régimen del chavismo
se instala desde entonces como desgobierno, en el sentido de que las tareas
de gobierno son desplazadas y sustituidas por acciones y decisiones enca-
minadas a la preservación de las posiciones de poder legítimamente adqui-
ridas: en otras palabras, el titular del Gobierno y sus colaboradores dejan de
gobernar a fin de mantenerse en el poder” (Ramos J., 2004: 22).
Ahora bien, “los medios de comunicación, por su parte, operan en la
primera etapa de los conflictos pues son los primeros en visibilizar o no las
necesidades de los grupos sociales, en dar publicidad a las demandas colec-
tivas, o en dar voz y autoría social a los líderes que las representan” (Macas-
si, 2002:106).
En todo caso en la Venezuela de estos tiempos se percibe el auge y caí-
da de la popularidad y legitimidad de Hugo Chávez y su grupo. Y no en
vano, tanto su auge como su pérdida de popularidad fueron, y es, propicia-
da por los medios de comunicación masiva, bajo las demandas de la socie-
dad civil en Venezuela.
La raíz del declive popular del presidente de Venezuela se debe a su
posición de confrontación con todos los sectores vivos de la nación, inclu-
yendo los medios de comunicación. De allí, estos medios de comunicación
venezolanos con un gran poder económico y social actúan como la oposi-
ción más aguerrida. Al reconocerles este papel a los medios de comunica-
ción, se presenta una debilidad institucional en la función de los partidos
políticos en Venezuela como gestores políticos para la resolución de los
problemas sociales en la construcción y establecimiento de la democracia7.

7 Véase para mayor análisis sobre la democracia, Ramos Jiménez, Alfredo. Las formas moder-
nas de la política. Estudio sobre la democratización de América Latina. CIPCOM-ULA, Mérida
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Ahora bien, la democracia en Venezuela la están reestructurando los


medios y la unión (por cierto de suma debilidad institucional) de distintos
partidos políticos, reunidos entorno a la Coordinadora Democrática (CD).
En efecto, la eficacia dentro del discurso manejado por los medios de comu-
nicación e información y su influencia en la mayoría de la sociedad civil ad-
versa al “proyecto revolucionario” de Chávez a resultado en la repolitiza-
ción de la sociedad en general para deslegitimar el poder político del actual
presidente del Gobierno. Es allí, en donde los medios como representantes
del disgusto colectivo toman la palestra pública actuando como una oposi-
ción hacia la función de gobierno por la grave crisis de gobernabilidad y la
baja institucionalización de los partidos políticos adversos al régimen.
Cabe destacar que en Venezuela en los últimos tiempos se ha transfor-
mado en un país con una gran confrontación político-social y mediática a
raíz de un populismo de nuevo cuño. Ello a su vez, afecta el imaginario co-
lectivo, encendiendo las pasiones de lado y lado. Tanto para los opositores
al régimen, como a los adeptos a él. Por su parte, Alfredo Ramos Jiménez ha
observado el hecho de que el “ingrediente posmoderno del populismo pue-
de encontrarse también en ciertos avances de la video-política o la políti-
ca-espectáculo en los años recientes” (Ramos J., 2002:29).
Ahora bien, el escenario lo prestan los medios, problematizando mucho
más el problema de lo que en realidad suele ser. Ello es así, por los constantes
ataques que el presidente lanza a los actores y sectores en pugna que realiza
bajo un verbo provocador de la anarquía, transformando al Estado venezola-
no en un Estado Trasgresor de sus propias bases constitucionales. Pues para
el caso que nos ocupa, Venezuela, desde 1998 resulta que siempre ha sido el
gobierno el que busca la confrontación en vez de tratar de hacer gobernable
el sistema político y mejorar la democracia representativa y pluralista. Por
ello su desgobierno, como se ha mencionado líneas arriba.
En búsqueda de un análisis más desprendido de las pasiones que des-
pierta éste polémico debate, debemos afirmar la importancia que ha jugado
en un principio Hugo Chávez Frías para repolitizar a la sociedad civil vene-
zolana que venia de una apatía política, o de una desafección política hacia
los asuntos públicos de interés en la vida colectiva. Eso ha sido positivo
para la democratización de la cultura política, pero también ha sido la cami-
sa de fuerza para el propio presidente el cual se encuentra fuertemente re-
nuente a escuchar las voces disidentes a su desgobierno por su personali-
dad autoritaria y su verbo demagógico.

1997. También véase para el estudio sobre la democracia a Pasquino, Gianfranco. La demo-
cracia exigente. F.C.E 1999.
García Samaniego, Francisco Roberto
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Bien, desde los puntos de vista de la situación política que vive Ve-
8
nezuela en estos tiempos a partir del 11 de Abril de 2002 , los medios se
han radicalizado (y no sin razón) en busca de una salida negociada más no
dialogada con el presidente y su equipo de trabajo que no han querido en-
tender, ni comprender la grave conflictividad política, económica y social
por la cual transita Venezuela desde 1998 hasta la actualidad. Y más aún,
con la grave situación de poca credibilidad institucional luego de un refe-
réndum revocatorio de mandato presidencial del 15 de agosto del año
2004, que ha estado teñido de acusaciones de fraude entorno a miembros
de Consejo Nacional Electoral (CNE). Fenómeno político único en su tipo
en Latinoamérica. Primero por la realización de dicho acto refrendario, y
segundo por la comprobación técnica de un posible fraude fraguado por
el gobierno ejecutivo.
Entre otras dificultades, y en contraste con el estudio de Marcos Nova-
ro; “El prototipo es, el demagogo populista de las lindes electorales que
promete más de lo razonable, introduce la arbitrariedad personal allí donde
debería regir cálculos estrictos de costo-oportunidad, y que se muestra en-
demoniadamente convencido de ciertas ideas que no tienen comprobación
empírica”9. De ésta manera, los populismos se establecen en el Estado de-
mocrático presidencialista de gobierno. Valiéndose el líder neopopulista de
la fuerza que le otorga el poder ejecutivo, y para lograr su victoria se hace
de un carisma que aprovecha al máximo por la despolitización ciudadana; que
se originó por la crisis en la función de los partidos políticos tradicionales.
Fenómeno presente en nuestras instituciones Huecas o mal institucionaliza-
das, como ya lo había anunciado Larry Diamond, y, a su vez; La política
contemporánea es cada vez más una compleja articulación de técnicas”10.
De ahí deviene una suerte de democracia plebiscitaría por principio dema-
gógico que fundamentan los outsiders de la política proyectada en los me-
dios de comunicación.
Por lo tanto, y en cierto modo, cabría decir que los medios de comuni-
cación, y bajo su influjo en la representación política, logran cambiar la cul-
tura política (tanto en el ámbito positivo como en el negativo) del compor-

8 Día en que se realizó en Caracas-Venezuela una marcha de miles de opositores al régimen


de Chávez la cual pretendió llegar hasta el Palacio de Miraflores para demandar la renun-
cia del presidente. La situación se torna violenta por los grupos Violentos afectos al presi-
dente que impidieron el paso de la marcha, situación que desembocó en una balacera en
donde mueren más de 19 personas. Precisamente esas muertes generan la caída de Chávez
por sólo 3 días retornando al poder en la madrugada del 13 de abril de 2002.
9 Novaro, Marcos. Representación y liderazgo en las democracias contemporáneas. Argentina,
2000, p. 268.
10 Rivas Leone, José Antonio. “El outsiders Toledo”. El Nacional, sábado 9 de Junio de 2001,
A/7.
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tamiento político dentro de los países en donde éstos actúan dependiendo


de la situación de conflictividad entre gobierno, ciudadanos y medios de
11
comunicación . Y permite al ciudadano acceder (no todos por supuesto) a
los medios para manifestar sus criterios y puntos de vista.
Hoy más que nunca, es necesario recrear la vinculación entre Estado y
mercado, corporaciones transnacionales multimedia, procesos de concen-
tración industrial y desarrollo económico local regional, estudiando las nue-
vas formas de partidos cosmopolitas (Beck, 2002) dentro y fuera de las fron-
teras a fin de diseñar alternativas de control democrático a la comunidad.
Bien se puede pensar que los nuevos liderazgos en su gran mayoría se
presentan ante los ciudadanos con una personalidad carismática, más no de
tipo racional legal (Weber) que comporta una plataforma partidista. Por
empezar “de esta manera, el populismo, parecería un pretexto, a un mem-
brete a falta de otro mejor, para referirse a una diversidad de temas”12. Los
cuales por su diversidad se deben plantear en el contexto sociológico políti-
co de cada sociedad en donde aparezca el fenómeno del populismo o, neo-
populismo como forma para explicar los modos de conducción de un go-
bierno determinado por su líder, porque responde a nuevos liderazgos polí-
ticos, cuyo significado no es muy claro de definir.
Felipe Burbano de Lara se pregunta, y la comparación con lo acá esbo-
zado se nos presenta pertinente. “¿Hasta dónde son populistas o neopopu-
listas estos liderazgos, y a partir de qué empiezan a ser fenómenos con
identidad propia, con rasgos nuevos y específicos?”13.
Se podría responder, siguiendo, por su puesto, a Felipe Burbano de
Lara; que la forma clásica del populismo respondía a las masas urbanas,
como por ejemplo los Descamisados en la Argentina de Perón; En el caso
del neopopulismo, responde a la insatisfacción de los ciudadanos descon-
tentos-despolitizados-cansados, con la forma partido de llevar el manejo del
Estado. De hecho el término neopopulismo con sus practicas neoliberales y
excluyentes desplaza el término clásico de populismo, complicando aún
más su clara definición para la política como ciencia y para las soluciones
dentro de las administraciones publicas del subcontinente.

11 Para Pierre-André Taguieff, “la comunicación televisiva se convierte en un sustituto de las prac-
ticas democráticas -algo así como la realización simbólica del sueño de la democracia directa”- Véa-
se, Taguieff, Las ciencias políticas frente al populismo: de un espejismo conceptual a un problema
real. Universidad Nacional de Quilmes, 1996, pág. 78. Y es la base de todo líder video-po-
pulista que aprovecha la televisión para su demagogia. O aprovecha la imagen para esta-
blecer su autoritarismo.
12 Burbano de Lara, Felipe. El fantasma del populismo aproximación a un tema (siempre) actual.
FLACSO-Ecuador, Nueva Sociedad, 1998, p.9.
13 Ídem., p.10.
García Samaniego, Francisco Roberto
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Los neopopulismos, “se trata de una forma de liderazgo muy perso-


nalizada que emerge de una crisis institucional de la democracia y del Es-
tado, de un agotamiento de identidades conectadas con determinados re-
gímenes de partido y ciertos movimientos sociales, de un desencanto ge-
neral frente a la política, y del empobrecimiento generalizado tras de la
década perdida”14.
Por sus consecuencias, “la crisis política en Venezuela se ha asociado
principalmente a la agudización de los problemas políticos y económicos
registrados desde 1989. Ésta, habría sido determinante tanto en la frustra-
ción de las expectativas depositadas en la democracia de partidos como en
la decepción general respecto de los líderes que la habían encabezado. Más
aún, el déficit fiscal, la recesión y la inflación, habrían actuado como ingre-
diente económico disolvente de las lealtades, favoreciendo la gran desafec-
ción hacia los políticos y la política”15.
En consecuencia, “los factores económicos de la crisis; sirven para ex-
plicar la caída institucional en las preferencias políticas, que se correspon-
dieron a una repentina pérdida de interés de la población (como lo hemos
llamado, la desafección a los políticos y la política) por la consolidación ins-
titucional y la democratización, urgida ahora por nuevos y alarmantes pro-
blemas socio-económicos”16.
Ahora bien, si en una época se despolitizaba la sociedad civil en Vene-
zuela, a raíz de la poca credibilidad en los partidos políticos tradicionales.
Ahora se presenta una repolitización dentro de la misma sociedad, cansada
ésta de los abusos de poder por parte del presidencialismo excesivo neopo-
pulista del presidente, que está tendiendo más a posiciones de carácter au-
toritario, que de tipo democrático.

II. Medios de comunicación y conflicto social


Cuando se plantea lo social y en especial sus conflictos políticos y eco-
nómicos, tratamos de procurar lograr un cambio aunque sólo sea de mane-
ra teórica. Porque lograr hacer realidad las mejoras sociales y económicas
no sólo parte de la razón, parten de una voluntad política y de verdaderos
líderes dispuestos a cumplir con sus proyectos. Y es precisamente en éste
punto en donde los medios de comunicación e información nos aportan sus

14 Ídem.,
15 Véase, García Samaniego, Francisco R. Crisis de representación y gobernabilidad en el sistema
político venezolano, Colección de Documentos del Instituto Internacional de Gobernabilidad
de catalunya, Nº 107, Barcelona-España, 2003.
16 Ídem.
Medios de comunicación y conflicto social en Venezuela 69

beneficios para superar el conflicto social para tratar de mejorar la desespe-


ranza en determinados momentos de tensión social.
En tal sentido para crear y generar Capital Social en nuestra región, es
de suma importancia, respetar los pactos y acuerdos políticos, que hoy por
hoy no se respetan, y mucho menos se ponen en práctica en gran parte de
las estructuras burocráticas de los gobiernos. Que se basan en su práctica
política cotidiana en generar desconfianza tanto a niveles internos del siste-
ma, como a niveles externos de este. Porque lo fundamental para construir
y lograr que la democracia funcione, es generando responsabilidad y aso-
ciación, basados en el respeto mutuo para hacer más prospera y confiable la
vida en la democracia. Fenómeno que debe estar presente en las proyeccio-
nes políticas y programación de los medios en su comunicación política.
Indudablemente, “el flujo de la información política es un proceso vi-
tal en el sistema político. Los individuos, las organizaciones y los gobiernos
dependen de información oportuna (incluso con prescindencia de su cali-
dad, aunque siempre se exija exactitud) para tomar decisiones y coordinar
actividades” (Peña, 2001:12).
En efecto, los medios de comunicación, conjuntamente con las institu-
ciones democráticas pueden lograr una coordinación para las nuevas for-
mas democráticas del siglo XXI que se presentan transnacionales pero a la
vez locales. De allí establecer la solución de los nuevos conflictos en la so-
ciedad global de riesgo (BecK, 2002) dentro del ideario cognitivo de los re-
ceptores de mensajes de las informaciones que a diario rotulan el mundo
del pensamiento, de lo político, lo social, lo cultural y lo económico.
Lisa y llanamente, “es un hecho que ya no son los gobernantes, ni los
políticos los que dialogan constantemente con la opinión pública; ni es la
soberanía popular, la sociedad, la que dialoga directamente con los políti-
cos y gobierno. El diálogo entre individuos y sociedad, sociedad y políticos,
políticos y gobierno, se realiza, en buena medida, a través de los medios”
(Osorio, 2002: 23).
No en vano ese cambio dentro de los patrones de comportamiento en
la cuestión cultural mediática, exige a los actores políticos y sociales en Ve-
nezuela inmiscuidos en el desarrollo de las políticas, tanto culturales como
económicas, el planteamiento que vaya en-pro de profundizar las bases de
la democratización. Porque si bien Venezuela es un país democrático en su
cultura política ciudadana, ahora transcurre por los precipicios del autorita-
rismo con tintes neopopulistas de nuevo cuño. En tal sentido para la Vene-
zuela del futuro es importante superar este neo-populismo, autoritario
clientelar, que bajo el engaño se ha instaurado en el poder elegido por voto
popular en diciembre de 1998. Y que en estos tiempos de continuada crisis
García Samaniego, Francisco Roberto
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político institucional económica no cesa de violar el Estado de Derecho y los


preceptos constitucionales.
Asimismo se destaca que; “en el caso de Venezuela, la movilización
desestabilizadora de la oposición antichavista, cuyo punto culminante lo
encontramos en el paro petrolero de diciembre de 2002-enero 2003, debe
considerarse como la respuesta social a la deriva autoritaria del desgobier-
no de Chávez, en momentos en que éste incorpora en su proyecto medidas
y decisiones de corte arbitrario (designación incoherente de sus colaborado-
res, solidaridad automática con aquellos que aparecen incursos en escánda-
los de corrupción, abandono de la prometida descentralización administra-
tiva), que lo va alejando significativamente de la política democrática” (Ra-
mos J., 2004: 23).
Ahora bien, las perspectivas políticas, económicas y sociales de hoy
día, se deben enfocar en una discusión sobre las bases culturales de la socie-
dad venezolana como las formas de gestión pública y las formas mediáticas
para que las decisiones sean cónsonas con las nuevas imágenes del mundo
global y sus efectos en lo local. En todo caso, se requiere una noción política
glocal (local-global) sustentada en una pluralidad de intereses que acentúe
la interacción entre cultura y ciudadanía, video política y Mass-media, para
la construcción de otro tipo de concepción de modernidad en la que los dis-
tintos sectores puedan convivir al interior de la sociedad venezolana y de
las sociedades en general.
La razón del problema gira entorno a la personificación, sin apoyo
partidista de los nuevos líderes outsiders. Por tanto, “los líderes políticos en
vez de representarse en programas, estrategias e ideologías definidas, se
transforman en personajes, asumiendo el papel de héroes o de hombres co-
munes que demuestran ser exitosos y carismáticos. Consecuencia de ello es
la personalización de la política, a la que podríamos definir también como
la instauración de una egocracia: un régimen de lucha política basada en la
exhibición de un yo gigantesco, en la autovaloración de las cualidades indi-
viduales y en la consecuente desvalorización o incluso interiorización de los
otros adversarios” (Cerbino, 2003: 25).
Los recientes acontecimientos en la región andina en países como
Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela y en un país del cono Sur como Argenti-
na, se están configurando a nuevas crisis políticas, y estas crisis suelen tener
distintas causas y ser, ya sea, de naturaleza económica, social o política. En
todo caso, plantean a los ciudadanos que las viven afrontar nuevas realida-
des y formas de participación para superar dichas crisis. Es entonces donde
entran a jugar un papel relevante los Mass-media en la defensa de las de-
mandas de los ciudadanos y en muchos sentidos hasta en la defensa de la
propia democracia en pro de la generación del Capital Social.
Medios de comunicación y conflicto social en Venezuela 71

En tal sentido, “Esta sistemática orientación por parte de los medios,


que no diferenció actuación de personas del papel de las instituciones, uni-
da a hechos de corrupción e ineficiencias, minó la confianza de la ciudada-
nía en sus expresiones legítimas de representación democrática y este pro-
ceso terminó fortaleciendo los medios” (Cañizales, 2003: 31).
Asimismo alcanzar distintos grados de profundidad para tener impac-
tos diferenciados al interior del sistema político, además de la sociedad.
Con todo, ese tipo de crisis no constituye un hecho excepcional en los regí-
menes y gobiernos democráticos. Nos atreveríamos a sostener que enfren-
tar estas crisis y resolverlas de forma adecuada y eficazmente es una condi-
ción de la estabilidad de la gobernabilidad que en muchos sistemas políti-
cos se presenta con mucha debilidad a la hora de gestionar los acuerdos y
superar la corrupción que agobia los sistemas en la región. De hecho, me-
dios y política, medios y ciudadanos, medios y partidos, medios y gobierno,
permitirán el desarrollo de un mejor control sobre el cumplimiento del ofi-
cio del profesional de la política. Es decir un mejor accountabilty.
En sí, la rendición de cuentas es, por una parte, un acto de reconoci-
miento y subordinación frente a la autoridad institucional y, por otra, una
reafirmación de la soberanía ciudadana. Esto sólo es posible hacerlo de for-
ma seria si existe un sistema de evaluación confiable y de información
transparente. De otra forma, corre el peligro de transformarse en un ritual
intrascendente, o en un proceso demagógico donde lo que menos interesa
son los resultados de la administración pública.
Las crisis políticas, sociales y económicas que enfrentan los gobiernos
pueden ser endógenas como exógenas. Las primeras son todas aquellas cri-
sis que, por lo general, suelen ser producidas por la propia gestión guberna-
mental al no cumplir con determinadas políticas públicas, y promesas elec-
torales, o por factores de corrupción. Y las segundas, son aquellas que los
gobiernos deben enfrentar producto de factores internacionales, como los
casos de flujos emigrantes, inmigrantes17, terrorismo u narcotráfico, o las
producidas por los medios de información, y comunicación, dependiendo
del conflicto.
Unas y otras deben ser adecuadamente procesadas y atendidas por los
gobiernos. De no hacerlo los gobiernos se exponen a lo que los especialistas
han denominado crisis de gobernabilidad, o sea (como ya se ha dicho) la in-
capacidad manifiesta por parte de las instituciones de atender, procesar, ad-

17 Véase para mayor profundización sobre el debate de las migraciones a: Ludger Pries. La
migración Internacional en tiempos de globalización, Revista Nueva Sociedad, Nº 164, noviem-
bre – diciembre de 1999.
García Samaniego, Francisco Roberto
72 Ciencias de Gobierno, Año 9, No. 17, Enero-Junio ~ 2005

ministrar o resolver, en forma adecuada una crisis interna o externa. Provo-


cando con ello una crisis de gobernabilidad dentro de un sistema político
que genera el desgobierno.
Ahora bien, los gobiernos para beneficio de sus sociedades deben con-
tar con mecanismos institucionales democráticos para enfrentar las crisis de
gobernabilidad. Fundamentalmente para que éstas no pongan en peligro, o
se conviertan en una amenaza para el sistema político democrático, o para
el normal funcionamiento de las instituciones democráticas.
Es evidente que estas mecánicas políticas opositoras impulsan una
movilización social a través de diversas acciones colectivas, tales como:
paros, cacerolazos, enfrentamiento con las fuerzas del orden, saqueos,
marchas, mítines, apagones, huelgas nacionales o sectoriales. Y todas éstas
maneras de manifestaciones debidamente transmitidas por los medios de
comunicación e información, generan inestabilidad dentro del sistema po-
lítico. Se crean de este modo acciones colectivas de protesta, ampliamente
conocidas y practicadas en América Latina que en las últimas dos décadas
han propiciado, el fin de las dictaduras militares, fin de los populismos
demagógicos, el inicio de procesos de democratización y/o la instalación
de gobiernos democráticos. Así como el agotamiento de gobiernos corrup-
tos e ineficaces como pasó en Argentina del gobierno De La Rúa y como
pasó en la Venezuela de Carlos Andrés Pérez II, y está pasando a la “revo-
lución bolivariana” de Chávez. Ello para decir solo algunos casos. Pero lo
cierto es que ha sucedido en muchos países de la región como en Perú (Fu-
jimori, y en los actuales momentos la poca popularidad de Toledo); Ecua-
dor (Bucaran, Jamil Maguad, luego victoria de Lucio Gutiérrez), y recien-
temente en Bolivia con la salida de Sánchez de Losada y la llegada al po-
der de un outsider de la política como Carlos Mesa. Fenómeno que se re-
pite en todas las democracias andinas, bien sea en los niveles nacionales
como en los locales.
Estos conflictos pueden contener distintos grados de legitimidad polí-
tica en cuanto es la expresión de distintas demandas ciudadanas en torno a
las malas políticas implementadas por sus gobiernos, provocando una si-
tuación de crisis de gobernabilidad, o sea, no sólo a la incapacidad de resol-
ver la crisis que dio origen al conflicto, a la movilización social, sino que el
gobierno pierde el control del orden interno de la sociedad irrespetando el
Estado de derecho que es incapaz de garantizar.
En tal sentido, la gobernabilidad democrática en Venezuela a raíz del
declive de los partidos políticos tradicionales y la disfuncionabilidad con
respecto a la sociedad civil, no afianza el fortalecimiento de la legitimidad
del sistema político. De modo que en Venezuela no se puede hablar de una
Medios de comunicación y conflicto social en Venezuela 73

gobernabilidad positiva en la medida en que el gobierno pueda simultánea-


18
mente mantener la legitimidad y promover el desarrollo socioeconómico .
Por sus consecuencias, está mecánica de las crisis de la gobernabilidad
política manejada en algunos aspectos por los medios de comunicación e
información produjo el derrocamiento en Ecuador de Jamil Mahuad en
1999, la renuncia del presidente Fernando de la Rúa en Argentina, la caída
en primera instancia del presidente Chávez en Venezuela el 11 de abril de
2002 y su posterior regreso al poder 3 días después. Así la renuncia de Sán-
chez de Losada, en Bolivia, el cual vivió la presión de grupos de indígenas
liderizados por Evo Morales, y publicitado en los medios de comunicación,
lo que causa su salida, luego de varios días de fuertes protestas callejeras
que producen varios muertos, lo cual lleva a Carlos Mesa a la presidencia
de Bolivia por ser el vice-presidente.
En estas situaciones de inestabilidad política señaladas, la mecánica
tuvo éxito. En ellas triunfaron los opositores, conjuntamente con las políti-
cas de los medios para tal fin.
Aunque para la corta caída de Chávez el 11 de abril de 2002, la oposi-
ción liderada por el presidente, para ese entonces de FEDECAMARAS Pe-
dro Carmona Estanga, no logra consolidarse, por su radical destrucción al
orden constitucional establecido por voto popular en la constitución de la
República Bolivariana de Venezuela de 1999. Éste, es destituido por un nue-
vo y sorpresivo movimiento militar que demanda su renuncia y la entrega
del gobierno de Carmona y devolver al recién destituido Hugo Chávez
Frías, que retorna al poder el 13 de abril de 2002. Así todo vuelve, “aparente-
mente, la normalidad institucional democrática”. Sin embargo, el retorno de
Chávez al poder, ha dinamizado el conflicto y el ataque hacia los medios de
comunicación por parte del presidente.
Por su parte la respuesta del desgobierno de Chávez y su grupo ha
sido la postulación de una Ley de Contenidos para regular y reglamentar la
función de los medios de comunicación en Venezuela, y está propuesta le-
gal se presenta viciada y llena de contradicciones para el libre ejercicio de
los medios de comunicación en dicho país.
Entre tanto, los movimientos sociales, y la protesta social no son privi-
legio exclusivo de las izquierdas o de los sectores populares como muchas
veces se tiende a pensar, sino que son acciones colectivas que pueden ser
activadas y desarrolladas por distintos grupos y actores sociales, económi-
cos y políticos existentes en la sociedad civil. La protesta social, y política

18 Véase, Alcántara Sáez, Manuel. Gobernabilidad crisis y cambio. Elementos para el estudio de la
gobernabilidad de los sistemas políticos en épocas de crisis y cambio, 1994, Pág. 42.
García Samaniego, Francisco Roberto
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desarrollada por los sectores dominantes a través de algunas organizacio-


nes gremiales en Venezuela, como lo fueron: la obrera (CTV) y patronales
(FEDECAMARAS), petróleos de Venezuela (PDVSA) en dicho país, confor-
maron un movimiento social blando de la derecha. El cual puso en marcha una
estrategia política basada en un determinado repertorio de acciones colecti-
vas destinadas a acumular fuerzas sociales y políticas adversas al régimen,
con el objetivo de la realización de un paro general nacional transmitido y
apoyado por la mayoría de los medios de comunicación e información de
Venezuela, sin lograr éxito para la renuncia del presidente que era el objeti-
vo propuesto. Y desarrollando una mecánica poco democrática, de la que el
ejecutivo supo sacar ventajas en los predios internacionales para acusar a
sus opositores de “Golpistas”.
No en vano, Andrés Cañizales ha observado que: “la pugnacidad en el
discurso presidencial ha sido un elemento clave para entender la crisis ve-
nezolana. La importancia que le concede el mandatario a la repercusión me-
diática de sus acciones, y la misma necesidad expresa de que su discurso se
expanda (y por ello apela a las cadenas) nos hablan de la estrecha relación
sobre cómo se construye la política en nuestros días. La discusión a través
de la televisión que Chávez le da a algunas decisiones suyas, llegando al ex-
tremo de que algunos colaboradores se enteraron que habían sido despedi-
dos a través de la pantalla chica, lo que lleva a esta categoría: los medios no
solo son el canal para articular la política, sino que la política misma se
construye desde la dimensión mediática” (Cañizales, 2003: 34).
Sinembargo construir la política desde la dimensión mediática, plan-
tea el amplio poder que hoy día poseen los medios de comunicación masi-
va, y puede llegar a convertirse en un procedimiento que, basado, en una
estrategia que va de la mano de los poderes empresariales pueden, en pro
de intereses privados, dinamizar o disminuir el conflicto, que para el caso
venezolano fue, y es, el arma política prioritaria, tanto del ejecutivo como
de la oposición. Ello sin mediar, en las consecuencias generadas para el
buen desempeño y funcionamiento de la democracia.
El problema que enfrenta Venezuela en la actualidad se ha tratado de
solventar, primero, luego del movimiento blando de derecha que generó el
vació de poder en abril de 2002 con una mesa de negociación (para la oposi-
ción) y de diálogo (para el gobierno) que buscó solventar la grave crisis de
gobernabilidad por la que atraviesa el ejecutivo y su deslegitimación ante la
mayoría de los ciudadanos. Y en donde los medios jugaron un rol funda-
mental para el establecimiento de la agenda a discusión en la mesa de nego-
ciación. Segundo, llegar a un acuerdo político para la realización de un refe-
réndum presidencial previsto en la constitución de Venezuela de 1999, pro-
puesta por el propio ejecutivo y que ha sido un dolor de cabeza para Chá-
Medios de comunicación y conflicto social en Venezuela 75

vez por irregularidades en su realización que ha gozado de poca legitimi-


dad por parte de la mayoría de la sociedad civil, acusando al gobierno de
hacer trampa para relegitimarse en el poder por medio del referéndum que
se llevó a cabo el 15 de agosto de 2004. Más que un referéndum dicho acto
pareció un plebiscito. Por ello su legitimidad de origen cae en picada.
Aunado a los medios se encuentra la sociedad civil que demanda, tan-
to al gobierno como a la oposición soluciones políticas concretas para salir
de la crisis política y económica que enfrenta Venezuela.
Si bien hemos venido analizando la confrontación medios y políticos
en Venezuela. Debemos agregar por tanto, que para el desarrollo de la de-
mocracia en el siglo XXI son importantes los medios de información y co-
municación como formas deliberativas y pluralistas dentro de una sociedad
democrática. Negar la participación de los medios es negar los cambios que
se están generando a raíz de la globalización económica y la globalidad po-
lítica en torno a las nuevas formas de representación.
Baste decir aquí que nada nos protege mejor de los autoritarismos
que el desarrollo de una acrecentada y sólida cultura política democrática
representativa extendida por toda la sociedad civil y en los aparatos del
Estado, especialmente en las Fuerzas Armadas, en los gremios y sindica-
tos, en las organizaciones sociales, en los partidos políticos, y, sobre todo,
en la ciudadanía.
Pero para el debate que hoy nos reúne, nos apoyamos en la afirma-
ción en la cual se expresa: “el nuevo poder de penetración adquirido por
los espacios mediáticos, gracias a la confluencia de las tecnologías infor-
máticas y de telecomunicaciones, sin lugar a dudas está modificando am-
pliamente los espacios en los cuales se desarrollan muchas practicas so-
ciales” (Peña, 2002: 24).
En efecto la penetración de las tecnologías telecomunicativas como
nos lo explica Peña Cedillo nos replantea lo institucional-tradicional hacia
nuevas formas de interpretar la democracia y sus conflictos. En todo caso
hablar ahora sobre la democracia sin ver los efectos que sobre ella tienen los
medios de comunicación e información masiva, es dejar por fuera su necesi-
dad para lograr que los ciudadanos y la sociedad civil organizada tengan
un entendimiento con los poderes públicos y el Estado.
Asimismo y siguiendo la postura de Cañizales con respecto a la fun-
ción de los medios, nos explica: “todo ello coloca a la ciudadanía y a la ma-
yoría de los periodistas, bajo un fuego cruzado en el plano mediático, con
un presidente completamente excedido en sus funciones y con unos medios
literalmente dentro de la arena de la confrontación política. Este fenómeno
tal vez sea el rasgo distintivo y expresión importante de la propia crisis po-
García Samaniego, Francisco Roberto
76 Ciencias de Gobierno, Año 9, No. 17, Enero-Junio ~ 2005

lítica. Los medios han dejado de ser los canales mediadores por los cuales
se hace (y se conoce) el relato de la crisis, para ser protagonistas de ese rela-
to” (Cañizales, 2003: 36).
Ahora bien, para el establecimiento de una cultura política sólida en
Latinoamérica es necesario el establecimiento de una política educacional
clara y precisa. En éste sentido Marcelino Bisbal se pregunta: “¿qué despla-
zamientos cognitivos e institucionales están exigiendo los nuevos dispositi-
vos de producción y apropiación del conocimiento a partir del interfaz que
enlaza las pequeñas pantallas hogareñas con las pantallas laborales del
computador y con las pantallas lúdicas de los video juegos?, ¿qué saben
nuestras escuelas, incluso nuestras facultades de educación, sobre las hon-
das modificaciones en la percepción del espacio y del tiempo que viven los
adolescentes, especialmente insertos en procesos vertiginosos de desterrito-
rialización de la experiencia y de la identidad, y atrapados en una contem-
poraneidad que confunde los tiempos, debilita el pasado y exalta el futuro?,
¿Está la educación en América Latina haciéndose cargo de esos interrogan-
tes?” (Bisbal, 2002: 2).
Al reconocerles ésta debilidad, las instituciones educacionales deben
entender que para el futuro desarrollo de nuestra región es imprescindible
comprender la necesidad de reestructurar los sistemas educativos para po-
der ser competitivos. Asimismo, el establecimiento de nuevas bases permi-
tirá una mejor economía y ello repercutirá en una mejor democracia. Más
sólida e institucionalizada bajo el apoyo deliberativo de los Mass-media.
En tal sentido podemos afirmar siguiendo a Raúl Trejo Delarbre: “los
medios propician cambios políticos sin duda. Pero esa capacidad no impli-
ca que tales cambios sean necesariamente en un sentido democratizador, o
que llegues a ser durable” (Trejo, 2000:16).
Hemos venido afirmando la necesidad de los medios en la función de
la política, pero no podemos permitirnos el lujo de pensar que sin ellos no hay de-
mocracia. Los medios son necesarios como todos los componentes y actores
políticos de la sociedad en la nueva era de la globalización e información.
Lo que hemos querido significar acá es su necesidad para una mayor deli-
beración entorno a los intereses públicos que afectan los intereses privados
de los ciudadanos y la sociedad civil.
En tal sentido, “los medios masivos en ningún sentido son panacea de nada.
Pueden mejorarla, pero no sustituyen al menos del todo a la política” (Trejo, 2000:16).
De allí la importancia de establecer dentro de la democracia patrones
políticos claros. En donde la función de los medios no solape la función po-
lítica. El problema radica en la falta de credibilidad que el ciudadano co-
mún está profesando hacia los políticos y sus partidos. Éste fenómeno se re-
Medios de comunicación y conflicto social en Venezuela 77

gistra en todas las democracias, tanto en las democracias consolidadas,


como las que se encuentran en transición y en construcción.
En fin, para los políticos es necesaria su presencia en los medios, pero
en especial en la TV y la prensa de gran tiraje. Lo que no debemos dejar pa-
sar por alto es la necesidad que existe en toda Latinoamérica de afianzar la
cultura política democrática de sólida base institucional, en donde lo políti-
co y la política tengan preeminencia a la hora de las negociaciones, y de esa
manera evitar una mayor influencia de los medios a la hora del estableci-
miento de las agendas y la resolución de los conflictos políticos, económicos
y sociales. Pero sí, aceptando su libre desenvolvimiento (de los medios de
comunicación e información masiva) para la circulación de ideas y plantea-
mientos democráticos que provengan desde otros entes opositores e ideoló-
gicos a los gobiernos.
En tal sentido, no todo es negativo, si de algo debemos estar complaci-
dos con los medios de comunicación e información, es que le permiten al
hombre como ciudadano destruir “los bastiones del aislacionismo cultural”
(Monsiváis, 2000:213).
Además libera aquellos secretos que por tabúes se dieron en épocas
pasadas, permitiendo así que nuestras generaciones amplíen su mapa cog-
nitivo con respecto a todo lo relacionado con la educación, tecnología y cul-
tura. Dando complejos procesos laicos, que han permitido liberarnos (aun-
que hoy todavía existen en muchas mentes) de dogmas opresores, de fascis-
mos demoledores y de racismos. Está permitiendo que los feligreses deci-
dan sin temor sus posturas religiosas y a las mujeres legalizar mucho más
sus vidas. Lo que está implicando un reajuste en las formas de pensar el
matrimonio o, las relaciones afectivas, entre muchos otros hechos de la ra-
zón práctica del mundo global mediático de la experiencia vivida del imagi-
nario colectivo instituyente (Castoriadis, 2001: 96).
Para concluir digamos por lo tanto que los medios de comunicación e
información telemáticos nos han reestructurado los modos de pensar y vi-
vir en el mundo. También replantean las formas pasadas y tradicionales
dentro de la función democrática de la política, pero, se debe advertir que los
medios de información y comunicación nunca podrán superar la deliberación políti-
ca cara a cara entre políticos profesionales, incluso, aunque éstos usen la pantalla
chica, la prensa o la radio e Internet para discutir.
García Samaniego, Francisco Roberto
78 Ciencias de Gobierno, Año 9, No. 17, Enero-Junio ~ 2005

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