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INSTITUTO NACIONAL

DE ADMINISTRACIÓN
MINISTERIO PUBLICA
DE ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS

BLOQUE II. POLÍTICAS PÚBLICAS

7. Política exterior y de cooperación al desarrollo. Ley de


Cooperación Internacional para el Desarrollo. Plan Director y
Planes Anuales de Cooperación.

Madrid, Abril 2008

Este material es propiedad del Instituto Nacional de Administración Pública estando disponible en la página web
del Organismo. Se autoriza su reproducción siempre que se garantice la gratuidad de su distribución, así como la
expresa referencia al Instituto.

Estos temas han sido elaborados por distintos expertos, coordinados por la Escuela de Selección y Formación,
con el objeto de proporcionar una ayuda a los candidatos en la preparación de las pruebas selectivas de acceso
por promoción interna al Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado.

Se advierte que constituyen un material de apoyo de carácter orientativo, que en modo alguno agota la materia de
la que trata, ni ha de entenderse como garantía de superación de las pruebas. El contenido de los temas no
compromete al órgano de selección, que está sometido unicamente a las reglas, baremos o valoraciones de
aplicación al proceso selectivo.
BLOQUE II. POLÍTICAS PÚBLICAS

TEMA 7: POLÍTICA EXTERIOR Y DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO. LEY DE


COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO. PLAN DIRECTOR Y PLANES
ANUALES DE COOPERACIÓN.

1. POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA: PRIORIDADES

Los objetivos de la política exterior española se resumen en el apoyo al multilateralismo, la


convicción de que las medidas unilaterales no desembocan en la paz, la defensa de la legalidad
internacional, el refuerzo del sistema de Naciones Unidas como marco para la solución de
conflictos, la articulación de consenso en la Unión Europea, el diálogo frente a las situaciones de
conflicto y como vía para la defensa de los derechos humanos.

La política exterior española hace de la defensa del multilateralismo su eje principal, prestando una
especial atención al fortalecimiento del sistema de las Naciones Unidas y las operaciones de
mantenimiento de la paz. Se debe citar especialmente la contribución española en el marco de
Naciones Unidas a corregir las recíprocas percepciones negativas que puedan existir entre el mundo
occidental y el mundo árabe-islámico a través de la iniciativa de la Alianza de Civilizaciones.

Por lo que se refiere al futuro de Europa existen tres grandes cuestiones: el futuro del tratado
europeo; la respuesta europea al reto de la ampliación; y la política de vecindad. Respecto al tratado
constitucional, finalizado el periodo de reflexión que la UE puso en marcha en 2005, España ha
impulsado la búsqueda de una solución que respete la sustancia y los equilibrios del tratado por el
que se establece una constitución para Europa. España también apoya el proceso de ampliación,
como en el caso de Bulgaria y Rumania, o el apoyo prestado a las negociaciones de adhesión de
Croacia y Turquía.

Por zonas geográficas Iberoamérica es tradicionalmente una prioridad de nuestra a política exterior,
que intenta combinar la defensa de nuestros intereses en la región con la voluntad de contribuir a la
solución de los principales problemas a los que hace frente. El restablecimiento de Gobiernos civiles
y representativos en prácticamente todos los países iberoamericanos no ha ido acompañado de una
mejora de las condiciones de vida de la mayoría de sus pueblos. En este punto el objetivo principal
de la política exterior española es combatir a la vez los síntomas (el desencanto y la inestabilidad) y
las causas (un modelo económico que no genera prosperidad sostenible ni cohesión social) de esta
situación. (http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/Iberoamerica). Para ello se fomenta el
fortalecimiento de las instituciones y el refuerzo de la cohesión social.

Por nuestra proximidad, por nuestros estrechos vínculos y por la intensidad de nuestras relaciones, el
Mediterráneo constituye un importante objetivo de nuestra política exterior, proporcional al grado
de complejidad que han adquirido nuestras relaciones institucionales con la región, que podríamos
dividir en tres niveles:

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• Primero, en el ámbito multilateral regional, destaca la Asociación Euromediterránea,
conocida como Proceso de Barcelona y secundariamente las reuniones ministeriales
informales, más reducidas en el seno del Foro Mediterráneo.

• En segundo lugar, a escala subregional, cabe insistir en la importancia del Diálogo 5+5 en el
Mediterráneo Occidental.

• En tercer lugar y a escala bilateral, la importancia de las relaciones privilegiadas con nuestros
vecinos más próximos.
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/Mediterraneo ).

El Norte de África. En el Magreb España desarrolla una política global, integral y


multidimensional, basada en el diálogo amistoso, el respeto y la confianza mutuos, con el propósito
de contribuir a su transformación en un espacio común de paz, seguridad y prosperidad compartidas
y fomentar su integración. Con este fin se desarrolla una doble tarea, bilateral y regional,
profundizando, por un lado, en relaciones estratégicas con cada país, y desde el punto de vista
regional, impulsando los distintos foros existentes (el proceso de Barcelona, el diálogo 5+5, el Foro
Mediterráneo, etcétera). La falta de articulación regional es un obstáculo de primer orden para el
despegue del conjunto magrebí y tiene un alto coste económico y social que afecta también a España
y Europa. (http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/M%20Oriente%20y%20Magreb)

En Oriente Próximo las prioridades son la estabilización de la zona y la resolución de los conflictos
existentes marcados por el carácter central del conflicto árabe-israelí, en particular por su vertiente
israelo-palestina. Oriente Próximo es una zona cada vez más decisiva por su creciente peso
demográfico, su influencia política y cultural, su importancia geoestratégica, su capacidad económica
y su papel en el aprovisionamiento energético.
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/M%20Oriente%20y%20Magreb)

África Subsahariana ha pasado de ser una zona largamente olvidada a constituir un capítulo
importante de nuestra acción exterior y España está impulsando la ejecución de una verdadera
política africana, cuya estrategia quedó definida en el Plan África 2006-2008, aprobado por el
Gobierno en mayo de 2006. Nuestra política en África Subsahariana obedece principalmente a un
sentimiento de solidaridad con la región más pobre del planeta, a la asunción por España de su cuota
de responsabilidad en la gestión de retos globales, incluida la inmigración, y a la defensa y fomento
de nuestros intereses. (http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/Africa%20subsahariana )

Nuestra política en Asia y el Pacifico se plasma en el Plan de Acción Asia Pacífico 2005-2008
(http://www.casaasia.es/documentos/plan_accion_asia2005.pdf) que garantiza nuestra presencia y
visibilidad en Asia y el Pacífico donde se van a abrir cinco nuevas embajadas, dos nuevos
consulados generales y seis Institutos Cervantes. También enmarca una red de diálogos políticos que
cubren la casi totalidad de los países con representación diplomática, donde destaca especialmente el
acuerdo suscrito entre la República China y el Gobierno de España para establecer una asociación
estratégica. Por último también se apoyan decididamente los esfuerzos de integración regional
asiática.

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En conclusión esta región es, junto con la iberoamericana y la mediterránea, la clave para reforzar la
posición internacional de España como potencia media con intereses globales. En la medida en que
el continente más poblado del planeta se industrializa, gana peso económico, acumula poder militar y
avanza en su modernización, se abre una etapa en la que los países asiáticos participarán sobre bases
iguales con europeos y norteamericanos en la formulación de las reglas globales.
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Paises/Asia%20y%20Pacifico ).

Otras prioridades de la política exterior española son la promoción y defensa de los derechos
humanos (http://www.maec.es/es/MenuPpal/Asuntos/Derechos%20Humanos), la lucha internacional
contra el terrorismo y el fomento y promoción de la seguridad internacional
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Asuntos/Seguridad%20Internacional), los flujos migratorios, la
lucha contra la pobreza y la igualdad entre mujeres y hombres
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Asuntos/Polticas%20de%20igualdad%20de%20genero).

INFORMACIÓN ADICIONAL

Revista de Política Exterior.


http://www.politicaexterior.com

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2. LA POLÍTICA DE COOPERACIÓN AL DESARROLLO

2.1 LA LEY 23/1998, DE 7 DE JULIO, DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL


DESARROLLO. LA AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO.

2.1.1- Objeto

La Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo (en adelante LCID) tiene como objeto la
regulación del régimen jurídico de la política española de cooperación internacional para el
desarrollo, entendida como el conjunto de recursos y capacidades que España pone a disposición de
los países en vías de desarrollo, con el fin de facilitar e impulsar su progreso económico y social, y
para contribuir a la erradicación de la pobreza en el mundo en todas sus manifestaciones. La Ley se
aplica al conjunto de actividades que se traducen en transferencias de recursos públicos materiales y
humanos que la Administración destina a los países en vías de desarrollo directamente o a través de
organizaciones multilaterales.

2.1.2- Ayuda Oficial al Desarrollo

De acuerdo con la doctrina del CAD, la ayuda oficial al desarrollo se define como las corrientes
dirigidas a países que figuran en la Parte I de la Lista del CAD (www.oecd.org/dac/htm/daclist.htm)
y a instituciones multilaterales con destino a países receptores de la ayuda de la Parte I y que son
proporcionadas por organismos oficiales, incluidos gobiernos estatales y locales, o por sus
organismos ejecutivos, y cada una de cuyas transacciones: a) se administra con el principal objetivo
de promover el desarrollo y el bienestar económicos de los países en desarrollo; y b) es de carácter
concesional y lleva un elemento de donación de al menos el 25 por ciento. La promoción del
desarrollo y el bienestar económicos es su objetivo principal.
http://www.maec.es/SiteCollectionDocuments/Cooperación%20española/Estadisticas/Que%20es%2
0AOD%20.pdf

2.2 EL PLAN DIRECTOR Y LOS PLANES ANUALES DE COOPERACIÓN. LAS


PRIORIDADES DE LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA.

El Plan Director de la Cooperación Española, de carácter cuatrienal, constituye el elemento básico de


planificación en el que se establecen los objetivos y prioridades horizontales, sectoriales y
geográficas para la Cooperación Española, así como los criterios de intervención.(
www.maec.es/SiteCollectionDocuments )

El Plan Director se integra en un ciclo de planificación que se completa con la elaboración o revisión
de los documentos de estrategia sectorial, de zona geográfica y países objeto prioritario de la
cooperación, mientras que el desarrollo operativo y presupuestario anual del Plan Director se realiza
a través de los Planes Anuales de cooperación Internacional.

Dicha planificación estratégica se basa en la participación y consenso entre los actores de la


Cooperación Española descritos por la LCID, tanto en España como en los países de ejecución de la
ayuda, asegurando una actuación coordinada del conjunto de los actores y procurando obtener el

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máximo impacto de las actuaciones de cooperación. El proceso de planificación incluye la
elaboración de Estrategias y Metodologías, que sirven para orientar y posibilitar las intervenciones
de nuestra cooperación.

Los Planes Anuales de Cooperación Internacional (PACI), desarrollan anualmente los objetivos
estratégicos y criterios de intervención del Plan Director. Recogen las previsiones de ayuda de la
Cooperación Española, las prioridades horizontales, sectoriales y geográficas, los actores que
intervienen y a través de qué instrumentos se canalizan.

El Plan Director 2005-2008 apuesta junto a la coordinación y complementariedad entre actores


nacionales e internacionales, por una mayor coherencia de políticas, la mejora de la calidad de
gestión de la AOD española y su incremento cuantitativo. Dos son los ejes que marcan la nueva
política de cooperación al desarrollo. Por un lado, una política bilateral consecuente, que incorpora
coherencia instrumental e integra los valores agregados de la rica pluralidad de la Cooperación
española. Por otro, un multilateralismo activo, selectivo y estratégico que, en el marco de la Unión
Europea y de los organismos internacionales financieros y no financieros, busca lograr una
integración más favorable de los países en desarrollo en la economía mundial.

La Declaración del Milenio y otros acuerdos derivados de las Cumbres de Naciones Unidas
ratificadas por España son los principales referentes del Plan Director. Sus prioridades sectoriales
recogen ampliamente los objetivos y metas del Milenio, con especial atención, al aumento de las
capacidades humanas y cobertura de servicios sociales básicos, el empoderamiento de las mujeres y
el aumento de las oportunidades productivas.

El compromiso con los sectores sociales más pobres incluye la obligación de destinar a la cobertura
de servicios sociales básicos al menos el 20% de la AOD bilateral, a la vez que se refuerza el
compromiso con los Países Menos Avanzados, a los que se destinará al menos el 20% de la AOD. Se
establece también la tendencia a concentrar el 70% de los recursos en los países prioritarios para
conseguir un mayor impacto. Por regiones se garantiza el destino de al menos un 40% de la AOD
para América Latina.

Por otra parte, la mejora en la gestión de la calidad de la ayuda exige una mayor desvinculación de
la misma y una mayor coherencia de políticas, así como la armonización entre donantes y
alineamiento con las políticas de los países destinatarios, facilitando su protagonismo y apropiación
en los procesos de desarrollo. En un plano más técnico se requiere una mayor programación,
previsibilidad y medición del impacto de la ayuda a través de una planificación por objetivos y
resultados y una evaluación participativa que incorpore las lecciones aprendidas.

El Plan Director consolida el compromiso del Gobierno de alcanzar una Ayuda Oficial al Desarrollo
equivalente al 0´5 del PNB en los presupuestos de 2008. Un notable esfuerzo que duplicará nuestra
cooperación en tan sólo cuatro años, y que se suma a la reforma de los instrumentos y los órganos del
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, incluyendo la AECI, encargados de dirigir la
gestión eficiente y coordinada de la misma.

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2.2.1- Las prioridades geográficas

La LCID establece en sus artículos 5 y 6 las prioridades geográficas en la ejecución de esta política
que se dirigirá con especial atención a los países menos desarrollados económica y socialmente, y,
dentro de éstos, a los sectores más desfavorecidos, atendiendo con preferencia a los países menos
adelantados (PMA) a los que destinará al menos un 20% de la AOD. Se garantizará que la asignación
geográfica alcance a los sectores más desfavorecidos. Para la definición de las áreas y países
destinatarios de la ayuda se tendrán en cuenta los siguientes criterios:

• Orientación hacia los países más pobres, utilizando para la medición de la pobreza no sólo
indicadores de renta per cápita, sino indicadores como el Índice de Desarrollo Humano u otros
adecuados para medir la composición multidimensional de la pobreza, o que permitan establecer
discriminaciones territoriales o por sectores en un país o región.
• Mayor compromiso de los países destinatarios con los objetivos de desarrollo, y en particular, la
adopción de políticas apropiadas para alcanzar los objetivos y metas de la Declaración del
Milenio.
• La mayor ventaja comparativa de España para garantizar una mayor eficacia de la ayuda. Esto es,
el mayor grado de conocimiento y experiencia sobre un área o país que permita una mejor
adecuación entre las necesidades del receptor y las posibilidades de oferta del donante
• La existencia de acuerdos y tratados de cooperación entre España y los países destinatarios, en
cuanto a la incorporación de objetivos y prioridades sectoriales previstas en la Ley de
Cooperación y en el Plan Director.

En función de los criterios mencionados, se establecen tres categorías de áreas geográficas y países
de actuación: prioritarios, con atención especial, y preferentes.
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Cooperacion%20Internacional). Dichos países vienen fijados en
el Plan Director sin perjuicio de que en el Plan Anual de Cooperación Internacional se podrán
reconsiderar los países que se incluyen en alguna de las tres clasificaciones en función de las
circunstancias cambiantes que puedan sufrir.

A- Países prioritarios

Los Países Prioritarios son aquellos en los que se concentra el mayor volumen de recursos de la
Cooperación Española. Para cada uno de ellos se elaborará un Documento Estratégico País (DEP)
que constituirá su marco de cooperación. En las áreas geográficas y países prioritarios se emplearán
todos los instrumentos de la Cooperación Española que resulten adecuados, articulando en el DEP su
complementariedad. Se tenderá a que las áreas y países prioritarios reciban hasta el 70% de la AOD
bilateral. Dichas áreas y países prioritarios para el periodo 2005-2008 son:
• En Latinoamérica: Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Haití, República Dominicana,
Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador.
• En el Magreb, Oriente Medio y Próximo: Argelia, Marruecos, Mauritania, Túnez, Población
Saharaui y Territorios Palestinos.
• En África Subsahariana: Mozambique, Angola, Namibia, Senegal y Cabo Verde.
• En Asia y Pacífico: Filipinas y Vietnam.

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B- Países con atención especial.

Se trata de países o regiones que se encuentran en circunstancias especiales por alguna de las
siguientes circunstancias: por la necesidad de prevenir conflictos o contribuir a la construcción de la
paz; por la debilidad del respeto a los Derechos humanos y del sistema democrático; por crisis
derivadas de desastres naturales, o crisis financieras y sociales que generan un impacto perceptible
en la estabilización o incremento de niveles de pobreza en los sectores más desfavorecidos de la
población.

En estos países se utilizarán sólo los instrumentos de la cooperación más adecuados para hacer frente
a la resolución del problema que motiva la especial atención hacia ese país o región y se elaborará un
Plan de Actuación Especial (PAE) que defina los sectores, objetivos y resultados esperados. Para el
periodo 2005-2008 dichos países son:

• En Latinoamérica: Cuba y Colombia.


• En Oriente Medio: Irak, Líbano y Siria.
• En África Subsahariana: República Democrática del Congo, Etiopía, Guinea Ecuatorial, Sudán y
Guinea Bissau.
• En Asia y Pacífico: Timor Oriental, Afganistán, Camboya. Países del Sureste Asiático que han
padecido las consecuencias del maremoto de 2004.
• En Europa Central y Oriental: Bosnia y Herzegovina, y Albania

C- Países preferentes.

Se incluyen los países de áreas geográficas preferentes, países grandes y/o no dependientes de la
ayuda, así como aquellos en los que existan sectores de la población en condiciones de bajo
desarrollo económico y social. A estos países se les dará una atención focalizada y puntual dirigida a
las zonas geográficas y sectores sociales con menor desarrollo utilizando los instrumentos más
adecuados para hacer frente a la situación de vulnerabilidad de esos territorios y poblaciones menos
favorecidas. Por cada uno de ellos también se elaborará un PAE, donde se justifique el tipo de
intervención y se definan los objetivos y resultados esperados con indicadores cuantitativos y
cualitativos que permitan una evaluación del impacto sobre las personas beneficiarias. Para el
periodo 2005 – 2008 dichos países son:

• En Latinoamérica: Costa Rica, Brasil, México, Chile, Venezuela, Panamá, Argentina y Uruguay.
• En Magreb, Oriente Medio y Próximo: Egipto y Jordania.
• En África Subsahariana: Santo Tomé y Príncipe, y Sudáfrica.
• En Asia y Pacífico: Bangladesh y China.
• En Europa Central y Oriental: Países de renta media-baja candidatos a la adhesión a la UE y
países que pudieran precisar ayuda puntual en el marco del Pacto de Estabilidad para el Sudeste de
Europa.

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D- Intervenciones de ámbito regional o plurinacional

Con independencia de las prioridades geográficas establecidas en el nivel de país, hay que considerar
que algunos temas requieren un tratamiento geográfico que implique a uno o más países (por
ejemplo, en cuestiones medioambientales y la problemática específica de colectivos indígenas o de
población emigrante) para cuya atención la Cooperación Española pondrá en marcha, intervenciones
de ámbito regional o plurinacional.

2.2.2 Las prioridades horizontales

Las prioridades horizontales (o prioridades transversales) establecidas en el Plan Director deben


informar al conjunto de acciones de la Cooperación Española y de sus actores, en sus distintas fases,
instrumentos y mecanismos, cualquiera que sea el ámbito sectorial en el que aquellas se desarrollen y
con independencia también del ámbito geográfico en el que se lleven a cabo. Para ello el Plan
Director recoge también los mecanismos precisos para integrar dichas prioridades horizontales en las
acciones de la cooperación española.

A- Lucha contra la pobreza

El Plan Director adopta una definición multidimensional de pobreza como la situación de carencia de
oportunidades y opciones para sostener un nivel de vida digno. Abarca ámbitos como la salud, la
educación, la participación social, el empleo y el reconocimiento de la libertad y de la dignidad del
ser humano. Desde esta perspectiva integral, lo relevante para identificar la pobreza no es tanto el
nivel de satisfacción de necesidades conseguido, sino la capacidad para alcanzar niveles suficientes
de cobertura de esas necesidades, y se basa en los siguientes postulados:

• La convicción de que la extrema pobreza constituye una de las agresiones más manifiestas e
incuestionables a la dignidad del ser humano.
• La consideración de que la pobreza es fuente de perturbaciones que afectan al conjunto de la
comunidad internacional, amenazando de forma grave la gobernabilidad del planeta.
• La existencia de una relación comprobada entre pobreza, crecimiento económico y desarrollo
social.

B- Defensa de los derechos humanos

El enfoque integral del desarrollo defendido por el Plan Director tiene una doble implicación en el
ámbito de los derechos humanos. En primer término, al situar al ser humano como principal agente,
protagonista y destinatario de la política de desarrollo, hace del reconocimiento de los derechos
humanos una condición sine qua non para su autorrealización personal y desarrollo de las
capacidades humanas. En segundo término, y desde ese mismo entendimiento, requiere fortalecer las
capacidades institucionales de todos los actores del desarrollo, donantes, gestores y socios, en la
promoción, defensa, protección y garantía del ejercicio de los mismos.

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C- Equidad de género

La equidad de género, entendida como la existencia formal y real de los mismos derechos, libertades,
oportunidades, alternativas y responsabilidades para los hombres y las mujeres en todos los grupos
de edad, sectores sociales, culturas o etnias, constituye, al mismo tiempo, un objetivo de desarrollo y
un factor fundamental para luchar de forma eficaz y sostenible contra la pobreza.

La perspectiva de género supone la consideración sistemática de las diferencias entre las


necesidades, condiciones y situaciones específicas que tienen los hombres y las mujeres, y el análisis
de las relaciones que se dan entre ambos en una sociedad determinada o en un proceso de desarrollo,
según el ámbito de actuación en el que se incorpore. Implica el compromiso de tener en cuenta las
diferencias entre los sexos para la identificación de sus necesidades, y establecer mecanismos que
tiendan a modificar las condiciones de desigualdad y subordinación de las mujeres en todas las
esferas de participación, a la vez que se abordan mejoras en cuanto a las condiciones de vida
materiales inmediatas de los hombres y las mujeres.

D- Sostenibilidad medioambiental

La reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible son objetivos que requieren de acciones


integradas y concertadas. Garantizar la sostenibilidad medioambiental, como expresión de
solidaridad intergeneracional, exige integrar el medioambiente y la gestión de los recursos naturales
en todas las intervenciones encaminadas a alcanzar otros objetivos. La Cooperación Española
reconoce el papel clave que los recursos naturales juegan en la consecución de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. Por ello, se compromete a velar para que las intervenciones dirigidas a
alcanzar objetivos individuales no comprometan la conservación de dichos recursos naturales. En
esta área, el papel de la mujer es clave, ya que en la mayoría de los países en desarrollo son ellas las
responsables de obtener combustible y agua, así como de gestionar las formas de consumo en los
hogares.

E- Respeto a la diversidad cultural

La cooperación sólo puede ser realizada si se consideran todas las dimensiones de la vida humana
que inciden en el desarrollo, incluyendo la dimensión cultural de las sociedades y la diversidad
cultural que las caracteriza. El carácter transversal de la cultura se ha de tener en cuenta en todas las
acciones del desarrollo en una triple vertiente: como factor de cohesión social, como factor de
diálogo entre los pueblos y como generador de empleo. Para avanzar en la lucha contra la pobreza se
debe enfrentar con éxito el desafío de construir sociedades inclusivas y diversas en términos
culturales.

2.2.3 Las prioridades sectoriales

A- Aumentar las capacidades sociales e institucionales. Gobernanza democrática. Desarrollo


con democracia.

Los Estados son los principales responsables de la defensa de los derechos humanos, las libertades
fundamentales y la democracia. A ellos corresponde responder ante su ciudadanía y la comunidad

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internacional del respeto, promoción y garantía de los valores de la participación en democracia, los
derechos fundamentales y la vigencia del Estado de Derecho. El medio más eficaz para promover el
respeto de esos valores es el fortalecimiento de las instituciones democráticas y su buen
funcionamiento.
(http://www.maec.es/es/MenuPpal/Cooperacion%20Internacional/Publicaciones%20y%20document
acin/Documents/Gobernabililidad_Baetica.pdf )

B-Aumentar las capacidades humanas. Cobertura de las necesidades sociales.

La Ley 23/98 de 7 de julio, de Cooperación Internacional para el Desarrollo (LCID) en su artículo 7


establece como prioridad sectorial los sectores sociales básicos, con especial incidencia en la salud,
saneamiento, educación, obtención de la seguridad alimentaria y formación de los recursos humanos.
El protagonismo de este sector con relación al cumplimiento de objetivos y metas de la Declaración
del Milenio hace que se pretenda dedicar para la cobertura de necesidades sociales básicas, el 20%
del total de la AOD.

La Cooperación Española prioriza dentro del sector de la cobertura de necesidades sociales, las
siguientes áreas: soberanía alimentaria y lucha contra el hambre, educación, salud pública,
protección de colectivos en situación de mayor vulnerabilidad, habitabilidad básica y acceso al agua
potable y saneamiento básico.

C-Aumentar las capacidades económicas. Promoción del tejido económico y empresarial.

Las políticas de desarrollo basadas en la estabilidad macroeconómica, la liberalización de los


mercados y la atracción de inversiones privadas han resultado insuficientes para mejorar la situación
que viven los países en desarrollo. Aunque este tipo de políticas han tenido una serie de efectos
positivos, por lo general, ha mostrado insuficiencias y limitaciones en lo que se refiere al reparto de
los frutos del crecimiento y la distribución de la riqueza.

Las políticas económicas juegan un papel muy importante. Sin embargo, para que dichas políticas
contribuyan a una mayor integración en la economía mundial que resulte beneficiosa para el
crecimiento y la igualdad, éstas no deberán limitarse a la apertura y liberalización de mercados, sino
combinarse con reformas estructurales completas y bien instrumentadas, en el marco de una
estrategia global de desarrollo sostenible.

D-Aumentar las capacidades para mejorar la sostenibilidad ambiental. Medio ambiente.

La Cooperación Española orientará sus acciones hacia la sostenibilidad ambiental de las zonas donde
trabaje, lo cual requerirá construir patrones de desarrollo sostenible y conservar la capacidad de
producción de los ecosistemas naturales para las generaciones futuras. A su vez, ambos esfuerzos
deberán ir acompañados de una serie de políticas encaminadas a paliar los daños al medio ambiente y
a mejorar la gestión y uso sostenible de los ecosistemas.

E-Aumento de la libertad y las capacidades culturales. Cultura y desarrollo.

La Cooperación Española debe contribuir a que las personas y los grupos con particularidades
étnicas o culturales puedan ejercer su derecho a la libertad para expresar sus ideas y tradiciones,

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utilizar lenguas propias, profesar una religión determinada, desarrollar la creatividad artística y
participar en la vida política, social o económica en igualdad de condiciones con otros colectivos. La
promoción de dicha libertad cultural permite valorar sus aportes a la cohesión social como
herramienta de progreso democrático y condición imprescindible para generar procesos de desarrollo
sostenible.

F-Género y desarrollo

http://www.maec.es/SiteCollectionDocuments/Cooperación%20española/Publicaciones/DES%20GE
NERO.pdf

La equidad de género, como objetivo y estrategia de desarrollo, requiere reestructurar las relaciones
desiguales de género, de forma que todas las personas puedan cubrir sus necesidades prácticas.
También implica promover mecanismos para la participación de las mujeres con poder de decisión
en todos los espacios, teniendo en cuenta sus intereses estratégicos para su plena integración en lo
político, lo social, lo económico y lo cultural.

G- Prevención de los conflictos y construcción de la paz.

El presente Plan Director plantea la necesidad de hacer de España un activo “constructor de la paz”
como una señal de identidad de un proyecto de política exterior, de seguridad y de cooperación. En
este sentido, la Cooperación Española cuenta con una pluralidad de actores, desde la AGE,
particularmente los Ministerios de Defensa e Interior, las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad
del Estado, hasta las ONGD y el sector privado, pasando por las distintas administraciones
autonómicas y locales. El valor añadido que representan todos estos actores, desde su propia
experiencia y sus capacidades, constituye uno de sus principales activos, contribuyendo a que la
Prevención y Solución de Conflictos se enmarque en una estrategia de acción exterior más amplia, de
largo alcance e inclusiva.

2.3- LOS ACTORES DE LA POLÍTICA ESPAÑOLA DE COOPERACIÓN


INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO

Una de las características básicas que definen la cooperación española al desarrollo frente a la
llevada a cabo por otros donantes es precisamente la pluralidad de actores que participan en su
formulación y ejecución. Esta pluralidad de actores exige evidentemente un mayor esfuerzo para
asegurar la coordinación y coherencia de las actuaciones, pero es sin duda una de las grandes
virtudes del modelo español pues ejecutan actividades de cooperación dotan a la cooperación
española de multitud de visiones alternativas y complementarias y de un enorme potencial para
aprovechar las ventajas comparativas de cada uno de ellos.

2.3.1. Órganos rectores

• El Congreso de los Diputados. El artículo 15 de la LCID atribuye al Congreso de los Diputados


establecer cada cuatro años las líneas generales y directrices básicas de la política española de
cooperación internacional para el desarrollo, así como debatir y dictaminar los Planes Directores
y los PACII. En el seno del Congreso existe una Comisión Parlamentaria de Cooperación

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Internacional para el Desarrollo que es informada por el Gobierno del nivel de ejecución y grado
de cumplimiento de los programas, proyectos y acciones de cooperación, así como de la
evaluación y resultado de los mismos.

• El Gobierno. Al Gobierno le corresponde la definición y la dirección de la política española de


cooperación internacional para el desarrollo y en particular la aprobación del Plan Director y de
los Planes Anuales a propuesta del Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

• El Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación. El Ministerio de Asuntos Exteriores y de


Cooperación es el fruto de la elevación a rango ministerial de la política de cooperación
internacional para el desarrollo que se incorpora como ámbito básico de la política exterior del
Estado junto con el ámbito tradicional de los Asuntos Exteriores. Es el órgano responsable de la
ejecución de la política exterior del Estado, de la dirección de la política de cooperación al
desarrollo y de la coordinación de los órganos de la Administración General del Estado que, en el
ámbito de sus competencias, realicen actuaciones en esta materia, en aplicación del principio de
unidad de acción en el exterior.

2.3.2. Los actores ejecutivos de la cooperación internacional para el desarrollo

• La Administración General del Estado.

Adscrita al MAEC se encuentra la Agencia Española de Cooperación Internacional para el


Desarrollo, anterior Organismo Autónomo transformado recientemente en Agencia Estatal por el
Real Decreto 1403/2007, de 26 de octubre, por el que se aprueba su Estatuto
(http://www.aecid.es/estatutoAECID.htm) cuyo objeto es el fomento, la gestión y la ejecución de la
las políticas públicas de cooperación internacional para el desarrollo dirigidas a la lucha contra la
pobreza y la consecución de un desarrollo humano sostenible en los países en desarrollo. En el
exterior la AECID cuenta actualmente con 38 Oficinas Técnicas de Cooperación (OTCs), 13 Centros
Culturales y 3 Centros de Formación, en los países en los que la AECID lleva a cabo sus principales
proyectos de cooperación. Las OTCs son unidades adscritas orgánicamente a las Embajadas de
España que, bajo la dirección de su jefe de misión y dependencia funcional de la AECID, aseguran la
coordinación y, en su caso, la ejecución de los recursos de cooperación en su demarcación. La
dirección de las OTCs en el país de que se trate corresponde a los coordinadores generales de la
cooperación española
.
Los Ministerios que realicen actividades en materia de cooperación para el desarrollo serán
responsables de la ejecución de los programas y proyectos en el ámbito de sus competencias, con
observancia del principio de unidad de acción del Estado en el exterior.

• Las Comunidades Autónomas.

Las comunidades autónomas se encuentran entre los actores más relevantes de la cooperación
española, debiéndose a su solidaridad en este ámbito una gran parte del incremento de la ayuda. Las
CCAA financian actividades de cooperación tanto a través de la ejecución directa de proyectos y
programas como a través de la financiación de programas y proyectos de otros agentes,
principalmente ONGDs. La acción de las CCAA en la cooperación para el desarrollo se basa en los

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principios de autonomía presupuestaria y autoresposabilidad en su desarrollo y ejecución, debiendo
respetar las líneas generales y directrices básicas establecidas por el Congreso, el principio de
colaboración entre administraciones públicas y el del máximo aprovechamiento de los recursos
públicos.

• Las Entidades Locales.

Las entidades locales aportan una parte muy significativa de la Ayuda Oficial al Desarrollo española,
tanto a través de las actuaciones de cooperación al desarrollo que financian directamente, como por
su participación en los denominados Fondos Locales, que agrupan en el ámbito regional fondos e
iniciativas de cooperación de los distintos municipios. La mayor parte de la cooperación local se
realiza a través de la concesión de subvenciones para la ejecución de proyectos y programas de
cooperación para el desarrollo por parte de ONGD, y por lo que se refiere a las temáticas de trabajo
abordadas se puede apreciar claramente una progresiva especialización de la cooperación de las
entidades locales en materias como el desarrollo local, los servicios sociales básicos y la educación y
sensibilización para el desarrollo.

• Las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo.

La Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo recoge el principio de fomento, por parte del
Estado, de las actividades realizadas por los agentes sociales en el ámbito de la cooperación
internacional para el desarrollo, entre los cuales las ONGD gozan de un claro protagonismo. Entre
las características sobresalientes de las ONGD están el ser un canal de participación social, trabajar
directamente con las poblaciones del Sur y con sus organizaciones sociales, así como su gran
capacidad para comunicación y difusión de la realidad del Sur y sus problemas en la población
española.

El artículo 33 de la Ley 23/1998, de 7 de julio de Cooperación Internacional para el Desarrollo,


prevé la creación de un Registro de Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo, que se
adscribe a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Dicho Registro fue
establecido por el Real Decreto 993/1999, de 11 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de
Registro de ONGD (http://intranet/opc2/doc/normas_cooperacion/norma_2004_5.pdf ).

La inscripción en el mismo o en los registros que con idéntica finalidad puedan crearse en las
Comunidades Autónomas−constituye requisito indispensable para que las Organizaciones no
Gubernamentales de Desarrollo puedan recibir de las Administraciones públicas ayudas y
subvenciones computables como ayuda oficial al desarrollo, o bien beneficiarse de incentivos
fiscales.

Uno de los principales desarrollos de la relación entre las Administraciones públicas y las ONGD
viene constituido por el procedimiento de calificación de ONGD que, inspirado en el sistema sueco
de subvenciones, busca fomentar la excelencia en la organización y funcionamiento de las ONGD,
estableciendo un nuevo marco de relación con aquellas ONGD que acrediten reunir las aptitudes
oportunas para actuar como «ONGD calificada» en la consecución compartida de objetivos de
desarrollo generales con la AECID. Dicho procedimiento se encuentra regulado la ORDEN
AEC/1303/2005, de 27 de abril, por la que se regulan las bases para la concesión de subvenciones a

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organizaciones no gubernamentales de desarrollo, para la realización de intervenciones en materia de
cooperación internacional para el desarrollo. (http://www.aecid.es/01aeci/6normativa ) El
procedimiento establecido en dicha Orden contempla una valoración cuantitativa y una valoración
cualitativa de la estructura y capacidad institucional de las ONGD.

El estudio de la realidad de las ONGD en España quedaría incompleto de no referirse al papel y


funciones de la Coordinadora de ONGD-España (CONGDE) cuya misión es la coordinación e
impulso del trabajo conjunto de las organizaciones y entidades miembros que comparten un Código
de Conducta (http://www.coordinadoraongd.org ) en el que se plasman sus percepciones comunes y
los conceptos y principios básicos con los que actúan, como son el tipo de desarrollo que promueven,
la pobreza contra la que luchan y la cooperación que desarrollan con los pueblos del Sur.

Las ONGD deben promover el desarrollo, entendiéndolo como un proceso de cambio social,
económico, político, cultural, tecnológico,... que, surgido de la voluntad colectiva, requiere la
organización participativa y el uso democrático del poder de los miembros de una comunidad. El
desarrollo, así entendido, crea condiciones de equidad que abren más y mejores oportunidades de
vida al ser humano para que despliegue todas sus potencialidades, y preserva para las generaciones
futuras el acceso y buen uso de los recursos, el medio ambiente natural y el acervo cultural.

Las ONGD deben también luchar por erradicar la pobreza concebida como la situación de privación
de los elementos esenciales para que el ser humano viva y se desarrolle con dignidad física, mental y
espiritual, teniendo en cuenta sus necesidades en relación con el género, las capacidades, los valores
culturales, la edad y el grupo étnico. Consideran que la pobreza es, fundamentalmente, resultado de
la explotación de los pueblos y de la naturaleza, y que la causa de las desigualdades sociales está en
el acceso desigual a los recursos y en la exclusión de los pueblos de la toma de decisiones que les
atañen. Las ONGD se comprometen con la transparencia y la buena gestión lo que implica, además
del deber de actuar en todo momento conforme a la ley, la asunción de los siguientes criterios:

1. Su gestión debe ser responsable y leal, buscando en todo momento el logro de los objetivos
de la institución.
2. Las ONGD, como organizaciones al servicio de la sociedad, deben facilitar información
periódica sobre sus líneas de actuación, programas, objetivos, cantidad y forma de obtención
de recursos y composición de sus órganos de gobierno.
3. Han de publicar anualmente una memoria con información sobre sus actividades, programas,
recursos, y órganos de gobierno.

• Otros actores.

También otros actores como las Universidades, las empresas y organizaciones empresariales y los
sindicatos juegan un importante papel en la cooperación al desarrollo.

Pág.: 14
2.3.3. Los órganos consultivos de la cooperación española

www.maec.es/es/MenuPpal/Cooperacion%20Internacional

• El Consejo de Cooperación al Desarrollo

El Consejo de Cooperación al Desarrollo es un órgano consultivo de la Administración General del


Estado a través del cual también se articula la participación de la sociedad civil en la definición de la
política de cooperación internacional para el desarrollo. En el mismo participan representantes de la
sociedad civil, agentes sociales y agentes de cooperación (en concreto, seis representantes de ONGD,
dos de organizaciones sindicales, dos de asociaciones empresariales, dos de universidades, uno de
organizaciones de economía social, uno de asociaciones de derechos humanos y seis expertos de
reconocida competencia) junto con representantes de la Administración General del Estado. Entre
sus funciones está informar con carácter previo, de forma preceptiva y no vinculante, los
anteproyectos de Ley y disposiciones generales de la Administración General del Estado relativas a
la cooperación para el desarrollo, así como informar sobre la propuesta de Plan Director y de Plan
Anual de Cooperación Internacional.

• La Comisión Interministerial de Cooperación Internacional

A la Comisión Interministerial de Cooperación Internacional le corresponde realizar la coordinación


técnica interdepartamental de la Administración General del Estado en materia de cooperación al
desarrollo. Entre las competencias de coordinación que le son atribuidas se pueden citar la de
establecer directrices y fijar criterios de carácter general y la de informar y someter a la aprobación
del Gobierno las propuestas de plan director y plan anual de cooperación internacional.

• La Comisión Interterritorial de Cooperación para el Desarrollo

Se trata de un órgano consultivo y de coordinación, concertación y colaboración entre las


Administraciones públicas (Administración General del Estado, Comunidades Autónomas y
Entidades Locales) que llevan a cabo acciones de cooperación para el desarrollo. La razón de ser de
la Comisión Interterritorial de Cooperación al Desarrollo es alcanzar los siguientes objetivos:

• La coherencia y complementariedad de las actividades que realicen las Administraciones


públicas en el ámbito de la cooperación para el desarrollo.

• El mayor grado de eficacia y eficiencia en la identificación, formulación y ejecución de


programas y proyectos de cooperación impulsados por las distintas Administraciones.

• La participación de las Administraciones públicas en la formulación del Plan Director y del Plan
Anual, así como en la definición de sus prioridades.

2.3.4- Especial mención a los cooperantes

La LCID estableció en su artículo 38.2 la obligación de aprobar el marco normativo que regulase los
aspectos esenciales de la labor de los cooperantes como son sus derechos y obligaciones, régimen de

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incompatibilidades, formación, homologación de los servicios que prestan y modalidades de
previsión social. Dicho marco normativo fue finalmente establecido por el Real Decreto 519/2006,
de 28 de abril, por el que se establece el Estatuto de los cooperantes. (
http://www.aecid.es/estatuto_cooperante.htm )

El artículo 2 del Estatuto considera “cooperantes” a las personas físicas que participen en la
ejecución, sobre el terreno, de un instrumento de cooperación internacional para el desarrollo o
ayuda humanitaria en cualquiera de sus fases, a realizar en un país o territorio beneficiario de la
política de ayuda al desarrollo, y que tengan una relación jurídica con una persona o entidad
promotora.

Para proporcionar una mayor seguridad jurídica a los cooperantes, el Estatuto establece en su artículo
5 la obligatoriedad de suscribir un “acuerdo complementario de destino” entre el cooperante y la
entidad promotora, que recoja sus derechos y especifique las condiciones esenciales de la prestación
en el país de destino. El Estatuto de los cooperantes también aborda la desprotección de los
cooperantes en el exterior y establece como importante novedad la concertación de un seguro
colectivo que cubra los riesgos de pérdida de la vida, invalidez permanente, atención médica y
hospitalaria, atención psicológica o psiquiátrica, revisión médico-sanitaria específica en el regreso a
España y repatriación en caso de accidente, enfermedad grave, fallecimiento, catástrofe o conflicto
bélico.

2.4 LOS INSTRUMENTOS DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO

2.4.1- La cooperación técnica

La cooperación técnica incluye cualquier modalidad de asistencia dirigida a la formación de recursos


humanos del país receptor en los ámbitos institucional, administrativo, económico, sanitario, social,
cultural, educativo, científico o tecnológico. La cooperación técnica se articula mediante programas
y proyectos de refuerzo de formación y capacitación en todos los sectores y niveles, y mediante
programas y proyectos de asesoramiento técnico con asistencia de expertos, agentes sociales,
organizaciones no gubernamentales, empresas españolas, aportación de estudios o transferencia de
tecnologías.

Los proyectos y la cooperación técnica pueden proporcionar al país receptor referencias para
introducir una nueva intervención (proyectos piloto), abordar problemas de diseño de determinadas
intervenciones (asistencia técnica) o reforzar competencias gerenciales o técnicas (asistencia técnica
-know-how-). Dichos proyectos deben responder a las prioridades nacionales, que ser solicitados por
el país receptor y diseñados, ejecutados y evaluados principalmente por personal nacional. Además,
es imprescindible que los proyectos se enmarquen en otras iniciativas de desarrollo del país, bien en
el ámbito sectorial (enfoque sectorial) o a nivel más amplio (Estrategias de Reducción de la
Pobreza).

La prestación de asistencia técnica también es compleja, pues aunque pocos cuestionan la necesidad
de dar aportes técnicos para reforzar a las instituciones locales, la gestión de la asistencia técnica
plantea problemas a los países receptores de la ayuda. En cualquier caso, se deben priorizar las
iniciativas que vayan dirigidas a aumentar la capacidad técnica local.

Pág.: 16
4.2.2- La cooperación económica y financiera

La cooperación económica se expresa a través de aportaciones destinadas a proyectos de inversión


para el aumento del capital físico de los países beneficiarios y a proyectos de ayuda a los sectores
económicos (agroalimentario, educativo, sanitario, infraestructuras, transporte y otros) y se
manifiesta a través de las siguientes actuaciones:

• El Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD)

El Fondo de Ayuda al Desarrollo (http://www.ico.es/web/contenidos/1686/index.html) constituye un


instrumento a través del cual España ofrece a los Gobiernos, Instituciones o empresas de países en
desarrollo condiciones de financiación concesionales, que se vinculan, parcialmente, a la adquisición
de bienes y servicios producidos por empresas españolas. En determinados casos, los créditos FAD
tienen el carácter de desvinculados.

Asimismo, con cargo al FAD, se efectúan aportaciones de capital y contribuciones financieras a


instituciones financieras o fondos fiduciarios de carácter multilateral de los que España es miembro o
bien ha suscrito un acuerdo de financiación. En estos casos, el destinatario del crédito no es el país
receptor, que no se compromete a la devolución, sino la Institución Financiera Multilateral.

El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio valora las propuestas de financiación con cargo al
FAD con carácter previo a su presentación a la Comisión Interministerial que es el órgano encargado
de examinar todas las propuestas de financiación con cargo al FAD, y de decidir sobre su elevación a
Consejo de Ministros.

La normativa vigente atribuye la gestión de los créditos FAD al Ministerio de Industria, Turismo y
Comercio, pero el Real Decreto 28/2000, de 14 de enero, establece la administración conjunta, por
un Comité Mixto compuesto por los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Cooperación e Industria,
Turismo y Comercio, de los créditos para programas y proyectos de desarrollo social que se
financian con cargo al FAD.

• Actuaciones en materia de deuda externa.

Las situaciones de deuda insostenible suponen un lastre a las posibilidades de desarrollo de los países
altamente endeudados. El alivio de deuda, combinado con políticas dirigidas a resolver los
problemas subyacentes, supone una forma eficaz de promover el desarrollo.

• Conversión de deuda por desarrollo

Los acuerdos de conversión de deuda son instrumentos a través de los cuales las obligaciones de
pago del país deudor se canalizan hacia la financiación de proyectos de desarrollo en el propio país,
es decir, los capitales destinados al servicio o pago de deuda se revierten en la financiación de
proyectos en sectores de especial importancia para la lucha contra la pobreza y el desarrollo
sostenible. Los criterios por los que se rige la política de conversión española son los siguientes:

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- La adecuada coordinación multilateral exige que el país deudor mantenga relaciones financieras
regulares con España y con la comunidad internacional en general. La conversión de deuda sólo
puede acometerse en un contexto de normalidad en las relaciones financieras. Es decir, sólo en
ausencia de contenciosos financieros podrán acometerse programas de conversión.

- Coherencia y coordinación con la política general mantenida con respecto al país beneficiario. La
firma de programas de conversión deberá ser coherente con la política de cooperación y de
financiación que España mantenga con el país receptor y con los programas que se desarrollan en
el plano internacional y multilateral, y tendrá en cuenta el esfuerzo presupuestario implícito.
Todo ello, de modo que el país beneficiario reciba incentivos sólidos desde el conjunto de la
comunidad internacional. Por lo tanto, la política de conversión española tendrá también como
referencia a la política de cooperación y financiera que internacionalmente esté desarrollándose
con respecto al país deudor.

• El Fondo de concesión de Microcréditos.

Es un instrumento para la dotación de servicios microfinancieros en los países en desarrollo que tiene
por finalidad la lucha contra la pobreza. Su objeto es facilitar el acceso al crédito a las personas
excluidas del sistema financiero que precisan, no sólo de microcrédito, sino de una variada gama de
servicios microfinanciero como ahorro, transferencias, cobros y pagos, seguros, etc.
http://www.aecid.es/03coop/3coop_sect/fcm/index.htm

Las microfinanzas son un arma importante de lucha contra la pobreza, pero no es la única sino que
un diseño razonable de estas actuaciones debe contemplar varias líneas de actuación que confluyan
en un fin estratégico común: colaborar en la creación de un entorno favorable al desarrollo de la
microempresa.

El aumento, la mejora y la sostenibilidad de los servicios microfinancieros se basan en la eficiente


intermediación financiera de las entidades. Esa eficiencia tiene como requisito imprescindible y
fundamental la captación de ahorro y su transformación en inversión. Por ello, un factor clave para
ese aumento, mejora y sostenibilidad de los servicios microfinancieros es una mayor competencia
entre quienes actúan como suministradores impidiendo que se transfieran a los usuarios
microfinancieros, a través de los precios de los servicios, las eventuales ineficiencias de las entidades
que los prestan.

2.4.3- La ayuda alimentaria

La ayuda alimentaria es uno de los instrumentos de la cooperación internacional cuya razón de ser
sólo se justifica cuando se dirige a los sectores y países más pobres. Es un instrumento que se debe
planificar y gestionar con extrema atención y cuidado pues la ayuda alimentaria mal utilizada puede
provocar distorsiones en los precios en los mercados internos e internacionales, desincentivar las
políticas de seguridad alimentaria en los países receptores al reducirse los precios de los alimentos en
el mercado, alterar las dietas locales generando dependencia exterior o incrementar el desempleo en
el sector agrícola.

En ocasiones, los donantes han utilizado la ayuda alimentaria para expandir sus mercados agrícolas,
deshacerse de sus excedentes y eludir las limitaciones a las subvenciones a sus exportaciones. La

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falta de acceso a los canales de distribución de los bienes de los sectores más vulnerables ha
provocado que este tipo de ayuda no haya beneficiado a las poblaciones hacia las que iba dirigida.

La única solución duradera al problema del hambre es que las comunidades rurales de los países más
pobres prescindan de la ayuda e incrementen su producción para, primero, lograr la autosuficiencia
alimentaria y posteriormente la comercialización de alimentos. El concepto de soberanía alimentaria
comprende la capacidad de autoabastecimiento con garantía de acceso físico y económico a
alimentos inocuos y nutritivos que debe tener la unidad familiar, la localidad y el país mediante el
control del proceso productivo.

2.4.4- La ayuda humanitaria1

En los últimos años, se ha venido observando un aumento importante de los fondos dirigidos a la
Ayuda Humanitaria debido al incremento y creciente complejidad de los conflictos y al
agravamiento de los desastres naturales. Otros factores, como el papel de los medios de
comunicación en las opiniones públicas y los gobiernos, la dejación de sus responsabilidades
respecto al Derecho Internacional y la mayor visibilidad de la acción humanitaria frente a otras
acciones como la cooperación al desarrollo, han ido configurando un panorama en el que la acción
humanitaria se ha consolidado en la escena internacional.

El criterio vector de todas las actuaciones humanitarias de la Cooperación Española esta orientado
hacia las víctimas de desastres de cualquier tipo, con el objetivo de satisfacer sus necesidades
básicas, restablecer sus derechos y garantizar su protección. Prevenir y aliviar el sufrimiento con una
motivación de humanidad y desde un principio de imparcialidad, neutralidad y no discriminación son
las premisas fundamentales de toda acción humanitaria. La ayuda humanitaria consiste en el envío
urgente, con carácter no discriminado, del material de socorro necesario, incluida la ayuda
alimentaria de emergencia, para proteger vidas humanas y aliviar la situación de las poblaciones
víctimas de catástrofes o que padecen una situación de conflicto bélico.

El concepto de acción humanitaria sobre el que se trabajará abordará las fases previas al desastre
(preparación, mitigación y prevención) junto con las posteriores (rehabilitación en general con sus
componentes de reconstrucción, reconciliación, etc.) y dentro de un continuum operacional que
propicie soluciones duraderas. El objetivo del Plan Director es que la ayuda humanitaria alcance el
7% de la AOD bilateral en el año 2008.

2.4.5- Nuevo marco de colaboración, diálogo y financiación pública de las ONGD

La financiación pública de las ONGD estará vinculada a la aplicación del principio de coherencia
con los objetivos y prioridades de la política española de cooperación internacional, así como el de
colaboración con el desarrollo de los objetivos compartidos que informan la actuación de la
Cooperación Española: los Objetivos del Milenio y las prioridades definidas en el Plan Director.

Las subvenciones están informadas por los principios de:

1
Hhttp://www.maec.es/SiteCollectionDocuments/Cooperación%20española/Publicaciones/DES%20AH.pdfH

Pág.: 19
• Colaboración (proceso dialogado y plasmado en referencias compartidas) que va unida a la
corresponsabilidad de las partes en la consecución de los objetivos,
• Complementariedad entre los diversos agentes (entendida suma de sinergias entre actores)
que implica diálogo sobre los objetivos, forma de lograrlos y distribución de responsabilidad,
• Calidad de la ayuda, a través de la mejor planificación y coordinación, usando instrumentos
más idóneos y reforzando la evaluación.

El Plan Director propugna un escenario con dos instrumentos de financiación de la colaboración de


las ONGD con la AOD española: los convenios de cooperación y los proyectos de cooperación.
Junto a esto, se contemplan también líneas de convocatorias específicas que permitan concentrar
recursos para algunas actividades que no hayan sido objeto de financiación y para algunos campos
temáticos.

Los convenios de cooperación al desarrollo se establecen de forma consensuada entre la AECI y


las ONGD o consorcios que hayan sido valorados y son plurianuales (se comprometen fondos
correspondientes a varios ejercicios presupuestarios) con una duración límite de 4 años. En función
de las características de la intervención, dicho convenio podrá ser renovado de común acuerdo por
las dos partes, hasta un límite de dos años más. A través de este instrumento se financia el conjunto
de la intervención de desarrollo, incluidas las fases de identificación y formulación.

Los proyectos de cooperación son un conjunto de acciones diseñadas para lograr un objetivo
específico de desarrollo en un periodo determinado, en un país y/o para una población beneficiaria
predefinida y que ha participado en el diseño del proyecto, y cuyos efectos deben ser perdurables en
el tiempo. Son un instrumento de financiación anual, es decir, que el monto total subvencionado va
con cargo al presupuesto del ejercicio correspondiente a la aprobación, aunque la duración de la
ejecución podrá extenderse durante un período de mayor duración (24 meses).

2.4.6- Educación para el desarrollo y sensibilización social

La educación para el desarrollo y sensibilización social favorecen una mejor percepción de la


sociedad de los problemas que afectan a los países en desarrollo y que estimulan la solidaridad y
cooperación activas con los mismos, por vía de campañas de divulgación, servicios de información,
programas formativos, apoyo a las iniciativas de comercio justo y consumo responsable. Sus
objetivos son:

• Favorecer el conocimiento sobre las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales


entre el Norte y el Sur.
• Promover entre la ciudadanía actitudes favorables a la cooperación, la paz, la justicia, el respeto a
los derechos humanos y la solidaridad entre los pueblos.
• Fomentar la participación.
• Favorecer el desarrollo humano sostenible.

Pág.: 20
2.4.7- Nuevos instrumentos de cooperación

Por nuevos instrumentos de cooperación nos referimos a un conjunto de maneras de actuar


empleados por la comunidad internacional para incrementar la eficacia, el impacto y la calidad de la
ayuda. Como características comunes a estos nuevos instrumentos se pueden citar su propósito de
otorgar un mayor protagonismo del país receptor en las intervenciones y el hecho de que permiten
un marco temporal de programación más dilatado en el tiempo.

• Enfoque sectorial (o SWAP, Sector-wide Approaches)

Se denomina así al proceso orientado a lograr que los recursos financieros que los gobiernos de los
países receptores y la cooperación externa dedican a un sector, respondan a una política, un plan de
actuación y un plan de gasto únicos, ya que han sido elaborados bajo el liderazgo del gobierno del
país receptor que es quien los gestiona. Para considerar que un determinado sector es adecuado para
emplear un enfoque sectorial se deben tener en cuenta los siguientes criterios:

a. El gobierno receptor tiene que estar decididamente interesado en este enfoque. El liderazgo
nacional es indispensable para avanzar hacia el enfoque sectorial, y este liderazgo nunca puede
ser sustituido o forzado por las agencias de cooperación.
b. El papel del sector público tiene que ser importante y tener una alta participación en la dirección.
c. Debe existir un amplio acuerdo sobre la política del sector entre las agencias de cooperación y el
Gobierno.
d. La contribución de la cooperación debe ser importante. Si es baja, el esfuerzo de coordinación y
armonización resulta ineficiente.
e. La existencia de un marco macroeconómico relativamente estable que permita elaborar un plan
de gastos realista.
f. Deben existir incentivos para que las instituciones y las personas involucradas apoyen los
objetivos del enfoque sectorial.

• Apoyo presupuestario.

Se denomina apoyo presupuestario a cualquier forma de apoyo financiero al presupuesto público del
país receptor. En sentido estricto, el apoyo presupuestario debería apoyar la gestión global del
gobierno financiando su estrategia de reducción de la pobreza u otro plan de desarrollo, aunque en la
práctica, existen apoyos presupuestarios vinculados a resultados en un sector concreto.
Los requerimientos sobre los sistemas y mecanismos de gestión del gobierno receptor deben ser
mucho más exigentes para el apoyo presupuestario que para el enfoque sectorial. En muchos casos,
el apoyo presupuestario se ha iniciado tras procesos de enfoque sectorial en varios sectores clave,
una vez que se han consolidado el liderazgo y las capacidades de gestión del gobierno local y ha
aumentado la confianza de los donantes.

Pág.: 21
• Los Fondos Globales

Los Fondos Globales son las iniciativas de ayuda al desarrollo que combinan esfuerzos y capital
público y privado, tienen estructuras de planificación y gestión relativamente livianas, actúan a
través de organismos nacionales en los países receptores y utilizan mecanismos de asignación de
recursos diferentes a los de la AOD tradicional.

El principal reto de estos Fondos es su integración con los sistemas y sectores del país receptor,
incapaces, en muchas ocasiones, de absorber los flujos de recursos que se ponen a su disposición, por
falta de capacidad local. En este sentido, cabe mencionar las siguientes acciones para que los fondos
apoyen y refuercen el desarrollo en los países destinatarios:

- La necesidad de combinar los objetivos muy específicos y a corto plazo de los fondos con el
hecho de que los sistemas de gobierno de los países receptores son a menudo débiles y
complejos.
- La necesidad de prevenir que la influencia combinada de fondos y agencias bloquee la
capacidad de los gobiernos de definir e implementar sus propias políticas.

2.5 LA AGENDA INTERNACIONAL DE DESARROLLO

2.5.1- Los objetivos de desarrollo del milenio

Los ocho objetivos de desarrollo del Milenio son un plan convenido por todas las naciones del
mundo y las instituciones de desarrollo más importantes que sintetiza los compromisos adoptados en
las sucesivas Cumbres Mundiales de las Naciones Unidas para lograr que, para el año 2015 o antes,
se cumplan los 8 objetivos y 18 metas para permitir el avance del desarrollo y la reducción de la
pobreza.

Por primera vez en muchos años, los países desarrollados y los países pobres disponen de una agenda
común para contribuir a gobernar la globalización, para hacerla incluyente y promover la cohesión
global. Estos Objetivos son:

1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre,


2) Lograr la enseñanza primaria universal,
3) Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer,
4) Reducir la mortalidad infantil,
5) Mejorar la salud materna,
6) Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades,
7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
8) Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Pág.: 22
2.5.2- El consenso europeo sobre desarrollo2.

La UE ocupa el primer lugar en cuanto a la ayuda al desarrollo que se concede en todo el mundo,
puesto que otorga el 55 % de ésta. No obstante, la eficacia de la ayuda europea puede y debe
incrementarse mediante un mayor esfuerzo de coordinación y armonización por lo que la declaración
presenta una visión común que orienta la actuación de la Unión Europea (UE) en el ámbito de la
cooperación al desarrollo tanto a nivel de sus Estados miembros como a escala comunitaria.

El objetivo primordial es reducir la pobreza en el mundo en el contexto del desarrollo sostenible y la


consecución de los objetivos de desarrollo del milenio. Considera también que el objetivo
fundamental de reducción de la pobreza. Los principios comunes que rigen las actividades de
cooperación al desarrollo son la implicación, la asociación, un diálogo político en profundidad, la
participación de la sociedad civil, la igualdad de género y un compromiso permanente con el fin de
prevenir la fragilidad de los Estados.

2.5.3- La declaración de París sobre la eficacia de la ayuda al desarrollo.3

La calidad de la ayuda es un asunto prioritario para la UE. La implicación nacional del país socio, la
coordinación y armonización entre donantes -que debe empezar sobre el terreno-, el alineamiento
con los sistemas del país receptor y la orientación en función de los resultados son los principios
básicos a este respecto.

La UE fomentará más coordinación y complementariedad entre donantes, trabajando para una


programación plurianual conjunta basada en las estrategias y procedimientos de los países socios, en
mecanismos comunes de ejecución, en misiones conjuntas de los donantes y en la utilización de
sistemas de cofinanciación. Favorecerá también la Coherencia de Políticas en favor del Desarrollo en
diversos ámbitos y, en particular, el comercio, la seguridad y las migraciones, para alcanzar los
ODM.

2.5.4- El código de conducta de la Unión Europea sobre la complementariedad y la división


del trabajo en la política de desarrollo4

Con el fin de mejorar el resultado de la política de cooperación de la Unión Europea (UE), la


Comisión propone un código de conducta voluntario para una mejor distribución de las tareas entre
los donantes de la UE en los países en desarrollo. El código se basa en once principios destinados a
reducir los trámites administrativos, utilizar los fondos donde sean más necesarios, poner en común
la ayuda y distribuir las tareas para proporcionar mayor ayuda, más rápida y más eficaz y reforzar la
complementariedad y la división del trabajo entre proveedores de fondos de la UE (Comunidad y
Estados miembros).

El código de conducta define los principios operativos de la complementariedad como la división


óptima del trabajo entre varios actores para hacer el mejor uso posible de los recursos humanos y
económicos, lo que implica que cada agente concentre su cooperación en los ámbitos en los que más
valor añadido puede aportar, en relación con lo que hacen los demás.
2
Hhttp://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/r12544.htmH
3
www1.worldbank.org/harmonization/Paris/ParisDeclarationSpanish.pdf
4
Hhttp://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/r13003.htmH

Pág.: 23

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