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LA MUERTE, LA MADRE Y EL ANGEL

En pleno día -por tiempo y por edad- la mujer vestía de noche. La


oscuridad de su pena hacía juego con la suelta cabellera, los ojos
insondables y la túnica. Cansada de llamar a la Muerte, que bajó la
caperuza, tapó sus oídos y vagó por el mundo sólo por no oírla, acudió al
Ángel.
- Señor: he perdido a mi hijo. ¡Era tan pequeño que cabía exactamente en
la cuna de mis brazos! En vano llamé a la Muerte para que me lo
devolviera...
- ¿No sabes, Mujer, que la muerte no devuelve nada...?
- Le rogué que me llevara junto a él. No fui escuchada. No tengo paz ni
consuelo. Toda yo soy una estéril lluvia de lágrimas.
- Resignación, Mujer.
- Lo soñé con amor. Lo engendré con amor. Lo esperé con amor. Lo di a
luz con amor... Y me fue arrebatado. No tiene sentido.
- Busca las palabras de la resignación y de la fe -dijo el Ángel y
desapareció.
La Mujer cerró sus desolados ojos. Cuando los volvió a abrir estaba en
una iglesia que destilaba esplendor. En los murales, pintores de clara
estirpe idealizaron hasta el arrebato místico, los rostros de vírgenes y
santos.
Se arrodilló ante el sacerdote.
- Padre: he perdido a mi hijo. No tengo paz ni consuelo. En vano he
llamado a la Muerte. Vivo en martirio.
- Bienaventurados los que sufren porque de ellos será el reino de los
cielos... Dios da y Dios quita. Tu criatura, mujer, es un ángel grato a los
ojos del Señor. Resignación, hija mía, resignación.
Cubierta con su cabellera como un manto, fue a una sinagoga. Refulgían
la estrella de David y los candelabros de siete brazos. Se arrodilló ante el
rabino.
- Señor: he perdido a mi hijo. Lo engendré con alegría. No tengo calma, ni
consuelo, ni sentido mi vida. Soy un dolor.
- Un Rabí perdió a su hija recién nacida y, en su acompañamiento, iba
alegre... Cuando le preguntaron el motivo, repuso: Me alegra devolver a
Jehová un alma tan pura como cuando él me la dio... Dios da y Dios quita.
Resignación, hija mía, resignación.
Envuelta en la oscuridad de su cabellera y de su pena, la mujer entró en la
mezquita.
La filigrana de la piedra reproducía, hasta el infinito, el nombre de Alá. Se
hizo un ovillo a los pies del Imán.
- Señor: he perdido a mi hijo. Era tan pequeño que mis brazos le bastaban.
Lo amaba y lo perdí. No tengo consuelo.
- La verdadera tumba de los mortales no está en la tierra sino en el
corazón de los hombres... Tu hijo está vivo en tu corazón. Vida y muerte
no nos pertenecen, Dios da y Dios quita. Resignación, hija mía,
resignación.
Arrebujada en el manto vivo de su cabellera, la madre entró en una capilla
evangelista.
Las paredes eran grises y desnudas. Sólo un crucifijo fino, de madera
negra. En lo alto, los fragmentados colores de un vitreaux. Dobló su
torturada humanidad ante el Pastor.
- Señor: he perdido a mi hijo. Era tan pequeño y tan grande mi dolor. Vivo
penando y sin consuelo.
- En el día del juicio final veremos los rostros de él y de los seres que
amamos. Dios da y Dios quita. Resignación, hija mía, resignación.
En lágrimas, ya sin fuerzas, la madre era una figura oscura,
espasmódicamente sacudida por sollozos y el viento.
Ajena a la vida que pasaba a su alrededor, sólo recordaba el hijo que tuvo
en sus brazos y se perdió como en un sueño...
El Portero Celestial, con infinita pena le alzó el rostro.
- Mujer, levántate. Voy a llevarte ante quien comprenderá tu dolor.
Por un instante, la madre abandonó su oscuridad de cuerpo y espíritu.
- ¡Señora...! - suplicó ante la augusta figura.
- Tú que perdiste a tu Hijo, dime, ¿cuál es la fórmula del consuelo...?
Entonces, a dos mil años del hecho, los ojos de la virgen María se llenaron
de lágrimas...
Autora: Evangelina

Para reflexionar (Don de Consejo):


Si bien este cuento es bastante "fuerte", al llegar al final comprendemos que es
adecuado para trabajar el don de consejo.
¿Quién puede aconsejar? El que tiene sabiduría y entendimiento, y, además, es
capaz de ponerse en el lugar del otro. Los consejos que recibe esta mujer de
los distintos pastores no son malos, cada uno de ellos va diciendo una verdad,
pero María es la única que llora con ella. Con su actitud le dice que no está
sola, que ella está a su lado, que Jesús también la escucha y la comprende en
su sufrimiento. Es necesario pedir con insistencia esta capacidad de aconsejar
que implica necesariamente saber escuchar, ponerse en el lugar del otro,
compadecerse, como tantas veces lo hizo Jesús y, por sobre todas las cosas,
dejar de lado nuestros propios intereses para tratar de descubrir qué es lo mejor
para quien necesita de nosotros un consejo.
John Powell, S.J., profesor de la Loyola University de Chicago, escribe con
relación a un alumno de su curso de Teología de la Fe, llamado Tommy.

Hace alrededor de doce años atrás, yo estaba de pie, en medio del aula,
esperando mientras mis alumnos entraban para la primera clase de
Teología de la Fe.
Aquel fue el primer día que ví a Tommy.
Tanto mis ojos como mi mente pestañearon al verlo. El estaba
arreglando sus muy largos y rubios cabellos, que llegaban unos veinte
centímetros por debajo de sus hombros.
Aquella era la primera vez en que yo veía un joven con cabellos tan
largos.
Creo que estaban comenzando a ponerse de moda.
Dentro de mí, yo se que lo que vale no es lo que está sobre la cabeza
sino lo que está dentro de ella, pero aquel día yo no estaba preparado y
mis emociones me confundieron.
Inmediatamente clasifiqué a Tommy con una "E" de extraño... muy
extraño.
Tommy terminó mostrándose como el "ateísta de turno" en mi curso de
Teología de la Fe.
Constantemente, él hacia objeciones, bromas o se lamentaba de la
posibilidad de existir un Dios Padre que nos amase incondicionalmente.
Convivimos en relativa paz uno con el otro por un semestre, sin
embargo yo tenia que admitir que a veces él era un estorbo cargado a mis
espaldas.
Cuando en el fin de curso Tommy se aproximó para entregar su examen
final, me preguntó en un tono ligeramente cínico: "Usted cree que yo
pueda encontrar a Dios algún día?"
Inmediatamente yo me decidí por una terapia de choque.
"No!", respondí enfáticamente.
"Ah!", respondió él, "yo pensé que ese era el resultado que el señor
estaba intentándonos obligar a aceptar".
Yo dejé que el diese unos cinco pasos fuera del aula y grité para él:
"Tommy, yo no creo que usted consiga encontrar a Dios, pero tengo la
absoluta certeza de que El lo encontrará"
El se dio vuelta, y salió del aula y de mi vida.
Yo permanecí ligeramente decepcionado ante la idea de que él no
hubiese escuchado mi frase tan inteligente: "El lo encontrará".
Por lo menos yo pensé que era inteligente....
Mas tarde me enteré que Tommy se había graduado y quedé
especialmente aliviado; después, una noticia triste: supe que Tommy
estaba con un cáncer terminal.
Antes que yo pudiese ir en su búsqueda, él vino a verme.
Cuando entró en mi oficina, reparé que su físico había sido desvastado
por la enfermedad y que los cabellos largos habían caído por completo
como resultado de la quimioterapia.
Pero sus ojos estaban brillantes y su voz sonaba firme, por primera vez
en la vida, creo yo.
"Tommy, he pensado tanto en usted! Oí decir que estaba enfermo!",
disparé.
"Ah, es verdad, estoy muy enfermo. Tengo cáncer en ambos pulmones.
Ahora es una cuestión de semanas".
"Usted puede hablar respecto de eso, Tom?".
"Claro, que es lo que usted quisiera saber?".
"Cómo es tener apenas veinticuatro años y estar muriendo?"
"Creo que podría ser peor".
"De qué manera?".
Bueno, así como tener cincuenta años y no tener noción de valores o
ideales, así como tener cincuenta años y pensar que bebida, mujeres y
dinero son las cosas verdaderamente "importantes" en la vida.
Comencé a buscar en mi archivo mental la letra "E" donde yo había
clasificado a Tommy como "extraño".
(Parece que todas las personas que intento rechazar de mi vida con mis
clasificaciones, Dios me las manda de vuelta como para enseñarme un
lección).
"Pero la razón por la cual realmente vine a verlo", dijo Tom, "fue la frase
que usted me dijo en el último día de clases".
(El se acordaba!) Tom continuó.
"Yo le pregunte a usted si creía que yo encontraría a Dios algún día y
usted respondió, NO!', lo que me sorprendió.
En seguida, usted dijo, 'Pero El lo encontrará'.
Yo pensé un poco al respecto de aquella frase, sin embargo, en aquella
época yo no pensaba mucho en buscar a Dios.
(Mi frase "inteligente". El había pensado mucho al respecto).
Pero cuando los médicos quitaron ese nódulo de mi ingle y me dijeron
que era un tumor maligno, entonces comencé con más seriedad la
búsqueda de Dios.
Y cuando la enfermedad se esparció por mis órganos vitales, yo
comencé, realmente, a dar golpes desesperados en las puertas de bronce
del paraíso.
Pero Dios no apareció.
En realidad, nada sucedió.
Usted ya intentó hacer alguna cosa por un largo período de tiempo, sin
éxito? la persona queda psicológicamente saturada, cansada. Y entonces,
desiste.
Un día, desperté y en vez de gritar auxilio por encima de un alto muro de
ladrillo detrás de donde Dios podía o no estar, simplemente desistí.
Yo decidí que de hecho no me importaba... ni Dios, ni una vida eterna o
cualquier cosa parecida.
Y decidí gastar el tiempo que me quedaba haciendo alguna cosa más
provechosa.
Yo pensé en usted y sus clases y recordé otra cosa que el señor decía:
"La tristeza más profunda, esencial, es pasar por la vida y dejar este
mundo sin jamás haber dicho a las personas que usted amó que usted las
había amado."
Entonces comencé por la persona más difícil: mi padre.
El estaba leyendo el periódico cuando me acerque. 'Papá'.... 'Si, que
pasa?' Pregunto él sin bajar el periódico.
¡Papá, me gustaría conversar contigo'.
'Entonces, habla'.
'Es un asunto muy importante!'.
El periódico descendió unos centímetros lentamente.
'Que sucede?.
'Papá, yo te amo. Yo solo quería que tu supieras eso'.
Sonriéndome, Tom dijo con una satisfacción evidente, como él sintió
una alegría cálida y secreta fluyendo dentro de sí "el periódico cayó al piso
y mi padre hizo dos cosas que yo no recuerdo haberlo visto hacer jamás.
El lloró y me abrazó".
Y conversamos durante toda la noche, aunque el tuviese que ir a
trabajar en la mañana siguiente.
Fue tan bueno poder sentirme junto a mi padre, ver sus lágrimas, sentir
su abrazo, oírlo decir que me amaba.
Fue más fácil con mi madre y con mi hermano más pequeño. Ellos
lloraban conmigo también y nosotros nos abrazamos y comenzamos a
hablar de cosas realmente buenas unos para los otros. Hablamos sobre las
cosas que habíamos mantenido en secreto por tantos años.
Yo sólo lamenté una cosa: que hubiese esperado tanto tiempo.
En aquel momento yo estaba apenas comenzándome a abrir con todas
las personas con las cuales me sentía ligado.
Entonces, un día, yo me volví y allí estaba Dios.
El no vino a mi encuentro cuando yo le imploré.
Yo creo que el actuó como un domador de animales, que asegurando
un aro dice: 'Vamos, salta! Yo te doy tres días... tres semanas'.
Aparentemente Dios actúa a su modo y a su tiempo.
Pero lo que es importante es que EL estaba ahí. El me encontró. Usted
estaba en lo cierto.
El me encontró, aún después de que yo hubiese dejado de buscarlo, de
procurar por El".
"Tommy," dije yo casi como sentencia, "yo creo que lo que usted está
diciendo es una cosa mucho más importante y mucho más universal de lo
que usted se puede imaginar.
Para mi, por lo menos, usted esta diciendo que la manera más real, más
cierta de encontrarse con Dios, no es hacer de El un bien personal, una
solución para los propios problemas o un consuelo instantáneo en
tiempos difíciles, pero sí El se vuelve disponible para el amor.
El apóstol Juan dijo esto:"Dios es Amor, y aquel que vive en el amor
vive con Dios y Dios vive con él."
Tom, puedo pedirle un favor? Usted sabe que cuando fue mi alumno,
usted me dio mucho trabajo. Pero, (riéndome) ahora usted puede
recompensarme por todo aquello.
Usted vendría a mi clase de Teología de la Fe y le contaría a mis
alumnos lo que me acaba de contar?
Si yo les contase la misma historia, no calaría tan profundo en ellos".
Oooh........ yo estaba preparado para venir a verlo, pero no sé si estoy
preparado para enfrentar a sus alumnos"
Tom, piense en esto. Si usted se siente preparado, me llama".
Algunos días después, Tom me telefoneó y me dijo que hablaría para
mis alumnos, que él quería hacer aquello por Dios y por mí.
Entonces combinamos una fecha.
Pero el no pudo venir.
El tenía otro encuentro mucho más importante que aquel con mis
alumnos y conmigo.
Es claro, que su vida no terminó realmente con su muerte, solamente se
transformo.
El había dado el gran paso de la Fe para la Visión.
El fue al encuentro de una vida mucho más bonita de lo que
los ojos humanos jamás vieron o de lo que los oídos humanos jamás
oyeron o de lo que la mente humana jamás imagino.
Antes de morir, todavía conversamos una vez más.
"No voy a estar en condiciones de hablar con sus alumnos", el me dijo"
"Ya lo se, Tom".
"Usted hablaría con ellos por mí? Usted hablaría.... con todo el mundo
por mí?"
"Voy a hablar, Tom. Voy a hablar con todo el mundo. Voy a hacer lo
mejor que pueda".
Entonces, a todos ustedes que fueron tan buenos y pacientes de
escuchar esta declaración de amor tan simple, gracias por hacerlo.
Y a usted, Tommy, donde quiera que esté, en las colinas verdes y
soleadas del paraíso: yo hablé con todo el mundo.... del mejor modo que
yo conseguí".
Y si esta historia significa alguna cosa para usted.... "los amigos son el
medio por el cual Dios cuida de nosotros"

Deseo a todos mis amigos una vida plena de luz.


EL CIELO

Un hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando


pasaban cerca de un enorme árbol, cayó un rayo y los tres murieron
fulminados. Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado
este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales; a veces los
muertos tardan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva
condición.
La carretera era muy larga, colina arriba, el sol era muy fuerte, estaban
sudados y sedientos. En una curva del camino vieron un portal magnífico,
todo de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de
oro, en el centro de la cual había una fuente de donde manaba un agua
cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada:
- Buenos días.
- Buenos días -respondió el guardián-.
- ¿Cómo se llama este lugar tan bonito?
- Esto es el Cielo.
- Que bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos.
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera -y el guardián
señaló la fuente-.
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed...
- Lo siento mucho -dijo el guardián- pero aquí no se permite la entrada a
los animales.
El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima
sed, pero no pensaba beber solo; dio las gracias al guardián y siguió
adelante. Después de caminar un buen rato cuesta arriba, exhaustos,
llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puertecita vieja
que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.
A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la
cabeza cubierta por un sombrero, posiblemente dormía.
- Buenos días -dijo el caminante- El hombre respondió con un gesto con
la cabeza.
- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo.
- Hay una fuente entre aquellas rocas -dijo el hombre- indicando el lugar.
Podéis beber tanta agua como queráis.
El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. El
caminante volvió atrás para dar las gracias al hombre.
- Podéis volver siempre que queráis -Le respondió-
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar?
- El Cielo.
- ¿El Cielo?
- ¡Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era
el Cielo!
- Aquello no era el Cielo, era el Infierno.
- El caminante quedó perplejo. ¡Deberíais prohibir que utilicen vuestro
nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones!
- ¡De ninguna manera! En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí
se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

EL PODER DE LA PUERTA NEGRA

Erase una vez en el país de las mil y una noches... En este país había un
rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de
guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados
en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles: «Les
voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala...»
Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con
arcos y flechas, listos para cualquier acción.
«Ahora, -continuaba el rey- miren hacia el rincón del lado izquierdo...» Al
hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca
puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como
decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver..... En
verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para
ver. El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba: «Ahora escojan,
¿qué es lo que ustedes quieren? Morir clavados por flechas o abrir
rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora
decidan, tienen libre albedrío, escojan....»
Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de
tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más
de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los
esqueletos con leyendas escritas del tipo : "viva la muerte" , y decidían:
«Prefiero morir flechado...» Uno a uno, todos actuaban de la misma forma,
miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey:
«Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme
encerrado»
Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas. Un
día, la guerra terminó, pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón
de flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El
soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: «Sabes, gran
rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta., pero...
¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?» El rey respondió...
«¿Recuerdas que a los prisioneros siempre les di la opción de escoger?
Pues bien...ve y abre esa puerta negra.»El soldado, temeroso, abrió
cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la
enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a
verde llenaron el lugar. El soldado notó que la puerta negra daba hacia un
campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio
cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la Libertad...Todos tenemos
una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos, la puerta negra es
el miedo a lo desconocido, para otros, es una persona difícil, tal vez para
otros es una frustración, ya sea miedo a relacionarse o miedo a ser
rechazado, miedo a innovar o miedo a cambiar, miedo a volar más alto...
Para algunos la puerta negra es la inseguridad porque la falta de
preparación lo atemoriza, o una traba imaginaria que la inseguridad de la
vida fabricó durante su educación o su crianza.
Pero si tú puedes perder, también puedes vencer. Si das un paso más
allá del miedo, vas a encontrar un rayo de sol entrando en tu vida... "Abre
esa puerta negra y deja que el sol te inunde"

Reflexión:

Cuando alguien no te ama de verdad, es mejor seguir adelante, quedándose


con lo bueno, y comprender que hay más caminos, más esperanzas, y
sorpresas.

Aprender a pasar hojas y seguir escribiendo el diario de nuestra vida, sin


estancarnos en el pasado lamiéndonos las heridas.

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