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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUÍA
INSTITUTO DE FILOSOFÍA

ENCUENTRO: MUNDO DE LA VIDA Y GIRO TEOLÓGICO DE LA


FENOMENOLOGÍA

SEMINARIO DE POSTGRADO:
EL MUNDO DE LA VIDA: NIVELES Y ESTRUCTURAS

Fechas: 23, 24, 25 marzo


Hora: 9-12 a.m.
Lugar: Auditorio 1 y 2 SIU

Roberto J. Walton
Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires

El seminario está dedicado al estudio de manuscritos de Edmund Husserl sobre


el mundo de la vida publicados en el volumen XXXIX de Husserliana, Die Lebenswelt.
Auslegungen der vorgegebenen Welt und ihrer Konstitution (El mundo de la vida.
Explicitaciones del mundo predado y de su constitución, 2008).
El mundo es ante todo horizonte universal. Husserl se refiere a un concepto
originario de horizonte ligado al campo visual y a un concepto fenomenológico que es
usado “para designar todo lo que tiene validez más allá del campo perceptivo, y luego
además para todos los casos semejantes (para los campos del recuerdo, etc.)” (Hua
XXXIX, 334). La explicitación de los horizontes va de la mano con el desvelamiento de
un mundo que está permanentemente sujeto a modificación y sin embargo permanece al
mismo tiempo como un único mundo a través de la experiencia temática de objetos:
“Explicitar sistemáticamente la estructura de horizonte es explicitar la intencionalidad
en la que se constituye el mundo” (129). Si se siguen las referencias de horizontes
precedentes a horizontes subsiguientes, y se avanza hacia horizontes ulteriores, se ha de
desvelar finalmente el mundo: “Avanzando de los entornos a los entornos de los
entornos, y así una y otra vez, llegamos finalmente a todo el mundo” (362).
En su plena concreción, el mundo es un mundo de la vida con una estructura
comunitaria e histórica. Comprende las metas individuales e intersubjetivas a las que se
orientan los variados intereses así como las formaciones que resultan de la actividad a
que ellas dan lugar. Es el mundo que nos es predado como personas en el horizonte de
nuestra comunidad, esto es, en cada conexión actual con los otros. Por más que pueda se
investigado abstractamente como mundo para mí –por ejemplo, como ámbito de las
evidencias originarias o correlato de mis movimientos corporales–, el mundo de la vida
concreto es el mundo circundante cultural en el que vive una comunidad de sujetos. Lo
cual no significa excluir una estructura natural fundante sino advertir que ella no solo es
naturaleza predada sino también ámbito para el trabajo, las valoraciones estéticas y la
ciencia, esto es, campo de acciones teóricas, axiológicas y prácticas.
Se indican a continuación temas fundamentales considerados en el volumen
XXXIX de Husserliana.

1. Los diversos tipos de apercepción del mundo


El mundo es predado a través de una apercepción del mundo que atraviesa
continuamente nuestra vida experiencial antes de que dirijamos nuestra mirada temática
a los objetos o al mundo en su universalidad. Puesto que esta apercepción del mundo se
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convierte en una intención temática, el mundo es siempre experienciado de una doble


manera. Es a la vez “predado” como un mundo apercibido, esto es, como un horizonte
infinito y no temático, y dado temáticamente a través de la mediación de objetos
intuitivos cambiantes y particulares, que llegan a ser dados como sus lados, aspectos o
presentaciones (42 f.). Nos caracterizamos por “tener en cada momento del presente
primigeniamente fluyente precisamente las apercepciones en la unidad de una
apercepción universal (la conciencia en general como conciencia del mundo) y además
justamente de esta determinada apercepción universal, […]” (489). Al respecto, Husserl
distingue entre la adquisición antigua, es decir, lo conocido que se encuentra en el
contenido de sentido actual como precipitado en el que está implicado el resultado de
viejas explicitaciones, pero que no necesariamente tiene que estar explicitado en el
momento actual, y, si es explicitado, puede repetir la explicitación anterior y también
enriquecerla, y la adquisición originaria que resulta de la explicitación de algo
desconocido aun cuando en todo lo desconocido hay algo conocido, es decir, algo
estructuralmente predelineado. Una vez que un objeto es constituido se sigue
necesariamente una apercepción que transfiere su sentido a todo objeto o situación
semejante, de modo que “experiencias efectivas fundan tipos permanentes, transferidas
a situaciones completamente iguales” (502).

2. El darse previo del mundo


Husserl distingue una estructura del predarse del mundo en un primer sentido
vinculado a una “protohistoricidad” (Urhistorizität) (54) porque en él se predelinea el
estilo de un mundo habitualmente constituido con el que estamos familiarizados como
el mundo circundante normal en el que vivimos con otros. Se trata de una estructura fija
del mundo circundante como predado: “[…] el predarse de la estructura es equivalente
con un a priori que en su generalidad eidética abarca las múltiples posibilidades
indeterminadas como posibilidades de la misma estructura –como predelineadas en el
mismo horizonte del predarse– y como una necesaria disyunción” (56). La disyunción a
la que se refiere aquí Husserl se da entre posibilidades predelineadas que caen dentro
del a priori, y que, por tanto, aunque no posean elementos comunes, tienen algo superior
que los engloba. Por ejemplo, las historias divergen y son disyuntas, pero no hay
historia que no se sustente en la tierra y responda a una generatividad. Este mundo
predado fijo tiene “un ulterior horizonte no formado que se muestra por primera vez en
el desarrollo histórico fáctico cuando este desarrollo ha llegado a ser consciente como
una modificación histórica de las hasta ahora daciones previas históricas de
humanidades relativamente estables, […]” (55). Se trata de “un horizonte abierto de
posibles alteraciones y posibles nuevos estilos de predarse que no se pueden construir
de antemano interrogando el propio mundo como un mundo de experiencia actual y
posible, […]” (55). Esta segunda horizonticidad se asocia con una multiplicidad abierta
de posibilidades que solo se pone de manifiesto en el desarrollo histórico. Toda historia
tiene su apriori en la institución, sedimentación y reactivación de sentidos, pero no
sabemos cuáles han de ser estos sentidos.

3. Las estructuras fundamentales del mundo de la vida


Husserl se ocupa de la tierra como “lugar de nuestra historia” (512). Señala que
la naturaleza tiene a su manera una historia que pasa a través de la historia del espíritu.
Nos desenvolvemos en medio de una típica de las causalidades naturales, ya sean
físicas, biopsíquicas o humanizadas en tanto dirigidas por nosotros. Lo que la tierra
significa se altera en el curso de las generaciones a medida que llega a ser conocida
tanto en lo que concierne a los seres vivientes que la habitan como a los fines humanos.
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Más allá de lo constituido en la sucesión de las generaciones, la historia de la tierra se


nos revela como una historia causal que se amplía cada vez más en el tiempo. En este
horizonte de pasado se descubren niveles previos en que había una vida orgánica
totalmente distinta y era imposible la existencia humana: “Y así se constituye para
nosotros sobre el suelo del mundo humano histórico y motivado a partir de él un mundo
prehistórico, un mundo que se extiende en la historia natural incomparablemente más
lejos en la infinitud abierta, más allá de la tradición histórico-natural efectivamente
abierta (la de la geología practicada hasta ahora) como algo que se ha de interrogar
siempre de nuevo de modo causal e histórico-natural” (512 s.). Más allá de la
constitución por la geología se amplía el espacio como forma del mundo por medio de
la constitución por la astronomía que lo lleva a lo inconmensurable. Al mundo terrestre
finito pertenece el cielo con sus sucesos celestes que originariamente no se
perspectivizan como las cosas espaciales terrestres, aunque la astronomía los interpreta
a la luz de las causalidades e inducciones terrestres.
Sobre el suelo de la tierra se constituyen comunidades con sus territorios.
Husserl describe la “protocomunidad” en que cada sujeto singular “se encuentra en su
generación, en su familia, es hijo de sus padres, hermano de sus hermanos” (329), y
participa de una vida de fines por protonecesidades humanas de carácter instintivo que
se anuncian y se satisfacen periódicamente. Esto genera un campo de trabajo que se
desenvuelve sobre un mundo de cercanía práctico que se contrapone a un mundo de
lejanía extraterritorial y extrapráctico: “Este mundo tiene una típica de ser ya a partir de
la vida generativa de esta omni-comunidad” (329).
Los mundos circundantes se caracterizan por la expresión y la comprensión de la
expresión. No son meramente universos de realidades experienciadas en la forma de la
espaciotemporalidad, sino que son experienciados como mundos que expresan la
existencia humana porque tienen un sentido de ser que surge de los seres humanos, de
sus vidas y aspiraciones, de su trazado de planes y de sus acciones, y también de sus
negligencias y fracasos, en “un muy intrincado entrelazamiento de fundaciones
intencionales” (345). Husserl destaca el papel de la expresión en el mundo circundante,
y describe ante todo nuestra corporalidad como la primera expresión: “La más primitiva
y más fundamental en la fundamentación de niveles es la expresión de la manera yoica
de existencia […] en la corporalidad corpórea” (346). Pero el otro no solo es
comprendido como otro que gobierna su cuerpo propio sino como otro que vive de una
manera yoica concreta. Estas determinaciones ulteriores atañen a los “intereses del lado
serio de la vida, o del ocio, del juego, de la curiosidad” (346).
Husserl describe la comprensión recíproca y la autocomprensión en la conexión
del uno-con-otro, es decir, de la vida intencional comunalizada. La comunicación
aparece como fundamental para la existencia humana como ser personal entre personas
a través de la expresión y la comprensión de la expresión como un modo de experiencia
muy mediado que tiene sus confirmaciones y refutaciones. Hay variadas actividades
comunicativas como señalar hacia algo, y ellas conducen al nivel superior de las
formaciones lingüísticas habladas y escritas que son entendidas como formaciones
funcionales: “Así, el mundo circundante del ser humano es exhaustivamente mundo
circundante por medio de la expresión y no solamente por medio de la expresión
corporal más general, que en general hace que los seres humanos se encuentre ahí unos
para otros como sujetos yoicos, en una vacía indeterminación de sus personalidad, sino
a través de formaciones expresivas que tienen una existencia permanente en el mundo
circundante” (347). Por tanto, Husserl subraya que “el mundo para mí es el mundo por
la mediación de los otros, de las experiencias, conocimientos, etc., que yo adopto a
partir de ellos, que se comunican conmigo por medio de la expresión, […]” (129).
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Se debe tener en cuenta que la relatividad de nuestra experiencia no es solamente


la de una posible cancelación como consecuencia de su desarrollo ulterior en función de
un horizonte de extensión del conocimiento. No se asocia meramente con la
modalización de la certeza, esto es, con la posibilidad abierta de que un objeto pueda
tornarse dudoso o negado. Concierne también al horizonte como anticipación típica de
la experiencia, es decir, a las diversas situaciones dentro de los cuales tiene lugar la
experiencia. Una misma cosa singular puede ser considerada desde diferentes puntos de
vista no solo en cuanto a la orientación espacial o temporal sino por su inserción en
diferentes horizontes de metas e intereses: “Pero tengo aún la otra relatividad, a saber, la
del cambio de las situaciones; en este cambio más de un objeto singular permanece
idéntico, pero cambia su sentido de ser, el determinado a partir de la situación, de modo
que con el cambio de la situación las verdades llegan a ser otras” (192).

4. El mundo de la vida como adquisición


Husserl se ocupa del “reino de la tradición” (498). Se refiere a una continuidad de
pasados que se implican uno en otro hasta el presente de modo que las formaciones de
sentido encontradas en nuestro presente deben ser reconducidas a lo largo de sus
remisiones retrospectivas a fin de poner de manifiesto sus implicaciones. La
comprensión histórica ha de alcanzar una institución originaria de sentido que da lugar a
una sedimentación de sentido. Esta puede ser reactivada a través de una institución
subsiguiente que implica también la posibilidad de un acrecentamiento y una
transformación de sentido, es decir, una innovación. El sentido de la institución
originaria puede ser determinado con más precisión o alterado a través de un nuevo
comienzo que implica una modificación de la institución, esto es, una reconfiguración
de su sentido: “A partir del pasado histórico tiene su sentido el futuro histórico, así
como en general el pasado es el fundamento permanente para el proyecto, para la
expectativa, predelineamiento de un futuro” (348).
La humanidad se articula según nexos generativos o humanidades generativas.
Esto significa que todo mundo circundante con su historicidad propia tiene un mundo
extraño en torno de él. Ante todo constituimos el mundo como mundo de nuestro nexo
histórico que incluye aspectos desconocidos. Más allá de esto, nos enfrentamos con
otras tradiciones respecto de las cuales no es posible componer en un primer momento
un nexo tradicional con aspectos conocidos. No obstante, los mundos circundantes se
llegan a conocer recíprocamente, y pueden ingresar en un único nexo generativo
mediante la unificación de sus tradiciones en una única tradición: “Chocamos
eventualmente como indicación indirecta […] con ‘testimonios de la existencia
humana’, esto es, una indicación que no es una empatía inmediata o mediada por la
tradición, sino una posición concomitante de hombres y vida humana que se encuentra
fuera de la tradición conocida” (511). La conexión intencional de mundos
primariamente extraños entre sí en una relación comunitaria conduce a la institución de
un mundo circundante de orden superior y a “una historicidad más abarcadora” (349).
A la unidad de esta historia es inherente la construcción de una representación del
mundo unitaria para la respectiva humanidad unitaria: “La historia de la humanidad es
correlativamente historia de las ‘representaciones del mundo’ de esta humanidad en
sus diferentes modos subjetivos y sociales.” (499).

5. El mundo como horizonte universal y la representación del mundo


Aun cuando no existe como un objeto, y más allá de la tematización de objetos
particulares, el mundo puede ser sometido a una aprehensión temática por medio de una
identificación objetivante. Esto equivale a la construcción, mediante la utilización de
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los recursos del mundo circundante, de una representación del mundo que implica tanto
un “proyecto” (Entwurf) para nuestras posibilidades prácticas porque delinea de
antemano un “espacio de juego” (Spielraum) para ellas, y una “protoconfiguración”
(Urgestalt) para nuestro conocimiento del mundo porque funciona como el fundamento
para la construcción de representaciones teóricas de nivel superior. Según Husserl, la
relación entre las representaciones del mundo y el mundo como horizonte universal es
similar a la relación entre los escorzos del objeto y el objeto mismo. Es evidente que la
pluralidad de representaciones del mundo se destaca frente a y presupone un único
horizonte del mundo, y Husserl enlaza las dos caracterizaciones cuando se refiere a la
posibilidad de “hacerme claro a mí mismo la mera ‘conciencia de horizonte’ del mundo
[…], haciéndola distinta a través de una de una explícita representación del mundo, y
eventualmente en el modo de una representación intuitiva” (73). Una representación del
mundo que se torna explícita y también es clarificada es lo que nos proporciona el
sentido del mundo: “La palabra ‘mundo” tiene su significado lingüístico solo porque lo
que esta representación hace claro intuitivamente es llevado a una expresión” (76).

6. La relación entre los mundos circundantes y el mundo en sí. Con la


institución inicial de la filosofía y la ciencia surge la idea de un mundo verdadero en sí
que se diferencia de los diversos mundos circundantes. Con sus representaciones del
mundo, estos entornos se presentan como aprehensiones más o menos unilaterales, pero
también eventualmente falsas, del mundo efectivo de modo que a través de las diversas
representaciones del mundo se confirma siempre de nuevo la idea de un mundo
idéntico. Un interés teórico se orienta, pues, a determinar lo que el mundo es en medio
del cambio de las situaciones prácticas, esto es, lo que es para todos independientemente
de la situación en la que se encuentran. Con otras palabras, procura determinar
características idénticas que no están atadas a una situación. Este interés puede
desarrollarse por la vía de la ontología que procura alcanzar un invariante eidético del
mundo de la vida sin ocultar sus características peculiares, o bien por medio de la
ciencia objetiva que las encubre bajo una idealización y matematización.

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