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El agua potable es un bien escaso por la cantidad de energía que hay que
invertir en su formacón. El agua de los polos no es directamente utilizable
a gran escala, y es necesario recurrir a los acuíferos, algunos de los cuales
son fósiles, es decir, no renovables, y a los ríos. (Francisco J.Tapiador)
á Pluviosidad casi nula entre los 20º y 30º en las zonas desérticas.
á Pluviosidad entre 400 y 800 mm. entre 30º y 40º.
á Pluviosidad entre 800 y 1,500 mm. entre 40º y 70º.
á Pluviosidad débil en latitudes por encima de los 70º.
Todos los datos citados anteriormente, configuran una situación natural que, a su
vez, define una distribución biogeográfica y de ecosistemas, donde el hombre
como los demás animales desde sus comienzos, se ha servido de ellos de una
manera natural, pero a diferencia y como ser inteligente, desde los albores de las
primeras civilizaciones, ha tratado de buscar un mejor aprovechamiento para él,
influenciando en ellos según sus necesidades y en función de sus conocimientos
y posibilidades. Al principio en los comienzos de la agricultura, simplemente con
la preparación de terrenos para la retención del agua, utilizando terrenos para
cultivos que tras inundaciones se convertían en fértiles, siguiendo por las
pequeñas derivaciones cursos de agua y cauces para la inundación intermitente o
riego artificial y continuando por las obras de conducción, regulación y
captaciones de agua para la puesta en explotación de mayor cantidad de terrenos
fértiles con carencia de agua, desarrollándose, inicialmente, las grandes
civilizaciones generalmente en los valles fértiles de los
ríos.
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Con el transcurso del tiempo y el progresivo desarrollo
humano se han ido aumentando las demandas de agua
para distintos usos, dando lugar a que los retornos de las
cantidades usadas llegarán a incidir negativamente sobre
la calidad de los recursos disponibles, lo cual llevó a la
necesidad de efectuar, artificialmente, la depuración que la naturaleza llevaba a
cabo, y controlar la contaminación, así como buscar nuevos recursos y
administrar, adecuadamente, el conjunto disponible en las distintas zonas
interconectadas o afectadas por los usos, que generalmente coinciden con las
cuencas vertientes de los ríos o el conjunto de varias como suele ocurrir cuando
son pequeñas, o cuando se tratar de explotaciones conjuntas para corregir
desequilibrios o por la existencia de una interconexión subterránea de suficiente
entidad.
Pero ocurre a veces que las características climáticas, sobre todo en las zonas
costeras, son propicias para ciertas actividades como la agricultura y el turismo,
cuya explotación produce una atracción externa que genera nuevas demandas
internas, en otros casos es la necesidad futura de poner en cultivo nuevas zonas
para satisfacer las necesidades alimenticias de la creciente población humana lo
que crean las demandas: Un ejemplo de la generación de nuevas demandas es el
ocurrido en la costa Californiana de los EE.UU. donde en Los Angeles se carecía
de agua, llegando a traerse del río Colorado, a unos 500 Km. , más de 1.500 Hm3
anuales. Otro factor a tener en cuenta es la necesidad que surge de limitar los
daños por inundaciones, lo que conlleva la regulación de volúmenes de agua en
el tiempo, mediante presas, así como la defensa de márgenes o encauzamientos,
con la consiguiente repercusión medioambiental. En la actualidad ha de
contabilizarse las repercusiones medioambientales, por los distintos usos o
actuaciones, que sin duda repercuten en la calidad de vida y en la posibilidad de
un desarrollo sostenido.
(iguel Angel Gutiérrez Fernández es Director Técnico de la Condeferación
Hidrográfica de España
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