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LA MÍSTICA ESPAÑOLA:

Al reinado de Felipe II corresponde una de las manifestaciones literarias de mayor


importancia que han conocido las letras hispanas: la literatura ascético-mística. Durante
los siglos XVI y XVII, más de 3.000 libros fueron publicados sobre esta materia. La
ascético-mística es, entonces, uno de los géneros más genuinos y representativos de
España.
Su florecimiento, sin embargo, se produce en nuestra literatura como un hecho
tardío. La mística es un fenómeno peculiar de los siglos medios en todas las literaturas
de Europa, aunque en esta época tenemos en España al catalán Raimundo Lulio y la
mística musulmana. Pero es en la Edad Moderna cuando este tipo de literatura se
convierte, en España, en la más perfecta y profunda del mundo.

Las causas determinantes de esta aparición tan tardía son la gran tensión espiritual de
la lucha contra el protestantismo de Lucero, por un lado, y el fervor intimista provocado
por el erasmismo, por otro; así como el creciente individualismo de la época renaciente.
Es, además con la terminación de la Reconquista y después del Primer Renacimiento,
cuando el alma española va a volverse hacia adentro, después de sus grandes conquistas
geográficas, se adentra, tratando de conquistarse a sí misma.

Además de su tardía aparición y escasa tradición, hay que señalar otros elementos
distintivos como su carácter ecléctico y armonizador de diferentes tendencias (amor
cortés, poesía popular, y sobre todo la obra de Garcilaso y del cancionero), el
predominio de lo ascético sobre lo místico, así como del simbolismo, y el excelente
estilo literario que convierten a nuestra mística en la última gran manifestación europea
de este tipo de poesía.

LAS TRES VÍAS

La palabra «mística» procede de un verbo griego que significa «cerrar», de donde aquel
vocablo vendría a tener un sentido como de «oculto» o «secreto»; así, de acuerdo con su
etimología, sería la mística como una vida espiritual secreta y distinta de la ordinaria de
los cristianos. En su sentido más propio debe aplicarse a las manifestaciones de la vida
religiosa sometida a la acción extraordinariamente sobrenatural de la Providencia. Por
tanto, la palabra «mística» estrictamente sólo deberá aplicarse para designar las
relaciones sobrenaturales, secretas, por las cuales eleva Dios a la criatura sobre las
limitaciones de su naturaleza y la hace conocer un mundo superior, al que es imposible
llegar por las fuerzas naturales ni por las ordinarias de la Gracia. Misticismo es el
conocimiento experimental de la presencia divina, en que el alma tiene, como una gran
realidad, un sentimiento de contacto con Dios. Pero si la mística es el punto más alto de
la vida espiritual y representa un regalo extraordinario de la Gracia de Dios, el alma
puede colaborar por todos los medios a su alcance para aproximarse a tal estado de
perfección y hacerse digna de él. Esta variada serie de esfuerzos o ejercicios del espíritu
se designa con el nombre de «ascética», que podría definirse como la pedagogía humana
que conduce hacia el misticismo. La ascética depende, pues, exclusivamente, de la
voluntad y actividad humanas; deriva esta palabra del verbo griego que significa
«ejercitarse», pues se trata del período de la vida espiritual en que, por medio de
ejercicios espirituales, mortificaciones y oración, logra el alma purificarse, purgarse o
desprenderse del afecto a los placeres corporales y a los bienes terrenos.
Tres vías o momentos distinguen los tratadistas en el camino hacia la unión con la
Divinidad:

• La de los que comienzan, o VÍA PURGATIVA, en la que el alma se liberta poco


a poco de sus pasiones y se purifica de sus pecados.
• La de los que van aprovechando, o VÍA ILUMINATIVA, durante la cual el
alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y de la pasión y
redención de Cristo.
• Y, finalmente, la de los perfectos, o VÍA UNITIVA, en la que se llega a la unión
con Dios, según el modelo definido por San Juan de la Cruz como «matrimonio
espiritual».

La ascética está, pues, en el camino de la mística, y de los tres momentos dichos los
dos primeros son comunes a ambas, quedando el último reservado para la segunda. En
lo que atañe a su contenido, la ascética se basa en el ejercicio racional, mientras que la
mística es puramente intuitiva. No puede llegarse a la cima de la perfección espiritual
sin pasar por el camino de la ascética.

SAN JUAN DE LA CRUZ


San Juan de la Cruz eleva la poesía mística a la más intensa y sublime expresión a que
ha llegado el misticismo universal. Es el último de los grandes místicos. También en él
se agotan las posibilidades de la poesía religiosa. También es una de las voces líricas
más puras que jamás hayan existido

En San Juan coexiste el místico enamorado que escribía como en pleno rapto o arrobo,
y el técnico experto que afina minuciosamente los recursos artísticos de su poesía. Su
poesía se expresa en bellas metáforas, símbolos e imágenes, y usa la alegoría del
matrimonio. La naturaleza se usa en toda su riqueza: montes, ríos, árboles, flores,
animales, perfumes, pero siempre como elementos alegóricos. Su vocabulario es rico
en sinonimias, palabras populares y rústicas, antítesis, onomatopeyas. En su poesía se
unen tres corrientes de la poesía castellana: a) la poesía popular «a lo divino», b) la
poesía popular del romancero y c) la poesía renacentista.

El tema único de su poesía es el de la unión mística con Dios. En efecto su poesía ha


sido clasificada como «poesía erótica a lo divino». El plano humano ha sido elevado al
más alto simbolismo religioso.

La obra de San Juan es breve:

• En su primer período usa el metro de romance y de cantares de forma tradicional


en 5 canciones, 10 romances, y 2 glosas a lo divino.
• En su segundo período se encierra en poesía puramente mística: consta de 3
composiciones, a saber: «Noche obscura del alma» , «Cántico espiritual» y
«Llama de amor viva». Se consideran estas tres obras como una unidad que
forma un tratado poético de la ascensión mística. En la «Noche oscura» canta el
poeta la huida del alma, en medio de la noche, de la prisión de los sentidos y, al
fin, libre de ellos, la unión con el Amado. El «Cántico espiritual» expone el
proceso místico del camino hacia Dios: en las 12 primeras estrofas el de la vía
purgativa, en las 9 centrales el de la vía iluminativa, y en las restantes el de la
vía unitiva, dedicando las cuatro finales a exponer el estado de unión. En
«Llama de amor viva» el poeta canta jubiloso y enamorado su goce supremo.

SANTA TERESA DE JESÚS

Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús (Santa Teresa de Ávila) fue una
monja carmelita. Llega el misticismo español a su máxima expresión humana. Sus
obras en prosa son: Camino de perfección (1565), dirigido a sus compañeras monjas; El
libro de su vida (1588), su autobiografía; y Las moradas o castillo interior (1588),
tratado doctrinal de sus experiencias místicas. Fue declarada primera Doctora de la
Iglesia en el siglo XX por el papa Paulo VI el 27 de septiembre de 1970.

FRAY LUÍS DE LEÓN

En marzo de 1572 fue detenido por la Inquisición y encarcelado en los calabozos que en
Valladolid tenía el Santo Oficio. Los cargos que había contra él tenían que ver con su
predilección por la Biblia hebraica en lugar de la Vulgata y la traducción al castellano
que había realizado del libro del Cantar de los Cantares. En una época en la que en
España se vive una auténtica caza de brujas ante las temidas desviaciones de los
protestantes y otros grupos heréticos, es fácil que un personaje con los antecedentes y
características de fray Luis sea punto de mira del terrible tribunal. Añádase a esto las
envidias y rivalidades existentes entre dominicos y agustinos, unido a la inteligencia de
fray Luis, y tendremos todos los ingredientes necesarios para que caiga bajo sospecha.
El proceso de la Inquisición contra fray Luis ha llegado hasta nosotros y aquí van
algunas frases de los cargos que se le imputaban: 'En la ciudad de Salamanca a diez y
siete días del mes de diciembre de mill e quinientos e setenta e un años, ante el muy
magnífico e muy Rdo. señor maestro Francisco Sancho, comisario deste Santo Oficio...
paresció siendo llamado el muy reverendo padre fray Bartolomé de Medina, maestro en
santa theologia, en la Universidad de Salamanca... y entre las cosas que testificó en su
dicho, dijo e declaró contra el maestro fray Luis de León lo siguiente... Item declaró que
sabe anda en lengua vulgar el libro de los Cánticos de Salomón, compuesto por el muy
Rdo. padre maestro fray Luis de León, porque lo ha leído este declarante. Item declaró
que en esta Universidad algunos maestros, señaladamente Grajal y Martínez, y fray Luis
de León, en sus paresceres y disputas quitan alguna autoridad a la edición de la Vulgata,
diciendo que se puede hacer otra mejor y que tiene hartas falsedades...'

Durante cinco años fray Luis permanece aislado en una celda de la Inquisición sin saber
quién le acusa y, durante algún tiempo, de qué se le acusa.
EJEMPLOS DE POESÍA
SANTA TERESA DE JESÚS

Tiróme con una flecha


enarbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
que es mi amado para mí
y yo soy para mi Amado.

¡Ay, que larga es esta vida!


¡Qué duros estos destierros!
Esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida.
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Oh muerte benigna,


socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a ti!
Ansiosa de verte
deseo morir.

La vida terrena
es continuo duelo;
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte
deseo morir
SAN JUAN DE LA CRUZ

1. NOCHE OSCURA DEL ALMA


Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto
estado de
la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de
la
negación espiritual.

1. En una noche oscura,


con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!


¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

3. LLAMA DE AMOR VIVA

Canciones del alma en la íntima comunicación,


de unión de amor de Dios.

1. ¡Oh llama de amor viva,


que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

2. ¡Oh cauterio suave!


¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando. muerte en vida la has trocado.

3. ¡Oh lámparas de fuego,


en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!

4. ¡Cuán manso y amoroso


recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

FRAY LUÍS DE LEÓN

ODA I
VIDA RETIRADA
¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho


de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento


si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!


¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves


con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,


gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,


por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea


y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

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