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Toda criatura tiene su rincón y su espacio, su discurso y su percepción.

Por criatura se
entiende ser, vida, relación. Toda muerte implica desvelamiento, mientras el frío enseña
a las criaturas el valor del vacío. Brota la flor del almendro y enseguida se marchita en
la helada. No termina de florecer y es como una imagen radical de la vida, de su destino
en transmutación.

Brotando sin cualidad ninguna, sin emoción ni temperatura, perfectamente equilibrada,


la criatura es fiel reflejo de su creación, de su creador y de cualquier par disuelto en la
realidad de lo único. Por eso la criatura muere sin haber conocido la creación, viviendo
aquello que sólo fue el sueño de su imaginación, la mente que apareció en el horizonte
de su pensamiento, viviendo, fuera de sí misma, la realidad del otro, ajena, loca y sin
sentido.

Fuera del clima y del espacio, la criatura siente la dentellada del frío, de la oquedad
exterior, y segrega una llamarada de visión y deseo en el atanor donde se consume. La
visión del creador en su creación consume las formas que tratan de expresar la realidad
en la realidad, como especiales criaturas de carne imaginal, de sólida apariencia sensible
y misericordiosa.

Criatura especial la humana que recibe y transmite los flujos de su creación a través de
todos los rincones del cosmos, que es capaz de reflejar lo alto y lo mediano, lo grueso y
lo sutil, lo tangible y lo imaginario, lo real y lo virtual, lo único y lo múltiple, de
sondear el abismo de la existencia y aniquilarse en su llamarada.

Criatura dotada de una razón que tiene que usar y al mismo tiempo romper, si quiere
alcanzar una comprensión adecuada de sí misma, de su naturaleza múltiple y mestiza,
hecha de muchas cosas, de todas las cosas, como palabra construida sobre una quimera
imposible, sobre la creación de los mundos y sobre su recuerdo.
Toda criatura alberga una tristeza, un vacío, la conciencia de su finitud, de su
contingencia. Cuando la criatura asume su condición interior y su precariedad se
dignifica, se libera, se lanza a la existencia sin miedo, con amor. Aunque puede cantar
de esa nostalgia y sacar de su sentir una poesía, su silencio es siempre más elocuente, y
su vacío es así más verdadero.

Vuelve su mirada hacia el infinito buscando aquello que le falta, eso otro que no existe
en parte ninguna, hasta que muere a la ficción, hasta que se rompen las alambradas
imaginarias entre esa conciencia de sí y ese otro mundo que se creían y se vivían
separados por la creación. Y de esa unión le surge a la criatura la plenitud del gozo y la
alabanza, el aliento vívido y húmedo de su crecimiento, de su peregrinar cósmico, de su
decreto genuino.

Poema 1

Vacíos los rincones de la memoria


sólo les queda lo sagrado.
Vigas y techumbres caídas
puertas y ventanas abiertas
de las almas deshabitadas.
El frío de la noche larga
da oscuras dentelladas.
Oscuras ramas de amanecer
dibujan contra la luz el sueño,
signos que a nadie pertenecen,
señales sin aparente dueño
hilvanadas en el hielo,
una señal del cielo
nos nutre y nos atrae.

Sí, es una noche fría


transida de ruidos exteriores
y señales zigzagueantes.
Fría e interminable noche
con la sola misericordia del Recuerdo.

Noche más larga que ninguna


más despojada y huera,
noche preñada de latencias
ramas nerviosas contra la negrura
hojas oscuras
contra un fulgor que brota
del más profundo horizonte interior.

Allí donde se esbozan formas inacabadas


y deseos inconclusos,
ojos que mañana ansiarán cruzarse
en las otras miradas
encontrar ese mundo concreto
de paisajes constantes

ese mundo que vemos


cuando nos rompemos
en el filo de lo innombrable.

El frío de esta noche larga


a nadie acuna
ninguna semilla guarda
no es la gruta húmeda del deseo
ni la memoria que se nos abre al alba
ni siquiera la muerte o el olvido.

Es un signo, tal vez, de otros espacios


o de esa verdad escondida
que late con insistencia
y brota sin remedio en el frío.

La helada ha destrozado toda ternura


los almendros han florecido tarde
y sus flores han muerto
entre gritos, locura y sinsentido,
rincones sin espacio

palabras trazando gestos horizontales


ruidos y fricción.

La helada no perdona ninguna ternura


no permite ninguna promesa
nada brota, sólo el horizonte
gélido y blanco del invierno
que atraviesa las estaciones

Du’a

¡Allahumma: Tú, que eres el más sabio


y sientes misericordia hacia Tus criaturas
sálvame de mi mente dividida
hazme vivir y morir en Ti!

¡Haz que la hégira de mis pensamientos


me lleve de nuevo a las puertas de Tu medina
la iluminada, la ciudad que sonríe
porque sus rincones guardan
la memoria del mensajero!

¡Que Tu paz y Tu gracia le alcancen siempre


y que los ángeles le abran paso
y que a nosotros nos cobije su manto!

¡Allahumma: Tú decretas el tiempo


Tú construyes los mundos
la mirada y el pensamiento
Tú tienes poder sobre todas las cosas
y estás creando una mente consciente
creando sin cesar nuestras lenguas
y eres el Señor de todos esos mundos
de las luces y de las sombras
de los ignorantes y de los sabios
Tú eres el más grande soberano
de los humildes y de los necios
de quienes viven y de quienes han muerto!

¡Allahumma: apiádate de todos nosotros porque


aún siendo Tus criaturas somos débiles
y sólo por Tu poder existimos!

¡Apiádate de los arrogantes


de aquellos que creen
poseer Tu conocimiento.
Ten compasión de aquellos
que se sienten vivos y existentes
de quienes aceptan el trato de la realidad
y no dudan en adorarTe!

¡Allahumma:
Que muera esta noche larga y fría
entre el canto del gallo
en ese adhán que pronuncie
el final de lo oscuro
cuando los horizontes resuciten!

¡Allahumma: déjame vivir en este du’a


hasta el fin de la noche
hasta que nada quede de mí
luz sobre luz!

Poema 2

Ya no queda espacio para el poema


porque ya no queda nada del alma
y entre jirones grises sólo surgen
las luces del invierno

ya no queda tiempo para vernos


ya no hay ningún espejo
que nos guarde memoria
estamos solos en el universo deshabitado

los ecos de los viejos poemas


tampoco han resistido
pues no hay visión
ni forma que albergue la metáfora:

sola, insonora
ni siquiera escondida
ni viva ni muerta
la palabra

sin tanto esperar nos dice


señala un punto que,
lejos del instante,
parece haberse sido

¿Dónde estabas tú entonces


mientras yo te miraba,
cuando los días se fueron?
¿Dónde estabas tú?

¿Dónde estaba yo cuando te miraba?


¿Quién era yo entonces? ¿Quién soy hoy?
Mientras se acerca el magrib
las respuestas se agolpan tras la ventana.

Yo quise alumbrar este poema


como canto imposible y final de una quimera
como el humilde reconocimiento de un vacío
de una realidad viva y ahora escrita

yo quise entregarte esta conciencia


por ser leal a una humana visión
fiel a una misteriosa palabra
que un día me hizo surgir a la existencia

Gracias a Allah
que me ha dejado un momento
para la muerte y el olvido
para renacer en la memoria

Para Allah son las alabanzas


suspiros y gestos incapaces
de describir la vida
los regalos inmensos de la conciencia

Yo quise seguir enamorado


perdido entre los pensamientos
como una hoja que crece y cae al suelo
recitando el cántico de las estaciones

La creación surge para nosotros


como regalo del Dador
como un poema que al surgir
hiere nuestros oídos

tiñe nuestros ojos atónitos


entre todos los colores soñados
paisajes que un día nos señalaron
los horizontes de nuestro recuerdo

Gracias por abrir esta brecha


y hacer surgir de ella las palabras
mientras los ojos húmedos de lágrimas
aprenden de nuevo a regresar.

Poema 3

El objeto de nuestra adoración permanece oculto


y desaparece al ser desvelado
por la imposibilidad de que haya nada
ni nadie más que adoren.
La ficción de cualquier objeto muere en la unión.

Ansiamos la unión porque ansiamos la verdad


desesperamos cuando persiste la ficción
cuando nos rendimos a las imágenes
cuando, patéticamente,
tratamos de otorgarles realidad

Las cosas no son, nosotros no somos, nada es.


Sólo la Realidad es, la Única Realidad

que, por serlo, persiste, se afirma,


se descubre en cada renuncio
en cada reconocimiento.

Brechas que conducen al vacío de la mente única,


a la contemplación activa y al silencio dinámico.
Cansancio de las palabras
que prometen conocimiento
Hartazgo de las señales
que nos conducen al mismo lugar
al mismo rincón de lo inhallable.

Poema 4

Las luces son plurales y dispersas


nada sugieren, nadie hay
que pueda contemplarlas
surgen como la vida
en medio de la herrumbre
como huellas de una cercana
y, al tiempo, misteriosa presencia

las luces ya no nos dicen nada


nada revelan, nada significan
cruzan la sombra peregrinas
de una inacabable caravana

luces que en otro tiempo


nacen tal vez sin darse cuenta
absortas en su fuente deslumbradas

ya nada las detiene


si acaso una mirada
las ondas de una vieja marea
de un tiempo que se acaba

la illaha dicen las palabras


La illaha
dice el discurso de la nada
illa Allah illa Allah
corean las almas alumbradas
carbones deshechos
en ascuas apagadas

la illaha illa Allah


repiten sin cesar
las luces hermanas
La illaha illa Allah

las luces son frecuentes compañeras


y las sombras ya no nos amortajan
cruzan el universo desprevenidas
sin cálculo ni mancha

son las ondas de nuestra compañía


las tapias de la táriqa
los senderos que nuestras almas andan

son como son, inenarrables


y al mismo tiempo nada
misteriosas y vivas
resucitadoras de palabras

colores y sentimientos
agua de luz,
luz líquida que se derrama
que no moja ni quema
que no sobra ni falta

que ilumina los pasos


que desvela rincones
y sostiene recuerdos
y alguna vez nos roza
y nos alcanza

luz que guía


que se hace llama y nos calienta
las hondas entrañas
y nos devuelve a la calma

que borra la oscuridad


de cualquier alma
y enseña la quibla al peregrino
la quibla de su táriqa

Luz sobre Luz


Luz sobre las almas
sobre los pensamientos luz
en las miradas
Luz de luces
Tiempo sin morada
Horizonte final de la criatura
La illaha
palabra última que surge
entre unas estrofas alumbradas

Illa Allah Illa Allah


Más allá del poema
Illa Allah
Más allá de la nada

Poema 5

Ya que han quedado dispersas


las piedras y los años,
y ya que nuestros caminos se cruzaron
pueden al fin brotar entre nosotros
una palabras que nos hagan
recobrar la memoria.

Palabras que quieren decirnos algo


más allá de sí mismas
de sus sonidos y de sus remembranzas
del cántico sereno que aquel día
nos consoló de tantas amarguras
o del grito sombrío
que en aquel momento otro
nos dibujó un abismo.

Tiempo que vino sólo para nosotros


a mostrarnos nada más que belleza
sin argumento ni eco ni destino
con sílabas certeras,
a donarnos el rumor de esas alas
que nos sacan del sueño.

Poema 6

Recojo los restos de mi naufragio


en el corazón
y allí siguen inertes
esperando volver al alba de su puerto primero.

Regreso a mi interior con unos textos


deshechos entre páginas
que muestran el poema:
éste no es mas que una veladura
más o menos sutil, siempre traslúcida.
Unos versos que quieren ver de nuevo
sus palabras en orden de lectura
devolver o recrear sentido
pues esta agua nace en el corazón
y al corazón regresa.

El Renacer

Y ahora,

como un musgo que surge bajo la ceniza,

se oye el verde pregón del nuevo imán;

se ha levantado la veda del recuerdo;

regresa la palabra de otro tiempo

en torpe balbuceo, en río revuelto,

en furia a veces, o en humildad agradecida

para llamar al Dios con Nombre propio

cara al sudeste convergente

donde no habrá final hasta el final.

No murió en esta tierra el tronco viejo;

en rizomas ocultos

durmió la savia su plazo decretado

y hoy abre sus yemas otra vez

al cielo de este sur que nos alumbra.

Del polvo agonizante de los astros

surgen mundos enteros y evoluciones a estrenar;

lo digo aquí, a la sombra del rojo resplandor

de esta estrella yacente y admirable.


Volver a nacer es recordar,

quien olvida se acaba sin haber terminado;

no son estas grandezas aval de paraíso,

escrito está en sus muros

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