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Urbanización de la Ribera del mar

Magdalena Riera Frau

La zona de la ciudad denominada la ribera del mar tenia como límites el antiguo cauce
del torrente de la Riera, el llamado Puig de Sant Pere, la muralla islámica de la ciudad
de Palma, y el mar

A excepción de la muralla islámica, se trata de limites absolutamente topográficos que


se mantuvieron inalterados hasta el momento del desvío del torrente en 1613 y de la
obtención de terrenos ganados al mar a partir de la construcción del muelle de la ciudad,
los cuales se multiplicarán con la construcción del Paseo Sagrera en 1910, del Paseo
Marítimo y de los muelles comerciales y de pescadores.

La muralla de la ciudad islámica se situaba entre la actual Plaza de la Reina y la cima


del Puig de Sant Pere, ubicándose detrás de las casas del lado sur de la calle
Apuntadores, partiendo desde la puerta conocida actualmente con el nombre de Gavella
de la Sal, que discurre al inicio de la calle del Mar desde la Plaza de la Reina.

Esta puerta, recientemente restaurada, ha sido identificada, ya sin ninguna duda, con una
de las puertas de la muralla islámica de la ciudad. Se tiene documentación gráfica de
tres de las puertas de la ciudad, todas ellas iguales, y cuyo diseño, como el de la
totalidad del recinto, debe fecharse a fines del siglo XI. Esta afirmación se basa en la
comparación de las puertas Pintada (Bab al-Kahl), de San Antonio (Bab al-Balad) y la
anteriormente citada de la Gavella de la Sal.

Se trata de puertas de acceso directo, con un rastrillo en su parte central. La estructura


general adquiere le forma de una bóveda de cañón, levantada con bloques de piedra
arenisca de grandes dimensiones y poco grosor dispuestos en los pies de los arcos en
soga y tizón. Además de esta puerta se encuentran restos de esta muralla, probablemente
bases de torres, en alguna de las casas del lado norte de la calle San Pedro.

La decisión de este trazado, que dejaba fuera de la muralla todo el espacio conocido
como «la ribera del mar», se debe sin duda a la necesidad de construir las atarazanas
extramuros del núcleo urbano. Hay que tener en cuenta que los grandes huecos por los
que se accedió a estos edificios desde el mar hubieran sido una fácil vía de acceso hacia
el interior de la ciudad.

Uno de los pocos documentos escritos contemporáneos de la época islámica de


Mayurqa. el "Líber Maiolichinus", narra algunos incidentes bélicos junto a la atarazana
que parecen corroborar la existencia de este espacio libre extramuros.

Las crónicas que describen la conquista feudal de Mallorca en 1229 contienen pocas
referencias a esta zona de la ciudad. Hay tan sólo algunas alusiones a la atarazana y a la
que denominan Puerta de Porto Pi. Ello supone que no existía en el momento de la
conquista feudal ninguno de los muelles del actual puerto de Palma y. por lo tanto, su
construcción es necesariamente posterior.
A partir de 1270 son constantes las referencias al muelle, pero las definitivas son de la
década de los años cuarenta del siglo XIV En 1343 el muelle artificial aparece citado en
la "Crónica de Pedro el Ceremonioso", y ese mismo año se funda una capellanía para la
Torre del muelle.

Durante los siglos XIII y XIV su cuidado correspondía a la Universidad del reino y los
jurados elegían para ello administradores del muelle. A modo de ejemplo, en 1348
eligieron a Bernat Vaquer y Barceló Desbrull, que fueron confirmados por el
gobernador.

Los dos respondían de que las dos mil libras entregadas por los jurados así como
cualquier otra donación o limosna dedicada a la obra del muelle fuera en ella revertida.
Inmediatamente después los jurados y el Consell establecieron unos capítulos sobre los
arbitrios a pagar por entrada o salida de mercancías, por entrada de naves, o el pago
anual para aquellos barcos pequeños que entraban y salían continuamente del puerto.

Así mismo se establecieron diversas cargas sobre las naves capaces para transportar
piedra, obligándolas a realizar viajes de material para la obra del muelle.

Desgraciadamente no se ha hallado hasta el momento ninguna descripción del muelle


del siglo XIV, si bien suele aceptarse que su aspecto no cambió hasta fines del siglo XV

Las primeras referencias a la atarazana surgen al ceder Jaime I esta edificación a la


Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén: «Donem-los, doncs, la casa del
darasssenal, e só-hi ja faites parets, e aquí poran fer bones cases ...». Estas casas,
denominadas a partir de ese momento como «el hospital», serán referencia constante en
la documentación posterior. El papel de la monarquía es especialmente activo en esta
zona de la ciudad al haberse reservado el rey Jaime l todas las plazas de la ciudad y
entre ellas la ribera o plaza del muelle. El año 1273 cedió a los Jurados de la Ciudad y
Reino la plaza anteriormente citada. El documento dice textualmente:

«per nos e per los nostres donam e atorgam a vos, prohomens e Universitat de la Ciutat
de Maiorques e a tots e sengles d'aqueia Universitat e del regne damunt dit de
Maiorques e a tots aquels, qui aquí vendran la ribera o placa del moyl de la mar de la
Ciutat de Maiorques damunt dita, així ço es a saber, que nengun d'aquí avant (...) ne
pusca ne gos fer ne obrar ne construir casa, ne cases, ne obradors, ne nengun altre
edifici en la dita ribera o plaça del moyl».

De tal donación se deduce que ningún particular podía edificar en dicha zona y que
únicamente podía hacerlo la ciudad como corporación. Se trata también de una
importante noticia sobre el muelle, que aparece ya citado a partir de 1270 como límite
de donaciones en la porción real.

El proceso de urbanización de la ribera del mar ha sido analizado por el Dr. P. Cateura
en diversas publicaciones sobre la política patrimonial de la monarquía a lo largo de los
siglos XIII y XIV.

Inmediatamente después de la conquista se inicia un rápido proceso de edificación de


este espacio extramuros. Entre las cesiones de propiedad realizadas en la porción real
destaca el privilegio concedido en Barcelona el 22 de agosto de 1246 a favor de Ferrer
de Granada: por tal privilegio se le cede en establecimiento el solar que se ha
identificado tradicionalmente con el que posteriormente ocupará la Lonja de Palma. El
documento dice textualmente -«illam plateam terre in Maiorici, quae est juxta portale
que itur ad mare, quae incipiat ab angulo barbacane ad exitum porte quae est versus
hospitales, et duret per quindecim brachias, versos mare et versus riberus».

Entre las condiciones de la donación figuran la imposibilidad de construir edificios


adosados a la muralla, debiéndose dejar entre ambos un amplio espacio libre. También
figuran en él las dimensiones del solar, doce por quince brazas. Todos estos datos han
permitido a C. García Delgado determinar una nueva ubicación del solar que nada tiene
que ver con la tradicionalmente aceptada: «Una braza medía unos 34x42 metros
cuadrados. Se trataría por tanto de un recinto, tal vez con una única puerta de acceso, en
el que cabrían diversas edificaciones».

Esta alhóndiga parece quedar totalmente urbanizada hacia 1273, y el documento la


ubica claramente en el extremo de esta zona de ribera. Lo sorprendente es que la parcela
que hoy ocupa el Cuartel de Intendencia (con entrada por la calle del Mar) tiene las
dimensiones exactas del solar indicado en el documento de 1246, y su ubicación actual
coincide asimismo con los límites definidos en la escritura. Muy probablemente el
cuartel (que ya ocupaba este solar en el siglo XVI) se ubica en la parcela que ocupó en
1246 la alhóndiga de Sagranada.

Otro de los documentos del momento relata la cesión por parte de Jaime I de un espacio
donde ubicar un cementerio judío. Para ello se otorga a la aljama judía una alhóndiga
(alfóndec/funduq) construida en época islámica. Según se desprende de la
Documentación se trataría de un establecimiento para cristianos (písanos, genoveses.
etc..) en época islámica, emplazado fuera de la muralla de la ciudad.

Los límites de la donación se establecen en el ángulo de la barbacana junto a la puerta,


cerca del Hospital de San Juan, el mar y el torrente. Como puede observarse, la puerta y
su barbacana son las únicas referencias al recinto murario, manteniéndose fuera de la
ciudad el amplio espacio situado entre el torrente y el mar.

Finalmente, en el año 1259, Aries Ibáñez, baile de la ciudad por el infante Jaime,
estableció a Bernat Safont, Asalt de Galiana y Bernat Saroca «illam platea que est de
illa turre, prope portale Domus Hospitalis Jherosolimitani, ita quod directe possitis
operare et poere fundamenta a cantone dicte prime turris, cum itur ad mare, usque
aliam turris Domus dicte Hospitales, et dicta turre possitis exire versus mare, quosque
sit directe versus cantonem predere turris». Como lindes del solar o plaza aludido se
señalan los muros de la ciudad, la calle que va al mar, situada entre la alhóndiga de
Jaume Sagranada y dicha plaza, la primera torre indicada y la otra torre del Hospital

De lo referido hasta ahora puede deducirse que el proceso de urbanización se redefinió a


partir de la muralla islámica de la ciudad y de la antigua atarazana, identificable con la
porción perteneciente a la Orden Sanjuanista.

Seguramente el primer eje viario claro fue el que unía la antigua puerta de la ciudad con
el nuevo muelle, la conocida actualmente y desde la Edad Media como calle del Mar.
De hecho. en 1325 recibía aún el nombre de «calle nueva», tal como puede leerse en
alguno de los pergaminos de la Parroquia de Santa Cruz.
De todas estas cesiones puede deducirse que el proceso de urbanización fue planificado,
con los límites de los solares claramente establecidos y la obligación de ceder el espacio
necesario para el trazado de las calles.

En la década de los setenta del siglo XIII aparecen las primeras referencias a la
atarazana real, que ocupaba la actual plaza del mismo nombre. Por supuesto no se trata
de la atarazana islámica, que había sido cedida a los sanjuanistas. Este será el nuevo
polo de atracción que actuará como determinante en la definición del trazado viario.

El resultado definitivo es comparable al de otras zonas de la ciudad, edificadas de nueva


planta sobre espacios libres en época islámica, tal como ocurrirá, por ejemplo, en la
zona de La Calatrava. En palabras de C. García Delgado: «La tipología urbana del
actual barrio de la Llotja no deja, por otra parte, lugar a dudas en cuanto al proceso de
transformación que se produjo a partir de 1230: calles rectas (que nada tienen que ver
con la característica morfología de las ciudades musulmanas) y parcelación gótica
catalana en las áreas de vivienda, alternando con parcelas de mayor tamaño que
inevitablemente deben aparecer en un área en la que abundaban tos alfóndecs».

Durante el reinado de Jaime I son multitud las referencias documentales sobre cambios
de propiedad o construcciones en la zona de ta ribera. Según P. Cateura este proceso de
rápida urbanización casi provocó el colapso en la ribera, bloqueando su valor comercial.
Cabe recordar no sólo la presencia de alhóndigas sino también la instalación mayoritaria
de determinados talleres de artesanos, la actividad de los cuales estaba muy relacionada
con el comercio marítimo. como es el caso de remolares y toneleros.

En este contexto se produce la intervención de los Jurados de la Ciudad solicitando al


rey que cesen las construcciones en la zona, e iniciando un proceso de adquisiciones,
como la de unas casas y taller comprados en 1290 situados al borde del mar y que
limitaban con la calle de entrada a la atarazana, el muro de la atarazana y con las casas y
la torre de Pedro de Ribalta. El mismo año adquirían al citado Pedro unas casas en la
ribera que limitaban con la torre de la puerta de la atarazana, con la torre situada |unto a
la «portelleta», con la muralla de atarazana y con el mar.

El reinado de Jame II, especialmente entre 1300 y 1303, viene marcado por el intento de
conseguir una serie de objetivos que serán determinantes en el desarrollo urbano de la
ciudad Aparte de dotar a la monarquía de una sede adecuada, acompañada de otras
residencias secundarias y de áreas de esparcimiento, se plantea proporcionar a la ciudad
una buena coordinación con las áreas extramuros, el traslado de la comunidad judía, el
desvío del cauce de la Riera y, especialmente por lo que nos afecta, la reordenación de
la zona del muelle.

Sancho de Mallorca continúa la política de su predecesor pero sin plantearse proyectos a


tan gran escala De hecho para la zona que nos ocupa su actuación se limita a la
donación por parte de la monarquía de un solar fuera de la puerta de Porto Pi para unirlo
a otros dos que ya había adquirido Jaime II.

Finalmente queda por plantear si la ribera del mar fue cerrada con un recinto fortificado
y en qué momento se produjo este cerramiento Parece indudable la existencia de un
recinto murario al haberse hallado los restos del mismo en el subsuelo del edificio del
Govern de les Illes Balears, conocido por el nombre de Ses Minyones. Este muro está
perfectamente fechado por los estratos arqueológicos con él relacionados y que datan en
torno a 1300. El cierre sería fácilmente relacionable con la política urbanística de Jaime
II. El trazado de este recinto nos parece, de momento, difícil de establecer. En la
documentación aparecen multitud de alusiones a puertas, muros y torres, pero pueden
referirse a diferentes estructuras arquitectónicas: la muralla islámica, la atarazana
islámica, la atarazana real o el muro de cierre reconstruido o construido de nueva planta
a lo largo del siglo XV.

Algunos documentos parecen dejar clara la existencia de un cierre que recibe el nombre
de «palissada de la riera» que llegaba hasta la atarazana Así en el Archivo Diocesano de
Mallorca figura el pago de diez sueldos a Antoni de Dian «per provehir a la darasana la
palisada de la Riera», el año 1348.

Un solo documento, un pleito entre el comendador de la Orden de San Juan y el


venerable Juan de Vivot, iniciado en 1402, recoge datos muy importantes relativos al
proceso de urbanización. En este expediente se conservan documentos fechados a partir
de 1308 que aportan multitud de nuevos datos.

La parte izquierda de la atarazana de la Orden de San Juan fue dividida en seis partes,
que fueron establecidas a distintas personas. Cada una de estas partes constaba de varias
"botigas", de solares y de una parte equivalente del patio central de la atarazana, que se
encontraba junto a la antigua muralla islámica. Además de los censos correspondientes
se les autoriza a abrir, como de hecho hacen, una calle que una sus establecimientos con
la atarazana real, calle que debía tener dieciséis canas de Montpeller de ancho. No
podían abrir más calles, pero sí callejones sin salida (andronas) a los que podrían abrir
una puerta los edificios remanentes para la Orden del Hospital.

El proceso intenso de cambios urbanos se refleja, por ejemplo, al mencionar un solar


que limita con tres calles nuevas. De hecho, todas las referencias son siempre a calles
nuevas. De todas ellas, aparte de la anteriormente descrita, únicamente se define la que
separa el muro antiguo de la atarazana real.

Se mantienen como preexistencias el muro antiguo de la ciudad, los muros y torres de la


atarazana islámica, la atarazana islámica y la iglesia, pórtico y refectorio de los
sanjuanistas. Se cita también el muro que va hacia el mar (muro versos mare), sobre el
cual no se puede, de momento, determinar si se trata de uno de los muros de la
atarazana islámica o de la anteriormente mencionada palissada de la riera.

El expediente continúa con un conjunto de documentos fechados entre 1310 y 1376 en


los que se refleja el proceso de construcción de nuevas plantas sobre ese conjunto de
botigas establecidas por los sanjuanistas. A modo de ejemplo, Bernardo Garriga en
1313, estableció los dos pisos construidos sobre su botiga, los cuales contenían cuatro
viviendas, a las que se accedía por un pórtico o patio (un "porticus cum patio sive
vestíbulo"). El acceso se encontraba en una androna o calle sin salida.

En otro caso, se habían construido tres habitaciones en torno a un patio y una cocina
sobre la botiga, o, finalmente, se encuentra una casa construida totalmente sobre la
botiga, en una sola planta, y que cuenta con patio, cámara y cocina con terraza sobre
ésta. En todos los casos las plantas piso cuentan con letrinas.
Hacia el año 1400 el muelle y las atarazanas se encuentran en plena actividad, la ribera
del mar urbanizada y todo parece estar preparado para la construcción de los edificios
que se colocarían entre la calle de la atarazana (actual calle Marina) y el mar.

La noche del catorce de octubre de 1403 se produjo una gran inundación que afectó a la
parte baja de la ciudad de Palma. Quedaron arrasados todos aquellos edificios situados a
ambos lados del torrente de la Riera, entre ellos «tots aquells alberchs quí eran al
carrer de la mar fins al Moll, affrontats ab la Riera, e los altres o la major part de
aquells que eran a l'altre part», murieron cinco mil personas y «d'aquest tan gran
desastre e mal son stats molts mercaders, axi estranys com pnvats, molt dampnificats
axi en personas com en bens, de que la terra roman molt desconsolada, e james
deslada. axi per mort de las personas, com de la perdua deis bens».

A partir de ese momento tuvo que iniciarse un proceso de reconstrucción que duró gran
parte del siglo XV. Este proceso coincidió con la creación del Colego de la Mercadería
y la construcción de los edificios con él relacionados, el porche del trigo, la capilla, casa
y archivo y la Lonja de Mercaderes.

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