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La comunidad educativa colombiana sufre el mayor índice de

violencia política.
Publicado por: Agencia Latinoamericana de Información
29 de Septiembre de 2009.

La IE publica hoy un estudio que revela la terrible magnitud de las violaciones de los derechos humanos de
docentes sindicalistas en Colombia.

La IE, Federación Sindical Internacional que representa a 30 millones de educadores y educadoras de todo el
mundo, lleva tiempo manifestando su inquietud por el alcance de la violencia política a la que se enfrentan sus
miembros en Colombia. Un informe exhaustivo, elaborado para la IE por Mario Novelli, profesor en la
Universidad de Amsterdam, es hoy objeto de presentación en un seminario organizado por la UNESCO en
París.

El estudio, titulado Guerra en las aulas: Violencia política contra los sindicatos de la educación en Colombia,
expone y analiza toda una serie de violaciones de derechos que abarca asesinatos, desapariciones, torturas,
amenazas de muerte, desplazamientos forzados y detenciones arbitrarias.

Según datos de la Escuela Nacional Sindical, entre 1999 y 2005 hubo 1.174 sindicalistas asesinados en el
mundo, de los cuales 816 eran colombianos.

Lo que menos se sabe es que más de la mitad de las víctimas (416) trabajaban en el sector de la educación, de
acuerdo con el informe de Novelli. La gran mayoría de estos asesinatos se atribuye a organizaciones
paramilitares derechistas vinculadas al Estado de Colombia. Prácticamente la totalidad de los crímenes
permanece impune.

"El argumento principal de este informe es que la violación de los derechos políticos y civiles de los docentes
en Colombia, por parte del Estado y de las organizaciones paramilitares que patrocina, se lleva a cabo
precisamente con la intención de silenciar a las organizaciones y personas que defienden los derechos
económicos, sociales y culturales de sus propios miembros y de toda la comunidad colombiana", expresó
Novelli.

"En este sentido, la violencia política contra el personal de educación no puede, y no debe, entenderse por
separado de la lucha social en general de los sindicatos y movimientos sociales colombianos contra la
desigualdad, el autoritarismo y la violencia policial endémica que mantienen un modelo de desarrollo
excluyente, favoreciendo a una pequeña minoría de ricos a costa de la amplia mayoría de la población."

Novelli y la IE instan a la comunidad internacional y el movimiento sindical mundial a tomar medidas


solidarias con los docentes y sindicalistas de Colombia; a presionar a los gobiernos de todo el mundo para que
aumenten las sanciones contra el gobierno colombiano y que éste se responsabilice de sus crímenes, detenga su
apoyo financiero al ejército y, aún más importante, dé prioridad a la mejora de la situación de los derechos
humanos en Colombia, por encima de los intereses de las multinacionales extranjeras que buscan invertir en el
país.

Bruselas, 29 de septiembre de 2009 –

Educación en Colombia, entre la ilusión y la incertidumbre.


Publicado por: Le Monde Diplomatique- Libardo Sarmiento Anzola
Noviembre de 2009.

La educación es la ‘industria’ más grande y uno de los mayores consumidores de los


ingresos públicos. En Colombia, hacen parte directa del sistema educativo –
estudiantes y educadores– 12.992.259 personas, el 29,2 por ciento del total
poblacional. En 1980, el gasto en educación representaba 2,8 por ciento del PIB, en
1995 aumentó a 3,3 y en 2009 se acerca a ocho en el porcentaje. Situación que
contrasta con un sistema económico que no genera empleo decente en los volúmenes
requeridos; en el mes de julio de 2009, la tasa de desempleo, a nivel nacional, fue
12,6% y el subempleo 41,1%. Además, el monto del salario recibido por el grueso de
los profesionales colombianos pierde poder adquisitivo y la informalidad afecta a 58%
de los trabajadores. Desarrollo y bienestar social son más que crecimiento económico
y sólo educación no es suficiente.

La relación educación-mercados de trabajo tiene que ver con las estructuras políticas, sociales,
económicas y culturales, y con el modelo hegemónico de desarrollo. Pero, también, la reforma
educativa, que se introduce desde adentro o desde afuera del sistema, tiene un gran potencial
para inducir una correspondiente reforma social, económica y política, influyendo así el sentido y
la dirección del proyecto de sociedad en construcción.

La estructura desigual, elitista y excluyente de la sociedad colombiana se refleja en el sistema


educativo. Las clases altas y medias prefieren la educación privada por desconfianza en la
pública y por el temor a que sus hijos se ‘contaminen’ de pueblo. Uno de cada cinco estudiantes
hace parte de la educación privada. Ante los desproporcionados costos de la educación privada
en Colombia, este rubro absorbe la tercera parte del presupuesto familiar de la clase media. No
obstante, ricos y pobres apuestan a la educación como la principal herencia que pueden dejarles
a sus hijos, sin importar que la evidencia empírica muestre que la educación por sí sola no sirve
de modo directo al progreso personal ni es el medio más eficaz, en Colombia, para el ascenso
social.

Un desenfoque. La mayoría de los gobiernos cree que la rápida expansión cuantitativa de las oportunidades de
educación constituye la clave esencial del desarrollo nacional. Mientras mayor sea la cantidad de educación,
más rápido será el desarrollo esperado. A veces las ilusiones son desbordadas. La ministra de Educación,
Cecilia María Vélez, afirma: “El sentido más profundo de la revolución educativa es que la mayoría de los
colombianos sea consciente de que la salida existe y que es a través de la educación […] Que toda la
comunicación esté orientada a que la gente entienda que la apuesta por el desarrollo, por la paz y por la
felicidad, está estrecha e inevitablemente ligada a lo que podamos hacer en educación”. Al respecto, cabe decir
que toda psicoterapia aconseja que en esta vida es sano tender pero no pretender. La relación entre educación,
trabajo y desarrollo es más compleja y conflictiva de lo que piensa la Ministra. De nada sirve discutir la
relación entre educación y desarrollo, ni hacer planeación indicativa, sin conectar explícitamente la estructura
del sistema educativo al modelo económico, político, social y cultural hegemónico en Colombia. La realidad es
tozuda como veremos en seguida.

Resulta paradójico, entonces, que el trabajo se precarice en tal forma que el 58 por ciento esté en una
informalidad de tipo estructural y un 12,6 en desempleo abierto, con el resultado, a julio de 2009, de la
escandalosa cifra de 13.347.740 personas en condiciones de desprotección y violación de sus derechos laborales
y humanos: dos de cada tres trabajadores padecen de ‘neoesclavismo’ o exclusión. Los ‘estudiados’ copan cada
vez más las filas de informales, desempleados y migrantes, haciendo más doloroso el drama personal y lenta la
recuperación de la inversión, social y familiar.

Es común afirmar que un país que no pueda desarrollar las habilidades y los conocimientos de sus habitantes, y
utilizarlos con eficacia en la economía nacional, no desarrollará ninguna otra cosa. “Si se desarrollan los
talentos individuales para la innovación y los colectivos para la competitividad, el país podrá crecer, progresar y
ser líder”, dice la Ministra. Generalmente, se considera que el principal mecanismo institucional para el
desarrollo de las habilidades y los conocimientos humanos es el sistema formal de educación.

Las principales causas (67,5%) que explican la dificultad de los recién graduados para conseguir empleo son la
falta de experiencia y la ausencia de puestos de trabajo donde viven (Gráfico 7). Hay una enorme deformidad al
comparar la distribución de la ocupación de los recién graduados y la composición de la estructura económica
del país: dos de cada tres graduados en educación superior se emplean en servicios comunales, sociales o
personales (Gráfico 8). Finalmente, el observatorio de mercado laboral del Ministerio de Educación Nacional
mostró una reducción en el monto del salario recibido por el grueso de los profesionales colombianos en el
último año. En consecuencia, quienes tienen un trabajo ven cómo el mercado ajusta hacia la baja sus
ingresos. Además, con igual nivel educativo, las mujeres ganan menos que los hombres.

Empleo-educación-desempleo. En este contexto, cada empeoramiento de la situación del empleo genera una
espiral sin fin de aumento de la demanda y la oferta de educación formal en todos los niveles. Al principio, los
no educados aumentan las filas de los desempleados. Sin embargo, con el tiempo se observa una tendencia
inexorable al incremento del nivel educativo medio de los desempleados (desempleo ilustrado), porque la oferta
de graduados de la educación superior excede la demanda de mano de obra en el sector ‘moderno’. Tras
períodos variables de desempleo en los cuales se reducen las aspiraciones, los mejor preparados deben
conformarse con empleos que requieren niveles de educación menores o en el sector informal, o montar su
propia microempresa o comprarse un taxi. El diploma, el grado, la institución y el país donde se obtuvo se
convierten así en requerimientos del empleo, en vez de la educación, la capacitación y el entrenamiento que
supuestamente representan. Además, la oportunidad en conseguir empleo tiene que ver también con la clase
social a la que se pertenece, las palancas con que se cuenta y el capital social acumulado (relaciones y
experiencia) por el egresado. Es tal la situación a que se llega de requerimientos, reales o ficticios, de títulos,
que en el lenguaje popular se afirma de quien los ostenta “tiene más cartones que un tugurio” o “más grados
que un termómetro”.

Esta lógica delata asimismo la misma concepción individualista del acaecer social. El desarrollo es más que el
progreso económico y no es consecuencia única de la educación. De hecho, es un proceso multidimensional que
implica cambios estructurales de carácter societal. En consecuencia, la relación educación-mercados de trabajo
tiene que ver con las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales, y con el modelo hegemónico de
desarrollo.

Desde la cumbre mundial sobre desarrollo, realizada en Copenhague en 1995, la humanidad entiende que el
desarrollo es sistémico, interdependiente y multidimensional. Así quedó definido en esa histórica reunión: “El
desarrollo es inseparable del entorno cultural, ecológico, económico, político y espiritual en que tiene lugar. No
puede perseguirse como iniciativa sectorial. El desarrollo social está también claramente vinculado con el logro
de la paz, la libertad, la estabilidad y la seguridad en las escalas nacional e internacional. Para promover el
desarrollo social, es preciso orientar los valores, los objetivos y las prioridades hacia el bienestar de todas las
personas, y el fortalecimiento y promoción de las instituciones y las políticas que persiguen este objetivo. La
dignidad humana, todos los derechos humanos y libertades fundamentales, la igualdad, la equidad y la justicia
social son los valores fundamentales de todas las sociedades”.
Miembros de 'barras bravas' y estudiantes de colegio, amenazados por
panfletos en Ciudad Bolívar
EL TIEMPO
Los habitantes de Ciudad Bolívar no quieren que se repitan escenas de asesinatos masivos en la localidad. Incluso, los
supuestos grupos de limpieza se comunicaron con varios colegios de la localidad para pedirles que saquen de los
planteles a varios alumnos que están en las listas. Por eso, el próximo miércoles habrá una reunión, a las 8 a.m., con los
rectores de los casi 100 colegios de la localidad, para analizar las amenazas.
Y es que cada noche, antes de las 10 p.m en los barrios Bogotá, Casa de Teja, Sotavento, Vista Hermosa y El Paraíso
suena una sirena y por altavoz le piden a la gente que entre a sus casas, que se vaya a 'descansar'. El objetivo es que no
haya muertos pues en casi toda la localidad de Ciudad Bolívar y también en distintos sectores de siete localidades más
siguen circulando las amenazas de unas supuestas autodefensas que avisan que harán una limpieza social.
Dicha limpieza incluye también, según los panfletos, a drogadictos, vendedores de droga, prostitutas y ladrones.
"Estamos sitiados", dice un habitante de Ciudad Bolívar, que pidió mantener su nombre en reserva. "En tres días, en más
de 100 barrios fueron repartidos comunicados. Eso no lo hace un grupo de ladrones que busca generar pánico. Eso lo
hace un grupo organizado y con muchos recursos", agrega.
Adicionalmente, se sabe que en una reciente reunión de personas de distintos barrios hubo un consenso sobre lo que
ocurre cada noche en algunos sectores: aparecen vehículos blindados y motos de alto cilindraje. Los conductores toman
fotos y disparan. En Casa de Teja, hace unos diez días, en un parque donde se reúnen jóvenes a consumir droga, el saldo
fue de tres muertos. "Las calles de los barrios periféricos de Ciudad Bolívar quedan vaciadas a las 10 p.m.", agregó la
fuente. Pero, según comenta, las noches no son tranquilas. Entre las 10 p.m. y las 5 a.m. -horas decretadas en los
panfletos para que no haya nadie en la calle-, se oyen disparos.

Habla la Policía

El general Rodolfo Palomino, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, manifestó que hubo dos capturados (en
distintos sectores de la ciudad) y dos investigaciones en curso en torno a este tema, "para llegar a la fuente de estos
hechos".
Agregó que dos jóvenes que aparecieron muertos en Usme y que, supuestamente, hacían parte de una de las listas
distribuidas en el sector, murieron, hasta donde van las investigaciones, por hechos relacionados con una riña.
Lo cierto es que en las zonas más alejadas de Ciudad Bolívar el miedo sigue y para los habitantes de los barrios salir a la
calle se ha vuelto un problema.
"Muchas personas que estudian en la noche han tenido que cambiar de residencia, en semana porque no alcanzan a llegar
a sus casas antes de las 10 p.m.", dijo la fuente. "Los habitantes de estos barrios se sienten en un toque de queda
obligatorio, impuesto por unas personas que nadie conoce, pero que ahí están".

Panfletos de puerta en puerta

El viernes pasado, en un conjunto residencial de la localidad de Bosa, con más de 200 apartamentos, sus habitantes se
despertaron con una hoja que había sido lanzada por debajo de la puerta de ingreso. No era una cuota extra de
administración sino un panfleto de amenaza de supuestos grupos de autodefensas anunciado limpieza social e 'invitando'
a todo el mundo a estar en su casa por tarde a las 10 p.m. En la localidad de San Cristóbal circula un listado con 24
nombres, la mitad de ellos de mujeres. Es un listado de personas que hacen parte de distintas barras bravas.
En Suba han aparecido amenazas similares en los barrios Tuna Alta, Casa Blanca, Aures II, Lisboa, San Pedro y Santa
Rita, entre otros, y en las últimas semanas aparecieron asesinados cinco jóvenes de esa localidad. Del mismo modo, se ha
denunciado que en la carrera 7a. entre calles 22 y 26 se han hecho requisas selectivas a jóvenes. También han aparecido
amenazas en Kennedy, Usme y Rafael Uribe.
El hambre acosa al 13 por ciento de los niños colombianos
por Semana Monday, Apr. 09, 2007 at 8:38 PM

Los menores de edad en el país tienen hambre. Y no se trata sólo del drama de los pequeños del
departamento de Chocó que tocó las fibras más sensibles de la sociedad. Dos millones de indefensos
ciudadanos sufren por la ausencia de alimentos en Colombia. Quién no recuerda aquella sentencia maternal
ante un plato de sopa o de comida a medio probar: “coma mijito, que hay muchos niños muriéndose de
hambre”. Esta no es solo una de esas frases de las mamás para convencer a un hijo remilgado, es el riesgo
que corren todos los días tres niños entre 1 y 5 años en Colombia. Una pequeña parte de este drama
removió a muchos del letargo la semana pasada, cuando llegaron desde Chocó las voces de auxilio ante la
muerte de 49 niños, en lo que va de 2007, por la escasa alimentación.

Pero lo cierto es que esto ocurre más allá de las húmedas selvas del departamento más pobre del país. En
todos los rincones de Colombia dos millones de menores pasan hambre. De hecho, la Encuesta nacional de
la situación nutricional en Colombia 2005, señala que la región con más alto índice de desnutrición es la
Atlántica, seguida por Bogotá.

La única explicación posible para que en dos de las regiones con los más altos índices de desarrollo del
país, se presenten además los más altos niveles de desnutrición, es que el drama del hambre se une al de la
pobreza y la inequidad. Magda Ruiz, experta en desnutrición de la Universidad Externado, señala que “el
problema no es de poca oferta de alimentos, sino de falta de plata para conseguirlos”.

Si hay niños desnutridos, quiere decir que el resto de miembros de sus familias también pasan hambre. Un
estudio de la Universidad de los Andes, que relaciona la situación económica y la desnutrición señala que
el estado nutricional de los niños menores de 5 años es un indicador representativo del estado de salud de la
población en general.

La Ensin también muestra resultados en este tema, según los datos recogidos, el 40,8 por ciento de los
hogares colombianos está en estado de inseguridad por falta de alimentos. El dato se establece a través de
preguntas a las familias como si en el último mes faltó el dinero para comprar comida o si alguien en la
casa dejó de comer por falta de alimentos.

Pero el mito de que en las familias pobres los que mejor comen son los grandes no es real. Catalina Borda,
directora técnica de la Ensin, cuenta que “en los hogares donde se padece hambre, a los primeros a los que
se da comida es a los niños. Las mamás y los papás no comen porque lo poco que hay va para los niños”.
El problema según ella está en los casos de pobreza extrema, cuando no hay nada de nada para comer, “se
derivan situaciones muy complejas, mandan a los niños temprano a dormir, antes de que pidan comida o
los hacen dormir hasta muy tarde”.

Todo esto sin contar con los miles de niños que llegan al colegio sin comer, “el chiquito está concentrado
en el hambre que está sintiendo, y a sí es imposible que se concentre en la clase. Con hambre nadie
aprende”, cuenta la hermana Maria Lucía, una religiosa que maneja un jardín infantil en Altos de Cazuca,
en donde la mayoría de sus habitantes son desplazados y viven por debajo del umbral de la pobreza.

De ahí la importancia de los programas de nutrición escolar. Aunque las campañas de alimentación en los
colegios públicos se relaciona más con los indicadores de educación porque garantiza mejor rendimiento,
disminución del ausentismo y la deserción escolar, lo cierto es que muchas veces aquella comida caliente
que reciben en la escuela será tal vez la única del día. El Conpes 2007 designó apenas el 0.5 por ciento
-unos 80.000 millones- de los 17,5 billones de pesos de las participaciones para los programas de
alimentación escolar en el país. Los problemas relacionados con el hambre son infinitos. Uno de los más
graves es la anemia, el 33,2 por ciento de los niños menores de 5 años sufren de este mal y la cifra aumenta
con la edad, 37 de cada 100 entre los 5 y 12 años tiene esta enfermedad. Ante el avance de las cifras, que
no ceden al entrar a la adultez, la anemia es considerada un problema de salud pública.

Pero esta no es la única enfermedad que se desata por una pobre alimentación. Diariamente llegan a los
hospitales colombianos decenas de niños al borde de la muerte, unos por física hambre y otros con
enfermedades como diarrea aguda -causada por la mezcla mortal de mala alimentación y falta acceso al
agua potable-, o por una gripa convertida en neumonía por falta de defensas en su organismo.

El 13 por ciento de los niños colombianos tienen una estatura menor a la indicada para su edad -que se
conoce como retraso en el crecimiento-. Y aunque los expertos aclaran que estos niños no se ven
‘desnutridos’, pues no son delgados ni tienen un aspecto enfermo, su salud sí puede estar muy afectada
porque carecen de los nutrientes necesarios para su desarrollo normal.

Pero del hambre a la muerte no hay mucho. En Colombia, el 1,8 por ciento de los niños en Colombia
sufren de desnutrición severa y ellos son los que podrían morir de hambre o alguna enfermedad, que en un
niño sano sería de rápida solución, pero que ante la falta de defensas se vuelve mortal. Los más afectados
son los menores de 3 años, “una de cada cinco defunciones en niños colombianos de 1 a 4 años, está
asociada con la desnutrición -y que- en los menores de 1 año la proporción es de uno de cada 10”.

La falta de condiciones de vida dignas coinciden con uno de los hallazgos más impresionantes del estudio.
Las regiones en las que se asientan los grupos indígenas hay altísimos índices de mortalidad. Por eso la
Chorrera en el Amazonas tiene el récord con 7.407 muertes por cada cien mil nacidos vivos. A este
municipio lo siguen las zonas del Atrato y el Baudó en Chocó, que presenta una probabilidad de 5.000
muertes.

En esta zona habitan grupos embera, a horas del puesto salud más cercano y en donde se desató la crisis de
la semana pasada. En la prevalencia de muerte en los niños de los resguardos indígenas el abandono estatal
desempeña un papel importante pues “no les permite a los padres y a los niños acceder a los mínimos
servicios de salud y protección en el momento oportuno”, comenta Magda. Además, las diferencias
culturales juegan su papel. Los indígenas wayuu, por ejemplo, han visto reducida su ingesta de proteínas
por la prohibición de las autoridades en la cría de iguanas, que ancestralmente ha sido una de sus fuentes de
alimentación.

Este es el panorama que se vive en un país, que paradójicamente tiene una gran variedad de pisos térmicos,
que podrían dar una gran oferta de alimentos, suficientes para todos. Con ciudades en las que en un
extremo de la ciudad, una mamá le ruega a su niñito que se tome la sopa, mientras en el otro extremo, otra
madre le ruega al cielo que la sopa alcance para todos.
Una Encuesta Revela Altos Niveles De Homofobia En Algunos Colegios
Seis de cada diez estudiantes de colegios distritales de Bogotá se burlan de sus compañeros con tendencias
homosexuales y tres llegan a insultarlos. Así lo acaba de revelar la encuesta ‘Homofobia y convivencia en el
ámbito escolar’, realizada por Promover Ciudadanía. Esta ONG, con el apoyo de la Universidad Pedagógica
Nacional, entrevistó recientemente a 432 estudiantes (226 mujeres y 206 hombres) de siete instituciones
educativas, en las localidades de Suba, Usme, Ciudad Bolívar y Bosa.
Los jóvenes pertenecen a los grados octavo, noveno, décimo y once grado de bachillerato, y sus edades oscilan
entre los 11 y 19 años de edad. El antropólogo Erik Cantor, director de Promover Ciudadanía, explica que la
encuesta deja ver “preocupantes” prejuicios y tendencias agresivas en las escuelas hacia los homosexuales y las
lesbianas.
Jóvenes, llenos de estereotipos Al indagar sobre lo que les produce un homosexual, el 37,9 de los jóvenes
entrevistados señaló que “miedo” y un 17,6 dijo que “asco”. Con las mismas palabras se refirieron a las
lesbianas. La encuesta muestra los estereotipos de los estudiantes hacia los homosexuales. En su orden, los
califican de “afeminados”, “débiles de carácter”, “pervertidos”, “acosadores y “violadores”.
A las lesbianas, por su parte, las tildan de “raras”, “marimachas”, “insatisfechas sexuales”, “excitantes” y
“bruscas”. A la pregunta de qué deberían hacer abiertamente los estudiantes homosexuales o lesbianas, los
muchachos consultados señalaron, en primer lugar, que debían ocultar su identidad, y en segundo, que debían
irse del colegio.
Sin embargo, a la hora de hablar de las cosas positivas, los jóvenes los calificaron en general como “buenos
amigos” e “inteligentes”. De los 432 encuestados, 166 manifestaron tener relaciones de amistad con población
LGBT.
Sobre las creencias biológicas de la homosexualidad, cinco de cada diez respondieron que todo obedece a
“problemas hormonales” y el 35 por ciento atribuyó la condición a “problemas genéticos”.
De hecho, un estudiante de Bosa dijo: “Por lo que yo tengo entendido (el homosexual) nace con más hormonas
de la mamá que del papá…”.
Otro joven de Suba apuntó: “Es porque los violan o simplemente porque en su juventud les gustó gente del
mismo sexo... o porque han tenido muchas desilusiones”.
El antropólogo Cantor sostiene que “la homofobia en la escuela no es absoluta y también existe reconocimiento
social hacia estos jóvenes, a pesar de que no hay procesos de educación que incluyan la diversidad sexual”.
El 13,4 por ciento de los entrevistados calificó de “pecado” la homosexualidad, aunque siete de cada diez
atribuyeron esa tema a una decisión que toma cada persona.
yeslan@eltiempo.com.co.
LANZAN FISCALÍA CIUDADANA.
La ONG Promover Ciudadanía impulsa creación de una Fiscalía Ciudadana para recibir las denuncias de la
población LGBT, que sufra violencia o que sea víctima de la vulneración de sus derechos.
“La idea es promover la protección a través de acciones legales y del uso de mecanismos de protección de los
mismos”, señala Erik Cantor, director de esta ONG, conformada por profesionales de ciencias humanas,
sociales y artes de las universidades Nacional, Pedagógica y los Andes.
Inicialmente, las denuncias pueden ser enviadas al correo electrónico promoverciudadania@yahoo. es “Para el
trámite de este tipo de quejas, ya estamos estableciendo convenios con los consultorios jurídicos de algunas
universidades privadas”, señaló Cantor.
Esta ONG reveló el año pasado una encuesta, donde uno de cada cinco homosexuales afirmó haber sido
víctima de violencia física en Bogotá.

Publicación eltiempo.com
Sección Bogotá
Fecha de publicación 26 de marzo de 2007
Autor Yesid Lancheros

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