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Arquidiócesis de Mérida

Santa Iglesia Parroquial de “San Rafael” de Mucuchíes

Ritual de la
Celebración de la Palabra
con motivo del
Conferimiento de los Ministerios de Lectorado y Acolitado,
Imposición de vestiduras e insignias al grupo de monaguillos,
y Bendición de los vitrales del Templo,

San Rafael de Mucuchíes, 28 diciembre 2010


Mérida, Estado Mérida
RITOS INICIALES
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, bienvenidos sean todos a la casa del Señor, en la fiesta de los
Santos Inocentes. Hoy nuestra parroquia se llena de júbilo con la presencia de
Mons. Pietro Parolin, Nuncio Apostólico de Su Santidad en Venezuela; junto
a él, participaremos de esta celebración como comunidad misionera que
bendice el nombre de su Señor hasta que Él vuelva.
Nos hemos reunidos hoy para alabar y bendecir a Jesucristo que es nuestro
Sumo y Eterno Sacerdote, el cual en todo tiempo y lugar llama a los hombre
para que participen de su banquete celestial en la mesa de la Eucaristía y del
sacerdocio a favor de la comunidad. Nos llena de alegría que estos niños,
servidores del altar, que han perseverado en el servicio del Señor, hoy tomen
sus sotanas de la mano de sus padres; y con la recepción de los ministerios
del Lectorado y Acolitado de nuestros hermanos seminaristas que se acercan
cada vez más al Sagrado Orden ministerial para nuestros pueblos, conociendo
a Jesucristo, tengan Vida y Vida en Abundancia. Pedimos a Dios que cada
día se vayan configurando a Jesucristo y aumente su vocación al servicio a la
caridad.
Unimos también nuestra alegría para bendecir estos vitrales que son el
comienzo de un proyecto de embellecimiento de nuestro templo, implorando
al Señor para que nos dé la perseverancia y poder llegar a ver consolidado
este sueño.
Sean todos bienvenidos a esta Celebración de la Palabra.

SALUDO
El Sr. Nuncio apostólico dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El pueblo se santigua y responde:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico:
La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se ha manifestado en Cristo, nacido para
nuestra salvación, estén con ustedes.
El pueblo responde:
Y con Tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El Sr. Nuncio apostólico invita a los fieles al arrepentimiento:
Hijo de Dios, que nacido de María te hiciste nuestro hermano
El pueblo responde cantando:
Señor, ten piedad
Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad
El pueblo responde cantando:
Cristo, ten piedad
Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola familia
El pueblo responde cantando:
Señor, ten piedad
El Sr. Nuncio apostólico concluye con la absolución:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve
a la vida eterna.
El pueblo responde:
Amén.

ORACIÓN COLECTA

D ios nuestro, que concediste a los santos Inocentes dar testimonio de Cristo, no
de palabra, sino con su sangre, ayúdanos a poner de manifiesto nuestra fe, no
solo con nuestros labios, sino, más bien, con nuestra conducta diaria. Por
nuestro Señor Jesucristo.
El pueblo responde:
Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN DE LA PRIMERA LECTURA
En este pasaje joánico se ratifica a los que creemos en Cristo, que debemos andar en la
luz de la verdad; buscando siempre ser gratos a Dios reconociendo que somos
pecadores. Así pues, podremos sentir la esperanza certera que el auxilio divino, de ser
perdonados, nos viene por su sangre que nos purifica. Escuchemos con atención esta
enseñanza de fe.

Primera Lectura (1Jn 1, 5-10; 2, 1-2)


"La sangre de Cristo nos purifica de todo pecado".
Lectura de la primera carta del Apóstol san Juan
Queridos hermanos: Este es el mensaje que le hemos oído a Jesucristo y les anunciamos:
Dios es luz y no hay en él oscuridad alguna. Si decimos que estamos en comunión con
él, y andamos en oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si caminamos en
la luz como él, que está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su
Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
habita en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es justo y fiel,
perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso, y su palabra no
habita en nosotros.
Hijos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos
ante el Padre un abogado, Jesucristo, el Justo. El se ha entregado como víctima por
nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL:
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado a nuestro favor
cuando nos atacaron los hombres,
nos habrían devorado vivos
en el volcán de su ira.
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Nos habrían tragado las aguas,
un torrente habría pasado sobre nosotros;
habrían pasado sobre nosotros
las aguas turbulentas.
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
La red se rompió
y pudimos escapar.
Nuestro auxilio es el Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

MONICIÓN DEL EVANGELIO


El Evangelio de Mateo nos relata la huida de la Sagrada Familia a Egipto, para proteger
al Niño Jesús de las acciones despiadadas de Herodes. Esta buena nueva sirva para
confortar nuestra fe, que debe ser siempre comprometida y firme aun cuando las
dificultades del camino se hagan presentes, pues el poder Dios nos brinda siempre el
auxilio necesario.
Los invito a colocarse de pie de a entonar a viva voz el canto interleccional.

EVANGELIO (MT 2, 13-18)


Proclamación del santo Evangelio según san Mateo
Después que los Magos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le
dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te
avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó de noche, tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, donde
permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor
por el profeta: de Egipto llamé a mi hijo.
Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se enfureció tanto que mandó matar
a todos los niños de Belén y de todos sus alrededores que tuvieran menos de dos años,
conforme a la información que había recibido de los Magos. Así se cumplió lo
anunciado por el profeta Jeremías:
Se ha escuchado en Ramá un clamor, un gran llanto y lamento: es Raquel que llora por
sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.
Palabra del Señor:
Gloria a ti, Señor, Jesús.

PRESENTACIÓN DE CANDIDATOS
Antes de la Homilía se llama a los monaguillos

MONICIÓN
Comienza el rito de imposición y Colación de Ministerios. Según una antigua tradición
los Candidatos son presentados al Obispo Diocesano para recibir del Señor, por medio
del Obispo, el llamado a Configurarse cada vez más y a ponerse al servicio de la
Comunidad al estilo de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Luego el Párroco dice:
Acérquense los monaguillos que van a recibir su sotana en el día de hoy:
En la medida que el monitor dice el nombre, cada niño se acerca al Sr. Nuncio apostólico,
acompañado de sus padres quienes llevan en sus manos la sotana y el roquete. Luego se invita a los
demás monaguillos para que junto con los nuevos, renueven su compromiso de servir al Señor
Cuando están todos los aspirantes en fila, frente al Sr. Nuncio apostólico, a una voz dicen:
Presente
El Padre Rector del Seminario dice:
Acérquense los que serán instituidos como Lectores:
Seminarista Gregory Emiro Lobo Maldonado, de la Arquidiócesis de Mérida, estudia en
el Seminario Arquidiocesano “Santa Rosa de Lima” de Caracas.
Seminarista Jeany , de la Arquidiócesis de Mérida, estudia en el Seminario
Arquidiocesano “San Buenaventuda” de Mérida.

Sr. Ricardo Moreno, ministro extraordinario de la Parroquia San Rafael de Mucuchies.

Acérquese el que será instituido como Acólito:

Seminarista Juan Cancio Márquez Pabón, de la Arquidiócesis de Mérida, estudia en el


Seminario Arquidiocesano “San Buenaventuda” de Mérida.

Los van llamado uno por uno, y responden con la siguiente fórmula, cuando estén al frente dicen:
Presente

HOMILIA
Luego el Sr. Nuncio apostólico dirige unas breves palabras a la comunidad

RITO DE IMPOSICIÓN DE SOTANAS Y CRUCIFIJOS


A LOS MONAGUILLOS
El niño Oswaldo Rivas, se dirige al Sr. Nuncio Apostólico diciendo.
Mons. Reciba nuestro caluroso saludo lleno del amor de Dios y de la alegría que nos da
el compartir con Usted este momento tan importante para nosotros que con cariño
servimos en el altar del Señor, en el banquete eucarístico, por eso unido a mi grupo de
compañeros, venimos a que nos sea impuesta la sotana, con el fin de servir dignamente
al altar del Señor.
El seminarista Juan Cancio, dice:
Monseñor en mi labor parroquial en esta comunidad me consta que durante varios
encuentros estos niños han recibido la adecuada preparación y que son aptos para servir
al altar como monaguillos, los cuales son un testimonio de perseverancia en el servicio
por las cosas de Dios.
El Sr. Nuncio apostólico, dirigiéndose a los padres de los niños, dice:
Papás y Mamás: ¿Ustedes están de acuerdo con la decisión de sus hijos y se
comprometen a apoyarlos?
Los Padres de Familia, a una voz dicen:
Sí, Padre.
El Sr. Nuncio apostólico, dice:
Queridos niños: Desde el día de su bautismo son hijos de Dios y forman parte de la
Iglesia Católica, cada día de su vida que transcurre en la fidelidad al Señor es
una ofrenda agradable a sus ojos.
Ahora, animados por sus padres y esta comunidad católica quieren servir al Señor con
una dedicación mayor, ayudando al sacerdote en el altar. La Iglesia los acoge para este
propósito y ruega a Dios por ustedes.
Se invita a hacer un aplauso.
El Sr. Nuncio apostólico, prosigue:
Así pues junto a su arzobispo les preguntamos:
¿Quieren servir con alegría a la asamblea del pueblo de Dios, realizando los servicios
que les serán asignados durante las celebraciones, junto al altar?
Todos:
Sí, queremos.
Mons. Baltazar Porras, dice:
¿Se comprometen a cumplir con interés, alegría y responsabilidad su servicio litúrgico y
las normas del grupo de monaguillos?
Todos:
Sí, queremos.

BENDICIÓN DE LAS ALBAS


Los Padres de familia se acercan con el alba en sus manos y se ubican delante del Sr. Nuncio
apostólico quien bendice las sotanas con la siguiente oración:
Señor Jesucristo, tanto amaste a los niños que dijiste: “dejen que los niños se acerquen a
mí, pues de los que son como ellos, es el Reino de los Cielos”. Tú que escogiste estos
pequeños como servidores del altar, te pedimos que hagas que ellos usen con reverencia
y dignifiquen con su conducta estas vestiduras, destinadas a las celebraciones sagradas
y santificadas por tu bendición. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico asperja las albas con agua bendita. Luego dice:
Pues bien, reciban ustedes el alba que los identifica como servidores del altar de mano
de sus padres.
Los monaguillos una vez revestidos, junto al grupo de monaguillos se colocan de rodillas para ser
bendecidos. Los padres se retiran a sus asientos. El Sr. Nuncio apostólico, dice:

OREMOS
Oh Dios, que has enviado al mundo a Jesucristo, tu Hijo, para salvar a los hombres y
mujeres. Bendice a estos hijos tuyos que hoy se presentan ante Ti, para que los hagas
dignos de servir en el altar y contribuyan, con su bondad y alegría a revelar la grandeza
del misterio pascual de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Todos dicen:
Amén.
Se colocan de pie.
IMPOSICIÓN DEL CRUCIFIJO A LOS MONAGUILLOS
ANTIGUOS
Los padres de los niños llevan los crucifijos al Sr. Nuncio apostólico, quien dice:
Dios todopoderoso y eterno, tú que nos permites acercarnos a tu presencia en la
imágenes, a fin de que, al contempladas con nuestros ojos, meditemos y tratemos de
imitar sus obras y sus virtudes. Por eso, te pedimos que bendigas + y santifiques este
crucifijo, hecho en honor y recuerdo de tu Hijo único, nuestro Señor Jesucristo.
Te rogamos que a quienes procuren, delante de esta imagen, tributar culto y honrar a tu
Hijo único, por sus méritos e intercesión, les concedas tu gracia en este mundo y la
gloria eterna en la vida futura. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio Apostólico, dice:
Que este crucifijo los identifique como miembros de la Iglesia al Servicio de altar y que
los comprometa a ser fieles a la Palabra y a dar testimonio de Jesús.
A continuación, los papás le imponen el crucifijo a sus hijos.

INSTITUCIÓN DE LOS MINISTERIOS DEL


LECTORADO Y ACOLITADO
BENDICIÓN DE LOS CANDIDATOS A LECTORES
Sr. Nuncio Apostólico:
Roguemos ahora a Dios Padre todopoderoso, para que se digne bendecir a estos hijos
suyos, elegidos para el ministerio de lectores, para que, solícitos en el oficio que hoy les
confía, predicando a Cristo, glorifiquemos al Padre celestial.
Todos oran, por unos instantes, en silencio
Dios, fuente de toda luz y de toda
bondad, que enviaste a tu Hijo, Palabra
de vida, para revelar a los hombres el
misterio de tu amor, dígnate bendecir + a
estos hermanos nuestros, elegidos para
el ministerio de lectores; concédeles que,
meditando asiduamente tu Palabra,
penetrados y trasformados plenamente
por ella, la anuncien con fidelidad a sus
hermanos.
Por Jesucristo nuestro Señor
Amén.
ENTREGA DEL LIBRO DE LA SAGRADA ESCRITURA
Se acercan uno a uno y se arrodillan frente al Sr. Nuncio Apostólico, que les dice:
Recibe el libro de la sagrada Escritura, y
transmite fielmente la palabra de Dios,
para que sea más viva y eficaz en el
corazón de los hombres.
Lector:
Amén

BENDICIÓN DEL ACÓLITO


Sr. Nuncio Apostólico:
Ahora hermanos, oremos al Señor, para
que se digne colmar con su bendición
a quienes eligió para el ministerio de
acólitos y les dé fuerza para servir
siempre con fidelidad a su Iglesia.
Todos oran, por unos instantes, en silencio
Padre clementísimo, que por medio de tu
Hijo único encomendaste a tu Iglesia el
pan de vida, dígnate bendecir a este
hermano nuestro, elegido para el
ministerio de acólito, para que,
participando con frecuencia de la
Eucaristía, distribuya con fidelidad el
pan de vida a los fieles y crezca
constantemente en la fe y en el amor,
para edificación de tu Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén

ENTREGA DEL CÁLIZ Y PATENA


Se acerca y se arrodilla frente al Sr. Nuncio Apostólico, que le dice:
Recibe el pan y el vino para la
celebración de la eucaristía y vive de tal
manera que puedas servir dignamente a
la mesa del Señor y de la Iglesia.
Acólito:
Amén.
BENDICIÓN DE LOS VITRALES
Sr. Nuncio Apostólico:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos dicen:
Que hizo el cielo y la tierra
Sr. Nuncio Apostólico:
Oremos: A ti, señor y Dios nuestro, elevamos hoy nuestra oración hecha alabanza y
acción de gracias.
Tú eres el Dios que nos salva, la Palabra que se hace revelación, la Luz que nos ilumina.
Por eso el hombre siempre ha intentado conocerte, ha buscado tu rostro, ha querido ver
tu imagen. Pero tú escapas de nuestros ojos y no puedes ser encerrado en la mirada de
los hombres.
Creemos, sin embargo, que estás a nuestro lado, y que te nos has mostrado en tu Hijo
Jesucristo.
Te damos gracias por permitirnos adornar nuestro lugar de encuentro contigo con estos
vitrales, de San Rafael Nuestro patrono y de San Isidro patrono de nuestro trabajo
cotidiano, que nos recuerdan tu amor permanente de Padre y que es signo claro de tu
bondad.
Dios nuestro, tu palabra santifica todas las cosas, derrama tu bendición + sobre estos
vitrales y sobre todos los que trabajaron por conseguirlos.
Acepta, padre bueno, nuestra alabanza junto con la súplica filial de sentir siempre tu
presencia y tu salvación a través de todos los signos e imágenes que nos recuerdan tu
perenne amor hacia nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos dicen:
Amén.
RITO DE COMUNIÓN
El Sr. Nuncio Apostólico dice:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo
nos enseñó:
Todos dicen:

P adre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal.
El Sr. Nuncio Apostólico dice:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Todos dicen:
Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.
El Sr. Nuncio Apostólico continúa:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy». No
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio Apostólico
La paz del Señor sea siempre con ustedes.
Todos dicen:
Y con tu espíritu.
El Sr. Nuncio apostólico
Dense fraternalmente la paz.

CORDERO DE DIOS CANTADO


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
El Sr. Nuncio apostólico
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
Cena del Señor.
Todos dicen:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
En este momento se da la Comunión.
ORACIÓN FINAL
Dios nuestro, que en virtud del nacimiento de Cristo otorgaste a loa santos inocentes el
premio de la gloria, concédenos, por el Cuerpo de Cristo que hemos recibido, participar
abundantemente de su redención, por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos dicen:
Amén.

RITO DE CONCLUSIÓN
El Sr. Nuncio Apostólico
El Señor esté con ustedes
Todos dicen:
Y con tu espíritu.
Que Dios, cuya infinita bondad disipó las tinieblas del mundo, con la encarnación de su
Hijo, e iluminó este tiempo con su nacimiento glorioso, aleje de ustedes las tinieblas del
pecado y alumbre sus corazones con el esplendor de las virtudes.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Y que los colme de su paz y de buena voluntad y les conceda participar un día de la
Iglesia celeste.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Y la bendición de Dios todopoderoso, + Padre, + Hijo y + Espíritu Santo, descienda
sobre todos ustedes.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Pueden ir en paz.
Todos dicen:
Demos gracias a Dios.

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