You are on page 1of 3

12 de febrero 2011

Columna:

TERCERA VÍA
SEGURIDAD Y PAZ SOCIAL

Noé García Gómez

En los últimos años en Aguascalientes se está viviendo un grave clima de inseguridad, la


delincuencia pareciera quererse convertir en una compañera cotidiana en la vida de los
hidrocálidos. Vemos como se incrementa el número de extorciones -desde las telefónicas, hasta
las callejeras (los llamados tumbadores)-, los asaltos y robos se expanden -desde el de autos,
sus partes, pasando por casa habitación y asaltos a mano armada a cuentahabientes o negocios-.
También la drogadicción se incrementa y se propaga aceleradamente. Aguascalientes ocupa los
primeros lugares en adicción juvenil según la Encuesta Nacional sobre las Adicciones (ENA)
2010 y la distribución de estupefacientes se da en todas las zonas y “clases” de Aguascalientes,
lo mismo se consigue en los fraccionamientos populares que en los antros o bares de moda, a la
vez que circula en secundarias, preparatorias o universidades sin importar si son públicas o
privadas. Nadie está a salvo de este cáncer.

Todo ello en un entorno donde la delincuencia organizada busca manejarse a sus anchas.
Terminamos el 2010 con un promedio de un ejecutado cada cuatro días sólo en el periodo de
noviembre-diciembre; también el pasado año se tuvieron los primeros hechos que podrían
calificarse como atentados, como los granadazos en las patrullas preventivas del municipio
capital y de San Francisco de los Romo, y en enero del año en curso repetimos el promedio de
un ejecutado cada cuatro días. Preocupa que a la par de esa violencia organizada, la
criminalidad denominada común, también se siga incrementado.

Lo anterior está siendo socialmente devastador, se está trastocado el patrimonio más valioso de
nuestra sociedad, su tranquilidad y paz social, además de la confianza y la credibilidad en las
autoridades policiacas. Todo indica que al considerarse –en su momento- Aguascalientes como
un Estado Seguro, llevó a las anteriores administraciones de los gobiernos municipales y estatal,
a olvidar la prevención de riesgos; y la violencia les tomó desprevenidos. Esto parece que
genero que las primeras acciones fueran erráticas y se copiara a toda prisa el modelo nacional de
combatir el crimen de manera unidireccional, -confrontando en una primera instancia a las
bandas, depurando las corporaciones y pidiendo ayuda para militarizar las policías locales- y no
de una forma multidireccional como sugieren los especialistas en temas de seguridad.

Otro error fue que se pretendiera que los policías municipales fueran las “puntas de lanza”
contra el crimen organizado, ya que el espíritu del policía preventivo no es el de combatir a
narcotraficantes, la policía preventiva ni siquiera jurídicamente es una fuerza pública, sino es
una policía administrativa para cuidar a la población y al servicio de los ciudadanos, en donde
prevengan los delitos comunes, vigilen nuestras calles y vean que se cumplan los reglamentos
en el caso de haber faltas administrativas. Mezclarlos en esas condiciones con los
narcomenudistas es crear un caldo de cultivo para la colusión.

Los especialistas en temas de seguridad sugieren que antes de depurar las corporaciones y
militarizarlas, se tiene que realizar mínimamente lo siguiente; 1.-Abatir los índices de
corrupción dentro de las corporaciones (desde las típicas “mordidas” hasta localizar a los
posibles agentes vinculados con la delincuencia); 2.-Establecidos los mecanismos de control
interno y depuración, estos tienen que mantenerse y verificarse constantemente; 3.-Capacitar
periódicamente a los cuerpos policiacos y brindarles seguridad social de calidad; 4.- Abatir el
índice de impunidad: cumplimentando órdenes de aprehensión vigentes; 5.-Generar inteligencia
policiaca e investigación preventiva; 6.- Dar seguimiento a los agentes y policías suspendidos
por faltas, sanciones o no pasar los exámenes de confianza y antidoping; 7.-Crear un fondo de
apoyo a las familias de víctimas del crimen organizado, y; 8.- un programa intenso de salud
buscando la rehabilitación del mayor número de personas, sobre todo jóvenes que por alguna
circunstancia cayeron en las redes de las drogas.

En concreto se tiene que dignificar la actividad policiaca, pero también se les tiene que evaluar
y sancionar a sus miembros. En cuanto a la procuración de justicia se debe dar seguimiento a los
delitos del fuero común, y transparentar e informar los procesos sancionadores. Las autoridades
tienen que soportar su tarea en la inteligencia y en un mayor peso en las pruebas para la
consignación de los delincuentes, y que finalmente terminen en sentencias. Estas políticas en
materia de seguridad tendrían que ir acompañadas de desarrollo económico y generación de
empleos, apoyo a la educación e impulso a políticas deportivas y culturales.

Las nuevas autoridades tienen un enorme reto en este difícil tema; hacer las acciones inmediatas
para que vuelva la confianza ciudadana a las instituciones policiacas y de procuración de
justicia y que poco a poco regrese la paz y tranquilidad social de la cual nos sentíamos tan
orgullos los aguascalentenses, tarea un tanto complicada, y que nadie tendría que regatear el
apoyo por el bien de nuestro Estado y su pueblo.

CONCRETITO

La Virgen de los Sicarios; película colombiana de 1999, retrata la descomposición social de


una ciudad como Medellín a causa del crimen organizado y como afecta especialmente a su
juventud.

Mail: honoerato@hotmail.com

Twitter: @noeg2

You might also like