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Existen numerosos remedios caseros que combaten, de forma eficaz, las plagas que
dañan tus plantas sin los efectos perjudiciales de los pesticidas de origen químico.
Hojas y raíces de Conyza bonariensis: sus hojas y raíces tienen propiedades insecticidas.
Preparación: hervimos una taza de hojas y raíces en un litro de agua, durante media
hora. A continuación, lo tapamos y dejamos reposar unos 10 minutos. Una vez frío,
mezclamos con una cucharadita de jabón de castilla.
Rábano picante (Armoracia rusticana): actúa de forma eficaz contra escarabajos, orugas,
mosca blanca e insectos de cuerpo blando.
Preparación: hervimos 3 litros de agua, le añadimos 2 tazas de pimienta cayena, una
porción de tres centímetros de raíz de rábano picante macerada o molida, dos tazas de
hojas de geranio. Dejamos reposar la mezcla durante una hora para que enfríe; luego
colamos y aplicamos.
Cáscara de naranja: la naranja, al igual que otros cítricos, contiene pesticidas naturales
como la limonina y el linalol. Estos compuestos se utilizan contra insectos de cuerpo
blando como áfidos, cochinillas, además de como repelente de hormigas.
Preparación: hervimos dos tazas de agua con la cáscara de una naranja dentro. Dejamos
reposar durante 24 horas. Colamos y mezclamos con una cucharadita de jabón de
castilla.
Ají o chile: eficaz remedio contra insectos blancos. El ají posee un compuesto llamado
“capsicina”, el cual irrita y repele a muchos insectos.
Preparación: mezclamos media taza de ajíes molidos con un litro de agua. Lo dejamos
en reposo durante 24 horas. Colamos y añadimos una cucharadita de jabón de castilla.
Por su poder irritante, debemos tener especial cuidado con los ojos, la piel y las
mucosas a la hora de aplicarlo.
Hojas de tomate o papa: repele escarabajos, mata gusanos y larvas, y actúa como
inhibidor del apetito de algunos insectos.
Preparación: maceramos dos tazas de hojas de tomate o papa, las mezclamos con un
litro de agua y la dejamos reposar toda la noche. A la mañana, colamos la mezcla y
añadimos una cucharadita de jabón de castillo y un litro más de agua. Se aplica tanto en
el follaje como en el suelo.
Ajenjo: eficaz contra áfidos, orugas, larvas e incluso puede llegar a repeler serpientes.
Preparación: hervimos 250 gramos de hojas de ajenjo en 4 litros de agua durante 30
minutos. Mezclamos, colamos y dejamos que enfríe. Después añadimos una cucharadita
de jabón de castilla.
Debemos tener especial cuidado con el uso de extractos de ajenjo alrededor de las
plantas, ya que puede entorpecer su crecimiento.
Maíz y ajo: se usa para prevenir infecciones provocadas por todo tipo de hongos.
Preparación: licuamos un manojo de hojas de maíz, hojas de parrilla (clematis vitalba) y
una buena cantidad de hojas (las que asemejan papel) de ajo. Incorporamos agua hasta
obtener una solución no viscosa. Dejamos que repose alrededor de una hora, colamos y
aplicamos.
Peróxido de hidrógeno o agua oxigenada: este compuesto evita que las esporas se
adhieren a los tejidos de la planta. No causa daño a las plantas pero, con todo, debemos
evitar utilizarla en plantas recién transplantadas o en semillas recién germinadas. Se usa
en la prevención de infecciones por hongos y bacterias.
Aplicación: el peróxido de hidrógeno al 3% se aplica directamente sobre el haz y envés
de las hojas; una vez por semana en el verano y dos veces por semana en invierno.
Leche: se emplea para combatir los mildius de las cucurbitáceas, asteráceas, etc.
Preparación: mezclamos medio litro de leche con medio litro de agua. Se aplica cada 3 o
4 días ante el primer signo de enfermedad o, también se usa como método preventivo.
Pautas de aplicación
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Las aplicaciones se deben realizar durante las primeras horas de la mañana y/o antes de
que anochezca. No debemos aplicarlas a temperaturas superiores a 25 ºC porque las
plantas pueden sufrir quemaduras, provocadas por esas altas temperaturas.
Antes de utilizar cualquier preparado, debemos realizar una prueba en un área pequeña
de la planta. Esperar 24 horas para observar algún efecto negativo y proceder si no
observamos ningún daño.
Si no hemos obtenido buenos resultados, no debemos aumentar la dosis de los remedios
sin probarlos primero.
Es importante delimitar el área de aplicación y evitar dañar a los enemigos naturales.
Debemos proteger las partes descubiertas de nuestro cuerpo. Algunos de estos
ingredientes pueden ser muy irritantes para los ojos, piel y mucosas, especialmente el ají
o chile.
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