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PARA
UN NUEVO COMIENZO
Por Guillermo Moreno
I
LA PROPUESTA DE PAÍS
La propuesta de país que sustentamos se articula en tres ejes fundamentales.
Examinemos cada uno por separado, por razones puramente expositivas.
No es posible convocar a la sociedad a asumir las grandes metas nacionales, con los
actuales niveles de violencia e inseguridad pública; no es posible empoderarla de las
metas nacionales si no se profundiza la democracia y si no se amplía la participación
ciudadana; sin actores políticos creíbles y comprometidos con la democracia, respetuosos
de las instituciones y las leyes.
El proceso de reforma política, sería errado entenderlo así, no es primero a los otros
procesos de reformas social y económica, sino que todos deben producirse de manera
concomitante y complementaria, para del conjunto generar un círculo virtuoso que cree
una nueva situación y un ambiente esperanzador en el país.
2.- Poder ciudadano. La clave para profundizar la democracia está en crear vías eficaces
para la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, y para ejercer formas de
control sobre los representantes; haciendo del poder local un eje fundamental para la
participación de los ciudadanos en la solución de los problemas de los territorios y
comunidades donde habitan; desarrollando una ciudadanía consciente de sus derechos,
además de responsable en el cumplimiento de sus deberes; en fin creando el poder
ciudadano y haciendo cada vez más participativa nuestra democracia.
4.- Corrupción. La clave para desarrollar una cruzada nacional exitosa contra la
corrupción supone convertir en voluntad política de Estado dos líneas de acción que son
complementarias: i) Acabar con la impunidad, poniéndole fin a la reiterada política del
“borrón y cuenta nueva”, investigando y sancionando toda forma de enriquecimiento
ilícito por parte de funcionarios públicos, creando la Procuraduría General de
Persecución de la corrupción, con real autonomía presupuestaria y administrativa; y ii) la
implementación de reales políticas de prevención de la corrupción, empezando en el
propio poder ejecutivo, sometiendo a los demás poderes del Estado y a los distintos
ministerios a verdaderos sistemas de controles internos y externos a través de la
Contraloría General de la República y la Cámara de Cuentas; haciendo que se respete,
entre otras, la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, así como la Ley de Libre
Acceso a la Información Pública, para fortalecer la vigilancia y control ciudadanos.
6.- Delincuencia, violencia y seguridad ciudadana. Para enfrentar los altos niveles de
delincuencia y de violencia que se registran en el país, y avanzar hacia una sociedad en
que predomine la seguridad pública y una cultura de paz, la clave está en convertir en
voluntad política de Estado las siguientes líneas de acción: Por un lado:
i) desarrollar una estrategia para la prevención general, focalizando ésta conforme la
geografía y sociología del delito y la violencia en el país;
ii) programas para disminuir el consumo de sustancias controladas;
iii) políticas para la reeducación del infractor y su reinserción social.
iv) Son parte de esta política de prevención la implantación de un sistema educativo
universal, gratuito y de calidad, en toda la geografía nacional, que incluya la
instauración de la tanda única, la conversión de los liceos de educación media
(bachillerato) en liceos politécnicos;
v) también la promoción de políticas de empleo, de desarrollo del deporte, de la cultura
y el arte en todos los barrios y comunidades del país.
Por otro lado: Hacer que las autoridades y órganos de investigación y persecución del
delito y del crimen actúen con determinación y firmeza para que se sancione a los
violadores de la ley, terminando con la impunidad y los privilegios en la aplicación de la
ley. A esos fines,
i) Quebrar la estructura de complicidad con el narcotráfico y el delito en los organismos
de seguridad del Estado y el poder civil;
ii) rehacer la Policía Nacional, suprimiéndole su carácter militar y autoritario, extirpando
la corrupción y los grupos que operan a su interior, sometiéndola a rigurosos sistemas de
control interno; convirtiéndola en un cuerpo civil, respetuoso del Estado democrático de
derechos, tecnificado y en capacidad de actuar eficazmente en la prevención del delito y
el crimen, mejorando sustancialmente las condiciones salariales y de vida de sus
miembros;
iii) fortalecer el Ministerio Público como órgano de investigación y de persecución del
delito, eliminando de él toda forma de corrupción y politización, proveyéndole de los
medios técnicos y la capacitación permanente para el desempeño de sus funciones,
garantizándole su independencia.
8.- Consolidar Soberanía Nacional. Los procesos de integración con economías de mayor
desarrollo económico, sin la reestructuración de nuestro aparato productivo ni haber
creado condiciones de competitividad, nos ha hecho un país importador-dependiente.
Asimismo, el aumento irresponsable del endeudamiento externo somete nuestra
economía a los dictámenes de organismos y controles internacionales inaceptables.
Además, el Estado Dominicano no tiene un efectivo control de sus fronteras aéreas,
marítimas y terrestres. Todo lo anterior significa que el Estado dominicano tiene ante si
como uno de sus grandes retos la consolidación y afirmación de su soberanía en lo
económico y en lo político. De manera particular el Estado Dominicano tiene que definir
una clara política de relación con la hermana República de Haití, con la que compartimos
la isla Hispaniola. El punto de partida es que desde la dirección del Estado se asuma
como una prioridad el control estricto de la frontera terrestre. Enfrentar en forma firme
y definida el contrabando de mercancías y de armas, tráfico de drogas y de personas.
Aplicar la ley de migración y los reglamentos que de ella se deriven. En lo laboral,
igualar las condiciones de trabajo de los trabajadores dominicanos y de los extranjeros;
establecer controles para que en ningún sector de la economía los empleadores excedan el
porcentaje de ley para la contratación de mano de obra extranjera; establecer y aplicar
definidas sanciones al empleador que viole los dos preceptos anteriores; repatriación
ordenada y conforme a los estándares del derecho internacional de todo extranjero que no
cumpla con las normas migratorias vigentes. Adicionalmente hay que dar los pasos para
concertar un Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana y Haití para
definir precisas políticas de intercambio de mercancías, capital y trabajo, así como los
asuntos ambientales, migratorios, sanitarios y represivos.
Si la República Dominicana es hoy una sociedad con una marcada desigualdad social, no
se debe, a que no produzcamos abundante riqueza, sino que la causa está en la forma
como ésta se distribuye. Tampoco se debe a que hayamos tenido un Estado pobre,
porque al producirse el ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo el Estado
dominicano se hizo propietario de inmensas riquezas expropiadas a familiares y allegados
del dictador, y además, en todas estas décadas el Estado ha percibido, por múltiples
fuentes, suficientes recursos para que la nuestra fuera hoy una sociedad menos desigual.
En este contexto, el principal sostén de esta gran reforma social viene a ser el impulso
decidido, con carácter de prioridad nacional, de un sistema educativo de calidad, que sea
a su vez, un eje transversal de todas las demás políticas públicas.
En esta exposición nos limitamos a señalar las líneas generales de la reforma que
impulsaremos en los sistemas educativos y de salud, dejando las otras reformas sociales
para ulteriores desarrollos.
Como hay que suponer, las deficiencias ya vistas del sistema educativo dominicano se
reflejan en el sistema de educación superior, a las que se le añaden las propias que tiene
la formación de técnicos y profesionales en el país: baja inversión en la educación
superior, que actualmente promedia el 0.25 % del producto interno bruto, siendo el más
bajo de América Latina. Deficiente nivel académico de los estudiantes que ingresan,
especialmente en lenguaje y matemáticas; baja formación científica y pedagógica de
docentes, muchos de los cuales son profesores por materia y se desenvuelven en un
esquema de “pluriempleo”; muy baja investigación y producción científica y
tecnológica; los currículos y las materias son concebidas en una casi absoluta
desconexión de la producción y el trabajo; falta de intercambio científico y académico
entre las universidades del país, y entre éstas y centros académicos extranjeros;
concentración de las universidades en determinadas zonas y ausencia notable en otras;
muy escaso equipamiento científico y tecnológico como aulas virtuales, laboratorios,
bibliotecas; los docentes y estudiantes tienen muy poco apoyo en el sistema de transporte,
residencias universitarias, crédito educativo a bajas tasas, alimentación, materiales y
útiles educativos o becas.
i) Teniendo como eje central la Universidad Estatal, alcanzar una inversión en el sistema
educativo superior equivalente a por lo menos el 2% del Producto Interno Bruto, en la
perspectiva de su incremento progresivo, haciendo un énfasis especial en la promoción de
la investigación científica y tecnológica vinculada a los planes de desarrollo nacional, la
producción, el medio ambiente, la educación, la salud y la energía, entre otros.
iii) Desarrollo equilibrado del sistema de educación superior en todas las regiones del
país.
vi) Definir políticas de apoyo a los estudiantes del sistema de educación superior,
facilitando transporte, residencias, becas, préstamos de estudio a bajo interés; libros,
útiles y materiales de bajo costo.
ix) Programas para profesores y estudiantes de becas e intercambios y relaciones con las
principales entidades científicas del mundo, aprovechando todas las oportunidades
disponibles de financiamiento y de apoyo.
El proceso de transformación del sector salud tiene como punto de partida que la salud, o
más aún, una salud de calidad, es un derecho fundamental de toda persona humana.
Para la transformación del sector salud, el Estado tiene que asumir un triple papel: 1º.-
definir y ejecutar las políticas públicas que sean necesarias para garantizar al universo de
la población la prevención de muertes, enfermedades, incapacidades y violencias
evitables, y en esa virtud, debe crear las condiciones para que todos y todas tengan la
oportunidad de una vida más sana, saludable y prolongada; 2º.- Hacer las inversiones
necesarias en hospitales y en el Instituto Dominicano de Seguridad Social, para
garantizar un servicio de salud de calidad a los pobres, muy pobres, trabajadores y
sectores medios que carezcan de los recursos para proveérselo por si mismos; 3º.-
Asumir la rectoría y regulación de los servicios de salud, no sólo del sector público sino
de los prestatarios privados de servicios médicos, asumiéndolos como aliados, pero
estableciendo reglas claras, y reales sistemas de fiscalización, para: primero,
garantizarle al usuario la prestación efectiva del servicio por el que paga o cotiza;
segundo, establecer el porcentaje aceptable de ganancias, evitando la especulación y la
mala práctica; y por último, ofrecer la necesaria seguridad jurídica para la inversión y
desarrollo de las empresas privadas que ofertan servicios de salud.
La transformación de la actual situación del sector salud requiere, entre otras, de las
siguientes medidas concretas:
i) Elevar el presupuesto de salud a por lo menos un tres por ciento del PIB hasta
llevarlo en los próximos diez años al 6 %, estableciendo con toda claridad las
prioridades y las metas a alcanzar en cada momento o período y garantizando
una ejecución pulcra, austera y eficiente;
ii) Institucionalizar el Sistema Nacional de Salud, eliminar la politiquería y el
clientelismo; asegurar el ingreso por concurso y el ascenso en base a la
capacidad y el mérito; profesionalizar los distintos actores que participan,
estableciendo una remuneración digna para todos los profesionales de la salud
en los centros públicos, disponiendo al mismo tiempo los controles para que
cada quien cumpla adecuadamente con los horarios y las obligaciones
propias del servicio público de salud;
iv) Hacer gobernable al sector salud, unificando las políticas públicas que se
adopten, al tiempo que se descentraliza en la ejecución y gestión de las
mismas.
vi) El médico de familia, en todos los barrios y comunidades rurales, será un eje
clave en la estrategia de prevención de las enfermedades. A estos fines
aprovechar mejor los 6 años de estudio de los estudiantes de medicina,
concertando acuerdos con las universidades. Desarrollar un programa nacional
de pasantía con los médicos recién egresados, garantizándoles un salario
digno, condiciones laborales adecuadas y facilidades de apoyo para su
especialización como médico de familia.
xii) Desarrollar estrategias específicas para las nuevas enfermedades que afectan
a los hombres y a las mujeres económicamente activas, que son las llamadas
nuevas epidemias del siglo XXI: hipertensión arterial, los problemas
cardiovasculares y el cáncer en sus diversas manifestaciones, en especial los
que afectan los órganos reproductivos del hombre como el de próstata, y en la
mujer los de cerviz y de mama.
xiv) La política de salud ira de la mano con una política de asistencia y protección
social a grupos focales, a los que por derecho el Estado debe brindarles
atención especial, promoviendo el desarrollo de sus capacidades y
potencialidades. Me refiero a discapacitados, envejecientes, madres solteras,
desempleados, jóvenes y adultos alcoholizados o adictos.
EJE TRES: DESARROLLO NACIONAL CON INCLUSION
SOCIAL
En la actual economía globalizada, un país como la República Dominicana, no tiene
ninguna posibilidad de alcanzar el desarrollo nacional ofertando mano de obra barata o
con la simple exportación de materias primas o con la explotación intensiva de sus
recursos naturales o con endeudamiento externo o en base a nuestro limitado mercado
interior.
La estrategia de desarrollo nacional con inclusión social tiene que estar presente, año tras
año, en la elaboración y ejecución del Presupuesto General del Estado, estableciendo de
forma clara y precisa la orientación del gasto público conforme las metas y prioridades de
desarrollo establecidas.
3.- Turismo. La República Dominicana cuenta con un inmenso potencial turístico. Los
millones de turistas que nos visitan anualmente son nuestro primer mercado de
exportación. Hay que lograr empalmar el turismo con la producción agrícola, pecuaria y
avícola. También con la industria y la artesanía. Hay que definir políticas concretas para
diversificar la oferta turística y desarrollar el turismo cultural, ecológico e histórico.
Desarrollar en las comunidades y en la población una cultura turística.
7.- Sector Energético. Para enfrentar el serio problema eléctrico, uno de los mayores
obstáculos que tenemos para avanzar hacia el desarrollo, propiciaremos un sistema
eléctrico mixto que integre los sectores público y privado, bajo la dirección del Estado,
sometido a un marco legal de estricto cumplimiento. Muchas son las políticas que en
esta materia el Estado debe adoptar: renegociación de todos los contratos eléctricos y la
rescisión de los que resulten lesivos al interés nacional; organizar el sector eléctrico bajo
un sistema vertical de generación, distribución y comercialización de la energía eléctrica;
fomento de proyectos alternativos para la producción de energía limpia, entre ellas la
solar, la eólica, la hídrica y la de biomasa, entre otras, que nos haga menos dependiente
de los derivados del petróleo; una política permanente de ahorro y uso eficiente de la
energía y de los combustibles, integrando en ello de forma protagónica a la ciudadanía;
enfrentar de forma enérgica el robo de energía a todos los niveles y eliminación
progresiva del subsidio eléctrico.
8.- Deuda publica. El endeudamiento público se ha constituido en una de las más graves
amenazas sobre el presente y futuro de la nación dominicana. Por la velocidad, la falta de
transparencia, los niveles de corrupción que se desprenden de la deuda pública, y el
destino de la deuda, estamos ante un proceso irracional de endeudamiento, proveniente de
un liderazgo irresponsable. Hay que hacer una auditoría de la deuda pública,
estableciendo responsabilidades respecto de su uso y malversación, en los casos que así
se compruebe. A partir de ahí, se deben establecer por ley claros criterios y prohibiciones
en el endeudamiento público: Privilegiar la deuda multilateral y bilateral que generen o
creen condiciones para el empleo productivo; prohibir el endeudamiento público para
gasto corriente, para pagar deuda, para pagar subsidios, entre otros.
9.- Reforma Fiscal. En el país está pendiente una reforma fiscal integral que genere los
recursos necesarios para una más equitativa distribución de la riqueza social y
disminución de los altos niveles de desigualdad. Ahora bien, asumimos el compromiso
público de previo a la reforma fiscal, sanear el Estado respecto de los actuales niveles
de dispendio, corrupción, hipertrofia burocrática, sueldos de lujo, imponiendo en el
Estado una cultura de austeridad, ahorro y transparencia, perfeccionando la calidad del
gasto público. Sólo entonces los gobernantes y autoridades tendrán la autoridad moral y
la legitimidad para producir la reforma fiscal, y no al revés.
10.- Medio Ambiente. No es posible pensar el desarrollo nacional sin que el Estado se
comprometa en una definida política de protección del medio ambiente haciéndolo
armónico con la producción.
Es necesaria la adopción de una política de Estado integral para la protección del medio
ambiente que en lo inmediato detenga el actual proceso de deterioro, y que a mediano y
largo plazo revierta la situación actual. Para ello son prioritarias, entre muchas otras
medidas, las siguientes:
i) garantizar una asignación presupuestaria adecuada a las necesidades ambientales
prioritarias;
ii) ejecutar una Ley Nacional de Ordenamiento del Territorio que establezca las
directrices generales para los distintos usos de suelo, sean estos urbanos,
industriales, turísticos, residenciales, agropecuarios, para la conservación de la
naturaleza y de la recreación.
iii) En el centro de la política ambiental está, garantizar el abastecimiento de agua en
cantidad y calidad para el consumo doméstico, la agricultura, la producción de
energía, la industria, el turismo;
iv) Garantizar la protección efectiva y la reforestación de las fuentes de nacimiento
de ríos y arroyos y de sus márgenes, y de todas las zonas degradadas del país;
v) Prohibición de extracción de agregados del cauce de los ríos y creación de
incentivos para facilitar y promover la extracción de canteras secas y terrazas
aluviales antiguas;
vi) Proteger las cuencas altas y desarrollar un ambicioso plan de inversiones en las
áreas protegidas, convirtiendo a las comunidades en la primera línea de defensa
de este invaluable patrimonio natural, estableciendo para ello programas de
retribución por servicios ambientales de las zonas productoras de agua y albergue
de la fauna y la flora nativas de la isla, con lo cual estaremos dando el primer paso
para convertir al país en un paraíso para el turismo ecológico gestionado por las
comunidades;
vii) Iniciar un programa de saneamiento, recuperación y legalización de los terrenos
que forman parte de las áreas protegidas, lo que incluye una revisión de la Ley
Sectorial de Áreas protegidas que corrija los errores técnicos y conceptuales de la
misma.
viii) Promover, en alianza con los ayuntamientos, sistemas integrales de
recolección, manejo y disposición de la basura, basados en la clasificación, el
reciclaje y rellenos sanitarios comunes a municipios vecinos;
ix) Velar por el cumplimiento y el respeto de las áreas verdes urbanas,
recuperándolas en los barrios y urbanizaciones que hayan sido apropiadas,
entre muchas otras medidas necesarias.
II
EL NUEVO COMIENZO
La Propuesta de País, antes expuesta en sus ejes centrales, es la plataforma política que
sintetiza los propósitos que nos animan, y que nos dan identidad y unidad internas en
Alianza País. Queda pendiente resolver las vías para alcanzar la dirección del Estado y
realizar la Propuesta de País y producir el Nuevo Comienzo.
3.- Vacío Político. Lo antes dicho nos plantea que estamos en una situación de vacío
político, siendo en estas circunstancias que tenemos que dar la respuesta política
demandada por la coyuntura. El vacío político se produce de la concurrencia, por un
lado, de un proceso de descreimiento creciente de los partidos tradicionales y sus
gobiernos, y por el otro, por la ausencia de una propuesta política alternativa, en
capacidad de articular, darle direccionalidad política y traducir electoralmente, todo el
descontento social acumulado.
4.- Nueva Mayoría Política. La respuesta política que está demandando la coyuntura, en
esta situación de vacío político, apunta a la articulación de una Nueva Mayoría Política
que ejerza una oposición política alternativa a los partidos y gobiernos tradicionales, que
sea electoralmente competitiva y con real vocación de poder.
5.- Política de Convergencia. El proceso de construir una nueva mayoría política requiere
de la aplicación de una política de convergencia de sectores políticos, sociales y
ciudadanos que han de asumirse como complementarios a unos mismos propósitos. Se
trata de articular el amplio espectro de sectores democráticos, progresistas, patrióticos, de
izquierda; de los sectores populares, de los sectores medios, productores; de distintas
confesiones religiosas, de las comunidades dominicanas en el exterior, entre otros.
6.- Centro progresista. Por su amplitud y pluralidad esa nueva mayoría política está
llamada a ocupar el centro progresista dentro del espectro político nacional.
7.- Ganar el gobierno. Los sectores convergentes, en la forma que finalmente resulte,
tienen la obligación de participar en los venideros procesos electorales, disputarle el
gobierno a los partidos tradicionales, asumir la dirección del Estado y enderezar el
rumbo torcido que los sectores tradicionales de poder le han impuesto al país.
8.- República Duartiana. Mas allá de ganar el gobierno, el objetivo estratégico central es
el impulso y ejecución de un sostenido programa de reformas y transformaciones en lo
social, económico, político, jurídico, cultural, ambiental, entre otros, que produzcan un
cambio rumbo del actual estado de cosas predominantes en el país. El cambio de rumbo
se sintetiza en el concepto programático de Republica Duartiana, que por definición es
justa, solidaria, participativa, independiente y soberana.
9.- Liderazgo político y social diferente. Para ganar el gobierno, y sobre todo, para
impulsar el proceso de cambio de rumbo, es imprescindible que en el proceso mismo se
vaya desarrollando un liderazgo político y social diferente al tradicional. Un liderazgo
con autoridad moral, capaz, convicciones democráticas, compromiso social y patriotismo.
Un liderazgo dispuesto a refundar el ejercicio de la política como práctica honesta,
solidaria, ciudadana y al servicio del bienestar colectivo.