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Cobi ha muerto
Los medios de comunicación han canalizado las ansias y éxitos de una ciudad
que ha acabado siendo un ejemplo en el urbanismo internacional, que como
publica el Spiegel (por poner sólo una muestra) es sinónimo de “sensaciones y
sensualidad”, en un artículo que repasa la experiencia olímpica, el carácter
puntero del 22@, el cine de Woody Allen en la ciudad condal o el cultivo de
“profesionales de élite” en el campo creativo. Un buen ejemplo de la estrategia
poliédrica de una ciudad que subió al escenario mundial en los 90, y ha mutado
en un esforzado hombre orquesta que se resiste a salir de él.
Los medios convergen con las políticas urbanísticas en difundir una ciudad
proyectada (marca BCN), una ciudad creativa (con la difusión y promoción de
industrias culturales de diversa índole) y una ciudad construida (arraigada en
un territorio concreto, con una visualización determinada y con un proceso de
gentrificación evidente). Una explosión económica y marketiniana que interesa
por intereses informativos, económicos y de lobby (relaciones con empresarios,
artistas, inversores, clientes, relaciones públicas, programadores, mecenas…).
Una alineación con el masterplan urbano que asume plenamente la cultura
como herramienta de progreso de forma acrítica, y que sólo saca a pasear la
dialéctica en cuanto ésta implica batallas políticas.
Pero ¿hacia donde se dirige la autodenominada Ciutat del disseny? El Avui del
31 de enero de 2011 se hace eco del debate que se genera en las cabezas
pensantes de la ciudad. Se busca una nueva vuelta de tuerca en la
profesionalización de la marca BCN (local branding) y su posicionamiento
económico (es decir, buscar los réditos crematísticos de la intangiblidad
asociada a la ciudad). Se revela, además, que se ha encargado un ambicioso
estudio al Centro de la Marca de Esade para estudiar el city marketing de
Barcelona y calibrar la imagen y los valores que la gente asocia a la ciudad, en
gran medida analizando el discurso de los líderes de opinión. En definitiva,
consumo simbólico de capital cultural y explosión económica de la creciente
terciarización de la ciudad. Un ejemplo reciente, la creación de días de
consumo a través de medidas de estímulo para “vivir” la ciudad en teatros,
cines, hoteles, salas de conciertos y restaurantes con la BCN Opportunity
Week; iniciativa que quiere revitalizar las industrias culturales de la ciudad y
que ha gozado del aplauso y atención unánime de los medios de comunicación
(El Periódico del 28 de enero de 2011). Barcelona vuelve a ser, “la millor
botiga del món” enlazando de nuevo el consumo y el ocio con la sostenibilidad
de sus sectores (creativos). ¿O es, acaso, baladí, por poner un ejemplo más,
que la Ruta del Disseny marcada por el Ayuntamiento de Barcelona y la FAD,
no sólo acoja arquitectura, sino también bares, restaurantes y tiendas de
shopping?