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20/01/2011
de Gertrudis Gómez de Avellaneda
2 En esta línea de interpretación, Brígida Pastor apunta que “el uso del diminutivo para referirse a su
novela ('novelita') constituye una referencia simbólica a la retórica masculina que la mujer escritora
se ve forzada a adoptar, infravalorando así su capacidad creadora”. (PASTOR:2002, p.89). Yo me
inclino a pensar que ese 'novelita' es más un dardo para sus detractores que una autovaloración
negativa asumida por Gertrudis.
3 A este respecto, Brígida Pastor opina que esa extensión se produce justo al revés: “el propósito
principal de Avellaneda no fue el de narrar una historia de amor más o menos conflictiva, ni el de
presentar una denuncia premeditada contra la esclavitud, sino el de afirmar su ideología feminista,
estableciendo el paralelismo entre la situación de esclavitud de la raza negra y el estado de
relegación de la mujer blanca en el seno de la sociedad burguesa”(PASTOR:2002, p.88)
Así, la novela sigue los patrones de la novela romántico-sentimental al uso,
relatando una historia de amor imposible entre un hombre y una mujer pertenecientes a
razas y clases sociales distintas. El motor de los personajes es el amor, son los
sentimientos, y es la nobleza y pureza de los mismos lo que importa, lo que convierte al
hombre en ser humano. Por contra, la ausencia de los mismos implica una catadura
espiritual inferior. Así pues, la tesis de la novela es que es la capacidad de amar -y no el
dinero, la clase social o la raza- lo que debiera situar al ser humano en un estado
superior o inferior. Y es en el manejo y la confrontación de estas estructuras
clasificatorias -la racial, la social, la económica y la espiritual- que Avellaneda establece
un símil entre la opresión que la sociedad ejerce sobre los esclavos y la que somete a las
mujeres. La esclavitud pasa, pues, de ser un simple telón de fondo a participar de lleno
en la obra como tema -incluso existe una dura crítica sobre las atrocidades que se
cometieron durante la conquista de América y sobre el sistema esclavista establecido
con posterioridad- para, a continuación, señalar por comparación la opresión a la que
estaba sometida la mujer, como queda meridianamente patente en la carta de Sab a
Teresa que encontramos al final de la novela:
Es curioso como, a pesar de no ser la única novela de la época que trata el tema
abolicionista, sí que es la única que se atreve a inveritr los polos de ese amor imposible,
pues es el hombre el de raza y clase social inferior a la mujer. Simplemente con esta
distribución irregular del esquema de 'amor imposible' romántico, Avellaneda logra
multiplicar la potencia de su discurso, pues ahora la parte 'privilegiada' del binomio
resulta que también está oprimida, y el oprimido lo es por partida doble. Si tiramos del
hilo de esa doble opresión, podemos reconocer en el personaje de Sab una serie de
características híbridas que vendrían a representar en su conjunto a ese “Otro” al que la
sociedad imperante oprime y rechaza, como destaca Nara Araújo: “La otredad
compartida por los 'no blancos' y la mujer, como sujetos diferentes, el paralelismo entre
la retórica de la opresión sexual y la opresión racial, conforman la dinámica raza-
género”5. Así, como hombre posee una identidad masculina, pero como esclavo, se
identifica con la condición social de la mujer.
Por todo lo expuesto, me parece oportuno concluir que en la novela Sab sí que
existe una suerte de discurso abolicionista y protofeminista que va más allá de ser un
5 ARAÚJO:1997, p.40
simple marco a una historia de amor imposible (razón por la que no podríamos
caracterizarla como simple novela romática sentimental), pero los escritos posteriores
de Avellaneda confirman que su lucha no se situaba en el plano de la praxis, sino en el
puramente ideológico y a muy altas esferas: a través de sus medios -la escritura, la
literatura-, combatió en favor de la Justicia y de la Libertad del ser humano, cuyas
inmediatas realizaciones en la sociedad en la que vivía eran la afirmación de los
derechos de la mujer y la abolición de la esclavitud. Y además del valor humano que de
esto se desprende, es en la elaboración de las estrategias discursivas a las que la autora
recurrió para evitar -o suavizar- la condena que imponía esa sociedad a todo elemento
que osara transgredirla, en donde reside el auténtico valor literario de Gertrudis Gómez
de Avellaneda.
Bibliografía