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Iván Carrasco A.

12-11-2010

Reporte de lectura de “El artículo de la Encyclopaedia Britannica” de E. Husserl

Es pertinente hacer una breve aclaración, a modo de introducción, del reporte de lectura que
presentamos a continuación debido a la naturaleza misma del texto en el proceso de su redacción,
por parte de Husserl, y de su publicación en la Enciclopedia Britanica a cargo de Cristopher V.
Salmon. Simplemente queremos mencionar que el texto que reseñamos siguió, nos cuenta Zirión,
un complejo proceso de redacción que incluso, en la segunda versión, Husserl compartió la pluma
con Heidegger para la elaboración del artículo en cuestión. Debido a la problemática traducción y
edición que hizo Salmon, la cual nos dice Zirión que, debido a “las limitaciones de espacio y muy
probablemente también el afán de simplificar las exposiciones, dieron como resultado un texto
demasiado compendiado y alterado en la cual esa cuarta versión apenas se vislumbra.”,1 nosotros
vamos a reseñar la cuarta y última versión contenida en el libro que nos ocupa.

El artículo consta de tres grandes apartados, en donde el autor parece ir depurando a la psicología
pura, al tiempo que hace patente la necesidad de la fenomenología trascendental.

Husserl comienza diciendo que la Fenomenología designa un nuevo método descriptivo en filosofía
aparecido a inicios del siglo XX, y que a su vez designa a una ciencia apriórica desprendida de éste,
que tiene como finalidad suministrar el “órgano fundamental para una filosofía rigurosamente
científica”, así como una reforma metódica de todas las ciencias. Como a la par de éste nuevo
método y de esta ciencia (en cuanto al método y al contenido) surgió la “psicología pura o
fenomenológica”, Husserl se fija el objetivo de distinguir y limitar a ésta en relación a la
fenomenología filosófica o trascendental.

I. La psicología pura, su campo de experiencia, su método, su función.

1
Para realizar el objetivo anterior, nuestro autor procede a determinar el campo, el método y la
función de la psicología pura.

1 Husserl, E., El artículo de la Encyclopaedia Britannica, UNAM, México, 1990. p. 8.

1
Husserl nos dice que la psicología moderna es la ciencia de lo “psíquico”, es decir, de todo aquello
que se encuentra con carácter de yo y que le pertenece, en cuanto vivencia psíquica, a éste; como
por ejemplo, pensar, sentir, experimentar, etc. Si las ciencias “puras” de la naturaleza se ubican en
la descripción de las realidades físicas, prescindiendo de las realidades extrafísicas, entonces
Husserl se pregunta si es posible hacer un paralelismo con éste tipo de ciencias y hablar de una
psicología pura que prescinda de lo físico. Como esto no es nítido, en cuanto a su legitimidad,
Husserl busca aclarar ésta cuestión.

Para esto debemos aclarar lo peculiar de la experiencia psíquica pura o lo peculiar de lo puramente
psíquico, que, dice Husserl, ha de convertirse en tema de la psicología pura. Así, “La actitud de la
mirada experimentadora sobre nuestro psiquismo se lleva a cabo necesariamente como una
reflexión, como vuelta de la mirada dirigida antes a otra parte” 2, esto es así porque cuando nuestra
mirada se dirige exclusivamente a las cosas, son ellas las que se presentan, pero no el “vivir
psíquico mismo en el cual son para nosotros concientes como tales” 3. Éste sólo se nos hace patente
en la reflexión, y es en esta donde las vivencias subjetivas correspondientes llegan a ser concientes
para nosotros, y en las cuales ellas se nos aparecen. 4 De ahí que las vivencias se llamen fenómenos;
siendo la característica principal de estos el estar referidos a (conciencia-de, acordarse de, pensar
en, etc.). “La expresión derivada terminológicamente de la escolástica para este carácter
fundamental del ser como conciencia, como aparición de algo, es INTENCIONALIDAD”5.

Estamos entonces, dirigidos a los objetos, nuestra “intentio” va hacia ellos. El estar dirigido es, de
esta manera, “un rasgo esencial inmanente de las vivencias correspondientes.”6.

La conciencia de algo, en su intencionalidad, remite, nos dice Husserl, a un intencionalidad diversa


y sintéticamente unificada. Por eso la estructura intencional de un acto o proceso perceptivo es
altamente complejo. Vemos así, que la psicología parece tener un gran campo de estudio y de
investigación, sin embargo, Husserl apunta que, la prosecución de dichas tareas (la integridad de las
vivencias como una vida total del alma), no sólo tienen validez para el ser anímico del cual se
2 Ibíd., p. 60.
3 Ibíd., p. 61.
4 Aquí no logra entenderse si lo que se nos aparece son solamente las vivencias subjetivas o las cosas; o ambas.
5 Ibíd., p. 61.
6 Ibíd., p. 61.

2
encarga el psicólogo.

Un señalamiento interesante de Husserl, que rompe en cierto sentido con un solipsismo que podría
derivarse, es que la vida anímica no sólo se constituye o es asequible a través de la experiencia de sí
mismo, sino también por la experiencia de lo ajeno, del otro. Por eso es necesario hacer
“comprensible fenomenológicamene también la vida comunitaria, según todas las intencionalidades
que le pertenecen.”7

Se busca entonces una ciencia depurada de todo lo psicofísico y que nos “procure un campo cerrado
de ser”8. No obstante, subsisten dificultades en torno a una psicología puramente fenomenológica.
De esta manera, Husserl sostiene, que es necesario un método para acceder al campo puramente
fenomenológico, “Este MÉTODO DE LA REDUCCIÓN FENOMENOLÓGICA es, pues, el
método fundamental de la psicología pura, el presupuesto de todos sus métodos específicamente
teóricos”9. La dificultad es entonces como se entrelaza la experiencia de sí mismo con la
experiencia externa, la de lo real extrapsíquico. Lo “externo” no pertenece a la interioridad
intencional, aunque la experiencia misma si forme parte de ella como experiencia de lo externo. Se
requiere entonces realizar, apunta Husserl, la epojé, por parte del fenomenólogo, para que éste
alcance su conciencia como fenómeno puro. Eso es que debe inhibir toda ejecución de posiciones
objetivas puestas por la conciencia irreflexiva; esto no niega que en una vivencia intencional se
describa a la vez lo que en ella es conciente como tal. La “puesta entre paréntesis” del mundo
desconecta a éste, del campo fenomenológico, presentándose así el mundo “así y asá CONCIENTE
“COMO TAL”... se presenta el respectivo sentido de conciencia en sus diferentes modos (sentido
de la percepción, sentido del recuerdo, etc.)10

El método de la reducción fenomenológica consiste, nos dice Husserl, en:

1) En poner “entre paréntesis” o realizar la epojé de todas las posiciones objetivas, tanto en el
fenómeno anímico como en la entera consistencia anímica.
2) En la aprehensión y descripción de las múltiples “apariciones” de sus unidades objetivas y

7 Ibíd., p. 62.
8 Ibíd., p. 63.
9 Ibíd., p. 63.
10 Ibíd., p. 64.

3
de las unidades como componentes de sentido.

A estas, Husserl se refiere como, dirección “NOÉTICA” y dirección “NOEMÁTICA”


respectivamente. La reducción fenomenológica, nos señala Husserl, es la única “experiencia interna
genuina”. Esto no sólo aplica para un sujeto determinado, sino también en y para el otro, y en ese
sentido Husserl habla de un ejercicio comunitario, en palabras de nuestro autor, “no sólo a los
campos intencionales anímicamente aislados, sino a la unidad de la vida comunitaria intersubjetiva,
que los vincula a todos ellos, en su pureza fenomenológica (reducción intersubjetiva).” 11 Se obtiene
de esta manera, según Husserl, la plena ampliación del concepto de “experiencia interna”. Sin
embargo, señala Husserl “es inseparable de esta vida el SUJETO-YO vivido en ella como el
“POLO-YO” idéntico que centraliza todas las intencionalidades particulares, y como portador de las
habitualidades que adquiere durante esta vida.”12.

“Todo campo de experiencia posible cerrado en sí mismo permite eo ipso la transición universal de
la facticidad a la forma esencial (eidos)”13. Si esto es así, entonces, la mirada teórica se dirige hacia
lo que necesariamente se mantiene invariante en la variación y surge de este modo un dominio
propio de lo “apriori”. Así, el eidos debe poder atravesar todo ser anímico posible si ha de ser
“lógicamente posible”, es decir, intuitivamente representable. Debe entonces fundarse la
fenomenología psicológica como “fenomenología eidética”, pues se dirige exclusivamente a las
formas esenciales invariantes. El método de la reducción eidética “procura el acceso a las
configuraciones esenciales invariantes de la esfera puramente anímica en su totalidad.”14

El descubrimiento de la tipología apriórica (que parece otorgar el sentido de la exactitud de la


ciencia natural y que la psicología requiere para ser rigurosa), sin la cual sería posible pensar un yo,
un nosotros, la conciencia, etc. da origen a un inmenso campo de “la exactitud” que se traslada de
modo inmediato a la exploración empírica del alma. Este apriori presupone el de “la psicología
puramente fenomenológica, así como presupone, por el otro lado, el apriori puro de una naturaleza

11 Ibíd., p. 65.
12 Ibíd., p. 65.
13 Ibíd., p. 65.
14 Ibíd., p. 66.

4
física (y en especial orgánica) en general.”15.

Husserl dice que sobre la base de una fenomenología “estática” (cuyas características se enumeran
en la página 67) se construye posteriormente la fenomenología genética que tiene que ver con la
génesis de la pasividad como primera génesis fundadora en la cual el yo no participa.

II. Psicología fenomenológica y fenomenología trascendental

La idea de una psicología puramente fenomenológica sirve para poner al descubierto la esencia de
una fenomenología trascendental y no sólo para reformar a la psicología empírica. Incluso
históricamente la preeminencia la ocupa el problema trascendental, incluso la restricción misma a lo
subjetivo estaba determinada por intereses extrapsicológicos. Es en Descartes, dice Husserl, donde
se sucita el problema trascendental y fue éste, el primero en mostrar el “método de la exhibición de
la “subjetividad trascendental”. En Locke se transforma la mens trascendentalmente pura en human
mind, cuya exploración sistemática se realiza a través de la experiencia interna. Es Locke, dice
Husserl, el fundador del psicologismo, pero “El destino de la filosofía científica depende de una
superación radical de todo psicologismo, que no sólo revele su contrasentido de principio, sino que
también de satisfacción a su núcleo de verdad trascendentalmente significativo.”16

A partir del descubrimiento de la ambigüedad que implica la doble significación de todos los
conceptos relativos a lo subjetivo, que surgen al plantear la cuestión trascendental, se hace patente
la separación más tajante entre la psicología trascendental y la fenomenología trascendental como la
“genuina filosofía trascendental”.

Debemos entonces explicar en que consiste el problema trascendental.

Husserl señala que dicho problema surge cuando abandonamos la actitud natural, que piensa que la
realidad existe de manera comprensible de suyo y que además está pre-dada sin “un incuestionable

15 Ibíd., p. 67.
16 Ibíd., p. 69.

5
estar ahí delante”, y nuestra mirada se dirige a hacia la vida de conciencia, en la cual el mundo es
precisamente para nosotros. De esta manera se revela que todo el sentido que tiene para nosotros
“es un sentido conciente en la interioridad de nuestra propia vida perceptiva... y un sentido que se
forma en nuestra génesis subjetiva; toda validez de ser se lleva a cabo en nosotros mismos...”17

Sin embargo, este presentarse del mundo en referencia a la subjetividad requiere esclarecimiento.
Pues el percatarnos de la referencia del mundo a la conciencia no nos explica ni nos da a entender
cómo la vida de conciencia puede producir en su inmanencia, por ejemplo, que algo pueda
presentarse como existente en sí. Es en nosotros, dice Husserl, o más precisamente en nuestra vida
de conciencia donde “se configura para nosotros primeramente este sentido” 18, pues “Nosotros
hemos de ser aquello en cuya vida de conciencia el mundo real... cobre como tal sentido y validez.”
19

Husserl, no obstante, nos señala que debemos reconocer que en la indicada relatividad de la
conciencia, no atañe al factum de nuestro mundo, sino, con necesidad eidética, a todo mundo
concebible en general. Así, con la formulación eidética del problema, la exploración misma de la
conciencia deviene exploración eidética.

Al haber puesto de relieve la posibilidad de una psicología fenomenológicamente pura se ha


demostrado lo esencialmente propio de los sujetos de conciencia en “generalidad eidética”, según
todas sus posibles configuraciones. Esto nos lleva a la apariencia de que la psicología pura o
trascendental comprende la “exploración total de las correlaciones para el ser y la conciencia y,
desde luego, en una generalidad de principio... y por ende parece que es la morada de todos los
esclarecimientos trascendentales.”20

No obstante, Husserl nos recuerda que la psicología continua siendo una “ciencia positiva” y en
tanto tal una ciencia en la actitud natural que toma al mundo como dado y lo tematiza a partir de su
“dadidad”. De esta manera, la reducción fenomenológica le sirve solamente para alcanzar lo
psíquico de las realidades animales en su esencialidad “propia pura y sus nexos puramente

17 Ibíd., p. 69.
18 Ibíd., p. 70.
19 Ibíd., p. 70.
20 Ibíd., p. 71.

6
esenciales propios.”21 De ahí que Husserl diga que el psicólogo como fenomenólogo eidético es
trascendentalmente ingenuo, pues le interesan los hombres y los animales como pensados ahí
delante en un mundo espacial posible.

De tal manera que la psicología trascendental queda con la impronta de la actitud natural y por tanto
con el índice de lo “trascendentalmente problemático”, esto implica, como puede verse, que la
psicología trascendental no puede proporcionar a la filosofía trascendental premisa alguna.
Nosotros, dice Husserl, no nos interesamos, por lo tanto, por la subjetividad en términos de
subjetividad anímica.

El problema de lo trascendente o trascendental es un esclarecimiento acerca de las múltiples


relaciones intencionales de un mundo posible circundante a la subjetividad. Esto implica tener un
asidero seguro del cual podamos partir, en la que tiene que estar encerrado todo medio de solución.
“Esta base es aquí la subjetividad de aquella vida de conciencia en la que se constituye un mundo
posible en general en cuanto mundo ahí delante.”22 Todo lo demás, todo el mundo posible que
constituye la actitud natural carecen de esta base y por tanto, las mismas ciencias positivas deben
someterse trascendentalmente a la epojé. De esta manera, la subjetividad y la conciencia que nos
interesan no son las mismas de las que se ocupa la psicología.

La subjetividad trascendental, de la cual se preocupa el problema trascendental, no es otra cosa que


“yo mismo” o el “nosotros mismos”, pero no en tanto nos encontramos en la actitud natural que
hemos mencionado anteriormente, sino como sujetos de la vida de conciencia en el que las cosas
que están ahí enfrente o ahí adelante de nosotros/para nosotros, se hacen o presentan, por medio de
“ciertas apercepciones”. Incluso el yo y el nosotros que están ahí delante, presuponen a un yo y a un
nosotros que apercibe. Dice Husserl, que a esta subjetividad trascendental tenemos acceso directo
mediante una experiencia trascendental. Pues, de la misma manera en que la experiencia anímica
requirió una reducción para alcanzar la pureza, de la misma manera es requerido en lo
trascendental.

Se introduce, de esta manera, a la reducción trascendental como un escalón superior respecto de la

21 Ibíd., p. 71.
22 Ibíd., p. 72.

7
reducción psicológica. De la misma manera que la relatividad trascendental de todo mundo posible
exige su “puesta entre paréntesis”, la psicología puramente fenomenológica exige dicha reducción,
para convertirse así, en fenómenos trascendentales. Tenemos entonces que el fenomenólogo reduce,
por medio de la epojé, a la subjetividad psicológicamente pura a la subjetividad trascendentalmente
pura,

aquella que lleva a cabo y pone en vigencia en sí la apercepción del mundo y en ella la
apercepción objetivante... Por ejemplo mis vivencias puras de percepción, mis vivencias
puras de fantasía... se convierten en mis vivencias trascendentales cuando por medio de una
epojé radical pongo al mundo, incluido mi ser hombre, como mero fenómeno y me
concentro ahora en la vida intencional en la cual se configura la apercepción total “del”
mundo... 23

De esta forma la reflexión de la conciencia le ofrece, al fenomenólogo, algo siempre


trascendentalmente puro, en cierta forma intuitiva, en el modo de la “experiencia interna
trascendental”, que surgida de la epojé abre el campo ilimitado del ser trascendental.

Mi yo trascendental es por ende evidentemente 'diferente' del yo natural, pero de ninguna


manera como un segundo yo, como un yo SEPARADO de él ... tampoco es un yo unido a
él... en sentido natural. Es precisamente el campo (concebido en concreción plena) de la
experiencia trascendental de sí mismo, que en todo momento puede convertirse,
MEDIANTE UNA MERA MODIFICACIÓN DE LA ACTITUD, en experiencia
psicológica de sí mismo.24

Lo que dice Husserl, es que, en cada caso, somos, nosotros mismos, el sujeto trascendental, pero no
en la actitud natural, sino en la actitud filosófica.

Incluso, siguiendo la dimensión “comunitaria” que Husserl ha ido mencionando, si sometemos a la


intersubjetividad anímica a la epojé, ésta nos conduce a su paralela, a la intersubjetividad
trascendental. Y Husserl señala enfáticamente lo siguiente, “La intersubjetividad trascendental es la
base de ser concretamente independiente y absoluta, de la cual todo lo trascendente (incluido todo
existente real mundano) extrae su sentido de ser como ser de un existente en sentido meramente

23 Ibíd., p. 74.
24 Ibíd., p. 75.

8
relativo y por ello incompleto, como sentido de una unidad intencional que es en verdad por
donación trascendental de sentido...”25

10

Merced a la explicación y al esclarecimiento realizado por Husserl hasta ahora, nuestro autor nos
dice que, se vuelven comprensibles dos puntos. Por una parte, se comprende, la independencia de la
idea de una fenomenología trascendental respecto a la idea de una psicología fenomenológicamente
pura y; por otro lado, la utilidad propedéutica de anteponer el esbozo de una psicología pura, para sí
ascender a la fenomenología trascendental.

En cuanto a lo segundo Husserl señala que, “la actitud trascendental significa una especie de
cambio de la forma de vida anterior y que, por ende, merced a su absoluta extrañeza, tiene que ser
difícilmente comprensible.”26

Husserl considera que el interés trascendental es el más alto y el último interés científico, por tanto,
es correcto “cultivar las teorías trascendentales en el sistema absoluto e independiente de la filosofía
trascendental, y poner en ella misma de manifiesto, con la indicación de la índole esencial de la
actitud natural en oposición a la trascendental, la posibilidad de reinterpretar todas las doctrinas
fenomenológicas trascendentales como doctrinas de la positividad natural”27

III. Fenomenología trascendental y filosofía como ciencia universal en fundamentación


absoluta

11

En la ejecución sistemática de la fenomenología trascendental se realiza, según Husserl, la idea


Leibniziana de una “ontología universal” como “unidad sistemática de todas las ciencias aprióricas
concebibles, pero en una nueva fundamentación que supera el “dogmatismo” mediante el método
trascendentalmente fenomenológico.”28La fenomenología así entendida, como ciencia de todos los
fenómenos trascendentales concebibles, es una ciencia apriórica de todos los entes concebibles.

25 Ibíd., p. 75.
26 Ibíd., p. 76.
27 Ibíd., p. 77.
28 Ibíd., p. 77.

9
Pero no de lo que objetivamente es, ni tampoco desde la actitud natural, sino en plena concreción,
que según Husserl, equivale a extraer, del ente en general, su “sentido de ser y su validez de la
constitución intencional correlativa.”29, comprendiendo a la misma subjetividad trascendental. Así,
frente a la ontología de la positividad, que solo en apariencia es universal, la ontología
verdaderamente universal que es la fenomenología desarrollada.

12

Todo apriori, nos dice Husserl refiriéndose a la crisis de fundamentos de las ciencias exactas, está
establecido en su validez de ser como obra trascendental, así como sus configuraciones esenciales
de su constitución, especies y los niveles de su darse y de su verificación. En este sentido, la
comprobación del apriori se hace transparente del mismo modo que el método subjetivo de ésta
comprobación. Lo que nos lleva a sostener que no pueden haber “paradojas” o “crisis de
fundamentos” para las ciencias. Incluso en las ciencias aprióricas “historicamente desarrolladas”, si
deseamos asegurarlas como genuinamente científicas, debemos fundamentarlas
fenomenológicamente; con esto además dejan de ser positivas, dogmáticas, “y se vuelven una rama
subordinada de la fenomenología una como ontología eidética universal.”30

13

Las ciencias empíricas exigen, para ser consideradas genuinamente científicas, una fundamentación
fenomenológica. Una fundamentación fenomenológica mediante una ciencia apriórica
correspondiente. Esto se encuentra en la exigencia misma del método que pretende alcanzar una
ciencia universal. Es ésta, su tarea, o en palabras de Husserl, es, “Esta tarea infinita, exhibir el
universo entero del apriori en su referencia retrospectiva trascendental a sí mismo y con ello en su
autonomía y su acabada claridad metódica...”31

La configuración fenomenológica de la ciencia universal de la facticidad le otorga a ésta su estatuto


de ciencia genuina, “como tal, ella es ciencia universal de la intersubjetividad trascendental fáctica
sobre el fundamento metódico de la fenomenología eidética como ciencia de una subjetividad
trascendental posible en general.”32. De este modo, a juicio de Husserl, se justifica la IDEA DE

29 Ibíd., p. 77.
30 Ibíd., p. 78.
31 Ibíd., p. 78.
32 Ibíd., p. 79.

10
UNA FENOMENOLOGÍA EMPÍRICA, posterior a la eidética.

14

De lo anteriormente dicho se sigue, según Husserl, o más bien, se restituye a la filosofía como
ciencia universal, a partir de la justificación radical que ella misma ha hecho; siendo, de esta forma,
ciencia única y primera en el sentido platónico y cartesiano. Pues, ésta filosofía abarca ahora todo el
conocimiento genuino. Se divide, nos señala Husserl, en filosofía primera y en filosofía segunda. La
primera es el universo del método, auto-referencial (fenomenología eidética u ontología universal);
la segunda es “la ciencia de los facta o de la intersubjetividad trascendental que los encierra a todos
ellos sintéticamente.”33

15

Es en la esfera de la fenomenología, que ha sido expuesta a lo largo del artículo de Husserl, en


donde tienen su lugar todos los problemas racionales y todos los problemas filosóficos anteriores.
Pues, a juicio de Husserl, es en “las fuentes absolutas de la experiencia trascendental o de la
intuición eidética” donde reciben su formulación genuina, así como su solución.

Muy interesante e importante es el señalamiento que Husserl hace al hablar de la función propia de
la fenomenología “en una posible vida trascendental de la humanidad”, pues, en función del
“autoexamen universal de la humanidad (trascendental)”, nuestro autor, asevera, “la aspiración a la
idea universal, que yace en lo infinito, de la perfección absoluta o, lo que es lo mismo, la aspiración
a la idea -que yace en lo infinito- de una humanidad que sea y viva de hecho y cabalmente en
verdad y en genuinidad.”34

Podemos observar aquí la dimensión ético-práctica que Husserl extrae de la fenomenología, pues
Husserl afirma la idea de una vida de la humanidad genuina, que sería una vida dirigida conciente y
voluntariamente a esa idea absoluta que lineas arriba citábamos.

16

33 Ibíd., p. 79.
34 Ibíd., p. 80.

11
Finalmente, Husserl afirma que en la fenomenología se disuelven, por sí mismas, las antiguas
antítesis como racionalismo y empirismo, positivismo y metafísica, subjetivismo y objetivismo, etc.

Así, el subjetivismo sólo puede ser superado mediante un subjetivismo más universal y consecuente
(el trascendental), que es a la vez objetivismo, en el sentido de que acredita toda objetividad
mediante una experiencia concordante; de la misma manera el relativismo solamente puede ser
superado mediante “un relativismo más universal, el de la fenomenología trascendental, que hace
comprensible la relatividad de todo ser objetivo en cuanto constituido trascendentalmente” 35 al
mismo tiempo que hace comprensible la relatividad más radical correspondiente a la relatividad de
la subjetividad trascendental a sí misma. Lo mismo sucede con el empirismo, en donde, en lugar de
la limitada “experiencia”, se establece un concepto más amplio de experiencia de la intuición.

Si bien éste remontar a todo ser, a la subjetividad trascendental y a sus “obras intencionales
constitutivas”, ofrece sólo la consideración teleológica; la fenomenología reconoce un núcleo de
verdad en el sensualismo o naturalismo.

Husserl concluye considerando, a la fenomenología en su método, como “repercusión pura de


intenciones metódicas” que ya movían a los griegos, pero ante todo de las intenciones que parten de
Descartes y atraviesa al racionalismo y al empirismo a través de Kant. Esto quiere decir, “que pone
los problemas en las sendas de un trabajo en el que puede concretamente ponerse manos a la obra y
que puede ser concluido.”36

35 Ibíd., pp. 80-81.


36 Ibíd., p. 81.

12

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