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Delirio
CancerMail del Instituto Nacional del Cáncer

Información del PDQ para profesionales de la salud


Importante: La presente información está dirigida principalmente al personal médico y otros
profesionales de la salud. Si usted tiene alguna pregunta relacionada al tema, puede preguntarle a
su médico, comunicarse con el Servicio de Información del Cáncer al 1-800-4-CANCER (1-800-
422-6237)

DECLARACION
El delirio y otros trastornos mentales orgánicos ocurren en aproximadamente un 15% a 20% de
las personas con cáncer hospitalizados y en más del 75% de las personas con cáncer con
enfermedad terminal.[1-3] El delirio es una disfunción cerebral global de etiología no específica,
caracterizada por perturbaciones concurrentes en el nivel de conciencia, atención, pensamiento,
percepción, emoción, memoria, conducta psicomotora, y ciclo de sueño-vigilia. La desorientación,
la fluctuación, los altibajos de los síntomas mencionados anteriormente, así como el inicio agudo o
abrupto de tales perturbaciones son características críticas del delirio.[4-10] El delirio es a
menudo reversible (comparado con la demencia), aun en personas con enfermedad avanzada. El
delirio, sin embargo, es posible que no sea reversible en las últimas 24 a 48 horas de vida
(agotamiento terminal o agitación terminal) debido a la influencia de procesos irreversibles tales
como el paro de múltiples órganos.[4-10]

El diagnóstico de un trastorno mental orgánico debe ser considerado en cualquier paciente


médicamente enfermo que presenta un inicio agudo de agitación o conducta no cooperadora,
cambio de personalidad, función cognitiva deteriorada, lapso alterado de la atención o nivel de
conciencia fluctuante, o ansiedad o depresión no características e intensas. Los síntomas tempranos
del delirio u otros síndromes mentales orgánicos son a menudo erróneamente diagnosticados como
ansiedad, ira, depresión o psicosis. Muchas escalas de diagnostico y clasificación del delirio están
disponibles para ayudar a los clínicos en la evaluación y el manejo de pacientes con delirio.[11-13]

Distinguir entre delirio y demencia puede ser extremadamente difícil ya que ambos frecuentemente
comparten características clínicas tales como desorientación, alteración de la memoria, el
pensamiento y el juicio. La demencia, sin embargo, aparece típicamente en individuos
relativamente alertas con poca o ninguna alteración de la conciencia. El inicio temporal de los
síntomas en la demencia es también menos agudo (es decir, crónicamente progresivo), y el ciclo de
sueño-vigilia parece menos deteriorado. Lo más prominente en la demencia son las dificultades en
la memoria de corto y largo plazo, juicio y pensamiento abstracto deteriorados, y alteraciones de las
funciones corticales superiores(p. ej., afasia, apraxia). Ocasionalmente, el delirio se sobrepone a una
demencia subyacente, particularmente en personas ancianas o personas con cáncer, SIDA o con
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síndrome paraneoplásico.[5,10-12,14-16] Medidas diseñadas para ayudar en el diagnostico y la
evaluación de la gravedad del delirio están disponibles.[13,17,18]

Delirio asociado a cáncer

Los trastornos mentales orgánicos se deben ya sea a los efectos directos del cáncer en el sistema
nervioso central (SNC) o a los efectos indirectos en el SNC de la enfermedad o tratamientos, p. ej.,
medicamentos, desequilibrio electrolítico (hipofosfatemia, hiperglucemia, hipercalcemia),
infección, complicaciones vasculares, paro de un órgano vital o sistema, así como también deterioro
cognitivo preexistente o demencia. (Para mayor información, ver el sumario del PDQ sobre La
Hipercalcemia.) Dada la gran cantidad de medicamentos que los pacientes de cáncer requieren y su
estado fisiológico potencialmente frágil, aun los hipnóticos ordenados de rutina pueden causar
delirio. Los analgésicos opiáceos (p.ej., meperidina, el sulfato de morfina, metadona, hidromorfona,
levorfanol) modificadores de la respuesta biológica, (p.ej., interleucina y interferon),
benzodiazepinas, sedantes/hipnóticos, y los analgésicos adyuvantes pueden causar estados confusos,
particularmente en pacientes con cáncer de edad avanzada y terminalmente enfermos. Los agentes
quimioterapéuticos que se sabe causan delirio son el metotrexato, el fluorouracilo, el ifosfamido, la
vincristina, la vinblastina, la bleomicina, la carmustina,el cisplatino, la asparaginasa, la
procarbazina y los glucocorticosteroides. El espectro de trastornos mentales causados por los
corticosteroides va desde una labilidad menor del ánimo hasta manía grave o depresión, deterioro
cognitivo (demencia reversible), y delirio (psicosis esteroide). Aunque estos trastornos son más
comunes con dosis elevadas y usualmente se desarrollan dentro de las primeras 2 semanas de uso de
esteroides, estos pueden ocurrir en cualquier momento en cualquier dosis, aun durante la fase de
disminución. Estos efectos generalmente se revierten después que los fármacos son suspendidos,
aunque podrían persistir por 2 semanas. Una enfermedad psiquiátrica previa o trastorno mental
previo debido al uso de esteroides no predice la susceptibilidad a trastornos mentales subsecuentes
con esteroides, o la naturaleza de esteroides, lo cual es a menudo reversible con la reducción o
descontinuación de la dosis.[14,19]

Manejo del delirio

El manejo del delirio incluye intervenciones que están dirigidas tanto a las causas subyacentes como
a los síntomas de la enfermedad. La identificación y corrección de las causas subyacentes del delirio
deben tener lugar al iniciar las terapias sintomáticas y de apoyo. Esto incluye evaluaciones médicas
de las causas potencialmente reversibles del delirio apropiadas para la etapa de la enfermedad y las
condiciones en las que se proporciona el cuidado.[20]

El Manejo y apoyo conductual del tratamiento sintomático del delirio incluyen la educación, dar
confianza y apoyo al paciente y a las personas encargadas del cuidado del paciente, manipulación
del ambiente para proveer un medio seguro con una nueva orientación y el uso apropiado de
farmacoterapia. Medidas para ayudar a reducir la ansiedad y la desorientación leve (p. ej., mayor
estructura y familiaridad) incluyen un cuarto tranquilo, bien alumbrado, con objetos familiares, un
reloj o calendario visible y la presencia de la familia. También puede ser necesario el uso juicioso
de artefactos físicos para prevenir lastimarse a sí mismo, además de la observación de enfermera
privada.[21] A menudo, estas técnicas de apoyo solas no son eficaces, y es necesario el tratamiento
sintomático con medicamentos neurolépticos o sedantes.[14]

El delirio puede ser una complicación del cáncer y el tratamiento del cáncer especialmente en
pacientes con enfermedades avanzadas. El delirio puede causar mucha alarma en la familia y ser
potencialmente dañino para la persona que lo sufre debida a que podría afectar su juicio. Las
opiniones acerca de que representa el delirio (i.e. un evento medico, un evento espiritual o una parte
normal del proceso de muerte) son probablemente influenciadas por un acercamiento filosófico o
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por el que uno practica. El decidir si se debe intervenir y cuando, y cuán invasiva esa evaluación o
intervención debería ser, puede basarse en consideraciones practicas (i.e. el lugar de tratamiento, las
variables de la enfermedad, preferencias de la persona con cáncer y la familia, y la aflicción
asociada con los síntomas del delirio). Se podría optar por el tratamiento sintomático del delirio sin
evaluación o tratarlo con una evaluación limitada para determinar la causa en un paciente con
enfermedad terminal que esta siendo cuidado en casa. Cuando la familia esta muy afligida por los
síntomas del paciente, se podría subir la dosis de sedativos si los síntomas cognoscitivos y otros
síntomas no se pueden aliviar de otra forma. Se podría escoger sólo la observación en los pacientes
que experimentan ilusiones o alucinaciones de una naturaleza confortable (i.e. como viendo a su
lado a algún ser querido que ya ha muerto, listo para acompañar al paciente después de la muerte).
[22] Una persona con una enfermedad temprana que desarrolla delirio en el sentido de una actividad
terapéutica debería ser evaluado con más detalle (incluyendo estudios de imagen, pruebas de
sangre, etc). El delirio puede indicar un cambio en el estado de la enfermedad (ej. Compromiso del
SNC).

La seguridad del paciente que está sufriendo y de la familia es siempre una preocupación superior.
Inclusive en situaciones donde el tratamiento es conservativo el estado del delirio puede ser
altamente variable y algunas veces volátil. El paciente taciturno o el que experimenta alucinaciones
confortables pueden tener un cambio de ánimo rápido e imposible de predecir o un nivel de
agitación que necesita intervención.

Manejo Farmacológico del delirio

Haloperidol, un agente neuroléptico (antipsicótico) que es un bloqueador potente de dopamina, es


la droga de selección para el tratamiento del delirio en el paciente con cáncer por el incidente bajo
de efectos cardiovasculares y anticolinérgicos. No hay pruebas clínicas al azar y controladas que
comparen las benzodiazepinas, neurolépticos y placebos en pacientes con cáncer. No obstante, los
principios para el manejo de un paciente con delirio es muy probable que sean similares a los de las
personas con SIDA. Se realizó una prueba clínica al azar y controlada con pacientes de SIDA y se
encontró que el haloperidol y la clorpromazina son equivalentes a cada uno y superior al lorazepam
en eficacia y seguridad. Además, tanto el haloperidol como la clorpromazina tienen menos efectos
secundarios que el lorazepam. [23] Dosis relativamente bajas de haloperidol (1 a 3 mg/día) son
usualmente efectivas para tratar la agitación, la paranoia y el miedo. Típicamente 0.5 a 1.0 mg de
haloperidol se administra inicialmente (oral, intravenosa, subcutánea o intramuscular), repitiendo
las dosis cada 45 a 60 minutos según los síntomas. Las concentraciones máximas de plasma se
alcanzan en 2-4 horas después de una dosis oral y las concentraciones mensurables de plasma
ocurren 15 a 30 minutos después de la administración intramuscular. La ruta intravenosa es
preferible en personas agitadas o paranoicas ya que facilita el rápido inicio del efecto del
medicamento. Si el acceso intravenoso no es posible, la administración intramuscular o subcutánea
es una opción razonable, comenzando la administración oral cuando sea posible. Las dosis
parenterales son casi dos veces más potentes que las dosis orales. La mayoría de los pacientes
responden a dosis de menos de 20 mg de haloperidol cada 24 horas.[6-8,21,24]

El haloperidol puede causar efectos secundarios extrapiramidales (acatisia, dificultad de movilidad,


rigidez, distonías, aquinesias) y trastornos del movimiento tales como distonías agudas, las cuales
generalmente pueden ser controladas farmacológicamente con el uso de medicamentos
antiparkinsonianos (p. ej., difenhidramina, trihexifenidil benzotropina). La acatisia responde ya sea
a dosis bajas de propranolol (p. ej., 5 mg 3 veces al día), lorazepam (0.5-1.0 mg 2-3 veces al día) o
benzotropina (1-2 mg 1-2 veces al día). Una complicación rara, pero a veces fatal, de antipsicóticos
es el síndrome neuroléptico maligno (NMS, por sus siglas en inglés), el cual generalmente ocurre
después de la administración prolongada de dosis elevadas de neurolépticos pero puede ocurrir al
iniciar el fármaco. NMS se caracteriza por hipertermia, mayor confusión mental, leucocitosis,
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rigidez muscular, mioglobinuria y creatina fosfoquinasa (CPK, por sus siglas en inglés) sérica
elevada. El tratamiento consiste en discontinuar los neurolépticos, incluyendo los recetados para
náuseas y vómito (metoclopramida, proclorperazina), proveer medidas de apoyo y a veces
administrando dantrolene sódico (0.8-10 mg/kg/día) o mesilato de bromocriptina (2.5-10 mg 3
veces al día).

Otros medicamentos neurolépticos pueden ser útiles en el manejo del delirio, especialmente si se
necesita la sedación en una persona agitada. La clorpromazina en una dosis inicial de 10 mg a 25
mg 3 veces al día (una dosis a la hora de acostarse), y aumentándola hasta un total de 50 mg a 100
mg 3 veces al día, puede ser útil y está disponible en forma oral e intravenosa. La hipotensión
ortostática puede ser una complicación de estos neurolépticos de potencia baja; las presiones
sanguíneas ortostáticas deberán ser especialmente vigiladas en pacientes con cáncer que reciben
clorpromazina intravenosa. La olanzapina (Zyprexa) se ha añadido a la lista de medicamentos
neurolépticos(antipsicóticos). Hasta hoy la olanzapina no ha sido estudiada en las personas con
delirio o síndrome de ansiedad orgánico. La olanzapina tiene un perfil de efectos secundarios
favorable y se ha informado que tiene una incidencia mas baja de efectos secundarios
extrapiramidales que incluyen la acaticia, hipotensión ortostática y cambios significativos en el
ECG comparada con otros neurolépticos. Un efecto secundario conocido de olanzapina es un
aumento significativo de peso.

Una estrategia común en el manejo del delirio agitado es agregar lorazepam parenteral a un régimen
de haloperidol. El lorazepam (0.5-1.0 mg oralmente o intravenosamente cada 1-2 horas) junto con
haloperidol puede ser más eficaz en sedar rápidamente a un paciente agitado con delirio.[6-8,24]
Sin embargo, midazolam puede ser dada continuamente por infusión subcutánea o intravenosa en
dosis que van de los 30 mg a los 100mg en 24 horas. El lorazepam y otras benzodiazepinas pueden
empeorar el delirio o contribuir a la depresión respiratoria en pacientes afectados y deberán usarse
con precaución si se requieren dosis grandes.[23]

La metotrimeprazina (intravenosa o subcutánea) puede ser usada para controlar la confusión y la


agitación en el delirio terminal. Las dosis para la mayoría de los pacientes con cáncer es desde 12.5
mg hasta 50 mg cada 4 a 8 horas con una dosis máxima de 300 mg en 24 horas. La hipotensión y la
sedación excesiva son limitaciones de este fármaco. El objetivo del tratamiento con midazolam y
metotrimeprazina es una sedación tranquila solamente.

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Date Last Modified: 07/2002


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Dr. G. Quade

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