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Y ESTADOS UNIDOS
Moritz Akerman
En ambos aspectos el avance de esta cooperación ha sido grande, y tal vez por
ello mismo, controversial. Justamente esta controversia hace que estas relaciones
ya no sean solamente de los Gobiernos y definidas por ellos, sino que empiezan a
hacerse y discutirse por la gente, por los medios, por los partidos, las ONG, los
sindicatos y obviamente por los empresarios, lo que da por resultado una mayor
participación ciudadana en la política internacional del país. Pasaron las épocas
en que las Cancillerías trabajaban de espaldas y marginando al público.
El primer desafío de estas relaciones depende de la forma y del tiempo en que sea
aprobado el TLC. La superación de la recesión económica que se vislumbra y que
podríamos atravesar en el futuro inmediato, resultaría mucho menos impactante si
el TLC fuese prontamente aprobado. Estos dos años que restan del Gobierno del
Presidente Uribe, fuertemente ligados a la generación de demanda agregada para
la superación de la recesión, dependen por tanto, en buena medida, de la suerte
del TLC. Pero no sólo depende del TLC la suerte de lo que resta del actual
Gobierno; también se juega la suerte de gran parte de los colombianos.
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pueda abordar de manera partidista. El caso no es si ‘‘al Gobierno de Presidente
Uribe le aprueban los miembros demócratas del Congreso americano el TLC’’. No,
el asunto es de interés nacional: lograr el marco legal y permanente entre las dos
economías que las haga más complementarias y dinámicas.
El asunto es cómo encontrar un camino para que las exigencias del Congreso de
EU sí se conviertan en factor democratizador de la vida y la política colombiana y
no, paradójicamente, en un factor de reforzamiento nacionalista que nos lleve ‘a
cocinarnos en nuestra propia salsa’ de atraso económico, de mezquindad cultural
nacionalista, excluyente y de continuación por tanto, de la violencia política.
La colaboración judicial tiene que ser en todos los casos. Tanto en el caso de
guerrilleros como de paramilitares. Ya van frustradas seis diligencias de
interrogatorio de la Fiscalía a Simón Trinidad y otras tantas a los jefes
paramilitares recientemente extraditados. Pero no podemos ocultar que algo va de
Dinamarca a Cundinamarca: en este último caso la colaboración es esencial para
desmontar la estructura que a los paramilitares les permitió colonizar una parte
significativa del Estado.
De allí que si no hay una eficaz colaboración podemos decir que la corrupción del
narcotráfico y de la narco política seguirá campeando en la vida nacional y la
repetición del conflicto, aunque con otra presentación, sería inevitable. Entonces la
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cooperación política para la seguridad –el otro campo esencial de las relaciones
Colombia EU- sería como sembrar en el viento para cosechar tempestades.
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demostrar que los paramilitares se extraditaron para romper su influencia en el
Estado y aún en entidades del propio Gobierno, como el DAS.
Agosto 2008
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