LA SEGURIDAD COMO DESAFIO MODERNO A LOS DERECHOS HUMANOS

 La posición del estado y la aplicación de políticas en la seguridad ciudadana,

enmarcadas dentro del ordenamiento jurídico internacional en irrestricto acatamiento de
los DD HH.
 El Estado debe generar una política de seguridad capaz de reducir el crimen y la
violencia, reduciendo al máximo las desigualdades sociales, es decir que las políticas
de seguridad eficientes y las políticas de inclusión social se relacionan y desarrollan
mutuamente.Se debe construir una política de seguridad eficaz, no represiva,
eliminando las prácticas violetas y delictivas.
 Dentro de las organizaciones encargadas de mantener el orden publico en
Latinoamérica que tienen el mismo tipo de misión como en el Ecuador, según el
análisis de esta lectura se entiende que. Las políticas adoptadas han sido denunciadas
por actos de corrupción y de involucramiento de sus miembros con el crimen
organizado. Como es el caso de la Policía del Brasil. En donde supuestamente
recibieron una formación anti humanista, una de las razones de las prácticas violentas y
discriminatorias.
 Se puede tener como experiencia la crisis de Sao Paulo, en la que su Policía y guías
penitenciarios adquirieron una estructura represiva. Se creó un régimen disciplinario de
cárceles. Un Ministerio Publico con una política de “tolerancia cero”. Indiferente frente a
la práctica de las torturas en las cárceles. La policía es considerada como una de las
más represivas del mundo.

COMENTARIO CRÍTICO
En la sociedad moderna se evidencia que la violencia y la inseguridad, no se ven limitadas a
las áreas marginales o de marcada pobreza, que tradicionalmente eran afectadas por ellas,
sino que está presente en cualquier estrato o lugar de nuestras ciudades. Para combatir
estos complejos temas, la mayoría de gobiernos, incluidos nuestros gobiernos
latinoamericanos, repiten el paradigma de la contención, enfocándose en que la forma de
disminuir la violencia es aplicar métodos represivos, que implica la creación de nuevos tipos
de cárceles, aumento de condenas, mayor inversión en fuerzas policiales, compra de
armamento, etc, es decir el concepto manejado es aplicar “más violencia contra los
delincuentes”.

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 En nuestra cultura, se asocia que la marginalidad, la pobreza, o la pertenencia a grupos
raciales de negros o indígenas, pudiera ser sinónimo de delincuencia, por lo cual muchas
veces en las investigaciones policiales, estos grupos son los principales “sospechosos“ de
actos violentos. “La guerra contra el delito”, muchas veces ha fomentado un modelo policial
violento, que no respeta los derechos individuales y resulta discriminatorio frente a las
minorías.
La inseguridad generada por la criminalidad y la violencia en las Américas constituye un grave
problema donde está en juego la vigencia de los derechos humanos. Las políticas sobre
seguridad ciudadana deben ser evaluadas desde la perspectiva del respeto y garantía de los
derechos ciudadanos dentro de ellos están los derechos humanos. Por un lado las
obligaciones negativas de abstención y respeto y, por otro, las obligaciones positivas
vinculadas a la adopción de medidas de prevención. Asimismo, la invocación efectiva de los
derechos involucran obligaciones positivas y negativas en cuatro niveles: obligaciones de
respetar, obligaciones de proteger, obligaciones de asegurar y obligaciones de promover el
derecho en cuestión. La obligación de respetar se define por el deber del Estado de no injerir,
obstaculizar o impedir el acceso al goce de los bienes que constituyen el objeto del derecho.
Las obligaciones de proteger consisten en impedir que terceros interfieran, obstaculicen o
impidan el acceso a esos bienes. Las obligaciones de asegurar suponen asegurar que el
titular del derecho acceda al bien cuando no puede hacerlo por sí mismo. Las obligaciones de
promover se caracterizan por el deber de desarrollar condiciones para que los titulares del
derecho accedan al bien.
El desafío en este marco es nítido: es necesario desarrollar una política y un discurso
progresista en este tema que rescate métodos, metas y valores compatibles con la tradición
humanista de la centro izquierda.
Si bien se trata de una directiva general para las medidas que deben tomar los Estados a los
efectos de cumplir con su deber de garantizar y proteger los derechos humanos en el marco
de su política de seguridad ciudadana, la Comisión entiende que, en lo que tiene que ver con
la posibilidad que los agentes estatales incurran en actos que pueden tipificarse como tortura
o tratos crueles, inhumanos o degradantes, deben incorporarse a los ordenamientos internos
de los países del hemisferio regulaciones precisas sobre el concepto de obediencia debida. En
este sentido, las funciones que cumplen los integrantes de las fuerzas de seguridad de los
Estados Miembros deben estar adecuadamente delimitadas. En especial, resulta fundamental
que las normas que regulan los procedimientos policiales establezcan claramente que ningún

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 oficial encargado de hacer cumplir la ley puede infligir, instigar o tolerar cualquier acto de
tortura u otro tratamiento o pena cruel, inhumano o degradante, ni puede invocar órdenes
superiores o excepcionales circunstancias, tales como el estado de guerra, atentado contra la
seguridad del país, inestabilidad política o cualquier otra emergencia pública, como
justificación de estos comportamientos ilícitos. Del mismo modo, las normas y la doctrina de
los cuerpos policiales, así como los sistemas de formación de sus integrantes, deben subrayar
la obligación de todo miembro de las fuerzas de seguridad de denunciar de inmediato
cualquier caso de tortura o trato cruel, inhumano o degradante que sea de su conocimiento,
así como cualquier orden que haya recibido de sus superiores para someter a una persona
detenida a este tipo de tratamientos. Todo esto, en concordancia con lo establecido en los
instrumentos internacionales aplicables, en particular la Convención de las Naciones Unidas
contra la Tortura, y la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
Sabemos que las políticas represivas no producen efectos positivos, por otra parte el autor
nos hace ver acerca de lo que sucede en Brasil donde la violencia forma parte de su vida de
los Brasileños y esto se debe a la delincuencia como a los mismos actos violentos utilizados
por miembros policiales, encontrándose los homicidios dentro de los mas altos donde la
población no esta protegida por el Estado, los gobiernos de los estados dependen de la policía
para atacar la delincuencia reforzando las practicas abusivas por parte de la policía no
respetando los derechos humanos, también cuentan con un alto índice de corrupción y de
varios de sus miembros están involucrados en el crimen organizado, las políticas de seguridad
publica adoptadas por el gobierno brasilero no solo han fallado a la hora de reducir los actos
delincuenciales si no que han contribuido a su aumento.
La política de seguridad depende mucho del respeto de los derechos humanos de todas las
personas pero parece ser que en Brasil no sucede así ya que según las encuestas en el año
2,004 los policías de tres estados mataron a 1,729 personas, otro problema es el de las
cárceles en la cual ya sobrepaso la cifra de 360,000 presos una superpoblación, la cual ha
generado una serie de motines y violencia por parte de la población penal imposibilitando
cualquier acción de rehabilitación.
El gobierno Brasilero aprobó una ley llamada Ley de crímenes Hediondos, con la cual se
pretendió ofrecer una respuesta a la criminalidad violenta, aumentándose las penas para
delitos graves incluyendo al trafico de drogas, sin embargo lo que ha producido esta ley es el
hacinamiento de los presos, convirtiendo los espacios carcelarios cada vez mas inhumanos.

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 Quienes abordan el tema de seguridad publica, no están para formular políticas publicas
eficaces, sino mas bien de un desafío cuyo contenido es de tipo civilizatorio, queriéndonos
decir con esto que ellos están en contra de toda practica que este en contra de los derechos
humanos de todas las personas incluidos delincuentes, también nos dicen si es que en
realidad buscamos construir alternativas consistentes y no disculpas, deberíamos de
incorporar políticas para reducir el crimen y la violencia, los cuales estarían orientados a la
prevención el cual reduciría o eliminaría el riesgo criminal.
La nueva política debe construirse en el dialogo con la comunidad, la sociedad civil y la
ciudadanía, esto quiere decir que estos actores pueden desempeñar un papel importante en la
prevención de los planes de seguridad y programas ya que son los mas adecuados para
implementar soluciones locales.
CONCLUSIONES
En países de América Latina, como el Brasil, se han realizado pocas investigaciones de
victimización, por lo que no se conoce en realidad las causas de la misma. En el caso de
países como el ecuador, se repite por parte del Gobierno discursos en los que se señala
acciones represivas, la creación de leyes que endurezcan las penas, esto frente a una
realidad de rehabilitación inexistente. Además se tiene una concepción de que el aumento de
la logística policial de por si reduce los niveles de violencia y criminalidad, algo totalmente
equivocado.
Otra concepción equivocada es que para controlar la violencia y la criminalidad, se debe
neutralizar a los infractores de la ley a través de cárceles. Los discurso de guerra contra el
delito, general un clima de miedo y un accionar discriminatorio en contra de los negros, vagos,
pobres, homosexuales y demás clases marginadas.
Se conoce que existe una correlación entre desigualdad social y criminalidad, no se puede
culpar a las diferencias e injusticias sociales.
Cuando una persona ha actuado en contra de las leyes que rigen una sociedad, esta será
juzgada y en el caso de ser detenida, la condena que deba pagar será el encierro, más no se
convertirá en una condena en la que reciba otros castigos

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 FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES, FLACSO
POLICÍA NACIONAL DEL ECUADOR
ESCUELA DE ESTADO MAYOR

“AGENDAS LOCALES EN SEGURIDAD EN AMERICA LATINA”

PROF. DR. LAUTARO OJEDA SEGOVIA.

TEMA:

ASPECTOS TEÓRICOS Y CONCEPTUALES:

LA SEGURIDAD COMO DESAFIO MODERNO A LOS DERECHOS HUMANOS

ALUMNO: LUIS GOYTIZOLO FUENTES

2011

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