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1-Bolívar en Trujillo
El generalísimo Simón Bolívar recibió el mandato del Congreso peruano como conductor de
la guerra emancipadora el 2 de setiembre de 1823. El 10 de febrero de 1824 fue nombrado
dictador por el Congreso. Retuvo este mandato hasta el 1 de febrero de 1825, cuando el
Congreso fue reinstalado y le prorrogó los poderes. Dejó el Perú el 3 de setiembre de 1826.
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Durante este período de tres años Bolívar estuvo en dos oportunidades en tierra trujillana. La
primera fue en diciembre de 1823. Luego de haber viajado de Lima a Cajamarca por la ruta de
los Andes, decidió durante la ruta de regreso visitar la ciudad de Trujillo. Viajó de Cajamarca a
Trujillo por el antiguo camino de arrieros que unía los pueblos de Magdalena, La Viña, Chilete,
Contumazá, Cascas, Ascope, el valle de Chicama y Paiján, hasta llegar a su destino en un
plazo de 6 días. El viaje se inició el 14 de diciembre. El día 20, Bolívar y su comitiva fueron
recibidos solemnemente en Ascope por el cabildo trujillano.
La segunda estadía en Trujillo fue en marzo de 1824, luego que el Congreso le otorgara
plenos poderes dictatoriales. Esta vez fue para trasladar a esta ciudad la sede del gobierno
republicano en peligro.
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Bolívar llegó a Trujillo en los primeros días de marzo acompañado de don José Faustino
Sánchez Carrión y ejerció junto con él directamente el poder en esta ciudad hasta el 12 de
abril. El departamento de Trujillo, que entonces comprendía lo que hoy es La Libertad,
Lambayeque, Piura, Tumbes, Amazonas y San Martín, ofreció a la causa emancipadora un
territorio seguro y económicamente más estable.
Bolívar dispuso que la señorial ciudad de Trujillo fuera sede de las autoridades
administrativas y judiciales y que el ejército fuera organizado y concentrado en
Huamachuco. En esta última localidad Bolívar y Sánchez Carrión ejercieron el poder supremo
entre el 21 de abril y mediados de mayo de 1824.
La primera proclama trujillana de Bolívar tuvo como fecha 11 de marzo de 1824. El primer
número trujillano de la Gaceta de Gobierno se imprimió el 13 de marzo. En los documentos y
decretos firmados en Trujillo el caudillo venezolano asumió a plenitud el título de
“Libertador”, ya no como un adjetivo honorífico sino como un cargo político preciso, en
reemplazo del título de “dictador”, que consideraba indigno de sus ideas y méritos.
Bolívar dejó la ciudad de Trujillo el 12 de abril, pero Trujillo debía permanecer como
capital de la nación hasta el fin de la guerra. Así lo dispuso un decreto de Bolívar dado en
Trujillo el 26 de marzo de 1824: “Mientras se liberte de enemigos la de Lima, será reputada
como la residencia del Gobierno Supremo aunque el Libertador no estuviera en ella”.
Trujillo fue oficialmente capital del Perú desde el 26 de marzo hasta el 7 de diciembre de
1824, fecha en que los poderes nacionales se reinstalaron en Lima, dos días antes de la
victoria de Ayacucho. Esta fue la segunda oportunidad en que Trujillo obtuvo esta alta
función. Ya había sido capital provisional en junio de 1823, durante el mandato de José de
la Riva Agüero, primer presidente del Perú por mandato del Congreso.
El mayor aporte lo dio la provincia de Trujillo, que aceptó poner a las órdenes del general
La Mar el “dos y medio por ciento de la población” en edad de tomar las armas (unos cinco mil
voluntarios) y embargó todos los caballos, coches y bestias de tiro, como lo atestigua una carta
del mariscal Sucre del 4 de febrero de 1824.
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equivalente a 47 mil pesos de plata, el aporte de la iglesia trujillana sumó 22 mil pesos. Hubo
también grandes aportes en hombres y recursos económicos de Piura, Chota, Cajamarca,
Huaylas, Huánuco y muchas otras localidades.
Entre los contribuyentes individuales que consigna la Gaceta de Gobierno está el hacendado
don Jerónimo de la Torre, uno de los signatarios del acta de independencia de Trujillo,
quien puso a disposición de la causa patriota los réditos de sus propiedades. Jerónimo de la
Torre fue el bisabuelo de Víctor Raúl Haya de la Torre, el fundador del APRA.
Las contribuciones no se interrumpieron hasta el fin de la guerra. Por ejemplo, entre marzo y
octubre de 1824, Chota contribuyó con el equivalente de 23 mil pesos de plata; el pueblo
de Pataz aportó 10 mil pesos y Huamachuco 38 mil pesos, cifras de una magnitud
extraordinaria para esa época y que implicaban un gran sacrificio.
Cuando llegaron los refuerzos colombianos a fines de marzo de 1824 ya existía un núcleo de
combatientes peruanos de más de 6 mil efectivos en pleno adiestramiento y bien
pertrechados. Hubo además una fuerza auxiliar de un millar de guerrilleros equipados y
protegidos por los hacendados de la provincia. Muchos tratados de historia no mencionan
estos datos, que están al alcance de cualquier lector en las gacetas oficiales.
De común acuerdo con Bolívar, este equipo puso en práctica un concepto de dictadura
distinto al tradicional, de acuerdo a lo expresado por Sánchez Carrión ante Bolívar en
febrero de ese año. Según las propias palabras del prócer huamachuquino, “aunque deban
hablar los fusiles no deben callar las leyes”. Había una guerra, el Congreso estaba en
receso, la dictadura podía tomar decisiones extraordinarias sin restricciones, pero tenían
que existir tribunales de apelación, las denuncias de irregularidades debían publicarse
en la gaceta oficial y el gobierno debía rendir cuentas públicas de todos sus ingresos y
egresos.
En efecto, hubo todo esto. No sólo las leyes no callaron, también se hizo obra social. El
Perú, hasta entonces emancipado a medias y dominado por una elite aristocrática que se vio
protegida por el Protectorado de San Martín, empezó a transformarse y tomar la forma de
una verdadera república desde Trujillo y en medio de la guerra.
Hubo también severos decretos contra los casos de probada deshonestidad de los altos
funcionarios y contra el mal manejo de los fondos públicos. El 15 de marzo de 1824 se
decretó la pena capital contra desertores y colaboradores con el enemigo y el 18 de
marzo contra los contrabandistas.
Bolívar también impuso severas penas contra oficiales y soldados que cometieran abusos
contra la población civil o delitos contra el honor de su arma. En marzo de 1824 un distinguido
capitán venezolano, cajero del batallón Caracas, fue hallado culpable de sustraer 700 pesos
de la caja del cuerpo para jugarlos a los dados, donde los perdió. El generalísimo no admitió
apelaciones ni atenuantes. El capitán fue fusilado en la plaza mayor de Trujillo.
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5-El “ministro general” y las reformas sociales
El mismo 26 de marzo Bolívar dispuso la supresión temporal de todos los cargos
ministeriales, concentrando el poder militar en su persona y el poder civil en un “ministro
general”. Para asumir esta última responsabilidad, un decreto del 3 de abril de 1824, dado en
Trujillo, nombró al prócer huamachuquino José Faustino Sánchez Carrión “ministro
general”, encargado de atender todos los problemas de orden interno y de cancillería y,
por si fuera poco, generar recursos para el sostenimiento del ejército. Sánchez Carrión
cumplió este difícil desempeño con eficiencia y ejemplar honradez, venciendo condiciones
sumamente difíciles.
Esta ley de abolición del gamonalismo y defensa de las comunidades indígenas tuvo un gran
impacto político en todo el territorio libre de esos días. Fortaleció la identificación del pueblo
con la causa emancipadora. Bolívar y Sánchez Carrión pusieron en práctica esta ley en
forma directa en Huamachuco, Huaraz, Huánuco y Pasco. Si bien numerosos terratenientes
y gamonales restablecieron su poder después de 1826, en diversos lugares apartados de las
provincias andinas, sobre todo aquellos que estuvieron en la ruta del ejército patriota rumbo a
la batalla de Junín, la demarcación y propiedad de las tierras comunales subsistió desde
entonces.
Otra disposición importante de Bolívar y Sánchez Carrión tuvo la forma de una emotiva
ordenanza con fecha 24 de marzo de 1824. Su párrafo central ordena que “todos los
esclavos que quieran cambiar de señor, tengan o no tengan razón, y aún cuando sea por
capricho, deben ser protegidos y debe obligarse a los amos a que les permitan cambiar
de señor concediéndoles el tiempo necesario para que lo soliciten”.
Esta medida permitía a los esclavos dejar de serlo por propia voluntad, pudiendo, según su
deseo servir a otro señor y, por consiguiente, bajo condiciones más ventajosas. Era el
comienzo del fin de la esclavitud y tuvo igualmente un gran efecto político. Por cierto, la
medida fue dejada sin efecto después de 1826, pero el sentimiento contrario a la esclavitud
empezó a echar raíces.
Hacía falta rehacer la república casi desde cero, organizando un sistema estatal eficiente que
respalde al ejército y devuelva un lugar protagónico al pueblo, tan dejado de lado en el período
anterior por las ambiciones del núcleo aristocrático relacionado con el Protectorado de San
Martín.
Ese milagro ocurrió y fue obra del equipo de peruanos comandado por Sánchez Carrión que
permitió a Bolívar contar con un respaldo político y social multitudinario, aportado por los
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pueblos norteños de costa, sierra y ceja de selva, que antes de enero de 1824 no existía e
incluso era difícil de pronosticar.
Este enorme mérito histórico, que hoy en día tiende a pasar desapercibido, mereció que el
Congreso peruano proclame a José Faustino Sánchez Carrión “Benemérito de la Patria
en grado heroico y eminente” el 18 de febrero de 1825.
Esta Universidad recién entró en funciones el 12 de octubre de 1831, en la capilla del colegio
seminario de San Carlos y San Marcelo, donde funcionó hasta 1834, para luego instalarse en
el local e iglesia del colegio supremo de los jesuitas, tal como Bolívar lo dispuso en el decreto
de fundación.
Tanto Bolívar como Sánchez Carrión dejaron Huamachuco a mediados de mayo de 1824.
Bolívar emprendió la campaña guerrera de los Andes y Sánchez Carrión recorrió ampliamente
las zonas libres del país consolidando el poder constitucional. Tuvieron algunos encuentros por
urgentes razones de Estado, por ejemplo para las sesiones de Estado Mayor que decidieron
las batallas de Junín y Ayacucho. El Libertador Bolívar, el general altoperuano Andrés de
Santa Cruz, el coronel angostureño Tomás Heres y el civil huamachuquino Sánchez Carrión
fueron los cuatro personajes titulares de la más alta Jefatura General del Ejército Patriota.
Dicha ley consigna en su tercer considerando que fue allí “el punto donde abrió el
Libertador la célebre campaña que ha dado efectivamente la libertad al Perú y el gran
arsenal de los aprestos del ejército”.
Una nueva ley del 21 de julio de 1827 devolvió a Trujillo su nombre hispánico, pero el
departamento se llamó definitivamente desde entonces, La Libertad.
Dice el informe:
“Su Excelencia no sólo queda penetrado de los sacrificios de una Provincia que antes de
ahora había acreditado su consagración a la Patria, y por la que merece todas las
consideraciones del gobierno, sino que solemnemente le promete, como a todas las
demás provincias que han auxiliado al Ejército Libertador después de las defecciones de
Lima y del Callao, recomendarlas al Congreso, a fin de que sean excepcionadas por el
término de diez o más años del pago de contribuciones al Estado”.
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Dicha promesa no pudo hacerse realidad, pero quedó impresa la constancia de la admiración
del Libertador hacia el patriotismo del pueblo trujillano.
Es importante recordar:
• Trujillo proclamó su independencia de España el 29 de diciembre de 1820
• Trujillo fue capital provisional de la República del 8 de marzo de 1824 al 7 de diciembre
de 1824.
• El departamento de Trujillo de esos días (comprendiendo los actuales departamentos
de Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca, Amazonas, San Martín y La Libertad)
aportó el contingente humano y los recursos económicos que permitieron emprender la
campaña final de Junín y Ayacucho.
• En esta región Bolívar y Sánchez Carrión:
--Dictaron la libertad de los esclavos el 24 de marzo de 1824.
--Fundaron la primera Corte Superior de Justicia el 26 de marzo de 1824.
--Dieron la primera ley defensora de las comunidades indígenas el 8 de abril de 1824.
--Fundaron la primera universidad republicana, la Universidad de Trujillo, el 10 de mayo
de 1824.
• Este departamento se llamó La Libertad desde el 9 de marzo de 1825.
• Trujillo se llamó Ciudad Bolívar desde el 9 de marzo de 1925 hasta el 21 de julio de
1827.
Bibliografía consultada
CENTURIÓN VALLEJO, Héctor: José Faustino Sánchez Carrión, ministro del Libertador. Ediciones
del Archivo General de la Nación. Caracas, 1975.
PAZ SOLDÁN, Mariano Felipe: Historia del Perú independiente. Tomo segundo. 1874 Ed. A.
Lemale, El Havre, 1874.
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ACTA DE FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE TRUJILLO
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