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I. Normas Demandadas
La demanda se dirige esencialmente contra las expresiones subrayadas “un hombre y una
mujer” y “de procrear” contenidas en el artículo 113 del Código Civil, que dice:
Artículo 113. El matrimonio es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer
se unen con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente.
Artículo 2o. La familia se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de
un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.
Artículo 2o. DEFINICIONES. Para los efectos de esta ley, se entenderá por:
Familia. Es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o
jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la
voluntad responsable de conformarla.
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Adicionalmente apoyaron la realización de dicha demanda, los abogados Mauricio Albarracín
(miembro del Comité legal de Colombia Diversa) y Nelson Camilo Sanchez (investigador de
Dejusticia) quienes no pudieron concurrir a la presentación de la demanda.
II. Normas Constitucionales Violadas
Las expresiones y normas demandas violan los artículos 1 (dignidad humana dentro de un
Estado social de Derecho), 13 (derecho a la igualdad), 14 (derecho al reconocimiento de la
personalidad jurídica, concretamente en cuanto al estado civil), 15 (derecho a la intimidad
y al buen nombre), 16 (derecho al libre desarrollo de la personalidad) y 42 (derecho a la
autonomía reproductiva) de la Constitución Política Nacional.
III. Pretensiones
Subsidiariamente, y en caso de que la Corte considere que no puede recurrir a una sentencia
integradora o aditiva inmediata para llenar el vacío inconstitucional provocado por la
omisión legislativa relativa, solicitamos entonces a la Corte que establezca una modalidad
de sentencia intermedia, de “constitucionalidad condicionada con efectos diferidos” en la
siguiente forma: que reconozca en forma inmediata el derecho de las parejas del mismo
sexo a contraer matrimonio con base en las regulaciones básicas existentes del matrimonio,
pero que, tomando en consideración la libertad de configuración del legislador en este
campo, la Corte le otorgue un plazo de seis meses al Congreso para que regule en forma no
discriminatoria el matrimonio para las parejas del mismo sexo.
Finalmente, esta Corte ha acogido en algunas ocasiones una doctrina según la cual los
demandantes no pueden solicitar la constitucionalidad condicionada de ninguna
disposición, por cuanto la acción pública es de inconstitucionalidad y no de
constitucionalidad condicionada. Por ello se solicita subsidiariamente a la Corte que i)
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declare inexequible la posible interpretación, según la cual dicha expresión excluye el
matrimonio por parejas del mismo sexo, o ii) declare inexequible dicho aparte.
Por otro lado, se ocupa de los argumentos específicos que sustentan la inconstitucionalidad
de la restricción del matrimonio a las parejas heterosexuales. Partiendo del precedente de la
Corte en materia de los derechos de las parejas homosexuales según el cual el análisis del
trato desigual dado a estas parejas debe someterse a un test estricto de proporcionalidad, se
aplicó este test en el caso concreto. Previamente se tratan dos cuestiones preliminares. En
primer lugar, como presupuesto para aplicar el test estricto, se demuestra que las parejas
heterosexuales y las homosexuales se encuentran en una situación asimilable en relación
con la posibilidad de celebrar el contrato de matrimonio por cuanto tienen unos
requerimientos análogos de protección. Se argumenta que la diferencia que suele invocarse
para justificar el trato discriminatorio, a saber, que solo las parejas heterosexuales pueden
constituir una familia, es un elemento que debe ser tenido en cuenta al aplicar el test
estricto, pero no como fundamento para evitar su aplicación. De otro lado, se sostiene que
la diferencia fundada en la incapacidad biológica de procrear tampoco puede ser tenida en
cuenta para negar el carácter asimilable de los dos tipos de parejas, porque la capacidad de
procrear no constituye una condición para celebrar el matrimonio, ni para su validez, de tal
modo que en este punto las parejas homosexuales se encuentran en la misma situación que
las parejas heterosexuales que no pueden engendrar.
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heterosexuales y prohibiría la consagración legal del matrimonio homosexual. Para
controvertir dicha interpretación, se argumenta que una interpretación literal del artículo en
cuestión admite dos posibles entendimientos: uno que implicaría que es obligatorio permitir
el matrimonio entre hombre y mujer, pero que además este únicamente puede ser contraído
por parejas heterosexuales; y otro que reconocería también la obligación de consagrar el
matrimonio entre un hombre y una mujer, pero dejaría abierta la posibilidad de que el
ordenamiento jurídico prevea otros tipos de matrimonio. Ante estas dos posibles
interpretaciones se sostiene que la interpretación restrictiva es más débil que la
interpretación amplia, por cuanto parte del supuesto erróneo de que la Constitución protege
un tipo único de familia –la heterosexual–, desconociendo que la Constitución, la ley y la
jurisprudencia constitucional reconocen y protegen otros tipos de familia como la
conformada por madres o padres cabeza de familia y la familia de crianza. Es débil además
porque asume equivocadamente que el artículo 42 contiene una regla exceptiva en materia
de matrimonio y no, como efectivamente ocurre, una regla especial. Y es débil también
porque es incompatible con una interpretación sistemática de la Constitución en la medida
en que implica la vulneración de derechos fundamentales de las personas homosexuales
reconocidos en los artículos 1º, 13, 14 y 16 de la Carta.
Se argumenta que aun si se insiste en sostener que la única familia que goza de protección
constitucional es la heterosexual y que el matrimonio solo puede entenderse como fuente
jurídica de la familia, el trato desigual no resiste el segundo paso del test ya que no existe
una relación de adecuación entre la finalidad enunciada y el medio escogido para
alcanzarla. En efecto, si se acepta que las parejas homosexuales contraigan matrimonio, las
parejas heterosexuales que decidan casarse no verán anulada, ni menguada la protección
que el orden jurídico les prodiga.
Finalmente, se advierte que la restricción que se deriva del artículo 113 del Código Civil
tampoco es proporcional al fin perseguido con el trato desigual, por cuanto los efectos
negativos que genera sobre las parejas homosexuales son mucho mayores que los
beneficios para las parejas heterosexuales. Tal es así, por cuanto pese a los avances
obtenidos por las parejas homosexuales en materia de protección de sus derechos, el
contrato de matrimonio ofrece a las parejas un núcleo de protección que no es garantizado
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por ninguna otra figura jurídica, ni siquiera por la que más se le parece, a saber, la unión
marital de hecho. Esto genera un déficit de protección para las parejas homosexuales en
cuanto las priva de la posibilidad de gozar de ciertas prerrogativas como elevar a la
categoría de deberes jurídicos los compromisos morales de la pareja, restringir la libertad
para dar por terminada la unión, obtener un mayor grado de protección patrimonial,
modificar el estado civil y acceder con mayor facilidad a ciertos beneficios legales. Tal
déficit de protección comporta una violación a los derechos a la igualdad (Art. 13 CP), a la
dignidad humana (Art. 1º CP), al libre desarrollo de la personalidad (Art. 16 CP) y a la
personalidad jurídica (Art. 14 CP) de las personas homosexuales.
En último lugar se presenta el cargo por vulneración del derecho a la autonomía y al libre
desarrollo de la personalidad (Art. 16 C.P). En este se analizan los eventuales argumentos
que podrían alegarse para justificar la limitación de este derecho. Tras excluir los prejuicios
existentes acerca de la capacidad o la madurez de las personas homosexuales para celebrar
el contrato de matrimonio, se aplica el juicio de proporcionalidad. Retomando los
planteamientos expuestos al aplicar el test estricto de proporcionalidad frente al trato
desigual, se demuestra que la restricción a la autonomía en este caso no obedece a un fin
constitucional legítimo y que además es extremadamente desproporcionada pues no reporta
ningún beneficio concreto, mientras que sí se vulneran múltiples derechos de las personas
homosexuales. Se concluye que esta limitación se sustenta en una única visión de la
sexualidad (la heterosexual), que atenta contra el principio de pluralismo.
En esta sección se presentan las decisiones judiciales que en el derecho comparado se han
producido en torno al matrimonio entre parejas del mismo sexo. Esta reseña se presentó con
la finalidad de brindar a la Corte detalles sobre los debates constitucionales que se han
desarrollado en otras jurisdicciones, así como brindar mayores elementos de juicio en el
estudio de los cargos planteados. Las decisiones que se reseñan proceden de los Tribunales
Superiores de Ontario y British Columbia de Canadá, las Cortes Supremas de los Estados de
Massachusetts, California, Iowa y Connecticut en los Estados Unidos, la Corte
Constitucional de Sudáfrica y la Corte Suprema de la Nación de México. Así mismo se
mencionan casos en los que la Corte Constitucional colombiana se hace uso del derecho
comparado para resolver casos internos.
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VI. La Idoneidad Técnica de la Demanda Y La Procedencia De Un
Pronunciamiento De Fondo Por La Corte Constitucional
Anexo
(argumentos que justifican la inexequibilidad de la restricción de la adopción para las
parejas homosexuales –presentado en un argumento anexo por razones de técnica jurídica.
En principio no hace parte de la demanda y es la Corte Constitucional quien decide si se
pronuncia también en relación a este tema-)
En primer lugar, partiendo de la base de que el trato desigual entre las parejas
homosexuales y los heterosexuales se presume inconstitucional por cuanto se funda en un
criterio sospecho de distinción, se aplica el test estricto de proporcionalidad al tratamiento
diferenciado de las parejas homosexuales en cuanto a la posibilidad de adoptar. Para tal
efecto, la justificación que usualmente se utiliza para negar dicha posibilidad, a saber, la
protección de la familia y del interés superior del menor, se sustenta en dos presupuestos
erróneos. El primero es que la única familia que reconoce y protege la Constitución es la
familia heterosexual y monogámica. Este presupuesto se sustenta en una interpretación
equivocada del artículo 42 de la Constitución, en la medida en que se basa únicamente en
una aplicación desacertada del criterio de interpretación histórico subjetivo, al paso que
desconoce los criterios de interpretación literal, sistemática y teleológico. El uso de estos
criterios pone en evidencia que la Constitución reconoce y protege diversos tipos de
familia, y que por tanto no hay razón para excluir de tal protección a la familia que surge de
la unión homosexual.
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El segundo presupuesto es que el interés superior del menor se garantiza si únicamente se
permite su adopción por parte de una pareja heterosexual. La mayoría de los estudios
científicos acerca de los efectos que puede ocasionar en un menor el hecho de ser criado en
un ambiente homoparental coinciden en que no se evidencia una afectación negativa en el
desarrollo del menor. Con todo, dado que existen algunos estudios que discrepan de esta
posición mayoritaria, se aportan algunas ideas sobre la función del juez constitucional en la
valoración de pruebas empíricas, y concluimos que la regla constitucional adecuada que
debe formularse en el presente caso es que mientras no exista un daño cierto y comprobado
–tal como sucede en el tema de la adopción por parejas homosexuales– no puede ejercerse
una restricción de derechos fundamentales, máxime cuando está de por medio una categoría
constitucionalmente sospechosa en materia de igualdad.