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Hace unos días, cuando se preparaba la redacción final de nuestro informe sobre
la táctica aprobada para el periodo, surgió con fuerza la idea de definir con la
mayor claridad posible cual era el tiempo político que estábamos viviendo
Entonces nos pusimos como tarea entregar nuestra opinión sobre el tiempo
político que atravesamos cuya lectura es la base de nuestra posición política, de
nuestra táctica y de nuestra estrategia.
En nuestra región en ese entonces, se vivía ya casi el fin del relativo desarrollo
industrial que trajo la segunda guerra mundial. Las burguesías locales débiles en
capital para avanzar en el desarrollo industrial requerido para ese momento de
crisis de producción en Europa producto de la guerra, echaron mano del estado
para que este se encargara con recursos de toda la población, de desarrollar una
base productiva en varios países de la región que abasteciera en su mayor parte a
los países que se encontraban en guerra para ese entonces.
El ejemplo de Cuba alentaba por primera vez a las masas en ir más allá del
reformismo, expresado en los partidos obreros tradicionales y nuevas y
novedosas formas de lucha se ponían a la orden del día, eran asumidas en forma
entusiasta por las masas que observaban ahora con un referente cercano, que la
revolución no solo era posible, sino que además era necesaria y vital para
defender sus derechos frente al capital que se veía tambaleante.
En ese contexto, se imponía para el capitalismo dar un golpe de timón que
resolviera dos cosas vitales para su sobrevivencia en orden consecutivo.
Ahora en el caso de las burguesías locales, asociadas desde siempre con el capital
transnacional, había un importante botín al que echar mano expresado en miles
de empresas estratégicas en manos del estado y desarrolladas por todas y todos
los trabajadores de nuestros países. El Estado había cumplido una vez más el
papel asignado por las clases dominantes en orden a producir una acumulación
estratégica en periodos de debilidad burguesa y luego hacerse de esa
acumulación, es la tarea más importante para la burguesía cuando se atraviesa
por estos periodos. La experiencia vivida por los países de Europa del Este luego
del derrumbe del muro de Berlín confirma plenamente esta tesis.
Lo cierto es que el capitalismo logra sobre todo en nuestra región, asestar duros
golpes al movimiento revolucionario, impidiendo la realización primero de nuevas
revoluciones, para luego consolidar su dominio sin contrapeso. La guerra
sicológica y el significativo papel de la ideología burguesa, jugaron un gran rol
durante este periodo en orden a utilizar al reformismo y sus supuestos planes de
cambios sociales como un factor que permitiera aislar de las masas a los sectores
revolucionarios.
Así las cosas nos vimos enfrentados a un dominio sin contrapeso y comenzamos a
vivir la desenfrenada orgía capitalista burguesa.
Esta demás decir que este nuevo viejo concepto, requería para su
implementación de una nueva alianza de clases que dirigida por la burguesía
“nacionalista”, cruzara toda la sociedad y que lograra en la práctica la tan ansiada
conciliación de clases, cuya síntesis fueran los “proyectos de capitalismo nacional”
que supuestamente se oponían al neoliberalismo. Se hizo un esfuerzo de
propaganda inmenso para separar neoliberalismo de capitalismo y se inventó la
teoría del capital malo opuesto al capital bueno.
El papel que cumple la vieja izquierda, es utilizar su arma predilecta para mediar
en el conflicto de clases y producir la aspirada conciliación de clases que necesita
la burguesía y llama al actual proceso “liberación nacional”.
Es así como Venezuela vive en promedio 2 elecciones al año de distinto tipo y las
masas son convocadas a votar y a apostar allí sus aspiraciones por una vida mejor.
Por otro lado el país ha vivido durante esta administración del estado capitalista
solo un paro nacional, justamente convocado por un segmento de la burguesía en
defensa de sus intereses y ninguno convocado por las organizaciones obreras a
pesar que el proceso inflacionario, el más alto de América Latina, se come todo
incremento salarial y sin embargo, la burguesía vive una relativa “paz social”
propicia para desarrollar sus “negocios”.
Aparte de las misiones sociales, el gobierno no tiene mucho más que mostrar en
beneficio de los sectores populares. Debemos mencionar el hecho que las mismas
misiones han contribuido a beneficiar a distintos subgrupos y personajes que
forman parte de la nueva promoción burguesa que hoy es quien dirige la
economía. No se trata que haya surgido una nueva burguesía, sino que nuevos
grupos han accedido a ella, mediante los negocios celebrados con el estado
teniendo como garante ejecutivo y administrativo de los mismos, al gobierno.
Quien puede negar hoy que las grandes constructoras se han visto beneficiadas
con la contratación con el estado a nivel local, igual ocurre con los alimentos a
nivel latinoamericano, donde las burguesías locales de países como Argentina,
Uruguay, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, mucho le deben a
los bolivarianos, mientras que a nivel internacional, han sido transnacionales
chinas, europeas, rusas y norteamericanas como el caso de la Chevron quienes se
llevaron la mejor parte del pastel.
El caso de Colombia, es particularmente llamativo, llegando en un momento la
criminal burguesía colombiana a percibir, cerca de 7.000 millones de dólares por
intercambio comercial con Venezuela.
Todo este proceso al que asistimos no solo en Venezuela, tiene por sentido
último, la refundación capitalista del estado de dependencia económica, social,
política, tecnológica, cultural, militar y paradigmática. Por lo tanto según
entendemos, el análisis de la situación no puede efectuarse desde el marxismo
tomando solo los aspectos económicos o políticos, sin caer en la bancarrota
reduccionista más absoluta y abandonando en la práctica el método de análisis
marxista.
Lo que pone de manifiesto la situación que vivimos, por mucho empeño que
hagan los historiadores a sueldo del sistema por ocultarlo, es la existencia de la
cadena de dictaduras militares con igual misión y contenidos, y además la
organización y estructuración de una Internacional orgánica del crimen y del
terror capitalista. Como sucesión de lo anterior, la tendencia principal es la
instauración de gobiernos civiles en su mayoría de derecha, que prepararon el
camino lo más ordenado posible, para diversos procesos de “cambio graduales”
dentro de la estructura capitalista de explotación y dominación y que no alteraron
la misma y que son usados para descomprimir la presión social.
Solo basta que termine de surgir una nueva internacional que exprese de manera
abierta, las pretensiones de la conciliación de clases y el abandono por completo
de la teoría revolucionaria y su reemplazo por las pretensiones teóricas de los
lideres independentistas del siglo XVIII, que expresaban los deseos de ver surgir
en nuestro continente, a una burguesía como la europea, que es de donde toman
su pensamiento en mayor parte.
Ese tipo de movimiento ya fue anunciado y está por verse como toma cuerpo en
el próximo tiempo, aunque existen muchos indicios que sería la tan anunciada
quinta internacional.
En cada país esta estrategia ha tenido sus propios elementos y será nuestra tarea
ir recogiendo todos estos antecedentes que se sumen al análisis de la situación.
Pero no está demás citar la instrumentalización del movimiento indígena, que en
muchas partes participó de procesos electorales burgueses legitimando con su
presencia, las perfecciones jurídicas de la explotación y dominación capitalista
expresadas en la inauguración de nuevas constituciones, que supuestamente
expresaban sus intereses y luego fueron decepcionados.
En Venezuela
La captación del movimiento de masas por parte del sistema, era vital para aislar
cualquier peligro de rebrote revolucionario. En este sentido se han invertido gran
cantidad de recursos y producido una avalancha de supuestos beneficios.
Así se han organizado miles de organizaciones que tienen como fin primario y
último, la defensa acérrima del gobierno, aunque esta defensa entre en
contradicción con los intereses de clase que estos sectores dicen representar.
En los sectores populares el discurso y la actitud del jefe de estado han calado
hondo. Cientos de años entregados al más absoluto abandono, hace
comprensible que algunas pocas medidas asistencialistas, dejen una huella
imborrable para muchos, que más allá de cualquier argumento, levantarán las
medidas concretas y puntuales, para explicar el todo del asunto, no pudiendo
entender que el todo no se puede explicar por la parte.
Todo lo anterior hace que el movimiento social en gran medida, este prendido al
líder como nunca en la historia de Venezuela. Un ejemplo de lo anterior es el
conjunto universitario que hace vida en las universidades experimentales. Allí en
gran medida no hay y no ha existido, movimiento estudiantil de ningún tipo y
cuando se vislumbra la posibilidad del surgimiento de algún tipo de movimiento,
autónomo del estado y que reivindique las verdaderas necesidades de los
estudiantes, inmediatamente es coaptado mediante el empleo en su mayor parte
de individuos que no son estudiantes y que cuentan con recursos y elementos
proporcionados por las instituciones del estado. La mayor parte de estos
individuos se desempeñan como profesores, funcionarios, o estudiantes de otras
casas de estudio, que cuentan con sueldo para desempeñar su labor de
contención del movimiento social.
Nos gustaría poder decir aquí que se ha avanzado en esta dirección, pero eso no
sería decir la verdad al respecto. A la derrota y destrucción de los grupos de la
izquierda revolucionaria, le siguió todo un proceso de desgaste y reclutamiento
de muchos de sus cuadros dirigentes.
La derrota de este sector se expresó de forma clara ya a finales de los años 80,
quedando aislados del movimiento de masas y fragmentados en cientos de
pedazos desperdigados por todo el territorio nacional.
Hay otro grupo que se adentró en las profundidades del trabajo de inteligencia de
los aparatos del estado y su labor es vigilar a sus antiguos compañeros y
neutralizar el surgimiento de organizaciones clasistas, ya sean políticas o de
masas. Estos personajes deben ser considerados agentes represivos en forma
abierta y deben ser reconocidos como tales por el movimiento de masas.
Otro pequeño grupo perseveró en sus ideas y se organizó bajo una variante
táctica de dudosa eficacia para nosotros, llamada y conocida como de “apoyo
crítico”. Estas organizaciones fueron diezmadas en forma sistemática desde el
estado, mediante la coaptación de muchos de sus miembros y el
desprendimiento de importantes grupos de militantes, que había costado mucho
formar en condiciones muy desventajosas.
Existen muchos grupos anclados en comunidades locales, que rescatan parte del
pensamiento revolucionario y le incorporan elaboraciones de todo tipo, desde un
nacionalismo patriotero, hasta evocaciones casi religiosas.; (“Jesús, el primer
revolucionario”. Afirmación por lo demás históricamente falsa y políticamente
incorrecta).
Esto no quiere decir negar todo lo anterior ni mucho menos, sino que debe ser la
juventud quien haga la síntesis histórica necesaria con el apoyo de personas y
organizaciones, que con la generosidad que se requiere, entreguen su aporte y
contribución histórica mirando el futuro.
Estos son algunos de los elementos que visualizamos que debe contener la
Nueva Izquierda Revolucionaria como insumos de su propia construcción y
desarrollo. Sin duda existen e irán surgiendo muchos otros elementos que
sumar a este enunciado, pero creemos responsable hacernos cargo de lo que
hasta el momento alcanzamos a visualizar como mínimo necesario para la
construcción.
Los grupos que existen no tienen presencia en todas partes, lo que hace difícil
la coincidencia en la lucha concreta y cotidiana. Si a lo anterior le sumamos la
falta endémica de recursos materiales para el trabajo práctico, la tarea de la
unidad en la acción se hace mucho más difícil.
En ese país se llegó al descaro más absoluto, al decir que fue a causa de la
existencia y práctica de la extrema izquierda, que se produjo el golpe de estado
en contra de Allende. Esta mentira elaborada por el departamento de estado
norteamericano y difundida mil veces por los medios de comunicación al servicio
del capital, hizo mella en muchos sectores que al repetir esa mentira, falsean la
historia y asumen el argumento del enemigo.
Citamos esta situación, porque de alguna manera refleja la política que desde el
estado se fija con respecto a las organizaciones revolucionarias. También es
bueno decir que estas situaciones vividas, nos pone frente a la necesidad de
clarificar lo más profundo posible nuestra posición frente al gobierno y frente al
estado que este administra.
Así las cosas, nuestras burguesías nativas están unidas inalámbricamente con el
imperialismo y tienen su suerte sometida a la de los centros imperialistas. Este
solo hecho niega el carácter supuestamente nacional de nuestras burguesías y
hecha por tierra las pretensiones del reformismo.
Por lo tanto las burguesías Latinoamericanas tienen una doble condición: Nativas
en tanto existen en un espacio y tiempo determinados geográficamente y, aliadas
estratégicas del imperialismo, porque necesitan de él para la venta de las
materias primas y de esta forma objetivar su ganancia.
Ese tipo de Estado y ese tipo de clase social parasita del resto de la sociedad, es
nuestro enemigo estratégico y así entendemos nuestra lucha. La lucha
antiimperialista, asume necesariamente un carácter territorial porque al luchar
contra las burguesías nativas y derrotarlas, se está de hecho propinando una
derrota estratégica al imperialismo que toma cuerpo y forma en nuestros países a
través de su alianza con las burguesías nativas, por mucho que mantenga puntos
en disputa con ellas por cuestiones menores de competencia.
Por lo tanto nuestra lucha se desarrolla en primer término y no puede ser de otra
forma, contra la expresión local del capitalismo imperialista, social, comercial y
política del imperialismo, que no es otra que la burguesía nativa, mal llamada
“nacional”.
Una vez definido con precisión nuestros objetivos y los posibles y necesarios
enemigos que tendremos que enfrentar, es posible responder con mayor
propiedad nuestra posición de clase con respecto al gobierno bolivariano.
No existen factores de otro tipo, que no sean el escaso desarrollo alcanzado por
las fuerzas productivas en la zona y que condiciona a nuestro capitalismo a
ocupar, un papel subordinado y segundario en la división internacional del
trabajo.
Como hemos visto, la invasión y conquista de nuestro continente por España, fue
sin duda una empresa capitalista y la llamada “independencia”, también lo fue tal
y como lo confirma la historia y todos los hechos objetivos. Acentos más o
acentos menos, lo que buscaban unos y otros quienes encabezaron esas jornadas,
era la instauración de un sistema capitalista de explotación basado
fundamentalmente en el modelo francés.
Hoy reflota tal proyecto más como una consigna populista, que con posibilidades
reales de alcanzar dicho objetivo. El desarrollo capitalista de los dos últimos
siglos, no ha hecho otra cosa que concentrar aún más el capital en unas pocas
manos, subordinando en esta dinámica a otras regiones del planeta y
aumentando la capacidad de coerción económica y militar en esas zonas. El
debilitamiento relativo de EE.UU como centro imperialista, no quiere decir el
debilitamiento del capitalismo, ni mucho menos el debilitamiento del mismo
concepto de imperialismo. La explotación extensiva de la mano de obra en otras
regiones, ha hecho surgir otros países con iguales apetitos imperialistas que los
norteamericanos.
Este es uno de los temas no resueltos por la llamada independencia, al igual que
la tenencia de la tierra y el aprovechamiento social de sus frutos. Aún hoy esa
disputa se mantiene vigente y es uno de los pilares de la desigualdad, la miseria y
enriquecimiento de unos pocos en desmedro de las muchas y muchos que
efectivamente trabajan y producen sin poder disfrutar de su esfuerzo creador y
productivo.
Lo que realmente estaba en disputa, en aquellos tiempos era quien iba a resultar
en amo de millones de seres humanos condenados sin más, a los más terribles
padecimientos.
Se habla mucho y con gran eco, sobre todo dentro del reformismo, del proyecto
de una gran nación que uniera a todos o a la mayoría, de los pueblos
latinoamericanos en economía, en cultura, en política, en lo administrativo y en lo
militar.
Pero la pregunta que debemos hacernos desde el campo revolucionario es: ¿Qué
orientación tendría un tipo de estado de esa naturaleza? ¿Era esa la solución para
la miseria, la explotación y dominación de nuestros pueblos? ¿Acaso no serían las
mismas clases dominantes con la burguesía a la cabeza, quien administraría dicho
estado? Lo cierto es que dicho proyecto era burgués y buscaba convertir a gran
parte de nuestro continente, en un estado y país parecido a los Estados Unidos de
Norteamérica, país con el que se quería competir desde una mejor posición
geopolítica.
Sabemos que decir la verdad es muchas veces repudiado y hasta peligroso para
quienes se atreven a ejercer la mirada crítica sobre los hechos históricos. Por lo
menos no es popular y despierta odios y pasiones en los más acérrimos
defensores del sistema. No importa. Nos arriesgamos aquí como lo hacemos
todos los días en nuestra labor militante.
Resumiendo todo este punto, tendremos que decir que estamos contra el Estado
capitalista de dominación hoy vigente en América Latina, luchamos contra la
expresión local del capitalismo e imperialismo, como son nuestras burguesías
nativas, y no estamos por reflotar viejas aspiraciones de la burguesía que
buscamos combatir por todos los medios posibles.
Lógicamente que esto nos sitúa frente al administrador local y de turno del
estado capitalista de explotación y dominación como nuestro enemigo, en tanto
este mantenga la misión de mantener la explotación capitalista empleando para
ello las estructuras del estado. Esa es nuestra definición frente al estado, al
proyecto actual y frente a los administradores de turno del viejo estado burgués.
Ahora bien, ¿Eso quiere decir que nos situamos en la oposición al actual
gobierno? ¿Quiere decir que buscaremos alianzas y pactos con la derecha
venezolana expresada en diversos organismos políticos? ¿Quiere decir que
apoyaremos cualquier medida que apunte al debilitamiento del actual gobierno?
¿Quiere expresar acaso siquiera, la organización de una oposición de izquierda al
actual gobierno bolivariano?
A todas esas preguntas debemos contestar que No. Nunca haremos pactos de
ningún tipo con nuestros enemigos de clase y jamás renunciaremos a nuestra
ética revolucionaria y guevarista.
Pero fundamentalmente, lo que haremos será construir una gran fuerza social,
política y porque no decirlo, hasta militar si fuera necesario, para realizar la
revolución socialista. Si el actual o futuro gobierno, se opone a nuestros objetivos,
ese será su problema y esa posición servirá para clarificar ante las masas, quien
impulsa la verdadera revolución socialista.
No hemos nacido para ser oposición a nadie. Hemos nacido para construir junto a
todo el pueblo las herramientas teóricas y organizativas que le ayuden en la gran
tarea de construir la sociedad de la felicidad colectiva e individual y que no puede
ser otra que el socialismo.
De tal forma que si el gobierno decide como hasta ahora, respaldar a la burguesía
en contra de los intereses de las y los trabajadores, es el gobierno quien hace
oposición a los cambios revolucionarios y no quienes están empeñados a
construir las bases del socialismo una vez derribado el estado capitalista hoy
vigente en Venezuela.
Hay que decirlo claro para que nadie se engañe en este importante tema. No
somos ni bolivarianos, ni chavistas, somos revolucionari@s y combatientes por
el socialismo y el comunismo para nuestro país, continente y el mundo entero.
Jamás seguiremos ciegamente a ningún líder, porque ya tenemos uno y ese para
nosotros es la clase obrera, quien en alianza estratégica con los pobres y
explotad@s de la ciudad y el campo, derribarán el putrefacto estado burgués y
construirán no sin esfuerzo, pero felices, la nueva sociedad sin clases.
De tal forma que no somos nosotros quienes tenemos que definirnos, porque ya
lo hemos hecho contra la burguesía y el capitalismo. Es el gobierno quien debe
definirse por la verdadera revolución, o por maquillarle el rostro al capitalismo.
Si el gobierno decidiese realizar la revolución socialista y terminar con el
capitalismo hoy vigente en Venezuela, lo apoyaríamos hasta entregar la vida si
fuera necesario en ese combate. Lo haríamos felices en el entendido que estamos
defendiendo los intereses estratégicos de l@s trabajador@s. Si por el contrario,
el gobierno se empeña en defender los intereses de la burguesía, tendremos que
levantar nuestra voz y en conjunto con los sectores más avanzados de la clase
trabajadora, hacer todo lo posible porque esos planes de apoyo a la burguesía
fracasen y no sean implementados.
Por una parte la burguesía más extrema que logró, agrupar tras de sí a una buena
parte de la pequeña burguesía y que cuenta con un importante número de
burócratas enquistados en el estado. También este sector burgués cuenta con
una presencia apreciable en vastos sectores populares, donde opera bajo
distintas redes de infiltración y masificación.
Por otra parte nos encontramos con la dirección burguesa del proyecto
bolivariano, que a pesar de sufrir un serio desgaste en los últimos tiempos, aún
cuenta con el apoyo de la mayoría de la población, que se expresa sobre todo en
los sectores populares y en los estados y provincias del interior del país. La alianza
de gobierno, como expresión de una alianza de clases con la hegemonía de la
burguesía criolla a la cabeza, se verá obligada por las circunstancias que se
desprenden de las elecciones parlamentarias, a buscar puntos de negociación con
la burguesía más extrema, mientras ambas fuerzas preparan todas sus baterías en
razón de las futuras elecciones presidenciales.
Cuatro años con una asamblea enteramente roja rojita, fueron suficientes para
demostrar que tener o no mayoría, en esa instancia para provocar los cambios
para el psuv no eran lo fundamental. Lo fundamental era contar con la conciencia
y voluntad política revolucionaria, para avanzar al socialismo legislando al lado de
l@s trabajador@s. Fue esa falta absoluta de voluntad y de conciencia política
revolucionaria, la que demostró en los hechos concretos que votar por el psuv en
estas elecciones en nada ayudaría a las masas para aliviar su situación. Ni hablar
de avanzar al socialismo. Por su parte la derecha más extrema buscó una mejor
posición de negociación con el gobierno en defensa de sus intereses particulares.
Los y las grandes ausentes una vez más fueron los intereses de las y los
trabajadores y sus urgentes demandas sociales, políticas y económicas.
Con todo hubo compañer@s que concurrieron a votar en la esperanza de
derrotar una vez más a la burguesía y creyendo que votar psuv es avanzar al
socialismo. No los criticamos. Nuestra labor será abrir una política de
comunicación con esos sectores y comprometerlos en la lucha por sus derechos.
Pero este comentario no es gratuito, ni busca abrir una polémica fraternal con
nuestros hermanos de la USI. Este comentario tiene que ver con las tareas
pendientes de la izquierda revolucionaria.
Debemos ser claros en decir que la clase obrera, ni l@s explotad@s de la ciudad y
el campo, cuentan aún con una herramienta política que signifique jugar un mejor
papel en el desarrollo del enfrentamiento político de las clases en pugna.
De allí que la tarea que se desprende de tal lectura, es conformar una fuerza de
izquierda revolucionaria, que se organice en torno a un programa revolucionario
socialista y que sea capaz de desarrollar una táctica y estrategia de triunfo
revolucionario.
Este segundo aniversario nos sorprende en una situación muy distinta al año
anterior. Luego de la tan necesaria decantación de posiciones al interior del
movimiento, y la resistencia que tuvimos que dar frente al pretendido quiebre
hacia la derecha de nuestro movimiento, hoy las aguas están más calmas.
Hoy estamos más maduros y hemos ido aprendiendo a base de paciencia, que
estamos trabajando para el futuro y que nuestra lucha no se expresará de
inmediato. Trabajando en durísimas condiciones materiales y de todo tipo, hemos
ido consolidando un núcleo fuerte y seguro y hemos sido capaces, de radiar
nuestra opinión política no solo en Venezuela.
Los avances de nuestra línea política, contradictoriamente, no se verán
expresados en lo público en el próximo tiempo. Al tener que concentrarnos hacia
adentro durante una buena parte del año, nuestros avances son más de carácter
cualitativos que cuantitativos. Esto no quiere decir que no exista avance en áreas
como el crecimiento numérico, pero no ha sido lo importante durante este
periodo y nos alegramos que así sea.
Las lecciones políticas que nos dejan estos dos años de construcción, las tenemos
que situar en el terreno estratégico de nuestro acervo teórico.
Hemos nacido para vencer. Cuando nos dispusimos a crear una nueva
organización, todavía se vivía la efervescencia bolivariana. Nuestra voz era un
grito en el desierto y de acuerdo a como y a cuantos comenzamos esta
construcción, en ese tiempo llamábamos a la risa y al sarcasmo hasta de los más
optimistas compañer@s. Hoy nuestra voz es escuchada y en muchas partes hasta
tomada como referencia de análisis y lecturas serias sobre la política venezolana.
Nuestra táctica para el periodo, está definida por nuestra lectura de la situación
tanto nacional como internacional, la situación de las distintas fuerzas políticas,
sociales, económicas y militares comprometidas en la correlación general de
fuerzas.
A nivel internacional, nos encontramos con cierta estabilidad relativa del sistema
capitalista en medio de su crisis sistémica. Las fuertes medidas de eliminación de
conquistas y beneficios que mantenía un sector importante de la clase obrera en
muchos países de Europa, hará por una parte que se agudice la movilización de
masas en franco enfrentamiento con estas medidas, mientras que por otra parte,
la implementación de las mismas ayudará en forma significativa al capital a
revertir su crisis de baja de la tasa media de ganancia. Estamos en presencia de un
ejemplar enfrentamiento de clases que tiende a mantenerse, pero que por el
momento no pone en peligro al sistema capitalista en aquellos países sobre el
cual ha logrado gran consenso.
En general el sistema capitalista ve con mesura el siguiente paso, pero con
relativa tranquilidad al tener la certeza que no está en peligro su sobrevida
porque hizo lo necesario previamente para debilitar cualquier otra opción de
construcción social.
Significa recordar que no hay que tratar de hacerlo todo de una vez, solo lo
necesario, solo lo importante. No basta decir palabras bonitas o grandilocuentes,
por apegadas que se encuentren al marxismo si nadie las entiende, dejan de tener
sentido.
Lo que debemos realizar en primer lugar es hacer presencia con nuestra opinión
en distintos sectores ya previamente definidos. El sector estudiantil a pesar de su
lugar de atraso demostrado, sigue siendo para nosotros un lugar donde llegar y
construir. Propiciaremos la organización independiente de los estudiantes
primero en pequeños colectivos y luego avanzaremos con tareas más ambiciosas.
En este sector la lucha teórica-política cobra una real importancia y debemos
abordarla sin complejos.
Una de las tareas más ambiciosas para el periodo, será consensuar una lectura
común con otras pequeñas fuerzas de izquierda y sacar adelante un borrador de
Programa de Lucha político-social. Esta tarea va bien encaminada y puede resultar
un real avance en todos los sentidos. Debemos propiciar los encuentros y antes
de fin de año hacer un balance de lo realizado en esta dirección.
En Noviembre debe comenzar la Segunda Escuela de Cuadros del MGR que llevará
por nombre, “Camino de Victoria”. Especial importancia tiene la participación de
los jóvenes estudiantes y nuestros amigos no militantes. Ya se entregará el
temario en los próximos días.
Este extenso informe se hacía necesario para sentar claridad frente a distintos
hechos que atraviesan con mucho la coyuntura. Ya nadie puede ser llamado a
engaño, porque después de dos años, en los que todos apostaron a nuestra
muerte como organización en el corto tiempo, aquí estamos y más sólidos que
nunca. Los guevaristas existimos porque el pueblo así lo quiere y tiene falta de
organización revolucionaria. No se explica de otro modo como una organización
pequeña, sin recursos de ningún orden, sin apoyo mediático, y sin dirigentes
conocidos, haya podido sobrevivir haciendo política en medio del actual
escenario. Contando con ese apoyo es que hoy nos planteamos nuestra
consolidación en los sectores definidos y un gran salto a nivel nacional. Ya sabrá
de nosotros tanto la burguesía como el reformismo.
guevariando@gmail.com