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Contra la burguesía y el reformismo,

¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!

Hoy presentamos este documento para ayudar a la comprensión del momento


político y a clarificar nuestra posición con respecto al periodo que vivimos.

Hace unos días, cuando se preparaba la redacción final de nuestro informe sobre
la táctica aprobada para el periodo, surgió con fuerza la idea de definir con la
mayor claridad posible cual era el tiempo político que estábamos viviendo

Entonces nos pusimos como tarea entregar nuestra opinión sobre el tiempo
político que atravesamos cuya lectura es la base de nuestra posición política, de
nuestra táctica y de nuestra estrategia.

1- La derrota del movimiento revolucionario.

A principios de la década del sesenta del siglo anterior, el modelo de contención


de la revolución llamado “Estado de bienestar” y sus derivados en nuestra región,
tales como “la revolución en libertad”, “nacionalismo de estado”, “peronismo” y
muchos otros sub modelos de supuesto desarrollo capitalista, estaban agotados y
el capitalismo como sistema total, entraba de lleno en una profunda crisis de
sobrevivencia.

El producto más visible de tal crisis era el deterioro progresivo de la hegemonía


del imperialismo norteamericano y la creciente rebeldía de los pueblos a nivel
mundial. Pero no solo era el imperialismo norteamericano el que corría peligro,
era el sistema capitalista mismo el que estaba en cuestión y entraba en una crisis
hasta de paradigmas.

El colonialismo base fundamental de aquel capitalismo, se deteriora en forma


progresiva al finalizar la segunda guerra mundial, producto de la debilidad de los
estados europeos y la creciente rebeldía de los pueblos, que emprendían la tarea
de la liberación nacional, comandada la mayor de las veces por las burguesías
locales. El resultado de este proceso, es que solo se logró una inestable y relativa
independencia territorial, al no unirse las tareas de liberación con la construcción
del socialismo en la mayoría de los países recién liberados, que se dieron a la
tarea de reproducir el sistema capitalista en su territorio. Este hecho provocó un
reacomodo de la correlación de fuerzas y se inauguraron nuevos métodos de
dominación.

Pese a lo anterior, este potente movimiento debilitó la base económica de los


centros imperialistas, reordenó el comercio mundial, proletarizó a millones de
campesinos y creó una fuerte base subjetiva de lucha antiimperialista, que
objetivamente influyó en otras regiones del mundo donde millones de
trabajadoras y trabajadores se lanzaban con nuevas fuerzas a la lucha.

En nuestra región en ese entonces, se vivía ya casi el fin del relativo desarrollo
industrial que trajo la segunda guerra mundial. Las burguesías locales débiles en
capital para avanzar en el desarrollo industrial requerido para ese momento de
crisis de producción en Europa producto de la guerra, echaron mano del estado
para que este se encargara con recursos de toda la población, de desarrollar una
base productiva en varios países de la región que abasteciera en su mayor parte a
los países que se encontraban en guerra para ese entonces.

Al finalizar el conflicto bélico y después de haber quemado el capitalismo, una


buena parte del capital sobrante y haber producido una nueva concentración y
centralización del capital, ocupa gran parte de su esfuerzo en las tareas de
reconstrucción de Europa empleando para ello una buena parte de las ganancias
obtenidas producto de la guerra. La diferencia con la etapa anterior reside en el
hecho que la nueva industria surgida en la post guerra sobre todo en Europa, es
propiedad en gran medida de las empresas transnacionales, que necesitan nuevos
mercados para sus mercancías y este es el comienzo del fin para la bonanza
económica productiva de algunos países de nuestra región.

La etapa anterior de industrialización había dejado un gran contingente obrero


organizado, por lo general en grandes centrales sindicales y con una experiencia
de lucha reivindicativa de gran alcance. Este potente movimiento obrero se había
visto reforzado por la emigración de pre y post guerra, además de importantes
contingentes campesinos que se sumaban todos los días a las ciudades en busca
de nuevas posibilidades de vida.

La conciencia de clase en el movimiento obrero se había venido desarrollando


desde comienzos de siglo en varios países, destacándose entre ellos Argentina,
Chile, Brasil, Uruguay y Bolivia, alcanzando en su desarrollo posturas políticas de
avanzada, pasando en muchos casos de la reivindicación económica, a la
reivindicación política.

La grave crisis que se vio desatada producto de la baja significativa de la


producción y venta de productos terminados o materias primas semi elaboradas a
los países que antes se encontraban en guerra, encontró a un poderoso
movimiento social organizado que pugnaba por mejorar su calidad de vida y
estrechaba aún más el cerco al sistema capitalista.

Estallaron grandes huelgas y paralizaciones, tanto en el campo como en la ciudad


y muy pronto una buena parte de la pequeña burguesía ilustrada también se
sumaría al movimiento por los cambios agudizando mucho más el conflicto de
clases.

El reformismo instalado cómodamente en nuestros países por décadas, tenía que


hacer sus mejores esfuerzos por contener el avance del movimiento social y muy
pronto la palabra socialismo y también revolución ganó terreno entre las masas
que veían como a diario se deterioraba su nivel de vida.

Se juntaron por primera vez en la historia dos grandes movimientos que


amenazaban con fundirse en uno solo. La lucha anticolonialista y la ya abierta
lucha anticapitalista en varios países de nuestro continente.

El ejemplo de Cuba alentaba por primera vez a las masas en ir más allá del
reformismo, expresado en los partidos obreros tradicionales y nuevas y
novedosas formas de lucha se ponían a la orden del día, eran asumidas en forma
entusiasta por las masas que observaban ahora con un referente cercano, que la
revolución no solo era posible, sino que además era necesaria y vital para
defender sus derechos frente al capital que se veía tambaleante.
En ese contexto, se imponía para el capitalismo dar un golpe de timón que
resolviera dos cosas vitales para su sobrevivencia en orden consecutivo.

La primera tarea del capitalismo, era derrotar de forma estratégica al movimiento


revolucionario emergente en todos los terrenos. Pero para lograr la derrota
teórica, cultural, política y social, primero tenía que emplearse a fondo en
propinar una derrota militar al movimiento revolucionario lo más extendida
posible, fundamentalmente en el llamado “tercer mundo” y dentro de eso, lo
estratégico era el sudeste asiático y Latinoamérica. Una vez lograda la derrota del
movimiento revolucionario, la burguesía tendría el camino libre para refundar el
sistema capitalista en nuestra región y en el mundo bajo nuevos paradigmas.

Ahora en el caso de las burguesías locales, asociadas desde siempre con el capital
transnacional, había un importante botín al que echar mano expresado en miles
de empresas estratégicas en manos del estado y desarrolladas por todas y todos
los trabajadores de nuestros países. El Estado había cumplido una vez más el
papel asignado por las clases dominantes en orden a producir una acumulación
estratégica en periodos de debilidad burguesa y luego hacerse de esa
acumulación, es la tarea más importante para la burguesía cuando se atraviesa
por estos periodos. La experiencia vivida por los países de Europa del Este luego
del derrumbe del muro de Berlín confirma plenamente esta tesis.

Para lograr la derrota militar del movimiento revolucionario, el capitalismo tenía


que emplear dos formas principales y subordinar sus otras estrategias y políticas
para las regiones nombradas a las fundamentales para sus intereses.

Las dos formas empleadas de manera principal en estas dos regiones


mencionadas, eran la combinación de la guerra abierta por un lado y desatar el
mayor esfuerzo terrorista que haya conocido la historia moderna en lo que se ha
llamado eufemísticamente como “la guerra sucia”. La combinación de estos dos
elementos en forma abierta y la integración con los factores económicos,
culturales, religiosos, mediáticos, técnicos, científicos y otros, nos hablan de un
concepto político-militar de guerra total de la clase dominante en contra de los
sectores que amenazaban sus intereses.
No estaría de más poder revisar el esfuerzo capitalista en su conjunto y como
logró hacer de su estrategia algo global e integrado armoniosamente, sobre todo
a partir del año 64 y en un próximo documento nos referiremos a ello en extenso.

La experiencia del golpe militar en Brasil, inicia un nuevo ciclo de agresiones


contra la clase obrera en la región, pero ahora es un movimiento de nuevo tipo
que busca asentar la contrarrevolución de manera estratégica e iniciar la
refundación capitalista como ya dijimos con nuevos paradigmas.

Lo cierto es que el capitalismo logra sobre todo en nuestra región, asestar duros
golpes al movimiento revolucionario, impidiendo la realización primero de nuevas
revoluciones, para luego consolidar su dominio sin contrapeso. La guerra
sicológica y el significativo papel de la ideología burguesa, jugaron un gran rol
durante este periodo en orden a utilizar al reformismo y sus supuestos planes de
cambios sociales como un factor que permitiera aislar de las masas a los sectores
revolucionarios.

En una década sumó cerca de un millón de muertos, millones de exiliados, cientos


de miles de presos políticos, cientos de miles de desaparecidos, decenas de
millones de desplazados, aumentó la cesantía en decenas de millones, pulverizó a
las organizaciones revolucionarias, diezmó en forma estratégica la organización
popular y de masas, liquidó físicamente a casi todos los pensadores y
constructores sociales y revolucionarios y le dio un golpe de timón a la economía.

Logrado estos objetivos mediante su estrategia integrada, estuvo en condiciones


de imponer sin contrapeso su visión y su proyecto económico y social. Por lo
tanto es bueno recordar que las dictaduras militares que asolaron nuestro
continente, no fueron otra cosa que la expresión militar abierta de la dictadura de
las burguesías en nuestros países y por lo tanto fueron dictaduras de clase y no de
unos pocos generales gorilas que querían vestirse de glorias personales.

2- La imposición ideológica de la nueva izquierda y de los “nuevos métodos


de lucha”.

Ya en ocasiones anteriores hemos denunciado, como el exilio de una parte de la


intelectualidad pequeño burguesa que se llamaba asimismo de izquierda y que
hasta posaba de “extrema izquierda”, sirvió para que esta fuera subvencionada
por la burguesía y se le preparara para su nueva misión de quinta columna
enquistada en los movimientos sociales de resistencia.

La nueva misión asignada por la burguesía gobernante a este segmento


oportunista de la pequeño burguesía que se llamaba de “izquierda”, no fue otra
que vaciar en contenido y forma, la propuesta revolucionaria y hacer invisible
cualquier otra salida política que no fuera en los márgenes del sistema.

Primero fue el eurocomunismo, después el post modernismo, luego vino el


“Negrismo” (Tony Negri y su invención del Imperio y la pretendida intención de
disfrazar la lucha de clases haciendo cual mago, desaparecer a la clase obrera y las
demás clases sociales en otro nombre de ficción como es “La Multitud”.), para
terminar por el momento aterrizando en el hibrido descafeinado “Socialismo del
siglo XXI”.

La vuelta del exilio de ese segmento oportunista en varios países, se da en un


contexto de gran debilidad del movimiento de masas y de la lucha de clases en
general, a causa del terror impuesto a sangre y fuego y esto les permite ganar
gran presencia, a pesar de presentar viejas y gastadas recetas de como dirigir y
perfeccionar el Estado capitalista de explotación.

Sin líderes de masas, clasistas y combativos, a causa de la represión feroz, son


estos personajes sin brillo, tecnócratas en su gran mayoría, los que se adueñan de
los titulares de los medios de comunicación y reciben la promoción necesaria que
les permita, una vez restablecidas las democracias burguesas ahora tuteladas y
monitoreadas, hacerse con el control administrativo del Estado capitalista.

Todo lo anterior sucede en un contexto general mayor, cruzado por el derrumbe


de la URSS y del resto del bloque soviético. La caída del llamado “socialismo real”,
significó un golpe estratégico para el movimiento revolucionario y de masas, del
cual aún hoy no se repone, porque significó entre muchos otros factores, la
relativización del proyecto histórico y la pérdida de confianza del movimiento de
masas en sus propias capacidades de producir los cambios revolucionarios.
Muchos compañeros y compañeras han manifestado hasta alegría por la caída del
“estalinismo” y no pocos amigos de la izquierda, hasta llegaron a celebrarlo. No
podemos compartir dicha lectura. Si bien debemos coincidir en que el proyecto
soviético estaba muy alejado de lo que consideramos socialismo revolucionario,
no podemos dejar de desconocer que la caída de la URSS significó la miseria, el
hambre y depredación de sus conquistas sociales a millones de seres humanos y
le entregó a la burguesía cuantiosos recursos de todo tipo que han sido puestos al
servicio de la dominación capitalista y hoy Rusia forma parte de la telaraña
imperialista.

Así las cosas nos vimos enfrentados a un dominio sin contrapeso y comenzamos a
vivir la desenfrenada orgía capitalista burguesa.

Se estrenó un mundo con una globalización ideológica y solo se hicieron visibles


pequeñas variaciones del mismo esquema, ofrecido como único sistema posible.
Ya son parte del olvido, los miles de movimientos surgidos al calor del post
modernismo como los Verdes en Alemania y el movimiento ecológico que los
siguió. Todos estos movimientos estaban y están signados por el común
denominador de lo temático como referencia, frente a la visión de conjunto que
nos ofrecía y ofrece el marxismo. Era el fin de la historia.

Se dejó de hablar de revolución y solo se hablaba de “cambios” apuntalando aún


más la idea que una reforma dentro del sistema, no era mal vista, siempre y
cuando se conservara el sistema mismo porque era el único posible.

Como hemos dicho anteriormente, represión y reformismo, son dos elementos


que se condicionan y se necesitan mutuamente en este tiempo político y que es
necesario analizar como conjunto.

Aparejado con la imposición ideológica de la “nueva izquierda”, surge con fuerza


de igual magnitud, el tema de las formas de lucha. Si ya no es necesario derribar
el sistema, entonces no necesitamos ejercer la violencia revolucionaria de las
masas y solo debemos recurrir a los elementos que el propio sistema ha diseñado
para su sobrevivencia. La democracia burguesa es elevada a la categoría de
máxima conquista posible, y es dentro de sus reglas donde se puede jugar a
mejorar el sistema.

Cientos o miles de autores sin ninguna rigurosidad científica y de mala calidad,


inundaron todo con sus textos y “teorías” copando los espacios de debate y a
fuerza de repetición, convirtieron en verdad casi absoluta, viejas y gastadas
consignas socialdemócratas presentándolas como revolucionarias.

3- Las revoluciones que no son revoluciones, sino “procesos graduales de


cambios”.

La intención primaria de vaciar de contenido las conquistas conceptuales más


valiosas para la izquierda revolucionaria, se vio prontamente coronada al surgir la
pretensión de realizar una “revolución” sin una revolución de verdad.

Lo anterior solo era posible si se distorsionaba en forma profunda, el concepto


mismo de revolución y se cambiaba por otro que se acomodara a los “nuevos
tiempos”. Para lograr lo anterior, se modificó en forma grosera el concepto de
revolución, en tanto acto fulminante de las masas para derribar el sistema de
explotación capitalista, mediante una combinación de formas y métodos de lucha
que provocara la destrucción y reemplazo del estado capitalista, por otro de corte
socialista.

El nuevo concepto fue concebido como un proceso, que comienza no en


condiciones materiales de maduración de la lucha de clases, sino en el
surgimiento de un líder preclaro que es capaz de conducir al pueblo por un
sinuoso camino de pequeñas reformas, realizadas en el marco de la legalidad
burguesa, que se van acumulando y se van sumando en el tiempo, hasta alcanzar
un estadio pleno donde se alcanza el todo y el capitalismo desaparece como por
arte de magia.

Esta demás decir que este nuevo viejo concepto, requería para su
implementación de una nueva alianza de clases que dirigida por la burguesía
“nacionalista”, cruzara toda la sociedad y que lograra en la práctica la tan ansiada
conciliación de clases, cuya síntesis fueran los “proyectos de capitalismo nacional”
que supuestamente se oponían al neoliberalismo. Se hizo un esfuerzo de
propaganda inmenso para separar neoliberalismo de capitalismo y se inventó la
teoría del capital malo opuesto al capital bueno.

Basados en este nuevo concepto de “revolución”, se emplean las ansias de


cambio revolucionario contenidas por muchos años en las masas y además,
utilizando para ello muchos símbolos y emblemas revolucionarios de carácter
emocional, en Venezuela se inicia el llamado “proceso revolucionario” en los
marcos de la democracia formal burguesa. Más tarde o más temprano, en la
mayoría del continente se darían procesos parecidos.

El llamado inicio del proyecto revolucionario, se da en un marco de negación de la


historia de la propia Venezuela, como si antes de este tiempo político, nada
hubiera existido y que lo único rescatable era la construcción en solitario de un
hombre que desde la sombras de la conspiración, organizó todo y planificó todo.

Detrás de esta afirmación se esconden cientos de pactos y acuerdos secretos con


un sector de la burguesía que apoyó en forma resuelta al actual líder desde sus
inicios y que comprometió cuadros y recursos en la conformación de la nueva
alianza de clases que llegó a inaugurar la llamada quinta república.

El papel que cumple la vieja izquierda, es utilizar su arma predilecta para mediar
en el conflicto de clases y producir la aspirada conciliación de clases que necesita
la burguesía y llama al actual proceso “liberación nacional”.

Bajo este concepto se esconde la pretensión de asignarle a la burguesía, un


carácter nacional que nunca ha tenido y nunca tendrá, pero además en su
nombre se justifica una alianza estratégica de la clase obrera con sus explotadores
de siempre bajo la excusa de la lucha en contra del imperialismo.

La conciliación de clases es vital para mantener el estado capitalista en


funcionamiento, mientras se busca su perfección en las tareas que tiene
asignadas como instrumento de dominación y coerción de clase. La agitación
creciente de la lucha antiimperialista, tiene por función unificar a la población en
objetivos nacionales que estarían por encima de las clases sociales y en segundo
lugar, debilitar relativamente a otras burguesías de la región buscando la
emergencia de una mejor posición de negociación económica para la mal llamada
“burguesía nacional”.

Uno de los pilares del perfeccionamiento del estado capitalista en Venezuela, es


la legitimación de sus instituciones fundamentales y los mecanismos de
negociación y solución de los problemas entre las clases. El nuevo viejo sistema
electoral en este contexto, es vital para la aspiración de consolidar el mecanismo
de negociación social y disolver allí los conflictos generados producto de los
encontrados intereses de clase.

Es así como Venezuela vive en promedio 2 elecciones al año de distinto tipo y las
masas son convocadas a votar y a apostar allí sus aspiraciones por una vida mejor.
Por otro lado el país ha vivido durante esta administración del estado capitalista
solo un paro nacional, justamente convocado por un segmento de la burguesía en
defensa de sus intereses y ninguno convocado por las organizaciones obreras a
pesar que el proceso inflacionario, el más alto de América Latina, se come todo
incremento salarial y sin embargo, la burguesía vive una relativa “paz social”
propicia para desarrollar sus “negocios”.

El agudo conflicto interclase vivido en Venezuela en los primeros años de este


gobierno, no tuvo a la clase obrera ni a los explotad@s de la ciudad y el campo,
luchando por sus propios intereses. Estos sectores terciaron en la disputa que
mantenían distintos segmentos burgueses por el control de la economía y del
estado.

La derrota relativa de uno de esos segmentos burgueses mencionados más atrás,


provocó nuevamente la invisibilidad de los explotados como protagonistas del
llamado “proceso” y de ahí en más, solo son convocados para votar cada tanto
por uno u otro caudillo, que el líder decida apoyar en los distintos procesos
eleccionarios nacionales. Todo cambia para que todo siga igual.

Las relativas mejoras logradas y expresadas en algunas medidas asistencialistas


como las misiones sociales, también se pueden leer como medidas de
contrainsurgencia, ya que de no existir estas medidas de asistencia social, como el
subsidio de algunos alimentos, el estallido social anti burgués y anticapitalista, no
se habría hecho esperar, tal y como lo reconoce el mismo presidente en forma
reiterada, al recordarle a la burguesía que si no fuera por él y su gobierno, la
burguesía habría sido barrida hace rato largo por las masas alzadas.

Aparte de las misiones sociales, el gobierno no tiene mucho más que mostrar en
beneficio de los sectores populares. Debemos mencionar el hecho que las mismas
misiones han contribuido a beneficiar a distintos subgrupos y personajes que
forman parte de la nueva promoción burguesa que hoy es quien dirige la
economía. No se trata que haya surgido una nueva burguesía, sino que nuevos
grupos han accedido a ella, mediante los negocios celebrados con el estado
teniendo como garante ejecutivo y administrativo de los mismos, al gobierno.

No se trata de desconocer la necesidad de salud, educación, cultura y alimentos


por los sectores más desposeídos y que buscan cubrir las misiones sociales. De lo
que se trata es analizar en profundo el sentido de estas medidas y quien es el
principal beneficiado con las mismas. En apariencia serían las masas populares las
más beneficiadas. Pero si miramos en un sentido más profundo, nos encontramos
que la mayoría de los servicios y productos que se entregan a través de las
misiones sociales, son comprados a la burguesía, sea esta nativa, regional o
internacional, llevándose por la vía de la venta al estado de productos y servicios,
gran parte de la renta obtenida a nivel internacional con la venta del petróleo.
Solo por mencionar algunos casos, diremos que empresas Polar, es la vendedora
de cerca del 50% de los alimentos que se distribuyen en las redes Mercal y Pdval y
que el 100 % de los módulos de Salud de la red Barrio Adentro, han sido
construidos por empresas constructoras privadas que han significado un jugoso
negocio para las mismas.

Quien puede negar hoy que las grandes constructoras se han visto beneficiadas
con la contratación con el estado a nivel local, igual ocurre con los alimentos a
nivel latinoamericano, donde las burguesías locales de países como Argentina,
Uruguay, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, mucho le deben a
los bolivarianos, mientras que a nivel internacional, han sido transnacionales
chinas, europeas, rusas y norteamericanas como el caso de la Chevron quienes se
llevaron la mejor parte del pastel.
El caso de Colombia, es particularmente llamativo, llegando en un momento la
criminal burguesía colombiana a percibir, cerca de 7.000 millones de dólares por
intercambio comercial con Venezuela.

Este análisis es compartido por gran parte de la izquierda venezolana y por


muchos compañeros que a nivel personal, manifiestan su desacuerdo con esta
política, pero estos mismos compañeros caen en la vieja práctica de no criticar
públicamente al gobierno para no ser acusados de “escuálidos” o de la oposición
golpista y se refugian en el argumento del “mal menor” o del “apoyo crítico”,
sumando con ello confusión al movimiento de masas.

Todo este proceso al que asistimos no solo en Venezuela, tiene por sentido
último, la refundación capitalista del estado de dependencia económica, social,
política, tecnológica, cultural, militar y paradigmática. Por lo tanto según
entendemos, el análisis de la situación no puede efectuarse desde el marxismo
tomando solo los aspectos económicos o políticos, sin caer en la bancarrota
reduccionista más absoluta y abandonando en la práctica el método de análisis
marxista.

Es imposible entender el estadio de desarrollo de la lucha de clases en nuestro


continente, aislando los elementos o suponiendo que los fenómenos que se
expresan como tendencias actuales, fueron diseñados en forma aislada, o que
forman parte solo del “caos capitalista” como gustan decir algunos “analistas”.

Lo que pone de manifiesto la situación que vivimos, por mucho empeño que
hagan los historiadores a sueldo del sistema por ocultarlo, es la existencia de la
cadena de dictaduras militares con igual misión y contenidos, y además la
organización y estructuración de una Internacional orgánica del crimen y del
terror capitalista. Como sucesión de lo anterior, la tendencia principal es la
instauración de gobiernos civiles en su mayoría de derecha, que prepararon el
camino lo más ordenado posible, para diversos procesos de “cambio graduales”
dentro de la estructura capitalista de explotación y dominación y que no alteraron
la misma y que son usados para descomprimir la presión social.
Solo basta que termine de surgir una nueva internacional que exprese de manera
abierta, las pretensiones de la conciliación de clases y el abandono por completo
de la teoría revolucionaria y su reemplazo por las pretensiones teóricas de los
lideres independentistas del siglo XVIII, que expresaban los deseos de ver surgir
en nuestro continente, a una burguesía como la europea, que es de donde toman
su pensamiento en mayor parte.

A lo anterior habría que sumar además, el pensamiento socialdemócrata


reformista de la segunda internacional, el post modernismo, el horizontalismo
liquidador de la organización y todo pensamiento y organización que sirva para
distraer a las masas del camino revolucionario.

Ese tipo de movimiento ya fue anunciado y está por verse como toma cuerpo en
el próximo tiempo, aunque existen muchos indicios que sería la tan anunciada
quinta internacional.

4- El movimiento de masas como instrumento de la mantención del sistema.

En cada país esta estrategia ha tenido sus propios elementos y será nuestra tarea
ir recogiendo todos estos antecedentes que se sumen al análisis de la situación.
Pero no está demás citar la instrumentalización del movimiento indígena, que en
muchas partes participó de procesos electorales burgueses legitimando con su
presencia, las perfecciones jurídicas de la explotación y dominación capitalista
expresadas en la inauguración de nuevas constituciones, que supuestamente
expresaban sus intereses y luego fueron decepcionados.

La utilización de ONGs en la región por parte de la socialdemocracia capitalista, ya


es de vieja data, pero fue a principios de los años noventa donde se produce una
verdadera invasión de estas instituciones logrando en muchas ocasiones, captar al
militante de base e intermedio, aislando así a las direcciones revolucionarias
sobrevivientes, no solo del movimiento de masas, sino hasta de su base
partidaria. Se promovió la llamada “militancia social” como antagónica con la
militancia política, como si la militancia política, no fuera a la vez una militancia
social que expresa los intereses de clase en ella comprometidos.
Existen muchas formas empleadas en la captación del movimiento de masas por
el capitalismo y será misión de los revolucionari@s, ponerlas al descubierto como
producto de un trabajo sistemático de conocimiento y comprensión de la
sociedad capitalista en decadencia.

En Venezuela

La captación del movimiento de masas por parte del sistema, era vital para aislar
cualquier peligro de rebrote revolucionario. En este sentido se han invertido gran
cantidad de recursos y producido una avalancha de supuestos beneficios.

El cambio de nombre de las instituciones, como la organización de nuevas


estructuras que representan y ejecutan labores del estado, sobre todo en los
sectores más desposeídos, es un eslabón clave en la captación ideológica y
orgánica del movimiento de masas. No estamos hablando ya de la típica compra
mediante prebendas de algún líder local, sino de un mecanismo mucho más
completo y complejo, que comprende el concurso interdependiente de muchas
instituciones y organizaciones.

Como ejemplo de lo anterior, podemos citar la organización y entrega de


elementos técnicos a medios comunitarios de información. Aquí se produce un
fenómeno muy interesante de analizar, ya que mediante este mecanismo se
introduce gran parte del paquete ideológico del sistema.

Este paquete habitualmente, no está dirigido al usuario del medio comunitario,


sino a quienes participan de la organización y de las tareas del mismo. Así el
sistema se hace de una mayoría relativa, pero es la mayoría activa políticamente
de la población donde se incuban los conceptos ideológicos fundamentales para
la mantención y reproducción del sistema.

La reivindicación del saber popular por sobre el conocimiento científico social, es


un ataque directo al marxismo y a su método dialectico de transformación, que
implica el diagnóstico científico y la acción revolucionaria. La reivindicación que
cualquier opinión es correcta y respetable, es la quinta esencia del post
modernismo disfrazada de respeto por los sectores populares, cuando en
realidad, implica un gran desprecio por la ilustración de la clase obrera y de l@s
explotad@s de la ciudad y el campo.

Tal como lo anunciara la secretaria de estado de Ronald Reagan, Jeanne


Kirkpatrick, ya hace muchos años, la batalla ideológica la tenía que dar el
capitalismo en los sectores populares, mediante la captación de líderes populares
locales, librando la batalla definitiva en el campo de guerra más estratégico: los
15 centímetros que separan nuestras orejas. Ya no se necesitarían agentes
encubiertos para detener el avance revolucionario, ya que los agentes serían los
mismos que supuestamente deseaban los cambios sociales.

Todo el arsenal ideológico capitalista, se ha vertido sobre todo en la juventud,


como un sector estratégico del enfrentamiento de clases que por su dinamismo,
la convierte en la vanguardia de los cambios y propuestas sociales. De una
juventud proponente y revolucionaria, se pasa a una juventud obediente y
consumidora de los paradigmas del sistema. Los cambios operados sobre todo en
el plano cultural en la juventud, son de una importancia estratégica y deben ser
estudiados teniendo como referencia, la estrategia de refundación capitalista
operada desde la década del sesenta del siglo pasado.

Se trata de una variante más compleja, de la estrategia de quitarle el agua al pez


tal como se ensayó en Viet Nam , que se perfeccionó en la década de los ochenta
en nuestro continente. Dentro de esta estrategia, ya la economía no va desligada
de lo cultural o lo tecnológico, sino que forma parte de un todo único e indivisible.

En nuestro país el surgimiento de organizaciones instrumentales, es quizás uno de


los sellos de nuestro tiempo y desde el mismo surgimiento del movimiento V
República, se ha desarrollado como una forma de postergar el debate y sumar en
torno a objetivos de corto plazo a los cuales se les da carácter épico.

Así se han organizado miles de organizaciones que tienen como fin primario y
último, la defensa acérrima del gobierno, aunque esta defensa entre en
contradicción con los intereses de clase que estos sectores dicen representar.

El surgimiento del Bolivarianismo primero y del chavismo después, expresa sin


duda la amalgama teórica pretendida y la elevación de la misma a categoría
política. Al respecto lo primero que debemos mencionar, es que el
bolivarianismo, está por encima de las clases sociales y la consigna “Venezuela,
ahora es de todos”, expresa muy bien este deseo como si estas no existieran. Esta
expresión policlasista, solo se expresa claro está en la composición de la base
social de apoyo, ya que la dirección de este movimiento, es enteramente
burguesa.

También es digno de mencionar, que no importa el pasado político de quien se


dice bolivariano y chavista, solo basta jurar lealtad al líder y la varita mágica
funciona muy bien. Así es que connotados militares anticomunistas y hasta
comprometidos en la represión a los sectores populares, han estado y algunos
están, ocupando altos cargos dentro del aparato estatal o de sus instituciones
auxiliares. Ejemplos de lo anterior hay por cientos, aunque claro, con algunos
casos destacados.

El reciclaje adeco y copeyano dentro del chavismo es ya archiconocido y ya ni


siquiera se cuestiona aceptando incluso, que personajes comprometidos en forma
abierta con el robo y el desfalco en la cuarta república, hoy ocupen altos cargos
en los distintos niveles de la administración pública.

En los sectores populares el discurso y la actitud del jefe de estado han calado
hondo. Cientos de años entregados al más absoluto abandono, hace
comprensible que algunas pocas medidas asistencialistas, dejen una huella
imborrable para muchos, que más allá de cualquier argumento, levantarán las
medidas concretas y puntuales, para explicar el todo del asunto, no pudiendo
entender que el todo no se puede explicar por la parte.

Todo lo anterior hace que el movimiento social en gran medida, este prendido al
líder como nunca en la historia de Venezuela. Un ejemplo de lo anterior es el
conjunto universitario que hace vida en las universidades experimentales. Allí en
gran medida no hay y no ha existido, movimiento estudiantil de ningún tipo y
cuando se vislumbra la posibilidad del surgimiento de algún tipo de movimiento,
autónomo del estado y que reivindique las verdaderas necesidades de los
estudiantes, inmediatamente es coaptado mediante el empleo en su mayor parte
de individuos que no son estudiantes y que cuentan con recursos y elementos
proporcionados por las instituciones del estado. La mayor parte de estos
individuos se desempeñan como profesores, funcionarios, o estudiantes de otras
casas de estudio, que cuentan con sueldo para desempeñar su labor de
contención del movimiento social.

La misma situación con sus variantes, sucede en el campo sindical y campesino,


cuando no es el empleo de la represión en forma directa como en el caso de los
yukpa, es el sicariato desarrollado por los patronos en el caso sindical o
campesino.

El sicariato contra los dirigentes sindicales, tiene una variante siniestra en


Venezuela: la lucha al interior de muchas organizaciones por la compra y venta de
puestos de trabajo y de contratos de todo tipo. Ante esta situación, hay algunos
sectores que pretenden situar la situación como si esto correspondiera solo al
desarrollo de niveles de delincuencia dentro de las organizaciones obreras,
olvidando u omitiendo por diversas razones, que son la perversión del sistema
capitalista y la indiferencia y el auspicio del estado, quien permite el desarrollo de
esas criminales prácticas.

La tercerización de l@s trabajador@s de buena parte de las funciones de las


empresas e instituciones del estado y la entrega de contratos millonarios a
cientos, sino miles de cooperativas fantasmas, cuando en realidad son propiedad
de altos funcionarios, unido al hecho del elevado costo de la vida para l@s
trabajador@s, es un aliento indiscutido a la lucha por los puestos de trabajo
dentro de la clase obrera y a la aparición de mafias que tratan de controlar este
nuevo “mercado” económico. Todos estos elementos buscan mantener
controlada y dividida, a una clase trabajadora que muchas veces ha mostrado su
temple para la lucha.

El sometimiento a proceso judicial de más de dos mil dirigentes o activistas


sociales, que no se encuadran dentro del gobierno, pero tampoco dentro de la
oposición de la derecha más reconocida, es solo un botón de lo que sucede en el
actual escenario y que se empieza a evidenciar ya a los ojos de cualquier
espectador desprevenido.
Los medios de comunicación oficial y de la derecha tradicional, se unen en
silenciar este soterrado movimiento aún disperso y muy fácil de golpear por lo
mismo. Es casi imposible encontrar en la prensa oficialista, alguna pequeña crítica
a políticas o personajes que se identifiquen con el gobierno. La derecha tiene
motivos distintos pero el resultado es el mismo. Los abusos patronales, la
especulación en los alquileres y el drama que viven cientos de miles de familias
sin casa y que sufren la usura mes a mes, simplemente no es noticia y se oculta
tanto en Venezuela como fuera de ella. Cualquier crítica frente a esta situación
desesperada que viven las masas, se le quiere asimilar a la derecha o a supuestas
campañas organizadas por la CIA y el imperialismo, cuando en realidad su origen
muchas veces es muy distinto.

A pesar de todo lo anterior han ido surgiendo gérmenes de organizaciones


autónomas del estado y algunas con claro sentido clasista.

La misma situación se puede observar en las empresas básicas y en muchos otros


sectores de la producción y el comercio. También dentro de los pueblos indígenas
va surgiendo cierto malestar expresado en las protestas por la puesta en libertad
de Sabino Romero, líder yukpa injustamente encarcelado.

En las comunidades y en los barrios más pobres, la organización de la protesta es


más compleja, pero allí también se expresa la organización en forma espontánea
de la protesta social como medio de solución a sus problemas más urgentes. Se
podría decir que el sector más atrasado en este momento, es el estudiantil, donde
una parte ha sido coaptada por la derecha, y la otra inmovilizada por el chavismo
y por el gobierno. A pesar de este cuadro complejo, se avizora una nueva
situación para el movimiento social en medio de una de las peores crisis
capitalistas.

La penetración de las bandas paramilitares en los barrios y en varias regiones del


país, se ve potenciada por la actuación de los cuerpos policiales que actúan
abiertamente al lado de las bandas traficando con armas y brindando protección
a connotados criminales y traficantes de drogas. En este sentido es preciso
señalar que según datos oficiales una gran parte por ejemplo de la Policía
Metropolitana, tiene procesos abiertos por actuaciones delincuenciales y
criminales y sin embargo, continúan ejerciendo funciones a pleno conocimiento
de las autoridades que como en el caso de la fiscal general, declaran que es
preferible “tenerlos activos y controlados, que en la calle sin control”.

5- La difícil rearticulación de la izquierda revolucionaria.

Nos gustaría poder decir aquí que se ha avanzado en esta dirección, pero eso no
sería decir la verdad al respecto. A la derrota y destrucción de los grupos de la
izquierda revolucionaria, le siguió todo un proceso de desgaste y reclutamiento
de muchos de sus cuadros dirigentes.

La derrota de este sector se expresó de forma clara ya a finales de los años 80,
quedando aislados del movimiento de masas y fragmentados en cientos de
pedazos desperdigados por todo el territorio nacional.

Muchos de sus militantes terminaron en partidos pluriclasistas y


socialdemócratas, abandonando toda pretensión revolucionaria. A la franca
deserción de algunos para incorporarse a conglomerados compuestos por
quienes fueron sus enemigos y torturadores, como el caso de Bandera Roja con la
excepción de algunos de sus militantes, que terminaron en la socialdemocracia y
que hoy son connotadas figuras dentro del gobierno, le siguió un grueso grupo
que simplemente abandonó la política y se dedicó a realizar su proyecto personal
aislado de cualquier participación.

Otros grupos se replegaron hacia el chavismo y se perdieron en forma y


contenido dentro de nuevas estructuras poli clasistas, cercanas a la
socialdemocracia más de derecha. Muchos militantes en forma individual, se
incorporaron al nuevo proceso en desarrollo y cumplieron papeles
administrativos y dirigentes en empresas e instituciones de variado carácter,
finalmente se adhirieron al aparato estatal productivo sin mucha figuración y
apoyando al gobierno en forma oportunista.

Hay otro grupo que se adentró en las profundidades del trabajo de inteligencia de
los aparatos del estado y su labor es vigilar a sus antiguos compañeros y
neutralizar el surgimiento de organizaciones clasistas, ya sean políticas o de
masas. Estos personajes deben ser considerados agentes represivos en forma
abierta y deben ser reconocidos como tales por el movimiento de masas.

Otro pequeño grupo perseveró en sus ideas y se organizó bajo una variante
táctica de dudosa eficacia para nosotros, llamada y conocida como de “apoyo
crítico”. Estas organizaciones fueron diezmadas en forma sistemática desde el
estado, mediante la coaptación de muchos de sus miembros y el
desprendimiento de importantes grupos de militantes, que había costado mucho
formar en condiciones muy desventajosas.

Existen muchos grupos anclados en comunidades locales, que rescatan parte del
pensamiento revolucionario y le incorporan elaboraciones de todo tipo, desde un
nacionalismo patriotero, hasta evocaciones casi religiosas.; (“Jesús, el primer
revolucionario”. Afirmación por lo demás históricamente falsa y políticamente
incorrecta).

También existen en Venezuela viejos caudillos de antiguas estructuras


guerrilleras, que de alguna forma, tratan de capitalizar su participación en esas
estructuradas mencionadas y levantan su nombre como faro de unidad y acción
para el resto.

No queremos quitarle méritos a nadie en general ni en particular, pero el hecho


cierto es que todos estos caudillos (o con pretensiones de serlo), provienen sin
ninguna duda, de experiencias fracasadas y algunas tristemente célebres como
para hacer de ellas, una referencia de construcción no solo valida desde el punto
de vista histórico político, sino también teórico y práctico para el presente.

La izquierda revolucionaria no tiene por qué recibir la carga de la derrota de otras


generaciones. A lo sumo debe estudiar dichas experiencias y extraer lecciones
que jamás pueden ser consideradas recetas para actuar en el presente y futuro
político de la izquierda revolucionaria. Respetamos a todos quienes creyeron y
lucharon por el socialismo en forma autentica en el pasado, pero corresponde a la
juventud hacerse cargo de su futuro y recrear su propia experiencia.

Esto no quiere decir negar todo lo anterior ni mucho menos, sino que debe ser la
juventud quien haga la síntesis histórica necesaria con el apoyo de personas y
organizaciones, que con la generosidad que se requiere, entreguen su aporte y
contribución histórica mirando el futuro.

De tal forma que cuando se habla de la corriente histórica de la izquierda


revolucionaria, debemos tener mucho cuidado a quien podemos clasificar dentro
de esa categoría sin correr el riesgo de equivocarnos.

Nosotros guevaristas, no siendo desprendimiento de ninguna organización y


tampoco un agrupamiento de los viejos sectores, preferimos hablar de la
formación de la Nueva Izquierda Revolucionaria.

Esta que para nosotros es la nueva izquierda revolucionaria, tiene varios


elementos que es necesario recrear a nuestro entender para una mejor
comprensión.

- Es una izquierda marxista. No es una repetidora de Marx, sino que trata de


recrear el marxismo en su esencia creadora. Método de análisis dialectico y
práctica política militante como medio de transformación de la realidad
social.

- Es una izquierda latinoamericana e internacionalista. No está sujeta a falsos


patriotismos oportunistas ni se identifica falsamente con la ilusión de la
liberación nacional, asignándole un carácter nacional a la burguesía que
nunca ha tenido ni puede tener.

- Es una izquierda guevarista. En tanto síntesis del método marxista


consecuente entre teoría y práctica política, como medio de
transformación.

- Es una izquierda clasista. Reivindica a la clase obrera como motor


revolucionario más allá de su número y se emplea a fondo por
conceptualizar y conformar el sujeto revolucionario que hará posible el
triunfo revolucionario. Este sujeto revolucionario debe expresar la alianza
estratégica de la clase obrera que para nosotros, deben ser los explotados y
pobres de la ciudad y el campo.
- Es una izquierda de combate. Se esfuerza en conformar las distintas fuerzas
sociales, políticas y de todo tipo, que se emplearán en el desarrollo superior
de la lucha de clases.

- Es una izquierda que no está sujeta a ninguna derrota. Es superadora de


todos los procesos anteriores en tanto síntesis, pero también es nueva
creación de la clase obrera y de los sectores explotados. Es una izquierda
que aprendió luchando y que tiene grandes conquistas conceptuales y
prácticas de este tiempo de maduración.

- Es una izquierda consecuente. No está sujeta a los vaivenes del poder


capitalista y declara sin pudor su intención de derribar el estado opresor.

- Es una izquierda joven y alegre. No estamos llorando por el pasado, ni


tampoco solo soñando con el futuro. Este lo construimos hoy mismo y sin
permiso de nadie.

- Es una izquierda inteligente. No se deja engañar por conducciones


unipersonales ni sigue a un líder en particular, asignándole al colectivo un
carácter estratégico.

- Es una izquierda para la revolución. Construimos con un sentido estratégico


y en todas direcciones, sin abandonar jamás la idea del diseño de la nueva
sociedad que es el objetivo estratégico.

- Es una izquierda que sirve. La organización al servicio de las tareas políticas


de las masas obreras y populares y no al revés como solía ocurrir.

- Es una izquierda que lucha por prepararse e ilustrarse en el pensamiento


científico, renunciando al empirismo y al tareismo.

- Es una izquierda sin apellidos. No somos trotskistas, ni maoístas, ni


estalinistas, a Guevara lo tomamos en tanto síntesis de la práctica del
marxismo científico; formulación teórica y praxis personal y colectiva para
afirmar o negar lo anunciado. La referencia debe estar al servicio de la
revolución y no al revés. Si la denominación es un obstáculo para la unidad
y la acción revolucionaria socialista, debemos estar dispuestos a
deshacernos de la denominación y buscar la síntesis en una nueva
referencia.

- De cada líder o personaje histórico, tratamos de extraer su aporte en un


contexto histórico concreto y no hacemos del diseño estratégico de est@s
compañer@s, una cuestión de principios, sino que tratamos de leer nuestro
propio tiempo y diseñar de acuerdo a las condiciones concretas que
debemos enfrentar. Damos por superada, para nosotros las viejas
divisiones en la izquierda y nos enfrentamos felices a los nuevos desafíos
que tendremos que superar.

Estos son algunos de los elementos que visualizamos que debe contener la
Nueva Izquierda Revolucionaria como insumos de su propia construcción y
desarrollo. Sin duda existen e irán surgiendo muchos otros elementos que
sumar a este enunciado, pero creemos responsable hacernos cargo de lo que
hasta el momento alcanzamos a visualizar como mínimo necesario para la
construcción.

La unidad de los revolucionarios se da al calor de la lucha de clases y como una


síntesis de esta, pero en Venezuela lo anterior tiene rasgos particulares.

Los grupos que existen no tienen presencia en todas partes, lo que hace difícil
la coincidencia en la lucha concreta y cotidiana. Si a lo anterior le sumamos la
falta endémica de recursos materiales para el trabajo práctico, la tarea de la
unidad en la acción se hace mucho más difícil.

A este desarrollo desigual y en condiciones de difícil desplazamiento, le


debemos sumar el trabajo de saga que realizan los aparatos de inteligencia en
tanto desarmar a las organizaciones antes que se desarrollen y buscan su
división y atomización, como medio para avanzar luego en su domesticación y
aquietamiento.

De acuerdo a lo anterior, es que proponemos el debate y el encuentro de las


organizaciones en torno a una agenda de trabajo que implique alcanzar
acuerdos mínimos, a partir de los cuales construir primero las bases del
pensamiento revolucionario y luego avanzar en la estructuración.
Lo anterior significa un desprendimiento gigante y una visión estratégica que
creemos hoy aún no existe, pero que se empieza a perfilar a partir de las bases
mismas de las organizaciones revolucionarias. Tal proceso de unidad debe
según entendemos, situarse en la construcción de un programa político y
reivindicativo para las masas trabajadoras y explotadas y no en discusiones
teóricas abstractas, que en la actual situación no tienen sentido y están muy
alejadas de las necesidades reales de nuestra clase y de tod@s l@s
explotad@s de la ciudad y el campo.

De acuerdo con la lectura anterior, es que hemos diseñado nuestra táctica


para el periodo y que ya presentamos en un documento anterior. De aquella
táctica aprobada en el último ampliado guevarista, queremos mencionar
especialmente la construcción paciente en el seno mismo del pueblo de la
alternativa revolucionaria. Esto implica clarificar como nunca antes nuestra
visión sobre el actuar del gobierno que hoy administra el Estado burgués
capitalista y a eso vamos en el siguiente punto.

6- Nuestra posición frente al gobierno del presidente Chávez

Siempre que sacamos un escrito o un documento de análisis, recibimos críticas y


preguntas sobre si somos de oposición o no al actual gobierno. Los más osados
nos han tratado hasta de escuálidos, una forma que se inventó en Venezuela para
identificar a los burgueses, no llamarlos burgueses y disfrazar la existencia de la
lucha de clases. Otros nos dicen que somos ultra izquierda y estupideces de ese
tipo siempre escuchamos y recibimos.

La tesis de la ultraizquierda fue construida en la década del sesenta del siglo


pasado, por el imperialismo como una forma de aislar del movimiento de masas a
las posiciones más consecuentes de la izquierda. Fue construida la imagen de una
izquierda buena y otra mala. A la primera se le podía tolerar siempre y cuando se
mantuviera en sus posiciones vacilantes, mientras que a la otra había que
exterminarla. La tesis surgida en la Argentina sobre “los dos demonios”, se podría
decir que es un derivado de lo anterior.
Fue en Chile donde más se difundió aquella fantasiosa teoría de las dos
izquierdas, cuando en realidad siempre ha existido solo la izquierda
revolucionaria y el reformismo socialdemócrata, que disfraza su actuar con una
verborrea revolucionaria, cuando en la práctica trabaja para la contrarrevolución.

En ese país se llegó al descaro más absoluto, al decir que fue a causa de la
existencia y práctica de la extrema izquierda, que se produjo el golpe de estado
en contra de Allende. Esta mentira elaborada por el departamento de estado
norteamericano y difundida mil veces por los medios de comunicación al servicio
del capital, hizo mella en muchos sectores que al repetir esa mentira, falsean la
historia y asumen el argumento del enemigo.

Nuestro presidente, creemos que a causa de haber estado muchos años en un


ejército formado bajo la influencia de la doctrina de la seguridad nacional, ha
esgrimido no pocas veces dicho argumento y citado el caso de Chile al respecto,
como excusa para no profundizar los cambios.

Citamos esta situación, porque de alguna manera refleja la política que desde el
estado se fija con respecto a las organizaciones revolucionarias. También es
bueno decir que estas situaciones vividas, nos pone frente a la necesidad de
clarificar lo más profundo posible nuestra posición frente al gobierno y frente al
estado que este administra.

Lo primero decir, que en Venezuela lo que existe es un estado capitalista que se


encarga de administrar y distribuir preferentemente, la renta petrolera obtenida
mediante la venta de esta materia prima a nivel internacional.

La distribución de la renta petrolera se efectúa en Venezuela de acuerdo con los


intereses que expresa la actual administración del estado. Como el carácter y la
administración del estado son de carácter capitalista, la distribución de la renta
favorece en gran medida a la gran burguesía parasita venezolana.

La distribución de tal renta se produce mediante variados mecanismos, siendo los


principales la contratación con el estado, la venta de insumos, la venta de
servicios, la contratación de créditos preferenciales, la escala de precios, la
especulación sobre el suelo, el otorgamiento de concesiones, la fijación de
impuestos preferenciales, el mercado de divisas y la importación y exportación de
todo tipo de mercancías

De lo anterior se desprende que estamos frente a un tipo de economía de


carácter rentístico-extractivo capitalista, que favorece de manera unilateral a la
burguesía parasita venezolana, asociada en muchos casos con trasnacionales de
todo tipo. La relativa debilidad del imperialismo norteamericano, ha llevado a
esta burguesía a unirse con otras de igual tipo en América Latina, y fijarse como
objetivo, obtener una mejor posición de negociación de estos capitalistas con el
imperialismo, en relación con la venta de las materias primas, papel asignado
dentro de la división internacional del trabajo a nuestras burguesías.

La contradicción entre las burguesías nativas y el imperialismo, no es de carácter


antagónico y solo corresponde a la feroz competencia que existe dentro del
sistema, pero que busca su conservación y desarrollo.

Así las cosas, nuestras burguesías nativas están unidas inalámbricamente con el
imperialismo y tienen su suerte sometida a la de los centros imperialistas. Este
solo hecho niega el carácter supuestamente nacional de nuestras burguesías y
hecha por tierra las pretensiones del reformismo.

Por lo tanto las burguesías Latinoamericanas tienen una doble condición: Nativas
en tanto existen en un espacio y tiempo determinados geográficamente y, aliadas
estratégicas del imperialismo, porque necesitan de él para la venta de las
materias primas y de esta forma objetivar su ganancia.

Ese tipo de Estado y ese tipo de clase social parasita del resto de la sociedad, es
nuestro enemigo estratégico y así entendemos nuestra lucha. La lucha
antiimperialista, asume necesariamente un carácter territorial porque al luchar
contra las burguesías nativas y derrotarlas, se está de hecho propinando una
derrota estratégica al imperialismo que toma cuerpo y forma en nuestros países a
través de su alianza con las burguesías nativas, por mucho que mantenga puntos
en disputa con ellas por cuestiones menores de competencia.

La lucha es contra el capitalismo, ya que el imperialismo es la expresión superior


del mismo según Lenin. No se puede ser antiimperialista si no se lucha contra el
capitalismo a nivel local y regional y no se puede estar contra un país imperialista,
sin estar contra todos los países imperialistas o con pretensiones de serlo.

Por lo tanto nuestra lucha se desarrolla en primer término y no puede ser de otra
forma, contra la expresión local del capitalismo imperialista, social, comercial y
política del imperialismo, que no es otra que la burguesía nativa, mal llamada
“nacional”.

La lucha en contra de esta burguesía nativa, parasita y subordinada al capital


trasnacional, tiene por fin la destrucción del Estado capitalista de explotación y
dominación y la construcción de una nueva sociedad socialista. Entendemos que
nuestra lucha no se acaba en lo nacional y nos situamos por tanto en la
cooperación y ayuda mutua con otras organizaciones hermanas y pueblos en
resistencia que apunten a los mismos fines y objetivos.

El desarrollo creciente de esta lucha en contra de la expresión administrativa,


jurídica y política, organizada por el capital y que toma forma de Estado
contrainsurgente, necesariamente nos pone en una vereda (acera) contraria al
administrador de turno que se dé el capitalismo y la burguesía para representarlo,
tomando de esta forma la lucha de clases, una expresión política y muchas veces
militar y militar de masas.

Una vez definido con precisión nuestros objetivos y los posibles y necesarios
enemigos que tendremos que enfrentar, es posible responder con mayor
propiedad nuestra posición de clase con respecto al gobierno bolivariano.

El proyecto bolivariano tal y como está presentado, responde a la vieja aspiración


de construir una burguesía regional que con visión de futuro, logre desarrollar el
capitalismo en la región y pueda enfrentarse con éxito con las burguesías de otros
continentes en la disputa de los mercados.

Tal proyecto fue el que se levantó en los albores de la así llamada


“independencia”. La independencia tenemos que entenderla en la relativa
autonomía de las clases dirigentes locales para negociar las mercancías de la
región sin tener que pagar al centro imperial español.
Por lo tanto lo que se presenta como la independencia de los países
latinoamericanos, no es más que la independencia de las clases dirigentes locales
con respecto al centro imperial español para mejor negociar y realizar sus pactos
comerciales.

Ninguna independencia fue alcanzada por los oprimidos de entonces ni los de


ahora, la relativa libertad de esclavos de la época solo sirvió para mejor explotar
una mano de obra barata que se puso al servicio de la extracción masiva de
materias primas destinadas fundamentalmente a Europa y los EE.UU.

Pero las burguesías criollas, no estaban ya en condiciones de alcanzar al resto del


sistema capitalista, porque ya tenían asignado un papel en la nueva división
internacional del trabajo. No es entonces que el capitalismo como concepto
económico global no se haya realizado plenamente en nuestra región, sino que su
desarrollo corresponde objetivamente al papel asignado en la división social del
trabajo ya revisada. Es este el motivo del fracaso de tal proyecto que levantaron
varios de los líderes de la naciente burguesía criolla al fundar las repúblicas en la
región.

No existen factores de otro tipo, que no sean el escaso desarrollo alcanzado por
las fuerzas productivas en la zona y que condiciona a nuestro capitalismo a
ocupar, un papel subordinado y segundario en la división internacional del
trabajo.

La trasferencia de riquezas extraídas de nuestros territorios, significó en gran


medida el desarrollo creciente de las fuerzas productivas de otras regiones del
mundo y como buenas hijas de sus padres europeos, las burguesías locales
cumplieron con el papel asignado casi sin muchas protestas de importancia en
todos estos años.

Como hemos visto, la invasión y conquista de nuestro continente por España, fue
sin duda una empresa capitalista y la llamada “independencia”, también lo fue tal
y como lo confirma la historia y todos los hechos objetivos. Acentos más o
acentos menos, lo que buscaban unos y otros quienes encabezaron esas jornadas,
era la instauración de un sistema capitalista de explotación basado
fundamentalmente en el modelo francés.

Hoy reflota tal proyecto más como una consigna populista, que con posibilidades
reales de alcanzar dicho objetivo. El desarrollo capitalista de los dos últimos
siglos, no ha hecho otra cosa que concentrar aún más el capital en unas pocas
manos, subordinando en esta dinámica a otras regiones del planeta y
aumentando la capacidad de coerción económica y militar en esas zonas. El
debilitamiento relativo de EE.UU como centro imperialista, no quiere decir el
debilitamiento del capitalismo, ni mucho menos el debilitamiento del mismo
concepto de imperialismo. La explotación extensiva de la mano de obra en otras
regiones, ha hecho surgir otros países con iguales apetitos imperialistas que los
norteamericanos.

Las tareas inconclusas de la independencia, no se refieren al desarrollo de una


pujante burguesía productora, sino al objetivo no alcanzado de liberar de la
explotación y de la miseria a millones de Latinoamericanos que aún hoy, padecen
los acuerdos y desacuerdos de la llamada “independencia”.

Señalemos solo un hecho al respecto que puede ayudar a clarificar la lectura de


ese periodo histórico. Los pueblos originarios continuaron siendo saqueados y
explotados por los nuevos amos surgidos de las repúblicas recién formadas.
Contra ellos se aplicó la política de exterminio masivo y el intento por borrar todo
vestigio de sus culturas ancestrales. Ese avasallamiento, sigue hasta hoy día
cuando vemos que en todos los países, incluido el nuestro por supuesto, se
reprime con gran fuerza a nuestros pueblos originarios y se los relega a ser un
elemento de decoración turística muy al estilo de las reservaciones de indígenas
norteamericanos.

Erróneamente como casi durante todo el siglo pasado, la vieja izquierda


reformista, confundió a los pueblos originarios con campesinos sin llegar a
entender sus costumbres, sus reivindicaciones, ni mucho menos su cosmovisión.

En muchos lugares el reformismo, ha querido utilizar a los pueblos originarios sin


pronunciarse sobre sus propuestas y aspiraciones. Luego frente a la protesta
legítima de las comunidades, estos mismos sectores coludidos con el capital,
criminalizan las acciones legítimas de los pueblos originarios y emprenden o
legitiman la represión.

Este es uno de los temas no resueltos por la llamada independencia, al igual que
la tenencia de la tierra y el aprovechamiento social de sus frutos. Aún hoy esa
disputa se mantiene vigente y es uno de los pilares de la desigualdad, la miseria y
enriquecimiento de unos pocos en desmedro de las muchas y muchos que
efectivamente trabajan y producen sin poder disfrutar de su esfuerzo creador y
productivo.

La organización de las repúblicas implicó una división artificial de los territorios y


en muchos casos, determinó el actual estado de postración que sufren muchos
pueblos de nuestro continente. La organización del Estado a imagen y semejanza
de sus pares europeos por las burguesías nativas, tuvo como fin asegurar para sí
por parte de la clases dominantes, la apropiación de los recursos naturales
convertidos en mercancías y la organización de una fuerza militar, que se
encargara de la custodia de los beneficios de clase obtenidos por la burguesía y la
represión sangrienta al pueblo pobre y explotado que ya en ese entonces,
preparaba la resistencia.

Como vemos, el proyecto burgués levantado en aquellos primeros años de las


repúblicas, tenía variantes y matices en la disputa interclase de la burguesía y con
otras clases dominantes, pero en los aspectos generales, desde el punto de vista
económico social, no difería gran cosa al asegurar el poder económico, político,
administrativo, militar y social, a clases parasitas y minoritarias, que aseguraban
su futuro mediante la explotación ampliada de hombres, mujeres y niños,
poniendo en el centro de su quehacer, el propio beneficio.

Lo que realmente estaba en disputa, en aquellos tiempos era quien iba a resultar
en amo de millones de seres humanos condenados sin más, a los más terribles
padecimientos.

Se habla mucho y con gran eco, sobre todo dentro del reformismo, del proyecto
de una gran nación que uniera a todos o a la mayoría, de los pueblos
latinoamericanos en economía, en cultura, en política, en lo administrativo y en lo
militar.

Pero la pregunta que debemos hacernos desde el campo revolucionario es: ¿Qué
orientación tendría un tipo de estado de esa naturaleza? ¿Era esa la solución para
la miseria, la explotación y dominación de nuestros pueblos? ¿Acaso no serían las
mismas clases dominantes con la burguesía a la cabeza, quien administraría dicho
estado? Lo cierto es que dicho proyecto era burgués y buscaba convertir a gran
parte de nuestro continente, en un estado y país parecido a los Estados Unidos de
Norteamérica, país con el que se quería competir desde una mejor posición
geopolítica.

Sabemos que decir la verdad es muchas veces repudiado y hasta peligroso para
quienes se atreven a ejercer la mirada crítica sobre los hechos históricos. Por lo
menos no es popular y despierta odios y pasiones en los más acérrimos
defensores del sistema. No importa. Nos arriesgamos aquí como lo hacemos
todos los días en nuestra labor militante.

El reflote de ese viejo e irrealizable proyecto burgués, no cuenta con nuestras


simpatías. Esto no quiere decir que no impulsemos la unidad de los pueblos
latinoamericanos. Todo lo contrario. Estamos por impulsar la unidad más
profunda y amplia de nuestros pueblos. Pero es el contenido y la forma de esa
unidad la que cuestionamos. Nosotros buscamos la unidad de la clase obrera y de
l@s pobres y explotad@s de la ciudad y el campo, para la realización de la
revolución socialista, el derrumbe del estado capitalista burgués y la construcción
de la nueva sociedad socialista.

Es en el marco de esa unidad y de esos objetivos de clase, que entendemos la


unidad latinoamericana. No pretendemos la unidad del continente para contar
con una burguesía fuerte y que mejor negocie para sí, el precio de las materias
primas y la venta de algunos productos manufacturados. Llamar a la unidad del
continente sin definir qué tipo y a quien sirve ese proceso, nos parece no solo
irresponsable, sino y fundamentalmente, un oportunismo desenfrenado de los
sectores reformistas, mientras que desde el punto de vista de los mejor
intencionados, una consigna hueca y sin sentido de la realidad ni de sus
perspectivas objetivas.

Las recientes iniciativas como Unasur, Mercosur, Alba, y otros proyectos


parecidos, solo intentan potenciar la refundación capitalista de la región y no la
destrucción del estado burgués ni del sistema capitalista.

Resumiendo todo este punto, tendremos que decir que estamos contra el Estado
capitalista de dominación hoy vigente en América Latina, luchamos contra la
expresión local del capitalismo e imperialismo, como son nuestras burguesías
nativas, y no estamos por reflotar viejas aspiraciones de la burguesía que
buscamos combatir por todos los medios posibles.

Lógicamente que esto nos sitúa frente al administrador local y de turno del
estado capitalista de explotación y dominación como nuestro enemigo, en tanto
este mantenga la misión de mantener la explotación capitalista empleando para
ello las estructuras del estado. Esa es nuestra definición frente al estado, al
proyecto actual y frente a los administradores de turno del viejo estado burgués.

Ahora bien, ¿Eso quiere decir que nos situamos en la oposición al actual
gobierno? ¿Quiere decir que buscaremos alianzas y pactos con la derecha
venezolana expresada en diversos organismos políticos? ¿Quiere decir que
apoyaremos cualquier medida que apunte al debilitamiento del actual gobierno?
¿Quiere expresar acaso siquiera, la organización de una oposición de izquierda al
actual gobierno bolivariano?

A todas esas preguntas debemos contestar que No. Nunca haremos pactos de
ningún tipo con nuestros enemigos de clase y jamás renunciaremos a nuestra
ética revolucionaria y guevarista.

Nosotros no hemos nacido para hacer oposición a ningún gobierno. Nosotros


hemos nacido para realizar la revolución socialista y nada menos que eso es lo
que haremos.

Criticaremos al actual gobierno, sus medidas de protección a la burguesía y en


desmedro de la clase obrera y el pueblo explotado. Nos pronunciaremos contra la
inconsecuente política internacional llevada a cabo y defenderemos sin más, los
intereses de la clase obrera contra viento y marea. Promoveremos la defensa de
esos intereses recurriendo a la movilización social y de masas que fortalezca las
posiciones de nuestra clase obrera en todo momento y mantendremos muy en
alto las banderas del socialismo revolucionario.

Pero fundamentalmente, lo que haremos será construir una gran fuerza social,
política y porque no decirlo, hasta militar si fuera necesario, para realizar la
revolución socialista. Si el actual o futuro gobierno, se opone a nuestros objetivos,
ese será su problema y esa posición servirá para clarificar ante las masas, quien
impulsa la verdadera revolución socialista.

No hemos nacido para ser oposición a nadie. Hemos nacido para construir junto a
todo el pueblo las herramientas teóricas y organizativas que le ayuden en la gran
tarea de construir la sociedad de la felicidad colectiva e individual y que no puede
ser otra que el socialismo.

De tal forma que si el gobierno decide como hasta ahora, respaldar a la burguesía
en contra de los intereses de las y los trabajadores, es el gobierno quien hace
oposición a los cambios revolucionarios y no quienes están empeñados a
construir las bases del socialismo una vez derribado el estado capitalista hoy
vigente en Venezuela.

Hay que decirlo claro para que nadie se engañe en este importante tema. No
somos ni bolivarianos, ni chavistas, somos revolucionari@s y combatientes por
el socialismo y el comunismo para nuestro país, continente y el mundo entero.
Jamás seguiremos ciegamente a ningún líder, porque ya tenemos uno y ese para
nosotros es la clase obrera, quien en alianza estratégica con los pobres y
explotad@s de la ciudad y el campo, derribarán el putrefacto estado burgués y
construirán no sin esfuerzo, pero felices, la nueva sociedad sin clases.

De tal forma que no somos nosotros quienes tenemos que definirnos, porque ya
lo hemos hecho contra la burguesía y el capitalismo. Es el gobierno quien debe
definirse por la verdadera revolución, o por maquillarle el rostro al capitalismo.
Si el gobierno decidiese realizar la revolución socialista y terminar con el
capitalismo hoy vigente en Venezuela, lo apoyaríamos hasta entregar la vida si
fuera necesario en ese combate. Lo haríamos felices en el entendido que estamos
defendiendo los intereses estratégicos de l@s trabajador@s. Si por el contrario,
el gobierno se empeña en defender los intereses de la burguesía, tendremos que
levantar nuestra voz y en conjunto con los sectores más avanzados de la clase
trabajadora, hacer todo lo posible porque esos planes de apoyo a la burguesía
fracasen y no sean implementados.

Esa es nuestra posición, pero tampoco somos ilusos. En el próximo tiempo, se


mantendrá la política de conciliación de clases y el gobierno seguirá expresando
su opción preferencial por la burguesía y eso clarifica mucho más la situación.

7- El periodo actual y las elecciones

El MGR buscará en el próximo tiempo, constituirse en una pequeña fuerza


organizada, que pueda ser capaz de analizar la realidad, tanto nacional como
internacional desde el marxismo y actuar en consecuencia.

Creemos que la lucha de clases se acentuará en nuestro país en los próximos


tiempos, pero eso no quiere decir que avanzaremos a la revolución. La disputa de
la hegemonía sobre las masas, se dará entre las fuerzas por ahora mayoritarias y
enfrentadas entre sí.

Por una parte la burguesía más extrema que logró, agrupar tras de sí a una buena
parte de la pequeña burguesía y que cuenta con un importante número de
burócratas enquistados en el estado. También este sector burgués cuenta con
una presencia apreciable en vastos sectores populares, donde opera bajo
distintas redes de infiltración y masificación.

No se puede pasar por alto el hecho que en las pasadas elecciones de


gobernadores y alcaldes, la oposición burguesa más extrema, ganó los estados
más numerosos del país como son Miranda, Táchira, Zulia y Carabobo e
importantes alcaldías. Eso le da un margen de maniobra mucho mayor que ahora
se expresará de nueva forma a partir de los resultados de las parlamentarias y es
la base de su acumulación de fuerzas con vistas a las futuras elecciones
presidenciales.

Por otra parte nos encontramos con la dirección burguesa del proyecto
bolivariano, que a pesar de sufrir un serio desgaste en los últimos tiempos, aún
cuenta con el apoyo de la mayoría de la población, que se expresa sobre todo en
los sectores populares y en los estados y provincias del interior del país. La alianza
de gobierno, como expresión de una alianza de clases con la hegemonía de la
burguesía criolla a la cabeza, se verá obligada por las circunstancias que se
desprenden de las elecciones parlamentarias, a buscar puntos de negociación con
la burguesía más extrema, mientras ambas fuerzas preparan todas sus baterías en
razón de las futuras elecciones presidenciales.

Nuestra posición con respecto a las elecciones parlamentarias ya la dimos a


conocer en un comunicado reciente, pero no está de más recordar cual es nuestra
opinión al respecto.

En estas elecciones nada estuvo en juego para la clase obrera ni el pueblo


explotado. Por mucho que unos y otros nos traten de convencer de lo contrario,
la elección en estas circunstancias concretas que vivimos, solo resolvió en parte la
repartición de cuotas de poder por distintos segmentos de la burguesía
expresados en los dos grandes conglomerados que se enfrentaron (MUD y PUSV).

Cuatro años con una asamblea enteramente roja rojita, fueron suficientes para
demostrar que tener o no mayoría, en esa instancia para provocar los cambios
para el psuv no eran lo fundamental. Lo fundamental era contar con la conciencia
y voluntad política revolucionaria, para avanzar al socialismo legislando al lado de
l@s trabajador@s. Fue esa falta absoluta de voluntad y de conciencia política
revolucionaria, la que demostró en los hechos concretos que votar por el psuv en
estas elecciones en nada ayudaría a las masas para aliviar su situación. Ni hablar
de avanzar al socialismo. Por su parte la derecha más extrema buscó una mejor
posición de negociación con el gobierno en defensa de sus intereses particulares.
Los y las grandes ausentes una vez más fueron los intereses de las y los
trabajadores y sus urgentes demandas sociales, políticas y económicas.
Con todo hubo compañer@s que concurrieron a votar en la esperanza de
derrotar una vez más a la burguesía y creyendo que votar psuv es avanzar al
socialismo. No los criticamos. Nuestra labor será abrir una política de
comunicación con esos sectores y comprometerlos en la lucha por sus derechos.

En las elecciones parlamentarias, se votó una lista instrumental donde concurren


por una parte el PPT y por otra la USI, expresión de izquierda con importante
presencia en sectores obreros tradicionales como por ejemplo, el petróleo. Esta
alianza instrumental trató de canalizar el descontento con el gobierno sobretodo
en los sectores populares y particularmente obreros en el caso de la USI.

Nuestra caracterización del PPT como partido, ya la hemos entregado en


ocasiones anteriores, como un partido abiertamente burgués y que se presenta a
sí mismo, como “bisagra” de negociación entre los dos segmentos burgueses en
pugna. Este partido anida en su seno, a ex dirigentes del gobierno comprometidos
en graves hechos de corrupción conocidos por toda la opinión pública como el
caso del ex gobernador Manuitt. Nada se puede esperar de ellos.

En el caso de la USI, la situación es compleja. Con este sector de izquierda no


pocas veces hemos coincidido en el análisis y en la valoración de hechos políticos
de importancia. No dudamos de las buenas intenciones de los compañeros de
USI, que lógicamente buscan mejorar su acumulación de fuerzas de cara al futuro,
pero eso no quiere decir que no cuestionemos su alianza instrumental con el
“partido de los negocios”, como es también conocido el PPT. Ya en el pasado
estos compañeros han tendido puentes hacia sectores comprometidos con la
burguesía, como en el caso de la derecha sindical burguesa del Movimiento
Solidaridad Laboral y es preocupante ver como perseveran ahora en la misma
dirección con el PPT.

La crítica de esta alianza instrumental, no desconoce lo planteado por los


compañeros en orden a potenciar con la campaña electoral, un mayor
protagonismo obrero y multiplicar la capacidad de movilización de los sectores
populares. Partimos de esa base.
Tampoco nos pronunciamos en contra de las elecciones en general ni al
establecimiento de alianzas instrumentales que se desprenden de la dinámica de
la lucha de clases. Creemos por el contrario, que la participación en las elecciones
bajo determinadas condiciones y el establecimiento de alianzas que sean
beneficiosas para la clase obrera y el pueblo explotado, es uno de los caminos
posibles para los revolucionarios que buscan hacer avanzar una estrategia integral
que desemboque en la revolución socialista.

Nos preocupa eso si la escogencia de los aliados, aunque sean instrumentales y


que ojala en futuras contiendas electorales o de otro tipo, las miradas de nuestros
hermanos de la USI, estén más bien dirigidas hacia la izquierda que hacia sectores
que representan los intereses de la burguesía, por mucho que la alianza sea de
carácter instrumental.

Pero este comentario no es gratuito, ni busca abrir una polémica fraternal con
nuestros hermanos de la USI. Este comentario tiene que ver con las tareas
pendientes de la izquierda revolucionaria.

Debemos ser claros en decir que la clase obrera, ni l@s explotad@s de la ciudad y
el campo, cuentan aún con una herramienta política que signifique jugar un mejor
papel en el desarrollo del enfrentamiento político de las clases en pugna.

A once años de gobierno bolivariano, los sectores revolucionarios, estamos


empezando las tareas de agitación en torno a un esbozo de programa
democrático-burgués como el señalado por los compañeros de la USI.

De allí que la tarea que se desprende de tal lectura, es conformar una fuerza de
izquierda revolucionaria, que se organice en torno a un programa revolucionario
socialista y que sea capaz de desarrollar una táctica y estrategia de triunfo
revolucionario.

Será esta fuerza revolucionaria, la encargada de recoger desde el seno de la


clase obrera y el pueblo explotado, los elementos que contendrá un futuro
programa de agitación y lucha revolucionaria de las masas contra el estado
capitalista hoy vigente en Venezuela (Latino américa) y por el establecimiento
de una sociedad socialista.
Estos dos momentos de la lucha de clases, no son lineales ni están divididos
necesariamente en el tiempo. Pueden ser procesos paralelos y complementarios
de acuerdo con la realidad concreta que enfrentemos.

Desde ya propiciamos el encuentro y discusión de los revolucionarios en torno a


las siguientes reivindicaciones como arma de lucha y combate.

Programa reivindicativo y de combate

Nacionalización efectiva de las principales empresas estratégicas para el


desarrollo nacional: Recursos energéticos, acuíferos, mineros, marinos,
aeronáuticos, transportes, viales, portuarios, riquezas naturales y recursos
del subsuelo.

Industria petrolera 100% nacional, eliminación de las empresas mixtas y


eliminación de los acuerdos vigentes con las transnacionales, bajo control
de sus trabajadores y técnicos.

Nacionalización y expropiación efectiva de la banca privada, sin derecho a


indemnización. Esta medida es de carácter estratégico y no se puede dejar
pasar ni suavizar.

Cesación inmediata del pago de la deuda externa.

Liquidación efectiva del latifundio, mediante una nueva Ley de Tierras

Regulación de la propiedad urbana y rural destinada a la vivienda.

Reforma tributaria que grave en forma real, la excesiva ganancia de los


capitalistas.

Control Obrero y Social en la gestión de las principales empresas


nacionalizadas.

Regulación de la tasa de ganancia para el comercio.

Elaboración de la Escala Nacional de Salarios. Eliminación de la figura del


salario mínimo y su reemplazo por el Salario básico, que iguale el costo de
la canasta básica de alimentos y que se reajuste cada tres meses según
inflación.

Nueva Ley del Trabajo. Esto lo consideramos de importancia, aunque


debemos decir que no buscamos una ley que mejor regule la explotación
capitalista, sino un instrumento que nos permita luchar en mejores
condiciones para derribar el poder burgués.

Eliminación de la tercerización del trabajo en empresas públicas y privadas.

Reforma completa al Sistema de Educación Nacional con la gratuidad


completa de la educación en todos los establecimientos. Se debe crear sin
retraso la Nueva Universidad Técnica de Trabajadores, ligada a las
necesidades de la producción de cada región.

Establecimiento de las seis horas diarias de trabajo para todos los


trabajadores sin rebaja salarial.

Ley de Arrendamiento que fije en un 10% de los salarios de los inquilinos la


tarifa de los alquileres destinados a vivienda, y que suspenda los procesos
de desalojo en el caso de casa-habitación. Establecimiento de la Escala
Nacional de Alquileres para comercios y otro tipo de bienes inmuebles.

Liquidación de las cadenas privadas de alimentación y distribución de


alimentos.

Establecimiento del nuevo Sistema de Salud Revolucionario. Este reconoce


la salud como un derecho del individuo y por lo tanto el servicio es gratuito
en todos los niveles y en todos los establecimientos, expropiación
inmediata de todas las clínicas privadas.

Nueva Ley del medio ambiente que prohíba la explotación industrial de


todo tipo de importantes reservorios naturales y zonas de interés
estratégico para el medio ambiente.

Eliminación de los seguros médicos de forma inmediata, ya que ellos


constituyen una buena parte de la comercialización de la salud.
Sindicalización obligatoria para empresas con más de 25 trabajadores. En
caso de las empresas con menos de 25 trabajadores, se debe permitir la
conformación de los sindicatos ínter empresa.

Negociación colectiva por rama de la producción para todos los


trabajadores e imposibilidad de contratar rompehuelgas por parte de los
empresarios mientras dure el proceso de conflicto y negociación.

Conformación de una sola organización sindical de la clase obrera a nivel


nacional.

Democratización de los medios de comunicación social y control de los


mismos por las organizaciones de trabajadoras y trabajadores, además de
la participación de las organizaciones sociales.

Eliminación inmediata de todas las empresas destinadas a los juegos de


azar y al blanqueo de capitales.

Confiscación de todos los bienes en forma inmediata a quienes se dediquen


al negocio de estupefacientes, psicotrópicos o prostitución.

Confiscación inmediata de todos los bienes que sean probadamente


provenientes de la corrupción.

Control social para la gestión de gobernaciones y alcaldías por las


comunidades organizadas en consejos revolucionarios. Los gobernadores y
alcaldes que no cumplan con el plan de gobierno acordado con sus
comunidades, deben ser removidos de inmediato sin esperar revocatorio.

Reforma profunda al sistema de Administración de Justicia. Creación del


Poder Judicial Revolucionario.

Nueva política diplomática, que prohíba mantener relaciones diplomáticas


o comerciales con países que violen los derechos humanos, políticos y
sociales.
Reconocimiento como fuerzas beligerantes a todas las organizaciones
revolucionarias que mantengan un conflicto armado con los estados
capitalistas.

Reivindicación histórica, política y pública para todos los combatientes por


el socialismo caídos en combate. Sistema de pensiones y becas para
familiares

Juicio y castigo ejemplar para todos los comprometidos en el golpismo,


asesinatos de líderes campesinos y de trabajadores, paramilitarismo y
demás actividades de corte fascista.

Juicio y castigo ejemplar para todo funcionario de gobierno, ya sea local,


estadal, o nacional, que en el ejercicio de su cargo, desarrolle o propicie
actos de corrupción.

Todas estas medidas y otras que necesariamente irán surgiendo producto


del aporte de las organizaciones sociales y políticas comprometidas con la
revolución socialista, no buscan reformar el sistema capitalista, sino que
buscan conscientemente quebrar la columna vertebral de la burguesía y
debilitarla en forma estratégica en el combate por la revolución socialista.

Nuestro interlocutor para la implementación de estas medidas, no es el


gobierno y tampoco la asamblea nacional ni puede serlo. Nuestro
interlocutor debe necesariamente ser la clase obrera, los pobres y
explotad@s de la ciudad y el campo y toda persona honesta y
comprometida de verdad con los cambios sociales.

Esta propuesta no pretende ser un plan o programa de gobierno, porque


entendemos que no tenemos el gobierno para implementar dicho plan y
tampoco estamos en campaña para difundirlo ni prometerlo.

Pretende ser un programa que ordene nuestras luchas y delimite los


intereses inmediatos de la clase obrera y el pueblo explotado de la ciudad y
el campo. Por lo tanto es un programa de lucha, que irá mutando en el
tiempo y debe ser corregido y ampliado por las organizaciones sociales y
políticas que se comprometan en la lucha por la revolución socialista.
Nosotros guevaristas, estamos a la orden para comenzar hoy mismo esta
fraternal discusión y debate necesario en el seno de la izquierda
revolucionaria.

Tal propuesta es una invitación a seguir discutiendo en medio de la


construcción tan necesaria de espacios de encuentro, síntesis y propuestas
de la izquierda revolucionaria.

8- Nuestro segundo aniversario.

El 25 de septiembre, nuestro movimiento estuvo de aniversario. Cumplimos dos


años de lucha y combate por el socialismo.

Este segundo aniversario nos sorprende en una situación muy distinta al año
anterior. Luego de la tan necesaria decantación de posiciones al interior del
movimiento, y la resistencia que tuvimos que dar frente al pretendido quiebre
hacia la derecha de nuestro movimiento, hoy las aguas están más calmas.

Hemos logrado consolidar un mínimo necesario y reordenar nuestro movimiento


frente a las tareas de la construcción. Todo este esfuerzo nos significó una suerte
de repliegue táctico en varios frentes, donde veníamos trabajando y en muchos
casos congelar nuestra presencia y participación.

El pequeño grupo de la juventud fue expulsado de nuestras filas por realizar


labores de saga al servicio del reformismo, conocía muchos detalles de nuestra
organización y era necesario cambiar para no sufrir más adelante golpes que
hubieran significado dado lo reciente del proyecto, nuestra segura muerte política
y orgánica y el retroceso estratégico.

Hoy estamos más maduros y hemos ido aprendiendo a base de paciencia, que
estamos trabajando para el futuro y que nuestra lucha no se expresará de
inmediato. Trabajando en durísimas condiciones materiales y de todo tipo, hemos
ido consolidando un núcleo fuerte y seguro y hemos sido capaces, de radiar
nuestra opinión política no solo en Venezuela.
Los avances de nuestra línea política, contradictoriamente, no se verán
expresados en lo público en el próximo tiempo. Al tener que concentrarnos hacia
adentro durante una buena parte del año, nuestros avances son más de carácter
cualitativos que cuantitativos. Esto no quiere decir que no exista avance en áreas
como el crecimiento numérico, pero no ha sido lo importante durante este
periodo y nos alegramos que así sea.

De todo este periodo de formación y elaboración, saldremos más fortalecidos y


con un caudal político acumulado del que echaremos mano en el próximo tiempo.

Las lecciones políticas que nos dejan estos dos años de construcción, las tenemos
que situar en el terreno estratégico de nuestro acervo teórico.

Si ordenamos estos elementos, los podríamos sintetizar así.

Hemos nacido para vencer. Cuando nos dispusimos a crear una nueva
organización, todavía se vivía la efervescencia bolivariana. Nuestra voz era un
grito en el desierto y de acuerdo a como y a cuantos comenzamos esta
construcción, en ese tiempo llamábamos a la risa y al sarcasmo hasta de los más
optimistas compañer@s. Hoy nuestra voz es escuchada y en muchas partes hasta
tomada como referencia de análisis y lecturas serias sobre la política venezolana.

La construcción es diversa y enriquecedora, con adelantos y retrocesos hemos ido


creciendo a lo largo del tiempo, dando paso a la interacción, articulación de las
organizaciones hermanas que en estos momentos deliberan una fuerte lucha
contra el sistema capitalista, como lo podemos observar en Chile la huelga de
hambre de los hermanos Mapuches, en la Argentina la lucha de los sindicatos en
las empresas, en Brasil el movimiento de “los sin tierras” que reclama un espacio
para el crecimiento, en Colombia Las FARC-EP contra el fascismo, y así
Latinoamérica unida se levantan para denunciar y tomar las armas para reclamar
lo que por derecho nos pertenece.

Hemos demostrado que se puede construir organización revolucionaria clasista


en condiciones muy desventajosas y donde el reformismo hegemoniza el discurso
sobre socialismo y revolución.
No somos desprendimiento de organización alguna y sin tener cuadros con
experiencia previa, hemos ido formando una pequeña escuela que ya empieza dar
sus frutos en el terreno de la elaboración y organización interna.

Líneas de construcción estratégica.

No hemos empezado construyendo la dirección como muchos otros intentos, sino


más bien construyendo las bases de nuestro movimiento en todas partes con una
coordinación entre si necesaria, pero con la suficiente autonomía. Sin bases la
dirección es innecesaria y solo sirve para mal formar los cuadros. Los jefes que
vayan surgiendo en distintos sectores de esta forma serán jefes reales y
prestigiados por su trabajo de construcción previa. Esta línea de trabajo es
irrenunciable y será el soporte de todo este largo periodo de construcción.

La línea de masas se orienta a crear corrientes de pensamiento en los distintos


frentes sociales que en algún momento se transformen en construcciones
orgánicas. Estas corrientes deben expresar en primer término la independencia
de clase con respecto a la burguesía y al reformismo pequeño burgués enquistado
en el movimiento de masas. Ya esta línea está dando sus primeros frutos y
seguiremos por el mismo camino buscando potenciar la emergencia de un nuevo
movimiento de masas en todos los sectores sociales.

La línea de construcción de políticas y fuerza material estratégica está muy


desarrollada y ya podemos hablar de los primeros éxitos en este terreno que sin
embargo, es el menos visible de nuestro trabajo y eso habla de lo acertado del
trabajo en este terreno durante este tiempo.

En lo comunicacional aún estamos lejos de lo pretendido, aunque nuestro portal


hace lo suyo, no hemos avanzado mucho en la dirección correcta y no hemos
masificado nuestro mensaje. Debemos empezar por definir zonas estratégicas
donde desarrollar nuestra propaganda y medir en el tiempo su desarrollo.

En lo material aun somos débiles y muy dependientes en todo sentido. Las


iniciativas para revertir esta situación aún están en desarrollo y no cubren
realmente las necesidades que tenemos por delante. Debemos impulsar una gran
campaña en este sentido en el próximo tiempo que efectivamente resuelva este
problema que es esencialmente político.

En la política unitaria, aún no terminan de expresarse los esfuerzos realizados


durante todo el tiempo de construcción de nuestro movimiento. No es poco lo
avanzado, pero no es suficiente y debemos trabajar por decantar la situación en
el próximo tiempo, buscando definiciones en torno a la unidad de nuestros más
cercanos aliados y amigos.

En lo cultural, hay grandes avances que se expresarán en el próximo periodo y nos


sentimos realmente satisfechos por lo realizado en este terreno y muy pronto
tendremos novedades públicas al respecto.

En lo internacional, debemos consolidar los vínculos que tenemos y que no son


pocos dadas las condiciones en las que se han desarrollado. Debemos consolidar
un mínimo y realizar un esfuerzo muy grande sobre todo en la perspectiva de
contar con una retaguardia estratégica.

9- La táctica para el periodo.

Nuestra táctica para el periodo, está definida por nuestra lectura de la situación
tanto nacional como internacional, la situación de las distintas fuerzas políticas,
sociales, económicas y militares comprometidas en la correlación general de
fuerzas.

A nivel internacional, nos encontramos con cierta estabilidad relativa del sistema
capitalista en medio de su crisis sistémica. Las fuertes medidas de eliminación de
conquistas y beneficios que mantenía un sector importante de la clase obrera en
muchos países de Europa, hará por una parte que se agudice la movilización de
masas en franco enfrentamiento con estas medidas, mientras que por otra parte,
la implementación de las mismas ayudará en forma significativa al capital a
revertir su crisis de baja de la tasa media de ganancia. Estamos en presencia de un
ejemplar enfrentamiento de clases que tiende a mantenerse, pero que por el
momento no pone en peligro al sistema capitalista en aquellos países sobre el
cual ha logrado gran consenso.
En general el sistema capitalista ve con mesura el siguiente paso, pero con
relativa tranquilidad al tener la certeza que no está en peligro su sobrevida
porque hizo lo necesario previamente para debilitar cualquier otra opción de
construcción social.

En nuestro continente se vive también una relativa estabilidad producto de la


adopción en su momento de importantes medidas que favorecieron a las
burguesías en desmedro de los trabajadores. Las movilizaciones que se han
producido y se seguirán produciendo, no tienen el alcance de las vistas en Europa
últimamente, fundamentalmente porque el movimiento de masas vive otro
momento.

Golpeado por la represión y luego manipulado por el reformismo, podríamos


decir que el movimiento de masas vive un momento de mucha confusión y
debilidad. Aun así y producto precisamente de la crisis, en varios países empieza a
emerger una postura minoritaria, pero clasista y combativa que se perfila como
un importante polo de acumulación de fuerzas. Está por verse cuál será el rol de
los sectores revolucionarios para profundizar la presencia y el protagonismo de
este importante sector combativo.

En nuestro país y después de las pasadas elecciones parlamentarias donde el


reformismo sufrió una importante derrota a manos de la derecha golpista, se
vivirán momentos de relativa tranquilidad y como paso previo a la preparación de
los escenarios pre electorales con vistas a las presidenciales.

El gobierno se ha quedado en la práctica sin grandes posibilidades de maniobra


atrapado por la crisis económica y sin un plan político que pueda dar respuesta a
la crisis interna que vive en estos momentos. Cualquier demora en la aparición de
una verdadera alternativa revolucionaria, solo jugará a favor de la derecha
golpista que canalizará todo el descontento social de importante sectores
populares y consolidará su posición allí.

Es por lo mismo de vital importancia, el surgimiento de una alternativa de


izquierda revolucionaria que se plantee disputar a la burguesía tanto en el
gobierno como en la oposición, un movimiento de masas cansado de esperar y
que empieza a mirar con simpatías una salida mucho más a la derecha que el
actual gobierno. De allí la importancia de una táctica de construcción que recoja
este desafío y que lo situé como el esfuerzo más importante del periodo. La
izquierda revolucionaria como alternativa, es una real necesidad del movimiento
de masas y como tal debemos abordar este periodo.

Lo principal del periodo, es seguir acentuando la independencia de clase con


respecto al gobierno y frente al proyecto que representa.

¿Qué significa exactamente esta táctica para este periodo?

Significa en primer lugar fortaleza teórico-política del núcleo revolucionario,


primero para resistir los embates del enemigo en este campo y claridad en los
planteamientos políticos que realicemos de cara a nuestro pueblo. Jamás una
mentira, jamás una cuenta alegre y no ajustada a la realidad, pero también
significa saber actuar en desventaja sin olvidar que tendremos al frente a la
derecha fascista por un lado, con todo su odio de clase en contra nuestra,
mientras que por el otro lado, tendremos al reformismo y su ilusionismo político
que cuenta sin lugar a dudas con gran simpatía en la población y que se valdrá de
epítetos tales como “agentes de la CIA, escuálidos, sospechosos,
ultraizquierdistas, tontos útiles, aliados del imperialismo” y un largo etc.

Significa explicar pacientemente nuestra posición y nuestra política en los


organismos de masas sin rehuir jamás el debate ni la confrontación de ideas.
Significa ir obrer@ por obrer@, poblador, por poblador, comunidad por
comunidad, estudiante por estudiante, campesin@ por campesin@, indígena por
indígena, herman@s todos de nuestro pueblo que merecen y necesitan toda
nuestra atención y preocupación política.

Significa ir acercando lentamente posiciones con otros revolucionarios,


aprovechando para ello todos los escenarios posibles. Ser generosos en el debate,
poner lo estratégico sobre lo urgente, vaciar nuestra mente de sectarismo, no
discutir de qué color será el futuro edificio de la Asamblea Popular que
reemplazará al actual parlamento, no tratar de saber cuál era el número del
calzado que usaba Marx o de qué lado de la cama dormía Lenin, porque todas
esas cosas no tienen ninguna importancia, como tampoco lo tiene en este
momento definir con precisión las medidas económicas que se deben adoptar
cuando llegue el comunismo.

Significa empezar a insertar nuestra opinión en las comunidades y frente a hechos


cotidianos y concretos, hacer nuestros los reclamos de la gente, ponernos a la
cabeza de las pequeñas movilizaciones que se producen todos los días, hacer
política con y para las comunidades, enfrentar la injusticia cotidiana vale más que
cien discursos y documentos por muy bien hechos que estos estén.

Significa mostrar la política de la organización a las masas, no a los militantes


guevaristas, solo su política, empezar a tener presencia en las calles, en el metro,
en el bus, en las paradas, en el colegio, en la universidad.

Significa apoyar a otras organizaciones hermanas como si fuera la nuestra,


preocuparse por nuestros hermanos aliados aunque sean distantes, lejanos
irresolutos algunos, significa crear vínculos de todo tipo con ellos todos los días
sin pretender jamás el reclutamiento fácil mediante esa táctica, recordar que
cuando reclutamos un aliado, no ganamos un militante, sino que perdemos un
eslabón de la unidad revolucionaria.

Significa cantar, reír, bailar y recitar la hermosura de la palabra. Significa


inaugurar otras formar culturales y desterrar la relación utilitaria entre hermanos
de clase. Significa crecer construyendo nuev@s poetas, cantantes, artistas
plásticos, bailarines, muralistas, músicos y actores, dejaremos atrás el
inmovilismo actual y crearemos algo todo los días.

Significa recordar que no hay que tratar de hacerlo todo de una vez, solo lo
necesario, solo lo importante. No basta decir palabras bonitas o grandilocuentes,
por apegadas que se encuentren al marxismo si nadie las entiende, dejan de tener
sentido.

Significa unificar, construir, consolidar e impulsar no solo a nuestra orgánica, sino


fundamentalmente, el concepto de izquierda revolucionaria por sobre cualquier
sectarismo trasnochado.
La traducción simple de una táctica compleja en un escenario de igual calidad,
significa un primer paso para ajustar la organización a las necesidades actuales y
avanzar un peldaño más en la construcción estratégica. Proponemos discutir y
adecuar esta táctica a cada una de las realidades particulares donde nos toca
actuar.

10- Las tareas inmediatas

Lo que debemos realizar en primer lugar es hacer presencia con nuestra opinión
en distintos sectores ya previamente definidos. El sector estudiantil a pesar de su
lugar de atraso demostrado, sigue siendo para nosotros un lugar donde llegar y
construir. Propiciaremos la organización independiente de los estudiantes
primero en pequeños colectivos y luego avanzaremos con tareas más ambiciosas.
En este sector la lucha teórica-política cobra una real importancia y debemos
abordarla sin complejos.

Una de las tareas más ambiciosas para el periodo, será consensuar una lectura
común con otras pequeñas fuerzas de izquierda y sacar adelante un borrador de
Programa de Lucha político-social. Esta tarea va bien encaminada y puede resultar
un real avance en todos los sentidos. Debemos propiciar los encuentros y antes
de fin de año hacer un balance de lo realizado en esta dirección.

La realización de una gran campaña de finanzas es otro de los grandes objetivos


para el corto plazo y en esto nuestros amigos y cercanos, tienen un gran papel
que cumplir. Debemos plantearnos metas ambiciosas implementando audaces
medidas que signifiquen fortalecer la organización en todos los sentidos.

El desarrollo de la propaganda debe ligarse a los problemas concretos en todos


los sectores y solo deben realizarse grandes esfuerzos centrales en torno a
objetivos específicos. Lo principal debe estar en la base social del pueblo ligado a
problemas reales y concretos, pero que superen la coyuntura.

A partir de Marzo, está planteada nuestra primera gira nacional y debemos


preparar esto con gran detalle y anticipación. Esa gira debe entregarnos grandes
dividendos en lo interno, pero debe representar un salto en la organización de los
pequeños colectivos que existen en distintas partes y que no cuentan con una
orientación central.

En Noviembre debe comenzar la Segunda Escuela de Cuadros del MGR que llevará
por nombre, “Camino de Victoria”. Especial importancia tiene la participación de
los jóvenes estudiantes y nuestros amigos no militantes. Ya se entregará el
temario en los próximos días.

Nuestra página debe volver hacer un referente de opinión y denuncia


comenzando por actualizaciones diarias y poniendo el acento en noticias
autogeneradas. Gran importancia cobran en este sentido, nuestros colaboradores
y todos quienes se han acercado para formar parte de los colectivos Guevariando,
que empiezan a crecer por todas partes. Les pedimos a quienes tienen a cargo
este medio de difusión, un nuevo gran esfuerzo en este sentido y un gran salto de
calidad en lo que se publique. Ustedes son nuestra voz y nuestra cara pública y
confiamos en su gran desempeño.

Por último queremos plantear el reclutamiento para el próximo periodo. Aún no


queremos hacer una organización masiva. No sacamos nada con tener un gran
número de militantes si lo mismo no es reflejo de calidad. Quien sea escogid@
para militar con nosotros debe hacer un camino previo tal como ha venido
ocurriendo y no puede ser incorporad@ sin este requisito. No queremos que se
sumen grandes dominadores de la teoría y de la palabra si esto no es reflejo a la
vez de un gran desarrollo de su trabajo en las esferas sociales y políticas. Solo
podrán ser militantes guevaristas, quienes con su trabajo avalen su palabra y su
disposición. Preferimos ir lento en este terreno porque sembramos para el futuro.

Este extenso informe se hacía necesario para sentar claridad frente a distintos
hechos que atraviesan con mucho la coyuntura. Ya nadie puede ser llamado a
engaño, porque después de dos años, en los que todos apostaron a nuestra
muerte como organización en el corto tiempo, aquí estamos y más sólidos que
nunca. Los guevaristas existimos porque el pueblo así lo quiere y tiene falta de
organización revolucionaria. No se explica de otro modo como una organización
pequeña, sin recursos de ningún orden, sin apoyo mediático, y sin dirigentes
conocidos, haya podido sobrevivir haciendo política en medio del actual
escenario. Contando con ese apoyo es que hoy nos planteamos nuestra
consolidación en los sectores definidos y un gran salto a nivel nacional. Ya sabrá
de nosotros tanto la burguesía como el reformismo.

Organización para luchar y luchar para conquistar la felicidad esa es nuestra


consigna. Y así seguimos construyendo en el seno del pueblo pobre y explotado,
tanto la idea revolucionaria, como el instrumento orgánico necesario para la
revolución. Y seguimos alegres, subversivos, rebeldes y guevaristas, recorriendo
este maravilloso sueño de conquistar nuestra felicidad con nuestras propias
manos. Llevemos la buena noticia a todo niño, niña, muchacho, muchacha,
anciano o anciana de nuestra patria. Vamos a darles nuestro mensaje de alegría y
de certeza en un mañana mejor. Digámosle que la revolución es maravillosa
porque la hacemos nosotros mismos y que en ella nos realizamos como seres
humanos constructores sociales. Digámosle a todo nuestro pueblo que
levantaremos al ser humano del siglo XXI, nosotros mismos, hasta alcanzar su
libertad plena en el socialismo.

¡¡¡O revolución socialista, o caricatura de revolución!!!

¡¡¡Que la crisis la pague la burguesía!!!

¡¡¡Adelante con todas las fuerzas de la historia!!!

MOVIMIENTO GUEVARISTA REVOLUCIONARIO


www.guevariando.org

guevariando@gmail.com

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