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El diagnóstico, el pronóstico

y la virtud de la benevolencia

Una cosa es argumentar de manera genérica sobre el papel que


juegan el carácter y la virtud en la ética médica y otra, aún más difí-
cil, fundamentar esos rasgos específicos del carácter que determi-
nan lo que es un buen médico. Una cosa es insistir en el lugar que
ocupa una cualidad personal en la relación médico-paciente y otra,
especificar esas cualidades personales particulares en un buen prac-
ticante. Ya hemos rechazado cualquier lista de rasgos moralizantes
como inefectivos, y en cambio hemos optado por desarrollar un
conjunto de rasgos del carácter surgidos de las necesidades mismas
del paciente y de la naturaleza de los actos médicos. Dado que la
quinta esencia de los actos médicos son el diagnóstico y el trata-
miento, los consideraremos en primera instancia con el fin de iden-
tificar los rasgos del carácter que preparan a los médicos para aten-
der a las necesidades primordiales del paciente y para responder a
la integridad de la profesión médica.
Esa forma específica del bien (bene) que el médico hace (faceré)
con quien está enfermo está comprendida bajo el principio de la
beneficence; el principio de beneficencia es para la medicina lo que
el principio de libertad es para el periodismo: la norma ética funda-
mental. Los bienes que son peculiares de la medicina y que los mé-
dicos públicamente juran cumplir, son precisamente los que se ex-
presan mediante estos términos: curación de la enfermedad, alivio
del dolor, restauración de las funciones perdidas, etc. La beneficen-

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cia se refiere a lo mejor en el sentido del diagnóstico y del tra- Lo que diagnósticamente se ve en medicina clínica es, en gran par-
tamiento de la enfermedad; sobre todo lo demás el médico debe te, función de teorías fundamentales supuestas y los paradigmas
realizar los actos médicos fundamentales pues ningún otro bien se médicos de enfermedad y dolencia han cambiado durante el trans-
equipara a éste. La beneficencia entonces, es el principio guía del curso de la historia (la esclerosis múltiple, por ejemplo, ha sido en-
profesional médico, la responsabilidad ética constitucional que es tendida de una manera diferente y más recientemente está siendo
sobre todo la que el médico debe esforzarse por acatar. conceptualizada como una enfermedad autoinmune). Los actos de
diagnóstico "puramente objetivos" son subjetivos, por lo menos en
Si la beneficencia es el principio ético objetivo que se refiere a el sentido de que en ellos influyen evaluaciones morales.
esos actos buenos peculiares en medicina, la benevolencia es la vir-
tud o el rasgo del carácter que predispone el médico para realizar Raras veces se da que un paciente particular no sea más que un
actos benéficos; antes de que el bien (bene) se pueda hacer (faceré), caso típico de una categoría diagnóstica determinada; la vida indi-
el bien (bene) debe ser querido (volere). La benevolence se refiere vidual del paciente no sólo tiene algo que ver con la aparición de la
al compromiso o voluntad de realizar actos médicos de acuerdo con enfermedad, sino que los atributos personales que aporta al proceso
los más altos cánones éticos; esto es, se refiere a querer (volere) el de diagnóstico también afectan la forma y el contenido del mismo;
bien de un paciente o a estar dispuesto a atender sus necesidades. en otras palabras, además de las influencias epistemológicas subje-
Los pacientes buscan en el médico una clase de ayuda específica y tivas de los actos médicos, existen influencias que provienen de la
la benevolencia es la virtud de la que dispone el médico para pro- dimensión personal de la relación médico-paciente. "¿Sí será cier-
porcionarla. to?" Se podría preguntar a un médico: ¿Puede la calidad de la re-
lación del paciente con el médico afectar de cualquier forma un
La ayuda médica que requieren los pacientes y que los médicos
diagnóstico de cáncer o diabetes? Obviamente que en ciertos casos
prometen debe ser efectiva, pero su efectividad depende de algo
no, pero en muchas situaciones la calidad personal de la relación
más que de la competencia médica técnica. La virtud de la benevo-
médico-paciente puede tener considerable influencia en el resultado
lencia predispone a los médicos a actos médicos personales de
del diagnóstico.
diagnóstico y pronóstico, es decir, se refiere a la constante voluntad
del médico para realizar actividades terapéuticas y de diagnóstico y Si el paciente por ejemplo, no se siente cómodo ni es aceptado
así no se quede en la simple corrección desde el punto de vista por el médico, los datos personales que pueden ser delicados y pe-
mecánico; o sea que, en vez de ser un simple adorno de las capaci- nosos, pero a pesar de eso muy importantes para el diagnóstico, no
dades técnicas, la benevolencia dispone al médico a efectuar los serán revelados; la falta de una buena relación personal indudable-
actos médicos esenciales personal y técnicamente. Esta es la virtud mente afectará la confianza que un paciente deposita en el médico
médica esencial. y esto, a su vez, puede incluso afectar los síntomas y el curso de
una enfermedad. Personalmente sé de muchos casos en los cuales
Generalmente se piensa que el diagnóstico y el tratamiento son
los pacientes que finalmente obtuvieron una cita con Karl Men-
operaciones estrictamente técnicas; los médicos raras veces medi-
ninger mejoraron antes de asistir a ella: tal fue el efecto que causó
tan en la serie de supuestos teóricos que conforman lo que superfi-
en su enfermedad una relación personal anticipada de confianza en
cialmente parecen ser determinaciones clínicas puramente objeti-
vas: "Este es un caso de cirrosis", o, "usted tiene cálculos renales", el médico.
o, "después de discutir todas las otras posibilidades, yo diría que Si como resultado de la relación personal con el médico el diag-
éste es un caso de enfermedad bipolar genéticamente causada"; sin nóstico y los síntomas de la enfermedad mejoran, ¿cómo desarrolla
embargo, una mayor atención a juicios clínicos "objetivos", el médico las condiciones que benefician este tipo de relación con
demuestra la influencia de los paradigmas teóricos culturalmente el paciente? ¿Cómo llega el médico a ser benevolente? ¿Cómo se
aceptados que se presentan como hallazgos puramente objetivos. traduce la benevolencia en una forma de ayuda médica o en actos

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4. Cómo ser un buen médico
de beneficencia personalizada? ¿Cómo predispone la benevolencia neuróticos con simulaciones, ya que en el primer caso hay un
al médico para hacer un diagnóstico del paciente como una persona sufrimiento real y en el otro no. En pocas palabras la benevolencia
en vez de considerarlo únicamente como un intrincado reducto sólo prepara al médico para que se interesé por las anormalidades físicas
de tejidos y órganos? ¿Cómo predispone la benevolencia al médico reflejadas en experiencias personales y humaniza el acto médico
para una relación con el paciente íntegro más bien que para un con- para poder descubrir la fuente de los lamentos del paciente.
tacto parcial e incluso deshumanizante? ¿Y cómo se diferencian
tales actos médicos personalizados de los impersonales? Podemos sintetizar los distintos elementos de un diagnóstico
médico en este diagrama1.
La virtud de la benevolencia se expresa en aquellos actos hu-
manos característicamente asociados con los principios de una
relación médica genuina, pues los pacientes no son ni especímenes
biológicos en los cuales se presentan anormalidades anatómicas o CI
fisiológicas, ni un campo de batalla donde las bacterias luchan con
leucocitos y anticuerpos; los pacientes viven sus enfermedades, las
sienten y desarrollan actitudes hacia ellas, como rebelión, resig-
nación, terror; las interpretan como castigo, oportunidad, prueba;
son temerosos o no, confían en mejorar o se desesperan. El médico
benevolente no se esfuerza sólo por hacer un diagnóstico objetiva-
mente válido sino más bien uno que sea objetivo personalizado, y
como la enfermedad es una realidad vivida, esta dimensión viva se
indica en la historia completa del paciente; la benevolencia pre-
dispone al médico para esta realidad y asi el diagnóstico será más
RO RP
humano y más objetivamente correcto.
El médico benevolente actúa de manera diferente al colega que
piensa de sí y de la medicina en términos puramente impersonales. CI se refiere a las causas inmediatas de la enfermedad: a la
La benevolencia se abre hacia la experiencia vivida del enfermo y causa externa (trauma, bacteria veneno) y a la disposición de la
se interesa por lo que éste expresa de su enfermedad, lo que por causa interna (constitución orgánica, constitución síquica o somá-
cierto no quiere decir que el médico comparta sus sufrimientos y tica).
dolores sino que se interesa por la forma como el paciente reac-
ciona ante sus sufrimientos o vive un diagnóstico particular. Si el I. Lain Entralgo, Pedro. La relación médico-enfermo. Madrid: Alianza Editorial, 1983,
médico benevolente no puede encontrar indicaciones objetivas de p 398. Lain Entralgo, Pedro. Antropología de la esperanza. Madrid: Guadarrama, 1978;
Lain Entralgo, Pedro. Antropología médica para clínicos. Barcelona: Salvat, 1984; Lain
enfermedad (por ejemplo un dolor ciático), no puede suponer de Entralgo, Pedro. Descargo de conciencia. Barcelona: Barral Editores, 1976; Lain Entralgo,
inmediato que no haya enfermedad o que el enfermo está simulan- Pedro. El diagnóstico médico: historia y teoría. Barcelona: Salvat Editores, 1982; Lain
Entralgo, Pedro. Doctor and patient. New York: McGraw-Hill, 1969; Lain Entralgo, Pedro.
do (puede que haya simulación, pero tal juicio no se sigue inmedia- El médico en la historia. Madrid: Taurus Ediciones, 1958; Lain Entralgo, Pedro.
tamente cuando se falla en encontrar signos clínicos objetivos). La Enfermedad y pecado. Barcelona: Ediciones Toray, 1961; Lain Entralgo, Pedro. Estudios
benevolencia predispone al médico para que tome en serio la expe- de historia de la medicina y de antropología médica. Madrid: Ediciones Escorial, 1943;
Lain Entralgo, Pedro. Grandes médicos. Barcelona: Salvat, 1961; Manas, Julián. Historia
riencia personal del paciente y trate de trabajar con dicha experien- de la filosofía y de la ciencia: Julián Marías y Pedro Lain Entralgo. Madrid: Guadarrama,
cia, incluso en casos de ausencia de verificación objetiva, y así los 1964; Lain Entralgo, Pedro. Historia de la medicina moderna y contemporánea. Barcelona:
médicos benevolentes no cometen el error de confundir síntomas Editorial Científico Médica, 1963; Lain Entralgo, Pedro. Introducción histórica-al estudio
de la patología. Madrid: Paz Montalvo, 1950; Lain Entralgo, Pedro. Joaquín Albarrán en la

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RO se refiere a la reacción orgánica ante las causas inmediatas: vidualizada de esta particular incidencia; por tanto, como existe una
a la reacción síquica, y a la somática que está determinada por la dimensión personal e individual para un diagnóstico (algunas veces
constitución del paciente. Una condición específica del paciente más importante que otras), la benevolencia que dispone al médico
está determinada por la edad, el sexo, la raza, el biotipo, el pasado hacia la persona del paciente y personaliza la tarea diagnóstica,
biológico, la capacidad inmunológica, la hipersensibilidad, etc. pertenece a la esencia y estructura de lo que significa ser un buen
RP se refiere a la reacción personal de un ser humano particular médico.
hacia todo lo anotado, reacción en la cual influyen la experiencia El buen clínico es aquél que logra captar la dimensión total de
vivida del paciente, su carácter, creencias personales, sentido una enfermedad: que es tanto competente técnicamente como médi-
autopersonal, situación social, proyectos personales, biografía indi- co benevolente; la benevolencia, repetimos, predispone al médico
vidual, etc. mismo para atender a las necesidades del paciente que es una per-
sona y no solamente un cuerpo; le permite abrirse hacia la expe-
Las flechas se dirigen hacia cada punto del triángulo e indican la
riencia vivida, las intimidades personales, las preocupaciones, las
relación entre estas tres dimensiones de una enfermedad; la causa
necesidades, los temores personales del enfermo y el reconoci-
inmediata (CI) influye tanto en la reacción orgánica (RO) como en
miento de que todo esto tiene que ver con la enfermedad del mis-
la respuesta personal (RP); la reacción orgánica y la respuesta per-
mo.
sonal actúan cada una sobre la otra y ambas tienen un efecto sobre
la causa inmediata. Obviamente la benevolencia es el rasgo del carácter que el pa-
ciente más quiere y supone en un médico es una preocupación per-
El diagnóstico médico es ni más ni menos que el conocimiento sonal y una apertura hacia una relación real que crea la condición
más adecuado o preciso de la dinámica de una enfermedad y per- para la posibilidad de una relación médico-paciente que es como
mite identificar la categoría nosológica unida a la dimensión indi- tiene que ser: una relación entre seres humanos más que entre un
médico y un cliente; una relación que no reduzca a la persona del
hi.storia de la medicina. Madrid: S.N. , 1961; Lain Entralgo, Pedro. La amistad entre el paciente ni que sea un asunto científicamente sofisticado. Esta vir-
médico v el enfermo en la edad media: Discurso leído el día 7 de junio de 1964, en su tud precede a un buen diagnóstico y crea la condición necesaria
recepción pública. (Madrid: Alonso), 1964; Lain Entralgo, Pedro. La espera y la esperanza:
historia y teoría del esperar humano. Madrid: Revista de Occidente, 1957; Lain Entralgo,
para la posibilidad de practicar una buena medicina.
Pedro. La historia clínica: historia y teoría del relato patográfico. Madrid: Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, 1950; Lain Entralgo, Pedro. La medicina hipocráti-
co: estudio preliminar de Pedro Lain Entralgo. Madrid: C.S. de I.C., 1976; Lain Entralgo,
Pedro. La universidad, el intelectual, Europa: meditaciones sobre la marcha. Madrid: La benevolencia en la terapia
Ediciones Cultura Hispánica, 1950; Lain Entralgo, Pedro. Marañón y el enfermo. Madrid:
Revista de Occidente, 1962; Lain Entralgo, Pedro. Menéndez Pelayo y el mundo clásico:
Pedro Lain Entralgo. Madrid: Taurus, 1963; Lain Entralgo, Pedro. Mind and body, psychso-
Si el diagnóstico se reduce a un análisis puramente técnico de
matic pathology: a short history of the evolulion of medical thought. London: Harvill, 1955; los disturbios somáticos del paciente, el tratamiento de igual ma-
Lain Entralgo, Pedro. Mis páginas preferidas. Madrid: Editorial Gredos, 1958; Lain nera puede reducirse a una manipulación estrictamente técnica de
Entralgo, Pedro. Mysterium dolorís: hacia una teología cristiana de la enfermedad. Madrid:
Publicaciones de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, 1955; Lain Entralgo, la misma dimensión parcializada de la persona que está enferma. El
Pedro. Obras. Madrid: Editorial Plenitud, 1965; Lain Entralgo, Pedro. Panorama histórico tratamiento médico asociado a un esquema o punto de vista reduc-
de la ciencia moderna. Madrid: Ediciones Guadarrama, 1963; Lain Entralgo, Pedro. Sante cionista del paciente se convierte en una especie de obra de inge-
et maladie. París: Robert Laffont-Grammont, 1976; Lain Entralgo, Pedro. Sobre la universi-
dad hispánica. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica, 1953; Sydenham: estudio preliminar niería. El joven Freud se consideró a sí mismo como un "ingeniero
de Pedro Lain Entralgo y Agustín Albarracín Teulón. Madrid: C.S. de I.C., 1961; Lain de la libido", y nos proporciona un buen ejemplo de esta actitud
Entralgo, Pedro. Teoría y realidad del otro. Madrid: Revista de Occidente, 1961; Lain
Entralgo, Pedro. The therapy of the word in classical antiquity. New Haven: Yale
esquemática e impersonal hacia el tratamiento. Más tarde en sus
University Press, 1970; Lain Entralgo, Pedro. Vida y obra de Guillermo Harvey. Madrid: años maduros, Freud desarrolló una opinión más adecuada de
Espasa-Calpe, 1948. enfermedad y una forma más personalizada del tratamiento. El

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entrenamiento médico moderno y la práctica parece que condicio- nidad médica, en la cual para los "médicos dogmáticos" cualquier
nan a los médicos hacia el primer Freud y esto dificulta el desa- "debilidad" de una perspectiva científica que se obstina en influen-
rrollo de las relaciones personales genuinas entre médicos y cias éticas y humanísticas es un anatema; las consideraciones mo-
pacientes, pues el conocimiento técnico de la enfermedad desplaza rales y humanísticas son tomadas como enemigos de la ciencia.
ese otro conocimiento que es igualmente importante y que impide Los dogmas científicos pueden ser conservados sólo por ciegos
que el médico se convierta en un técnico. torpes cansados y hasta ignorantes de la importancia de este punto
El diagnóstico y el tratamiento son actos médicos que tienen de vista. Sin embargo, la influencia personal del médico es tan po-
lugar dentro de una relación entre dos personas íntegras más que derosa que en ocasiones tiene sobre los pacientes un efecto tera-
entre un cuerpo y una inteligencia científica; el diagnóstico y el péutico mayor que las medicinas más sofisticadas; el efecto place-
tratamiento son dimensiones cognocitivas y operativas de la re- bo por ejemplo, es una realidad extracientífica que no puede ser
lación médico-paciente, relación interpersonal en su forma genérica ignorada aun por practicantes científicos rigurosos: ya mencioné al
que se convierte en una forma especializada de ayuda personal; y paciente que mejoró después de haber aceptado una cita con Karl
como el diagnóstico, al igual que el tratamiento involucra elemen- Menninger o que sintió considerable mejoría después de una simple
tos personales, puesto que ambos ocurren dentro de una relación consulta con él. Por último, ¿quién puede ignorar la tremenda
completamente humana, ignorar la dimensión personal del tra- importancia de las actitudes subjetivas del paciente en el resultado
tamiento es improvisar este acto médico crítico. del tratamiento o la diferencia entre el paciente que realmente
quiere mejorar frente al paciente que consciente o inconsciente-
El tratamiento es la ayuda fundamental que los médicos ofre-
cen, no a una enfermedad sino a un paciente; no a un paciente en mente se refugia en sus síntomas?
general, o a alguien con esta póliza de seguro, o al número 29 en la Incluso el médico dogmático —el que cree en una estrecha
lista de hoy, sino al paciente Guillermo M. o Patricia G. que solici- visión científica de la medicina— constantemente toma decisiones
ta la ayuda del doctor Woollcott para sus problemas particulares. médicas que nunca pueden ser defendidas como científicas. En
Guillermo y Patricia, ellos mismos como personas tienen sus pro- ausencia de datos diagnósticos sólidos de resultados probados con
pias historias individuales, sus necesidades, preocupaciones, es- un cierto tratamiento, el médico tendrá que suspender lógicamente
peranzas, proyectos, y sus propias creencias; el doctor Woollcott a su asistencia, de ahí que frente a enfermedades refractarias una
su vez, teniendo en cuenta las dimensiones personales de la enfer- actitud científica obstinada conduciría a un nihilismo terapéutico.
medad y respondiendo a éstas orienta su tratamiento hacia ellos Sin embargo, los médicos ordinariamente tratan, siguen corazona-
como personas. das, cuentan con anécdotas recopiladas de otros médicos, y ante la
falta de evidencia científica tratan de suplirla con procedimientos
Por supuesto, este ideal no siempre se logra; el paciente puede razonables pero no comprobados.
ser tratado pura y simplemente como una cosa, a la cual se le apli-
Aún menos atractivo que el practicante positivista es el médico
can remedios, y cuando esto sucede el paciente se torna en un
avaro para quien la preocupación dominante no es el rigor científi-
organismo que reacciona y el médico en un director técnico con
co sino el beneficio monetario. Aquí, la falta de interés por la di-
propiedades terapéuticas, una falla moderna más de tal ideal que
mensión personal del tratamiento conduce a un furor terapéutico
convierte al médico en un operador de un programa de computador
que se opone al nihilismo terapéutico.
que marca resultados e indica prescripciones. Para ser honrado se
debe admitir que estas visiones reduccionistas de la relación médi- Los doctores positivistas pueden utilizar aproximaciones no
co-paciente están presentes en los avances de la medicina de hoy, y científicas, sin dejar de reconocer las implicaciones de sus actos. El
precisamente a causa de los impresionantes resultados estas opi- doctor avaro, sin embargo, conoce lo que hace y tiene que reprimir
niones se han convertido en dogma en algunos sectores de la comu- las implicaciones morales de sus actos.

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médicos adoptar un estilo impersonal y actuar más como ingenieros
En la historia de la medicina el tratamiento médico ha tenido biológicos. Con mayor razón, entonces, podemos preguntar si ésta
sus períodos más y menos personales, y aún en esta época moderna será realmente la forma de practicar la medicina. Si el médico, al
con todos sus apremios impersonales, el tratamiento, en la mayoría ser benevolente, puede tratar a la persona integralmente, aumentar
de los casos, resulta satisfactorio; pero una mayor atención a lo per- la efectividad de los medicamentos, impedir dejar señales físicas y
sonal, puede ser más efectiva, y al mismo tiempo más humanizante evitar demandas por mala práctica, entonces, ¿por qué no tomar la
tanto para el médico como para el paciente. Muchos de los malos benevolencia, como una virtuosa disposición exigida por las nor-
sentimientos que los pacientes abrigan, incluso después de un mas éticas objetivas de la práctica médica?
tratamiento afortunado, podrían ser evitados. La buena voluntad
Además, en alguna medida hasta los tratamientos más eficaces
simulada que algunas veces reemplaza al tratamiento personal, ge-
en el mundo fallan; en tal caso, el médico no sería capaz de curar.
neralmente no alcanza la corrupción de la total simulación e inclu-
¿Entonces, los médicos abandonan la escena y remiten el paciente a
sive su manejo ocasiona un bajo nivel de tratamiento personal. Lo
profesionales más humanos que sepan cómo cuidar, aliviar y con-
cierto es que no es difícil el paso de un tratamiento técnicamente
solar?
correcto, pero impersonal, a un tratamiento auténticamente benevo-
lente. No hace muchos años, se esperaba que el médico estuviera en la
cabecera del paciente moribundo. Este caso se da hoy cada vez
Los seres humanos no corrompidos por estrechos dogmas y con
menos. Los pacientes de cáncer, que han estado relacionados inten-
un desarrollo emocional normal, se relacionan de manera natural samente con su médico por largos períodos, no solamente mueren
con los demás, como personas. Los médicos no son la excepción a sin ellos, sino que viven el final de sus días y semanas sin su com-
esta regla. pañía. En algún momento, los médicos o la familia deciden que "no
Esto es especialmente cierto en enfermos crónicos, más que en se puede hacer nada más" y a partir de ese momento muchos médi-
enfermos agudos. La diferencia es vieja en medicina y fue sosteni- cos desaparecen. !Qué vergüenza!; ¿realmente, en este caso, "no
da por Sydenham y otros, sobre bases puramente biológicas. Para hay ya nada más qué hacer"? El médico benevolente puede hacer
nuestro propósito, servirá la historia clínica del paciente. Llama- mucho por el paciente moribundo. Un yo ético que incluya la
remos aguda a la enfermedad que interrumpe transitoriamente la benevolencia puede continuar ayudando a un paciente incluso
vida normal de la persona, y que no ha sido incorporada definitiva- cuando los medicamentos más poderosos llegan a ser inútiles. Un
mente dentro de la manera de ser del paciente. Al día siguiente de médico benevolente está dispuesto a permanecer con el moribundo,
la gripa, la persona vuelve al trabajo y sigue su vida normal. Lo es complaciente y capaz de ofrecerle palabras de consuelo, cuando
opuesto es la enfermedad crónica, porque en la persona con asma o los procedimientos terapéuticos ya son inútiles.
cualquier otra enfermedad crónica, ésta llega a integrarse dentro de
Con los enfermos crónicos es difícil ser un médico eficiente si
su estilo de vida. Su enfermedad llega a formar parte de su propia
se carece de benevolencia; la duración de la enfermedad y la co-
experiencia.
rrespondiente prolongación de la relación entre médico y paciente,
Al tratar una enfermedad aguda, es mucho más fácil, para el no significan que una dimensión personal se desarrolle ni que el
médico, evadirse con una postura técnicamente competente pero no tratamiento degenere. Como sucede en un matrimonio descuidado,
benevolente, sin mirar, incluso, la cara del paciente o sin intercam- en una relación médica puramente técnica, ambos compañeros lle-
biar algún chiste; un médico puede reconocer algunas infecciones gan a ser miserables.
bacteriales y simplemente aplicar un antibiótico efectivo; en algu-
La enfermedad crónica no se podrá comprender ni tratar ade-
nas ocasiones un paciente mejorará en cuestión de horas, pero nada
cuadamente si se atiende sólo a los factores biológicos, porque tam-
benevolente o personal habrá sucedido. A medida que los tra-
bién existe un factor sicológico en su aparición, o éste se puede
tamientos médicos son más y más efectivos, es más fácil para los
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desarrollar cuando los síntomas llegan a formar parte de la perso- mejor del equipo, sin forzarlo más allá de sus límites; marchan en
nalidad; la enfermedad, e incluso el dolor, pueden convertirse en la misma dirección durante algún tiempo y luego pueden tomar
algo que produce satisfacción, que se utiliza para despertar sim- otra. Al compartir, el objetivo terapéutico funciona como un timón
patía o como una excusa, para no trabajar. Los médicos que no y el médico intenta con el paciente una vía, y luego otra, retroali-
establecen una relación personal con los pacientes crónicos no mentando siempre la información y participando en cada decisión
pueden tratarlos de manera competente. El buen médico necesita la para cambiar el curso. Ninguna trae gran progreso, pero el médico
virtud de la benevolencia en el sentido ético o técnico del término permanece firme y resuelto a lograr algún progreso posible contra
"bueno". el viento; se esfuerza en mantener viva la esperanza de que el tiem-
po mejore, de tal manera que haga el proyecto cooperativo un poco
Si curar la enfermedad crónica no es una posibilidad real,
más fácil. El sentir del paciente suministra los datos que retroali-
entonces el médico tendrá que ayudar a los pacientes a hacer lo
mentan las decisiones sobre el tratamiento (si continúa en una
mejor que ellos puedan dentro de los límites impuestos por la
dirección o cambia el curso).
enfermedad; la vida del paciente tendrá que ser reordenada, quizá
deberá crearse un estilo de vida diferente; un tratamiento de esta En las enfermedades crónicas el tratamiento es siempre difícil y
especie, no deja alternativa a una relación médico-paciente carac- no hay progreso posible sin una estrechísima colaboración personal
terizada por la benevolencia. entre el médico y el paciente. Los buenos médicos necesitan ser éti-
Los pacientes tendrán que compartir detalles íntimos de los cos en el sentido de ser el tipo de personas que pueden establecer y
cambios efectuados por la enfermedad crónica y el médico tendrá conservar tal relación.
que valorar estas dimensiones personales para comprender lo que
mejorará la vida del paciente. Los médicos y los pacientes, en efec- RESUMEN
to, tendrán que cooperar para construir un estilo de vida nueva, y
esto requiere involucrarse en las dimensiones más personales de la Ya hemos hecho referencia a los numerosos obstáculos de la
vida del paciente. Ayudar al enfermo crónico requiere de un mé- cultura contemporánea, a las consideraciones del carácter y al
dico que sea ético, en el sentido de haber desarrollado una cierta desarrollo de la virtud. La relación personal que debe caracterizar
manera de ser interior, más que saber cómo resolver dilemas. Al el contacto entre el médico y el paciente a menudo es difícil de
tratar a un enfermo crónico, el médico se ve forzado a reconocer establecer. Algo conduce a un refinado desarrollo de la benevolen-
que las enfermedades tienen dimensiones personalizadas y que los cia y algo no. Aun cuando el médico se esfuerza en ser benevo-
buenos médicos abren su ser mismo, no propiamente a una enfer- lente, la relación personal deseada, por una u otra razón, puede sim-
medad, sino a una persona que necesita ayuda. Todo esto requiere plemente no producirse. Muy raras veces los seres humanos alcan-
un cierto tipo de carácter. zan la relación ideal, y algunas veces incluso, no manejan las
Tratar a un paciente crónico puede compararse con la coopera- condiciones mínimas para que ésta sea personal.
ción necesaria para navegar. En un pequeño barco de vela para dos Ciertos obstáculos clásicos están frecuentemente implicados en
personas, cada miembro de la tripulación tiene que conocer al otro, el desarrollo de la benevolencia o en su realización en un caso par-
preocuparse por él y cooperar de la mejor y más íntima manera ticular. Un conjunto totalmente científico de creencias acerca de la
para poder navegar. La enfermedad es como una tormenta que práctica de la medicina influye en el carácter del médico, al crear
acarrea condiciones adversas; para lograr incluso el más modesto una disposición hacia las dimensiones puramente objetivas de la
progreso contra el viento, la tripulación tiene que unirse. El médico enfermedad. Tal médico puede ser un buen clínico y un buen tera-
es el capitán que decide intentar una cierta maniobra. El y el peuta en todos los aspectos técnicos importantes de estos actos,
paciente tienen que estar en estrecha comunicación para lograr lo pero no un buen médico en un sentido pleno.

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Más que la benevolencia, los rasgos de carácter dominantes de
tales médicos son el rigor científico y la disciplina. Otros médicos
son consumidos por intereses y disposiciones morales aún menos
nobles. El médico dominado por la codicia, por ejemplo, puede ser
un buen técnico e incluso, puede desarrollar ciertas formas superfi-
ciales de contacto personal con los pacientes, como manera de
generar ingresos; pero, si el rasgo de carácter dominante en él es la
codicia, entonces en cada paciente verá una oportunidad para ganar
dinero y no a alguien necesitado de ayuda. Esta actitud dispone a
un mal tratamiento, en el sentido de "prolongar artificialmente el
tratamiento" y otros tipos de manipulación del paciente. Inclusive,
más que un espíritu científico dominante, el espíritu de codicia
mina la virtud médica esencial de la benevolencia.
Más y más médicos hoy, no solamente en nuestra cultura, sino
en todo el mundo se han convertido en funcionarios del estado o de
alguna otra empresa. El funcionario también tiende a desarrollar
ciertos rasgos de carácter, se cuida solamente de realizar su función
o su tarea, haciendo justamente el mínimo de entrevistas que exija
el reglamento. El médico burócrata deja de interesarse por el
paciente para responder únicamente a las exigencias del trabajo;
cualquiera que haya visitado alguna vez un país socialista, o que
haya tenido relación con burocracias capitalistas, sabe como son
tratadas las personas por los burócratas, y como ese tratamiento no
es nada benevolente ni personal. Cuando un tratamiento burocrático
se da en medicina, el paciente queda enojado e insatisfecho.
Todas las actitudes antes mencionadas de la práctica médica son
fácilmente reconocibles como contrarias al ideal que describimos
con respecto al principio de beneficencia y la correspondiente vir-
tud de la benevolencia. Ser benevolente no solo es difícil en sí
mismo sino cada vez más difícil en una cultura impersonal.
Por esta razón los médicos que hoy están convencidos de que
los ideales morales clásicos de la buena medicina son válidos,
tienen que trabajar más duro para ser buenos. Por lo menos estar
conscientes de los obstáculos y tentaciones que impiden el desa-
rrollo de un carácter benevolente, lo cual en sí mismo ya es una
realización moral.

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