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¿Cuántas veces me he comportado como Faraón?

Artículo basado en Éxodo 7 - 11


Autora: Wendy Plata Alarcón, wplata@gmail.com
Editora: Gloria Alarcón Rivas, gloriarosa.alarcon@gmail.com

Este artículo que hoy 12 de enero del 2011 por la gracia de mi Amado Dios resolví publicar en su versión
definitiva, lo comparto con ustedes porque fue inspirado para impactar mi vida y desafiarme a caer de
rodillas ante el Rey de Reyes y Señor de Señores quien merece toda la honra y gloria por los siglos de los
siglos Amén.

Moisés y Aarón insistieron a Faraón para que dejara ir al pueblo de Israel, cautivo en Egipto, pero
no lo consiguieron. Dios mostró milagros como el convertir la vara que portaba Aarón en una serpiente y
volver sangre el agua del río, sin embargo el corazón de Faraón fue endurecido aún más tras ver tremendas
señales. Me pregunto entonces ¿cuántas veces he estado en una situación similar? Situación en la que Dios
está hablándome de una u otra forma; y, en lugar de acatar sus mandamientos, mi corazón se ha endurecido
y me he alejado aún más debido al terrible desatino que denomino 1.- Insensibilidad a la voz de Dios.

En Éxodo 8 leemos que Dios mandó la plaga de las ranas para que cubriese todo Egipto, al ver esto
Faraón llamó a Moisés y le dijo que orara para que el Señor quitara esta plaga, al llegar Moisés preguntó al
líder de los egipcios ¿Cuándo debo orar? Y éste le respondió “Mañana”; aquí viene la 2.- Postergación de la
búsqueda de Dios. La situación con las ranas era insoportable y Faraón en vez de decir a Moisés que orara
de inmediato, le dijo que lo hiciera al día siguiente. ¿Cuántas veces estamos en una situación que
humanamente no tiene salida y postergamos la búsqueda de Dios? Cuando esto sucede, los más
perjudicados somos nosotros mismos pues nuestro ánimo decae y viene la desesperación.

Dios envió piojos a Egipto y los hechiceros hicieron encantos para sacar los piojos pero no pudieron
y reconocieron frente a Faraón que la plaga venía de Dios, 3.- Cuando Dios actúa Satanás quiere impedirlo.
Nuestro Padre obra en nuestras vidas con un propósito, pero el enemigo no desea que esto ocurra pues
sabe que Dios nos ama y desea nuestro bienestar, por eso es importante estar en constante oración para
alejar la influencia del maligno y poder seguir en pos de lo que el Señor anhela para nuestras vidas.

Cuando Jehová envió toda clase de moscas molestosas, Faraón llamó a Moisés y le dijo que
ofreciera sacrificio a Dios pero él le respondió que era necesario ir al desierto porque este acto era
considerado abominación para los egipcios, Faraón aceptó dejarlo ir y agregó que oraran por él, 4.- Buscar
que otros oren por nuestros problemas. Muchas veces nuestro corazón está tan endurecido que no nos
sentimos capaces de acercarnos a Dios y pedirle por nuestros propios problemas, sino mas bien decimos a
algún otro la frase “Ora por mi”. No me refiero al apoyo que solemos pedir a otro hermano cuando estamos
en situaciones de angustia, sino al instante cuando no tenemos la valentía de enfrentarnos a Dios porque
sabemos que en su presencia nada se esconde; y, se puede revelar lo que realmente alberga el corazón. Les
animo a que acudamos a Él porque nos puede sanar y limpiar por su gran amor.

Vino después la plaga en la que murió el ganado del campo, caballos, asnos, camellos, vacas y
ovejas de la tierra de Egipto, mientras que del pueblo de Israel no murió alguno; a pesar de ello Faraón no
dejó ir al pueblo. Después los egipcios fueron llenos de sarpullido. Posteriormente llegó granizo y fuego,
donde “Dios manda a decir a Faraón que Él mismo es quien lo ha puesto como cabeza de los egipcios para

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mostrar el poder de Jehová y que su nombre sea anunciado en toda la tierra” Éxodo 9: 16. En esta instancia
Faraón reconoce que ha pecado, sin embargo una vez quitada la plaga volvió a endurecer su corazón.
Vinieron langostas sobre Egipto que devoraron todo lo que se había salvado del granizo; entonces,
Faraón pidió perdón y oró Moisés para que se fuera la plaga, cuando ésta fue desechada, se endureció
nuevamente su corazón.

Dios dijo a Moisés que extendiera su mano al cielo para que haya tinieblas en Egipto; y fue así
durante tres días, habiendo luz en las habitaciones del pueblo de Israel. Entonces Faraón llamó a Moisés y le
dijo que fuera a servir a Jehová y que sólo se quedaran las ovejas y las vacas, pero Moisés no accedió a este
pedido, por lo cual Faraón se retractó, 5.- Falso arrepentimiento y reincidencia en el pecado. Faraón
reconoció haber pecado contra Dios e inclusive pidió perdón más de una ocasión, mas no fue sincero ya que
se plantó en la firme decisión de no dejar ir al pueblo de Dios. Nosotros también cometemos errores y
ofendemos al Señor con aquellas actitudes que no están de acuerdo a su voluntad, entonces vienen
momentos en los que reconocemos que estamos fallando y pedimos perdón, lamentablemente en algunas
circunstancias se vuelven a cometer las mismas faltas una y otra vez y terminamos pidiendo perdón la
misma cantidad de veces que hasta nos acostumbramos.

6.- Anhelo de quedarse con algo. En un momento Faraón manifestó que dejaría ir a los varones
hebreos a servir a Jehová, en tanto que debían quedarse las mujeres, niños y ancianos. Luego dijo que todos
podían ir excepto las vacas y las ovejas. Esto se compara a nuestra vida, cuando no estamos realmente
dispuestos a entregarlo TODO a nuestro Señor, siempre nos queremos quedar con algo, quizás pensando en
que nosotros lo sabremos manejar mejor que Dios ¡Basta de engañarnos a nosotros mismos creyendo que
podemos controlarlo todo en base a nuestra arrogancia! Es Dios quien debe tener el control de nuestras
vidas pues no somos más que administradores de lo que Él nos da, es a Dios mismo a quien debemos
entregarle todo nuestro ser sin reservas.

7.- Esperar que ocurra una desgracia para recién obedecer a Dios. Faraón había experimentado
duras pruebas por no dejar ir al pueblo Israel; sin embargo, su corazón se había endurecido tanto que ya no
le causaba asombro una plaga más. Dios tuvo que actuar de manera más drástica mandando la muerte de
los primogénitos de Egipto, empezando por el hijo del mismo Faraón, hecho tan doloroso que no pudo ser
soportado, desencadenando gran temor que conllevó, la misma noche en la que acaeció la desgracia, a la
liberación de la esclavitud que vivieron de los israelitas por 430 años; mientras que, El Señor guardó a su
pueblo por medio de una señal que consistió en la sangre de un cordero colocada en las puertas de sus
casas.

Hoy es el día para que tengas un real encuentro con tu Señor, si estos párrafos han tocado tu
corazón, si acaso te has identificado con alguna de las líneas aquí escritas, HOY ES TU DÍA PARA VOLVER A
COMENZAR, para renovar ese pacto con Dios y decirle “Padre mío aquí estoy, reconociendo que me he
comportado como el Faraón de la tierra de Egipto, que mi corazón está convertido en piedra, pero vengo a
ti Cordero Redentor, tal como soy, sin reservas, a entregarte todo, a dejar que tomes el control de todo lo
que soy, ayúdame ¡Oh Dios! a ser una persona diferente, un agente de cambio para revolucionar mi vida,
mi familia y al mundo a través de tu gran amor y poder, reconozco que no puedo hacerlo solo, necesito de
tu poder y valor para que se produzca una verdadera transformación personal que vuelque todos mis
esfuerzos y anhelos para cumplir tu propósito en mi vida.” En Cristo Jesús. Amén.

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