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Tema 5a
EL ESPACIO RURAL
El espacio rural o espacio agrario tradicionalmente ha sido el territorio no urbanizado donde
se desarrollan las actividades agrícolas, ganaderas y forestales del ser humano.
Sin embargo, en la actualidad, estas actividades tradicionales se han diversificado con la
introducción de otras actividades como las recreativas, industriales y de servicios y, como
consecuencia, se ha vuelto más heterogéneo.
Su diversidad es el resultado de distintos factores físicos y humanos.
empleo de una población escasa y envejecida, un aumento del tamaño de las explotaciones y
una intensificación e incorporación de nuevos avances tecnológicos, que han permitido
aumentar los rendimientos.
La modernización de la economía española, por tanto, ha traído consigo la pérdida de
importancia de la agricultura en el conjunto económico del país. Esta escasa importancia
relativa se puede observar en los ingresos derivados de esta actividad y en los datos de
población activa agraria.
Si hacia 1950 el valor de la producción agraria representaba un 30 % del P.I.B. del país y la
población activa agraria algo más del 50 %, hoy estas cifras se sitúan en porcentajes inferiores
al 3 % y 4 % respectivamente.
Sin embargo, no se puede minusvalorar el papel de la agricultura en el desarrollo económico.
Si su papel ha disminuido en términos relativos, ha crecido en términos absolutos. Entre 1950 y
1990 la producción agraria española se ha multiplicado por cuatro por efecto de la
modernización del sector; aunque en los momentos actuales tienda a estancarse, entre otras
razones por la nueva política agraria de la Unión Europea.
Además, hay que considerar que España es, después de Francia, el país que dedica una
mayor superficie a la agricultura, aunque considerando su producción final quede no sólo
detrás de ésta, sino también de Italia, Alemania y Reino Unido.
Con todo, y a pesar de su reducida importancia económica actual, la agricultura tiene hoy día
un papel esencial en la conservación del medio ambiente y del patrimonio histórico rural, que
figuran cada vez más como oferta de ocio para los habitantes urbanos, al tiempo que
constituye la base sobre la que se asientan actividades secundarias, agroindustria
principalmente. Así, su escasa importancia cuantitativa se compensa con una gran importancia
cualitativa, especialmente en determinadas Comunidades Autónomas
La población rural
La población rural española ha descendido desde principios del siglo XX, cuando contaba con
un 63% de la población hasta la actualidad con un 5,3 %.
También la población ocupada en las actividades agrarias es escasa, entorno al 4,5 %, y
envejecida, con más del 50% mayor de 40 años.
No obstante, estas cifras presentan grandes diferencias entre las distintas comunidades
autónomas dándose los valores más bajos de población activa en País Vasco y Madrid y los
más altos en Extremadura, Murcia y Galicia. A la vez, las cifras más altas de población
envejecida se dan en el interior de la península.
Todo esto se debe al éxodo rural ocurrido entre 1960 y 1975 motivado por la mecanización de
las tareas agrarias que hizo la población se trasladara a los núcleos urbanos e industriales.
Las consecuencias fueron el despoblamiento de las zonas más atrasadas y el envejecimiento
de la población rural.
Las tendencias demográficas de cara al futuro apuntan que seguirá disminuyendo la
población rural por la jubilación de muchos agricultores y por la desaparición de las
explotaciones poco rentables mientras que se rejuvenecerá la población debido a las nuevas
actividades residenciales, industriales y turísticas y a las ayudas de la Unión Europea para
evitar el despoblamiento rural.
Sistemas de explotación agraria
El espacio rural se organiza en parcelas, que son porciones o extensiones de tierra cultivada
que se encuentran delimitada o no por un linde común., y en explotaciones agrarias, que son el
conjunto de parcelas trabajadas por un mismo agricultor aunque se encuentren separadas
entre sí independientemente de su régimen de tenencia.
El mercado, cada vez más competitivo, contribuye también a que cada región tienda a
especializarse en aquellos cultivos para los que parece estar mejor dispuesta, sobre todo por
razones naturales.
El resultado del conjunto de las transformaciones analizadas es la coexistencia el campo
español de una dualidad cada vez mayor entre las explotaciones familiares, de escasa
dimensión física y económica, dirigidas por agricultores de avanzada edad, que sobreviven en
muchos casos gracias a la mano de obra barata (ayudas familiares y agricultura a tiempo
parcial, y las modernas y rentables empresas agrarias.