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Un mundo en transición: otras palabras, el final de la Guerra Fría.

Naturalmente,
para la mayoría de jóvenes estudiantes de hoy este hecho
1989-2009 debe parecerles tan distante como el gobierno británico de
la India y tan remoto como la Primera Guerra Mundial.
Desde luego, a los nacidos después de 1989 en un mundo
muy diferente, la Guerra Fría, con su peculiar lógica ideo-
lógica y sus extraños imperativos estratégicos, tiene que
parecerles algo realmente extraño. Sin embargo, como
argumentaremos en este largo estudio de las dos últimas
décadas comprendidas entre el 1989 y el 2009, es casi im-
Michael Cox, posible entender el mundo en el que vivimos actualmen-
Catedrático de Relaciones Internacionales te sin tener en cuenta la Guerra Fría y la forma en que
y codirector de IDEAS en la London School terminó. De hecho, la tesis central de este ensayo es que
of Economics el mundo que hemos conocido desde 1989, y los aconte-
cimientos que tuvieron lugar el año 2009 –en Afganistán
y en Oriente Medio tanto como en la Federación Rusa,
Estados Unidos o Europa– son directa e indirectamente
consecuencia de un conflicto que concluyó pacíficamente
y de un modo bastante inesperado hace veinte años.
Este estudio presenta, pues, una visión muy general de
las dos décadas posteriores al final de la Guerra Fría en
1989. Lo hemos dividido en tres partes. La primera de
ellas empieza con el imprevisto final de la propia Gue-
rra Fría. La segunda parte discute algunas –no todas, ni
mucho menos– de las tendencias de los años noventa,
poniendo un énfasis especial en Estados Unidos, Europa,
la Federación Rusa y Asia del Este. La tercera parte se
centrará en la denominada “guerra contra el terror” (in-
Si tuviéramos que elaborar una breve lista de sucesos ocu- cluyendo los motivos de la guerra en Irak) y terminará
rridos en 2009, ésta incluiría seguramente cosas como las con una discusión de las implicaciones geopolíticas a lar-
siguientes: los gobiernos norcoreano e iraní prosiguen con go plazo de la crisis económica mundial.
sus gravemente desestabilizadores programas nucleares; En este capítulo presentaremos tres grandes tesis. La
temores de fallida estatal en Pakistán; aumenta la violen- primera es que, incluso si nos referimos al mundo pos-
cia en Afganistán y Estados Unidos anuncia el envío de terior al año 1989 como “Posguerra Fría”, no debemos
más tropas allí. Presumiblemente, también tendría que subestimar nunca en qué medida este mundo ha sido
incluir cosas como: los piratas recorren el océano Índico configurado –y sigue estando influido– por la forma en
secuestrando barcos; el ciclo de la violencia en Israel y Pa- que terminó la Guerra Fría y por los muchos problemas
lestina no muestra signos de remitir; China sigue crecien- y oportunidades que dejó tras de sí. Efectivamente, como
do; Putin y Medvédev intentan definir el papel de la Rusia veremos, amenazas como la que presenta el terrorismo de
post-comunista en el sistema internacional; y –de un modo inspiración religiosa –que no dio precisamente muestras
diferente pero igualmente difícil– Europa busca un nuevo de decaimiento en 2009– deben mucho a la forma en que
papel en el mundo. Finalmente, por supuesto, esta lista de concluyó la Guerra Fría hace dos décadas.
sucesos del 2009 tendría que incluir necesariamente lo que La segunda tesis hace referencia a la primacía norte-
muchos considerarían probablemente como los dos hechos americana y sostiene que, si bien uno de los rasgos estruc-
más decisivos de todos: el primer año de Barack Obama en turales más evidentes del sistema internacional posterior
el cargo de presidente de Estados Unidos, y el fenómeno a la Guerra Fría ha sido una renovada hegemonía nor-
completamente nuevo de un montón de dirigentes en todo teamericana –algunos han hablado incluso de un nuevo
el mundo viéndose obligados a asumir el casi colapso del imperio americano–, esta nueva posición de fuerza no se
sistema financiero internacional del año anterior. Efectiva- ha podido traducir fácilmente en una política exterior co-
mente, estos dos hechos por sí solos sugerirían que el año herente. Esto era válido para la Administración Clinton
2009 fue un año como ningún otro, un año al que escritores durante los noventa y aún más válido para la de George
y expertos dirigirán la mirada dentro de veinte años para W. Bush después del 2000. Y seguía siendo válido para
decir que fue un año de transición y de una importancia Obama cuando finalmente llegó al poder en 2009. Efec-
decisiva en la larga historia del siglo XXI. tivamente, como destacaron casi todos los comentaristas
Pero posiblemente el acontecimiento más importante cuando Obama asumió formalmente la presidencia en
del 2009 fue uno que de hecho no tuvo lugar ese año, sino enero de aquel año, probablemente se encontró con más
veinte años antes, cuando el comunismo se derrumbó en problemas en su agenda que ningún otro presidente du-
la Europa del Este y con él cayó el Muro de Berlín. En rante los últimos cincuenta años.

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La tercera tesis es que no parece muy probable que los cohesión que el mundo no había conocido durante al
nuevos retos al status quo –y hay varios, desde el terro- menos dos generaciones. Por este motivo, muchos lle-
rismo hasta la proliferación de armas nucleares, pasando garon a considerar el sistema bipolar creado después de
por una inestabilidad cada vez mayor en Oriente Medio– 1947 no meramente como la expresión de una realidad
vayan a destruir los pilares básicos sobre los que se asienta
internacional dada, sino como algo que también podía
la globalización. Sin embargo, hay una cosa que sí podría valorarse como deseable. Ciertamente, realistas como
destruirlos: la crisis económica que desgarró el sistema Kenneth Waltz llegaron a considerar que aquel nue-
financiero internacional el año 2008 dejando una serie vo sistema internacional en el que había dos bloques
de problemas graves a su paso. Las consecuencias a largo coherentes bajo la tutela de un solo gran poder, y dos
plazo de la primera gran crisis del capitalismo desde la superpotencias cada una de las cuales equilibrando las
de los años treinta todavía están por ver. Pero incluso los aspiraciones imperiales de la otra, tenía más probabili-
analistas más optimistas tuvieron que reconocer en 2009 dades de producir estabilidad y orden que ninguna de
que, debido a la crisis, el mundo había girado una impor- las posibles alternativas teóricas.
tante esquina geopolítica y que, con toda probabilidad, La Guerra Fría, por consiguiente, ha de considerarse
durante los diez años siguientes, iba a ser un lugar mucho menos como una guerra en el sentido convencional de la
más problemático de lo que lo había sido durante los diez palabra –de modo significativo, la URSS y EEUU nunca
años anteriores. Se hizo evidente que el futuro inmediato iniciaron directamente hostilidades armadas– y más como
nos iba a deparar situaciones interesantes y potencialmen- una rivalidad controlada. Así es como llegaron a ver la re-
te muy peligrosas. lación en general los decisores políticos; de hecho, muchos
de ellos aceptaban en privado (aunque no pudieran decir-
lo en público) que cada rival tenía motivos legítimos para
El final de la Guerra Fría preocuparse por su seguridad que el otro no podía dejar
de reconocer. Esto, a su vez, contribuye a explicar por qué
la Guerra Fría siguió siendo “fría”. También ayuda a ex-
Cuando las grandes guerras terminan, plantean inva- plicar por qué las superpotencias actuaron con tanta cau-
riablemente problemas enormes a quienes tienen que tela durante la mayor parte de la era de la Guerra Fría.
gestionar la paz que las De hecho, y dado lo real que
sigue. Esto fue lo que era el temor de que se pro-
sucedió en 1919, después dujera una guerra nuclear,
de la Primera Guerra “Durante la década de 1990 Estados Unidos el objetivo compartido de
Mundial. Y también, y de fue una superpotencia sin una misión” cada una de las dos superpo-
un modo todavía más tencias no era tanto destruir
obvio, en 1945, al con- a la otra –aunque en ambos
cluir la Segunda Gue- bandos había quien ocasio-
rra Mundial. Y fue una vez más lo que pasó cuando nalmente hablaba en estos términos–, cuanto mantener la
la última de las grandes “guerras” del siglo XX –la paz conteniendo las ambiciones del rival.
Guerra Fría– llegó a su final en 1989. Pero ¿qué fue la Todos los sistemas tienen unas normas de funciona-
Guerra Fría y de qué modo afectó su final al sistema miento y la Guerra Fría no fue una excepción. Es fá-
internacional? cil, por tanto, imaginar cómo sería la enorme onda ex-
La Guerra Fría fue la consecuencia de la Segunda pansiva producida por el colapso de dicho sistema en
Guerra Mundial, que dejó el orden internacional divi- 1989. Muy pocos habían previsto lo que iba a suceder.
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dido entre dos superpotencias, ambas con un potencial Y aún eran menos los que creían que podía suceder de
formidable –mayor, sin embargo, en el caso de Estados un modo pacífico. Ni tampoco eran muchos los deci-
Unidos que en el de la URSS– y representantes de dos sores políticos que habían planeado lo que había que
sistemas sociales rivales: socialista uno, capitalista el hacer. De hecho, uno de los logros más notables de los
otro. Esta rivalidad empezó en Europa cuando la URSS decisores políticos durante los dos años cruciales del pe-
se negó a retirarse de aquellos países a los que había ori- ríodo 1989-1991 fue la rapidez con la que consiguieron
ginalmente liberado del nazismo. Sin embargo, pronto ponerse al día de unos acontecimientos que no habían
asumió un carácter global, extendiéndose por Asia y previsto ni esperado. Al final, sin embargo, uno de estos
por el Tercer Mundo en general. Aquí, los costes reales decisores políticos desempeñó un papel fundamental
de esta rivalidad se dejaron sentir de un modo mucho al garantizar la transición pacífica de un orden relati-
más agudo por lo que respecta a la pérdida de vidas hu- vamente estable a otro: Mikhail Gorbachov. Qué duda
manas (casi veinticinco millones de personas), al fracaso cabe que habrá quien opine que otros como Reagan,
de estrategias para el desarrollo y a la situación compro- Bush, Mitterrand y Kohl también jugaron un papel es-
metida en que se encontraron las aspiraciones democrá- pecialmente importante en esta fase. Pero abriendo pri-
ticas. En otras partes, los resultados fueron completa- mero la puerta al cambio y negándose luego a cerrarla
mente diferentes. De hecho, entre las grandes potencias por la fuerza –como sus predecesores– Gorbachov con-
capitalistas, la Guerra Fría creó un grado de unidad y tribuyó a transformar el mundo.

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Un mundo en transición: 1989-2009
Estados Unidos: ¿potencia hegemónica polaridad. Los liberales americanos tendieron a aconsejar
en un mundo sin equilibrio? contención y el incrustamiento del poder norteamericano
en las instituciones internacionales como la forma más efi-
caz y aceptable de ejercer su hegemonía global. Otros, de
Si el período de la Guerra Fría se caracterizó por la un talante más nacionalista, no estaban de acuerdo en lo
existencia de una clara y nítida divisoria entre dos siste- de la contención. Estados Unidos, insistían, tenía el poder.
mas socioeconómicos enfrentados, el orden posterior a la Siempre lo había utilizado sabiamente en el pasado. Y no
Guerra Fría podría igualmente caracterizarse como un había motivos para pensar que no fuese a utilizarlo igual
orden en el que los estados se vieron obligados a seguir de sabiamente en el futuro.
un mismo conjunto de reglas dentro del marco de una Durante un tiempo, sin embargo, la inclinación de la ma-
economía mundial cada vez más integrada. El término yor parte de los responsables de definir la política exterior
más frecuentemente utilizado para describir este nuevo norteamericana (especialmente durante los años de Clin-
orden es el de globalización, una noción que apenas se uti- ton) fue la de favorecer la contención. De hecho, y pese a
lizaba antes de 1989, pero que ahora empezó a emplearse la diferencia de poder, durante los años noventa no hubo
más regularmente para definir un sistema aparentemente indicios claros de que Estados Unidos estuviese especial-
nuevo de relaciones internacionales en el que, según una mente entusiasmado en proyectar su poder con un objeti-
interpretación, los mercados llegarían a ser más impor- vo claro; efectivamente, según algunos comentaristas, era
tantes que los estados (una tesis obviamente exagerada) difícil saber qué otro propósito podía tener como no fuera
y en el que las fronteras se volverían cada vez más poro- el de extender más la democracia y promover la globaliza-
sas –casi insignificantes– debido al volumen de actividad ción. Es posible que Estados Unidos tuviese un potencial
transfronteriza. realmente enorme, y que muchos escritores americanos se
Pero la globalización no fue la única consecuencia ob- dejasen llevar por el entusiasmo patriótico acerca de esa
via del colapso del comunismo y de la apertura de unas nueva “Roma del Potomac”. Pero en aquel escenario de la
economías planificadas que hasta entonces habían estado Posguerra Fría no parecía que hubiese muchos deseos de
cerradas. Por lo que respecta a la distribución del poder, echar a perder sangre y hacienda americanas en aventuras
la consecuencia más importante fue lo que algunos defi- en el extranjero. Después de la Guerra Fría, pues, Estados
nieron como el triunfo de Estados Unidos sobre su prin- Unidos se convirtió en un curioso hegemón. Por un lado,
cipal rival y la emergencia de lo que sería definido como su poder parecía no tener rival; por otro, no parecía tener
un nuevo sistema mundial “unipolar”. Esto no era algo las ideas muy claras acerca de cómo utilizar este poder o
que al principio pareciese muy probable. Sin embargo, a de si realmente tenía que utilizarlo. Era evidente que el
medida que se fueron desarrollando los acontecimientos final de la Guerra Fría y la desaparición de la amenaza so-
–y especialmente después de la apabullante victoria militar viética habían aumentado el poder de EEUU. Pero tam-
de Estados Unidos en Irak y del colapso de la URSS en bién lo habían convertido en un guerrero más reticente.
1991– pronto resultó obvio que el nuevo orden mundial En un sentido muy importante, durante la década de 1990
que se estaba configurando era un orden en el que Estados –y obviamente, antes del 11 de septiembre de 2001– Esta-
Unidos iban a ocupar una posición especialmente privile- dos Unidos fue una superpotencia sin una misión.
giada. Ciertamente, a medida que el mundo iba adentrán-
dose en los noventa, todos los indicadores de poder –duros
y blandos– apuntaban a una misma conclusión: la de que Europa: una obra en construcción
ahora solamente quedaba un actor global importante en
la escena internacional. Efectivamente, con el cambio del
siglo XX al XXI, el punto de vista más popular era el de Si después de la Guerra Fría el mayor de los problemas
que EEUU había dejado de ser una mera superpotencia (el para Estados Unidos fue el de cómo desarrollar una polí-
nombre con el que había sido designado hasta el 1989) para tica global coherente en un mundo en el que no había ni
pasar a ser lo que el ministro de Asuntos Exteriores francés una sola gran amenaza a sus intereses, para los europeos
Hubert Vedrine calificó en 1998 de “hiperpotencia”. el problema principal era el de cómo gestionar el nuevo
Esta nueva coyuntura global suscitó una serie de impor- espacio ampliado que se había creado como consecuencia
tantes cuestiones. Y la principal de ellas era la de hasta de los acontecimientos que habían tenido lugar en 1989.
cuándo podía durar realmente esta posición hegemónica. De hecho, mientras los norteamericanos más triunfalistas
No tenía una respuesta fácil. La mayor parte de comenta- seguían proclamando que habían sido ellos quienes ha-
ristas realistas, de un modo nada sorprendente, dieron por bían realmente ganado la Guerra Fría en Europa, eran
hecho que con el tiempo surgirían otras grandes poten- los europeos los verdaderos beneficiarios de lo acaecido a
cias que equilibrarían el poder de Estados Unidos. Otros finales de los años ochenta. Y había buenos motivos para
creían en cambio que debido a las ventajas de que disfru- pensar de ese modo.
taba en casi todos los campos, la nueva hegemonía norte- Primero, un continente que había estado dividido vol-
americana duraría hasta bien entrado el siglo XXI. Esto vía a estar unido. La reunificación de Alemania se había
a su vez llevó a un nuevo debate relativo a la forma en llevado a cabo pacíficamente. Los estados de la Europa
que ejercía EEUU el poder en unas condiciones de uni- del Este habían conseguido uno de los más importantes

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derechos internacionales: el derecho a la autodetermi- que como un activo. De hecho, según sus críticos, la am-
nación. Finalmente, la amenaza de una gran guerra en pliación se ha producido con tanta rapidez que el sentido
Europa de consecuencias potencialmente devastadoras esencial de ambas organizaciones se ha perdido. La UE
había sido eliminada. Naturalmente, la transición de un en particular, sostienen ahora algunos, se ha mostrado tan
orden a otro no iba a producirse sin tener que cargar con ansiosa por crecer que se ha olvidado de integrar. De to-
algunos costes, y muy especialmente por parte de aquellos dos modos, era difícil no sentir asombro ante la capacidad
que ahora tenían que vivir en el contexto de un capitalis- de unas instituciones que habían contribuido a configurar
mo competitivo. Tampoco el colapso del comunismo en Europa durante la Guerra Fría y que ahora adoptaban
algunos países fue un asunto totalmente incruento, como nuevos roles para ayudar a gestionar la transición rela-
demostraron trágicamente los acontecimientos en la an- tivamente exitosa (aunque nunca fácil) desde el viejo al
tigua Yugoslavia (1990-1999). Dicho esto, a Europa –una nuevo orden europeo. Para aquellos realistas que ante-
Europa ampliada– le esperaban todavía muchas cosas. riormente habían menospreciado el papel que podían ju-
Pero, ¿qué clase de Europa iba a ser ésta? Para esta gar las instituciones para impedir la anarquía en Europa,
pregunta había más de una respuesta: algunos, concreta- el importante papel jugado por la UE y la OTAN parecía
mente los franceses, creían que ahora Europa tenía que demostrar que las instituciones eran esenciales.
desarrollar unos acuerdos de seguridad específicamente Pero las instituciones por sí solas no proporcionaban una
europeos (un optimismo que se fue pronto a pique en los respuesta a cuál tenía que ser o no ser el papel de Europa
campos de la muerte de Bosnia); y otros que Europa tenía en un sistema mundial. También en este caso había más
que permanecer estrechamente unida a Estados Unidos de un punto de vista europeo. De ahí que diversos analis-
–un punto de vista enérgicamente expresado por las nue- tas siguieran convencidos de que Europa estaba destina-
vas élites de la propia Europa Central–. Y los europeos da a seguir siendo principalmente un “poder civil” que
tampoco lograban ponerse de acuerdo acerca de qué cla- propagase sus propios valores y que sirviera de ejemplo,
se de Europa preferían. Había genuinos federalistas que pero sin convertirse en un actor militar importante. Otros
buscaban una Unión aún más profunda capaz de realizar adoptaron un punto de vista más enérgico. Consideraban
el sueño europeo y de equilibrar al mismo tiempo el po- que el peso cada vez mayor que tenía Europa en la econo-
tencial económico de Estados Unidos y Japón. Y estaban mía mundial, su incapacidad para actuar como una orga-
quienes temían estos de- nización unida en la antigua
sarrollos y que, esgri- Yugoslavia, por no mencio-
miendo la tradicional “La UE en particular, sostienen ahora algunos, nar el enorme abismo que
pancarta de la soberanía, se estaba abriendo entre las
consiguieron jugar la
se ha mostrado tan ansiosa por crecer capacidades de Europa y las
carta euroescéptica con que se ha olvidado de integrar" de Estados Unidos, obliga-
cierto éxito entre algunos ban a Europa a pensar más
europeos de a pie que seriamente en la necesidad
parecían ser más críticos con el proyecto europeo que las de un poder hard. El resultado de ello fue el nacimiento
propias élites de Bruselas. Finalmente, los europeos adop- de la Política Europea de Seguridad y Defensa en 1998,
taron posturas diversas en el tema de la economía, con una seguido por una serie de iniciativas que culminaron en la
clara separación entre dirigistas, que defendían una mayor publicación de la Estrategia Europea de Seguridad (EES)
implicación estatal en la gestión de un modelo social es- el año 2003 (EC 2003). Desde una perspectiva que abor-
pecíficamente europeo, y free marketeers (partidarios de la daba el tema de la seguridad en un sentido ampliamente
economía de mercado) –encabezados por los británicos–, globalista, en el que las fronteras abiertas y los conflictos
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que argumentaban que, en el contexto de una competen- que se produjeran en lugares remotos –especialmente en
cia global, un sistema proteccionista simplemente no era los más pobres– acabarían inevitablemente llegando a las
sostenible y que era necesario llevar a cabo una profunda orillas de Europa, ésta, se argumentaba, estaba obligada,
reforma económica. por la lógica de la interdependencia, a comprometerse de
Mientras en la “vieja” Europa muchos debatían el fu- un modo más serio en los asuntos internacionales.
turo de Europa, los propios decisores políticos estaban La definición de un nuevo rol internacional para la UE,
afrontando el tema más concreto de cómo hacer que el sin embargo, no creaba por sí sola los instrumentos o las
Este se incorporase de nuevo a Occidente, un proceso que capacidades necesarias para desempeñar este rol. Es po-
se llevó a cabo bajo el encabezamiento genérico de “la sible que los europeos anhelasen una Europa más fuer-
ampliación”. Desde el punto de vista de las consecuencias te, aunque no todos ellos, ni mucho menos, pensaban del
políticas, la estrategia adoptada arrojó buenos resulta- mismo modo. Sin embargo, hubo una gran reluctancia
dos. Efectivamente, el año 2009 la Unión Europea había por parte de la mayoría de estados a ceder poder a Bruse-
crecido hasta los 27 miembros (y la OTAN hasta los 26). las en serio en lo relativo a la seguridad. Incluso la parte
En este proceso, los dos organismos perdieron en buena final del Tratado de Lisboa, a finales del 2009, que defen-
medida su carácter de “club exclusivo selecto”, para cons- día (entre otras cosas) la creación de nuevos cargos que
ternación de algunos de los miembros más antiguos, que diesen a la UE más voz en la escena internacional, sólo
consideraban a los nuevos socios más como un problema fue aprobada después de muchas polémicas; e incluso en-

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Un mundo en transición: 1989-2009
tonces no quedó claro si las nuevas posturas en política ex- que había un número todavía considerable, fueron espe-
terior se traducirían en un papel más fuerte para Europa cialmente feroces en sus críticas. Yeltsin y su equipo, sos-
en los asuntos mundiales. Europa ha recorrido sin duda tenían, no solamente habían entregado los activos rusos
un largo camino desde el final de la Guerra Fría en 1989. a precio de saldo a una nueva clase de oligarcas, sino que
Como destacan muchos de sus partidarios, ¿cómo era po- también estaban tratando de convertir a la Federación
sible calificar a un proyecto de fracaso, o decir que estaba Rusa en una especie de dependencia occidental. En dos
en crisis, cuando al final de la primera década del siglo palabras: no estaban defendiendo convenientemente los
XXI, tenía más miembros que nunca, su moneda propia intereses nacionales de la Federación Rusa.
ya estaba funcionando, y tenía una presencia internacional El hecho de si su sucesor Vladímir Putin tenía o no una
mayor que nunca? De todos modos, quedaban aún mu- visión más clara de la Federación Rusa cuando asumió la
chos obstáculos por superar para que Europa finalmente presidencia es menos importante que el hecho de que, una
se diera cuenta (si es que realmente llegaba a hacerlo) de vez que subió al poder, empezó a adoptar posturas muy
todo su potencial global. Europa seguía siendo, como lo diferentes. Entre éstas estaban un mayor nacionalismo en
había sido desde el final de la Guerra Fría, “una obra en el plano doméstico, un reconocimiento mucho más claro
construcción”. de que los intereses de la Federación Rusa y los de Oc-
cidente no tenían por qué ser siempre coincidentes, y lo
que resultó ser una especie de persistente obsesión para
Federación Rusa: desde Yeltsin a Putin garantizar que la economía rusa –y los enormes recursos
y Medvédev naturales del país– sirviesen a los propósitos del Estado
y no tan sólo a los de los llamados oligarcas. Tampoco se
ganó Putin (ni su sucesor Medvédev) muchos amigos en
Uno de los muchos problemas a los que tuvo que hacer Occidente con su brutal política practicada en Chechenia
frente la nueva Europa posterior a la Guerra Fría fue el y con el evidente desprecio por los derechos humanos del
de cómo definir su relación con la Rusia post-comunista, que hizo gala en este caso. En conjunto, ninguna de estas
un país que se vio sometido a tensiones de diferente inten- cosas llevó realmente a lo que algunos insistían entonces
sidad después de 1991 mientras iniciaba el viaje que algún en calificar –de modo muy superficial– de “nueva Gue-
día tendría que llevarle (era de esperar) desde lo que había rra Fría”. Lo que sí sucedió, en cambio, fue que desde
sido –una superpotencia con una economía planificada y ese momento Occidente ya no pudo considerar más a la
una ideología formalmente marxista– a lo que podía lle- Federación Rusa como lo que había confiado que podía
gar a ser –una sociedad democrática, liberal y de merca- llegar a ser: un “socio estratégico” comprometido en una
do–. Como reconocían incluso los europeos más optimis- simple transición hacia una democracia liberal “normal”.
tas, nada de esto iba a ser fácil para un estado que había Ciertamente, Occidente ya no podía dar por sentado que
tenido el mismo sistema durante casi tres cuartos de siglo. Rusia seguiría estando para siempre en un estado de casi
Y así se demostró durante los años noventa, una década irreversible decadencia. Con unas reservas casi ilimitadas
especialmente dolorosa durante la cual la Federación Rusa de gas y petróleo en sus manos, y con unos dirigentes que
pasó de ser lo que un día había sido –una superpotencia parecían decididos a defender los intereses de la Federa-
capaz de desafiar efectivamente a Estados Unidos– a ser ción Rusa, ésta, aparentemente al menos, había dejado de
una potencia en declive y con unos activos económicos e ser el “enfermo” de Europa.
ideológicos en situación cada vez más precaria. De todos modos, Occidente tenía ahora mucho menos
Tampoco tuvo Moscú muchas compensaciones en el que temer de lo que lo había hecho durante la Guerra
plano económico. Al contrario: a consecuencia de la rá- Fría propiamente dicha. Al fin y al cabo, la Federación
pida adopción de una privatización de tipo occidental, la Rusa no era la URSS. La reforma económica la había
Federación Rusa experimentó algo muy parecido a una vuelto dependiente de los mercados occidentales, e ideoló-
depresión como la de los años treinta, con una caída en gicamente, la nueva Federación Rusa difícilmente podía
picado de la producción industrial, un marcado descenso considerarse como un rival global de verdad. En este sen-
en el nivel de vida, y con regiones enteras que durante la tido, Occidente tenía realmente muchos menos motivos
Guerra Fría se habían dedicado a la producción militar de preocupación. De hecho, según muchos rusos, no era
en caída libre. Mientras, la política exterior que practica- Occidente quien tenía que temer a la Federación Rusa,
ba el presidente Boris Yeltsin no conseguía precisamente sino más bien la Federación Rusa la que tenía que pre-
tranquilizar a muchos rusos. Efectivamente, su decisión ocuparse de las subversivas maquinaciones de Occidente
de aproximarse a los antiguos enemigos capitalistas de la en general, y de Estados Unidos en particular, pues ambos
Federación Rusa producía claramente la impresión de trataban de fortalecer sus lazos económicos y estratégicos
que estaba vendiendo el país a Occidente. Es posible que con los que en otro tiempo habían sido los fieles aliados
esto sea lo que le convirtió en un héroe fuera de Rusia. Sin de Rusia en lo que esta seguía considerando como su pro-
embargo, a muchos rusos de a pie les parecía que (igual pio “patio de atrás”. Después de perder las tres repúblicas
que había hecho su predecesor Gorbachov) estaba hacien- Bálticas a manos de Occidente, Rusia estaba totalmente
do muchas concesiones y obteniendo muy pocas cosas a decidida a no dejar escapar a Ucrania y a Georgia. En eso
cambio. Los nacionalistas y los viejos comunistas, de los no había compromiso que valiera. Si la Federación Rusa

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quería seguir teniendo derecho a considerarse como una ternacionales les gusta mucho hacer esta comparación y
potencia importante en la política internacional no podía destacar que, mientras que Europa consiguió constituir
permitir lo que para ella era una clara injerencia de occi- una nueva comunidad liberal que garantizaba la seguri-
dente en su esfera de influencia. El escenario estaba, pues, dad durante la Guerra Fría hasta más allá del 1989, Asia
a punto para que estallase el conflicto. En el caso de Ucra- del Este no lo hizo. Esto fue en parte el resultado de la
nia éste tomó la forma de una creciente presión econó- formación de la UE y de la creación de la OTAN (or-
mica. En el de Georgia, la política fue más agresiva, pues ganizaciones que no tenían equivalente en Asia). Pero
Georgia estaba flirteando abiertamente con la OTAN. En fue también porque Alemania consiguió reconciliarse
el año 2006 las relaciones eran muy tirantes. En 2007 eran con sus vecinos, mientras que Japón (por razones básica-
pésimas. Y en el 2008 atroces, hasta el punto de que, en mente internas) no lo hizo.
agosto, culminaron en un trágico punto muerto cuando Tampoco contribuyó mucho el final de la Guerra Fría
la Federación Rusa y Georgia entraron en guerra. Dada a aportar una rápida solución a estas cuestiones. De he-
la apabullante superioridad militar de Moscú, el resulta- cho, si el final de la Guerra Fría en Europa transformó el
do del conflicto estaba cantado. Igualmente predecible continente de una manera espectacular, no puede decirse
era el impacto negativo que la guerra iba a tener en la lo mismo de Asia del Este, donde –en China, Corea del
opinión pública occidental y americana. Efectivamente, y Norte y Vietnam– siguieron gobernando unos partidos
especialmente en Estados Unidos, la guerra fue vista por comunistas poderosos, y donde al menos dos destacadas
muchos como un hito decisivo que marcaba el inicio de disputas territoriales (una menos importante entre Japón
un interminable enfrentamiento entre el Occidente de- y la Federación Rusa, y una potencialmente más peligro-
mocrático y la Rusia autoritaria. sa entre China y Taiwán) continuaron representando una
Así, a comienzos del 2009 el panorama internacional era amenaza para la seguridad de la región.
más bien desalentador. Es cierto que, al tomar posesión de Por todas estas razones, durante los primeros años de
su cargo, el presidente Obama prometió “apretar el botón la década de los noventa se dio por hecho que lejos de
de reset” en las relaciones de la Federación Rusa-EEUU. estar preparada para la paz, Asia del Este seguía estando
Había también áreas importantes en las que Estados madura para el estallido de nuevas rivalidades. Pero no
Unidos y la Unión Europea podían encontrar objetivos todos los comentaristas estaban de acuerdo con este punto
comunes. Sin embargo, de vista. De hecho, a medi-
ni la más sofisticada di- “La guerra Federación Rusa-Georgia de 2008, da que se desarrollaban los
plomacia ni las más tran- acontecimientos, este pun-
quilizadoras palabras especialmente en Estados Unidos, fue vista to de vista inflexiblemente
podían restablecer com- por muchos como el inicio de un interminable “realista” empezó a reci-
pletamente la confianza enfrentamiento entre el Occidente democrático bir cada vez más críticas.
perdida. El futuro que se Lo cual no significaba que
avecinaba se presentaba, y la Rusia autoritaria" no fueran posibles nuevos
pues, problemático; la conflictos: ¿cómo pensar de
“mano muerta” del pasado seguía influyendo al parecer otro modo existiendo la división entre las dos Coreas, el
en lo que parecía condenado a seguir siendo una relación programa nuclear de Corea del Norte y la reivindicación
sumamente compleja entre la Federación Rusa y Occi- de Taiwán por parte de China? Pero sí significaba que la
dente. región no era ni mucho menos el polvorín que, al final de
la Guerra Fría, decían que era algunos alarmistas. Y los
motivos eran varios.
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Asia del Este: ¿preparada para las El primero y más importante de ellos era el gran éxito
rivalidades? económico experimentado por la propia región. Los orí-
genes del mismo fueron muy debatidos: algunos sugerían
que los motivos subyacentes eran básicamente culturales
Si la historia siguió jugando un papel decisivo en la con- (los valores asiáticos); otros sostenían que eran directa-
figuración de la imagen que se hacía Occidente de la Ru- mente económicos (mano de obra barata y abundancia
sia post-soviética –y la que se hacía Rusia de Occiden- de capitales); y unos cuantos decían que era una conse-
te–, también el pasado ha jugado un papel igualmente cuencia de la aplicación de un modelo de desarrollo no
importante a la hora de definir las relaciones interna- liberal que utilizaba la fuerza del Estado para impulsar
cionales del Asia del Este; y ha sido un pasado esencial- desde arriba un rápido desarrollo económico. También
mente sangriento, puntuado desde la Segunda Guerra hubo quien sostenía que Estados Unidos jugó un papel
Mundial por varias guerras devastadoras, un montón decisivo al abrir su mercado a los productos asiáticos y al
de insurgencias revolucionarias, gobiernos autoritarios proporcionar seguridad a la región a bajo precio. Fuera
(casi en todas partes) y extremismos revolucionarios (de cual fuese la causa –o la combinación de causas–, el hecho
un modo muy trágico en Camboya). El contraste con la es que en 2009 Asia del Este se había convertido en el ter-
experiencia europea de la posguerra no puede ser más cer centro neurálgico y motriz de la economía global, con
pronunciado. De hecho, a los expertos en relaciones in- casi el 25% del PIB mundial.

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Un mundo en transición: 1989-2009
Un segundo motivo era que, si bien muchos estados de posiblemente Japón, ven cada vez más a China no como
Asia del Este conservaban muy vivo el recuerdo de pasa- una amenaza sino como un útil y beneficioso instrumento
dos conflictos, este recuerdo empezó a desvanecerse du- para el desarrollo.
rante los años noventa gracias a la intensificación de las En última instancia, sin embargo, todos los caminos en
inversiones y del comercio en la región. En efecto, aunque China (y en Asia del Este en su conjunto) llevan a un esta-
Asia del Este arrastraba una pesada carga histórica (par- do cuya presencia en la región sigue siendo decisiva: Esta-
te de la cual era deliberadamente explotada por las élites dos Unidos de América. Aunque teóricamente se oponen
políticas en busca de legitimidad), las presiones económi- a un mundo unipolar con un solo actor global importante,
cas y el interés material propio parecían unir más que se- los nuevos dirigentes chinos han llevado a cabo una polí-
parar a los países de la región. El proceso de integración tica muy cautelosa en sus relaciones con EEUU. No cabe
económica de Asia del Este se desarrolló ciertamente con duda de que muchos americanos seguirán mostrándose
mucha lentitud (la Asociación de Naciones del Sudeste precavidos ante un Estado dirigido por el Partido Comu-
Asiático –ASEAN– no se constituyó hasta 1967). Y esta nista y cuyo récord en el campo de los derechos humanos
integración no fue acompañada de la formación de algo no puede calificarse precisamente de ejemplar. De todos
parecido a la Unión Europea. Sin embargo, una vez que el modos, y en la medida en que China se siga mostrando tan
regionalismo empezó a despegar durante la década de los dispuesta a cooperar –a subirse al carro en vez de hacer de
noventa, ya no mostró signos de que fuera a detenerse. contrapeso– hay muchas posibilidades de que la relación
Un tercer motivo para el optimismo era Japón. Allí, y entre ambos países siga prosperando. Esto es seguramente
pese a su aparente incapacidad para pedir perdón sin am- lo que pensaba Obama cuando, durante el primer año de
bigüedades por las fechorías y atrocidades cometidas en su mandato, se desvivió para convencer a China de que las
el pasado –una incapacidad que le costó cara en términos intenciones de Estados Unidos eran pacíficas.
de influencia y poder blando en la región–, su política di- Pero, a la larga, ningún resultado está garantizado. Con
fícilmente podía calificarse de perturbadora. Al contrario: unos índices de crecimiento de aproximadamente un diez
después de adoptar su famosa “Constitución de la Paz” por ciento anual, con su aparentemente insaciable de-
en los años cincuenta y de renunciar para siempre a la po- manda de materias primas al exterior, y con unas enormes
sibilidad de adquirir armas nucleares (Japón fue uno de reservas de dólares a su disposición, China ha cambiado
los más acérrimos defensores del primer Tratado de No ya los términos del debate acerca del futuro de la política
Proliferación), Japón demostró no tener el más mínimo internacional. Es muy posible que durante algún tiempo
interés en inquietar a sus suspicaces vecinos y actuó siem- siga siendo lo que un observador ha calificado como “un
pre de una forma benévola y pacífica. Además, desplegan- gigante con los pies de barro”, excesivamente dependiente
do su nada desdeñable generosidad en forma de ayudas y de la inversión extranjera y militarmente todavía a años
de inversiones a gran escala, hizo mucho para mejorar el luz por detrás de Estados Unidos. Pero incluso este gigan-
estado de las relaciones internacionales en la región. In- te con pies de barro plantea una serie de retos que simple-
cluso su antiguo rival, China, fue uno de los principales mente no existían en los días mucho menos complejos de
beneficiarios de esta actitud, y en 2009 había varios miles la Guerra Fría. Efectivamente, una de las grandes cues-
de empresas japonesas operando en territorio chino. tiones a las que tendrá que hacer frente Occidente du-
Esto nos lleva a la propia China. Mucho se ha escrito rante la segunda década del siglo XXI será la de concebir
acerca del “despertar de China”, especialmente por parte políticas que permitan acomodar a China sin faltar a sus
de algunos pesimistas que sostienen –al modo clásico– propios valores fundamentales. De una cosa podemos es-
que siempre que surge un nuevo Estado poderoso en la tar seguros: la China de poder capitalista ascendente, que
escena internacional la paz se ve comprometida. Es posi- hoy juega siguiendo las reglas del mercado, puede llegar a
ble que China se muestre actualmente benévola, pero las convertirse en un reto mayor para Occidente que la otrora
cosas no se verán igual dentro de unos años, cuando se China poder comunista que denunciaba a los imperialis-
haya despertado del todo. Una vez más, sin embargo, hay tas del otro lado del océano y llamaba a los asiáticos a ex-
motivos para expresar un optimismo cauteloso, en gran pulsar a los yankees de la región.
parte debido a que la propia China ha adoptado unas po-
líticas (tanto económicas como militares) cuyo propósito
es claramente el de tranquilizar a sus vecinos acerca de La guerra contra el terror:
que es posible prosperar de un modo pacífico, y desmin- desde el 11-S a Irak
tiendo de este modo las predicciones de los pesimistas.
También ha traducido estas tranquilizadoras palabras en
forma de políticas concretas, dando su apoyo a la integra- Si el final de la Guerra Fría fue uno de los momentos de-
ción regional, exportando sus nada desdeñables capitales cisivos de finales del siglo XX, el 11 de septiembre fue un
a otros países de Asia del Este, y trabajando como un país recordatorio de que el nuevo orden internacional que ha-
responsable y no como un agitador en el marco de las ins- bía nacido como consecuencia de ella no había sido bien
tituciones multilaterales regionales. Ciertamente, estas recibido en todas partes. Bin Laden no estaba solamen-
políticas están empezando a dar frutos, hasta el punto de te motivado, sin duda, por la aversión que le producía la
que sus –en otro tiempo– más escépticos vecinos, incluido globalización y la primacía norteamericana. Como mu-

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chos aspirantes a analista han señalado, su punto de vista exterior. De un modo aún más obvio, la nueva amenaza
apunta más a una supuesta edad de oro del islam del pa- proporcionó a Estados Unidos un punto de referencia fijo
sado que a una imagen moderna del futuro. Dicho esto, el en torno al cual organizar sus asuntos internacionales; y
método elegido para atacar a Estados Unidos utilizando qué duda cabe que los organizó, sobre todo estrechando
cuatro aviones; su uso del vídeo para comunicarse con sus mucho sus relaciones con aquellos estados –Federación
seguidores; su empleo del sistema financiero global para Rusa, India y China fueron probablemente los más im-
financiar sus operaciones, y su objetivo fundamental de portantes– que ya estaban preparados para participar en
expulsar a Estados Unidos de Oriente Medio (cuyo con- la guerra global contra el terror. El 11-S también obligó a
trol por Occidente era esencial para el mantenimiento de Estados Unidos a actuar de una forma mucho más enér-
la economía internacional moderna) difícilmente pueden gica en el exterior. De hecho, algunos de los partidarios
describirse como medievales. Ciertamente, los decisores más conservadores de Bush creían que una de las prin-
políticos norteamericanos no le consideraron como un ex- cipales razones del ataque sufrido por EEUU era que en
traño vestigio de tiempos pretéritos; el hecho de que ame- la década de los noventa no se había mostrado suficien-
nazase con utilizar las armas más modernas y poderosas temente enérgico. Finalmente, en lo que algunos consi-
–a saber, las armas de destrucción masiva– para conseguir deraron como una casi revolución en la política exterior
sus objetivos, le convirtieron en una amenaza moderna, norteamericana, el equipo de Bush pareció abandonar la
pero una amenaza que no podía abordarse con los medios defensa del status quo en Oriente Medio. El 11-S, soste-
tradicionales desarrollados durante la Guerra Fría. Como nían, hacía inviable la fórmula original en virtud de la
repitió constantemente la Administración Bush, esta nue- cual Estados Unidos hacía la vista gorda ante los regíme-
va amenaza significaba que los viejos métodos, como la nes autocráticos de la región a cambio de petróleo barato
contención y la disuasión, ya no servían. Si esto era el co- y de estabilidad. Esto ya no era suficiente, especialmente
mienzo de una “nueva” Guerra Fría, como sostuvieron porque implicaba que EEUU hiciese tratos con estados
algunos en su momento, no era una guerra que pudiera como Arabia Saudí que producían las peligrosas ideolo-
ganarse utilizando las políticas y los métodos aprendidos gías que habían inspirado a aquellos que habían lanzado
entre 1947 y 1989. los aviones del 11-S, o que directa o indirectamente ha-
El peculiar carácter de esta nueva amenaza no estatal bían dado (y seguían dando) refugio y apoyo a los terro-
encabezada por un hom- ristas en todo el mundo.
bre cuyas diversas decla- De esta forma se preparó
raciones debían más a
“Incluso los más escépticos vecinos de China intelectualmente el terreno
los textos sagrados que a la ven cada vez más no como una amenaza, para declarar la guerra a
ninguna otra cosa, hizo sino como un útil y beneficioso instrumento Irak en 2003. Dicha guerra,
difícil que muchos en para el desarrollo” sin embargo, sigue siendo
Occidente entendieran una especie de acertijo. Des-
cuál era el verdadero ca- pués de todo, Irak no había
rácter del terrorismo islámico radical. Unos cuantos cre- participado en los ataques del 11-S, tenía un régimen se-
yeron de hecho que la amenaza era más existencial que cular y compartía al menos uno de los objetivos de Esta-
grave, más funcionalmente útil a Estados Unidos en su dos Unidos: el de la necesidad de contener las ambiciones
búsqueda de preeminencia global que realmente genui- geopolíticas del Irán islámico. Por todos estos motivos, di-
na. Además, y a medida que la polémica guerra contra ferentes analistas han identificado diversos factores para
el terror se iba concretando –primero en Afganistán y explicar la guerra, que van desde la influencia ideológica
después en otras partes del mundo–, unos cuantos críticos ejercida por los “neocons” sobre el presidente Bush, has-
Anuario Internacional CIDOB 2010

de carácter más radical empezaron a preguntarse dónde ta la estrecha relación que mantiene Estados Unidos con
se encontraba de verdad el peligro. Efectivamente, a me- Israel, o el deseo americano de controlar el petróleo ira-
dida que Estados Unidos empezó a hacer ostentación de quí. Sin duda todas estas cosas desempeñaron un papel
su nada desdeñable poder militar y a extender la guerra en la decisión final. Sin embargo, quedan todavía en pie
contra el terror para incluir en ella a Irak, a Corea del muchas más preguntas que respuestas, y posiblemente la
Norte y a Irán, hubo quien empezó a apartar su atención más verosímil de las respuestas sea la menos conspirati-
crítica de la amenaza original que representaba el islamis- va de todas: que Estados Unidos fue a la guerra en parte
mo radical y a dirigirla hacia los propios Estados Unidos. porque pensó que era fácil de ganar, en parte porque sus
De esta forma, el blanco original de los ataques del 11-S servicios de inteligencia cometieron muchos errores, y en
perdió su temprano estatus de víctima para convertirse en parte porque pensó –no muy sensatamente– que erigir un
la fuente imperial de la mayor parte de los problemas que nuevo régimen en Irak sería tan fácil como librarse del
se daban en el mundo. que había.
Las diversas controversias con que fueron acogidas las Fueran cuales fuesen los cálculos originales hechos por
respuestas de la Administración Bush al terrorismo in- quienes habían planeado esa guerra, la más polémica
ternacional no deben, sin embargo, oscurecer un simple de las guerras modernas, ahora está muy claro que esta
hecho: el impacto que el 11-S iba a tener tanto en Esta- “guerra optativa” fue un garrafal error estratégico que
dos Unidos como, de un modo más general, en su política ni sirvió para instalar una democracia estable en Irak, ni

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Un mundo en transición: 1989-2009
para inspirar a otros países de la región a emprender una dos entre sí, estaban de hecho estrechamente conectados.
reforma política seria. También tuvo la consecuencia do- Así, cuando América empezó a estar harta de librar en
blemente peligrosa de agitar aún más las aguas en Oriente el extranjero una guerra éticamente problemática y eco-
Medio y de hacer posible que Irán ejerciese una influen- nómicamente muy costosa contra un enemigo con cabeza
cia aún mayor en la región. Finalmente, y como resultado de hidra, volvió la mirada hacia uno de los pocos políticos
de su acción en Irak, Estados Unidos y sus aliados han americanos que se había hecho oír claramente en su opo-
proporcionado a los islamistas radicales de todo el mun- sición a la forma en que se había llevado aquella “guerra”
do un punto de concentración que al parecer han sabido (Barack Obama había votado contra la guerra y llevaba
aprovechar con habilidad. Los atentados en Londres y en mucho tiempo pidiendo que Estados Unidos abandonase
Madrid fueron sin duda el resultado de muchos factores; algunos de los métodos más dudosos que había estado em-
sin embargo, pocos creen hoy que no tuvieran ninguna pleando para combatir el terrorismo). Después, al verse
conexión con lo que estaba sucediendo en Oriente Medio confrontados en otoño de 2008 con lo que parecía un de-
desde el 2003. sastre económico, la mayoría de norteamericanos dejaron
Con o sin Irak, sin embargo, Occidente siguió teniendo de apoyar a un partido (los republicanos) que hasta en-
que hacer frente al reto que representa el islam radical tonces había considerado el “gobierno” como el problema,
violento, un reto que no sólo ha alimentado ciertos erro- y pasaron a apoyar a otro (los demócratas) que aceptaba
res y políticas de Occidente, sino que saca fuerzas de un que si Estados Unidos quería evitar otra gran depresión
conjunto de valores culturales y de agravios históricos tendría que adoptar una serie de medidas políticas radica-
que hacen que sea muy difícil darle una respuesta eficaz les y perder el temor ideológico en utilizar el Estado para
sin comprometer lo que significa ser parte de Occiden- salvar al mercado de sí mismo. Barack Obama tal vez no
te. Pero ahí es donde está otro aspecto del problema: el era un radical, pero prometió un nuevo comienzo a una
de cómo definir este conflicto. No fue ciertamente muy nación que se estaba enfrentando a una crisis muy real y
acertado para algunos caracterizarlo como un conflicto mensurable. De hecho, cuando los norteamericanos vo-
entre dos diferentes “civilizaciones” (una expresión ori- taron al primer presidente negro a finales de 2008 –y lo
ginalmente popularizada por el escritor norteamericano hicieron de una manera concluyente– lo hicieron no tanto
Samuel Huntington en 1993). No obstante, era en cierto por confianza como por temor, y con la esperanza de que
modo indiscutible la existencia de un conflicto entre quie- el nuevo presidente fuese capaz de restablecer el prestigio
nes, por un lado, apoyaban la democracia, el pluralismo, de Estados Unidos en el exterior y de recuperar una sen-
el individualismo y la separación entre la Iglesia y el Es- sación de normalidad económica en el interior.
tado, y quienes, por otro lado, predicaban la intolerancia Barack Obama consiguió cumplir en gran parte la más
y apoyaban la teocracia, al tiempo que llamaban al con- temprana e inmediata de sus promesas. Así, a un año de
flicto armado y a la yihad contra los infieles, los sionistas su elección en 2009, el prestigio de Estados Unidos no
y sus aliados en Occidente. Y tampoco parecía haber un había sido nunca tan grande (especialmente en Europa).
final a la vista para este conflicto en particular. Movidos Mientras, en el frente doméstico el sistema financiero
por un sentimiento de injusticia hecho a los musulmanes empezó por fin a adquirir un cierto grado de estabilidad
de todo el mundo –y de modo especialmente visible a los (aunque sólo después de la adopción de una serie de me-
palestinos– y espoleados por una visión del paraíso en la didas económicas no muy ortodoxas). De todos modos,
que siempre habrá un lugar sagrado para quienes hayan no era posible ocultar el mal que ya se había hecho. Ni
muerto en nombre de su fe, nunca dejará de haber már- tampoco había al parecer una “solución-panacea Obama”
tires en el mundo dispuestos a seguir la lucha contra el para todos los problemas a los que todavía se veía con-
enemigo, desde Pakistán a las calles de Bradford, y desde frontada la primera potencia mundial. En realidad, en un
Yakarta hasta los cielos de Detroit. área en particular –el Oriente Medio– las cosas parecían
estar empeorando, pese a los esfuerzos hechos por Obama
a comienzos de 2009 para implicar a Irán, hablar con los
La crisis económica mundial palestinos y los israelíes conjuntamente, retirarse de Irak
y tender puentes para reconciliarse con la opinión públi-
ca musulmana. El año 2009 daba la impresión de que era
En medio de esta “guerra” en curso contra el terror glo- mucho más fácil hablar de cambios y prometerlos que ha-
bal sucedieron dos cosas que parecieron cambiar la po- cerlos efectivos.
lítica mundial para siempre: una de ellas sucedió en Es- Efectivamente, uno de los grandes problemas a los que
tados Unidos y comportó una transición decisiva, la que tuvo que hacer frente Obama durante su primer año en el
iba de un presidente que había sido definido por el 11-S cargo fue que muchas de las promesas que había hecho en
a un nuevo líder que se proponía cambiar los términos el campo de la política exterior estuvieron muy cerca de
del debate acerca del papel que tenía que jugar Estados zozobrar –sin llegar a irse definitivamente a pique– cuan-
Unidos en el mundo; y la otra estaba muy directamente do chocaron con los escollos de la dura realidad. Obama
relacionada con otro gran acontecimiento de la política era sin duda un líder con más talento y decisión para las
mundial: el casi colapso del sistema financiero mundial relaciones internacionales que su predecesor. Pero incluso
en 2008. Estos dos hechos, aparentemente no relaciona- un líder tan hábil y capaz de expresarse tan bien como

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Obama no pudo lograr que se concretase un nuevo acuer- “nuevo” imperio americano. Sería ciertamente prematu-
do global sobre el cambio climático (destaquemos aquí el ro predecir el surgimiento de un nuevo imperio que vaya
fracaso de Copenhague en diciembre de 2009), ni obligar a reemplazar a Estados Unidos. Pero tan sólo unos años
a los rusos a adoptar una postura más sensata respecto a la después del colapso de su principal rival ideológico –la
posición occidental, o inducir a sus aliados de la OTAN URSS–, América ya no parecía tan segura de sí misma
a comprometerse de un modo mucho más activo sobre el ni despertaba la misma confianza que cuando parecía
terreno con sus propias tropas en la escalada de la guerra avanzar decidida hacia el futuro en los días gloriosos de
de Afganistán (que Obama calificó de guerra “por nece- la década de los noventa. Muchos expertos han predicho
sidad” y no de guerra “optativa” como la de Irak). Las antes la decadencia de Estados Unidos, y la realidad ha
promesas electorales son una cosa; hacer del mundo un desmentido sus pronósticos. Pero esta vez hay quien cree
lugar mejor y más seguro es harina de otro costal. que pueden tener razón. ¿Empezó a asomar la cabeza un
La indudable habilidad retórica de Obama tampoco nuevo orden mundial el año 2009?
pudo ocultar algo que se estaba haciendo rápidamente
evidente para todos los observadores en 2009: que la pro-
pia crisis económica había producido una profunda fisura
en el orden internacional. Veinte años antes, en 1989, el
comunismo se había hundido y el capitalismo liberal a la
americana había triunfado creando las condiciones para
un nuevo orden mundial. Esto no hizo que la década de Lecturas adicionales
los noventa fuese perfectamente pacífica. Ni había conse-
guido eliminar todos los peligros. Pero había dado la res-
puesta más sorprendente posible a la pregunta acerca de BISLEY, N. Rethinking Globalization. Basingstoke: Pal-
quién iba a marcar el futuro –a saber, Occidente y el tipo grave, 2006.
de sistema económico que durante tanto tiempo había
defendido Estados Unidos y con el que se había asociado BOOTH, K.; DUNNE, T. (eds.). Worlds in Collision.
al país–. Pero ahora, con el desarrollo de una crisis que Basingstoke: Palgrave, 2002.
llevaba el evidente marchamo del made in America por
un sistema como el norteamericano, que siempre había COX, M.; BOOTH, K.; DUNNE, T. (eds.). The Inte-
celebrado la “mano oculta” del mercado por encima de rregnum: Controversies in World Politics, 1989–1999. Cam-
la regulación y la intervención gubernamental, se había bridge: Cambridge University Press, 1999.
cruzado un umbral que debilitaba tanto el atractivo glo-
bal del modelo económico americano, como su capacidad COX, M.; IKENBERRY, G. J.; INOGUCHI, T. (eds.).
para gestionar y resolver por sí solo problemas globales. American Democracy Promotion: Impulses, Strategies, and
Es posible que esto creara el impulso necesario para la Impacts. Oxford: Oxford University Press, 2000.
elección de un presidente-esperanza como Barack Oba-
ma. Pero por otro lado no pudo impedir que el mundo se COX, M.; PARMAR, I. (eds.) US Foreign Policy and Soft
convirtiera en un lugar menos estable ni que la posición Power. London: Routledge, 2010.
de América sea ahora menos segura.
SIFRY, M. L.; CERF, C. (eds.). The Iraq Reader. New
En conclusión, casi veinte años después del final de una York: Touchstone Books, 2003.
Guerra Fría que había generado tantas expectativas –al-
Anuario Internacional CIDOB 2010

gunas de ellas ilusorias–, el año 2009 el mundo parecía ZAKARIA, F. The post-American World. New York:
abocado a un futuro muy incierto. No hay que exagerar, W.W. Norton, 2008.
por supuesto. En Europa reinaba la paz. Ninguna gran
guerra estaba a punto de destruir la estructura del sistema
internacional. El número total de víctimas en las guerras
que aún se libraban en el mundo estaba disminuyendo.
El número de personas beneficiadas por la globalización
seguía siendo mayor que el de las perjudicadas por ella. Y
sin embargo, pese a la evidencia de estos rasgos positivos,
el futuro contenía muchas incertidumbres, especialmente
para Estados Unidos, un hegemón evidente, pero que a
todas luces estaba perdiendo rápidamente tanto su capaci-
dad de dirigir a otros como la de resolver los muchos retos
a los que se veía confrontado. Es posible que sea demasia-
do pronto para hablar –como ya están haciendo algunos–
del final de la era americana, o (más dramáticamente) del
colapso de lo que algunos habían estado calificando de un

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