sobre el libro "Psicología del mexicano en el trabajo"
22 de mayo de 2008 2 Análisis crítico sobre el libro "Psicología del mexicano en el trabajo"
Por Rüdiger Konrad Schied Gross
Aunque México tiene todos los recursos naturales
necesarios para ser un país próspero, hasta la fecha sigue siendo un país tercermundista y subdesarrollado. ¿Por qué sucede esto? (Se que los mexicanos tiene miles de razones y explicaciones para dar). Al final, se trata del factor humano y éste es propiciado por la intervención de múltiples factores biopsicosociales. La parte biológica (con el factor genético) es la misma en casi todos los países del mundo, debido a lo cual, no hay razones de peso para buscar, los fracasos de México ahí. La sociedad mexicana sí es diferente a la de muchos otros países (primermundistas), pero es un proceso reciproco entre la influencia del individuo sobre la sociedad y de la sociedad sobre el individuo lo que, irónicamente, ocurre de la misma forma en todo el mundo. La pregunta es entonces: ¿Por qué la psicología de los mexicanos produce, en colaboración con su cultura nacional, un sistema ineficiente, mal hecho y hasta con tendencias autodestructivas?
El libro de Mauro Rodríguez Estrada y Patricia Ramirez
Buendía (2003), Psicología del mexicano en el trabajo (obra publicada en México por McGraw-Hill Interamericana), nos enseña, muy claramente, los factores que subyacen al surgimiento de la psicología del mexicano y la influencia que ésta tiene sobre su comportamiento y su desempeño laboral. Es lógico que la historia tenga una influencia poderosa en la formación de rasgos psicológicos. El libro muestra no sólo varios choques entre las culturas que existían entonces: indígenas, españoles, americanos, etc., sino la huella que cada cultura dejó. Nos menciona como fue posible que el mexicano desarrollara un complejo de inferioridad profundo, mezclado con tendencias de formación reactiva y cierta clase de compensaciones. Revisa, a través de los siglos, los profundos conflictos de ambivalencia que atravesó la psicología mexicana y nos ayuda a entender el statu quo de la identidad, religiosidad, actitudes ante la vida, sociedad y muerte, y cuales son sus roles en el desarrollo de una dependencia profunda con rasgos de paternalismo, resultando en una manipulación grave de muchas partes de la sociedad.
En su libro, el autor muestra cómo el mexicano encuentra
siempre una o varias razones, fuera de sí mismo, para justificar por qué no le está yendo bien, de lo cual es posible darse cuenta claramente, como el mexicano no se hace responsable ni de sí mismo ni de sus circunstancias, lo que a favorecido que, a lo largo de su historia, una minoría gobierne a una mayoría (sabemos empero, que eso sólo es posible si la mayoría permite que eso suceda). Las razones expuestas por Rodríguez Estrada en su libro en torno a esta situación son científicamente fundamentadas y bien explicadas.
Sin embargo, el libro en cuestión es, al mismo tiempo, sólo
un espejo de la sociedad a la que analiza. De la misma forma en que el hombre de la calle culpa siempre al gobierno (aunque fue él quien lo eligió), con cierta razón de por medio, el libro hace lo mismo: nos da las razones de por qué la situación es así (son razones validas), pero… ¿Qué pasa después? En los periódicos del país podemos leer todos los días que algo va mal, que alguien obró mal porque actuó de cierta forma y hasta cuáles fueron los motivos que lo llevaron a comportarse de esa manera, y seguramente darse cuenta de cuál es el problema y aceptarlo críticamente es el primer paso importante hacia un cambio favorable, pero si es el único no pasa nada. El ex canciller alemán Helmut Kohl (que dirigió a Alemania por 16 años) dijo una vez: “Lo más importante es lo que sale por atrás”, queriendo decir con esto que el resultado es lo que verdaderamente importa. Y el resultado lo vemos todos los días, en la sociedad en general y en el ámbito laboral en especial.
No importa por qué razón la psicología del mexicano es
como es (aunque repito que las razones son validas y científicamente fundamentadas) porque la única cosa que importa es si da como resultado un cambio profundo para mejorar la situación actual y eso, lamentablemente, no ha pasado. Podríamos argumentar que el cambio no se ha dado porque la psicología misma del mexicano no se lo permite o porque está tan acostumbrado a vivir así que se resiste a cualquier clase de cambio (sin olvidar los 70 años del PRI _que ellos mismos eligieron_). Pienso que tales argumentos no importan por qué, hasta ahora, las cosas siguen igual. El cambio no se ha dado porque los mexicanos no han hecho que ocurra y se pueden esconder tras malos gobiernos, explicaciones científicas, históricas, religiosas o lo que sea, pero el resultado esta aquí y no hay nadie que tenga la culpa más que los mismos mexicanos. Si los mexicanos no aceptan esa responsabilidad no va a cambiar nada. Y si quieren o no aceptar esa responsabilidad significa que, a fin de cuentas, así es como quieren vivir, con lo cual, no tengo ningún problema. Cualquier pueblo es libre de vivir en las circunstancias que quiera. Lo que si molesta es que los seres humanos elijan cómo vivir y luego lloren y estén insatisfechos por las circunstancias que ellos mismo eligieron y que, día tras día, siguen eligiendo.
El cambio no se da, se hace. En mi opinión personal no
tengo ningún problema con la forma en que una cultura escoge vivir. Todo tiene sus lados buenos y malos (hasta el progreso), pero estoy harto de la hipocresía mexicana que está en todos lados, empezando por mi salón, expandiéndose por todo Acapulco y terminando en las noticias nacionales de la noche. Si esa es la sociedad que quieren, pues ¡que bueno! Pero construir algo y después quejarse sobre eso, no sólo es totalmente improductivo sino que también no tiene ningún sentido. Tomen sus responsabilidades y vivan con ellas. En ese sentido, espero un próspero desarrollo.