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INNOVACIONES EN LA NUEVA LEY

PROCESAL DEL TRABAJO


Ley Nº 29497

Por: Miriam Rosario Córdova Mayo.*

Es indudable que si en algún campo del derecho existe un alto


nivel de conflictividad es en el derecho laboral, toda vez que la
naturaleza de la relación de trabajo, se caracteriza por la
subordinación a la que está sujeto el trabajador frente al empleador, lo
cual conlleva a un estado de conflicto permanente, que en muchas
oportunidades alcanza el ámbito judicial.

Por ello la búsqueda de un proceso adecuado y ajustado a los


requerimientos nacidos en la naturaleza de la relación material que da
origen al conflicto laboral constituye una necesidad y exigencia
mínima para el reconocimiento del derecho a una tutela jurisdiccional
efectiva de quién recurre al Poder Judicial en busca de justicia.

El primer punto que debe considerarse es que, debido al


carácter alimenticio de los derechos laborales, cualquier reclamo
sobre los mismos requiere una solución
óptima y oportuna, es decir, en este caso,
debe ser casi inmediata. Por ello, la opción
de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, que
recientemente ha entrado en vigencia en
algunas ciudades, y seguirá haciéndose en forma progresiva, en los
próximos seis meses, por un proceso en el que se priorice la
ORALIDAD, donde el protagonismo pasa del abogado al trabajador,
buscando con ello una mayor celeridad en su tramitación, el mismo
que permitirá que el afectado no lo abandone gracias a que
demandará menos esfuerzo y dinero para el demandante. Resultando
interesante, este cambio de sistema
procesal, donde dejamos el escrito y
los procesos en papel, para pasar al
proceso oral. Que es como el que
vemos en la televisión, en los juicios
americanos en que las partes están
presentes, el juez interroga directamente y que todo debe hacerse en
audiencia (oral), incluso debe emitirse la sentencia al final de la misma
audiencia; asimismo, la tecnología también tendrá un papel
fundamental debido a que se utilizarán medios electrónicos, ya que
las audiencias serán filmadas, a fin de garantizar la fidelidad,
conservación y reproducción de su contenido, y las notificaciones no
existirán porque se harán en presencia de la autoridad
correspondiente y mediante correo electrónico (salvo algunas
excepciones como el traslado de la demanda o en caso de zonas de
extrema pobreza).

El segundo punto, que debe tenerse presente es que, la


implementación de estas medidas necesitará de la inversión de
recursos, especialmente económicos, así como de un cambio de
mentalidad de quienes participan en el proceso, lo que esperamos no
constituya una traba para que se alcancen los fines de la reforma. En
todo caso, si bien la Nueva Ley tiene como principal cambio su visión
del proceso laboral, contiene también otras importantes novedades.
Es destacable, por ejemplo, la atribución expresa de competencia a
los juzgados laborales para la resolución de conflictos sobre
responsabilidad por daños y perjuicios
patrimoniales y extrapatrimoniales,
haciéndose incluso referencia específica a
enfermedades profesionales y accidentes de
trabajo, materia en la que actualmente
existen posiciones encontradas. También es
importante la atribución expresa de
competencia a los juzgados laborales para la tramitación de procesos
contencioso administrativos derivados de conflictos de trabajo, así
como la atribución de competencia a las salas laborales para conocer
de procesos de anulación de laudo emitidos en conflictos jurídicos (es
decir, referidos a la aplicación e interpretación de normas).

Resulta también positiva la nueva regulación sobre competencia


territorial, en especial, en lo referido a la prórroga de competencia,
aceptada ahora únicamente cuando la misma favorezca al prestador
de servicios. De otro lado, es relevante la regulación del abandono
como una forma de conclusión del proceso laboral (dejando de lado la
posición actual, que no lo considera aplicable), así como, el otorgarle
al acta de conciliación o transacción
extrajudicial la calidad de cosa juzgada si es
que la misma es ejecutada y finalmente la
tramitación expeditiva regulada para los
medios impugnatorios y la visión amplia en
materia de medidas cautelares (posibilidad de
utilizar cualquiera de los tipos de medida
regulados por el Código Procesal Civil), cierran el círculo de una
normativa que busca una adecuada tutela jurisdiccional.
Quedan, sin embargo, para la discusión, la legitimación otorgada
a los sindicatos en procesos en los que se discuten derechos
individuales de sus dirigentes y afiliados, sin exigir la existencia de un
poder expreso; la presunción de laboralidad a partir de la existencia
de una prestación personal de servicios, y la aceptación del arbitraje
como un medio de solución de conflictos sólo cuando la cláusula
arbitral se haya insertado a la conclusión de la relación laboral y el
reclamo sea mayor a 70 URP. En el primer caso, mantener la
exigencia de un poder expreso hubiese contribuido a una formalidad
que permitía cierta certeza de la intención de reclamo del trabajador.
En el segundo, se ha omitido una comprobación, por lo menos
indiciaria de la existencia de subordinación (elemento esencial de la
relación de trabajo). Y, en el tercero, se podría haber optado por dejar
en manos del juez la evaluación de la validez del convenio en cada
caso en particular.

De igual forma, es rescatable el tema de la “casación”, en el que


hay cambios positivos. Al respecto, además de una tramitación más
expeditiva, dos son los cambios más importantes: En primer lugar, se
regula como causales que pueden sustentar el recurso bajo
comentario la infracción normativa y el apartamiento de los
precedentes vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional o la
Corte Suprema, abriendo así la posibilidad de que se alegue la
afectación del debido proceso. En segundo lugar, se establece que la
interposición del recurso no suspende los efectos de la resolución
impugnada, salvo que, en obligaciones de dar suma de dinero, la
parte lo solicite y realice un depósito u otorgue una carta fianza a
nombre del Juzgado por el importe reconocido.
Otras innovaciones importantes de esta Nueva Ley, es que los
menores de edad no van a requerir representante legal para
comparecer al proceso, que las embarazadas, los menores de edad y
los discapacitados van a tener derecho a defensa legal pública; el juez
puede exonerar de costas y costos al demandado perdedor si actuó
de buena fe o tuvo motivos para litigar; las entidades públicas sí
pueden ser condenadas al pago de costas y costos, y, si lo
demandado no excede de 10 Unidades de Referencia Procesal
(actualmente 3,600 nuevos soles) no se requiere abogado para litigar.

Sin perjuicio de las observaciones realizadas, y de los


problemas que puedan existir para su implementación, el panorama
que nos presenta la Nueva Ley Procesal del Trabajo debe
considerarse positivo. En efecto, la regulación contenida en él mismo
nos lleva a un proceso más eficaz, además de alentar a la solución de
los conflictos en ámbitos extrajudiciales, lo que ha todas luces resulta
destacable.
Huancayo, octubre del 2010.
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* RESUMEN HOJA DE VIDA:

- Abogado en ejercicio, miembro hábil del CAJ, egresada de la UPLA.


- Economista colegiada en el CEJ, egresada de la UNCP.
- Estudios de Diplomado en “Derecho Laboral” en el Programa de Actualización y
Especialización en Derecho y Ciencias Jurídicas del Instituto Peruano de
Criminología.
- Estudios de Diplomado de “Especialista de Perfil Académico de Jueces y
Fiscales” en EGACAL.
- Ex integrante de la Comisión del Ejercicio Ilegal de la Profesión del CAJ periodo
2006-2008.

- Ex Inspectora de la Oficina de Normalización Previsional.


- Docente universitaria.

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