Es indudable que si en algún campo del derecho existe un alto
nivel de conflictividad es en el derecho laboral, toda vez que la naturaleza de la relación de trabajo, se caracteriza por la subordinación a la que está sujeto el trabajador frente al empleador, lo cual conlleva a un estado de conflicto permanente, que en muchas oportunidades alcanza el ámbito judicial.
Por ello la búsqueda de un proceso adecuado y ajustado a los
requerimientos nacidos en la naturaleza de la relación material que da origen al conflicto laboral constituye una necesidad y exigencia mínima para el reconocimiento del derecho a una tutela jurisdiccional efectiva de quién recurre al Poder Judicial en busca de justicia.
El primer punto que debe considerarse es que, debido al
carácter alimenticio de los derechos laborales, cualquier reclamo sobre los mismos requiere una solución óptima y oportuna, es decir, en este caso, debe ser casi inmediata. Por ello, la opción de la Nueva Ley Procesal del Trabajo, que recientemente ha entrado en vigencia en algunas ciudades, y seguirá haciéndose en forma progresiva, en los próximos seis meses, por un proceso en el que se priorice la ORALIDAD, donde el protagonismo pasa del abogado al trabajador, buscando con ello una mayor celeridad en su tramitación, el mismo que permitirá que el afectado no lo abandone gracias a que demandará menos esfuerzo y dinero para el demandante. Resultando interesante, este cambio de sistema procesal, donde dejamos el escrito y los procesos en papel, para pasar al proceso oral. Que es como el que vemos en la televisión, en los juicios americanos en que las partes están presentes, el juez interroga directamente y que todo debe hacerse en audiencia (oral), incluso debe emitirse la sentencia al final de la misma audiencia; asimismo, la tecnología también tendrá un papel fundamental debido a que se utilizarán medios electrónicos, ya que las audiencias serán filmadas, a fin de garantizar la fidelidad, conservación y reproducción de su contenido, y las notificaciones no existirán porque se harán en presencia de la autoridad correspondiente y mediante correo electrónico (salvo algunas excepciones como el traslado de la demanda o en caso de zonas de extrema pobreza).
El segundo punto, que debe tenerse presente es que, la
implementación de estas medidas necesitará de la inversión de recursos, especialmente económicos, así como de un cambio de mentalidad de quienes participan en el proceso, lo que esperamos no constituya una traba para que se alcancen los fines de la reforma. En todo caso, si bien la Nueva Ley tiene como principal cambio su visión del proceso laboral, contiene también otras importantes novedades. Es destacable, por ejemplo, la atribución expresa de competencia a los juzgados laborales para la resolución de conflictos sobre responsabilidad por daños y perjuicios patrimoniales y extrapatrimoniales, haciéndose incluso referencia específica a enfermedades profesionales y accidentes de trabajo, materia en la que actualmente existen posiciones encontradas. También es importante la atribución expresa de competencia a los juzgados laborales para la tramitación de procesos contencioso administrativos derivados de conflictos de trabajo, así como la atribución de competencia a las salas laborales para conocer de procesos de anulación de laudo emitidos en conflictos jurídicos (es decir, referidos a la aplicación e interpretación de normas).
Resulta también positiva la nueva regulación sobre competencia
territorial, en especial, en lo referido a la prórroga de competencia, aceptada ahora únicamente cuando la misma favorezca al prestador de servicios. De otro lado, es relevante la regulación del abandono como una forma de conclusión del proceso laboral (dejando de lado la posición actual, que no lo considera aplicable), así como, el otorgarle al acta de conciliación o transacción extrajudicial la calidad de cosa juzgada si es que la misma es ejecutada y finalmente la tramitación expeditiva regulada para los medios impugnatorios y la visión amplia en materia de medidas cautelares (posibilidad de utilizar cualquiera de los tipos de medida regulados por el Código Procesal Civil), cierran el círculo de una normativa que busca una adecuada tutela jurisdiccional. Quedan, sin embargo, para la discusión, la legitimación otorgada a los sindicatos en procesos en los que se discuten derechos individuales de sus dirigentes y afiliados, sin exigir la existencia de un poder expreso; la presunción de laboralidad a partir de la existencia de una prestación personal de servicios, y la aceptación del arbitraje como un medio de solución de conflictos sólo cuando la cláusula arbitral se haya insertado a la conclusión de la relación laboral y el reclamo sea mayor a 70 URP. En el primer caso, mantener la exigencia de un poder expreso hubiese contribuido a una formalidad que permitía cierta certeza de la intención de reclamo del trabajador. En el segundo, se ha omitido una comprobación, por lo menos indiciaria de la existencia de subordinación (elemento esencial de la relación de trabajo). Y, en el tercero, se podría haber optado por dejar en manos del juez la evaluación de la validez del convenio en cada caso en particular.
De igual forma, es rescatable el tema de la “casación”, en el que
hay cambios positivos. Al respecto, además de una tramitación más expeditiva, dos son los cambios más importantes: En primer lugar, se regula como causales que pueden sustentar el recurso bajo comentario la infracción normativa y el apartamiento de los precedentes vinculantes dictados por el Tribunal Constitucional o la Corte Suprema, abriendo así la posibilidad de que se alegue la afectación del debido proceso. En segundo lugar, se establece que la interposición del recurso no suspende los efectos de la resolución impugnada, salvo que, en obligaciones de dar suma de dinero, la parte lo solicite y realice un depósito u otorgue una carta fianza a nombre del Juzgado por el importe reconocido. Otras innovaciones importantes de esta Nueva Ley, es que los menores de edad no van a requerir representante legal para comparecer al proceso, que las embarazadas, los menores de edad y los discapacitados van a tener derecho a defensa legal pública; el juez puede exonerar de costas y costos al demandado perdedor si actuó de buena fe o tuvo motivos para litigar; las entidades públicas sí pueden ser condenadas al pago de costas y costos, y, si lo demandado no excede de 10 Unidades de Referencia Procesal (actualmente 3,600 nuevos soles) no se requiere abogado para litigar.
Sin perjuicio de las observaciones realizadas, y de los
problemas que puedan existir para su implementación, el panorama que nos presenta la Nueva Ley Procesal del Trabajo debe considerarse positivo. En efecto, la regulación contenida en él mismo nos lleva a un proceso más eficaz, además de alentar a la solución de los conflictos en ámbitos extrajudiciales, lo que ha todas luces resulta destacable. Huancayo, octubre del 2010. ________________________________
* RESUMEN HOJA DE VIDA:
- Abogado en ejercicio, miembro hábil del CAJ, egresada de la UPLA.
- Economista colegiada en el CEJ, egresada de la UNCP. - Estudios de Diplomado en “Derecho Laboral” en el Programa de Actualización y Especialización en Derecho y Ciencias Jurídicas del Instituto Peruano de Criminología. - Estudios de Diplomado de “Especialista de Perfil Académico de Jueces y Fiscales” en EGACAL. - Ex integrante de la Comisión del Ejercicio Ilegal de la Profesión del CAJ periodo 2006-2008.
- Ex Inspectora de la Oficina de Normalización Previsional.