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En el norte de Gabriel sus gentes miran con poblada...

pero no eran cuchilladas para robar, ni


recelo las historias que vienen del norte. Cerca de la agresiones de taberna, no eran asesinatos... eran
frontera de Moth, al norte de la cordillera que aisla despedazados por bestias. Primero se achacó a una
Gabriel creando su benevolo clima medoterraneo fiera... cuando se repitió se temió que se tratase de
el frío aún no se ha retirado al paso de la reciente un animal antropofago, hambriento de hombres... o
primavera, y cuando se habla de sombras oscuras de una manada de lobos que, especialmente
y bestias en los
bosques la gente
a pesar de su edu-
cación renacentista
y de su acento el-
egante no puede
bromear aludiendo
a cuentos de viejas
y supercherias.

Saulxerotte
es una ciudad de
casi cinco mil ha-
bitantes, de buen
tamaño pero vieja,
construida en un
estilo antiguo y
contra el frío, casi más propia de norteños, aunque
contrastan los nuevos usos, hay un pequeño teatro,
Philippe Garnier, Capitán de la guardia de
pocas posadas por no ser ruta de paso habitual, y Saulxerotte
extensas zonas de cultivo. Sus gentes estan más
apartadas de los cotilleos de la corte, no tantos por-
tan estoque o florete y muchos menos se divierten
batiendose en duelo. La gente vive a caballo entre
las ciudades del sur y esta pequeña provincia fria
y poco apetecible. La minería tambien es una fu-
ente de ingresos para la ciudad, así como la leña de
los cercanos y oscuros bosques, pero en las últimas
semanas todo se ha apagado, los más ricos pasan
el tiempo en sus residencias al sur de la cordillera
mientras que el resto se encierra por las noches en
sus casas, ignorando el hecho de que deberían reirse
de todo lo que susurran sus vecinos sobre aquello
que sucede.

La bestia de Saulxerotte es un mito... pero


algo está matando a los habitantes de la ciudad.
Diez muertes en seis meses puede no ser un numero
terrible para una ciudad como Saulxerotte, antaño
hambrienta por la crudeza del invierno, se habían un verdadero maestro, y Henrik von Strachen debía
henchido de valor. Pero las cosas no encajaban... haber pagado por el una grandiosa suma o haber re-
por mas que los cazadores contratados eliminaban alizado un servicio envidiable para portar a Lamen-
lobos y osos de los alrededores las muertes seguían to Invernal, como llamaba a su hoja.
sucediendo esporadicamente... es normal que estos
hechos acabasen por atraer la atención de gente pe- Aunque los cazadores vivían bien a cuenta del
culiar. vizconde que gobernaba la ciudad cazando cabezas
de lobo y otras fieras para él tampoco se explicaban
Bruce Ueda se decía de si mismo un... recop- porque seguían las muertes si apenas encontraban
ilador de historias. Armado con tinta y pluma rec- ya animales salvajes en las cercanías y así se lo ex-
ogía diversos datos de los lugares que visitaba. Pero pusieron a Ueda.
no era lo único con lo que se armaba. Su vistosa ka-
tana al cinto lo identificaba como un noble, alla en Otro recién llegado a la ciudad se interesó por
Pahion su hacienda era vasta y bien provista. Sus los rumores y la seguridad de vizconde con respecto
ropas acentuaban esa impresión. Nada más poner a estos hechos, un comerciante kushistaní que se
pie en la ciudad gabrielense preguntó por la bestia. presentaba como Sahid. Este pretendía reunirse
La guardia, unos muchachos imberbes, y su capi- con el Vizconde Edgard Beaumont o alguno de sus
tan, un hombre experto que respondía al nombre cancilleres para tratar asuntos comerciales. Aunque
de Philippe Garnier le aseguraron que era un burdo la despoblada y atemorizada ciudad no parecía el
rumor. Solo eran animales, nada más. Los cazadores lugar ideal para hacer negocios.
le darían cuenta.
Bajo el mismo techo Bruce y Sahid encon-
Entre los cazadores se acababan de sumar traron buena conversación y disposición a relatar lo
dos personajes contrapuestos, un menudo y huidizo sucedido en la ciudad, en la taberna de un hombre
zinner, decía ser un Zigeuner aunque viajaba solo. más rechoncho que alto y de palabra ligera a pesar
Constantin Vlas no rehuía la conversación... pero del clima tétrico del lugar y que insistía en saber si
si eludía la verdad con facilidad. Al mismo tiempo la comida estaba a su gusto a menudo. Alli acudían
que él había llegado un gigante, un monstruo norne tambien los cazadores recien llegados, hambrientos
llegado desde Goldar, con un mandoble gigantesco y sedientos. Los cuatro recien llegados alegraron la
a la espalda, de acero pulido y brillante que movía mañana y el negocio pues al escuchar el tintineo de
como si fuese liviano como una pluma. De excelente las monedas no tuvo reparos en poner a asar una
factura quien lo hubiese realizado era a ojos vista cabra para sus clientes, los únicos del lugar. Él y su

La Bestia de Saulxerotte
mujer observaban satisfechos como comían mien- los magullados y malheridos. La bestia era agil y
tras les ponían al dia sobre las variadas muertes y veloz, y realmente no dio oportunidad alguna a sus
detalles peculiares que lograban recordar, como el perseguidores, pero sin duda se trataba de ella... la
hecho de que ninguna de las victimas parecía ser de- Bestia de Saulxerotte era real, solo esa monstruosi-
vorada, solo mutilada. No veían conexión aparente dad animal podía ser la responsable de las muertes.
entre ellas, y siempre sucedían fuera de la ciudad.
Mientras Ueda hablaba con un cazador y
Mientras los cazadores se unían a su primera herrero del pueblo, uno de los pocos que no habi-
batida con el grupo local, Sahid y Bruce exploraban taba en cabañas apartadas, un joven de etnia ryu-
en busca de posada, encontrando una por la indi- an cuya familia procedía de Pahion, con la curiosa
cación del tabernero, una viuda y su hija regenta- mezcla cultural tenía por nombre André Xiao. No
ban un pequeño hostal, ahora tambien vacío, y por pudo esclarecer mucho más de lo ya sabido pero el
muy poco dinero les dieron cama. Mientras hacían joven era agradable y cordial, a pesar del ambiente,
averiguaciones particulares Henrik y Constantin y él pudo personalizar un poco más a algunas de
hacían descubrimientos más peligrosos. las victimas, ya que su memoria era mejor que la
del tabernero. Pero de lo único que sirvió fue para
En el bosque el grupo halló por puro azar descubrir que realmente no parecía haber conexión,
unas huellas grandiosas, desproporcionadas, y eso eso sí, ubicó con más precisión las localizaciones de
animo a los cazadores, no quedaban muchas fieras, algunas muertes. Ueda tenía intención de explorar
y una de tales dimensiones debía ser sin duda la que esos lugares.
habían buscado sin exito durante meses. Debía es-
tar volviendose más audaz y se dejaba ver cerca de A su regreso con los heridos los cazadores sem-
braron expectación con su descubrimiento, para el
día siguiente el grupo al completo de cazadores
partiría en busca de la bestia ahora que la zona
parecía acertada, sin duda el pequeño rastreador
Constantin les había traido suerte, reían sonora-
mente los cazadores norteños mientras palmeaban
los menudos hombros del gitano.

Pero la mañana trajo más desgracias... muy


temprano, casi al alba, de la mansión del vizconde
salió la voz de alarma, la guardia al completo -los
hombres de Saulxerotte y la pequeña guarnición
extra que se había enviado del sur por la petición
de ayuda contra la bestia- removía la ciudad en-
tera buscando al asesino de la esposa del vizconde.
Marie D’Belle era una hermosa joven de apenas
veinte años, y había sido encontrada por el propio
vizconde degollada en su cama al punto del alba.
Más tarde descubrieron al remover cielo y tierra
en la casa el cuerpo sin vida de Ernest Chaville,
uno de sus cancilleres, un hombre de unos cuarenta
años, entrado en carnes y calvo como una bola de
billar. Apuñalado en el cuello tambien su herida
no era tan certera y se había desangrado en una
André Xiao, cazador y herrero aspersión terrible, empapando la cama y la habit-
ación mientras se ahogaba en su propia sangre. Su
la ciudad, solo eso podía explicarlo, decían algunos. rostro en contra de la aplacible expresión de Marie
Rastrearon al animal y lo encontraron, pero no es- era espeluznante, según expliracarían más tarde los
taban preparados para lo que descubrieron, un lobo guardias de la casa.
gigante, de pelaje blanco y garras como espadas, que
embistió a los cazadores para abrirse paso, dejando-
Ueda desayunaba tranquilo mientras se Henrik pudo ponerse frente a ella cuando esta
sucedían los registros, al fin y al cabo los extranje- trataba de salir de la ciudad de nuevo en dirección al
ros eran presa siempre de la sospecha cuando algo río y el bosque, pero fue inutil, no pudo poner freno
malo sucedía. Igual ocurría en la casa dada para los a su empuje y huyó de ambos sin recibir herida al-
cazadores con el zinner y el norne recien llegados, guna. El malherido Sahid regresaba casi desnudo a
pero ninguno de ellos tenia en sus pertenencias nada la ciudad, y fue tratado junto al resto de heridos...
manchado de sangre o que los hiciese sospechosos. algunos morirían días despues a causa de las lacera-
El vizconde apareció ante guardias y cazadores, ciones recibidas, más victimas que contar para la
Edgard Beaumont estaba pálido de ira, aseguró que Bestia de Saulxerotte.
hallaría al asesino y puso todo su empeñó en que la
ciudad fuese registrada por completo. Aunque trataron de rastrear al animal su pis-
ta se perdía al norte, donde el bosque se convertía
Casi al alba tambien pero en el ríachuelo cer- en pantano. A su regreso la investigación recobró su
cano, Sahid lavaba sus ropas y se daba un baño interes en las primeras muertes y en casos incluso
cuando todo esto ocurría... allí, desnudo y a solas anteriores, rescatando de las memorias de sus gen-
fue atacado por la Bestia. Esta le infligió una grave tes una serie de macabras muertes sucedidas treinta
herida que le ascedía desde casi la ingle hasta el años atras, sobre el que se concluyó, durante el go-
hombro, pero no lo mató, es más, tras herirlo la Bes- bierno del padre del actual vizconde, que el respons-
tia le ignoró y por vez primera entró en la ciudad, able era Gaetano Testa, un daevar que fue hallado
presa de una furia sin igual. en la zona de los pantanos casi completamente loco
y cubierto de sangre.
En el pueblo atacaba sin cesar a aldeanos o
guardias, no se ensañaba con los cuerpos, mordia Henrik, a pesar de su escaso dominio del latin,
y apartaba de si, desgarraba y corría a otro lugar... demostró unas capacidades poco comunes cuando
y aunque Ueda y Henrik hicieron frente común la acudió al lugar de la primera muerte y descubrió
Bestia era demasiado poderosa, con un agil salto que alli seguía presente el espiritu atado y mudo de
se apartó de ellos, subiendo hasta un tejado de al Anna D’Belle, la hermana de la actual esposa y que
menos cuatro metros de altura, la bestia corría por más tarde sabrían fue asesinada un día despues de
los tejados de la ciudad mientras los dos extranjeros la boda de su hermana con el vizconde. La joven le
luchaban por cercarla. indico a Henrik donde hallar a un lado del sendero
enterrado entre suciedad y tierra su colgante. Roto
Marie D’Belle, la joven y ensangrentado.
esposa del Con esta pista acudió a ver a su madre, una
vizconde Beaumont viuda loca por el dolor de la perdida de sus dos hi-
jas que ya no podía sacar adelante el negocio que le
dejo su marido a su muerte, el motivo de su viaje a
la ciudad desde el sur. Tras mucho empeño y esfu-
erzo Henrik le hizo comprender que había visto a su
hija y la mujer le confiesa las visiones que la ator-
mentan de sus dos hijas, vestidas como iban en el
momento de su muerte. Aunque el norne no lo sabe
en el caso de Marie las descripciones son certeras
en ambos casos. Ambos parecen concluir que Anna
quería que su hermana tuviese el colgante, ambas
compartían colgantes gemelos, y ahora solo parece
posible que lo haga Marie en su futuro lecho fúne-
bre. Pero Beaumont parece indignado con la idea de
entregar el colgante y no cree las historias de fan-
tasmas de Henrik, tampoco le permite ver el cuerpo
de su difunta esposa, de modo que no hay mucho
que hacer para aliviar el dolor de la madre de las
muchachas.
Las palabras amenazantes que Beaumont Por fortuna mientras Sahid y Ueda ruedan
lanza contra Henrik en su rabia le hacen blanco de por el suelo tratando de apagarse Henrik ignora las
sospechas, y así, los tres, Sahid que incluso herido pequeñas e inofensivas llamas que prenden su ropa
se interesa por resolver lo sucedido, Bruce y Henrik, y descarga un potente mandoble que el estoque del
investigan sobre el funeral previsto... acudiendo al vizconde no puede detener, la espada vuela lejos de
enterrador, un muchacho divertido y que les son- su mano y un corte abre en dos al hombre de cin-
saca monedas por cada palabra este les revela que cuenta años, un golpe que habría matado a cual-
será un suceso privado, pero que pueden verlo desde quier persona.
cierta zona de la verja, cercana al panteon Beau- Salvo a él.
mont, y despejada de arbustos o setos. Por unas
pocas monedas más les ofrece incluso llevarles unos Unos segundos despues se incorpora del suelo,
asientos. todo su interior está expuesto, pero poco a poco se
cierran sus heridas, mientras él habla y revela que
Dispuestos a descubrir lo sucedido se insta- está maldito de algún modo. No podrán matarle,
lan en la zona el día siguiente, cuando será la cel- le aseguran y ahora todo es inutil... el lobo blanco
ebración privada. Tan solo el vizconde está presente se desvanece en pequeñas motas de luz y su ritual
y cuando el enterrador y algunos criados de este es inutil. Con la sorpresa y el desconcierto ante su
dejan allli el feretro todos se marchan dejandoles a resurrección el vizconde se marcha, ignorando a sus
solas. El ataud no es enterrado aún, sino que queda atacantes. Aunque algunos se juran a si mismos que
reposando junto a la lápida. Edgard apoya sus ma- no será la útima vez que se vean.
nos sobre la tapa y espera...

La Bestia cruza de un salto la parte norte del


cementerio, trota ligera hasta el ataud y apoya la
cabeza plácidamente sobre este, mientras que Beau-
mont toca la cabeza de la bestia con una de sus ma-
nos, Cuando lo hace una luz inunda la zona y unos
glifos hacen aparición a su alrededor, un ritual está
comenzando e impactados por esta serie de acontec-
imientos todos tardan enormemente en reaccionar.

Henrik trepa la pequeña verja con facilidad,


mientras que Sahid la salva de un salto prodigioso,
con tan solo el leve apoyo de sus manos cuando sus
pies ya casi la pasaban, Ueda toca a baja altura con
sus pies una de las columnas y se proyecta lateral-
mente sobre la valla. Cada uno con un estilo muy
concreto se plantan ante el vizconde que prosigue
sin percatarse de su presencia. El kushistaní
porta un arco y lanza una flecha bien plan-
tada, que hiere al noble, cortando su
hechizo... la magia se anula y con una
maldición el vizconde se encara con el-
los. La distancia que los separa juega a su
favor pues Henrik corre espada en mano
seguido de cerca por Bruce cuando el fuego
estalla en las manos de Edgard Beaumont
describiendo un circulo a su alrededor que
a medida que avanza hace estallar en lla-
mas todo lo que lo rodea, incluidas las pie-
dras y lápidas.

Vizconde Edgard
Beaumont
Apéndice
Lo que nadie supo es que Sahid es un miem-
bro del clan Barakah, enviado aqui para asesinar
al vizconde, aunque su incursión nocturna no salió
como debía. En la habitación no encontró a Edgard
-al que ya consideraba de antemano culpable de ser
el mismo la Bestia de Saulxerotte según sus propias
palabras-, este leía en la biblioteca abajo por no
poder conciliar el sueño y al encontrar en la cama a
una mujer joven su mente decidió, de algún modo,
que esa mujer debía ser el vizconde, que le había
suplantado de alguna forma o adoptado su imagen.
La degolló dando así por cumplido su trabajo pero
en su salida encontró a un hombre desconocido,
dormia en la habitación cercana a la del vizconde y
lo asesinó igualmente... el motivo para esta muerte
es desconocido, puede que el olor a sangre de la jo-
ven le enloqueciera o sencillamente su sadismo es el
motivo para su profesión. Por esta razón en cuanto
sospechó de la voz de alarma huyó al río a limpiar
sus ensangrentadas ropas.

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