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LOS EQUIPOS DE TRABAJO EN SERVICIOS SOCIALES

COMUNITARIOS: Una meta a la que llegar.

Es mi interés que estas modestas reflexiones sirvan, cuanto menos, de estímulo


en el quehacer diario de las personas que formamos parte de los servicios sociales
comunitarios, o al menos, favorezcan el debate sobre el camino metodológico que más
interesa “para trabajar en equipo”.

Los párrafos que seguidamente se presentan surgen como resultado de lo


percibido y aprendido; no hay nada en ellos de innovador, pues ya existe todo un
arsenal de documentación que nos ilustra en todos los aspectos que afectan al trabajo en
equipo. Lo que escribo obedece más bien a la manifestación de una inquietud para que
se afiance y potencie el trabajo en equipo.

Durante años los servicios sociales comunitarios han defendido una metodología
de trabajo de difícil aplicación, sencillamente por carecer de medios humanos
suficientes y no disponer de formación, guía o entrenamiento necesario para un
“ejercicio profesional de equipo”.
Me atrevo a elogiar el papel desempeñado por gran número de profesionales que han
sido capaces de generar un ambiente de cooperación a pesar de las dificultades
mencionadas. Y rechazo el afán por implementar las metodologías que a toda costa han
introducido en el argot profesional términos como interdisciplinariedad,
intersectorialidad, coordinación, etc, sin previamente capacitar o entrenar
suficientemente, para el buen desenvolvimiento del equipo de trabajo.
A dicha metodología hemos reaccionado favorablemente, desde el idealismo, con
interés y aceptación, sin tener muy claro que antes, había que proveerse de una serie de
elementos indispensables para poder asumir todos y cada uno de los aspectos que
conforman la cultura de equipo.

Sensatez y eficacia:
Lo más básico que se ha de esperar de un equipo de trabajo es sensatez y
eficacia a la hora de poner en práctica las acciones que conduzcan al logro de los
objetivos.
o La sensatez es una cualidad por la que mostramos la capacidad de calcular las
consecuencias de nuestros actos.
o La eficacia está relacionada con el logro de objetivos, tiene que ver con los
resultados y la producción de los mismos con efectividad.

Por tanto, de un equipo no se espera improvisación y sí, que se anticipe en sus


cálculos y elabore un plan teniendo en cuenta las consecuencias que probablemente
generarán sus acciones; actuará con determinación para conseguir los resultados que
espera alcanzar.

Pero ¿que es un equipo de trabajo? La psicología del pensamiento y del lenguaje


nos ofrece un conjunto de teorías muy válidas, entre ellas la que exponen que el equipo

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es el conjunto de cosas necesarias para que se puedan poner en práctica determinadas
acciones que conduzcan al logro de los objetivos. En el caso que nos afecta, ese
conjunto de cosas ha de ser un conjunto de miembros.
Miembros que en el caso de los servicios sociales comunitarios, tal y como se han ido
estructurando los equipos ha hecho que estos, hayan sido muy homogéneos, tanto por
la disciplina predominante, trabajo social, como por la especialización de las personas
del equipo y de lo niveles de intervención.
No deberíamos en este caso haber hablado de equipos multidisciplinares, o
interdisciplinares, pues normalmente los equipos de base no se han caracterizado por
poseer estas dimensiones, sin embargo han tratado de ser eficaces en la solución de
problemas, unas veces con sobrada sensatez, otras con excesiva vehemencia. No
obstante hay que considerar, que será más fácil lograr objetivos y analizar
consecuencias si se logra dar mayor heterogeneidad a los equipos de trabajo.

Clarificación de normas de funcionamiento para que


fructifique el trabajo en equipo
¿Cómo funciona el equipo?
Para que se den las condiciones adecuadas que permitan que se desarrolle el
trabajo de equipo, deben clarificarse las normas de funcionamiento y ser aceptadas,
respetar por parte de las personas el compromiso de los acuerdos adoptados y poner
interés en desarrollar un espíritu crítico y reflexivo.

Puedo decir, que el esfuerzo aplicado para hacer que fructifique el trabajo en el
equipo de los servicios sociales comunitarios no ha sido constante. Se ha incrementado
eso sí, la necesidad de lograr eficacia, anteponiéndose al espíritu reflexivo y quien sabe
si realmente ha existido una necesidad inconsciente de evitar la formalización de
compromisos, o la creación y aceptación de normas de funcionamiento.
Modestamente me inclino a pensar que ha sido así y considero que aún no está
suficientemente interiorizado el espíritu de confianza en el otro.

A los equipos de servicios sociales comunitarios se les supone la cohesión,


como si se tratara de una virtud innata y propia de las disciplinas sociales para la que no
se precisa entrenamiento, guía o norma, lo cual es un error considerable.
Considero que cada vez se hace más necesario realizarese tipo de formación específica,
que genere en los/las profesionales el interés en desarrollar guías o protocolos útiles y
bien fundamentados, que sirvan para unificar criterios y evite frustraciones inoportunas
frente a resultados no deseados.

El Sistema de Servicios Sociales, desde mi modesta opinión, ha de invertir


tiempo y presupuesto en desarrollar guías y normas de aplicación práctica, para el
estudio e intervención en las diferentes problemáticas sociales que con mayor
frecuencia afectan a la población. De este modo se facilitaría el trabajo de los equipos
dado que sus actuaciones seguirían una lógica y un método. Y no me estoy refiriendo
con ello a normas del marco legal, sino al conjunto de procedimientos válidos
científicamente, que se deberían aplicar para lograr los resultados que solucionen el
problema social que afecta al individuo y a su familia. Ejemplos de este tipo de guías y

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protocolos existen en el Sistema Nacional de Salud y a parte de estar acordadas por
comités científicos son, sin ninguna duda, aceptadas; sirven de ruta y marcan los
procedimientos a seguir ante un determinado trastorno o enfermedad.

La utilidad del trabajo en equipo


¿Porqué se defiende la necesidad de trabajar en equipo?

Porque facilita las soluciones basándose en un conocimiento del problema,


desde diferentes enfoques.
.
Pero para ello el equipo no debe ser uniforme, y ya he comentado que
normalmente la disciplina que prevalece en los servicios sociales comunitarios es la de
trabajo social.

De antemano habría que asumir que cada profesional debe ser experto/a, en
alguna materia o grupo de ellas, aunque mayoritariamente seamos trabajadores/as
sociales, porque no todos los/las miembros han de saber de lo mismo, y además deben
existir diferentes “especialidades de función” realmente atribuidas a cada componente
del equipo y aceptadas como tal por el propio grupo.
A modo de ejemplo, si un equipo tiene cuatro miembros, cada uno/a debería aportar
reflexiones y soluciones específicas a la función de experto que le ha sido atribuida y
aceptada.
Así se aportará por parte de cada integrante, un enfoque, o solución propia de su fuente
de conocimiento. Será más útil el análisis de los problemas si cada componente se
responsabiliza de una función.

Este tipo de equipo sería realmente útil por ser conocedor de diferentes
perspectivas y porque sus miembros han asumido y aceptado el papel de cada uno y su
especialización.

Ante un caso de familia que sufre dificultades económicas, donde uno de los
miembros es alcohólico, alguno de los hijos/as adolescentes es absentista y
presenta conductas violentas; en la casa reina el caos y el desorden y se
enfrentan al problema de atender a un mayor en situación de dependencia.
Sería totalmente necesario someter a consideración del equipo el abordaje de
las problemáticas y esto habría de hacerse desde un análisis que se base en
las aportaciones de la especialización de sus miembros es decir, de la función
de experto/a atribuida a cada miembro del equipo.

El equipo que integra a la persona implicada, tendrá


un sistema de jerarquía integral
El debate que practiquen los/las componentes del equipo será rico en
conocimiento y sobrado en soluciones. Ahora bien debe realizarse desde la sensatez y

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evitando a toda costa que los casos pierdan el respeto del equipo. En mi opinión es lo
contrario “la lluvia de ideas” o “al hablar a voz de pronto” que está tan de moda.
Preferentemente hay que ser reflexivos y eficientes, y considerar que el/la profesional
responsable de un caso se dispone a compartir y por lo tanto a respetar las opiniones
expertas.
En los debates se hablará del caso objeto de problemática con el fin de hallar el mejor
camino para que se reduzcan los problemas, ahora bien, implicando por supuesto a la
persona.

Pero todo esto ha de seguir un proceso, basándose en una guía de trabajo o


protocolo como hemos expuesto anteriormente. Además como se tiene que resolver un
problema surge el momento en el que hay que priorizar unos problemas sobre otros,
insisto, con la participación e integración de la persona afectada.
Este equipo que introduce a la persona como parte fundamental, hace que esta entre en
la misma dinámica de solución de problemas y participe conjuntamente en la decisión
de iniciar una intervención, mantenerla cierto tiempo, o poner fin a su caso sin que esté
solucionado.

El equipo no solo integra, o tiene en cuenta a la persona afectada, con quien se


reflexiona y se ponen en orden los criterios, sino que cuando debate entiende que
además ha de apoyar al profesional que dirige el caso.
Ninguna persona del equipo se debe considerar exclusiva en importancia.Por supuesto
que el equipo será coordinado o dirigido, y esta jerarquía sin duda es necesaria, pero las
opiniones, críticas y análisis que se efectúen deben tener valor por igual.

Pienso que esta metodología se irá adquiriendo y consolidando con el tiempo.


No en vano, ha sido la propia trayectoria de los servicios sociales comunitarios la que
nos ha llevado a descubrir el valor del propio trabajo en equipo, cuando este se ha
generado y enriquecido con la participación de sus componentes. Pero es necesario que
se realice un enorme esfuerzo para motivar y preparar al conjunto de profesionales de
servicios sociales comunitarios en aplicarse cada día más a una metodología basada en
la colaboración.

Cuando los miembros de un equipo, por igual, comparten información,


participan en las reflexiones, desafían en la búsqueda de mejoras, inspiran con sus
aportaciones, modelan con sus ideas y alientan con su apoyo efectivo, hace que el
compromiso sea común y se tenga la misma responsabilidad en hacer que se llegue al
resultado esperado.

La participación en equipo no sustituye al trabajo


individual.
Esto que planteo es de sentido común, pero quiero hacer un breve comentario.
Las veces que hemos terminado una reunión con cierto espíritu de fracaso y con la
sensación de pérdida de tiempo son a causa de la falta de trabajo individual o dicho de

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otro modo, a que alguien, se ha descuidado y no ha ido con los deberes individuales
hechos; ello crea confusión y hace que se generen malos entendidos.
Esta falta de esfuerzo individual hace que se ralenticen los procesos y por supuesto
reduce la eficacia.

El trabajo individual no es solo el conjunto de conocimientos que se llevan


preparados a la reunión de equipo, ni la variedad de recursos que propone, o la
profundización en la problemática. El trabajo individual también se demuestra en otros
aspectos tales como el mantenimiento del orden en las reuniones, el ser consecuentes
en la organización del sistema de herramientas, el cumplimiento de los compromisos en
el plazo acordado, la puntualidad y respeto en la asistencia a las reuniones, citas, etc. .

Si no me equivoco, está muy claro que en esto tenemos aún mucho que
aprender. A menudo olvidamos la importancia del trabajo individual y a causa de ello el
compromiso que se hubieran marcado los/las componentes del equipo de alcanzar las
metas en un tiempo determinado se lleva al traste cuando alguien incumple sus deberes.

Esa falta de esfuerzo y compromiso individual conducirá irremediablemente a la


desmotivación de los miembros, disminuirá la capacidad psicológica del equipo, se
perderá interés para superar obstáculos y reducirá la autoestima.

Una meta a la que llegar


Finalmente y sin haber pretendido elaborar una guía sobre el trabajo en equipo, me
quedo con las ideas optimistas y esperanzadas que predominan en el plantel de los
servicios sociales de base. Gran número de compañeros y compañeras se aplican con
decisión a aprender la cultura de equipo, donde se integran y se conectan todas y cada
una de las profesiones que configuran la familia de los Centros de Servicios Sociales
Comunitarios: Trabajo Social, Educación Social, Profesionales de la Rama
Administrativa, de la Psicología, de Servicios de Proximidad y Ayuda a Domicilio,
Personal Directivo, Personal de Apoyo, etc.
Realmente con la participación y el trabajo individual, con un sistema de jerarquía
integral que integre a la persona, con el uso de guías y normas, la atribución de
especialidades de función y el grado de sensatez y eficacia que mínimamente debemos
tener, contribuiremos a darle calidad al trabajo.

Los equipos son las piezas del Sistema de Servicios Sociales que hay que comenzar a
cuidar y es razón que se invierta para hacerlos sólidos, dotándolos de recursos que
clarifiquen su metodología y sus técnicas, reforzando su estructura, dándole continuidad
a sus profesionales y por último haciendo que por fin sea realidad la llegada meta.

Agosto 2009

Elisa Isabel Sampelayo López.


Psicóloga
Directora de Servicios Sociales Comunitarios en Alcalá la Real ( Jaén)

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