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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

En defensa de la Constitución Nacional


Nosotros, quienes suscribimos el presente documento, Decanos de la Universidad de Los
Andes, en acatamiento de nuestra Carta Magna, nos dirigimos a la opinión pública nacional
para fijar posición ante las delicadas consecuencias que la recién aprobada Ley de Educación
Universitaria provocará en la institucionalidad de nuestras casas de estudios. Se trata de un
instrumento legal autoritario, cuyo objetivo es dotar al gobierno nacional de un medio para
controlar directamente las universidades, que en caso de ser promulgada anularía su sentido
trascendente pues la universidad dejaría de ser una institución para la creación de
conocimientos, la investigación y la profesionalización. Estas son las razones que invocamos:

Elimina la autonomía universitaria. La universidad pasa a ser una institución completamente


dependiente del poder ejecutivo. Delega en el ministro de Educación Universitaria la mayoría
de las atribuciones del autogobierno universitario, al grado incluso de asignarle la garantía del
ejercicio de la autonomía de nuestras casas de estudio.

Desconoce al Estado democrático y social de Derecho. La Ley incluye conceptos y artículos


relacionados con la educación socialista, el desarrollo endógeno, modifica la comunidad
académica y el claustro, con lo cual sujeta la gestión universitaria a un proyecto socialista
contrario a la promoción del pluralismo, que además fue rechazado en el referéndum
consultivo sobre la reforma constitucional del 2 de diciembre de 2007.

Desvirtúa los espacios de decisión académica. La ley incorpora a todas las instancias
organizativas de las universidades a representantes del gobierno a través de las llamadas
“organizaciones del poder popular”. Estas formas organizativas no están consideradas en la
Constitución nacional, dependen económicamente del Ejecutivo, están controladas por la
Presidencia, sin que se haya establecido el procedimiento para la elección de sus
representantes.

Es un instrumento centralizador. Las instancias organizativas del sistema universitario a nivel


nacional y regional se subordinan al ministro directamente. El Consejo Nacional de
Transformación Universitaria tiene como fin coordinar la implementación de las políticas
emanadas del Ministerio y tendrá mayor número de representantes designados por el
Ejecutivo. Los Consejos Territoriales de Transformación Universitaria serán creados por el
ministro, quien normará su organización y funcionamiento, lo cual rompe la posibilidad de la
autorregulación universitaria y mayores niveles de eficiencia.

Es una ley altamente discrecional. El ministro regulará la creación de programas de formación


de pregrado y posgrado, las políticas de ingreso y permanencia estudiantil, la creación o
supresión de sedes, núcleos y extensiones. También normará la participación de las
organizaciones del “poder popular”, elaborará el reglamento electoral para la elección de las
autoridades universitarias, el reglamento para el funcionamiento de los órganos del gobierno
universitario, y establecerá los lineamientos para los programas de formación docente.
Manipula la noción de igualitarismo. La eliminación de la distinción para el ejercicio del voto
no solo desconoce hasta el nombre del personal docente, sino que la ley esconde una
intención aviesa. El voto paritario es un señuelo con el que se distrae la atención del hecho de
que el ministro adquiere atribuciones omnímodas sobre las universidades. Ampliar la base
electoral de un gobierno universitario desprovisto de poder, cuyas competencias son
transferidas a un ministro que no es elegido democráticamente, que depende del designio
presidencial, es una manipulación cuyas consecuencias traerán la politización de la vida
académica, impulsada por agentes extraños a la universidad.

Liquida la independencia organizativa. Esta ley aplana la autonomía organizativa de


profesores, estudiantes y trabajadores. Anula la libertad sindical al otorgar al ministro la
potestad de reglamentar las organizaciones gremiales en nuestras casas de estudios, de suerte
que los universitarios no podrán defender ni reclamar el cumplimiento de sus derechos.

Cierra los espacios de concertación. Con el trato inconsulto dado a esta Ley se prescindió de
todo dialogo, de discusión seria, de debate fecundo. Con razón se ha dicho que el grado de
autoritarismo usado en su aprobación es proporcional al contenido antidemocrático del
instrumento legal. La precipitación, el secretismo, el desconocimiento de otros proyectos de
Ley presentados por iniciativa popular, configuran lo que con fundados motivos ha sido
calificado con el nombre de un “madrugonazo” parlamentario, hecho perpetrado por una
Asamblea Nacional a punto de fenecer, que no representa la voluntad del país.

Por las consideraciones ante expuestas, proponemos:

1. La convocatoria urgente de un Consejo Universitario extraordinario que fije posición


ante los contenidos, alcances e implicaciones de la Ley de Educación Universitaria
recién aprobada en la Asamblea Nacional.
2. Invitar a los factores organizados de la sociedad civil a la conformación de un frente en
defensa de la Constitución Nacional y de la Universidad de Los Andes, así como al
diseño de un plan de acción que de concreción a este propósito superior.
3. Ejercer los recursos legales que permitan la solicitud de la anulación de la mencionada
Ley.

DECANOS FIRMANTES

Profesor. Luís Alfredo Angulo Rivas. Facultad de Humanidades y Educación.


Profesor. Raúl Huizzi Gamarra Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Profesor. Justo Miguel Bonamie Facultad de Odontología.
Profesor. Argimiro Castillo Gandica Facultad de Arquitectura y Diseño.
Profesor. Alfonso Sánchez NUTULA. Táchira.
Profesor. Gerardo Tovitto Facultad de Medicina.
Profesor. Darío Garay Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales.
Profesora. Nory Pereira Facultad de Arte.
Profesor. Oscar Camacho Facultad Ingeniería.

Mérida, 29 de diciembre de 2010

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