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UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER

SEMINARIO DE COMPETITIVIDAD Y DESARROLLO REGIONAL

Reseña de: “Desarrollo económico local y competitividad territorial en América Latina”


de Iván Silva Lira

Los nuevos desafíos de los gobiernos locales y regionales en el marco del desarrollo
económico local

Por: César L. Alfonso Ruiz1

Iván Silva Lira hace parte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
institución creada en 1948 que pertenece a la Organización de las Naciones Unidas y se formó
para contribuir al desarrollo económico y social de América Latina. Su artículo “Desarrollo
económico local y competitividad territorial en América Latina” fue publicado en abril de 2005 en
el ejemplar número 85 de la Revista de la CEPAL. En dicho artículo desglosa la importancia del
desarrollo económico local (DEL) y de la perspectiva territorial en las regiones sub-nacionales
de América Latina bajo el contexto de un mundo globalizado e interdependiente y de las
desigualdades territoriales.

Dentro del área de la planificación regional se ha venido hablando de la importancia del


territorio como un conjunto de redes de organizaciones sociales, económicas, institucionales y
políticas que hacen parte de un proceso de territorialización o de apropiación del territorio de
forma material o inmaterial, que permite el desarrollo endógeno con un mejoramiento continuo
de la calidad de vida. Nuestro autor hace un relato de la importancia del territorio dentro de los
nuevos desafíos para los gobiernos locales y regionales: el primero de ellos es transformar los
sistemas productivos locales y el segundo, crear o mejorar las capacidades competitivas. A
continuación se explica la visión del autor sobre estos desafíos para terminar con un análisis de
como la existencia de las desigualdades territoriales se convierten en limitante para afrontar los
mencionados desafíos locales y regionales.

En cuanto a la transformación de los sistemas productivos locales, Silva comienza


mencionando los profundos cambios en los territorios locales y regionales que son ocasionados
por el proceso de globalización y la revolución científico-tecnológica. Sociedades cada vez más
abiertas y descentralizadas son fruto de la homogenización de las identidades culturales y del
retorno a lo local como referente de vida. Estos cambios generan una aceleración del ritmo de
vida con un aumento de la capacidad de intercomunicación entre regiones de distintos lugares
geográficos que termina, según el autor, en un contexto de mayor complejidad, apertura,
competencia, incertidumbre y velocidad de cambio. Bajo este contexto es necesario hacer
énfasis en la gestión de un territorio competitivo capaz de adaptarse a las transformaciones de
la estructura productiva mundial. Estas transformaciones mundiales se basan en el

1
Estudiante de Economía de la Universidad Industrial de Santander. Auxiliar de investigación del Grupo de
investigación sobre Desarrollo Regional y Ordenamiento Territorial (GIDROT). Reseña realizada para el Seminario
de Competitividad y Desarrollo regional de la Escuela de Economía y Administración de la UIS.
Correo: c-alfonso@hotmail.com
conocimiento, en una economía cada vez más terciarizada, en industrias de alta tecnología y en
una agricultura comercial.

La transformación de los sistemas productivos hace parte de los objetivos del desarrollo
económico local en conjunto con el aumento de la producción, la generación de empleo y el
mejoramiento de la calidad de vida; cuatro objetivos encaminados hacia el desarrollo territorial.
Como se ha mencionado antes la transformación de los sistemas productivos es un nuevo
desafío para los gobiernos locales y regionales en cuanto a la responsabilidad que tienen estos
actores públicos de generar políticas locales para aprovechar los recursos endógenos de sus
territorios, que permita obtener un desarrollo territorial basado en las potencialidades de las
economías locales. Identificar, crear o mejorar las potencialidades naturales, humanas,
institucionales y organizacionales del territorio lleva a una transformación de los sistemas
productivos locales con el propósito de mejorar la calidad de vida. Sin embargo el autor resalta
que dicha transformación no solo necesita de políticas públicas sino también del desarrollo de la
cultura territorial. El territorio por tanto se debe convertir en la base cultural de los sistemas de
empresas que necesitan de su entorno para ser competitivas y así dejar atrás la idea “que las
empresas son las únicas que compiten” y pensar en la idea de la “competencia territorial”. Este
punto es uno de los aspectos más importantes que el autor destaca en su artículo, donde
muestra la importancia del territorio como un todo del cual hacen parte los actores económicos,
sociales, institucionales y públicos en la capacidad de adaptación a las transformaciones
globales, dejando atrás la idea de la empresa como único actor que compite en la esfera
económica mundial y dando a entender la importancia de competir como territorio si se quiere
mantener o crear un nivel competitivo mundial de la región.

El segundo desafío para los gobiernos locales y regionales es crear o mejorar las capacidades
competitivas. Sobre este desafío el autor nos introduce en la importancia de la identificación de
los sectores con potencialidades internacionales. Existen dos lógicas de potencialidades
internacionales de empresas: la primera es la lógica vertical propia de las empresas
transnacionales con conexiones o redes con otros lugares del mundo que les permite distribuir
espacialmente sus procesos productivos y su producción; la segunda lógica es la horizontal
donde existen redes dentro del mismo lugar espacial, esta lógica permite la construcción social
de los territorios innovadores y competitivos.

El fomento productivo local o regional se debe enfocar en la creación o mejoramiento de


sistemas locales de empresas (clúster) y en una especie de incubadora de pequeñas y
medianas empresas (pymes). A su vez el éxito de las pymes está determinado por su
integración a sistemas productivos que le permita obtener economías de escala, el
mejoramiento constante de la calidad del producto y la difusión del conocimiento y de las
competencias. Por tanto la asociabilidad y la colaboración como parte del fomento productivo
permiten crear ventajas competitivas avanzadas, conocimiento especializado y capacidad de
competir en el mercado internacional. A diferencia de lo expuesto por Michael Porter, con
respecto a las ventajas competitivas de las naciones, el papel del gobierno no es exógeno en el
planteamiento de Silva, donde el Estado tiene unas tareas importantes para el fomento
productivo: debe tomar un rol de creador de un entorno favorable al desarrollo local, igualmente
un rol de liderazgo para activar y canalizar las fuerzas sociales en pos del desarrollo común,
debe ser el principal articulador público-privado, y fomentar e impulsar el desarrollo a los dos
niveles de la competitividad sistémica: el microeconómico para incentivar el cambio tecnológico
y el mesoeconómico para crear un entorno innovador de fomento empresarial con eficiente
institucionalidad local.

Existen territorios desigualmente preparados para afrontar los desafíos anteriormente


explicados: el de crear o mejorar las capacidades competitivas y el de transformar los sistemas
productivos locales. En su penúltimo capítulo, el autor presenta los resultados de su estudio
sobre la famosa convergencia económica en regiones subnacionales de países
latinoamericanos como: Perú, Brasil, Chile, México, Colombia y Bolivia. Silva intenta probar la
existencia de convergencia económica entre las regiones pobres y las ricas. Para su cálculo
toma la información del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de las regiones de los países
mencionados para constatar si existe dos tipos de convergencia: la beta, que hace referencia a
que regiones pobres crecen más que las regiones ricas; y la convergencia sigma que mide si la
dispersión del ingreso real per cápita entre grupos de regiones económicas tiende a reducirse.
La conclusión fue en cierta manera desalentadora: “Las disparidades territoriales en los países
analizados tienden a mantenerse o a aumentar levemente en el tiempo, y que cuando ellas
disminuyen su reducción tiende a coincidir con períodos de crisis económicas; esto sugiere que
la causa está más en la caída brusca del crecimiento de los territorios más ricos que en políticas
explícitas para incentivar el crecimiento de los más atrasados” (Pág. 90).

Los desafíos de los gobiernos locales y regionales se deben vincular con las políticas
territoriales y el desarrollo de una cultura territorial. Sin embargo con la dificultad de los
territorios desiguales, las políticas públicas locales y regionales se convierten en la herramienta
adecuada para mejorar sus capacidades competitivas de acuerdo a las potencialidades de cada
territorio heterogéneo; por lo anterior el autor realiza una tipología de territorios entre ganadores
y perdedores, organizándolos en cuatro cuadrantes sobre un plano cartesiano donde en el eje Y
se encuentra la tasa promedia anual de crecimiento y en el eje X el PIB per cápita promedio
nacional. A continuación se describen las características de cada uno de los cuadrantes con
una determinada diferenciación de políticas en función de su tipología territorial.

Cuadrante 1: Territorios dinámicos y con alto PIB per cápita: potencialmente ganadores, donde
pueden existir características como: redes de ciudades medianas y recursos naturales
explotados. Este tipo de territorios se deben enfocar a la investigación científica con la creación
o mejoramiento de universidades y centros de investigación que generen en conjunto con los
demás actores territoriales un entorno innovador para lo cual se necesita mejorar la capacidad
de tomar decisiones más rápidas por parte de los directores de política.

Cuadrante 2: Territorios dinámicos y con bajo PIB per cápita: potencialmente ganadores (en
marcha). Son territorios que han comenzado un proceso de crecimiento basado en algunas
transformaciones productivas y el aprovechamiento de ventajas comparativas. Para este tipo de
territorio el autor recomienda guiar la política hacia desarrollar servicios de apoyo a la
producción y promover institutos tecnológicos que permitan mejorar el capital humano existente.

Cuadrante 3: Territorios no dinámicos y con bajo PIB per cápita: potencialmente perdedores
(estancados). Pueden ser territorios victimas del proteccionismo que vienen llevando un
proceso de apertura para la cual no estaban preparados, como también pueden ser territorios
agrícolas rezagados en cuanto a mejoramiento de sus procesos de producción. La política
territorial debe estar enfocada hacia el desarrollo de la capacidad de innovación.

Cuadrante 4: Territorios no dinámicos y con alto PIB per cápita: potencialmente perdedores (en
retroceso). En este cuadrante hacen parte territorios que han perdido ventajas comparativas y
que han terminado con un recurso natural el cual habían venido explotando sin crear sectores
emergentes para suplir su ausencia. La política debe estar en función de mejorar la
infraestructura básica y la cualificación de los recursos humanos.

Para terminar la parte expositiva del trabajo del autor, este destaca algunos puntos clave a los
cuales se debe dirigir la política pública para crear territorios ganadores: la infraestructura
pesada (transporte y comunicaciones), infraestructura liviana (servicios a la producción),
condiciones estructurales, y organizaciones del tejido productivo e institucional con alta
velocidad para decidir, flexibilidad, complejidad sistémica, cultura territorial y capacidad de
reconstrucción. Como lo puede observar el lector estos puntos clave de los territorios ganadores
se dispersan dentro de la tipología territorial planteada por el autor, sin embargo la idea final es
llegar a los niveles más óptimos en todas las variables de los territorios ganadores.

Por último, el artículo de Silva plasma la importancia de los nuevos desafíos de los gobiernos
locales y regionales para con el territorio y dentro de un proceso de territorialización que permite
identificar sus potencialidades endógenas; por lo tanto puede ser de gran interés para los
decisores y diseñadores de política pública local y regional que quieran tener una visión más
clara de la importancia de competir como territorio y no como actores individuales basados en la
idea que contradice el autor: “las empresas no son las únicas que compiten”.

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