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Introducción
Regalos; una de las razones por las cuales esperamos la Navidad con tanto
anhelo es porque durante esta época intercambiamos regalos.
Los centros comerciales están llenos, a pesar de la crisis económica. Los
supermercados también. Hacemos largas filas sólo para entrar en los
estacionamientos de los comercios, sin contar lo que esperamos para pagar.
Y la lista de regalos crece cada día. A los regalos a la familia, súmele los regalos
a las amistades, los intercambios de regalos en las escuelas y las fiestas en los
trabajos. En la Iglesia, tenemos fiestas de las células, de las sociedades, del
coro, del diaconado y, claro está, de la comunidad.
En todos estos espacios se intercambian tarjetas, regalos y golosinas.
Compartimos con amor, valorando el compañerismo y la amistad.
El exceso
Aquellos que hemos vivido un poco más, recordamos tiempos donde los regalos
eran escasos. En mi familia materna, mi madre y mis tías se repartían
«papelitos» con los nombres de todos los sobrinos y de todas las sobrinas. El
propósito era simple: asegurarse de que cada cual recibiera, por lo menos, un
regalo.
Hoy los niños y las niñas esperan recibir un regalo hasta cuando compran algo
de comer en un restaurante de comidas rápidas. Hemos criado una generación
que no sabe el significado de la frase «no tengo dinero». Nuestros hijos e hijas
escuchan la frase, pero no la comprenden.
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Usted dice «no tengo dinero», y su hijo entiende «no tengo dinero en
efectivo encima».
Usted dice «no te puedo comprar eso ahora», y su hija entiende «no te
quiero comprar eso ahora».
Por eso, muchos niños y niñas lloran, gritan y patalean, esperando que los
adultos responden a la presión y le compren el juguete anhelado.
Hemos criado una generación que no sabe el significado de la frase «no hay».
Nuestros hijos y nuestras hijas entiende que merecer tener:
• Una computadora portátil
• Servicio de Internet inalámbrico en el hogar
• Un teléfono inteligente con acceso al Internet
• Un «ipod»
• Un PSP, DS, Playstation o Wii
• Un «ipad»
• Aparte de todo aquello que se ponga de moda.
Y nosotros, muchos de los cuales nos criamos en la escasez, respondemos
comprándoles todo lo que deseen, aunque nos arruinemos en el proceso.
La escasez
Es fácil caer en la trampa. ¿Cuántas veces usted ha escuchado a alguien decir
con enojo «ahora le tengo que comprar un regalo a fulano»? Es más, ¿cuántas
veces hemos dicho esa frase? Regalar se ha vuelto una obligación.
Usted me da una corbata,
Y yo le regalo una medias.
Usted me regala una tarjeta,
Y yo le regalo una foto.
Usted acepta mi regalo con amor,
Y yo celebro el que usted me da.
Aunque muchas veces nunca usamos lo que recibimos; lo guardamos por un
tiempo antes de donarlo a alguna entidad benéfica; o lo echamos a la basura.
Y mientras usted y yo regalamos por obligación, hay niños y niñas sin regalos.
Algunos no reciben lo que desean,
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Conclusión
Pronto llegará el día de Navidad, día en el cual intercambiaremos regalos,
compartiendo tarjetas, comidas y postres. Tendremos días de fiesta:
Nochebuena, Navidad, Despedida de Año, Año Nuevo, Víspera de Reyes y el
Día de Reyes. Y que bueno que podremos disfrutar de esos días.
Pero no olvidemos a los niños sin regalos. Recordemos que la Navidad es el
tiempo donde celebramos el cumpleaños de Jesús de Nazaret, quien dio su vida
por nosotros.
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