Professional Documents
Culture Documents
'No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.”
Shopenhauer.
Se agrava más el problema cuando cobramos conciencia de que la mayor parte de las
empresas, independientemente de su tamaño, no funcionan con un solo motor, sino con
varios, independientes y en muchas ocasiones contradictorios. El motor del departamento
comercial, atento a las necesidades y tendencias de los clientes; el departamento de
producción, preocupado por la calidad de los materiales y la seguridad de los procesos; el
departamento financiero, absorbido por minimizar los costes, y un largo etcétera.
Peter Senge define así en su libro La Quinta Disciplina uno de los graves problemas de
aprendizaje y adaptación de las organizaciones:
"Nos enseñan a ser leales a nuestra tarea, al extremo de que la confundimos con nuestra
identidad. (...). Cuando les preguntan cómo se ganan la vida, las personas describen las
tareas que realizan todos los días, no el propósito de la empresa de la cual forman parte. La
mayoría se ven dentro de un "sistema" sobre el cual no ejercen ninguna influencia. "Hacen
su trabajo", cumplen con su horario y tratan de apañárselas ante esas fuerzas que están
fuera de su control. En consecuencia, ven sus responsabilidades como limitadas por el
puesto que ocupan.
Tal vez pecamos de pesimistas dando este paseo previo por las dificultades que supone
plantear problemas de motivación y participación en las empresas de hoy, pero nos parece
importante "deshacer" una parte de lo andado antes de emprender nuevos rumbos.
Por otra parte, la contratación de profesionales suele desestimular a los propios técnicos de
la empresa que ven como se le pone un "tapón" a su propio desarrollo.
Los planes de formación suelen tener dos carencias: por un lado prestan atención casi
exclusiva a la formación de carácter técnico (informática, inglés, técnicas de venta,
negociación); por otro, se realizan en el marco de cada departamento o área funcional. Es
decir, limpiamos, alimentamos y potenciamos los diferentes motores de la organización,
pero no llegamos a alinearlos en una misma dirección.
Seria necesario potenciar una formación que, más que acumulación de información o de
conocimientos, significase una reorganización de los saberes existentes en la empresa, una
formación más cercana a la transformación que a la mera información.
La dirección por objetivos ha sido, al menos en ciertos sectores, una moda que pretendía
"aligerar el peso" de los sistemas de control y gestión, poniendo en contacto a los
empleados de la empresa con los resultados que la compañía esperaba de ellos.
Si los empleados de una empresa no han tenido oportunidad de participar y compartir los
objetivos generales de la empresa, difícilmente podrán ajustar correctamente sus
expectativas individuales. En estas condiciones una política de motivación producirá un
recalentamiento del grupo que como las moléculas de un gas que aumenta de temperatura,
empezarán a chocar unos contra otros. Estos "choques" se resuelven en batallas internas,
"purgas", "limpiezas", "chivos expiatorios , c pérdidas siempre para el colectivo; cuando no
se trata, simplemente, del origen de un nuevo per do de desmotivación. (Hay colectivos
desmotivados porque anteriormente habían estado motivado sin un propósito común: es el
efecto "desencanto".)
Los defectos de estas culturas suelen ser sus mismas virtudes contempladas en negativo,
como a través de un espejo. De la creatividad y la improvisación, parece surgir
necesariamente el mal la falta de método, de la dificultad para documentar procesos y
generar mejoras acumulativas; ti den a despreciarse las medidas "finas", las pequeñas
variaciones en los procesos que, año tras a pueden llegar a significar grandes diferencias.
Se prefiere el crecimiento "a saltos", una mentalización ( en ocasiones de "todo o nada". En
general, podría decirse que la elevada capacidad de adaptación en el corto plazo produce un
cierto despiste en los asuntos del largo plazo, que son los que podrían generar mayor
consenso, los que tienen mayor capacidad de motivación colectiva.
"Ver para prever, prever para proveer es un viejo lema de la sabiduría popular. En este
sentido, se hace necesario, después del análisis y del diagnóstico, aportar soluciones y vías
de reflexión: dadas las dificultades y condicionantes anteriormente mencionados, ¿cómo
instrumentar una estrategia de motivación y participación en la empresa?
a) Una visión compartida: de manera que el propósito del colectivo y los principales retos
que debe asumir la empresa sean difundidos y conocidos por, al menos, todo el personal
con responsabilidad sobre personas y procesos de la compañía. Este punto exige una
cultura de transparencia: la información es imprescindible, en su ausencia aparecen
rumores y la política de la compañía se convertirá (desde el punto de vista de los
trabajadores) en una serie de posibilidades que ningún sujeto con nombre defiende, una
política impersonal (donde proliferan los "se dice...", "se comenta"), y llena de
contradicciones.
Un modelo de empresa establece las áreas de la empresa y sus relaciones entre ellas, la
filosofía de trabajo en cada área así como los indicadores básicos de control y evaluación
para cada una de esas áreas, determina también el peso específico de cada área en el
conjunto global del sistema. Un ejemplo de posible adopción es el modelo de la Fundación
Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM), que acaba de aparecer en su versión para
Pymes. Pero puede adaptarse o crearse cualquier otro que se considere útil. De hecho la
creación de un modelo propio por parte de la empresa es un buen trabajo de participación y
motivación que exige llevar a cabo adecuadamente los pasos previos de establecer una
visión compartida, un lenguaje y unos valores comunes.
Una vez establecidas las bases de integración entre las diferentes áreas y grupos de una
empresa, puede plantearse una política de motivación. Algunas ideas clave para enmarcar
estas políticas (que esperamos sean desarrolladas específicamente para cada empresa, sin
importar experiencias prefabricadas, no siempre recomendables).
Los sistemas de gestión atienden a las competencias de cada puesto de trabajo, su grado de
autonomía, responsabilidad, los retos profesionales que incorpora; atienden a las políticas
de formación, promoción, incentivación, desarrollo de liderazgo, en general todas aquellas
iniciativas promovidas por la empresa, habitualmente desde su departamento de recursos
humanos.
El lenguaje de la motivación basado en el modelaje parece más potente y más estable, pero
también más difícil de controlar por parte de la dirección. Sin embargo, es importante hacer
esfuerzos por comprender su desarrollo y su eficacia en cada caso. Se trata de un caso de
"motivación desde abajo", especialmente eficaz dado que surge de la cultura de los
empleados de la empresa. La misión de la dirección de recursos humanos es observar,
reconocer las pautas más favorables y apoyarlas selectivamente.
Supervivencia y desarrollo: son los dos niveles básicos que reconoce un plan de motivación
desde los estudios y reflexiones de Herzberg y Maslow. El nivel de supervivencia comprende
lo que podríamos llamar "condiciones necesarias aunque no suficientes" para la motivación,
desde la higiene y seguridad en el trabajo, el respeto a la persona hasta los medios y
recursos necesarios para realizar las tareas asignadas, así como la parte del salario que
garantiza. La empresa debe garantizar estos mínimos, aunque en ocasiones puedan
producirse diferencias de percepción en cuanto a 105 mínimos requeridos en cada caso. Se
trata de una dimensión de la motivación que debería quedar incorporada dentro de los
sistemas de gestión mínimos, o de los planes de calidad en la medida en que éstos incluyan
aspectos de recursos humanos.
Claridad, coincidencia, diversificación, son las condiciones que deben reunir los objetivos en
su formulación concreta.
• La coincidencia de objetivos significa que deben crear, como un haz de flechas, una
dirección, deben trazar una trayectoria entre los valores de alejamiento y de
acercamiento a una empresa.
• La diversificación significa que deben atenderse a los diferentes aspectos del trabajo.
Es decir, un conjunto de objetivos bien diseñados deberían conducir con claridad y
concreción los resultados de diferentes tareas hacia un resultado común, tienen una
función integradora en diferentes procesos y trabajos.
5. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
CONCLUSIONES
Tal vez se trata de un texto demasiado conceptual. Hemos querido dar ideas, ordenar
conceptos, facilitar instrumentos de trabajo. Le sugerimos que utilice estas definiciones para
trabajar, para diseñar y plantear su propio plan de trabajo. Sólo así estas líneas cobran su
sentido. Quizá podríamos haber propuesto que el texto se imprimiera dejando a un lado un
amplio margen en blanco para que cada lector fuera haciendo sus anotaciones, el
diagnóstico de su empresa en los primeros apartados, así como las posibles líneas de
trabajo en la segunda parte del artículo. Esperamos en todo caso, que estas líneas hayan
servido para provocar alguna reflexión acerca de la situación actual de las empresas que
conocemos.
i
Texto presentado en el IV Congreso Internacional del Técnico Cerámico (Benicasim,
Castellón, 26, 27 y 28 de noviembre de 1997).