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“Hoy la política no puede pensarse solo como una tarea del

Estado y de los partidos políticos, sino como ese lugar en el


que jugamos todos”

Una conferencia de Jesús Martín-Barbero sobre formación y


ciudadanía.
Proyecto de formación ciudadana: “Servicio de capacitación y
formación ciudadana para jóvenes y adultos del municipio de Medellín
y fortalecimiento de veedurías ciudadanas”. Medellín.

Transcripción y edición: Carlos Egio


http://periodismoindomito.blogspot.com

En esta conferencia Jesús Martín-Barbero, gran teórico de las


comunicaciones, defiende sus posturas acerca de las
responsabilidades de la ciudadanía en la política, entendiendo por
esta no solo lo que hacen los políticos y el Estado sino todo lo que
tiene que ver con los derechos y demandas de los ciudadanos. Desde
un primer momento sorprende el lenguaje y la forma cercana de
expresarse con que este académico, doctor honoris causa por las
universidades de Antioquia, Nacional de Rosario y Javeriana de
Bogotá, sabe acercarse a un público proveniente de todas las
comunas del municipio de Medellín. No en vano el evento forma parte
de un proyecto de formación ciudadana para jóvenes y adultos. Salir
del aula y compartir sus saberes con la sociedad debería ser una de
las obligaciones de los profesores universitarios. Sin embargo no es
fácil dejar de lado el aura que impone la cátedra para entrar en el
debate a pie de calle. Martín-Barbero, español y colombiano,
emocionándose en parte de su discurso, demuestra que es posible
expresar ideas complejas de una forma complensible.

Temas tratados:
- ¿Qué entendemos hoy por vida política y ciudadanía?
- ¿Qué significa ser ciudadano hoy en América Latina?
- Ubicar esa ciudadanía en el espacio de transformaciones culturales,
económicas y políticas del mundo en los últimos años.

¿Qué significa ser ciudadano hoy en América Latina?


Vengo del mundo universitario y es muy posible que algunos de los
términos que use no sean del lenguaje corriente por eso voy a hablar
pero voy a dejar un rato para que puedan hacer preguntas para que
aclaren cuestiones que no queden claras. Tengo la suerte de viajar
mucho por América Latina, tanto que cuando me dieron la
nacionalidad colombiana uno de los agradecimientos a Colombia fue
que este país me había hecho latinoamericano.

Después de las caídas de las grandes dictaduras [Brasil, Argentina,


Chile, Bolivia, Perú…] algunas situaciones nuevas del contexto
latinoamericano nos permiten tener un primer acercamiento a
entender qué significa democracia hoy.
Se han dado tres grandes cambios desde entonces:

1. En los últimos 10-15 años la política ha vuelto al primer plano de la


escena de nuestros países. Vivimos los 80 y parte de los 90
dominados por los expertos de la macroeconomía, por los dictados
del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, de la
Organización Mundial de Comercio. Nuestros países perdieron la
posibilidad de pensar su desarrollo y se vieron sometidos a las
condiciones de organizaciones que naciendo en la ONU se pusieron
del lado de los banqueros y los poderosos.

La política volvió con la democracia, con ciertas transformaciones con


todo lo que tengan de contradictorias: Venezuela, Bolivia, Ecuador,
Argentina… La política ha vuelto al escenario porque estaba sometida
por los tratados de libre comercio, la deuda externa… que nos habían
sometido a las condiciones de estos organismos.

El Banco Mundial decidió que la inversión en educación no era


inversión sino gasto, que no era un ámbito primario para la inversión
social. Precisamente en un momento en que, con las novedades
tecnológicas, la educación pasa al primer plano para que estos países
sean independientes. El Banco Mundial decía que había que invertir
menos en educación que en importación de nuevas tecnologías.

Esta vuelta de la política al primer plano ha tenido tres protagonistas:


el primero los indígenas, desde los zapatistas de Chiapas hasta los
mapuches hoy en el sur de Chile. Son un actor político, no gente que
lucha por las tierras que les robaron los españoles y después los
terratenientes. No luchan por ellas sino por ser un actor con el que
hay que contar a la hora de decidir el futuro de nuestros países,
quieren ser parte del Estado, protagonistas de las luchas.

En Colombia esto fue pionero. Fue el primer país en cuya Constitución


hubo presencia de indígenas y en el que nombraron un número de
senadores propios y con representación en el Congreso. No sucedió
así con los afrocolombianos, marginados hoy día en derechos
políticos.

Los indígenas han ganado por primera vez en la historia de América


Latina la presidencia de un país [Evo Morales] y tienen una presencia
cada vez más grande en problemas estratégicos de la vida nacional:
Nicaragua, Bolivia, Chile, Perú…

2. Las mujeres: a lo largo del siglo XX, las mujeres han ido logrando el
inicio de unas transformaciones de su estatuto social, cultural,
político, de su capacidad de ocupar cargos de representación política,
de dirección empresarial, ciudadana, cultural… es indudable que hay
un protagonismo que todavía no es cuantitativo pero sí cualitativo en
todos los países de América Latina.

Cambia la política porque cada vez están más presentes y con más
capacidad de presentar la política desde su propia cultura, porque
somos iguales como seres humanos pero no en sensibilidad cultural.
Llegaron tarde por el machismo de todos los pueblos de mundo,
incluido el indígena… tardarán muchos años en lograr igual trabajo,
salario, incluso en Europa. Pero los cambios están en marcha y la
presencia de las mujeres en el Parlamento Europeo está cambiando
muchas cosas. Cosas que no sabemos ver los hombres pero sí ellas.

3. Los jóvenes: se cree que hoy son apolíticos, conformistas, que no


están en la política, pero eso es mentira. Lo que hay es una distancia
enorme con lo que es la política oficial, llena de corrupción, de
malversación de fondos, incapaz de entender los cambios que están
viviendo nuestros países, que no es en absoluto atractiva para la
gente joven. Si no están relacionados es porque representa un país
pervertido, tramposo, hipócrita, en el que no cabe la gente joven de
hoy.

Pero en Chile los alumnos de secundaria tuvieron dos años en jaque


al gobierno de Bachelet peleando por la calidad de una educación que
realmente les permitiera llegar en serio a la universidad, por salidas
profesionales y fueron un actor político estratégico para cambiar el
concepto de calidad de la educación. Lograron formar una masa de
millones de jóvenes que se negaron a ir a clase, que se negaron a
aceptar un interlocutor que no fuera el Ministro de Educación. Se
dieron cuenta de que la gente joven tenía interés político mucho
antes de lo que se pensaban.

Respecto a Colombia: muchos jóvenes que llegaron a la política a


través de la figura de Mockus luego no lo votaron porque una cosa es
empezar a interesarse por el tema político y otro es votar. Y ese
interés por meterse en la política, entrar en el debate e imponer
temas debe abrir los ojos de los políticos para que vean que hay
jóvenes interesados por la política, pero por una política que no
representan los políticos en Colombia.

Nuevos actores políticos y una nueva concepción de la


política:

Dos ideas respecto a la nueva concepción:

1. Nueva idea de lo público, de la esfera pública. Durante mucho


tiempo en América Latina lo confundimos con lo estatal, lo financiado
por el Estado. Pensamos en la universidad pública como la financiada
por el estado.
Cada vez que entraba la policía en la universidad del Valle los
alumnos destruían más de cien pupitres. Yo les decía era nuestros
pupitres, y respondían, “no, son del Estado, pongan otros”. Lo público
no es solo lo que tiene que ver con el Estado sino lo que tiene que ver
con la sociedad.

Una teórica alemana judía que intervino en el juicio de uno de los


grandes nazis escondidos en Argentina, Hannah Daren, hizo la
filosofía política que necesitaba occidente. Lo cultural es lo que los
colombianos tenemos en común, una cierta cultura común que pasa
por nuestra música, nuestras fiestas, nuestras costumbres, nuestras
hablas; pero lo público, a diferencia de lo cultural, no es un hecho es
lo que ponemos en común el Estado y la sociedad.

Así como el estado es uniforme, homogéneo, la sociedad no lo es, es


heterogénea, diversa, en muchos sentidos y especialmente desde el
punto de vista cultural. Los paisas [los habitantes de Antioquia y el
Eje Cafetero] son muy distintos a los costeños del Caribe que son muy
distintos a su vez de los del Pacífico, de los Llaneros….

La Constitución del 91 reconoció que Colombia es un país pluriétnico,


incluso entre los indígenas, y multicultural. Esto yo lo traduzco en
términos de conversación familiar diciendo que la Constitución nos
enseñó que no hay una sola manera de ser colombiano. En el 63 uno
era colombiano o anticolombiano. En las cartillas ser colombiano era
ser no venezolano (se consideraban ignorantes) o ecuatoriano (se
describían como retrasados mentales… con otras palabras pero se
decía). Eso hoy día hay que corregirlo, esta heterogeneidad de la
sociedad es ya una heterogeneidad política porque parte de la
cultura. Es la cultura política, organizacional, de la solidaridad o no, la
empresarial… y este país es muy diverso. Por eso es muy conflictivo.
Una buena parte de nuestra violencia tiene que ver con que no es un
país como creen los de fuera (andino). No, es Caribe y andino y
pacífico también.

Tiene una situación muy extraña. Las tres grandes ciudades donde se
crea salsa son San Juan de Puerto Rico, Nueva York y Cali. La última
no está en el Caribe aunque esa música sea del Caribe por esencia.
Son territorios mentales, hay una diversidad que tiene que ver con la
sensibilidad y la mente.

Hoy la política no puede pensarse solo como una tarea del Estado y
de los partidos políticos, sino como ese lugar en el que jugamos
todos; el Estado y también los ciudadanos porque estos son mujeres,
hombres u homosexuales, o indígenas, o afrocolombianos, o
costeños… Esa diversidad es riqueza, no tiene por qué ser una razón
de violencia, sino todo lo contrario, una razón de creatividad, porque
las culturas son creativas pero si se les respetan sus derechos, no si
las pisotean.
Esta es la primera idea: la política hoy tiene que tener en
cuenta no solo la igualdad en términos sociales sino la
diversidad en términos culturales y políticos. Las mujeres son
ciudadanas de manera diferente a los hombres. Nosotros tenemos
separado el mundo privado y el público pero ellas tienen una relación
mucho más intensa entre la casa y el trabajo.

En Perú los millones de indígenas que bajaron de las sierras y fueron


a vivir a Lima se morían de hambre. Allí no llueve, la ciudad está
rodeada de desiertos y hay hoy millones de indígenas que viven en
los alrededores. Los hombres salían a buscar trabajo y como no
conseguían y encontraba amigos que les invitaban a un trago volvían
borrachos. Pegaban a sus mujeres y sin embargo ellas levantaban las
casas, pegaban los ladrillos… Ellas montaron los barrios en los que
viven hoy millones de limeños. Tuvieron la capacidad de ser a la vez
cuidadoras de lo privado, de los niños y del barrio.

Unas abogadas feministas empezaron a decirles que por qué no se


separaban de sus hombres tan brutos y la respuesta de ellas fue:
“¡qué harían esos pendejos sin nosotras!”

No es que no tuvieran conciencia de lo que sufrían sus maridos,


revelaba que ellas se hacían cargo de que sufrían por no encontrar
trabajo o porque les pagaban mal. Pero les dieron una lección,
entendían que vivían una vida de frustración muy fuerte. Demuestra
la capacidad política que tenían las mujeres de entender la injusticia
de la sociedad peruana.

Política no es hablar solo del Estado, los gobiernos, los partidos sino
de la sociedad formada por ciudadanías muy distintas. Esa diversidad
es cultura política y por tanto tiene demandas propias que hacerle al
estado. Las demandas de las mujeres no son las mismas que las de
los hombres. Porque tienen derechos pendientes, como los negros
respecto a los indígenas.

En el sur de Cauca hay una guerra civil de la que no se habla. Los


indígenas están echando a los negros de sus tierras pero tienen que
aprender a vivir con ellos. Hay que enseñar a los indígenas para que
convivan la pobreza hasta que se pueda convivir la riqueza.

Hace ocho días en Mallorca, en un congreso internacional, coincidí


con el gobernador de Cauca, que estaba con indígenas colombianos,
y le hablé de eso. De lo que pasaba entre el Cauca y Nariño, los
conflictos graves entre indígenas y negros, y no tenía ni idea. Los
políticos no se enteran de lo que pasa en su propio territorio. No digo
que sea por mala voluntad. Ellos se encargan de sus oficios y no de lo
que realmente le importa a la gente.

2. Segunda idea: Europa nos demuestra que la política no va a


cambiar a través de los partidos. Están muy gastados y se van a
renovar, pero muy lentamente. Donde va a cambiar y está cambiando
ya la política es en las ciudades, en los municipios, en el espacio de lo
local, no en de lo nacional.

Hay dos ciudades en América Latina que han sido ejemplo para el
mundo entero: Porto Alegre y Curitiba [Brasil]. El transmilenio es un
invento de una ciudad pequeña [Curitiba] en la que pensaron en
estas líneas de autobuses dobles por el centro y Porto Alegre es la
primera ciudad de América Latina con presupuesto participativo. Los
ciudadanos participan en la repartición anual del presupuesto. Las
comunas tienen representación en un consejo que realmente da
cuenta del presupuesto.

Tuvo esta expresión, que con el cambió el alcalde se perdió. Los


domingo en Porto Alegre, mientras estuvo el Partido de los
Trabajadores, el autobús era gratis para toda la gente que habita los
barrios de la periferia para que pudieran disfrutar de toda la oferta
cultural del centro: teatro, música… Empezó a ser la gente la que
proponía temas para el teatro, el cine, los museos…

El cambio es en los municipios, desde lo local, desde las ciudades…


Hoy la gente en Medellín siente arraigo, siente que pertenece a un
lugar y a la vez la gente que habita las ciudades empieza a
conectarse con el mundo, a estar enredada en las redes de Internet y
por tanto beneficiándose de todo lo que pasa en términos de saberes,
de arte, desde recetas de cocina a libros, revistas…

Hay un amigo catalán, un antropólogo, que me enseñó una idea que


habían parido unos antropólogos ingleses. Una nueva idea de
identidad cultural. Antes ésta era la memoria de los ancestros y un
territorio. Sin embargo los ingleses hablaron de moving rules… La
identidad son raíces pero raíces que se mueven y mi amigo catalán
decía: “sin raíces no podemos vivir pero muchas raíces impiden
caminar”.

La gente joven lo entiende mejor, necesitamos pertenecer a una


ciudad, a un territorio pero a la vez estar conectados con el mundo
porque lo que nos pasa no sólo está relacionado con Colombia.
Muchos de los que pierden el trabajo lo hacen por lo que pasa en
China o Alemania; porque el capital que mandaba en la fábrica se fue
a otro lugar.

En México muchas de las empresas resultantes del Tratado de Libre


Comercio con los Estados Unidos se fueron a China porque allí no hay
sindicatos y los salarios los define el Estado. El resultado fue que se
duplicó el número de mexicanos camino de Estados Unidos. Hoy son
una colonia de 23 millones.

Por donde va a cambiar la política:


Cuando lo medios hablan de lo político hablan de los políticos pero
política es lo que les pasa a los ciudadanos: las demandas, los
derechos. Desde que se privatizó la televisión hemos perdido los
debates políticos, los reportajes sobre la vida política en las
regiones… Es un derecho nuestro, pero si tenemos la televisión que
tenemos es porque somos cómplices de que los dos empresarios más
ricos del país sean los que mandan en la televisión.

Tenemos derecho y ganas de pedir una televisión que hable de este


país de la mayoría y no de los más ricos. Este país no cabe en esta
televisión llena de novelas, realities y no de crónicas ni reportajes
sobre nuestra gente. Porque se habla de ellos en términos exóticos…

3. Tercera idea para concluir: hay que entender que lo que


estamos viviendo tiene que ver con los ciudadanos y no solo con los
políticos; la culpa de lo que hacen los políticos la tenemos quienes
votamos por ellos. No nos engañemos, los colombianos elegimos a
Uribe, a una serie de representantes que eran cómplices de los
paramilitares, que estaban financiados por ellos. Para vergüenza de
este país fueron recibidos por el Senado, tuvieron más dignidad que
las víctimas…

Cuando fueron recibidas las víctimas no estaban la mitad de los


representantes. Y con los narcos estaba todo el Senado y este país no
salió a la calle a decir ¡¿cómo es posible?!

No es solo un problema colombiano. El mundo está cambiando


profundamente. La mayoría de la clase media y obrera en Europa
votó. Ganó la derecha pura y dura votada por millones de obreros
porque de alguna manera extraña la gente confía más en la derecha.
Pero aún en Europa la izquierda tiene más denuncias que propuestas.

En plena crisis, con millones de desempleados, Europa eligió mayoría


de la derecha. Una aberración. Estamos en un momento en que este
tipo de problemas no son una cuestión colombiana. Mucho peor es la
situación de los políticos en Italia. Berlusconi es un jefe de mafias,
está comprobado. Hace tres días ganó porque compró 17 votos de
centro, lo sabía todo el mundo…

Lo que quiero es sacar la lección. Este país puede cambiar, puede ser
más justo porque además tiene mucho de macondiano. Aquí suceden
milagros, hay mujeres que vuelan. Que Juan Manuel Santos, con una
campaña copiada de Uribe, haya presentado en sus dos primeras
leyes la reparación de víctimas y devolución de tierras es
macondiano. Ya era hora de que este país se empiece a reparar a
millones de víctimas y de que se ponga en marcha la reforma agraria
que intentó Carlos Lleras [pero no le dejaron ni liberales ni
conservadores].
Para terminar: este país tiene generosidad, creatividad, inventiva y
lo han demostrado los emigrantes. Yo voy con frecuencia a mi vieja
tierra, a España, a trabajar. Todavía me quedan dos hermanos allá y
he notado cómo ha cambiado en diez años la imagen de los
colombianos en España.

La primera era la que llevaron los que eran: los narcotraficantes; la


segunda era más noble, eran los mejores ladrones del mundo
(robaban joyerías a las doce del medio día en Madrid), eso ya empezó
a dar talla [risas del público]. Pero el año pasado estuve tres meses
en Valencia y en la calle donde yo vivía había tres pequeñas
empresas de colombianos y hablando con valencianos me dijeron, y
os aseguro que no es ningún piropo, los colombianos son los
trabajadores más resistentes, con más tenacidad y con más iniciativa.
Ponen restaurantes, no se resignan a trabajar para otros, y el ciber
más grande era de un caleño joven.

La imagen ha pasado de los narcos a los obreros con más capacidad


de trabajo y de iniciativa. Es necesario que esta capacidad de trabajo
entre a jugar no solo al servicio de cada uno sino a la transformación
de este país. Tenemos que tomarnos mucho más en serio la vida de
la ciudad, la política de la ciudad, la manera como los gobernantes de
la ciudad y del departamento están haciendo las cosas. Vamos a
transformar el país si transformamos lo transformable donde vivimos.

RONDA DE PREGUNTAS:

¿Qué papel jugarían entonces los políticos en estos procesos de


formación ciudadana?
¿Cómo verían los políticos los procesos? ¿Nos ayudarían o nos
aplastarían?
¿Qué hacer con la educación para poder transformar y lograr hacer
cambio?

RESPUESTA:
El protagonismo ciudadano es algo que se construye colectivamente,
no es simplemente la buena voluntad de participar, estimular,
liderar… Frecuentemente uno se choca con la pasividad de la gente.
Este país es de los países más sumisos, donde hay menos protestas.
Si uno va a Argentina no hay día sin protesta grande en una ciudad.

Hoy día hay que construir comunidad, colectividad, solidaridad. Había


un tiempo en que el concepto de líder era el de líder por naturaleza.
No digo que no haya personas que puedan tener capacidad innata de
hacer discurso, pero eso no les hace líderes… No basta con ser
inteligente para tener un protagonismo ciudadano, se construye
creando comunidad, colectivos, agrupando gente y haciendo que ése
grupo tome conciencia de sus derechos y que a partir de ahí se
agrupe con otra gente. La transformación política desde la primera
ciudad democrática, Atenas, era a través de organizaciones
comunitarias, no hubo un liderazgo sin más. Para político no se nace,
o se construye o se destruye. Algunos nacieron para destruir,
montarse en los hombros de otros y destruir.

Se da entre la gente que sabe crear solidaridad, no por ideas sino por
derechos, demandas, problemas, necesidades… No es que no crea en
las ideologías pero hoy están muy confusas, en este país siempre
estuvieron. Cuando llegué en el 63 nadie distinguía un conservador
de un liberal. Un conservador va a misa a las doce y un liberal a las
siete.

Hay ideologías pero en este momento el compromiso ciudadano no


pasa por ser verde, amarillo, del Polo… sino porque la gente sienta
que tiene derechos y que agrupada puede conseguir que se respeten.

En castellano el verbo contar significa tres cosas:


- Contar cuentos.
- Concatenar
- Y ser tenido en cuenta…

Hay que saber contar nuestro cuento para que nos tengan en cuenta
y también es hacer cuentas… tenemos en cuenta la ciudadanía:
tenemos que agruparnos para saber contar nuestros cuentos,
nuestras demandas, para que nos tengan en cuenta los que hacen
cuentas.

El protagonismo ciudadano es que la gente cada vez sepa contar


mejor sus problemas para que podamos contar con ellos. Cuando uno
generaliza está siendo injusto y haciendo una caricatura [al meter a
todos los políticos en una bolsa], estamos hablando de la mayoría.
Hay algunos fieles a su oficio, a su deber, pero la mayoría no lo son.
Nosotros los ciudadanos tenemos que hacer dos cosas:

1. Exigir que los políticos cambien el lenguaje retórico altisonante,


que hablen de la vida cotidiana, de nuestros barrios, de
nuestros municipios… que dejen de ser grandilocuentes y
generalistas y que estén mucho más ligado a problemas,
soluciones y proyectos de los lugares. Me preocupa que la
mayoría digan puras generalidades cuando sabemos que este
país es tan diferente cultural, social y políticamente.
2. Tenemos, los colombianos, que animar a la gente joven.
Tenemos que hablarles de cómo la política podría ser otra cosa,
pero si ellos también participaran. En este país ningún
presidente desde que estoy ha ganado por más de un cincuenta
por cierto, la mayoría no vota.

Decían: “es el poder de los medios”. Mentira. El 65% se quedó en su


casa. Todos los años les dicen a los políticos que voten ellos. Los
jóvenes podrían dar el paso de elegir a otro tipo de políticos, porque
no los van a tragar enteros… Una de las claves para renovar a los
políticos es lograr que la mayoría de los jóvenes empiece a sentir que
sin ellos no va a ser posible cambiar el país.

Me quedé con la palabra educación. Mire que es triste, el gabinete de


Santos ha sido sorprendente, ha elegido a políticos de verdad salvo
en el ministerio que es más estratégicos de todos: el de Educación.
Los líderes de la Cámara de Comercio de Bogotá… El chisme que
corre es que Santos le ofreció el ministerio a Fajardo [candidato a la
vicepresidencia del Partido Verde y exalcalde de Medellín] pero en
esas condiciones era impensable, aunque a la vista de lo que ha
pasado sueño el país que podría ser hoy con un ministro de educación
como él. Podría ser estratégico para cambiar este país.

La educación es absolutamente estratégica. Es necesaria gente no


solo con capacidad de criticar sino de inventar, producir, crear… Lo
vamos a pasar muy mal en este país. La competitividad hoy pasa por
la ciencia y la tecnología, por el conocimiento, no por las materias
primas. Lo que vale hoy es el conocimiento. Necesitamos una
educación que descubra y apoye a nuestros muchachos y muchachas
con capacidad de crear.

Estamos en uno de los niveles más bajos de América Latina. La


ministra hizo mucho por que se extendiera la educación pero no por
su calidad.

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