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UNIVERSIDAD DE AQUINO BOLIVIA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANISTICAS

CARRERA DE RELACIONES INTERNACIONALES

“GLÁSNOT Y PERESTROIKA”

Alumno: Ariel Candia Uribe

Materia: Historia de las RRII

Docente: Emb. René Soria Galbarro

Semestre: 6to. Semestre

Santa Cruz de la Sierra, 11 de Diciembre del 2009


Glásnost

La glásnost (En ruso Гласность, apertura, transparencia o franqueza) fue una política llevada a
cabo junto a la perestroika por Mijaíl Gorbachov, dirigente de la Unión Soviética desde 1985 hasta
1991. Mientras que la perestroika se ocupaba de la reestructuración económica de la Unión
Soviética, la glásnost pretendía liberalizar el sistema político, que sus detractores acusaban de
estar férreamente controlado por el Partido Comunista. Los medios de comunicación obtuvieron
mayor libertad para criticar al gobierno.

Efectos de esta política

La relajación del control gubernamental causó que el Partido Comunista perdiera influjo sobre los
medios de comunicación. Pronto los medios masivos comenzaron a mostrar ante el público
soviético serios problemas sociales y económicos que el Kremlin había negado o minimizado
históricamente, tales como la deficiente calidad de las viviendas, los problemas de abastecimiento
de alimentos, el alcoholismo o la contaminación ambiental, lo cual aumentó paulatinamente el nivel
y cantidad de críticas hechas por la población soviética hacia sus autoridades, lo cual era una
situación desconocida hasta entonces. La glásnost también permitió el conocimiento público y
generalizado de las grandes purgas y exterminios acaecidos durante el gobierno de Iósif Stalin,
parte de los cuales siguieron considerándose secreto de Estado incluso tras el proceso de
desestalinización encarado por Nikita Kruchev a partir de su discurso secreto pronunciado en el XX
Congreso del Partido Comunista.

La apertura política continuó produciendo efectos no buscados inicialmente. Grupos nacionalistas


comenzaron rápidamente a ganar terreno en las elecciones para las asambleas regionales de las
repúblicas soviéticas. Como resultado de las reformas descentralizadoras de Mijaíl Gorbachov, la
capacidad del gobierno central de imponer su voluntad sobre las repúblicas se encontraba muy
disminuida. Durante la década de 1980 crecieron los reclamos para aumentar la independencia
respecto al poder ejercido por Moscú, lo que fue especialmente notorio en el caso de las repúblicas
bálticas. El sentimiento nacionalista también tomó fuerza en Ucrania, Georgia, Azerbaiyán, entre
otras.

Los estados bálticos, a quienes la visión nacionalista consideraba como invadidos por el Ejército
Rojo en 1940 y anexados a la URSS contra su voluntad —aunque la versión oficial sostenía que
fueron incorporadas por pedido de sus gobiernos—, incrementaron progresivamente sus reclamos
de soberanía e independencia. Apoyando movimientos separatistas en otras repúblicas soviéticas,
las bálticas dispararon múltiples desafíos a la Unión Soviética hasta finalmente escindirse de la
Unión —un procedimiento que estaba previsto en la propia Constitución—. Para ese entonces
había sido electo premier de la RSFS de Rusia Boris Yeltsin, quien se rebelaría contra Gorbachov
en 1991 y jugaría un rol clave en la disolución de la Unión Soviética.
Perestroika

La Perestroika (en ruso Перестройка, "reestructuración") fue un proceso de reforma basado en la


reestructuración de la economía puesto en marcha en la Unión Soviética por Mijaíl Gorbachov, con
la ayuda del Primer Ministro de Japón, con el objetivo de reformar y preservar el sistema socialista,
pues quería dar a la sociedad soviética un cierto espíritu de empresa e innovación. Este proceso,
acompañado también de una cierta democratización de la vida política, trajo varias consecuencias
a nivel económico y social que provocaron el fin de la era de Gorbachov y el colapso y
desintegración de la URSS.

Consecuencias políticas

En política exterior, Gorbachov tendía a la negociación de la reducción de armamento y a la


pacificación de las relaciones internacionales, retirando las tropas soviéticas en Afganistán y
recibiendo en Moscú al presidente estadounidense Ronald Reagan.

Tras ser elegido presidente del Soviet Supremo, Gorbachov aceleró el programa de reformas
políticas. Fue elegido jefe del Estado (1989) y primer presidente de la Unión Soviética por el
congreso (1990). Se redujo el interés de la URSS por los países socialistas del Tercer Mundo, y se
inició una predilección por los países occidentales y por la democracia a la que costó mucho
adaptarse. Los derechos humanos se reconocieron en diciembre de 1988, acabando con los
principios de Stalin y del marxismo-leninismo que hasta entonces habían constituido la ideología
del partido comunista.

La reforma, aplicada con mayor fuerza sobre todo a partir de 1987, alcanzaba todas las áreas del
sistema soviético: la ciencia, la tecnología, la reorganización de la estructura económica y los
cambios en la política de inversiones. Para ello se trató de hacer un mejor uso de los medios
económicos de que se disponía. La reforma supuso el saneamiento de una burocracia ineficaz y
con ello pretendía implicar más al conjunto de ciudadanos en la tarea de reconstruir su economía.

La perestroika iba complementada por la glásnost, una política de apertura hacia los medios de
comunicación, con transparencia informativa, permitiendo la libertad de expresión y de opinión, al
contrario que en la etapa anterior, caracterizada por la represión hacia los contrarios al sistema. De
esta manera, por primera vez, el gobierno soviético permitía una cierta autocrítica y reconocía sus
defectos, lo que contribuyó a resolverlos con mayor rapidez. Esto fue generando una confrontación
política encabezada por las críticas de Boris Yeltsin, que fue apartado en 1987 a pesar de que
contaba con el apoyo popular. En junio de 1988 se celebraron elecciones que a pesar de no ser
democráticas no dieron al PCUS todos los puestos en el gobierno, sino que se formó una minoría
de reformadores entre los que se encontraba Yeltsin. A finales de 1990 ya existía una verdadera
división en el Congreso, con unos 18 grupos políticos, de los que el más importante era el
comunista, seguido del conservador Soyuz.

Hacia el final del mandato de Gorbachov, la perestroika empezó a recibir críticas tanto por los que
pensaban que las reformas se aplicaban demasiado lentamente como por los comunistas que
temían que éstas destruyeran el sistema socialista y llevaran a la decadencia del país.

El 19 de agosto de 1991 tuvo lugar un golpe de Estado llevado a cabo por los altos cargos del
PCUS con el objetivo de boicotear un tratado que permitiría el autogobierno de las repúblicas de la
URSS. Éste fracasó debido a la pasividad de altos dirigentes militares y a la actitud del presidente
de la federación rusa, Boris Yeltsin. Tres días después, Mijaíl Gorbachov dimitía. Muchas
repúblicas federadas de Europa del Este declararon entonces su independencia, lo que llevó a la
disolución de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (la URSS) el 25 de diciembre de 1991,
día en que Gorbachov renunció a su cargo. Yeltsin se convirtió en su sucesor, abandonando el
comunismo y convirtiéndose en presidente de la recién fundada Federación Rusa.

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