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Ilusiones celestes: fenómenos ópticos del cielo

Written by Michele CatanzaroMonday, 19 September 2005 18:00

¿A qué se deben los espectaculares colores del cielo al atardecer? ¿Por qué el cielo es
azul de día y enteramente negro de noche? El cielo ofrece una gran cantidad de
fenómenos visuales: colores, espejismos, halos… Todos ellos se deben a la interacción
de la luz solar con algunos componentes de nuestra atmósfera.

La luz solar
El Sol es la estrella más cercana a nuestro planeta. Concretamente se encuentra a 150
millones de kilómetros. La luz que se genera en las millones de explosiones nucleares
que tienen lugar de forma ininterrumpida en la superficie solar tarda 8 minutos en
recorrer esa distancia y llegar hasta nosotros. Por eso se dice que el Sol se encuentra a 8
minutos luz de nuestro planeta. La siguiente estrella más próxima, Alpha Centauri, se
encuentra a 4 años luz de nosotros. Su luz tarda 4 años en llegar hasta nosotros. Eso
quiere decir que si, por ejemplo, explotara, tardaríamos 4 años en percatarnos.

¿Por qué el cielo es azul (o rojo)?


La luz del Sol es blanca; no obstante, es el
resultado de la mezcla de luces de diferentes
colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul,
añil y violeta. Los colores corresponden a
diferentes longitudes de onda de la luz. Cuando
los rayos de Sol llegan a la atmósfera, chocan
con las partículas de aire, vapor de agua y
polvo, y se descomponen en los colores que los
forman. Las ondas azules son las que más
fácilmente se separan y por ello vemos el cielo
azul.

Sin embargo, al amanecer y al atardecer, los rayos inciden sobre la atmósfera de forma
oblicua, y tienen que atravesar más aire. Ello hace que se lleguen a dispersar los colores
naranjas y rojos, y que en consecuencia el cielo adquiera los espectaculares colores
propios del crepúsculo. Además, cuando el número de partículas suspendidas en el aire
es mayor, como cuando hay mucho polvo o polución, los colores del cielo tienden a
mostrar los tonos rojos y naranjas

Nubes blancas y nubes negras


Las nubes están formadas por millones de
moléculas de agua. Al ser tan grandes
consiguen que cuando la luz solar choca con
ellas se descomponga en todos sus colores.
Esto se traduce en el color blanco que las
caracteriza. Pero en ocasiones se oscurecen y
muestran tonos grises e incluso negruzcos. Es
entonces cuando nos preparamos para el
chaparrón.

Este fenómeno se explica porque las nubes, además de dispersar la luz, la reflejan:
hacen que rebote sin descomponerse. Y esta reflexión es mayor cuanto mayor son las
gotas que forman la nube. Es decir, cuando la nube va bien cargada, la luz no puede
atravesarla porque sus rayos rebotan en ella. Por eso, cuando las nubes son oscuras,
amenaza lluvia.

El arco iris
El arco iris aparece cuando llueve y, a la vez,
los rayos de Sol se abren paso por algún hueco
entre las nubes. Para verlo debemos mirar hacia
la lluvia de espaldas al Sol. Cuando los rayos
solares atraviesan las gotas de lluvia, su color
blanco se descompone en todos los colores que
lo forman: rojo, naranja, amarillo, verde, azul,
añil y violeta. Estos colores se reflejan entonces
en millones de gotas en diferentes ángulos y
forman la banda que todos bien conocemos.

Cuanto más cerca está el sol del horizonte, mayor es el arco. Si el sol supera los 42
grados con respecto al suelo, entonces el arco iris desaparece. Esto ocurre porque en
realidad el arco iris no es un arco, sino un círculo completo centrado en el punto frente
al Sol. Si no hubiera horizonte, veríamos el círculo completo, como se puede ver desde
un avión.

El mismo fenómeno que produce el arco iris, a escala menor, se observa alrededor de
los aspersores de agua o de las cascadas en un día soleado.

Halos
Cuando en el cielo hay nubes altas, como los cirros, puede parecer que el Sol o la Luna
formen un halo. Esto se debe a que su luz se refracta en los cristales de hielo que
contienen estas nubes, los cuales actúan como lentes. En ocasiones, las finas capas de
hielo de la atmósfera nos pueden hacer ver hasta 3 soles: dos manchas muy luminosas
aparecen a cada lado del Sol, fenómeno que recibe el nombre de parhelio.

Espejismos
Seguro que en verano a todos nos ha sorprendido ver que la carretera estaba mojada y,
sin embargo, al acercarnos, no había ni rastro de agua. Este fenómeno se produce
cuando la luz solar se refracta al atravesar capas de aire a diferente temperatura y
densidad. Normalmente es necesario que el cielo esté despejado. El aire distorsiona la
proyección de los objetos, y lo puede hacer en dos direcciones: hacia arriba o hacia
abajo. Lo más frecuente es que lo haga hacia abajo, cosa que sucede los días calurosos,
cuando la superficie del suelo y el aire en contacto con ella se calientan. En
consecuencia, la luz se refracta hacia abajo y se proyecta una imagen sobre la superficie
del suelo. Por eso, en verano, cuando vemos que la carretera está mojada, lo que en
realidad estamos viendo es la proyección del cielo, como si fuera un espejo.

En cambio, en zonas nevadas o cubiertas de hielo, donde las capas de aire inferiores
están frías y son más densas, los rayos de Sol se desvían hacia arriba proyectando a más
altura los objetos que están en el suelo. Si nos fijamos, en los fríos días de invierno
podemos advertir que las montañas a lo lejos parecen más altas de lo normal. No es que
hayan crecido, sino que el aire frío proyecta su superficie hacia arriba.

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