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El Nacimiento de la Conciencia Científica

Moderna
Sobre el texto “El Reencantamiento del Mundo” de
Morris Berman

La visión del mundo que imperaba en la cultura occidental hasta el período


de la Revolución Científica era casi la de un mundo de cuentos: la
naturaleza era contemplada con máxima admiración y conformaba una
unidad con el universo y con el mismo Ser Humano, lo que se traduce en lo
que Berman ha denominado "conciencia participativa".
En la época moderna, esta visión encantada se fue paulatinamente
"desencantando", al tomar como referencia de toda explicación los factores
de materia y movimiento en vez de pertenencias y motivos, hasta llegar
conformar la llamada Filosofía Mecánica o Cosmovisión Mecanicista, donde
sujeto y objeto son vistos como entes completamente separados y a
menudo antagónicos.
En el pensamiento de la modernidad, cada uno de nosotros es un objeto
separado de todas las otras cosas , sin pertenecer al cosmos y sin
importarle, somos una parte de un conglomerado, pero no participamos de
una totalidad organizada, lo que provoca un generalizado sentimiento de
malestar en el alma, sentimiento que se puede visibilizar en el Ethos actual;
depresión, vacuidad, etc. Todo esto es el resultado de la lógica que viene
imperando desde siglos y que, contemporáneamente, ha llegado a obtener
un protagonismo central: la visión científica que está unida irrefutablemente
a la modernidad.
Así es que, si queremos trascender y desarrollarnos como especie
necesitamos algún tipo de conciencia holística o participativa integral, que
incluya también una formación sociopolítica para recuperar "El
Reencantamiento del Mundo".
Dentro de las concepciones imperantes relativas a las formas de
conocimiento, se distinguen dos visiones en principio antagónicas: la
primera, originada en el pensamiento de Platón, plantea que la auténtica
forma de conocer verdaderamente es a través de la razón pura y que los
datos sensoriales sirven exclusivamente como distractores; la otra postura,
personificada en la figura de Aristóteles, considera que el conocimiento
consiste en generalizaciones que derivaban de las impresiones sensoriales.
Estas dos visiones son conocidas como Racionalismo y Empirismo,
respectivamente.
En la Edad Media, estas tendencias se tradujeron en el convencimiento de
que las cosas nunca eran lo que "simplemente se veía", deduciendo dentro
de ellas una esencia no material que era la base de su existencia. La
irreconciabilidad del empirismo y el racionalismo se veía reforzada por los
planteamientos de R. Descartes, quien creía que las matemáticas eran la
forma más confiable de conocimiento por basarse en el ejercicio de la razón
pura, y de F. Bacon, quien planteaba que era necesario preguntarle a la
naturaleza para adquirir verdadero conocimiento.(recordar lo revisado en
Epistemología)
F. Bacon plantea un replantamiento de la manera de conocer el mundo,
proponiendo la recopilación de tablas de datos y la generalización a partir
de ellas, lo que como método ha sido trascendido por el Método
Experimental . Descartes también se opuso a las concepciones
tradicionales, propugnando que para llegar a un a verdadera filosofía de la
naturaleza era necesario llegar a la certeza. Para ello, consideró necesario
aplicar un método que se basaba en el principio de la duda metódica, por
medio del cual la única certeza posible era el pensamiento, no su
contenido, sino su existencia. (Cogito Ergo Sum)
Según esta visión, la ciencia debe convertirse en una matemática universal,
dado que es la única actividad basada en el ejercicio mental puro; sin
embargo, como el contenido del pensamiento no es ciertamente verdadero,
confía en la existencia de Dios para garantizar las proposiciones
matemáticas. De este modo, el método que Descartes propone que para
adquirir conocimiento es necesario basarse en la geometría, donde el
primer paso consiste en plantear el enunciado del problema, el segundo es
dividirlo en sus partes componentes, luego es necesario conocer cada una
de las partes para después rearmarlo y lograr el conocimiento de la cadena
completa; este sistema es llamado "método cartesiano" y es el pilar
fundamental de la filosofía mecánica, que es el mayor legado de Descartes.
La relación de la existencia humana con la capacidad de raciocinio puro
llevó a Descartes a suponer que la mente (res cogitans) y el cuerpo (res
extensa) eran entidades totalmente diferentes, pero conectadas por la
glándula pineal; para él, esta separación era válida en cualquier percepción
o conducta.
Otra de sus metas: su énfasis de lograr un conocimiento claro y distinto, lo
llevó a reafirmar el principio de no contradicción aristotélico y a rechazar el
contenido de los suenos porque, según su análisis, no contenían ninguna
información confiable.
En la época de la Revolución Científica, las figuras de G.Galilei e Isaac
Newton surgieron como capaces de unificar las dos posturas al demostrar
que no eran opuestas sino, en más de un aspecto, complementarias:
Newton planteaba que las leyes del pensamiento siguen las leyes de las
cosas y Galileo decía que el pensamiento debe contrastarse con los datos
para tener una pauta de qué pensamientos son los adecuados. Así, estas
posiciones se entrelazaron al dejar sus propósitos tradicionalmente
excluyentes y volcarse a investigar el "cómo" de las cosas; se unieron las
concepciones matemáticas y funcionales de la verdad para lograr una
propuesta dinámica de la ciencia por la cual el mundo ya no se presentaba
como un espectáculo sino como materia posible de ser modificada y
mejorada. Sin embargo, la eventual unión entre realismo y empirismo era
básicamente teórica hasta que los trabajos científicos de Newton y Galileo
sentaron las evidencias prácticas. Ellos se preocuparon, además de la
metodología, de ilustrar precisamente el como ésta permite el análisis de
los eventos más simples.
Galileo contradijo la física teleológica de Aristóteles, diciendo que no existía
un "lugar natural" en el universo, sino sólo materia y movimiento (y no
objetivos ni metas) y, por lo tanto, no es correcto preguntarse el Por qué
cae un objeto sino Cómo lo hace. Los dos experimentos en los que utiliza
planos inclinados para deducir la ley de la caída libre y para demostrar que
en movimiento no requiere de un movedor, demuestran la genial
integración de racionalismo y empirismo al consultar los datos,
descomponerlos en sus partes más sencillas y extraer su esencia. Presenta
a la verdad como determinada por su funcionalidad y a la ciencia como el
único camino para llegar a ella.
Newton, al igual que Galileo, combinó el racionalismo y el empirismo en un
nuevo método que no fue sólo eso, sino que se convirtió en una filosofía
total de la naturaleza: resolvió el problema del movimiento de los planetas
mediante una relación matemática específica donde, por su visión
atomística, los objetos más pequenos y los más grandes obedecen a las
mismas reglas. En su obra Los principios matemáticos de la Filosofía Natural
analiza las proposiciones de Descartes en relación al mundo natural,
demostrando la falsedad de sus datos, sin embargo, confirmó el punto de
vista medular cartesiano: el que el mundo sea una máquina de materia y
movimiento que se rige por leyes matemáticas.
En resumen, el cambio más importante durante la Revolución Científica del
siglo XVII fue el paso del estudio cualitativo al cuantitativo, de la
investigación del "Por qué" a la del "Cómo"; donde lo relevante en el juicio
de realidad es la cuantificabilidad y cada objeto no contiene más esencia
que la de las partes que lo componen.
Así, el predominio del atomismo, la cuantificabilidad y la visión de la
naturaleza como una abstracción posibilita la nueva meta de la ciencia: el
control.

(Versión abreviada y resumida de http://www.ecovisiones.cl)

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